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Koi no Yokan por TsubasaHatsukoi

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Misaki vio con impresión toda la nieve que estaba acumulada en el suelo del gran balcón que tenía el departamento, había pasado un tiempo desde que tanta nieve cayó en la ciudad. Esa tarde recordó que había olvidado unas cosas de la lavandería afuera, gran fue su sorpresa al encontrar todo tapizado de blanco.

Ese día era Noche Buena y a comparación de los otros años, él y Usami no tenían ningún plan para salir, decidieron pasarla en el departamento, Misaki prepararía la cena y disfrutarían de una tarde en la calidez de su hogar.

Sin embargo, el menor se encontraba solo en ese momento, como no era de extrañarse, al escritor le había surgido una junta de último momento en la editorial; había salido temprano por la mañana y había prometido que regresaría lo más pronto posible, no es como que Usagi disfrutara de asistir a esa clase de cosas.

— Creo que es hora de preparar la cena. – Luego de estar un tiempo frente a la puerta de la terraza (y reconsiderarse el salir a recoger) se dirigió a la cocina dispuesto a cocinar lo que cenarían esa noche. Inició sacando todos los ingredientes que necesitaría y los puso sobre la barra de la cocina, dispuesto a preparar una sencilla pero deliciosa cena navideña.

Ya iba por la mitad de los preparativos para la pasta que había decidido a cocinar esa noche, cuando escuchó la puerta principal abrirse, unos segundos después el peliplata estaba a un lado suyo en la cocina.

— Bienvenido Usagi-san. ¿Terminaste con tus pendientes en la editorial?

— Sí, y le dije a Aikawa que no me molestara por unos días. — Misaki solo pudo hacer una silenciosa mueca de desaprobación ante la falta de interés del otro. — Pasé por la pastelería. — Y dicho aquello caminó hasta la mesa para dejar una bolsa con un pastel en su interior. — Supuse que no tendrías tiempo de preparar uno esta noche. — Y era verdad. Misaki tenía la costumbre de hornear pasteles para ocasiones especiales, como cumpleaños, celebraciones y navidades pero últimamente el escritor lo había notado más ocupado debido a su trabajo y las tareas del hogar, y pensó que sería un lindo detalle traer uno esa noche. Misaki sonrió levemente al ver su pastel de fresas favorito sobre la mesa.

— La cena estará lista en unos minutos así que siéntate a esperar. — Y acatando las ordenes de su pareja, Usami subió las escaleras en dirección a su estudio, unos segundos más tarde regresó por donde se había ido, pero cargando con un libro entre sus mano y tomó asiento en el sillón de la sala, dispuesto a esperar a Misaki. Había aprendido luego de varias veces queriendo ayudarlo, que era mejor quedarse quieto y no molestar y/o estorbar al menor mientras cocinaba, la mayoría de las veces lo único que hacia era quitarle tiempo al otro.

Luego de un rato Misaki ya había terminado de preparar la comida, y después de servir los alimentos en un par de platos se dirigió a acomodarlos en la mesa. Cuando se giró en dirección a la mesa pudo ver como Usami acomodaba en la tercera silla del lugar a su inseparable oso de peluche. Había cosas que nunca cambiaban, y más con alguien como Usagi-san.

Se sentaron a comer, Misaki le preguntó sobre cómo había ido la junta y Usami de qué había hecho en su ausencia, y entre comentarios cotidianos y platicas sin sentido, terminaron de cenar en menos de media hora. Y luego de recoger un poco (pues Usami había insistido que los dejara para más tarde) se fueron a sentar juntos en el sillón - con Suzuki-san entre ellos - sin decir nada, simplemente disfrutando de la presencia del otro; Usami había retomado su lectura previa y Misaki al ver al mayor leyendo, se puso a leer un manga, que de alguna forma era lo que más se acercaba a la actividad del otro.

— No ha parado de nevar en todo el día. — Comentó el castaño cuando despegó la vista de su comic, viendo sin razón alguna hacia la ventana. Usagi por inercia miró hacia la ventana de igual forma.

— ¿Recuerdas el día que fui a recogerte a la estación, cuando aún estudiábamos para tu examen de ingreso a la universidad? — El peliplata retomó la plática luego de unos segundos en silencio.

— ¿Eh? ¿El día que nevaba? — Misaki lo vio confundido ante el cambio repentino de tema.

— Sí, era un día como hoy. Toda la nieve se acumuló en las calles y en las casas.

— Sí, se suspendieron los trenes ese día y me estaba congelando en la estación. — Recordó Misaki con disgusto, le gustaba el invierno y la nieve, pero odiaba que llegara sin previo aviso, o al menos lo suficiente como para prepararse con varias capas de ropa.

— Sabía que te quedarías estancado y fui a buscarte. — Mencionó en respuesta al comentario del castaño, recordaba muy bien ese día, sonrió levemente sin darse cuenta. Pero el menor si que lo notó. — Te mentí cuando dije que fui a la librería, obviamente no te encontré por casualidad, solo fui allí a buscarte. — Misaki soltó una risita, era increíble como después de casi 5 años apenas le confesaba algo así. — ¿Qué?

— Ya lo sabía. No eres bueno mintiendo Usagi-san, te delataste al momento en que viste la librería. — El peliplata no dijo nada, solo volteó los ojos, evitando a Misaki, el castaño rió de nuevo, sabía que solo hacía eso cuando estaba un poco avergonzado, porque el gran Usami Akihiko no podía sentir vergüenza. — Creo que fue la primera vez que te vi tan despreocupado, te veías extrañamente feliz haciendo muñecos de nieve a tus 28 años. — Ante eso Akihiko relajó la mirada y regresó su vista a Misaki con una media sonrisa dibujada en su rostro.

— En ese momento ya estaba enamorado de ti, pero aún no me daba cuenta de ello. — Misaki se sonrojó al instante al ver la penetrante mirada que el escritor le dirigía al decir eso, quiso decir "yo también ya estaba enamorado de ti” pero era demasiado vergonzoso como para decirlo en voz alta. Usami lo miraba con una sonrisa disimulada, el menor había escondido su cara en Suzuki-san, claramente apenado por lo que acababa de decir, su fiel escudo protector para esa clase de situaciones. Luego de unos segundos el escritor se puso repentinamente de pie.

— ¿Usagi-san? — El menor se sorprendió al ver la súbita determinaciòn del otro.

— Ponte tu abrigo.

— ¿¡Eh!? ¿Por qué? ¿A dónde vamos?

— Al balcón.

— ¿¡Qué!? ¿Para q-...

— Vamos a hacer muñecos de nieve, como ese día. — Usami extendió su mano en dirección a su pareja con una sonrisa. Misaki estaba a punto de negarse, decirle que hacía frío y que era mejor quedarse dentro; pero al ver la mirada brillante y juguetona del mayor, no pudo contradecirlo, simplemente tomó su mano y fue en busca de su abrigo.

Una vez que ambos se colocaron sus abrigos, Misaki estaba a punto de salir a su pequeña terraza, suponiendo que el mayor lo seguiría, pero antes de que diera un paso fuera, Usami lo detuvo.

— Quiero darte tu regalo de navidad Misaki.

— ¿Eh? ¿Ahora? -

— Sí. — Se sorprendió un poco al escucharlo, no por el hecho de que le tuviera un regalo preparado, sino por el momento en que lo hacía, hace unos segundos se escuchaba muy emocionado por salir a hacer muñecos de nieve y ahora no podía esperar para darle su regalo, aunque el también tenía uno preparado para él.

Usami le entregó una pequeña caja navideña con un gran moño rojo, que no tenía ni idea de donde la había sacado, pero la aceptó sin pensarlo mucho, era más ligera de lo que se imaginaba.

— G-gracias. — 5 años y nunca se acostumbraría a recibir obsequios del escritor. No pensaba abrirlo en ese momento pero al ver la mirada seria y silenciosamente insistente del mayor, no le quedó de otra. Se quedó sorprendido al ver el contenido, estaba preparado para reclamarle sobre su facilidad para derrochar el dinero pues normalmente esas cajas venían con un costoso reloj adentro o con la inútil chequera a su nombre que estaba cansado de rechazar; pero en su lugar  encontró un par de guantes y unas orejeras color verde limón que iban a juego, a simple vista se notaba que eran muy suaves, y al sacarlos de la caja lo confirmó, eran de un material afelpado muy suave al tacto.

— Has tenido los mismos guantes por mucho tiempo, y pensé que te verías lindo con esas orejeras. — Su rostro se deformó en una expresión de enojo por el adjetivo combinado con una de vergüenza por ese mismo.

— G-gracias. — Agradecía tranquilo porque no veía ninguna etiqueta con una marca famosa en ellos, y por como se veían podía deducir que eran accesorios comunes, sin ningún alto precio de por medio. — Yo también te tengo un regalo. — Dejó el regalo sobre la mesa y fue a buscar entre los cajones de la cocina (el único lugar que sabía que Usami no tocaría por voluntad propia) regresó con una caja de tamaño similar a la que había recibido anteriormente, pero esta tenía un moño de color plata adornándola, se la entregó al mayor y este la abrió de inmediato. En el interior de la caja había una bufanda color violeta, Usami la sacó de inmediato con una sonrisa y ojos brillantes.

— E-estuve tejiendola estas semanas, es la primera vez que hago una y no estaba seguro si te gustaría... — De repente Misaki sintió como el peso del escritor se apoyaba en su espalda, lo estaba abrazando fuertemente por detrás.

— Eres el mejor Misaki. Lo sabías ¿No?

— ¿¡Eh!? Es solo una bufanda.

— No es solo una bufanda, Misaki la tejió para mi. — Dicho eso dejó un corto beso en la cabeza de Misaki, e inmediatamente después se separó de él, sólo para colocarse la suave bufanda que acababa de recibir. — Anda, vamos afuera. — Dicho aquello caminó hasta la puerta del gran balcón, dejando atrás a un avergonzado Misaki.

Misaki vio como Usami salía a la terraza con Suzuki en brazos, el mayor le había hecho ponerle un gorro de santa para la ocasión, rió al ver como colocaba al oso con ternura en una banca que había en el lugar. Sin pensarlo mucho, se colocó los guantes y las orejeras con una leve sonrisa, siguiendo al mayor hasta la nieve.

 

 

 

 

 


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