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Koi no Yokan por TsubasaHatsukoi

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Luego de unos largos días en casa debido a su primer celo, Misaki regresó a la escuela como si nada, bueno lo que cabe dentro de lo normal, a Misaki se le veía más feliz y todo enamorado por aquí y por allá, incluso llegando a rozar con la torpeza ¿La razón?


Usami Akihiko.


Hacia una semana el castaño había descubierto que su primer celo había sido provocado por la repentina cercanía de su pareja destinada, un joven escritor compañero de su hermano mayor. Todos los días de la semana de su celo, Akihiko se había mantenido en el departamento de los Takahashi, si bien, no podía estar con Misaki durante su celo, si podía estar aunque fuera un tanto cerca de él para tranquilizarlo un poco con sus feromonas, inclusive le había llevado algunas prendas suyas para que Misaki formara un pequeño nido. Gracias a eso Misaki había sobrellevado su celo de buena forma, había leído libros, e inclusive escuchado de algunas amigos que era algo insoportable estando solo, pero gracias a la presencia de Usami nada de eso había pasado por su cabeza, su sola presencia (presencia a dos cuartos de distancia) lo hacia sentirse completamente tranquilo.


Ahora Misaki se encontraba mirando por la ventana del aula de la escuela, emocionado, y esperando a que la campana de la escuela sonara anunciando el fin de clases de una vez.


Ese día tenía una cita con Usagi, su primera cita.


— Tranquilízate un poco. No porque golpees ese lápiz con más fuerza significa que vas a hacer que el reloj avance más rápido. — el chico detrás de él le dio un leve empujón, Misaki llevaba varios minutos golpeando con insistencia el lápiz que tenía en la mano. El profesor les había dado tiempo libre para estudiar o hacer deberes pendientes, y era su última clase.


— Lo sé, pero ya quiero verlo. — contestó emocionado, girándose un poco para hablar con su amigo, Shinobu, era un chico omega de su misma edad, eran mejores amigos desde que comenzaron la secundaria, prácticamente le contaba todo al rubio, el día que conoció a Usami le envió un mensaje con sus pocas fuerzas durante la noche, su emoción no iba a aguantar hasta contárselo cuando volvieran a verse dentro de una semana.


— Lo viste toda la semana. - 


— Sólo lo veía por la rendija de mi puerta cuando mi hermano iba a llevarme mi medicina, así que no cuenta. — Misaki hizo un puchero al decir eso. Como deseó tener 18 durante esos días para poder pasarlo junto a Usagi, no era como que estuviera desesperado por tener sexo con él, bueno en ese momento pensaba de esa forma, la semana anterior era completamente diferente; su mente estaba completamente nublada durante su celo como para poner atención a los detalles. 


Shinobu lo miró perderse en sus pensamientos de nuevo, Misaki estaba sonrojado, seguramente pensando en su pareja. Se enontraba de alguna forma emocionado solo de ver al castaño comportarse como idiota enamorado, siempre le hacía mucha ilusión pensar en las parejas destinadas, era la primera vez que presenciaba el encuentro de una. Se quedó mirando el cuello del castaño, el cuello de la camisa del uniforme lo escondía un poco, un collar, traía puesto un collar para omegas, no se había fijado en el durante todo el día.


— ¿Y ese collar? ¿Te lo dio Usami? — Misaki regresó en sí al escuchar nuevamente la voz de Shinobu


— ¿Eh? No, fue mi hermano, dijo que a pesar de que Usagi-san le había prometido mantenerse al margen, no quería que ningún accidente sucediera durante nuestros celos. — Misaki había aceptado usarlo de inmediato, no solo por esa razón. Conocía el mundo asqueroso en el que vivía, los omegas eran una presa fácil para todo el mundo, no quería ni imaginarse que algún otro alfa llegara a morderlo en un descuido, sólo quería la marca de él.


— Si sigues así comenzaré a sentir celos. — Shinobu dijo aquello una vez que vio al castaño perderse en sus pensamientos de nueva cuenta, era imposible mantener una conversación así.


— Perdón, es inevitable. — Misaki se mantuvo en silencio unos segundos, bajo la atenta mirada de su amigo. — Nunca me dio mucha ilusión encontrar a mi alfa, no me llamaba la atención tener una pareja, no era algo en lo que pensara mucho... Pero ahora entiendo un poco lo de ser destinados, sin esperarlo nos encontramos y bueno... Estoy muy feliz. — terminó aquello con un leve sonrojo y una tierna sonrisa. Shinobu nunca lo había visto así de feliz.


— Se nota, no tienes que aclararlo —. comentó con falso fastidio, obviamente estaba feliz por él. — Solo espero que mi alfa no tarde en aparecer, sino, te culparé a ti. — a diferencia de Misaki, él siempre fantaseó con encontrar a su pareja destinada, sentía un poco de celos que haya sido Misaki el que le cayó la suerte primero.


— ¿¡Ah!? ¿Por qué yo? — reclamó el castaño ante lo último dicho por el ojigris. — Estoy seguro que aparecerá, sólo dale tiempo al tiempo. — comentó Misaki feliz, dándole ánimos.


— Eso espero. — apenas Shinobu terminó de decir aquello, la campana que anunciaba el final de las clases de ese día se escuchó por toda la escuela. A Misaki se le ensanchó la sonrisa.


El maestro dio unas cortas indicaciones para luego darles permiso para salir, una vez que el maestro terminó de hablar, Misaki se puso de pie rápidamente para guardar sus pertenencias. Shinobu hizo lo mismo, pero antes de guardar sus cosas como el castaño, dirigió su mirada a la ventana, llamando la atención de Misaki de inmediato.


— Parece que tu principe azul ya llegó por ti. — dicho eso Misaki se asomó por la ventana del aula, al igual que algunos de sus compañeros, y todos dirigían su atención a la misma cosa. Un apuesto alfa de cabello platinado, esperando de pie junto a su deslumbrante auto rojo en la entrada de la escuela. Todos comenzaron a murmurar cosas debido a aquella imponente presencia que se encontraba en la puerta de su escuela, inclusive ya comenzaba a formarse un grupito de chicas al rededor del alfa. Pero a Misaki no le importó nada, se despidió fugazmente de su amigo y salió corriendo hasta la entrada de la escuela.


Una vez estuvo abajo vio de cerca, a tan solo unos metros de distancia, el grupo de lindas omegas e inclusive algunas alfas y betas, que rodeaba a Usami. Cuando salió de su aula venía corriendo y dispuesto completamente a encontrarse con el otro, pero al ver a todas esas chicas rodearlo se sintió un poco intimidado y detuvo su andar, no sabía como reaccionar ante aquella situación. Se quedó de pie a unos metros de Usami, viéndolo, tratando de encontrar la forma de atravesar todo ese grupo de gente que lo separaba del escritor.


Por otro lado, el mayor estaba de lleno en su mundo, esperando a su pequeño, ignoraba completamente a todos los que estaban a su alrededor, él solo se encontraba ahí por una razón, y esa razón se acababa de hacer presente a unos metros de él. Cuando visualizó a Misaki de pie a unos metros, se hizo aso entre las chiquillas, mirando fijamente esos brillantes ojos verdes y le sonrió con dulzura. Misaki casi se derritió con esa mirada, y lo unico que atinó a hacer fue devolverle la sonrisa torpemente. Usami iba directo y sin escalas hasta el castaño, pero notó algo peculiar en su olor.


— Misaki... — lo abrazó con fuerza una vez que estuvo frente a él. Misaki lo abrazó de vuelta con una tímida sonrisa. — ¿Sucedió algo? ¿Estás bien? — se inclinó un poco y enterró su nariz en el cuello del menor, oliéndolo directamente. — Estás inquieto. — sin darse cuenta el menor había comenzado a liberar sus feromonas desde que lo vio rodeado de chicas, todas estaban allí intentando llamar la atención del mayor era obvio, y no pudo hacer nada para alejarlas. Cuando hubo confirmado la inquietud de  su pequeño, sin pensarlo liberó un poco de sus feromonas para tranquilizarlo. Misaki inhaló fuertemente, y luego soltó un suspiro, ya tranquilo.


— Ahora lo estoy. — Misaki levantó la mirada para verlo, con una pequeña sonrisa.


— Me alegra. — no preguntó la razón de su estado, si se sentía cómodo le contaría, no iba a presionarlo sin razón. — ¿Nos vamos? — se separó un poco del abrazo al preguntarle aquello.


— Sí... — y de esa forma, tomó la delgada mano del menor, guiándolo hasta su auto, donde le abrió caballerosamente la puerta del copiloto, Misaki sólo sonrió avergonzado ante aquella acción.


— ¿Tienes hambre? — una vez dentro del carro y en posición, dispuesto a arrancar, Usami se volteó levemente para hacerle esa pregunta.


— Un poco, almorcé bien hoy, así que... — contestó el menor, mientras que dejaba al otro cruzarse por encima de su cuerpo para colocarle el cinturón de seguridad.


— ¿Haces tu almuerzo todas la mañanas? — regresó su mirada al volante, dispuesto a encender el vehículo, sin dejar de ponerle su debida atención a Misaki.


— El mío y el de mi hermano, normalmente soy yo quien cocina en casa porque Nii-chan está ocupado con el trabajo. Pero no me quejo me gusta cocinar — comentó aquello último con un tono feliz.


— Takahiro siempre está alardeando de lo bien que cocina su hermanito. —


— No es para tanto... — se avergonzó un poco de pensar la cantidad de cosas que pudo haber dicho su hermano sobre él a Usami.


— Yo no puedo hacer ni un huevo cocido, así que para mi es increíble. — comentó riéndose de su penosa situación.


— ¿En serio? — preguntó el castaño contagiado por la risilla del otro.


— Muy enserio. —


— Yo puedo cocinar para tí — Misaki le dedicó una amplia e inocente sonrisa. Usami sonrió levemente ante las dulces palabras de su niño y sin dudarlo se inclinó un poco para depositar un beso en su frente.


— Me encantaría. — lo vio directamente a los ojos devolviéndole la sonrisa. Ese día se la iba a pasar sonriendo como estúpido sin cesar. — Pero por ahora te llevaré a una cafetería cerca, Takahiro me dijo que te encantan las fresas, y ahí sirven el mejor pastel de fresas que yo conozca. — sin esperar respuesta arrancó el auto con dirección al café que había mencionado.


En unos minutos ya se encontraban aparcando frente a un pequeño local muy acogedor a simple vista. Entraron y tomaron asiento en una mesa para dos personas frente a una ventana. De inmediato llegó una de las meseras a dejarles el menú, Misaki no tardó en comenzar a revisar la variedad de postres que ofrecían.


— No lo había preguntado pero ¿De dónde sacaste el collar? — Usami rompió el leve silencio que se había formado desde que Misaki comenzó a ver la carta. La verdad es que había notado el collar negro que portaba Misaki desde que lo vio, y le hacía un poco de ruido saber la razón.


— ¿Ah? Mi hermano me lo dio. — Misaki por instinto llevó sus manos hasta su cuello.


— No tienes que usar algo así, le dije que me iba a comportar hasta que fueras mayor. — sentía que el que Misaki usara un collar era como si no confiara en él, los omegas que usan collares en su mayoría son omegas solteros que prefieren protegerse de cualquier alfa que quisiera aprovecharse de ellos. Estando él a su lado para protegerlo no veía una razón para que lo usara.


— Lo sé, pero dice que prefiere evitar accidentes. — Misaki sonrió con gracia al recordar a Takahiro dandole el collar diciéndole que aunque pareciera que si no se fiaba mucho de la palabra del escritor.


—  No creo que debas usarlo. — dijo, esta vez más serio.


— ¿Eh? — Misaki lo miró.


— Realmente pienso mantener mi palabra, pienso atesorarte por el resto de mi vida, jamás haría algo que pudiera hacerte daño. Eso incluye marcarte sin el consentimiento de Takahiro. — al decir aquello pasó sus manos por encima de la mesa, buscando las de Misaki para tomarlas con ternura. El castaño se enterneció al escuchar eso. Pero no podía ceder ante los hermosos ojos de su pareja.


— No sólo es por ti... —


— También sé eso. — se sorprendió un poco al escuchar al escritor decir aquello. — No voy a permitir que nadie te haga daño, voy a protegerte de cualquier imbécil que se te quiera acercar. Pero si te sientes más cómodo usándolo está bien, no quiero presionarte a nada, solo quería que supieras que no tienes que preocuparte por esas cosas.


— Gracias, pero estoy bien con él. Y así mi hermano no se preocupará de esta forma... Gracias — el segundo gracias lo dijo con una amplia sonrisa, amaba la forma de Usami al expresarle todo eso, cualquier otro alfa de no estar de acuerdo hubiera hecho a su pareja a quitarse el collar, o a usarlo, pero él no.


— De acuerdo. — luego de aquello una señorita llegó para tomar sus pedidos, ambos ordenaron una rebanada de pastel de fresas, con la diferencia de que Misaki pidió una malteada de fresas y el otro una taza de café. No demoró mucho en llegar su merienda, una vez con la comida frente a ellos se dispusieron a comer, en medio de miradas y agradables conversaciones. Misaki se sentía muy feliz, no sólo era la primera cita que tenían, para él era la primera cita de su vida, y que pudiera ser con su pareja destinada no hacía nada más que mejorar a la millonésima potencia el asunto.


— ¿Qué te gusta hacer Misaki? — Usagi había retomado su conversación. — La verdad hay muchas cosas que sé de ti gracias a Takahiro, pero yo quiero saber todo de ti. Por mi propia cuenta, claro. — dicho eso le dio un sorbo a su taza de café.


—  Pues... No hago muchas cosas, soy un alumno de secundaria promedio... — Misaki también dio un trago de su malteada, al mayor se le estrujo el corazón de ver lo lindo que se veía el castaño tomando de su bebida. — Pero supongo que si tuviera que decirte algo es que soy muy bueno economía doméstica, se me da mucho no sólo la cocina también las demás labores del hogar. Y bueno, me gusta mucho cocinar, hacer pasteles y postres y todo tipo de cosas. — Misaki se avergonzó un poco luego de haber dicho eso, todo lo que le gustaba hacer lo hacían nada más y nada menos que la esposa perfecta. — Yo también quiero preguntarte cosas... —  su tono de vergüenza aun estaba un poco presente en su voz, y más tras aquella pregunta.


— Adelante.


— ¿Cómo se conocieron tú y mi hermano?


— Éramos compañeros en preparatoria, yo siempre estaba solo, no me gustaba relacionarme con la gente. Aún más porque todo el que se acercaba a mí era por ser alfa, o por mi familia. Pero a Takahiro nunca le importó eso...— se quedó en silencio unos segundos, agachando un poco la mirada, pensando lo que estaba a punto de contarle a su joven pareja.—Te voy a ser sincero con algo, algo que probablemente nadie sabe, pero quiero contartelo porque no pienso esconderte nada.


— ¿Qué cosa?


— Por un tiempo estuve enamorado de Takahiro... — Misaki abrió los ojos de la sorpresa al escuchar esa confesión. — Takahiro siempre fue muy amable conmigo, independientemente de mi género o de mi estatus, fue la única persona que estuvo para mí en muchas situaciones difíciles... Fue inevitable no sentirme a gusto con él, y un poco atraído, sí. — Misaki no dijo nada, solo lo miraba expectante a todo lo que decía. — Pero con el tiempo me fui resignando a que fuera un amor unilateral, Takahiro tuvo varias novias nunca mostró ningún interés en hombres, además de que éramos mejores amigos, era obvio que no me vería de otra forma. Poco a poco ese enamoramiento desapareció, me gustaba ser su amigo, no lo cambiaría por nada. Así que estaba bien de esa forma. Fui dejandolo de lado porque tenía la esperanza de que en algún momento me llegaría a encontrar con mi persona especial, esa que solo me mirara a mí... Y aquí estás. — le dedicó una sonrisa completamente sincera, cargada de amor, aún más fuerte que las que le había dedicado a lo largo de la tarde.


— ¿C-cómo es que... — el castaño habló en voz baja, disminuyendo su tono con cada palabra, con la mirada gacha y el rostro un poco rojo.


— ¿Eh? —


— ¿C-ómo es que nunca nos habíamos visto antes si se conocen desde la preparatoria..? —el castaño seguía hablando bajo, Usami tenía que prestar toda su atención a lo que decía para entender. — A-así pudiste haber descartado a mi hermano de inmediato, para fijarte en mí... — Usami sonrió más al escuchar aquello, aunque no lo mostrará abiertamente, era obvio que con esa frase quería dejar en claro sus celos hacia su hermano mayor. Pero decidió seguir con normalidad.


— Takahiro siempre fue muy cuidadoso con eso, soy un alfa y tu su preciado hermano omega, te protege mucho. Casi nunca visité su departamento, cuando lo hacía era porque no estabas en casa. El día que nos conocimos Takahiro no se imaginaba que regresarías tan temprano.


— No tuve mi último curso... — Misaki recordó ese día, amaba recordarlo no se iba a mentir.


— Pero ahora sé porque Takahiro siempre cargaba con ese olor tan dulce, tal vez también por eso me sentía atraído por él. Era muy extraño que él siendo beta desprendiera esa clase de aroma, me imaginé que sería tu aroma pero ahora sé porque era tan intenso. — dicho aquello acarició la mano de Misaki por encima de la mesa, quien se limitó a sonrojarse un poco.


La tarde siguió entre preguntas de parte de ambos, honestas respuestas y auténticas sonrisas de parte de ambos. Cuando comenzaba a anochecerse Usagi decidió que era hora de llevar a Misaki a su casa, Takahiro lo mataría si tardaban demasiado. Luego de salir de la cafetería en unos minutos ya se encontraban frente a la puerta del departamento de los hermanos Takahashi.


— Bueno Misaki fue un placer llevarte a tu primera cita. — Misaki se sonrojó ante aquella frase. — Si quieres ir a algún lugar, si necesitas algo o si simplemente quieres hablar, puedes llamarme sin dudarlo. Quiero pasar más tiempo contigo de ahora en adelante. —


— Lo haré... — dicho eso sonrió ampliamente, estaba realmente feliz no había razón para ocultarlo. Usami no lo soportó, se inclinó un poco para alcanzar la altura de Misaki y atrapar sus labios en un dulce beso, que el castaño correspondió de inmediato sujetando uno de los brazos del mayor con fuerza en medio del beso.


— No, no en el corredor. — en ese momento Takahiro apareció por las escaleras del edificio, con unas bolsas de supermercado. Acercándose a la pareja y alejando unos centímetros a Misaki, que ya se habían separado del mayor cuando oyeron a Takahiro llegar. — No, de hecho en ningún lugar, gracias. — la voz de Takahiro sonaba divertida, pero las palabras iban completamente en serio.


— ¡Nii-chan! —


— Bien ¿Cómo les fue? ¿Todo bien? ¿Nada ilegal?— el castaño mayor siguió con la conversación, tratando de ignorar el hecho de que esos dos se estaban casi comiendo a besos en la entrada.


— Todo bien Takahiro, no te preocupes. —


— Perfecto. Bueno, Misaki es hora de la cena ¿Te quedas Usagi?


— No, está bien, debo irme a terminar unas cosas. — dicho aquello se acercó lentamente a Misaki, tomándole una mano y depositando un corto beso en ella. El rostro de Misaki se coloreó de inmediato. — Nos vemos luego Misaki. Gracias Takahiro. — y luego de decir aquello se retiró del lugar, perdiéndose por las escaleras del edificio.


— Sí que es un romántico de lo peor. — Misaki sólo rió ante el comentario de su hermano mayor. Adoraba a ese romántico de lo peor.


 


 


 


 


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