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Amor En Época De Dolor (ShakaXMu Yaoi Lemon) ShaMu por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del capitulo:

El señor conejo de la banda musical

Se enorgullece de su trompeta,

Vaca, perro y pájaro,

También el señor gato ha venido.

Escrito una y otra vez del lado de la magia...

¿Sera posible de ver? Kihihihihihi.

Vamos mis terrones de azúcar, se que ustedes pueden adivinar a que canción me estoy refiriendo, kiaaaaa... Esta seria la quinta actualización sin falta, espero que lo estén disfrutando tanto así como yo, este día es tan mágico y dulce para mi, es qe como gomitas y vi a algunos terrones, ademas que en mi día especial disfruto con ustedes.

Aunque en unos momentos veré una película con mi novio, jajaja lo pintare de catrin nomas para estar aquí, jajaja no queremos morir, es mejor no salir.

¿Que les parece?

Están viendo un capitulo de un fic que se que muchos habían estado esperando.

La continuación y muchas cosas mas sucederán.

Se que les gustara todos los capítulos que van a suceder ahora.

Sin mas, es hora de que ustedes sigan leyendo, que tienen mucho mas ahora, me siento mega feliz por que ustedes estén aquí conmigo.

5/15

Pero aun en este trance, el pelilila es quien primero parece salir de su sorpresa, en donde se quedó cautivado del joven rubio delante, con ropas típicas de los monjes en esta ocasión de una tonalidad crema, indicándole esto una regla que conocía desde pequeño.

Sin embargo hablar de ello sería falta de respeto y más por el hecho que parece estar rompiendo las normas.

-Emh… Perdone, me informaron que el Jardín del Silencio está abierto al público…- Su voz suave, intentando sonar tranquilo, aunque temiera ser regañado o faltar al lugar sagrado.

La voz de ese joven, lo ha dejado sin saber cómo continuar sus palabras, era raro de por si verlo con los ojos abiertos, ya que prefería quedar en su meditación todo el día, sin ver a nada, ni nadie, pero, tuvo que hacerlo al sentir a alguien ajeno tan cerca de ese jardín que de ninguna manera permitirá que lo profane.

Sin embargo y haciendo uso de toda su concentración, para lograr enfocarse en la idea inicial, y no perderse en el rostro ligeramente sonrojado, de un extraño que no debería estar allí y mucho menos provocarle esta sensación tan abrumadora y extraña.

Posa sus manos en los costados, su mirada debía ser oculta de nueva cuenta, cerrando sus ojos y así desapareciendo los brillantes zafiros, mientras su porte algo arrogante se deja apreciar con mayor facilidad.

-Puedes apreciar el jardín de lejos, pero no acercarse a ese grado a los sales gemelos- Menciona esto con un tono de desdén.

-Oh, lo siento tanto… Creí que se podía- Los nervios lo invaden de inmediato, pero intenta dar una sonrisa –Es que, yo solía venir de niño, y que recuerde no estaba prohibido, pero… Ya me retiro- Da una ligera risita, sin poder ver a la cara de ese rubio, que parece tan malhumorado, pero logra sonrojar al noble doncel.

-Tampoco está permitido que rías estando allí, mucho menos que hables en voz alta- Como si estuviera dándole un regaño, enumerando las faltas que cometió en solo unos minutos, no le parecía buena señal que estuviera allí ese joven, y mucho menos el estar ambos así de cerca.

Aunque claro que este monje aprendiz, no se encentra por completó en el Jardín del Silencio, si no a unos centímetros antes de pisar ese punto.

Mu ladea su cabeza, bastante curioso, pues le parece muy raro que de repente tantas reglas se manifiesten, cuando en la época de sus padres e infancia de él, las cosas no eran así.

-¿Desde cuándo están esas reglas?- Le parece justificante preguntar, ya que desconocía tanto de un lugar tan sagrado para su familia, pero que ahora solo él conserva como importante.

-Poco menos de una década cambiaron- Le responde con cierta frialdad, pero más molesto por como su corazón late al sentir los pasos del joven de enfrente acercarse a él.

-¿Por qué?- La naturaleza curiosa del doncel es insuperable, quiere saber qué paso en este lugar que le traer recuerdos y su familia sin duda se formó gracias a los hermosos arboles -¿Qué ocurrió para eso?-

Frunciendo el ceño, pues podía notar aun con los ojos cerrados que el doncel se encuentra delante de él, intentado encontrar respuestas que no tiene permitido decir abiertamente, y más si en cierta forma lo involucran a él, incluso una pequeña gota de sudor se deja apreciar en su cien derecha.

-Eso es algo que no puedo mencionar- Es su mejor manera paras sacarse de encima al curioso chico.

-Pero…- Quiso protestar de inmediato, necesita respuestas para conocer la verdad de esta ridícula regla, pero a su vez le tiene respeto solo por ser el monasterio.

-Sin peros, los visitantes solo pueden hacerlo guiados por uno de los monjes, y si tú deseo es ver el Jardín del Silencio y el florecimiento de los sales gemelos, es mejor que lo hagas en silencio y aquí- Manifiesta su postura, sonando grosero y ligeramente arrogante, más para dar regaños al menor que para dar en si la regla.

Un suspiro sale de sus labios, le parece bastante ridículo que lo esté regañando un joven que no debe ser mucho mayor que él y además que es solo un aprendiz, pues sus ropas no son del color naranja, que portan los de mayor edad, indicando su inexperiencia.

Pero no es de esa forma Mu, no va a estar diciendo cosas obvias, para ofender a los demás, no ha sido criado así, sino para ser mable, cortes, educado, curioso de repente y sonreír sin importar nada, un doncel perfecto a la vista de todos.

-Está bien- Asiente tranquilo, estando ahora a la par del otro, pero alejado de la misma forma, pues le desagrado un poco su comportamiento inicial.

Además que haría lo que quisiera ahora, ya que no está rompiendo ninguna regla establecida recientemente, prosiguió hacer lo que siempre cuando estaba allí en la época en que su familia estaba reunida.

Sentarse en ese suelo algo terregoso, sin importar ensuciar sus ropas finas de tonos verdes y amarillo, la posición de flor de loto, para cerrar sus ojos y comenzar a respirar como su padre le enseño, así su meditación comienza.

Tal vez no era lo que muchos desearían hacer en sus vacaciones, de hecho Mu no es precisamente de actividades tan relajadas, pues cuando puede experimentar muchas cosas arriesgadas, jugar como lo hacía al aire libre, ensuciarse, algo que estaría muy mal visto en su sociedad.

Sin embargo él mismo sabía que a veces es agradable detenerse un instante y conectarse con la naturaleza y con aquellos que ya no están, de alguna forma lo hace simbólicamente, como si el tiempo no transcurriera.

De hecho, el pelilila piensa que al momento de abrir sus ojos, podría encontrarse con ese hombre de cabellos castaños, ojos como los suyos y una enorme sonrisa, que siempre le dedicaba abrazos para reconfortarlo y expresarle cuanto lo amaba.

Sin pensarlo y recordando esa época infantil, sonríe en aquella meditación serena.

Lo cual provoca la curiosidad del rubio a su lado, que sin permiso alguno el visitante se dispuso a meditar a su lado, no para que lo acompañe, solo porque así lo desea.

Para Shaka, ver a alguien ajeno al monasterio en esa pose, para relajarse y ser uno con el universo, le causa curiosidad, ya que siempre que aparecían visitantes, era más para ver, tocar los objetos sagrados, o la naturaleza misma que merece respeto, escuchando la historias permitidas de los monjes de mayor rango y demás actividades que le parecen tan poco agradables.

Y este chico, que rompe las reglas, que provoco algo en él que ni siquiera el joven aprendiz logra comprender.

Un cálido sentimiento que lo envuelve por completo, teniendo solo dieciséis años esto no debería estar pasando, simplemente que su corazón lata tan rápido, presentar unos pequeños nervios, y parecerle lindo ese joven, está prohibido por todas las reglas establecidas con anterioridad.

Debía mejor pensar en ello con la ayuda de la meditación para encentarle respuesta, alguna que le satisfaga.

Sin embargo, cuando pensaba que debía irse, que podría hacerlo porque este visitante está más interesado en la actividad más perfecta y tranquila de todas.

Algo en él le llamo la atención, tal vez el hecho de verlo tan pacifico, que su belleza parece combinar con los pequeños botones de esos dos árboles gemelos, que el viento de esta época los hace caer cerca de esa delicada figura, dándole un toque místico, como si el hecho de tener uno de esos invasores en su cabeza lila, ni le molestará en lo más mínimo.

Internamente se pregunta varias cosas.

“-¿Puede existir alguien que tenga esa paz en su interior?-”

“-¿Cómo es siquiera posible que este tan calmado?-“

“-¿Y… Por qué se ve tan feliz?-“

Sus peguntas son difusas y confusas para él.

Cuestionamientos que no debería tener, que nadie le debiera llamar la atención a ese grado, curioso es lo que menos era, no le gusta para nada meterse en cosas ajenas y de hecho evitar a las personas tanto como pueda es su pasión más grande, salvo que aquí…

¿Qué puede hacer?

Sabe que quedarse mirando al joven sería una falta de respeto, pero… Las ganas repentinas de seguir contemplándolo es algo que no puede evitar sentir, al contrario desearía seguir haciéndolo hasta que pudiera ver esas esmeraldas nuevamente.

Sin pensarlo más, negando rápidamente con su cabeza a los pensamientos intrusos en su mente, abre sus ojos, dejado que lo suspiros salgan, es para su ser algo fastidioso, estar presentando algo que está prohibido en este lugar.

Aunque, claramente no lo está aún del todo.

Pero negara cualquier cosa, además que para demostrarse a sí mismo que esto no afecta para nada sus deseos de volverse un monje en toda la extensión de la palabra y seguir sus costumbres y reglas.

Decide igualmente que le pelilila sentarse en posición de flor de loto, cubierto bien por sus ropas de aprendiz, de tonos crema, que consiste en un pantalón, camiseta, y con la tela que cubre alrededor de su cuerpo y se conecta a su hombro.

Todo para poder sentirse cómodo al meditar cerca de otra persona, pero no en una compañía grata.

Ambos en silencio, cada uno en sus respectivos pensamientos, sin querer prestar atención al otro, prefiriendo estar en lo que los ocupa.

Uno con una gentil sonrisa, añorando tiempos que no volverán e intentar encuentra una repuesta a su mayor queja interna, en donde solo quisiera saber…

¿Cómo aceptar a alguien que no ama en su vida?

¿Qué se unirán en un matrimonio arreglado?

Además, Saga con Mu siempre ha sido amable, atento, nunca le ha faltado el respeto, al contrario se ve el interés de este por el doncel, solo que el pelilila a lo mucho ha llegado a quererlo como un amigo, no más.

Pero su deber estar en que debe seguir su camino, aunque eso signifique no añorar nada más.

Ni siquiera hacer caso al sentimiento raro que en su corazón despertó por ver al rubio aprendiz en ese momento que el tiempo pareciera detenerse.

Y al parecer del rubio, sus pensamientos también son del deber, pero de la confusión de sus latidos, y la cierta incomodad de esa cercana, que lo separa algunos metros de distancia del pelilila, suficiente para privacidad, pero no para no lograr verse al abrir sus ojos.

En silencio meditan, para encontrar respuestas a sus dudas, deseando que al terminar, puedan estar tranquilos y ver las cosas con mayor claridad.

Pasa un tanto de tiempo, en donde los dos jóvenes, no han pronunciado palabra alguna, siguen en su meditación que no se acaba, pues las repuestas no han llegado, y lamentablemente para uno, seguir disfrutando de ese lugar se le será difícil, pues es el momento de irse.

-Mu- Una voz conocida lo llama.

Pero al parecer el mencionado, aún sigue debatiéndose sus peticiones internamente, queriendo una repuesta, que ni presta atención al llamado.

-Mu, es hora de irnos- De nuevo el tono de otro doncel lo llama, para quedar a lado de él, estando de pie.

El pelilila, fue así como atiende al llamado, al sentir la presencia de su mejor amigo que sin querer lo dejo solo, admirando el recinto.

Abre sus ojos en una gran sorpresa, para darse cuenta que el tiempo no puede volver y las cosas siguen siendo las mismas, con la única diferencia que ahora… Aquel que lo regaño en cierta forma, no se encuentra para nada cerca, cosa que realmente no debería importarle, pero… Lo hace, algo…

-¿Eh?- Levanta su vista, topándose con Camus, y sus dos leales servidores, al igual que el monje de una edad mayor que parecían solo espéralo a él para concluir la visita –Lo siento- Menciona esto avergonzado –Los deje solos todo el recorrido-

-No se preocupe joven Mu, fue muy interesante- El sirviente mayor sonríe.

-Lo importante es que usted este bien, y disfrutara la vista- Quien su edad es más similar a la suya le comenta este dato, demostrado la precaución para acto seguido tenderle la mano en señal de que se levante.

-Gracias, Aioria- Sonríe, aceptando la mano del contrarió para levantarse de su medicación, impresionado que sus piernas no se han dormido.

-Es agradable ver jóvenes que aun disfrutan del conocimiento de nuestro monasterio y que a la vez tengan la costumbre de meditar- El mayor de los allí presentes, con un tono suave hace esta mención.

-Siempre me ha gustado meditar, creo que es la forma más correcta de poder entendernos a nosotros mismos- Su comentario que si bien es cierto para él, podría resultar en controversia a las creencias de los monjes en sí.

-Funciona para mucho, incluso descubrir algo que crees imposible- Las palabras, como si fueran un acertijo algo extraño, pero que tiene un solo cometido.

La puesta de sol aún no está presente, alguna horas de luz están en el día, solo que es mejor retirarse, no tanto porque Mu lo desee, sino que, cierto peliaguamarino está más deseoso de volver a la pequeña villa, pues no se siente del todo bien en estos momentos, y ni por malestares físicos, si no emocionales.

-Mu, es mejor retirarnos ¿Si?- La suplica a su amigo, algo debió haber ocurrido, o simplemente pensó en algo que le trajo recuerdos y su tormento regresa, pues no podrá nunca liberarse de su máximo dolor que no quiere decir a nadie.

-Claro que sí, Camus- Ya de pie, marinado preocupado al de ojos violetas, para acto seguido dirigirse al de cabellos rojizos y algunas canas –Le agradezco enormemente habernos recibido y que nos diera una visita al monasterio- Se inclina ligeramente, demostrando su educación y formalidad.

-No agradezcas, las puertas a este recinto siempre están abiertas para aquellos que necesitan encontrar respuestas o… –Mira de reojo al de apariencia desolada –Estar en calma, pueden regresar cuando gusten- Les dedica una sonrisa a ambos donceles, para de esta forma conducirlos hacia la salida.

Un último agradecimiento es dedicado al monje, que siempre está dispuesto hacer guía de aquellos que aun desean ver la majestuosidad del monasterio.

Al momento en que el carruaje sale de aquellos territorios, la inmensa muralla para proteger el recinto de nueva cuenta se vuelve a cerrar.

Dejando que Shijima, quien los guio en ese recorrido, en un breve silencio, firme y con un tono algo melancólico agrega lo siguiente –Es sumamente triste ver a dos jovencitos que apenas empiezan a vivir con tanto dolor en sus corazones-

Acto seguido, se dirige a seguir haciendo los últimos deberes de ese día, para después estar al pendiente del rubio discípulo suyo, del cual no ha tenido noticas en todo este tiempo, pero es obvio, conociendo, debe estar haciendo sus propios méritos para seguir en su camino de volverse un monje budista.

Sin saber el hombre mayor que ese chico rubio, esta de nueva cuenta a donde hace poco había un pelilila sentado en ese sitio, mirando con atención hacia los sales gemelos, admirando esa belleza y paz del Jardín, pero también llevando algo entre sus manos, que alguien dejo olvidado.

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches, ¿Que hora es? ¿Quién me ha robado el reloj? ¿Como están mis terrones de azúcar?

Yo aquí publicando, wow... Apenas llevamos un cuarto de lo que es, pero... No me daré por vencida, tengo todo el tiempo para hacerlo, pero disfrutaran cada cosa sin falta.

me siento tan feliz por que estén aquí conmigo, la verdad se los agradecer con todo mi corazón.

Terrones de azúcar, se han dado cuenta de este momento que nuestros querido ShaMu, se han conocido y sin duda empezaron con el pie izquierdo, prepotente el rubio con siempre y Mu aunque sea un doncel, no le impide defenderse.

Jajajaja bueno mis terrones de azúcar, los quiero mucho.

Muchas gracias mis terrones de azúcar por estar aquí conmigo apoyándome, estando siempre conmigo, teniendo paciencia, esperando a que les actualice algo o publique de verdad son los mejores del mundo mundial.

Solo espero que disfrutes tanto mis terrones de azúcar.

Los quiero tanto, por cada voto, comentario y demás son los mejores del mundo.

Por favor sigan cuidándose, hagan caso a las medidas de higiene y no se expngan.

Ammu se va. 


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