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Criminal - [Ereri] por L_inverse

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Notas del capitulo:

Hola a todos y todas. Quería, antes que todo pedir disculpas por el mini retraso en la actualización.  Pero aquí les traigo la continuación (:

 

 

Ya había perdido la cuenta de cuantos suspiros había desperdiciado esa noche.

Para ser principios de abril, no corría tanto viento pese a lo tarde que era y, de hecho, casi podía decirse que la temperatura no había descendido mucho en comparación al día, indicios de que la apestosa temporada de calor ya estaba sobre Stohess.

Pero, fuera del calor, Levi sentía un sudor frío bañando su nuca mientras miraba a los peritos criminalistas recorrer la escena del crimen que había dejado detrás el Espectro aquella noche.

Cuando su teléfono había sonado apenas al llegar a su casa, supuso que sería el mocoso de ojos verdes haciendo su llamada nocturna para charlar un rato y saber de su día – a veces, Levi tenía la impresión de que lo usaba como excusa para posponer sus deberes en la universidad, pero el chiquillo lo negaba constantemente –; sin embargo, el número del cuartel lo alertó de inmediato y sus instintos, tan agudos como siempre, lo habían llevado a sentir pavor, adivinando lo que le traería esa noche: un nuevo atraco del ladrón del Stohess.

¿Qué se supone que debía esperar? ¿Que por confesarle al mocoso que le gustaba este dejaría de lado los crímenes? No, Eren jamás le había afirmado eso; incluso, este era el principal motivo que tenía para no dejarse llevar por ese cálido sentimiento de saberse correspondido por el muchacho; y aquí estaba, confirmando todas sus inseguridades al darse cuenta de lo complicado que era estar con el moreno.

– No se tardó tanto como esperaba. Al parecer el susto de la vez pasada no fue suficiente para hacerlo desistir de sus robos. – la voz de Erwin al llegar a su lado le hizo levantar la vista por primera vez en mucho rato. Los ojos azules de su compañero estaban revisando su libreta de anotaciones, donde había garabateado la versión de los hechos del dueño de casa. – Tal vez sea otra forma de demostrar que no le tiene miedo ni a la élite ni a la policía. –

– Nada que no hayamos previsto. – soltó Levi de mala gana. Ni siquiera estaba molesto, simplemente se sentía agotado mentalmente de toda la situación en la que se había metido.

– El señor Tybur ha estado muy ocupado estos meses, al parecer. – el comentario de su amigo lo sacó de lugar, haciendo que se volteara para mirarlo confundido y queriendo una explicación.

– ¿A qué te refieres? –

– ¿Se te olvidó? A principios de febrero tuvo su audiencia en los tribunales por violaciones de tratados de comercio; hubo una protesta y estuvimos toda la mañana procesando a universitarios y adolescentes por los disturbios. – Levi se sorprendió. Por supuesto que recordaba esa mañana, pues había sido el día en que Erwin lo mandó a los seminarios en Mitras, llevando a Eren con él cuando apenas se conocían y todavía no confiaba en el chico tras el Espectro. Quién hubiese pensado que dos meses después estaría en una situación completamente distinta.

– Estos políticos pasan por los tribunales como si fuese una caja registradora; entran, pagan una módica suma de dinero y salen como viejos clientes del lugar. – escupió con odio debido a la frustración que sentía en ese momento el azabache. – ¿Dónde está Hange? – preguntó entonces, al no verla correteando de un lado a otro obteniendo información de los oficiales que registraban el hogar.

– Dijo que analizaría la información mañana. Ha estado bastante ocupada últimamente con tantos crímenes y casos sin resolver. – Levi sintió una punzada de culpabilidad resentir su estómago. Sus amigos no merecían tener tanto trabajo, sobre todo si él podía acabar con el tema del Espectro revelando la identidad del ladrón.

– Si tan sólo hubiera un botón para pausar todos los crímenes de la ciudad, por al menos un día. –

Y entonces, un recuerdo acudió a su mente. Los ojos verdes de Eren opacados por las dudas y la preocupación cuando conversaban en la cocina de Armin y Annie, hablando de una supuesta tarde juntos donde pretenderían olvidarse de todos los problemas que conllevaba su relación, desde el asunto de su compromiso con Historia, las amenazas de Grisha y Rod y, sobre todo, el asunto del ladrón y el detective.

Ahora comprendía por qué el mocoso se había tensado tanto al pensar en una salida juntos ese sábado… pues, primero, tenía que hacer su trabajo como ladrón.

Chasqueó la lengua, molesto, mientras se alejaba un poco de Erwin tratando de calmar todo el torrente de emociones que lo invadía; ¿en qué había pensado? ¿Toda una tarde con Eren pretendiendo que eran personas diferentes? ¿dos hombres normales tratando de tener una pseudo cita? ¿ignorar que Eren era el ladrón más buscado por los titiriteros que controlaban la ciudad?

Además, si el mocoso sabía que antes de su supuesta salida llevaría a cabo un atraco, ¿por qué accedió a la fecha, después de todo? ¿era una especie de prueba para él? ¿estaba jugando con su paciencia?

"Mierda", se sentía demasiado cabreado con todo. Cabreado porque, para el mocoso, esto era mucho más simple que para él. Para Eren, seguir con el trabajo del Espectro no significaba un gran problema; una noche de robo y al otro día podía seguir siendo ese encantador joven seductor que lo llamaba todos los días y lo visitaba seguido. No tomaba conciencia de todo el trabajo que le provocaba al mayor sus acciones; peor, que el chico siguiera siendo el Espectro no tenía una carga de culpabilidad para él, en cambio, para Levi, ser el detective que tenía que cazar al ladrón era casi apuñalarlo por la espalda constantemente, buscando la forma de dar con el Espectro para encerrarlo en la cárcel y hacer que pagara por sus crímenes.

Pero, sobre todo, estaba cabreado con la puta vida. ¿Por qué simplemente no podía estar con la persona que lo hacía feliz, que había llegado a cambiar sus días volviéndolos más luminosos, haciendo que saliera de sus rutinas aburridas y auto flagelantes, con exceso de trabajo y remordimientos por no poder ayudar a todo el mundo? ¿Por qué demonios no podía simplemente dejarse llevar y disfrutar de la compañía de ese fantástico chico, de sentir la calidez de esos brazos fuertes y protectores… de probar sus labios sin la culpa y la frustración que se enlazaban a los problemas que los rodeaban?

Necesitaba hablar con el mocoso. Lo necesitaba pese a no saber qué le diría exactamente, pero también plenamente consciente de que le había prometido hablar las cosas y no alejarse, como lo había hecho la vez anterior; quizá necesitaba mostrar ese torrente de emociones caóticas que lo gobernaban al darse cuenta de que estaba acorralado en ese asunto, que no había salida alguna, que sólo se estaba engañando cuando apartaba la máscara del Espectro del rostro de Eren y se concentraba únicamente en ese mocoso y no en el ladrón…

"Cazar al Espectro y, a la vez, proteger a Eren… ¿es siquiera posible?"

– ¿Levi? – nuevamente, la voz de su amigo lo hace volver a la realidad, botando el milésimo suspiro esa noche antes de mirarlo con ese gesto cansado que ambos compartían en ese momento. – Vamos a casa. Mañana seguiremos analizando la evidencia. –

– Sí, creo que es lo mejor. – Erwin le regaló una sonrisa comprensiva y, en seguida, procedieron a marcharse del lugar.

Otra vez, había un pequeño ruido en la mente del azabache, molestándolo tanto que casi podía sentir esa jaqueca fulminante que lo aquejaba cuando no podía abordar correctamente todos sus pensamientos y emociones, para darle orden y estabilidad a su cabeza.

Tal vez era el efecto de saber que Eren era el Espectro y la manera en que se habían acercado el último tiempo, tanto así para que ambos desarrollaran un interés amoroso por el otro; tal vez era por la información que ya sabía del ladrón de Stohess, revelada por el mismo protagonista de los robos; tal vez, simplemente, era un delirio de su mente fatigada de tantos pensamientos errantes… Sin embargo, tenía la impresión de que había algo que estaba pasando por alto, y ese algo, era una pista importante que daría un cambio radical en su investigación del caso del Espectro.

Mientras iba en el auto-patrulla, sentado en el asiento del copiloto, siendo Erwin quien manejaba de vuelta al centro de la ciudad para poder dejarlo en su hogar y seguir con los peritajes por la mañana, el sonido de su celular lo alerta tanto que tuvo que disimular el sobresalto que su cuerpo dio de manera involuntaria.

Si no fuese porque el rubio lo miró inmediatamente al detectar la llamada entrante que estaba recibiendo, habría dejado que su teléfono sonara hasta desistir en la comunicación, sin siquiera mirar quién era, pues tenía mucho miedo de que fuese Eren quien lo estuviera llamando, deseoso de confirmar que nada había cambiado entre ellos, que no volvería a repetir su actitud de la última vez que el Espectro había llevado a cabo un robo y Levi lo ignoró dos semanas completas para intentar poner en orden sus pensamientos y cortar con ese intento de relación.

Sintió miedo por esos cortos segundos en que el teléfono sonó entre sus manos. Era muy pronto para hablar con Eren, menos aún frente a Erwin. No estaba listo… no estaba lo suficientemente resuelto. ¿Alguna vez lo había estado?, pensaba el detective, recordando una y otra vez esa sensación, esa que sintió en el atraco pasado, esa – absurda – sensación de traición por parte del moreno. No podía evitar pensar qué hubiese pasado si, la vez anterior, hubiese optado por ser firme en sus convicciones y alejarse de Eren antes de llegar hasta este punto, donde, incluso, lo había besado en su cumpleaños.

Sin embargo, con la atención – y un poco de impaciencia por el sonido desagradable del celular – de Erwin, miró su teléfono, sólo para sorprenderse y relajar su postura cuando el registro de llamada entrante tenía el nombre de Hange y no del mocoso de ojos de verdes.

– Hange. – saludó cortamente tras llevarse el aparato a la oreja.

– ¿Siguen en la escena? – preguntó ella. Su tono de voz era serio y calmado. Levi conocía lo suficiente a su amiga para saber que estaba en algo importante; mejor, que había descubierto algo importante.

– ¿Qué pasó? –

– Necesito que vengas al cuartel. Estoy en la sala de analistas. – anunció ella, parecía estar tecleando cosas en la computadora.

– Vamos en camino. – respondió él y procedió a cortar la llamada. A su lado, Erwin le dedicó una mirada de determinación, entendiendo de inmediato la situación, y aceleró para llegar pronto al cuartel central.

 

~*~~~*~~~*~

 

Erwin y él llegaron lo más rápido que pudieron hasta la sala de analistas del cuartel. El azabache había casi trotado cuando bajaron del vehículo y, para su tranquilidad, el rubio lo siguió en silencio, adaptando su paso al de él y sin cuestionar sus motivos para tal apuro.

Lo cierto es que Hange podía no tener ningún tipo de información referente al Espectro y podía ser sobre otro caso importante; sin embargo, con todas las emociones que todavía sentía muy latentes en su corazón debido a este nuevo atraco del ladrón de Stohess y sus sentimientos por el moreno de ojos verdes, cualquier cosa parecía crispar sus nervios. Al menos, si era sobre otro caso, le serviría para distraerse del robo y enfocar sus energías en hacer su trabajo correctamente.

Pero apenas llegó a la sala donde su amiga trabajaba, supo que todo esto se trataba del Espectro. Moblit estaba junto a la entrada, en su propia estación de trabajo donde una taza de café se hallaba vacía junto a la computadora sobre la cual estaba trabajando concentradamente; por su parte, la pelirroja estaba en el mesón central que había en la sala, donde una serie de computadoras y equipos de alta tecnología se disponían para el uso de los analistas. Junto a ella, un buen número de archivadores y papeles rotulados con el código correspondiente al caso del ladrón de Stohess se hallaban desparramados de manera aleatoria sobre la superficie.

Levi tomó una bocanada de aire y pasó junto a Moblit, quien les sonrió cortamente, con sus ojos claros opacados por unas ojeras grisáceas. Erwin le dio una corta palmada en la espalda al otro rubio, trasmitiéndole ánimos en su labor, para luego seguir su camino y llegar junto a Hange.

– ¿Qué descubriste, cuatro ojos? – preguntó el más bajo, parándose junto a ella para tratar de ver algún indicio en la computadora frente a la cual ella estaba trabajando. En seguida, la mujer tomó un respiro y se volteó para mirarlos con una seriedad calculadora.

– Cuando nos llamaron avisando del robo, indicando quién era la nueva víctima, tuve algo así como una corazonada y me vine a investigar. – comenzó a relatar ella, poniéndose de pie para acercar otras dos sillas y permitir que los detectives se sentaran junto al mesón, a su lado. – No es que sea la gran cosa, pero me parece ridículo no haberlo notado antes. – ella soltó un suspiro ligeramente angustiado y miró la pantalla por un momento antes de proseguir. – ¿Recuerdas, Levi, que hace varios días estuvimos conversando sobre lo que podían tener en común las víctimas, algo que no necesariamente le contaran a la policía o que, simplemente, pareciera tan banal que no se considerara una coincidencia? – el azabache sintió que su estómago se retorció violentamente, frunciendo el ceño de manera involuntaria para contener el indicio de nauseas frente a lo que Hange le decía.

¿Cómo podría olvidar ese hecho? Sus pensamientos convergieron en esa idea debido a una de las conversaciones que había tenido con el mocoso; de hecho, esta situación le llevó a tener una fuerte discusión con él por haber usado sus encuentros para la investigación y estuvo a punto de lastimarlo.

En ese instante, había sentido que su corazonada no había llegado a nada; sin embargo, ahora, viendo el semblante pensativo de su amiga y el montón de información que había estado analizando, comprendía que  había tenido importancia.

– Lo recuerdo. – dijo rápidamente al notar que su amiga esperaba una respuesta. – Buscando algún patrón en la selección de las víctimas, pensamos que, tal vez, no nos estaban diciendo toda la información respecto a los robos; esto asumiendo que, efectivamente, el robo que se reportaba al activar la alarma en las casas de las víctimas no fuese el primero, sino que, antes, el Espectro había realizado otro atraco buscando información. – explicó a Erwin, quien parecía un poco sacado de lugar con la conversación.

– Asumir que se lleva a cabo otro robo antes del que se reporta es sólo al suponer que el ladrón busca información para poder después robar objetos de valor. – comenzó a decir la pelirroja, llamando la atención de sus compañeros. – Pero ¿no les parece ridículo? Si ya entró a la casa de su víctima, ¿por qué no llevarse de inmediato todo el botín; es decir, dinero e información? –

– ¿De qué información estamos hablando? – preguntó el rubio con curiosidad.

– Cartolas bancarias, registros de transacciones, contratos, informes… – mencionó Levi. – Tal vez, incluso, pruebas de ilegalidades por parte de sus víctimas. – añadió, mirando fijamente a Hange, quien asintió en su dirección.

– Evidentemente, este ladrón debe tener acceso a mucha información de la propiedad para entrar sin activar alarmas prematuramente, así como también encontrar las mejores localizaciones y horarios, de manera que no se tope con empleados o entradas sin acceso. – trató de explicar Hange. – Pero el robo de la información en sí, estoy segura de que lo hace durante el mismo atraco principal, donde roba las cajas fuertes y todo lo demás. – añadió ella, ahora más determinada que antes. Sus ojos marrones brillaban por el sin número de ideas que debían estar pasando por su cabeza. – Seguramente, cuando las víctimas denuncian el delito ni siquiera se han dado cuenta que les están robando esta información. –

– Espera. – dijo Levi apresuradamente. – ¿Cómo estás segura de que les roba información? – preguntó expectante el detective. En seguida, la sonrisa torcida de Hange vuelve a darle otra cuota de incertidumbre, miedo y expectación.

– Porque hay información para robar. – indicó ella con énfasis. – Encontré un patrón. –

– ¿Es en serio, Hanji? – exclamó Erwin, completamente emocionado.

Una aguda punzada en su cabeza. Un severo escalofrío. Su corazón latiendo con frenesí.

– No se entusiasmen tanto. – se apresuró en decir ella, ahora mostrando inseguridad en sus palabras. – Si bien es un patrón más allá de ser personas con dinero y poder, lo cierto es que tampoco nos permite hacer un filtro muy grande para determinar cuál será la próxima víctima. –

– Pero todo en este punto es un avance. – trató de motivar el rubio, dibujando una sutil sonrisa en su rostro.

Ansiedad. Miedo. Angustia.

– ¿Cuál es el patrón? – preguntó Levi abruptamente, volcando su completa atención en la revelación de su amiga, sintiendo las náuseas nublarle un poco la visión y darle un tono levemente histérico a su pregunta.

– Juicios. – dijo ella con seriedad, incluso bajando su tono de voz. – Las víctimas han pasado por juicios sobre fraudes e ilegalidades. – complementó.

Sudor. Un temblor en sus manos. Imágenes como ráfagas violentas que atravesaban su mente.

– ¿Juicios? No es muy raro que varias figuras públicas estén sometidas a acusaciones, muchas de ellas a veces son falsas. – el ánimo de Erwin disminuyó visiblemente, pero Levi todavía sentía que había algo más.

– ¿Hay otro factor respecto a los juicios? ¿Los veredictos? ¿Las penas? ¿La causa? – siguió preguntando el azabache, deseoso de saberlo todo; temeroso de hacerlo.

– Evidentemente, todos han sido absueltos. La mayoría por acuerdos con la fiscalía. – informó ella, ahora llevando su vista a la computadora donde parecía tener un montón de anotaciones. – Pero sobre las causas, son variadas. Algunos tienen que ver con malversaciones de fondos o fraudes bancarios; otros simplemente tienen que ver con irregularidades en políticas y leyes. – siguió diciendo, revolviendo sus cabellos debido a la inseguridad sobre la información. – Cuando me enteré de que Tybur era la víctima, no pude evitar recordar que, hace poco, estuvo envuelto en un juicio por tratados de comercio y, no lo sé, después asocié que varios nombres en la lista negra del Espectro habían pasado por los juzgados. Así que seguí esa idea y me di cuenta de que, efectivamente, así era. –

– Ha sido un buen trabajo, Hanji. – elogió Erwin, volviendo a dibujar una sonrisa. – Es un filtro bastante amplio, pero, al menos, nos sirve para ir acotando la lista de posibles víctimas.

– En comparación a lo poco que llevamos en estos dos años, parece un buen avance. – dijo ella, tratando de mostrarse positiva. – Les hice venir porque no quería perder este impulso que sentí. Tal vez ustedes tengan otra perspectiva del asunto o se les ocurra algún otro aspecto que podamos usar para comparar los perfiles de las víctimas. – esto último lo dijo mirando directamente al más bajo, pero, lo cierto, es que Levi se negaba a echar a andar a su cerebro.

Tenía la impresión de que si se ponía a pensar las cosas, podrían comenzar a descartar información y seguir un camino que, lo más seguro, es que los llevaría a armar un nuevo perfil de las víctimas y avanzar con este tortuoso caso…

Y él no quería.

No podía hacerlo. Sentía que estaba traicionando a Eren mientras intentaba cumplir con su deber en esa conversación con Hange; pero, de la misma forma, sentía que estaba traicionando a sus amigos y compañeros, sobre todo al ver que – siendo casi las doce de la noche – Moblit y la mujer seguían trabajando de manera intensa en encontrar patrones y pistas que les permitieran resolver el caso.

Estaba tan en negación que su jaqueca ya era un hecho, incluso le molestaba débilmente la vista y las pantallas de las computadoras de la sala comenzaban a irritarlo, junto a esos tubos fluorescentes de luz blanquecina. Se sentía mareado y un poco asqueado, tal vez consigo mismo…

Necesitaba un descanso, necesitaba despejar su mente y volver a la calma…

– Levi, ¿te sientes bien? – de pronto, sintió las manos de alguien afirmando sus hombros. Entonces, notó que Hange se había puesto pie y lo miraba de cerca con el ceño fruncido debido a la preocupación. A su lado, Erwin tenía el mismo semblante. ¿Se había desmayado?

– Tengo una jaqueca infernal. – confesó con un volumen bajo. – Creo que necesito descansar. – admitió, sintiendo que su cuerpo ya no le respondía, su mente estaba sobre cargada de pensamientos e imágenes indescifrables.

– Vamos, te llevaré a tu casa. – dijo rápidamente el rubio, poniéndose de pie y extendiendo su mano para ayudarlo a levantarse. El azabache se sentía extrañamente débil.

Por alguna extraña razón, las cosas comenzaron a perder sentido a medida que caminaba apoyado de Erwin hacia los estacionamientos; la cabeza le iba a estallar y sus oídos piteaban incesablemente, incapacitándolo para pensar cualquier cosa que no fuese ese dolor tan agudo que lo tenía sudando frío.

Había escuchado algunas instrucciones que Hange le había dado a Erwin cuando se estaban subiendo al auto, pero sus voces sonaban amortiguadas, como si el azabache estuviese bajo el agua; sabía que su jaqueca empeoraba y necesitaba tomar un buen vaso de agua y acostarse en un lugar completamente a oscuras y silencioso.

Pero, curiosamente, incluso sobre el dolor de cabeza y el ligero temor que sentía por estar experimentando esta situación, había sido el rostro de Eren una imagen constante en su mente. Su sonrisa cálida y ojos aclarados por la sinceridad de su carisma se repetía una y otra vez, casi como si tuviese una fotografía de él pegada frente a sus ojos y no pudiese ver nada más que no fueran sus orbes verdeazulados resplandecer; sin embargo, esa imagen se mezclaba con la máscara negra del ladrón. Se torcía y distorsionaba ambiguamente.

Incluso en medio de esta situación, con todo lo que había sentido desde el reporte del robo de Espectro hasta las averiguaciones de Hange, Eren había sido su pensamiento más constante, ya fuese por su frustración y molestia o por su angustia y desesperación porque fuera descubierto.

Su mente había llegado al límite y esta ya no era una advertencia, sino una señal de detención…

 

~*~~~*~~~*~

 

Eran cerca de las una de la tarde cuando el moreno cruzó las puertas dobles que resguardaban la entrada al cuartel central; si debía ser honesto, estaba un poco nervioso por lo que sucedería con Levi tras el atraco de anoche, pero decidió confiar en que todo saldría bien, porque se suponía que el azabache le haría saber si es que había algún problema.

No quiso interpretar como señal el hecho de que ni anoche ni hoy en la mañana el detective no hubiese respondido sus mensajes, así como tampoco quiso pensar demasiado la situación cuando lo llamó a su celular hace un rato y este parecía estar apagado; incluso, tampoco entró en pánico cuando el teléfono de la oficina de Levi sonó reiteradas veces antes de que él desistiera en su intento de comunicarse – saltándose la regla que había impuesto el detective de que no lo llamara al cuartel –.

No, no sucumbiría a la inseguridad. Probablemente el policía estaba bastante ocupado y no había tenido tiempo para charlar con él.

Así que, tragándose las dudas y un montón de emociones amargas, se apareció por el cuartel para invitar al hombre a almorzar juntos y planear un poco la salida que tendrían al día siguiente; y, apenas entró, notó que el usual guardia que se encontraba en el mesón de atención no estaba, sino que, en su lugar, había un oficial más de edad y aparentemente más serio que el chico que siempre tendía a ponerse nervioso por toparse con un Jaeger.

Soltó un suspiro y se acercó hasta el mesón, tratando de dibujar una sonrisa cordial.

– Buenas tardes. – saludó, recibiendo una mirada indiferente por parte del policía. – ¿Se encuentra el detective Ackerman en su oficina? – preguntó, manteniéndose firme. El hombre lo miró inquisitivamente unos segundos antes de enarcar una ceja y responderle.

– ¿Quién pregunta? – cuestionó el oficial con su tono grave.

– Eren Jaeger. – dijo el chico, ya más nervioso por la actitud intimidadora que tenía el policía.

– El detective no vino a trabajar hoy. – informó finalmente, cruzándose de brazos mientras dirigía sus pequeños ojos oscuros en su dirección.

Esto llamó mucho la atención de Eren, ¿cómo es eso de que Levi no había ido a trabajar? ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Será algo con Isabel o su familia de la casa de acogida? Peor, ¿con el Espectro?

Una serie de preguntas, cada una más preocupante que la anterior, comenzaron a desfilar por su mente a modo de tortura, tratando de darle sentido al hecho de que Levi no se había comunicado desde la tarde anterior, su teléfono estaba apagado, no había ido a trabajar…

– ¡Eren! – con asombro, volteó hacia la fuente de la voz que lo había llamado animosamente por su nombre. Hange lo miraba desde el pasillo que conectaba a las escaleras del edificio, acercándose a él con paso tranquilo mientras le regalaba una sonrisa.

– Hange, ¿cómo estás? – saludó él, tratando de mostrarse amable, pero incapaz de ocultar la preocupación que el guardia había sembrado en él.

– Un poco cansada, pero ya es usual. – respondió ella con una carcajada y, en seguida, le dedicó un gesto casi maternal al mirarlo con comprensión. – Supongo que vienes a ver a Levi. – ante esto, el chico sólo pudo responder con un corto asentimiento de cabeza, todavía mostrándose afligido por el estado desconocido del azabache. – Anoche tuvo algo así como un colapso y Erwin le ordenó tomarse el día y el resto del fin de semana para descansar. –

– ¿Un colapso? – preguntó, al borde del pánico. ¿Qué estaba ocurriendo?

– Levi suele tener unas jaquecas horribles cuando siente mucha preocupación o se siente agobiado. – comenzó a explicar ella con calma. – La verdad es que hace días que hemos estado trabajando muy arduamente con el caso de la banda de narcotráfico y, encima, anoche hubo otro robo del Espectro. Es totalmente comprensible que se debilitara. – el chico agachó la mirada sintiéndose horriblemente culpable por causar problemas en el estado de salud del detective.

– He estado intentando comunicarme con él desde anoche… – murmuró. No sabía si lo decía para sí mismo o para la mujer, pero ella le palmeó el hombro en señal de apoyo.

– No te preocupes. Anoche le dimos un medicamento bastante fuerte contra la migraña y seguramente ha dormido todo el día. – comentó la pelirroja, manteniendo su sonrisa para transmitirle ánimo con la situación. – ¿Por qué no vas a verlo? Estoy segura de que se podrá relajar un poco si pasas el rato con él, además de que nos dejarás tranquilos a mí y a Erwin sabiendo que alguien lo está cuidando. –

El chico sopesó la idea de Hange; no porque no quisiera salir corriendo a ver a Levi, ya que, de hecho, era lo primero que pensó cuando la mujer le comentó que había sufrido un colapso; sino que era porque, particularmente en esta situación, no sabía si le haría bien al detective conversar con él, sabiendo que era una de las tantas causas de su estado.

Suspiró, tratando de ahogar sus pensamientos negativos, pero le resultaba demasiado difícil. Annie tenía razón al decirle que todo el asunto de su relación con Levi se pondría a prueba tras este atraco y, ciertamente, no esperaba que el azabache enfermara debido a este. Saber que el nivel de estrés y preocupación en el detective era tal como para dejarlo en cama por un día completo, sólo ponía en evidencia la gran carga que estaba sopesando con el tema del Espectro y la relación entre ambos; eso, sumado a todos los otros problemas que debía tener en su vida personal y laboral – sobre todo esta última –, junto con el asunto de las amenazas de Rod Reiss…

Revolvió los cabellos de su nuca con algo de desesperación y luego miró nuevamente a la pelirroja de lentes frente a él, quién seguía tratando de brindarle apoyo, ignorante de que era Eren uno de los mayores problemas que tenía su amigo en este momento.

"¿Y así quiero formar una relación con Levi? ¿Provocándole colapsos y alterando su salud tanto física como mental?"

– Iré a verlo. – sentenció finalmente.

 

~*~~~*~~~*~

 

Levi se removió entre las sábanas sintiéndose inusualmente ligero y acalorado. Había mucha luz en su cuarto y se sentía un poco sudoroso al estar tan tapado sobre su – extrañamente – cómoda cama.

Estaba agradecido de que el dolor de cabeza cediera completamente, pero había dejado estragos en su cuerpo que lo hacían sentir un poco mareado todavía, probablemente también por el medicamento que Hange y Erwin lo habían obligado a ingerir para poder dormir tranquilo.

Estiró su mano mientras aún se encontraba recostado sobre el colchón, buscando su celular que estaba sobre el velador junto a su cama. Notó que el aparato de mierda tenía la batería descargada, ya que no lo había conectado durante la noche y la porquería estaba lo suficientemente vieja para no durar más que un par de horas.

Refregó sus ojos con cuidado y se sentó al borde de la cama lentamente, tratando de controlar su respiración y rogando porque el dolor de cabeza no lo azotara de nuevo. Con la misma lentitud, conectó el jodido celular a su cargador para poder acceder a la hora y también a sus notificaciones, sabiendo de antemano que Erwin le había prácticamente prohibido acercarse al cuartel durante ese fin de semana.

Mientras esperaba que la batería se cargara lo suficiente, fue al baño para darse una corta ducha que terminara de relajar sus músculos y lo despertara completamente. Aún se sentía incapaz de pensar cualquier cosa con claridad, pero el agua tibia le hizo bien a su cuerpo y, gracias al pesado sueño que había tenido durante la noche, ya no tenía tan marcadas las ojeras una vez que se miró en el espejo semi empañado del baño; sin embargo, sí estaba un poco más pálido de lo normal. Nada que un buen desayuno no pudiese arreglar.

En cuanto volvió a su habitación, se puso unos jeans y una camiseta delgada de mangas largas antes de sentarse nuevamente sobre la cama y encender su teléfono; y fue en ese momento en que todo lo ocurrido la noche anterior lo azotó de lleno, al revisar las múltiples llamadas perdidas que tenía, sobre todo de Eren, así como también algunos mensajes de este queriendo comunicarse con él.

Cuando Hange había hecho alusión a una pista importante para avanzar en el caso, un miedo terrible se había apoderado de él, tanto así que había comenzado a sudar frío de sólo pensar que pudieran llegar a la conclusión de que Eren era el Espectro. Sabía que no debía sentirse de esa manera siendo el detective a cargo de dicho caso y, también, porque había sido el mocoso el que le había prometido que no se dejaría atrapar.

Pero no pudo evitarlo. No pudo controlar sus emociones correctamente, con todo lo que estaba pasando actualmente entre Eren y él, con las repercusiones que tenía su relación con gente importante de la élite como Grisha o Rod, así como también la manera en que casi torturaba a sus compañeros de trabajo en ese caso que él tenía prácticamente resuelto.

Suspiró fuerte, agradeciendo estar todavía bajo los efectos del medicamento para que la jaqueca no lo atormentara y amenazara con lanzarlo a la cama nuevamente. Tenía el constante pensamiento de que no merecía tener esos momentos de descansos, no cuando sus amigos estaban trabajando tan duro y él sólo los traicionaba… pero tampoco podía traicionar a Eren, entonces, ¿qué demonios debía hacer?

Justo en ese instante, el llamado a la puerta de su departamento capta rápidamente su atención. Alguien había golpeado la madera vieja un par de veces, de manera casi insistente. Levi supuso que debía ser Hange o el rubio queriendo chequear su estado de salud y, ante ese pensamiento, dejó su teléfono sobre el velador, incapaz de contestar algún mensaje o llamada todavía y procedió a abrir la puerta.

La verdad es que, debido a la impresión, retrocedió sutilmente un paso en cuanto sus ojos se toparon con los orbes esmeralda de Eren, mirándolo con frustración y preocupación mezcladas en esos ojos cuya expresión era insondable.

– Eren… – murmuró bajo. Todavía con la mente demasiado lenta para asumir todos los pensamientos que esperaban ser tratados por él. El chico soltó un largo y exasperado suspiro antes de entrar al departamento sin esperar su permiso. – Oi, mocoso. –

– Espera. – le dijo este rápidamente, cerrando la puerta tras de él y todavía manteniendo un semblante tan serio que le era ajeno, pues Levi jamás lo había visto en esa versión. – No vine aquí a conversar de nada en particular. Vine a cuidarte. – informó con neutralidad, usando un tono de voz muy grave. El detective enarcó una ceja y, entonces, se percató de que el chico portaba una bolsa blanca de plástico en su mano derecha, en la que parecía traer varias compras. – Hange me dijo que sufriste una jaqueca anoche y vengo a cerciorarme que sea un hecho aislado y no un problema mayor. –

– ¿Qué se supone que significa eso? – cuestionó, todavía incapaz de procesar todo lo que sucedía a su alrededor. ¿qué mierda le habían dado?

– Levi, estudio medicina. Puedo hacerte un chequeo rápido. – le recordó, a lo que el detective se sintió idiota por no haber pensado en eso.

El mocoso lo miró por unos instantes más, todavía con ese semblante tan extraño que no podía describir con facilidad. Lo vio dejar la bolsa blanca sobre la encimera de la cocina y después procedió a sacarse la mochila que traía colgada al hombro, hurgando en su interior con calma para sacar un estetoscopio y algunos implementos de un pequeño estuche.

– Ven. Siéntate. – le ordenó con sutileza, acomodando los implementos en la pequeña mesa del comedor y señalando la silla en la que quería que se instalara. Levi dudó unos segundos, porque todavía tenía un ruido al fondo de su mente, insistiendo en tomar en cuenta sus pensamientos y darle orden, como siempre; sin embargo, procedió a acercarse al chico y sentarse para ser examinado por él.

Aparte de algunas preguntas rutinarias, que cualquier médico podría hacerle, junto con el examen a su vista, su presión, pulso y otros signos controlables de manera general, el moreno había permanecido en un incómodo silencio, seguido, evidentemente, por el mutismo del azabache.

Tenía la impresión de que en cualquier momento el joven soltaría algún comentario o pregunta, porque su semblante le transmitía una sensación que se asemejaba a la calma que precede a la tormenta, a punto de desbordarse en gritos y emociones incontrolables; de hecho, el detective estaba en un debate constante entre preguntarle qué ocurría, callarse y abrazarlo para transmitirle confort o simplemente pedirle que se marchara de una manera suave… bueno, también estaba la opción más irracional, que era ponerse a gritar él también todas las emociones y pensamientos que se estaba reprimiendo.

Pero sabía que no podía seguir haciéndolo porque, la noche anterior, todo pareció salirse de su control. Lo cierto es que desde hace un par de semanas que tenía la impresión de que ya no podía controlar correctamente sus emociones, que estas parecían gobernarlo y nublar su juicio; ahora, su cuerpo le había pasado la cuenta al presionarse constantemente por todos sus pensamientos, sin descanso.

Se desconocía completamente. Levi jamás se había considerado una persona que se dejaba guiar por sus emociones o impulsos, sino que seguía sus instintos encaminados por el efectivo análisis que tenía en su veloz mente. Y, de un tiempo a la fecha, sentía que ya no tenía la determinación necesaria para tomar decisiones, dudaba con frecuencia sobre sus órdenes y estaba constantemente debatiéndose en este tema de Eren que le quitaba mucho tiempo, pues, realmente, el chico era el protagonista de sus pensamientos, día y noche, incluso en sus sueños.

¿Qué estaban haciendo?

No había tenido el tiempo suficiente para pensar las cosas tras el atraco de anoche. Quería tratar de separar su relación con el moreno respecto a sus roles como ladrón y detective, de verdad quería intentarlo con todas sus fuerzas, porque la sola idea de alejarse de Eren ahora le parecía ridículamente imposible; y, sin embargo, la nueva pista de Hange, su negativa a pensar en otros puntos de investigación y su poca dedicación al caso, le hacía entender que no podía ser un detective y, además, la pareja del ladrón de Stohess.

No, no podía hacerlo cuando anoche, en el instante en que su compañera de trabajo estuvo a punto de revelar su pista, el detective sintió una urgente necesidad de apagar la computadora y pedirle a ella que no dijera nada.

Así es, el azabache quiso entorpecer la investigación de sólo pensar que eso hubiese llevado a la captura de Eren. No lo hizo, pero no podía negar que lo había pensado; y, de hecho, lo estaba pensando ahora, mientras el mocoso lo trataba con tanto profesionalismo y suavidad, examinando que su jaqueca no se debía a un problema mayor, sino a un colapso espontaneo por su sobrecarga laboral y estrés en su vida personal.

Tal vez necesitaba vacaciones, días libres, alejarse de Stohess, pasar más tiempo con sus amigos, con su familia… con el mismo mocoso; sin embargo, ¿eso arreglaría todo? ¿dejarse llevar… arreglaría las cosas?

Si él seguía en ese rumbo, en cualquier momento podría hacer algo que entorpeciera seriamente la investigación del caso del Espectro… No podía llegar a ese punto, no podía lastimar de esa forma a Hange, Erwin y Moblit; lo tenía muy claro. De hecho, tal vez, inconscientemente sabía la decisión que tenía que tomar.

Ya había tenido suficientes señales para detener toda su relación. Su instinto lo había llevado a no dejarse llevar esa noche en que Eren le declaró su amor y él le pidió un tiempo, en vez de simplemente aceptar gustoso ese regalo de la vida de saberse correspondido por él; y todo el tiempo su instinto lo llevaba a rechazar al mocoso, porque en el fondo sabía que esa relación no les haría bien.

A ninguno.

– Eren. –

– No, Levi, por favor, no lo digas. – interrumpió apresuradamente, el chico, deteniendo su intento de guardar los implementos en sus respectivos compartimientos del estuche. Estaba frunciendo los labios en una mueca que parecía contener sus palabras.

– Tienes que escucharme. – siguió intentando decir, todo con mucha calma. Se vio tentado de tomar la mano del más joven para mostrarle apoyo y comprensión, pero… no serviría de nada para lo que estaba a punto de hacer. – Te pedí un tiempo para pensar… –

– ¡No hablas en serio! ¡Si quiera ha pasado una semana! – exclamó, liberando un poco de las emociones que lo estaban gobernando, a tal punto que Eren parecía temblar frente a él. El detective se puso de pie para tratar de verse más firme ante él, pero, honestamente, también estaba temblando. – Ni siquiera hemos tenido nuestra cita. – le recordó, mirándolo con mucha aflicción. – Si nos damos un tiempo, si tan sólo nos regalamos un día para dejarnos llevar… –

– ¡No! – esta vez, fue su turno de perder la calma. No estaba bien, nada estaba bien. ¿A quién quería engañar con esta farsa de que podían… tener una relación? – No soy así, Eren. – comenzó a decir, manteniendo ese tono grave y un volumen de voz más moderado. Tomó una honda bocanada de aire y observó fijamente al moreno. – No soy una persona que se deje llevar. Siempre evalúo la situación completamente y tomo decisiones deliberadamente de acuerdo con la sistematización de la información en mi cabeza. – trató de explicarse, sabiendo que este mecanismo, que esta manera de trabajar lo había llevado a ser el famoso detective de Stohess. – Pero, ahora, por dejarme llevar por ti y por todas las emociones y sensaciones que despiertas en mí, es que hemos llegado a esta situación; en una maldita encrucijada donde me debato a diario entre traicionar a mis compañeros o traicionarte a ti. –

Nada, absolutamente nada de lo que estaba diciendo era mentira. Levi tenía certeza sobre la decisión que debía tomar; incluso, lo tenía claro meses antes, la primera vez que el Espectro atacó tras su viaje a Mitras. Ese debió haber sido el punto de ruptura de su relación, pero no tuvo el valor de separarse de Eren, no tuvo la determinación de seguir sus fieles convicciones y permitió que el chico se enamorara más, se permitió a sí mismo enamorarse del mocoso…

Era su culpa, su responsabilidad. Más allá de algunos malos discursos para hacerle dejar los robos, nunca intentó en serio convencerlo de dejar de ser el Espectro. Sólo se dejó llevar por esas dichosas sensaciones que el chico le producía con su sonrisa, con sus palabras certeras y por esa personalidad tan exquisita que tenía; había fracasado en su propósito y terminó causando todo esto.

– Lo entiendo… lo juro. – murmuró Eren con suavidad. El dolor estaba marcado en sus ojos verdes opacos y su semblante abatido.

– Estamos cayendo en un círculo vicioso. Una montaña rusa de mierda… – sus pensamientos ya no estaban únicamente en su cabeza, sino que se verbalizaban sin control, tal vez todavía por efecto del medicamento que había consumido la noche anterior. – A veces, estamos perfectamente bien, en la cima, y luego caemos en picado, abrumados por la sensación de vértigo. – Levi soltó un suspiro y volvió su mirada hacia el chico. – No puedo seguir lastimándote. – él sabía que no podía tener al chico en ese tira y afloja de sentimientos, dejándole ver que lo quería para luego apartarse cuando aparecía el ladrón. No era justo.

– ¿Tú, lastimándome? – la incredulidad en el mocoso se manifestó como una carcajada ronca y sin gracia.

– ¿Qué no te das cuenta de que sólo somos felices cuando "nos dejamos llevar" y olvidamos quienes somos realmente? ¿un ladrón y un detective? ¿un policía y un criminal? –

Las palabras del azabache quedaron suspendidas en el aire, bajo el silencio sepulcral que le siguió cuando ambos apartaron la vista del otro, guardándose aún todo el torrente de dolor que sentían al saber lo que estaba a punto de pasar. La habitación entre ambos, de pronto, se sintió fría y oscura, aun cuando era plena tarde y el sol estaba pegando fuerte por la ventana de la sala.

– Esto es ridículo. – soltó el moreno, desganado. – Fuiste tú quién me inspiró para volverme alguien que ayudara a la gente que lo necesitaba; fue Isabel, tu hermana, quien me llevó a tomar el camino de hacerle pagar a los elitistas por su falta de ética y moral… – había mucha rabia contenida en sus palabras. La frustración y angustia de su rostro lastimaban enormemente al policía, que comenzaba a sentir dolor en su garganta debido al amargo nudo que amenazaba con quitarle el aire. – Y, ahora, que por fin te tengo en mi vida, como Levi Ackerman, como un hombre que le gusta el té y la lasaña, los libros y el silencio de la media noche… cuando por fin puedo conocerte como realmente eres debo dejarte ir debido a este personaje que está más ligado a ti que sólo Eren Jaeger. –

No hacía falta decirlo, el mocoso lo entendía a la perfección; sabía que estaban en un punto sin retorno y debían tomar la decisión que habían estado posponiendo por conservar esos preciados momentos pretendiendo no ser ni un policía ni un ladrón, ni el prometido de Historia Reiss o el prejuicioso hombre que odia a la clase adinerada.

– Nuestro trato sigue siendo el mismo. – habló entonces, cortando el silencio con su afilada voz conteniendo el dolor. – No le revelaré a nadie que eres el Espectro. – frente a él, el chiquillo se encogió de hombros con indiferencia, manteniendo sus ojos sobre la madera del piso; esos ojos que alguna vez le parecieron hermosas luciérnagas o focos de luz verdeazulados, ahora habían perdido todo su brillo.

– Ya no tiene importancia. – mencionó. – Ya hemos discutido esto y, por lo visto, no has cambiado de parecer. Siempre creíste que nuestra relación era mala idea… –

– Debemos ser responsables con nuestras decisiones, Eren. – trató de decir, molesto con las palabras del chico, como si insinuara que nunca se esforzó por hacer que, lo que fuera que tenían, funcionara. – Prometí capturar al Espectro y es lo que debo hacer. No puedo seguir encariñándome contigo como si nada pasara en el momento en que nos dejamos de ver. – su volumen de voz comenzó a aumentar conforme la frustración lo dominaba. – Dime, mocoso, ¿qué clase de pareja seríamos si debemos ocultarnos cosas, como tus robos o mis avances en la investigación, apuñalándonos por la espalda cada vez que no estamos juntos? – demonios, pensó que lloraría en cualquier momento. De sólo imaginar esa opción, la opción de estar con Eren sin tapaduras, sin secretos, sin traicionarse y herirse sin intención, le dolía tanto, porque la añoraba tanto. – ¿Ese es el tipo de relación que quieres? – terminó bajando la mirada, logrando que sus ojos fueron tapados por su flequillo, ocultándose de los orbes esmeralda del menor.

– Tienes razón. – señaló este, terminando por romper su corazón. – No parece una relación sana. – Levi subió ligeramente su vista y la mirada casi suplicante que le dedicó el mocoso agrandó el nudo de su garganta. Ya ni siquiera podía pensar con claridad. – Cualquier intento de estrechar nuestro lazo va a provocar esto. Que tú te veas en un debate constante contigo mismo y yo sintiendo culpa por seguir con los crímenes. – las palabras del moreno sonaban distantes, como si ni siquiera las estuviera pensando, como hablar con un robot. – Yo también tengo convicciones que seguir… detective. – al decirle esto, el hombre se irguió, mirándolo con angustia al darse cuenta de que el chico comenzaba a ordenar sus implementos, tomando finalmente su mochila para cargársela al hombro. – Que gane el mejor. – Tras decir aquello, el mocoso pasó por su lado y se marchó sin volver a mirar atrás.

Fue en ese momento, en el que la puerta dejó de chillar y se escuchó el suave sonido de la cerradura encajando en la muralla al cerrarse completamente con un golpe seco de la madera, en que Levi finalmente se permitió llorar… desatando una tormenta.

  

Notas finales:

Bueno, hasta aquí llega el capítulo.  Llegado a este punto, creo que es difícil preguntarles si les gustó  o no.

En primer lugar, quería comentarles que había estado bastante ocupada con algunos temas de la universidad y, pese que tenía listo el capítulo el martes, estaba muy corta de tiempo y encima andaba bastante desanimada, no me atreví a publicarlo. Y es que, bueno, el capítulo en sí está bastante triste,  por lo que no me ayudaba en nada con mis emociones.

La situación de Levi y su constante disyuntiva sobre la problemática del Espectro provocó este colapso que viene avisándose desde hace varios capítulos, pues, si lo notaron, en todas las ocasiones donde Levi se ponía a trabajar en el caso del Espectro, sobre todo cuando volvían los robos, él presentaba terribles migrañas.

La salud mental es un tema serio, que puede desencadenar en problemas físicos y se manifiesta de maneras inesperadas que no podemos controlar. En el caso de nuestros protagonistas, Eren, al ser estudiante de medicina, parece darse cuenta de que Levi no está bien… y no lo está, claramente.

Dentro de todo, espero que al menos hayan disfrutado un poco el capítulo y no dejen de leer por esta situación. Las cosas comienzan a complicarse mucho más y espero que me tengan paciencia y lean hasta el final :(

A modo de ser más dramática, la última parte del capítulo la escribí inspirándome en la canción "Don't speak" de No doubt. Si no quieren llorar, pues, no les recomiendo escucharla con ese tema de fondo… a mi igual me costó redactar esto.

Nuevamente, agradezco su apoyo con la historia, con sus comentarios y así como las personas que leen en incógnito. Como escritora, cada una de sus acciones me motiva a seguir con esto, incluso cuando tengo que mostrarles este tipo de capítulos jajaja – se prepara para que la apedreen .

Espero que tengan un buen fin de semana y se cuiden mucho.

¡Nos estamos leyendo!


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