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Sunflower por rkivexxxv

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Pasado

Sasuke abrió los ojos lentamente, se sentía bien. Aunque no tanto como quisiera, porque Naruto no estaba a su lado, pero el delicioso aroma de un desayuno en proceso le hizo olvidar esa pequeña molestia. Él seguía ahí.

Revisó la hora, frunció la frente de inmediato al notar que tenía tiempo de sobra para prepararse antes de ir a trabajar. Pensó que con los desgastes de los últimos días iba a generar algún tipo de estrés postraumático tan grave como para no tener ganas de levantarse de la cama, pero ahí estaba, en perfectas condiciones para empezar el ajetreo laboral.

Se duchó, se vistió, secó su cabello y salió de la habitación asegurándose de que llevara consigo sus llaves y billetera. Naruto se encontraba de espaldas echándole el ojo a algo que estaba en la estufa, llevaba puesto ese mandil rosa que le hacía recordar varias cosas, y además de su usual cabello rubio despeinado, seguía vistiendo la cómoda ropa que le había prestado para dormir. Sasuke se acercó sigilosamente y le dio un pequeño beso en el cuello, haciéndolo sobresaltar del susto.

—Buenos días—susurró con el mismo tono apagado de siempre.

Naruto se giró y le miró de esa forma, esa linda forma en la que quería parecer enojado y realmente sólo se veía más tierno que enfadado.

—Dios, no me asustes así—le dio un golpecito.

Sasuke evitó sonreír—. ¿Qué estás haciendo?

—Como sabrás—empezó con un tono presuntuoso—. Estoy tomando clases de cocina.

—Por tu cuenta—hizo énfasis, se recostó ligeramente en el mesón de la cocina, se cruzó de brazos y observó a su novio con interés

Naruto hizo un puchero—. Por mi cuenta—repitió, haciéndole ver que su tono burlón le era indiferente—. Como sea, están dando frutos. He preparado nuestro desayuno.

Lo último lo dice con tanta emoción que a Sasuke le es imposible no sonreír. Arroz, sopa de miso y encurtido de verduras fueron puestos en la mesa en cuestión de minutos, olía delicioso. Agradecieron por la comida y pronto empezaron a comer, aunque Sasuke estuviera disfrutando de su primer comida del día, no podía concentrarse debido a lo fascinado que se encontraba a causa del momento. Naruto se veía encantador en su cocina, con su ropa puesta, con ese mandil viejo color rosa, con su cabello hecho un desastre y con las mejillas rellenas cual ardilla mientras comía.

—Sasuke...

—Naruto...

Ambos hablaron al mismo tiempo, se miraron por un segundo y sonrieron tímidamente a pesar de todo el tiempo que ya habían compartido juntos.

—Tú primero—dijo Sasuke.

Él se veía nervioso, sus mejillas de pronto adquirieron un tono salmón y su mirada bajó evitando contacto con la suya.

—Sobre vivir juntos...

El pelinegro esperó atento a sus palabras.

—¿Crees que sea buena idea quedarnos con tu departamento o con el mío?

Un suspiro de alivio se dejó escuchar. Sasuke relajó los hombros y cierto brillo de emoción resaltaba en sus ojos.

—¿En dónde te sientes más cómodo?—preguntó antes de llevar un poco de comida a su boca.

—¿Qué hay sobre ti?—Naruto lo miró fijamente.

—Estaré bien en cualquiera de los dos, siempre y cuando estés ahí conmigo.

Y ahí iba de nuevo...

Seguía sin poder creer que había soltado nuevamente algo tan cursi, pero atribuyó su comportamiento exclusivamente a Naruto y cómo este le hacía sentir. Así que sí, le estaba echando la culpa al rubio revoltoso, cuyo rostro seguía de un leve color salmón. Sus pensamientos a veces le seguían pareciendo un misterio, resultaba gracioso incluso para él mismo saber lo poco emocionado que se veía su rostro diciendo palabras tan dulces como esas, pero esperaba que Naruto pudiera saber que cada palabra que le dedicaba era con el amor más pleno capaz de reconocer y entregar solamente a él.

—Me gusta el tuyo—murmuró.

—Bien—sonrió—, dime cuando estés listo y te ayudaré.

Estaba realmente feliz, tan feliz que probablemente no podría esconder su sonrisa en todo el día. Tal vez debería prepararse mentalmente para aguantar las burlas y preguntas inquisitivas de Suigetsu, el tipo era increíblemente molesto y curioso. Pero, a pesar de todo eso, él no había abierto la boca y divulgado su vida —de lo poco que le había comentado— así que, por más que le resultara increíble, podía decir que confiaba un poco en él.

—¿Y tú?—preguntó Naruto—. ¿Qué ibas a decir?

—Oh, nada—le restó importancia—. Quizás llegue tarde hoy, es fin de mes.

El rubio pareció recordar algo en ese instante—. Oh, cierto—murmuró mientras rascaba su mejilla—. Hoy empiezo a trabajar, quizás me demore más.

—Seguro te irá bien—esa pequeña frase hizo sonreír a Naruto—, sólo no te distraigas y evita hacer un desastre.

Aunque eso último lo hizo rodar los ojos.

—¡Yo no hago desastres!

—Ayer mientras intentabas hablar con tu padre fue un desastre—sonrió al recordar.

El rubio se cruzó de brazos—. No es verdad.

—Incluso insinuaron que tenías novia—Sasuke murmuró eso último, antes de tomar un sorbo de café. 

—Es algo que él hace para tantear el terreno—dijo rápidamente.

—¿Quién es Hinata?—preguntó, queriendo ignorar de forma deliberada eso de 'tantear el terreno'.

Naruto abultó los labios mientras lo observaba con esos expresivos y brillantes ojos azules, exhaló como si hubiera perdido la apuesta de su vida.

—Una amiga de la infancia—empezó a explicar—. Cuando estábamos en secundaria me confesó sus sentimientos, pero tuve que rechazarlos.

Asintió escuchando con atención—. ¿Por qué?

—Porque no sentía lo mismo, era mi amiga después de todo—Naruto se encogió de hombros—. Ella estuvo bien con eso, aunque nos tomó tiempo volver a como antes. Han pasado muchas cosas desde que me mudé, así que no he podido hablar con ella.

Sasuke asintió mientras procesaba la información, su curiosidad había sido neutralizada con éxito; pero Naruto entrecerró los ojos e inclinó la cabeza como si lo estuviera analizando.

—¿Qué?

—¿Estás celoso?

—No—respondió casi de inmediato, y el rubio le sonrió—. ¡No!

—Sasuke...

—¡Wou, mira la hora!—echó un vistazo al reloj de pared rápidamente y se levantó tomando sus cosas.

—Pero aún es temprano...

—Quiero adelantar algunas cosas, quizás así salga más temprano.

Él caminó directo a la puerta y se cambió a los zapatos de la oficina.

—Espera—escuchó a Naruto levantarse de la mesa y dirigirse a él, aún con esa sonrisita jocosa en su rostro.

Sasuke esperó paciente a que el rubio se acercara.

—Sólo espera un segundo—susurró, llevando las manos a su corbata para arreglarla—. De nuevo dejas restos de comida en tu ropa—dijo en un adorable tono de queja.

Él se quedó quieto, incluso dejó de respirar. Lo observó con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro, Sasuke llevó su mano a esos cabellos rubios y rebeldes, acomodando uno de los mechones detrás de la oreja de Naruto. A pesar del tiempo que llevaran juntos, su corazón siempre reaccionaba de la misma forma cuando estaban muy cerca uno del otro.

Lo sintió alejarse de él—. Ten un buen día, Sasuke—y esa sonrisa que lo condenó desde el primer día se asomó de nuevo.

El azabache acercó su rostro al de Naruto, dejando un pequeño beso en sus labios como despedida.

—Sasuke—lo llamó una última vez, haciéndolo girar un poco—. Yo también te amo. 

Ambos se sonrieron.

Estaba tan feliz cuando salió del edificio que sentía que nada podía arruinar su estado de ánimo, tal vez estaba exagerando, pero así había sido desde que aceptó sus sentimientos por Naruto.

La primera mitad de la jornada pasó sin problema alguno, ahora sólo trataba de terminar su hora de almuerzo mientras mantenía una charla bastante estúpida con Suigetsu sobre por qué el ramen instantáneo era tan famoso como para que haya tantas versiones, sabores y marcas.

—¡Simplemente no lo puedo creer!—exclamó en un tono indignado—. ¿Tantos años y sigue siendo el número uno?

Sasuke sólo lo observó con su típico rostro inexpresivo, aun así, hacía el esfuerzo en prestarle atención.

—¿Por qué estás tan irritado?—preguntó de todas formas—. Es tu almuerzo de hoy. Todos los suministros aquí son en su mayoría ramen—murmuró con cierto toque de burla.

—¿No te aburres de esto?

Buena pregunta.

Pero tenía a alguien en casa que vivía por y para el ramen.

—No puedes pelear contra un plato milenario y con años de estudio de mercado—Sasuke no podía creer que de verdad le estaba dando cuerda a la conversación—. Naruto sabría qué decirte, no me preguntes a mí sobre comida y menos sobre ramen.

Suigetsu se sentó frente a él, con el tan afamado ramen recién salido del microondas en sus manos.

—Hablando de Naruto—dijo con una sonrisa traviesa—. ¿Cuándo me lo vas a presentar? Empiezo a pensar que tu retorcida y solitaria mente lo imaginó.

—Él es real.

—Tan real como un unicornio.

Bueno, no podía culpar a Suigetsu. Se había empeñado toda la vida en alejar a las personas por culpa de esas otras que estaban muy interesadas en su apellido. Así que no solía andar por ahí, tan campante hablando sobre su vida y sus intereses románticos. Hasta que el metiche de Suigetsu descubrió que estaba enamorado del extraño vecino que se mudaba al departamento de al lado.

—Naruto es real—replicó de nuevo.

—¿Tienes alguna foto?

Claro que tenía fotos, pero eran demasiado lindas como para compartirlas con los ignorantes ojos de Suigetsu. No era merecedor. Además, la mayoría de estas fueron tomadas sin que Naruto se diera cuenta, así que eran muy preciadas y personales.

Antes de que Uchiha dijera que no, una de las asistentes bancarias entró a la pequeña sala de descanso.

—Sasuke-kun—pronunció en cuanto lo vio, era Karin, una de las amigas raras de Suigetsu—. Hay alguien que está buscándote.

El pelinegro arrugó la frente, nadie lo buscaba en el trabajo. Y si así fuera, probablemente sería alguno de los clientes del banco para reclamar algo.

—¿Te dijo su nombre?

—Dijo que era tu padre.

Oh.

 


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