En el Santuario....
La vida en aquel lugar volvió a estar activa con la vuelta de sus habitantes, quienes habían sido de vuelto a la vida gracias a su diosa. Athena oro por todos sus caballeros caídos en batalla, tanto por los de oro, como por los de plata y bronce. Zeus, apiadándose de su hija, le concedió su deseo y los devolvió a la vida, aunque claro para ello preciso de la ayuda de Hades, al cual lo había liberado, no sin antes hacer un pacto de que no volvería a atentar contra la tierra. El señor del inframundo accedió, ya que el reino de los muertos no podía quedar a la deriva.
Fue así que hubo un montón de emociones cuando se vieron vivos de nuevo. Hubo lagrimas, sonrisas, disculpas y abrazos los unos con los otros. Esa noche Athena decidió celebrar un banquete en honor de todos aquellos.
Todos en seguida empezaron a socializar junto aquellos caballeros y amazonas que habían sobrevivido de todas las batallas anteriores. Fue una esplendida noche que todos recordarían. Por fin la paz reinaba en la tierra, sin ningún dios que los amenazara.
Al día siguiente Athena convoco a todos los caballeros de todos los rangos y amazonas, junto al Patriarca Shion, que había sido devuelto a la vida, al igual que el caballero de Libra.
En aquella reunión Athena impuso unas nuevas normas, en las que las amazonas ya no tenían porque llevar las mascaras, aquella ley era demasiado antigua. Ella quería una nueva época donde existiera la igualdad entre ambos géneros.
No solo aquella regla fue absuelta si no que también nombro a Kanon como santo de Geminis junto a su hermano Saga. Athena se encargo de proveerle una armadura idéntica a la original e igual de poderosa.
Saga estaba feliz con aquella noticia, por fin Kanon seria libre de mostrarse al mundo y ambos luchar codo a codo como santos de la misma estrella.
Entre otras normas que se establecieron fue que eran libres de tomarse vacaciones o dejar sus obligaciones siempre y cuando se los notificaran al patriarca, esto fue para todos los rangos, desde los de oro hasta las amazonas y aprendices.
Otra norma que quedo absuelta fue la condena a muerte si alguien desertaba. Abandonaría su rango y la armadura, pero no se le daría muerte al menos que cometiera un pecado muy grave como asesinar.
En definitiva la vida en el santuario cambio mucho tal y como lo habían conocido. Y todo para mejor, ahora todos eran felices a pesarde que aun continuaran entrenando, yendo de misiones o vigilando...
Pero ahora nos centraremos en las vidas de los doce santos de oro los cuales volvieron a retomar sus posiciones de cuidar los templos.
Mu retomo con su trabajo de reparar armaduras y entrenar a su discípulo Kiki, pero ahora aparte de aquello hacia mas vida social con sus compañeros. Por las tardes solía tomar el te junto a Aldebaran, Shaka y Camus. Luego los fines de semana solía comer junto con Dohko y Shion, donde se daban amenas charlas hasta tarde.
Con respecto a Aldebaran, este obtuvo un discípulo, con el cual disfrutaba entrenarlo. Y no solo eso, si no que un día empezó a conversar con Shaina y con el paso del tiempo esa amistad, que se dio, se transformo en amor. Ambos eran felices, eran una pareja muy tierna en opinión de todos aquellos que veían interactuar a la pareja.
Los gemelos pudieron arreglar sus diferencias y perdonarse el uno alotro, donde acabaron por fundirse en un gran abrazo y derramar lagrimas. La oscuridad que había en sus corazones desapareció por completo con aquel abrazo que les hubiera gustado tanto regalarse muchos años atrás. Fueron de los primeros en disculparse con los demás por todo lo sucedido, sobre todo con Aioros, Aioria, Mu y Shion que fueron a los que mas daño hicieron.
Shaka retomo su meditación, mas ya no era tan solitario como antes, ahora compartía el te con varios de sus compañeros en las tardes y los fines de semana solía salir al pueblo en compañía de Shun junto con su hermano Ikki.
Death Mask todavía continuaba con su carácter arrogante y burlón, mas todo lo vivido anteriormente le hizo que sus valores cambiaran. Ya no era ese sádico por el cual fue conocido años anteriores. Aquel cambio hizo que sus compañeros lo aceptaran. Sobre todo fue a uno quien le sorprendió ese cambio con el, dando lugar a que lo frecuentara muy a menudo. Lo que tampoco cambio en el fue su gran amistad que le unía al del duodécimo templo y que recién se había unido al club Shura, Saga y Camus.
Aioria era uno de los santos mas felices. Por fin volvía tener a su hermano Aioros con el. Fue el primero a quien abrazo con fuerza en cuanto se percato de que estaban todos vivos. Su vida y rutina no cambio en demasía como era antes, siempre había sido sociable y activo, aquello no había cambiado. Continuaba entrenando todas las mañanas en el coliseo o ayudando a aspirantes a caballeros. Solo que en esas sesiones ahora se le unía muchas veces su hermano, con lo cual era extremadamente feliz.
Aunque si hubo algo que cambio en esa nueva vida y fue que empezó a entablar una gran amistad con el cual jamas habría creído llevarse bien. Mas esa amistad le llevo a una gran sorpresa, debido a que sin darse cuenta se enamoro con intensidad.
Con respecto al santo de Libra no volvió a china, sino que se mudo al templo del Patriarca donde habitaba Shion y con el cual tenia una relación. Mas que una simple relación estaban comprometidos, próximamente se casarían bajo la bendición de Athena. Eran una pareja que habían sufrido mucho y por fin podrían amarse sin que nada se los impidiera. Mu fue uno de los primeros en enterarse y felicitarlos. El sabia lo mucho que habían sufrido y por ello ahora merecían toda la felicidad del mundo. Igual dejando de lado la relación que tenían, Dohko volvió a entrenar a Shiryu, ya que quería cederle su puesto no en un futuro muy lejano. Y cada fin de mes, viajaba a china para visitar a Shunrei, a la cual siempre le llevaba uno que otro regalo. En ocasiones también le acompañaba Shion en sus viajes.
Con respecto a Milo este tomo como pupilo a Hyoga junto a Camus, le tenia gran cariño, como si de un hermano mayor se tratara. Ambos santos lo entrenaban para que en un futuro pudiera ser un gran santo de acuario. Aunque ninguno de ellos dudaba de las capacidades del joven rubio, ambos confiaban en el. Cuando no estaban entrenando solían compartir muchos momentos entre los tres, como los desayunos, comidas y cenas. Si, mas bien Milo se les había acoplado en la casa de Acuario. Ya pasaba mas tiempo allí que en su propio templo. Mas a ninguno de los otros dos les molestaba. Era un ambiente muy cálido, como si fueran una familia...
Y ahora vamos con el quien lo tuvo mas difícil en adaptarse, o sea, el santo de Sagitario. Tras a verse perdido 13 años de vida, todo lo que conocía cambio y evoluciono. Tuvo que ponerse a estudiar mucho para adquirir los conocimientos de su época actual. Por suerte tuvo mucha ayuda, sobre todo de su hermano, Saga, con quien había retomado su amistad de antaño y de Mu. En cambio no tuvo problemas en relacionarse con los demás, ya que al igual que Aioria era un ser muy sociable y no tardo mucho en llevarse bien con todos nuevamente. Claro que había una excepción a la regla y era algo que le frustraba.
Esa frustración tenia nombre. Su antiguo mejor amigo y por quien estaba enamorado. Shura de Capricornio.
No es que no le hablara, pero la amistad que habían tenido de antaño estaba muy lejos de recuperarse y no es como si no hubiera intentado restaurarlo pero Shura ponía un muro invisible que le impedía acercarse. Aquello le entristecía porque conocía del motivo de aquel muro y por mas que intentaba conversar con el este no le dejaba.
Deseaba romper ese muro y ver de nuevo a ese sensible niño junto a su sonrisa que estaba seguro aun habitaba en su interior. No se rendiría, ahora que tenia esa nueva oportunidad, lucharía por ello,aun si era expuesto una vez a ser atacado por la excalibur, aunque supiera que eso no llegaría a pasar nunca.
Y hablando de Shura, fue, junto a Saga y Kanon, de los primeros en disculparse ante Shion, Athena y Aioros, aunque a este ultimo no le pudo clavar la vista en su cara. Tenia muchos sentimientos encontrados con el de los ojos aguamarinas. Fue dos años mas tarde de la muerte de Aioros que comprendió sus sentimientos. En ese ntonces no comprendía porque le había dolido tanto su muerte y el porque le latía su corazón cuando lo abrazaba o le sonreía antes de morir. Cuando se percato de lo que sentía, se sintió tan mal que estuvo a punto de usar su técnica consigo mismo, mas la promesa que le hizo a Aioros de cuidar a su hermano lo detuvo. Ante todo estaba su palabra y eso haría hasta que su hora de morir llegara, ya fuera a manos de otro o de forma natural.
Ahora que el castaño estaba nuevamente vivo al igual que el resto, fue el primero a quien se disculpo, por encima de el Patriarca y de los demás a quien había dañado. Aun recordaba su hermosa sonrisa cuando le decía que todo esta bien. Solo ante el se mostró débil, dejando escapar lagrimas por sus mejillas. Y como si hubieran vuelto en el tiempo Aioros lo envolvió en un abrazo cálido y protector, tal como antaño cuando el era mas pequeño y se encontraba triste por algún motivo.
Esos abrazos eran su tesoro mas grande y que siempre soñó con volver a sentirlo. Pero a pesar de todo, tras aquel especial momento se mantuvo apartado del castaño. Se sentía indigno de volver a intentar siquiera a ser su amigo, el debería merecer a alguien mejor que nunca desconfiara de su persona.
Saga y Camus, con los cuales se había unido mucho en el tiempo que avanzo, siempre le aconsejaban de que no fuera un idiota y fuera en busca de Aioros para que volvieran a recuperar la amistad que tuvieron hace 13 años. Pero el capricornio siempre salía con la misma respuesta de que no se merecía su amistad. Incluso lo amenazaron con golpearle si seguía en esa actitud, pero no hubo forma alguna de que cambiara de opinión, por lo cual sus amigos se resignaron de insistir, pero eso no quería decir que no intentarían unirlos. Se amaban. Y eso todos lo podían ver, cuando alguno de los dos buscaba con la vista al otro sin que el otro se enterara.
Lo que no sabían en ese momento es que no tendrían que intervenir ellos, porque alguien lo haría por ellos de manera indirecta...
Continuando con la vida de los últimos dos caballeros de oro...Camus le gustaba esa nueva vida que estaba teniendo, estrechando sus lazos tanto con Milo y Hyoga. Llego un punto que el mismo le pidió a Milo que se mudara a su templo. El escorpión tan feliz no pudo controlarse y lo beso en los labios. Desde ese día empezaron a convivir como una pareja solida junto a Hyoga, el cual estaba feliz por aquellos dos y a quienes los apreciaba como unos hermanos mayores.
Y por ultimo pero no menos importante el santo de Piscis... Fue otro quien cambio mucho, seguía apreciando mucho su belleza y se cuidaba ,pero ya no era tan superior y narcisista como años anteriores. Se juntaba muchas tardes con Shun en su templo quien le ayudaba a cuidar de sus rosas. En otros ratos se juntaba con sus amigos y les daba consejos respecto a temas amorosos, ya que todos padecían de problemas. Nada que no pudiera solucionar, salvo su cabra cabezuda que era mas tozudo que el propio animal. El era de los únicos caballeros que no estaba enamorado, pero no tenia prisa porque el amor llamara a su puerta, el estaba satisfecho con esa vida que llevaba. Eso si, no se negaría a el si algún dia llegara a aparecer...
Y así eran las vidas de aquellas catorce personas durante esos primeros meses que vivieron en paz absoluta. Todos estaban tan relajados que se confiaron de lo que estaba por venir.
¿Pero seria en realidad malo? Quizás ese algo fuera el empujón que necesitaban para aclarar sentimientos que no se habían dicho...
Empezó en una noche despejada, cuando todos los habitantes del santuario se encontraban en profundos sueños. Ninguno noto la sombra que se había aparecido en sus alrededores...
La sombra se materializo en forma de un ser humano, aunque nada tenia de humano. Lo que tenia por manos, eran una especie de garras con unas uñas afiladas. Sus ojos eran de un color ámbar, pero no eran bonitos de ver, se podía ver la maldad que desprendía de ellos, su cabello revuelto de un color cenizo parecía flotar en un aire frio y oscuro... Pero lo que sin duda daba mas miedo de ver era toda su piel. Como si se hubiera caído en una piscina de ácido muy corrosivo, su piel estaba llena de quemaduras, hasta le faltaban trozos de piel tanto en su rostro como a o largo de su cuerpo.
Ese ser ahora se encontraba en la entrada del primer templo de Aries, regodeándose de sus próximas victimas a las que iba torturar. Y no, no fue casualidad que acabara en aquel lugar. Había elegido a esos 14 hombres porque tenían una gran energía dentro de ellos, el cual se quería robar para hacerse poderoso y que nada pudiera detenerlo, incluido Hades. Pero debería ser cuidadoso, no podía hacer que se percataran de su presencia hasta que robara la mayoría de sus energías vitales... Pero no le preocupaba... sabia como actuar.
Con una sonrisa deforme, donde sus dientes estaban conformados por colmillos como los de un tiburón, se desvaneció en el aire.
Como una sombra que no hacia sonido alguno se adentro en el templo de Aries, buscando a su primera victima, al cual encontró dormido en sucama. El del cabello lavanda no se percato del peligro, estaba en un apacible sueño profundo. Flotando en el aire, ese ser se aproximo aMu, poniéndose encima suya. Mu no podía notarlo ya que ocultaba su aura demoníaca y el cuerpo que simulaba tener solo era incorpóreo.
Sin perder el tiempo la criatura atravesó con su mano el pecho de Mu agarrando y estrujando su corazón con fuerza. Es lo bueno de ser un espíritu, a el no lo podían tocar o sentir, pero el si podía hacer daño a sus victimas usando su energía.
Mu abrió los ojos rápidamente convulsionándose en la cama por el dolor. El dolor era tan intenso que no podía gritar por ayuda o usar su cosmos para alertar a su compañeros para que pudieran ayudarle. El espectro continuo apretándole el corazón, mientras iba absorbiendo la energía vital de su victima... Faltaba muy poco para matar al primero... Y lo hubiera conseguido de no ser porque desconocía de un don que poseían los Arianos y era el poder comunicarse por telequinesis.
Shion dormía en su camarote abrazado junto al santo de libra cuando escucho en su cabeza el grito de Mu pidiendo ayuda. De forma abrupta se levanto de la cama y sin cambiarse ni decirle nada a su prometido, el cual se había despertado también por el brusco movimiento, se tele transporto al primer templo, justamente en la habitación del joven.
-¡Mu!- Exclamo horrorizado al verlo convulsionar y sentir que su cosmos era inexistente.
Rápidamente se acerco hasta su pupilo en donde coloco sus manos en su pecho y tras elevar su cosmos pronuncio una oración en latín. Surtió efecto, porque casi de inmediato las convulsiones se detuvieron. Su respiración volvió a ser normal, al igual que su corazón había dejado de doler.
-M-Maestro...- Pronuncio con dificultad, ya que a pesar de haber terminado toda aquella agonía se encontraba debilitado. Shion acaricio su cabello con suavidad en un intento por tranquilizarle.
-Shh.. Tranquilo Mu, todo esta ya bien, ahora duerme, yo velare por ti toda la noche- Le pide con suavidad, haciendo que el joven se relajara sintiendo se seguro. Con el a su lado no temía que pudiera pasarle nada otra vez. Agotado volvió a dormirse en pocos minutos bajo la mirada del mayor.
No permitiría que volviera a sufrir de esa manera, desde mañana Mu se mudaría con ellos para tener controlado su salud...
El espectro miro con rabia al Patriarca, si no hubiera sido por ese estúpido conjuro habría terminado de robarle toda su energía vital. Pero no pasaba nada... aun tenia muchas mas victimas y el tan siquiera había sospechado nada de su presencia.
Sonriendo de manera diabólica volvió a desvanecerse en el aire. Su próximo ataque no fallaría....
Continuara...