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Crisantemo por Zils

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Notas del capitulo:

¿Hola?

Estos fueron muchísimos meses sin actualizar y han pasado muchísimas cosas. La parte buena es que tengo trabajo (la parte mala es que tengo" trabajo), un pequeño emprendimiento, y pues cuando uno es su propio jefe suele hacer auto explotación laboral.

Tenía el fic siempre al fondo de mi cabeza, rondando como fantasmita, y cuando por fin tenía un tiempo para escribir con mucha suerte escribía tres palabras. Tuve que releer todos los caps varias veces para volver a conectarme con la historia (era como si lo hubiera escrito otra persona u-u) y en algún momento escribir parecía mas difícil que terminar la carrera. Fue un poco estresante.

Quería publicar esto a mediados de agosto, pero entre ediciones y el trabajo está para hoy T-T

ahora que por fin ordené mejor mis horarios y me reconecté con la historia espero publicar más seguido (ojalá diosito, ojalá)

Creo que nos quedan poquitos caps para el final (¿4 o 6, más o menos?) Así que quiero que salgan todos este año, en lo posible.

A quienes sigan por aquí después de tantos meses, ¡muchísimas gracias! ¡Realmente muchísimas gracias por su paciencia! Espero que estén bien y que hayan sido unos buenos meses para ustedes.

Responderé sus comentarios en estos días.

¡Otra vez, muchísimas gracias por leer!

Un abrazote de oso!!! Que tengan una linda semana!!! Nos leemos luego!!!

XXIII

 

—Este tipo...—Yagari murmuró entre dientes. Hizo un enorme esfuerzo por ignorar a esas cosas. Mantuvo la vista fija al frente, apretando y soltando el mango de su pistola para mantener la concentración. Esas cosas, eran sus aliados. No debía olvidarlo.

Kaien, a su lado, asintió de acuerdo. Incluso él estaba sorprendido. Cuando Kaname le dijo que pondría vigilancia supuso que serían vampiros de la clase nocturna o sirvientes de la familia Kuran; lo normal. En cambio, Kuran envió, literalmente, extensiones de sí mismo a patrullar el área. Unas inquietantes criaturas dignas de películas de terror; incluso su aura, aunque sutil, resultaba aterradora.

Yagari, por su parte, estaba secretamente aliviado con esa demostración de poder. Mientras Kuran tuviera la fuerza suficiente para proteger a Zero y a sí mismo, él podía respirar medianamente tranquilo entre todo ese caos. Quería creer que sería suficiente, pero la experiencia le decía que debían ser cuidadosos. Siempre había algo que podría salir mal.

Y, como si tuviera voz de profeta, decenas de presencias humanas se acercaban rápidamente en su dirección. 

Ese no era el plan.

El ataque a la academia había comenzado diez minutos atrás. Era muy poco tiempo para que la Asociación entrará en acción; según sus cálculos deberían haber llegado mínimo una hora más tarde si querían mantener las apariencias. El que estuviesen allí no sólo confirmaba una alianza entre la Asociación y el Consejo, sino que también demostraban sus intenciones de acabar definitivamente con ellos.

El enemigo veía la victoria en sus manos.

—Tenemos que encargarnos de esto primero.— Kaien se detuvo. No podía dejar la batalla contra los cazadores a Toga y a los centinelas, ni siquiera sabía si ellos peleaban. Sin más opciones que luchar, desenvainó su katana listo para el enfrentamiento.

Kaname tendría que arreglárselas con Rido hasta su llegada.

Dirigiendo la comitiva, iba el presidente flanqueado por los cinco cazadores principales; tras ellos, un total de cincuenta cazadores dispuestos a eliminarlos por tracción.

Un panorama desalentador. Kaien, contuvo un suspiro de cansancio. Ya estaba demasiado viejo para esas peleas.

—Cross Kaien, se te acusa de violar los sagrados acuerdos entre cazadores y vampiros.—exclamó el presidente a unos metros de distancia.— Haciendo de la Academia Cross un medio para entregar humanos inocentes a la facción de Kuran Kaname, rey de los vampiros, además de entrar en los asuntos políticos de la sociedad vampírica implicando recursos de la Asociación; violando los artículos 24, 55, 230 y 1250 del Tratado De Paz Entre Humanos Y Vampiros.—los cazadores tras él emitían sonidos de disgusto y enfado. Era repulsivo que el mayor ejemplo de lo que era un cazador terminara siendo una farsa.— Como sanción la Academia Cross queda, desde este momento, bajo la jurisdicción directa de la Asociación de Cazadores, y Kaien Cross será puesto en custodia para su ejecución.

—¿Y las pruebas de esos supuestos delitos?—Kaien dio golpecitos con la punta de su katana en el suelo.—No he visto pruebas. Ni siquiera he sido sometido a un juicio.

—Las pruebas fueron expuestas con el comité. ¡Todos vimos los documentos! ¡No te hagas el desentendido!—interrumpió furioso Franz  Müller, segundo cazador principal, con la decepción brillando en los ojos. Kaien conoció al hombre cuando apenas era un chiquillo peleando por levantar un arma del doble de su tamaño, fue uno de sus estudiantes.— ¡Yagari Toga! ¡No puedes estar de su parte! ¡Te está engañando!

—¡Es un traidor!

—¡Puso en peligro a todos esos niños!

—¡Ja! ¡¿Qué podía esperarse de este tipo?! ¡Siempre estuvo detrás de esos chupasangre!

Gritos se superponían sobre otros en un furioso bramido de venganza. Levantaron armas entre gritos. Su determinación a destruirlos, fue avivada cuando los centinelas de Kuran salieron de su escondite colocándose en una fila protectora contra el grupo.

—¡Mira esos monstruos! ¡¿Qué más pruebas quieren?! ¡Es un traidor!

—Son una defensa, ya que quieren atacar a mis estudiantes.—Kaien plantó los pies firmes, subió la katana a la altura de su barbilla en posición de pelea. Yagari, a su lado, alzó sus armas de igual manera.— Soy inocente. En esta academia no se ha roto tratado alguno. Pero veo que no los haré cambiar de opinión.

Su declaración fue como una señal de ataque. Los cazadores se precipitaron sobre ellos y la batalla comenzó. En realidad, ni siquiera se podía llamar a eso una batalla, era un asedio. Cincuenta y seis cazadores versus dos.

La Asociación sabía perfectamente a lo que se enfrentaban y decidieron sus números basándose en eso.

Sin embargo, sus estimaciones eran incorrectas. Mientras Yagari balanceaba sus armas golpeando estratégicamente a todos los cazadores a su paso, Cross se abría paso junto a los débiles centinelas hacia el centro, donde estaba el presidente de la Asociación resguardado por los cinco principales.

La elite se lanzó sobre él cuando estuvo lo suficientemente cerca. Todos a la vez; no podían subestimar a Kaien, después de todo el título de “el cazador más fuerte” no le fue dado por nada. Se concentraron en atacar a Cross y a los centinelas. Si lo inmovilizaban a él todo terminaba. Lo que no sabían era que a Kaien no le interesaba ganar un combate contra ellos.

Ese momento de concentración fue lo que necesito Yagari para disparar su arma al otro lado del campo. La bala atravesó limpiamente hacia el centro.

A nadie le importaba recibir un disparo de un arma antivampiros. El impacto era doloroso, pero no causaba mayor daño a menos que fuera dado en un área blanda como los ojos o el cuello. Por eso, si bien a algunos les extrañó el disparo, ninguno se preocupó de ver a quien iba dirigido.

Hasta que un grito agudo llamó la atención de sus cercanos.

— Pr-presidente...

— ¡No es posible!

Los movimientos se detuvieron en una oleada de asombro mientras el presidente de la asociación se deshacía en polvo.

 

 

 

 

*

*

*

 

 

 

 

—Kaname.

Ocultó con éxito el pequeño sobresalto que le ocasionó el repentino llamado y volteó lentamente la mirada hacia los recién llegados. Los tres se acercaron a él, observando recelosos el ataúd caoba al fondo de la habitación.

Ataúd del que el mismo no fue tan consciente como debería.

—Kaname-sama.—Senri le saludó con una inclinación de cabeza. Observó que sus ojos habían vuelto a su color habitual, así como su tono de voz y su postura eran los de antaño. No había dudas, Shiki había vuelto. Un peso fue liberado de sus hombros. Si bien, Senri aún no estaba del todo libre, el que estuviera consciente era un gran paso.

Takuma, a su lado, le dedicó una cálida sonrisa, la antítesis de su aspecto deplorable. Al mirarlos bien, los tres tenían rastros de la reciente pelea en su uniforme; Takuma era quien se veía peor. Rido no era una persona paciente, mucho menos misericordiosa. Al momento que se despertara de su ataúd, si no lo detenía, iría tras ellos.

—Bienvenido de vuelta, Shiki. ¿Aún puedes escucharlo?

—Se detuvo cuando entré a la habitación.

—Bien.

—Kaname, ¿qué vas a hacer ahora?—preguntó Takuma. Estaban en una situación complicada, por no decir catastrófica. La única razón por la cual se mantenía cierta tranquilidad entre la clase nocturna era el desconocimiento de Rido. Los pocos que sabían se su existencia podían dimensionar el desastre en el que estaban metidos.— La academia está siendo atacada y pronto vendrán más del Consejo, por lo que escuché se aliaron con algunos sangre pura. Es una revolución.

Kaname estuvo a punto de responder cuando un nuevo escalofrío le hizo apretar discretamente su chaqueta. Los primeros diez minutos de la batalla logró ignorar, con muchísima fuerza de voluntad, lo que pasaba del otro lado, pero para ese punto era imposible hacerse el tonto. 

Se encogió ligeramente sobre sí mismo, un poco intimidado.

Zero estaba furioso...y toda esa ira iba exclusivamente dirigida hacia él.  

Sabía que eso ocurriría. Estaba plenamente consciente de que al momento en que Zero notara el ataque, desataría su ira contra él. Y con toda razón. Estaban hablando de un ataque a gran escala que afectaba a toda la academia y él no le había contado absolutamente nada.

Era un idiota. No tenía excusas.

Pero si tenía miedo. ¡Era cobarde!

Quería que todo eso terminara.

En realidad, quería saltarse las próximas 48 horas, hasta que las cosas estuvieran en paz. Dar un salto en el tiempo y evitar la furia de su destinado. Sí, eso era justo lo que quería.

No tenía idea de como solucionar eso. En su pánico anterior, decidió callar, confiar estúpidamente en que podría controlar todo por su cuenta y evitar una conversación incómoda. Estaba tan acostumbrado a hacer todo por su cuenta, a seguir sus planes con poca o nula intervención de otras personas, que se convenció de que todo estaría bien siempre y cuando Zero no se topara con Rido. Quiso creer que era lo correcto. Se engañó a sí mismo.

Ese maldito hábito de evitar confrontaciones personales, le estaba pasando la cuenta.

Y ahora, estaba más pendiente de lo que Zero le iba a decir que en el ataúd frente a él.

Necesitaba ordenar sus prioridades.

Al menos, se consolaba, gracias a sus sombras sabía que Zero estaba bien y que Aido y Akatsuki estaban con él.

Verlo pelear, fue, en pocas palabras, increíble.

Nunca dudó de la habilidad de su destinado como cazador, pero verlo en acción fue...fascinante. Sus movimientos eran limpios, gráciles y precisos. Cada ataque parecía previamente planeado, como si hubiera hecho una simulación de la pelea en su mente; era su excelente capacidad de reacción saliendo a la luz. Si tenía ese nivel a los 17, no podía imaginar lo que sería a los 100 años.

Con un buen entrenamiento, ni siquiera él estaría a su altura.

Kaname estaba fascinado.

Y muy orgulloso.

Pero cualquier felicitación o admiración, tendría que esperar hasta que solucionara las cosas con él.

Ugh...

—¿Kaname?—Takuma insistió, sacándolo de sus pensamientos.

Se reprendió mentalmente por distraerse. Debía concentrarse en el problema inmediato, eliminar a Rido. Ya después podría preocuparse Zero.

Prioridades.

—Por lo pronto, el plan es eliminar a Rido...y disolver el Consejo.

Su declaración, como era de esperar, generó un pequeño revuelo. Sus palabras tenían un gran peso. El "eliminar el Consejo" representaba todo un cambio político que llevaría a drásticas consecuencias sociales. La sociedad vampírica caería en un caos difícil de manejar; habrían desacuerdos, levantamientos, peleas, y a él, como rey, le tocaría ser mediador y guía.

No sería fácil, pero tenía gente de su lado y experiencia.

Tenía claro el mundo que quería crear para su destinado. Estuvo cuatro años planeado los cambios venideros, moviendo piezas, preparando cuidadosamente el escenario político para ese momento.

—Iré contigo. Cuando vayas a por el Consejo, iré contigo.— Takuma lo miro firme en su resolución. Kaname asintió en respuesta.

Los centinelas en el bosque oeste, enviaron sus últimas imágenes antes de desaparecer; Cross y Yagari siendo asediados por la Asociación. Kaname quiso enterrar la cara entre sus manos. Todo iba de mal en peor. Le envío un mensaje a sus centinelas, los que estuvieran inactivos a un radio de 500 metros de la batalla debían prestar ayuda.

Con Kaien retrasado, era imposible despertar a Rido sin consecuencias. Con tantos cazadores resultaba peligroso enviar refuerzos de la clase nocturna sin que perjudicara la posición de Cross. Entonces tendría que...

—¡Kuran! —Zero rugió furioso entrando a la habitación, con Aido pisándole los talones lleno de pánico.

Y Kaname recordó aquella frase que a Akatsuki le encantaba usar: "todo lo que pude salir mal, lo hará".

—Nosotros esperamos afuera...Sí, ajá—Takuma pastoreó a sus compañeros con una sonrisa nerviosa hacia la salida. Por la expresión de Kaname, esa no sería una conversación agradable, y él tenía que ayudarlo a mantener un poquito la dignidad. Un poquito, porque él realmente quería escuchar tras la puerta.

Cuando la puerta se cerró, Zero explotó.

—¡¿Me vas a explicar que demonios está pasando?! 

Kaname bajó la mirada. El suelo era menos aterrador que el rostro furioso de su destinado.

—Prometo que te contaré todo cuando termine.— aseguró, conciliador.

—¡No jodas, Kuran! Hay cientos de niveles E intentando atravesar la Academia, pusiste esas sombras por todas partes, ¡Sabías lo que pasaría!

—Zero...

—Una advertencia. Ni siquiera tenías que darme explicaciones. ¡Solo una maldita advertencia! —siseó gélido. Kaname hubiera preferido que le gritara, incluso que lo golpeara, a escuchar el resentimiento y la traición en su voz. — Creí que había algo de confianza entre nosotros. Al menos lo suficiente para que me contarás de esto.

Ese fue el golpe de gracia. Kaname no encontró palabras para excusarse. No había. Él reconocía su error. Lo único que pudo hacer fue aceptar cualquier cosa que Zero dijera.

Zero, por su parte, respiró profundo cambiando su enfoque al ataúd tras Kaname. Kuran parecía lo suficientemente arrepentido para apaciguarlo un poco. Todavía estaba enojado, pero había algo más importante que sus problemas de confianza. El féretro tenía un aura ominosa que le traía de los nervios, si fuera posible quería deshacerse de él de inmediato.

— ¿Ese es Kuran Rido?

Kaname se estremeció ante el cambio de tema, pero asintió.

—Cross lo mataría.—añadió.

—Ambos sabían...—Zero se guardó la espinita de traición para después. Esos dos eran iguales, hacían lo que se les daba la gana, siguiendo su propio curso de acción sin preguntar a nadie. Egoístas.— Cross no vendrá. Escuchamos disparos en el bosque...eran Cazadores.

—El presidente de la Asociación se alió con el Consejo de Ancianos, planearon este ataque como excusa para eliminar los obstáculos. —Kaname resumió.

—Eliminar a Kuran Rido para mantener a raya al Consejo, ese era el plan.—Zero meditó.— Lo haré.

—No, buscaremos otra forma.—Kaname se negó rotundamente. Lo que menos quería era tener a Rido junto a Zero, y era precisamente lo que estaba sucediendo.

—Necesitas a alguien que dispare ¿no? Si pudieras hacerlo solo Cross no estaría en los planes. Tengo a Bloody Rose.—Zero alzó ligeramente su arma. Kaname se lamentó por su suspicacia— Cuando pasó lo de Shizuka confíe en ti, lo hicimos juntos. Puede que no sea tan poderoso como un sangre pura, pero tengo un arma y no puedo permitir que vayas solo. Voy aunque no quieras.

Kaname se sintió conmovido. Una ola de cariño se extendió por su cuerpo. ¿Realmente fue tan idiota para no decirle antes? En el fondo siempre estaba temblando de miedo y Zero parecía una tormenta, un huracán de determinación que lo estaba jalando hacia un mundo desconocido.

Por un momento imaginó que si le contaba su historia, tal vez, solo tal vez, Zero no lo consideraría un monstruo.

Bien, ya que harían eso juntos, sería rápido y limpio.

—Su conciencia aún está en el cuerpo de Shiki, hay que obligarlo a despertar. Le daré mi sangre para despertarlo. Al momento en que su conciencia despierte, dispara. Dispara hasta que sea polvo. Todo el cartucho, si hace falta. 

—Lo tengo.

Zero comprobó a Bloody Rose, mientras Kaname le hizo una seña a los nobles que estaban en el pasillo.

Había un aire de incomodidad en los cuatro que Kaname ignoró en pos de explicar los que ocurriría  —más porque se negaba a explorar la alta posibilidad de que hubieran escuchado todo—. Kaname despertaría a Rido usando su sangre, cuando eso ocurriera Rima se llevaría a Shiki lo más rápido posible. Hanabusa y Takuma se quedarían como testigos, serían necesarios para más adelante.

Kaname abrió el ataúd. El cuerpo de Rido ya estaba recuperado en apariencia; un poco de su sangre sería suficiente para despertarlo por completo. Tomó su espada y la sostuvo recta sobre su mano derecha; encima del pecho de Rido.

La tensión en el ambiente era insoportable. Un paso en falso les podría costar la vida y el futuro de su sociedad.

Perfecto. ¡Sin presiones!

Kaname miró de soslayo a Zero. Se sostuvieron la mirada unos segundos, confirmando que el otro estaba listo para lo que sucediera.

Zero quitó el seguro de Bloody Rose, apuntando directamente a la cabeza del sangre pura.

Estaban listos.

La espada atravesó la mano de Kaname junto al pecho de Rido. El torrente de sangre corrió disparado el cuerpo del sangre pura. Shiki sintió como si una presencia viscosa, anidada al fondo de su mente, fuera retirada bruscamente. La repentina sensación le hizo caer aturdido; apenas sintió los brazos de Rima sostenerlo cual costal y sacarlo de la habitación.

Su sangre era absorbida más rápido de lo que esperaba. Cuando sintió a Senri caer a su espalda, Kaname supo que ya era hora. El cuerpo contrario vibró en una tenue risa. No podría moverse libremente mientras la espada estuviera clavada en su pecho, pero Kaname debía liberarlo luego si quería terminar con él.

Cuando Rido abrió los ojos y vio a Kaname sobre él, una sonrisa arrogante cruzó por sus labios. Antes de que pudiera decir algo, la espada fue retirada abruptamente de su pecho y dos certeros disparos dieron en su cabeza, otros tres más atravesaron su corazón, donde antes estuvo el filo de la espada.

Su cuerpo se deshizo en pequeños cristales, mientras su conciencia desaparecía en una nube de frustración; ese sujeto había cambiado.

En menos de 10 segundos, Kuran Rido desapareció del mundo.

 

 


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