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¿Quién eres? por Bloomx

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Notas del capitulo:

YU-GI-OH no me pertenece, yo solo utilizo sus personajes para crear nuevas historias.

Perdonen el retraso de un día, por suerte pude actualizar, casi me temí que no. Quería asegurarme de subirlo bien corregido y tal como lo había imaginado Disfruten el capítulo!

Este BONUS es el de Seto, es el último finalmente.

P.D: ya que no hay más bonus se me ocurrió algo, ¿creen que puedan ayudarme a pensar un nombre para el avatar de Ryou? Llevo pensándolo durante meses y no se me ocurre ninguno que quede bien con él.

Capítulo 16:

Yugi se había levantado entusiasmado, todas las mañanas de su vida eran así desde hace un mes, o más bien desde que conoció a Atem. Sus días habían adoptado un toque picante últimamente, tenían más sabor y lo encendían más de lo que alguna vez llegó a pensar. Pero por supuesto, todo lo bueno tiene sus límites y tener a su chico a miles de kilómetros de distancia era el suyo.

-Al fin es el día.

Ya no podía soportar ni por un segundo más estar lejos de Atem. Sentía sus manos picar al pensar en enredar sus dedos en el cabello de Atem y compartir un beso, luego podrían ir a un lugar más privado y… su reflejo en el espejo adquirió color carmín.

¡¿Desde cuándo se había convertido en un pervertido?!

Terminó de aprontarse sin dejar de pensar en las noches compartidas en Egipto, pensaba en ello todo el maldito tiempo, le complicaba poder concentrarse. Lo cual era muy malo si tenía en cuenta que sus notas no podían bajar ni un poquito, estaba al límite como siempre. Tener novio era una distracción, pero una muy excitante.

Bajó corriendo los escalones, sentía el olor al desayuno recién hecho por su madre, ella sabía que quería irse temprano. No tardó en ponerse a comer tan rápido como podía. Cuando levantó la vista de su bol de arroz, se encontró a su abuelo y su madre mirándolo desde sus asientos con una sonrisa picarona.

-¿Qué?

-Eres muy tierno, se nota lo feliz que estas por ver a Atem –su mamá le sonrió.

Yugi se sonrojó. -¡Mamá! ¿Por qué siempre tratas de avergonzarme?

Tanto su abuelo como su mamá comenzaron a burlarse de él, sabía que debía estar igual que tomate.

-Soy tu madre, es parte de mi trabajo –Yugi rodó los ojos con rendición-. No te olvides de traer a Atem esta noche, queremos conocerle. Prepararé su plato preferido.

-Sí, mamá –tragó lo que quedaba de desayuno tratando de no pensar en su familia conociendo a su novio-. Ya me iré, quedé con los chicos para vernos temprano.

Por la mitad del camino se encontró con Tea que estaba lista para volver a tomar la corona en su juego de danza favorito, ella insistía que debían venir más seguido. Se encontraron con el resto en la entrada y tuvieron dificultad al entrar al tener que atravesar a un montón de fanáticos que estaban siendo echados.

-Es increíble lo loca que se pone la gente por un juego –se quejó Tristán agarrando a Duke por un brazo y evitando que se callera cuando alguien lo pechó al correr a su lado- ¡Ten cuidado, idiota!

-Gracias –Duke le dio una sonrisa agradecida a su novio y Tristán adquirió color riéndose como tonto.

El resto se rio al contemplarlos. Yugi estaba seguro de que no era necesario preguntarles cómo fue la cita de anoche, al parecer había ido fenomenal y si Duke había hecho lo que se proponía, ahora eran una pareja oficial. Miró hacia otro lado al ver como ellos no podían apartar la mirada del otro. Se sentía avergonzado de ellos. ¿Así era él cuando estaba con Atem?

Su pulso se aceleró al segundo que los cuatro atravesaron la entrada VIP y enseguida se puso a buscar entre la gente. Esta vez no era necesario hacer un misterio o un show sobre quiénes eran los creadores del juego, todo el mundo lo sabía, el único secreto para ese día era el misterioso nuevo lanzamiento de Kaiba Corp. Por lo tanto los administradores debían de estar por ahí entre el público.

-Por el beso que se dieron, ¿podemos asumir que tu cita con Tristán fue bien? –Ryou le preguntó a Duke mientras elevaba sus cejas una y otra vez en un gesto de saber la respuesta.

Duke se sonrojó y soltó una risa tonta. -Fue genial. Claro que ambos estábamos bastantes torpes y rompimos un par de cosas, pero por suerte salió bien.

-¿Le pediste que sea tu pareja?

-En realidad él me lo pidió a mí –la cara de Duke dejó en claro que eso le había gustado-, y por supuesto que dije que sí.

Enseguida notaron que había una multitud alrededor de una de las arenas y no demoraron en entender que el duelo que se llevaba allí era increíble. Se acercaron para ver mejor como Mai Valentine pateaba el trasero de un niño extraño con un montón de insectos asquerosos  como cartas. Mai se burlaba y los fanáticos la miraban con admiración mientras se les caía la baba.

-Suerte para la próxima, niño insecto. Espero que ahora aprendas a respetar a tus mayores y no retes a personas a las que no puedes ganar –Mai tomó con estilo la mejor carta del chico que humillado se había dejado caer al piso a llorar. Se dio media vuelta lista para irse orgullosa cuando los vio-. ¡Joey! ¡Yugi! 

La chica estaba contenta de verlos, según sus palabras eran los únicos duelistas en ese sitio que valían la pena. Joey y ella habían estado jugando juntos en “Magic & Wizards” así que estaba contenta de verle, pero curiosamente Joey se veía deprimido. Es decir, él le sonrió a Mai y trató como una reina… pero Yugi estaba seguro de que el Joey de siempre habría actuado más… Joey, simplemente.

La charla se interrumpió cuando el niño insecto volvió por una revancha con Mai que no consiguió y al reconocer a Joey comenzó a pedirle un duelo a él. Definitivamente se preocupó por Joey cuando este se negó una y otra vez.

-Está bien, yo tendré un duelo contigo. Pero si pierdes, no tendrás una revancha -Ryou aceptó la propuesta de Webber, después de todo no parecía querer irse sin tener un duelo con ellos.

Contemplando cómo Ryou se alejaba con el chico, Yugi se acercó a Joey que miraba al piso y suspiraba deprimido. ¿Qué estaba pasando con él?

-¿Está todo bien, Joey?

Joey demoró en responder, demoró en tal si quiera mirarle, como si su voz le hubiese llegado tarde a su cabeza. -Sí, Yugi. No te preocupes –Joey trató de darle una sonrisa, pero falló.

-¿Estás seguro? –Joey asintió aunque se veía dudoso en su respuesta. Yugi contempló alrededor en busca de Atem y fue entonces cuando se dio cuenta de algo-. ¿No te ibas a ver con el Sacerdote hoy?

La cara de Joey pasó de tristeza a angustia total. Se alarmó. Estaba seguro de que si estuvieran en otro lugar Joey podría haber sido capaz de ponerse a llorar. ¡¿Qué demonios estaba pasando?! Era Joey, el más duro de sus amigos, y ahora mismo se parecía más a él mismo cuando entró en la secundaria y recibía burlas continuas.

-No… no nos veremos al final –Joey se revolvió el pelo con frustración-. Él no quiere.

-Oh -Yugi no sabía que decir. ¿Así se había sentido Atem cuando casi no acepta verlo? Sintió un pinchazo de culpabilidad-. ¿Por qué? Pensé que él estaba contento con la idea de verte.

-Yo también. Pero resulta que no quiere más que una amistad conmigo y cree que conocerme sería como darme esperanzas. Pensé que le gustaba, pero creo que al final no.

Yugi se lamentó por Joey, lo que estaba pasando debía de sentirse horrible. No tenía idea de qué hubiera hecho él en su lugar, más allá de llorisquear y lamentarse.

De repente unos brazos envolvieron su cintura y la barbilla de un chico aterrizó en su hombro. El delicioso olor a perfume caro lo inundó y por más que saltó del susto, no podía dejar de sonreír al darse cuenta de quién era.

-¿Cómo está el chico más hermoso de todos? –le susurraron al oído.

Cualquier preocupación desapareció, ya no había amigos que sufrían porque en su mente solo había una persona. A veces lamentaba lo que le hacía el amor. Se volteó y no pudo evitar saltarle encima a Atem, envolvió sus brazos detrás de su cuello y él envolvió los suyos en su cintura elevándole a unos centímetros del suelo. Tuvo que resistir las ganas de besarlo frente a tantas personas.

-Te extrañé tanto, no puedo creer que solo haya sido una semana -se hundió en la clavícula de Atem, disfrutando de la sensación de seguridad que él le trasmitía.

-Yo también te extrañé, Yugi.

No pasó mucho tiempo cuando Marik y Malik se sumaron a ellos. Yugi volvió a inquietar por Joey al ver la incapacidad de este por responder las infinitas preguntas de Malik, se veía agobiado por la situación. Malik se rindió pronto y se preocupó pensando en que quizá a Joey no le agradaba tanto como él había creído, después de todo había tratado de contactarlo varias veces por el juego, pero Joey solo seguía de largo y no respondía los mensajes que le escribía por el chat. Ya era humillante la forma en que rechazaba continuamente su amistad.

-¿Hice algo mal? Pensé que Joey y yo éramos amigos –Malik decidió mostrar su preocupación frente a Yugi.

Ambos contemplaron cómo Marik y Atem se subían a la arena ubicada en centro del lugar, pero no tomaron los sitios usuales donde colocaban sus cartas. Ellos solo se pusieron en un extremo cada uno. Un hombre se subió junto a ellos con maletín en mano y les ofreció su contenido.

-No es por ti, Malik. Créeme, le agradas. Es solo que está pasando por un mal momento –Malik asintió suavemente con entendimiento, aunque su cara demostraba que no estaba convencido.

-Voy a tratar de creerte –contemplaron a Joey que miraba a los chicos en la arena con poco interés y luego hacia la entrada del lugar, parecía querer irse.

Volvieron a centrarse en sus parejas que con un gran discurso presentaron el Duelodisc, la última y mejorada versión que Kaiba Corp. había lanzado al mercado para jugar Duelo de Monstruos. Malik no tenía idea de los planes que se traían los chicos, así que fue toda una sorpresa para él también. El único que más o menos sabía lo que sucedía era Duke, pero no tenía toda la información ya que esa no era su área de trabajo. 

La presentación había sido asombrosa y Yugi miró a Joey con la esperanza de eso encendiera el entusiasmo de su amigo, pero no. Joey solo miraba como si se tratara de la obra más aburrida de la historia. Estaba comenzando a preocuparse de verdad.

+ - + - + - + - + - +  

Ryou suspiró con fastidio y lamento mientras caminaba hacia una arena de duelo que estaba vacía, detrás de él venía Webber que no dejaba de afirmar que le ganaría y que aceptar un duelo con él era un error. Ryou no quería hacerlo, pero el chico lo había arrinconado al estar durante diez minutos provocándolo para que aceptara. ¡Solo quería que se callara y lo dejara en paz!

-Este será el peor error de tu vida –se burló el chico.

-El peor error fue hablarte… -murmuró.

-¿Qué dijiste?

-Nada.

Ryou se subió a uno de los lados de la arena esperando no tener que demorar mucho y poder volver con sus amigos. Quería conocer a Atem y Yugi le prometió que le presentaría a los otros administradores, sabía que uno de ellos tenía una baraja de ocultismo igual que la suya, quizá podría darle un par de consejos.

No le estaba prestando mucha atención al duelo y antes de darse cuenta estaba perdiendo. Comenzó a ponerse nervioso cuando la gente comenzó a acercarse, no quería quedar como un perdedor frente a los mejores jugadores del mundo. Respiró profundo y se propuso tomar a Webber como un digno contrincante. Además, él estaba cayendo en su trampa. ¡Es hora del duelo, Ryou! Demuéstrales por qué estás aquí.

-¡Bien! Creo que las cosas empezaran a cambiar de rumbo ahora –Ryou contempló con satisfacción la carta que había sacado.

Luego del sacrificio de tres de sus monstruos demonios a manos de Webber y sus insectos, colocó en el campo a Necrofear Oscuro. El niño insecto se burló de él al ponerle tanta confianza a una carta que sus insectos mutantes podían vencer y se rio con ganas al destruir a su Necrofear. No le importó, Ryou sabía que quien ríe último, ríe mejor.

-Es la segunda vez que lo veo perder de forma ridícula, la verdad es que no entiendo que hace aquí.

Ryou junto a los demás contemplaron con estupefacción al chico que hablaba. Junto a la arena un joven moreno de pelo platinado y mirada lavanda los estaba observando detalladamente, estaba vestido de negro y cruzado de brazos en primera fila. Todos a su alrededor se mantenían a un paso de distancia de él, generaba un aura un poco aterradora y más si la mezclaban con el aura más aterradora de lo normal de Seto Kaiba que estaba a su lado.

-Yo tampoco –estuvo de acuerdo Kaiba, quien miraba a Ryou con curiosidad extrema, como si fuera la primera vez que lo veía en su vida.

-¡Oye! ¿De qué hablas? ¡Yo no estoy perdiendo! -se quejó Webber.

Akefia se rio con ganas, demostrando que la ignorancia de Webber le causaba mucha gracia y esto al chico lo hacía hervir del enojo. -Créeme, ya perdiste -Akefia dirigió su mirada a Ryou, dejando claro que sabía lo que pretendía hacer y que además lo impresionaba por eso.

Ryou tragó saliva al verse contemplado tan fijamente. Claro que él sabía lo que pretendía. Él era el famoso administrador del mapa del Himalaya, de donde Ryou venía. Lo admiraba por sus técnicas y muchas eran parecidas a las suyas o hasta iguales porque tenían el mismo estilo de baraja, era una pena que el Ladrón no jugara muchos duelos, pero había visto los suficientes para aprender de él.

Sintió entonces la tonta necesidad de demostrarle algo. -Al destruir a mi Necrofear puedo activar directamente mi carta del Santuario Oscuro -de inmediato los proyectores de la arena cambiaron el campo de juego al sitio más tenebroso, pero alucinante, en el que había estado.

La proyección nubló la vista hacia los espectadores, por lo que solo podía ver a Akefia y Kaiba en la primera fila. Akefia lo miraba con satisfacción, lo ponía extrañamente nervioso y también lo hacía sentirse satisfecho consigo mismo. ¡Había llamado la atención de un administrador!

Mientras tanto Kaiba estaba asombrado por lo que veía, estaba seguro de que ya era hora de aprender la lección de no juzgar un libro por su portada. Esto ya era ridículo. Primero Muto que resultó ser un experto en juegos, luego Wheeler siento tan… no importa, y ahora Bakura.

-¡No es justo, no es justo, no es justo! -se quejó Webber una vez que Ryou finalizó el duelo con una gran victoria.

-No seas mal perdedor, niño -le dijo Akefia al ver cómo Ryou se ponía incómodo cuando su contrincante se lanzó al suelo a llorar.

Juraba que ese niño podía ganarle una batalla de ‘DramaQueen’ a Seto, el quien por cierto, se había ido a penas se dio cuenta de que Ryou ganaría. Él había querido quedarse para ver cómo terminaba y por supuesto que también quería hablar con el chico, a quien esperó a que bajara de la arena.

-¿Eres Ryou, verdad?

Ryou se sorprendió de que se dirigiera a él y que además supiera su nombre. ¿Por qué lo conocía? Uno podía identificar a algunos avatares al verles jugar duelos, pero de ahí a conocerlo por su nombre… era muy extraño.

-Sí, soy yo -mirarlo a los ojos le ponía nervioso, así que prefirió mirar sus pies-. ¿Puedo saber por qué conoces mi nombre? ¿Te lo dijo Seto?

-En realidad me lo dijeron Joey y Yugi cuando estuvieron en Egipto. Me comentaron que un buen amigo suyo, que se llamaba Ryou, tenía una gran baraja de ocultismo y que probablemente congeniáramos. Creo que tienen razón.

Akefia esperaba que eso no sonara tan feo como era en realidad, después de todo, los chicos le hablaron de Ryou diciendo que harían linda pareja. Pero el chico frente a él no tenía por qué saber eso, era mejor que no lo supiera.

Ryou recién entonces se dignó a mirarlo y le dio una sonrisa que hacía que sus ojos color chocolate casi desaparecieran y quedaran solo sus negras y largas pestañas. Tuvo que tragar saliva cuando algo en su pecho saltó. ¿Se estaba sintiendo mal? Estaba bien esta mañana…

-Gracias, pero no creo que mi baraja o mis jugadas sean tan buenas como las tuyas -no sabía por qué, pero ese comentario a Akefia le hizo inflar el pecho de orgullo. Y ni hablemos de que la humildad del chico junto a su bella sonrisa y el largo cabello blanco, ahora lo ponían nervioso a él-. Me alegro de que me consideres alguien digno, de verdad admiro mucho tu trabajo.

-Gra-gracias –muy bien se estaba comenzando a alterar. ¿Ahora su voz lo traicionaba? ¿Qué tenía su cuerpo contra él hoy? Debía de ser el acento japonés, aunque ahora que lo pensaba, la voz de Ryou sonaba extraña en general-. Tu acento es extraño, ¿naciste en Japón?

-No, en realidad soy inglés. Aprendí japonés desde niño, por eso tengo acento inglés -Ryou explicó. Akefia se tragó la pregunta sobre si todos los chicos ingleses eran igual de lindos. Ryou puso cara pensativa y con esfuerzo volvió a decirle algo, pero esta vez en árabe-. También viví algunos años en Egipto, pero nunca he podido hablar bien el idioma.

Akefia no pudo hacer más que pestañar varias veces al escucharlo, su lengua natal nunca había sonado mejor como hasta ahora. Ryou era muy bueno, su acento al hablar árabe era adorable.

-Eres muy bueno –lo felicitó.

-No tanto, debería de hablarlo mejor si tengo en cuenta que viví allí durante tres años. Supongo que se debe a que no interactuaba mucho con personas locales, mi padre no me dejaba ir a la escuela, me educaba él en casa. Me gustaría saber más.

-Bueno, si un día quieres yo podría enseñarte. Quizá podríamos platicar por el juego, de esa forma podrías acostumbrarte al árabe y yo mejorar mi pobre japonés -se quiso patear a penas lo propuso, directamente no entendía por qué lo propuso, no estaba pensando bien las cosas.

-¿De verdad? Eso me gustaría mucho –el enojo consigo mismo se fue al segundo en que Ryou le volvió a sonreír emocionado, es más, él mismo golpeó su espalda con felicitaciones.

Invitó a este nuevo y exótico chico inglés a pasear por el lugar mientras contemplaban duelos y hablaban del juego. A penas Atem y Marik se subieron a una arena para tener un duelo, ellos se acercaron para contemplarlos. Akefia se rio por lo bajo al ver a Ryou con estrellas en los ojos ante las proyecciones creadas por el Duelodisc. Como era de esperarse, a penas se anunció que ya podían ir a pedir su duelodisc, todos los fanáticos se lanzaron sobre los mostradores para ser ellos los primeros.

Vio a Ryou hacer un puchero adorable al contemplar hacia atrás y ver una gran fila en los mostradores. No creía que Ryou se lanzara a luchar por un puesto, lucía más como aquellos que te dejarían pasar si se lo pidieras.   

-Ven, acompáñame.

Guio a Ryou entre la multitud hasta llegar a la puerta elevadiza del mostrador, nadie le dijo nada cuando elevó la madera y le hizo una seña al chico inglés para que pasara. Dentro del sitio una de las trabajadoras se le acercó y le entregó su propio duelodisc y su baraja, él mismo había dejado ambas cosas allí.

-Sakura, ¿te animas a atender a Ryou primero?

La mujer lo miró sorprendida, su mirada cayó después en Ryou y no dudó en asentir. Le hizo una seña a Ryou y este fue con ella para obtener su disco de duelo. Cuando regresó lucía extasiado y muy agradecido, Akefia no pudo evitar corresponderle la sonrisa.

De verdad se alegraba de que el resto de sus amigos no se encontraran allí ahora mismo. Esperaba que no le estuviera pasando lo que creía que le estaba pasando.

+ - + - + - + - + - +  

Seto estaba aburrido de estar rodeado de personas, no quería estar en ese maldito lugar, solo quería que ese evento terminara para poder irse a su casa y dormir. Le dolía la cabeza desde que se puso a pensar en lo malo que era juzgando a las personas, era una gran decepción darse cuenta de lo buen duelistas que eran sus compañeros de clase.

Se había equivocado en sus opiniones sobre tantas personas: sobre su propia familia, sobre sus mejores amigos, sobre Kisara y ahora sobre Yugi, Joey y Ryou también.

Definitivamente no era bueno para sacar conclusiones sobre personas que no conocía. Y basándose en la estúpida idea de que sí era bueno, había asumido que las cosas con Senshi estaban destinadas a arruinarse y ahora él mismo lo había arruinado. ¿Por qué no era capaz de aprender de sus propios errores?

Ese día se suponía que debía de ser especial, hace un mes había trabajodo duro para adelantar el evento y estaba contento de poder conocer a Senshi, la única persona que lo entendía perfectamente y que no era uno de sus amigos. No quería que él fuera solo un amigo, Senshi era más para él. Pero ahora ya ni siquiera importaba porque lo había arruinado completamente.

Buscó al resto de sus amigos para reunirse con ellos antes de hacer la presentación oficial, en todo el trayecto intentó no mirar los duelos que se llevaban a cabo o a los chicos con los que se cruzaba. No sabía que haría si reconocía a Senshi entre la multitud.

-No me digas que seguirás con esta tontería de no buscar a… ¿Senshi? –Atem le dijo una vez que se sumó al grupo. Yugi estaba a unos pasos charlando con Malik.

-No me digas que seguirás metiendo las narices donde no te importa –le contestó enojado-. Ya déjame en paz, ¿quieres? Lo de ese chico y yo no iría a ningún lado de cualquier forma.

-¿Cómo lo sabes? No lo conoces y no lo intentaste tampoco. Tú dijiste que lo mío con Yugi no funcionaría y míranos ahora, somos una pareja perfecta. Sé que quieres algo así para ti también, solo debes de intentarlo. 

-No entiendo si estás tratando de animarme o de refregarme en la cara tu relación con Yugi.

-¿Ambas? –Seto rodó los ojos cansado de la charla-. ¿Qué? Quizá la envidia sea lo que te lleve a moverte finalmente.

-Eres un idiota.

Sencillamente se dio media vuelta y llamó a Marik para dar comienzo al duelo que él y Atem tendrían como presentación del nuevo disco de duelo. Todo salió a la perfección y pronto había dos largas filas de fanáticos luchando para obtener su última tecnología en hologramas.

Yugi no podía evitar la risa mientras se colocaba su nuevo accesorio en su brazo izquierdo, contemplar a Malik y Duke escarbando entre la gente para llegar primero a la fila había sido de las cosas más locas que había visto en su vida. Pero bueno, habían llegado primero que era lo importante, después de Mai por supuesto, ella llegaba primero con solo levantar un brazo y pedir permiso “amablemente”.

-¿Dónde está Joey? –preguntó Yugi, se puso de puntillas para buscar una cabellera rubia.

-Está allí esperando, en el último lugar de la fila -Duke lo señaló-. Al paso que va tendrá su disco de duelo el año próximo. Pensé que iba detrás de nosotros. ¿Qué le sucede?

-Tuvo una mala semana –explicó Yugi sin entrar en detalles.

Una hora después ya todos tenían sus discos de duelo y por lo tanto no había necesidad de que la zona VIP se mantuviera cerrada. El resto del mundo pasó y se pudieron juntar con Tristán y Tea.

Marik se reía de su novio al verle despeinado tras la lucha por la que había pasado y Malik por su parte se quejaba de que su novio no le hubiese dado un pase especial o algo.

-Al final del día nunca me sirve de nada salir contigo -le dijo en broma y Marik fingió sentirse herido. Marik solo lo abrazó y lo besó suavemente mientras peinaba su cabello con los dedos.

Seto los contempló abatido, esos dos nunca tenían pudor alguno.

-Ves, no es tan malo tener pareja y tampoco significa que vayan a terminar pronto. Malik y Marik llevan años juntos y dudo que alguna vez se separen. Es más, no creo que ninguno de los dos sepa que hacer sin el otro. Han estado enamorados desde que eran niños.

-¿Vas a seguir? Solo déjame en paz –Seto de verdad estaba comenzando a enojarse.

Además él no estaba mirando a sus amigos con envidia, los miraba con vergüenza ajena por las escenas que siempre estaban protagonizando en todos sitios, como si nadie más compartiera el lugar con ellos.

Entonces Malik se puso hablar con Yugi y sus nuevos amigos y dejó a Marik libre para que se sumara a la conversación. Eso era lo peor ya que desde que llegó a Japón no dejaba de tocar el tema de Senshi una y otra vez. Seto solo trataba de ignorarlo y repetir ‘no’ una y otra vez. Marik lo ignoraba magníficamente mientras señalaba a cada chico rubio que pasaba por su lado y decía cosas como “¿Crees que ese rubio es natural?” “¿Aquel chico tiene cara de Senshi?” “Ese chico rubio es caliente. Ah no, espera, ese es mi chico”.

De verdad no podía ni explicar cómo se arrepentía al confesarles que lo único que sabía de su físico era el color de su cabello. Ellos se burlaron diciendo que habían notado que tenía una obsesión con los rubios últimamente. Seto se negaba a creer que eso era verdad.

-La verdad es que no termino de entender a quién buscas, si sabes su nombre de usuario, ¿por qué no vas al balcón y lo llamas? Dudo que se niegue –Malik se sumó a la conversación como siempre.

-Las cosas no son tan simples, cariño –trató de explicar Marik sin profundizar en la cuestión, a pesar de que sabía que Malik odiaba que le guardara cosas.

-Creo que es tonto, si te gusta alguien solo díselo –Malik se dirigió completamente a Seto. Claro que él no tenía idea de lo que sucedía realmente, solo sabía que Seto había conocido a alguien por el juego y solo sabía su nombre, era lo único que su novio había compartido con él.

-Preferiría que no te metieras -Seto trató de sonar lo más amable posible pero claramente no lo logró al ver la cara de ofendido de Malik.

-Solo trataba de ayudar. Nos conocemos hace años, no entiendo por qué no confías en mí para ayudarte, estoy seguro de que podría hacer algo.

-La cuestión es que no quiero que nadie me ayude, no hay algo con lo que requiera ayuda –Seto vio que Malik pretendía decir algo más así que prefirió cortarlo de raíz-. Porque yo haya ayudado en tu relación con Marik, no significa que quiera que me devuelvas el favor.

Los ojos de Malik se agrandaron con miedo, no podía creer que Seto haya hecho una insinuación sobre el trato que habían realizado y luego roto hace muchos años atrás. Sabía que cualquiera que escuchara sobre ello pensaría que actuó de una manera horrible, así que no quería que Marik se enterara jamás de ello. No podía creer que Seto indirectamente estuviera usando ese hecho para manipularlo y que no se metiera en sus asuntos, eso era sucio y cruel.

-¿Ayudar? ¿En qué se supone que ayudaste? –reclamó Marik pensando en el esfuerzo que tuvo que meter para dejar de ser un cobarde y pedirle una cita al amor de su vida.

Seto miró a Malik con una clara cara de amenaza que entendió de inmediato. Malik sabía que debía de callarse si quería que Seto se callara también. No podía entender qué cosa podía hacer que Seto actuara de forma tan desalmada nuevamente, era como volver a mirar al Seto de dieciséis años.

-¡En nada! Supongo que Seto se refiere al apoyo que te dio. Me dijiste una vez que sin eso no te hubieras animado a pedirme una cita -Malik se acercó a su novio y lo abrazó con un miedo repentino de perderle.

-¡Ah! ¡Cierto! Por eso mismo creo que deberíamos de ayudarte.

-¡No! Déjalo en paz Marik, él no quiere ayuda -se puso frente a su novio y envolvió sus brazos en su cuello, en un segundo le correspondieron el abrazo. Se acercó al oído ajeno y susurró-. Además, estoy recordando anoche perdí en el juego, así que creo que te debo una mamada. ¿Por qué no vamos a un sitio más tranquilo y cumplo mi palabra?

Su novio no necesitó dar una respuesta, simplemente sintió como su miembro se presionaba disimuladamente contra el suyo  y las manos bajaban un poco con ganas de apretar su trasero.

Atem vio cómo Seto se daba media vuelta y se iba por la salida de emergencia. Malik convenció a Marik de ir a la pequeña oficina de Seto en busca de más privacidad. Se frotó la cara con cansancio, nunca creyó que Seto usaría la historia del antiguo trato para manipular a Malik, al menos no frente a una situación tan absurda. Malik solo había querido ayudarlo.

Se reunió con Yugi y no pudo evitar abrazarlo y darle un beso en la mejilla. Yugi se sonrojó mirando alrededor a la enorme cantidad de gente. Atem se rio al verle, le encantaba.

-¿Sigue en pie lo de ir a mi casa a cenar? Mi mamá está ansiosa por conocerte.

-Por supuesto que sí.

La verdad es que nunca estuvo tan feliz como lo estaba ahora. Yugi había sido la mejor adquisición que le había dado a su vida. El amor había traído un montón de colores nuevos a sus días y por eso mismo quería que su primo lo experimentara en piel propia.

-Ya regreso. Iré a buscar a Seto.

+

Seto había salido del edificio echando humo y con la esperanza de poder estar solo con sus pensamientos por un rato. La presencia de sus amigos en Japón por primera vez no estaba siendo tan placentera como de costumbre. Pero en vez de tranquilizarse, la salida no había hecho más que alterarlo.

-¿Qué es eso? –Atem a su espalda trataba de ver lo que había recogido.

Seto se levantó lentamente sin poder apartar la mirada de la carta que tenía en su mano. No era posible, el Dragón negro de Ojos Rojos estaba tirado allí como si nada, ¿quién demonios era capaz de descuidar una carta de ese tipo? Miró la calle a lo lejos, por donde Joey había desaparecido. No. No, no, no, no.

Volvió a mirar la carta. Actualmente solo había una persona en el juego que poseyera esa carta y que estaba en el evento. ¿Cuántas posibilidades había de que esa persona se sentara en esa banca y que además no fuera Joey? Mínimas, inexistentes. Su cuerpo automáticamente dio un par de pasos en la dirección en que Joey se había ido, casi hasta empieza a correr detrás de él, pero se detuvo porque sabía que no podía alcanzarle y además, ¿qué haría entonces?

-¿Es una carta de duelo? Si es poderosa deberíamos dejarla con las cosas perdidas, un duelista muy preocupado debe de estarla buscando -Atem trató de tomar la carta pero de inmediato Seto golpeó su mano y alejó la carta acercándola a sí.

Atem lo miró impactado, solo era una carta, no era para tanto. Seto debía de parar con esto de estar a la defensiva. Mientras tanto Seto estaba sorprendido con su propia reacción, no sabía qué le pasaba, pero no quería que Atem ni nadie tocara la preciada carta de Senshi… ¿o más bien de Joey? No, no podía ser él, solo era una loca coincidencia, ellos eran muy diferentes, ¿verdad? Si Senshi fuera Joey lo habría notado, porque los conocía a ambos.

No era cierto, en realidad no conocía a ninguno de los dos.

-¿Eso es un Dragón Negro de Ojos Rojos? –Atem se las arregló para identificar la carta-. Debe de ser de Joey, quizá se le cayó, será mejor que lo busquemos y se la devolvamos. Qué suerte que fuimos nosotros quienes la encontraron.

-¿Qué? ¿De qué hablas? –Seto no podía creer lo que su primo decía, estaba seguro de que nunca había mencionado cuál era el monstruo más fuerte de Senshi, ¿además cómo demonios sabía Atem de que Senshi era Joey y por qué no se lo había mencionado nunca?- ¿Cómo sabes que es de Joey?

-No lo sé, solo lo asumo, es la única persona que conozco que tiene esa carta –dijo Atem sin mucha importancia. Seto notó que estaba empezando a contemplarlo de manera extraña, como si no lo entendiese-. ¿Te sientes bien, Seto? ¿Cuál es el problema?

-¡¿Qué cuál es el problema?! Todo este tiempo has sabido que Joey posee un Dragón Negro y no me lo has dicho. ¿Por qué sabes que Joey tiene esa carta? ¿Qué no sabes cuál es su nombre de avatar?

Seto se encontraba furioso en ese momento, se sentía un poco traicionado. ¿Por qué Atem lo sabía? Se refregó la cara con frustración y le dio la espalda para caminar un par de pasos y tranquilizarse.

-Estas empezando a preocuparme –Atem contempló con sorpresa como Seto caminaba sobre sus mismos pasos una y otra vez-. No creo haber visto su avatar, pero recuerdo que cuando comencé a hablar con Yugi él me pidió ayuda porque su mejor amigo estaba siendo amenazado por uno de mis Sacerdotes. No recuerdo el nombre de su avatar, pero si recuerdo que tenía un dragón negro que temía perder. Yugi siguió mencionando a ese amigo muchas veces y cuando conocí a Joey me di cuenta de que se trataba de él. Eso es todo.

-Sí que eres un idiota.

Seto se quejó y dejó salir un gruñido de frustración. Atem lo miró sin entender, ¿acaso había hecho algo malo? Contempló como Seto enloquecía poco a poco, no era la primera vez que lo veía hacerlo, pero estaban en la calle y su primo parecía a punto de hacer un agujero en el hormigón de tanto caminar.

-No puedo creer que todo este tiempo haya habido una persona capaz de identificar a Senshi a mi lado.

-¿Disculpa? –Atem seguía igual de confundido y ya estaba empezando a asumir que Seto estaba volviéndose loco. ¿Qué tenía que ver Senshi con la carta y con Joey? No fue hasta que se hizo esa pregunta cuando se le ocurrió-. ¿Estás diciéndome que Senshi posee un Dragón Negro? Espera, ¿crees que Senshi es Joey?

Atem juró que su mandíbula podía caer al suelo. Cuando Joey estuvo en Egipto, con los chicos bromearon sobre que Seto y él hacían buena pareja luego de que Seto no lo haya echado de la cama durante la noche y ver lo increíble que eran jugando videojuegos juntos. Pero de bromear sobre eso a hablarlo de verdad era simplemente una locura, una loca coincidencia.

-No lo sé, puede que no. Pero él estaba sentado aquí antes de que llegaras, lo probable es que sea él y más si tú conociste a Senshi por Yugi. Maldición –Seto pateó con enojo una piedra del piso-, creo que sí es él.

Seto sentía su corazón palpitar de forma frenética y no sabía qué hacer. Volvió a preguntarse sobre si estaba bien con que Senshi y Joey sean la misma persona. Ellos no podían serlo, por más que habían muchas pruebas, no podía ser cierto. Necesitaba comprobarlo de otro modo, no iba a aceptar que era Joey hasta que estar completamente seguro. Sacó su teléfono para marcar a Roland y le pidió que pasara a buscarlo frente a la entrada.

-¿Qué piensas hacer? –le preguntó Atem.

-No lo sé. Vuelve adentro y encárgate del resto del evento, yo no volveré –un auto negro frenó en la calle y sin más se subió en él. No necesitaba una respuesta porque sabía que Atem lo cumpliría-. Roland, llévame a Kaiba Corp.

La empresa no estaba lejos de allí, solo eran un par de cuadras. Su cabeza estaba palpitando al igual que durante toda la semana y empezaba a sentir que le faltaba el aire. Había pensado en terminar toda posibilidad de convertir su amistad con Senshi en algo más, pero saber quién era en realidad lo cambiaba todo para él. Cerró los ojos y se recostó suspirando.

“¿Estás bien?”

“La verdad que no. No debería de haber venido hoy, ya me voy”.

Abrió los ojos y miró por la ventana recordando a Joey yéndose calle abajo. En el momento no lo había entendido ni tampoco había tenido la intención de entenderlo. Joey estaba triste, muy deprimido antes de irse, al punto en que ni siquiera le importaba el evento ni la tecnología que le había regalado. ¿Y si eso era su culpa? ¿Y si estaba actuando así debido a él?

-Señor Kaiba, ya hemos llegado.

Parpadeó varias veces y se dio cuenta de que ya estaba en el estacionamiento de su empresa y que Roland lo miraba por el espejo con curiosidad. Se bajó sin más y fue al elevador, marco el piso donde estaba la sala de control. Allí se encontró a muchos de sus trabajadores que se aseguraban de que todo marchara sobre ruedas todo el tiempo.

Se apoderó de una de las computadoras vacían y comenzó el proceso de lo que siempre juró que no haría. Desde el lado de Kaiba Corp. accedió a la información de la cuenta de ‘J-Senshi’ y obtuvo la dirección IP pública de su ordenador con algunos truquillos sencillos. Se metió a las cuentas del Estado y movió un par de cosas; no era tan fácil como para decir que encontraría su dirección exacta, pero sí podría saber su país, ciudad y hasta vecindario desde el cual se había conectado por última vez.

Los resultados fueron claros: Japón, ciudad Dominó y ese barrio a donde Roland los había llevado para dejar a Joey en su casa.

Tiró la torre de papel a su lado de un golpe. No podía estar pasando esto. Otra vez le llegó el recuerdo de la cara Joey estando angustiado. Había sido su culpa, trató de alejarse para no condenarlo al sufrimiento y al final estaba sufriendo por su culpa igualmente. Era una persona despreciable, debía de alejarse, pero lo quería tanto…

-Señor Kaiba, ¿está todo bien? –una de sus empleadas tuvo la valentía de preguntar. Ahora que prestaba atención, todas ellas habían dejado de trabar para mirarle.

No contestó, se paró y salió de allí hacia su oficina. Se tiró sobre su silla y la hizo girar para mirar por el ventanal que daba a la ciudad. Se masajeó las sienes con la esperanza de que el dolor de cabeza se fuera de una maldita vez.

-Joder, es él –decirlo en voz baja parecía hacerlo más real-. Es Joey.

Desde que habían acordado conocerse ese mismo día no dejaba de pensar en un millón de posibilidades sobre lo que pasaría. Al menos podía decir que se llevó una sorpresa, jamás pensó que esto sería lo que sucedería. El plan no era que él averiguara quién era Senshi, se suponía que ambos se encontrarían y no sé… ¿quizá habría un tonto flechazo de película? Esto no había salido ni como el plan original ni su segundo de no conocerle al final.

Pensó en el viaje Egipto: en Joey charlando con emoción y subiéndole el ánimo a su hermano, en su talento para seguirle el paso en los videojuegos, pensó en su cuerpo mojado por el agua y rojo por el sol, en su sonrisa iluminado por las llamas de la fogata. Recordó el calor que sintió esa mañana con el cuerpo de Joey sobre el suyo, y la suavidad de su cabello entre sus dedos. Un hermoso cabello rubio natural.

Soltó una risa por lo bajo.

Por supuesto que era Joey: rubio, tonto, torpe, divertido y hermoso. Tan diferente a él, pero tan perfecto. Todo tenía sentido ahora, hasta la ‘J’ de Senshi, las repuestas siempre estuvieron justo a su lado.

La realidad lo golpeó porque sus amigos tenían razón, como siempre. Quería una relación, quería hace tanto una relación con Senshi, con Joey, que ni siquiera era capaz de calcularlo. Pero actuó como un cobarde por miedo al abandono y al final lo había arruinado. No estaba seguro de que Joey quisiera volver a hablarle.

Quería hacer algo para remediarlo, él iba a hacer algo para remediarlo

+ - + Años atrás en Egipto + - +  

Seto no creía en la familia. Al menos no en la clase de familia que aparecía en películas o libros, jamás había conocido una de esas en la vida real. Su madre había fallecido al dar a luz a su hermano, la recordaba perfectamente, era extremadamente hermosa y bondadosa. Tres años después fue el turno de su padre, un hombre brillante que adoraba a sus dos hijos. Al final su hermano y él quedaron solos y fueron pasando de mano a mano.

La primera familia de acogida fueron sus tíos paternos, creyó que tendrían buena vida porque ellos estaban muy emocionados con que fura a su casa y hasta sus tíos maternos se quejaban por no poder darles acogida ellos. Ahora mismo se sentía estúpido por haber pensado que se peleaban por criarlos, solo se había tratado de una pelea por quién era el primero en robar la herencia. Apenas su familia paterna consiguió el dinero, los abandonaron en el orfanato, su otra familia ni siquiera se ofreció a quedarse con ellos ahora que no podían ofrecerles nada.

La llegada a su tercer hogar despertó en él por primera vez la sensación de impotencia. Su pequeño hermano de tres años, que poseía los hermosos ojos de su madre, tomaba su mano todo el tiempo y no se alejaba de él ni para cuando quería ir al baño. Entendió el significado de hermano mayor y lo que conllevaba, con solo 8 años tuvo que empezar a llevar a cabo la figura de padre. Los años pasaron, la tortura seguía y supo que era su deber buscar una solución.

Su cuarto hogar fue el peor de todos, la vida con Gozaburo Kaiba era el infierno mismo, pero les otorgaba una salida prospera a la adultez. Al llegar a los diez años había asumido que ninguna familia los adoptaría y por más que los directores del orfanato decían que era un prodigio, no estaba seguro de si eso era suficiente para llevar una vida adelante para él y para su hermano. Gozaburo era la solución más rápida y efectiva.

Para su placer, a Lucifer no le gustaban los niños y antes de darse cuenta su quinto hogar estaba en Egipto, el lugar menos pensado. Nunca creyó que su trágica vida lo llevaría allí.

-Me gusta estar aquí –su hermano le susurró acostado a su lado, a pesar de los años dormía con él un par de noches a la semana-. El tío nos trata bien, Atem es como otro hermano mayor y he hecho muchos amigos en el barrio.

-Ten cuidado cuando hablas de ellos, recuerda que el tío no sabe nada sobre el pasadizo en el tejido. Si lo averigua podría enviarnos de vuelta a Japón –Seto dudaba que lo hiciera, lo más seguro es que los reprendiera y tapara el agujero, lo cual quería evitar, ya no era el lugar por donde entraba Akefia a escondidas pero eran adolescentes y les gustaba escaparse por ahí

El truco funcionó y Moki lo miró alarmado. En la oscuridad vio como fingía cerrar su boca con llave y a esta la tiraba lejos. -Prometo no decir nada. Entonces, ¿podemos quedarnos?

-No lo sé, sabes que no depende de nosotros, si Gozaburo quiere que volvamos debemos de hacerlo –vio cómo su hermano hacía puchero, se arrimó a él y lo abrazó-. Si fuera por mí, también me quedaría en este país.

-Qué injusto. Ojalá hubiese sido el tío Aknamkanon quien nos hubiera adoptado, no tendríamos que irnos de Egipto y Atem sería nuestro verdadero hermano. Tendríamos una familia de verdad, con Anat, Marik y kafele también. ¿Te lo imaginas? ¿No crees que sería genial?

-Claro, Moki –Seto no sabía cómo decirle a Mokuba que no creía en la familia desde hacía mucho tiempo-. Será mejor que nos durmamos o el tío no te volverá a dejar dormir conmigo si mañana andas con sueño.

-Está bien. Buenas noches, Seto.

Mokuba se escondió en su pecho en busca de calor y él lo abrazó más fuerte. Le daba vergüenza admitirlo, pero siempre dormía mejor con Mokuba a su lado, por eso nunca le decía que no a pesar de que este ya tenía nueve años.

+ - + - + - + - +    

Había algo increíblemente tranquilizante a la hora de dibujar y pintar, nunca se había considerado una persona devota al arte pero últimamente era parte de casi todos sus ratos libres. Miro el papel en el suelo, su guerrero ahora sí podía distinguirse, al igual que los árboles y ciudades que este visitaba en sus aventuras.

-Es muy desconsiderado que no nos dejes jugar contigo, aunque suene como un crío de ocho años –Marik bufó y se sentó a su lado para ver lo que dibujaba.

-Es cierto, se supone que somos amigos y eso nos da el derecho de meter las narices en cualquier cosa que te propongas a hacer –Akefia aterrizó sobre su estómago a su otro lado-. Es algo así como una ley no escrita en nuestro inexistente código de amistad, si es que eso tiene sentido.     

-Nada de lo que tú dices tiene sentido, Ladrón de pacotilla -acercó sus colores para que el resto no los tomara.

Atem se sentó en frente y antes de darse cuenta ya le había sacado su dibujo. -Wow Seto, esto sí se parece a un guerrero, es increíble cómo has mejorado. ¿Puedo tener mi propio personaje en tu juego?

-Cuando sea un juego de verdad sí, esa es la idea.

-¿Y por qué no ahora? Podríamos ayudarte –se ofreció Atem como siempre-. Podríamos crear nuestros propios personajes y nuestros propios mapas. Eso del bosque medieval es un cliché, lo he visto ciento de veces. Yo quiero un mapa lleno de arena, como Egipto, donde no puedes esconderte si alguien te persigue y de capital pondría el palacio de Tebas donde vivirá el faraón, quien obviamente seré yo.

Atem tomó una de sus hojas en blanco y empezó a mostrarles a Marik y Akefia como diseñaría él su mapa; sería todo arena, atravesado por un Río Nilo y con pequeños pueblos a lo alto y bajo del río, contaría con pirámides antiguas y un palacio real. Por más que Seto le rogaba que frenara su imaginación, Atem lo ignoró e incentivó a los otros en pensar sobre su propio mapa.

Antes de darse cuenta se habían auto-invitado a ayudarle a crear el juego y pasaban cada tiempo posible hablando al respecto.

Unas semanas después Anat les había traído grandes hojas de cartulina donde dibujaron sus mapas a mayor escala, les daba mucho más realismo.

+ - + 

-Los antiguos egipcios eran capaces de sellar espíritus en lápidas de piedra utilizando siete antiguos artículos. No sabemos el origen de estos artículos, pero significó mucho entonces porque  podían volver a traer al mundo a estas criaturas con las cuales defender la nación, y por supuesto, cuando se aburrían podían jugar un Duelo de las Sombras –Pegasus, el excéntrico padrino de Atem les estaba dando un tur en su trabajo para que aprendieran más sobre la cultura de Egipto.

-¿Y cómo hacían para controlarlos? –preguntó Atem.

-Poseían estos –señaló una pintura sobre piedra, específicamente el brazo de un hombre-, los llamaban Diadhank. De esta forma podían dejar salir a las criaturas y controlarles durante un tiempo limitado. Aunque claro, no cualquier persona era capaz de hacerse con el control de estas magníficas criaturas.

-¿Quiénes sí podían? –Seto no se aguantó de preguntar, toda la charla estaba siendo más interesante para todos ellos de lo que les gustaría admitir.

-Aquellos que poseían alguno de los siete artículos del milenio, el faraón y sus siete sacerdotes; estos estaban compuestos por los hombres y mujeres más brillantes y fuertes de Egipto, eran las personas más cercanas al faraón y a quienes este otorgaba toda su confianza. Por eso muchas veces eran los hermanos y primos de faraón, personas con las cuales creció.

Marik comenzó a reírse y automáticamente todos lo miraron mal, siempre era lo mismo con él, nunca aguantaba ni un segundo de seriedad. A pesar de eso Marik no dejaba de reírse y de señalar a Seto mientras decía cosas inentendibles.     

-¿Es que no lo entienden? ¡Es perfecto! Ya tenemos a nuestro faraón y al parecer contamos con un sacerdote también –Marik seguía señalándolo con la esperanza de que el resto de sus amigos lo entendieran-. Eres un sacerdote, sacerdote Seto.

Akefia no se aguantó más y se rió junto a Marik, el apodo era un poco denigrante para Seto ya que lo ponía un pie por debajo de Atem y hasta insinuaba que era uno de sus perros de confianza.

-Es un apodo tonto –se quejó Seto cruzándose de brazos.

-Y por eso mismo te queda –Atem afirmó. Seto lo miró indignado, sintiéndose traicionado por Atem.

-Claro, si lo odias es perfecto para ti –explicó Marik como si eso fuera algo obvio-. No puedes tener un apodo que te guste, es antinatural, va contra las reglas básicas de los apodos.

-Además, ya era hora de que tuvieses uno, Sacerdote –Akefia le dijo.

Los tres chicos lo miraron contentos con su decisión. Seto tuvo que asumir la verdad, de ahora en adelante él era el Sacerdote.

+ - +

Pegasus los había dejado sueltos en el sótano del museo de su tío donde llevaban a cabo sus investigaciones. Seto no dejaba de mirar las lápidas, algunas estaban rotas pero aun así eran estupendas y por eso había llenado su celular con fotos de estas.

Una lápida estaba separada del montón, solo algunas lápidas estaban a su lado. La luz era tenue así que se acercó para descubrir la criatura que se encontraba allí. Algo dentro de sí batió las alas cuando la tuvo enfrente, sus dedos trazaron los contornos sobresalientes del dragón y sintió una extraña necesidad de escribir la palabra ‘mío’ en la piedra.

-Veo que te gustó esa criatura. Es el Dragón Blanco de ojos Azules, uno de los monstruos más poderosos de los que hemos encontrado –Pegasus apareció de repente y le llamó para que volteara al otro lado de la lápida, le señaló un montón de jeroglíficos que estaban escritos allí-. Según lo que esto dice, es un espíritu que le sacaron a una chica de nombre Kisara, nunca pudieron entender como una chica como ella había podrido criar tal criatura en su interior.

Seto no podía apartar la vista del dragón y durante toda la semana tuvo sueños con esa criatura. Cuando conoció a una chica llamada Kisara años después, creyó que era cuestión del destino.

 + - +

La visita al museo había significado todo, su juego al fin poseía aquello que claramente le hacía falta con desesperación. Traer a la vida nuevamente los juegos de las sombras era la mejor decisión que habían tomado y le gustaba saber que habían hecho que su hermano también se sumara, sacando con entusiasmo notas de los monstruos que el tío le narraba al traducir las lápidas.

Contempló el último dibujo que había realizado. En papel se encontraba un chico alto moreno y de ojos azules, sus ropas eran antiguas y elegantes, demostraban su rango. Al final de la hoja escribió “Sacerdote, reino de Egipto”.

Por más que su guerrero siempre estaba presente y no dudó ni un segundo en darle la corona de su reino del bosque, el Sacerdote se volvió lo más importante para él. No tenía que darle altos rangos, era su personaje favorito con el que jugaba como un jugador más.

Después de todo, el Sacerdote solo era alguien más del montón, siempre había sido así.

 

Notas finales:

¿Les gustó?

Hoy tengo ganas de hablar sobre dos cosas. Primero sobre uno de los motivos por los cuales me tranqué al escribir este capítulo, era algo que se estaba viniendo, que debía escribirlo ya pero no sabía qué hacer. Sí, hablo de Ryou y Akefia. Se me han ocurrido cosas para ellos a futuro pero por alguna razón mi imaginación no quería pensar en una historia diferente para ellos dos (diferente a mi historia de El regreso), así que decidí hacer lo que hago siempre en estas situaciones: lo dejé fluir.

Lo que suelo hacer es escribir lo que sí sé: Akefia reconoce las cartas de Ryou mientras este está en un duelo, se da cuenta de que son parecidos y que al fin conoce a alguien que no cree que su baraja es rara. Entonces llega la segunda parte y es preguntarme, ¿cómo está reaccionando Akefia? Como si fuera algo que estoy viendo y no creando, ya les he hablado de mis episodios locos de autora.  

Bueno lo que yo vi es que Akefia tuvo un flechazo por un chico inglés bonito que curiosamente le gustan las cartas bizarras… ¡ME ENCANTÓ! Estoy muy feliz de que al fin encontrara el hilo con ellos esta historia; es diferente y me gusta tratar con este Akefia con infancia difícil y a quien quiero darle un gran amor. A veces uno solo tiene que confiar en los personajes y dejar que hagan lo más adecuado para ellos. Espero que a ustedes también les guste y no, no es amor a primera vista, espero que nunca tenga que escribir algo así.

Igual recuerden que serán pareja secundaria.

Segundo: Seto. Al finnn escribí esto y no le pude dar tanto drama como quería porque se me iban las páginas, seguiré en el cap que viene. Pero lo importante es que ya sabe quién es Senshi y lo está digiriendo. Muchos me preguntaban si se enojaría al enterarse, la verdad es que siempre supe que enloquecería pero no se molestaría porque en el fondo estaba comenzando a apreciar a Joey y no diré más porque esto está re largo y no les quiero spoilear.

Espero que no se les haya hecho dificil de leer la misma situación desde perspectivas diferentes, así fue como me lo imaginé, es muy curioso ver como la gente ve diferente situaciones iguales.

Gracias por leer!!

Nos vemos en el siguiente capítulo que intentaré que sea el lunes dentro de dos semanas!!


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