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Binomio Stark por PinkuBurakku

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Notas del fanfic:

 

One shot primero, del maratón pensado. En San Valentín, todos merecen amor, sobretodo nuestros heroes favoritos. El amor tiene muchas variantes y eso, todos lo sabemos bien. 

PK. 

 

Dark Starker - Iron man x Spider man/ Iron man x Spider man x SIM ( Tony tierra 616). 

Notas del capitulo:

 


Empieza, el maratón. 


Los personajes aquí descripto no me pertenecen, son autoría exclusiva de MCU, Comics y Marvel Comics yo solo los uso sin fines de lucro y para mero entretenimiento. 


 


Pareja: DarkStarker  - Tony  x Peter x SIM. 


Advertencias: Muerte de un personaje, semi AU, viajes en el tiempo, universos paralelos, contenido explícito, violencia, underage implicito, trio. 


 


I/II


 

   

    La vida de un héroe es en muchos casos una fastuosa, enérgica y temeraria forma de vivir; entregamos mucho para que el débil equilibrio entre el bien y el mal se mantenga; es un trabajo que se trata de sacrificio y mera filantropía. Parejas, familia, hijos, amigos, hogar; todo eso queda sesgado bajo la sombra del deber de superhéroe, no puedes tener nada que te haga dudar, nada que flaquee las convicciones, ninguna distracción; no puedes tener pareja porque el tiempo no alcanza para citas románticas, paseos en el parque o idas a cine; cómo una pareja normal. Gracias a la falta de pareja tampoco puedes tener familia, una cosa va de la mano de la otra, dos caminos diametrales que se unen al final del día; la poca familia que se puede tener es aquella que no puedes controlar; padres, primos, hermanos. Ellos no pudiste escogerlos, sólo estaban allí antes de que el manto de superhéroe cayera sobre los hombros; lo único que respecta a ellos es mantener una ínfima comunicación esperando que algún villano no los reconozca cómo importante para ti y no les haga ni un rasguño. Los amigos sufren el mismo destino despojado de afecto, a menos que sean amigos superhéroes y aún así, corres el riesgo de que los tomen de rehén en algún momento. Esas son las cosas que no te dicen al aceptar el manto de superhéroe, solo hablan de lo increíble que es salvar personas, pero nadie te dice cómo salvarte a ti mismo.

Siempre estar dispuesto a ayudar es la más noble de las entregas, no obstante el ser humano nació para estar en par, trio o grupo; cómo prefiera pero con la premisa de siempre tener apoyo; físico y mental, una codependencia con los demás a tu alrededor, saber que perteneces a un lugar, a un espacio que es tuyo y puedas llamar familia. Los supers no pueden contar con ello, no obstante; estando tan arriba en la cima del cielo, miras para abajo y notas que en ese punto, vale el mismo carajo todo. No puedes ir en contra de los sentimientos, sólo en contra de las reglas impuestas por los mismos superhéroes; cuando el cariño o el amor afecta el sistema nervioso, puedes despedirte de las convicciones y echarlas en la basura, harás lo que quieras y con quién decidas; allí el manto de superhéroe toma un oscuro tono, tienes poder, puedes hacer lo que quieras. Muchos ceden a la locura en este punto, intentando buscar aquel calor que todos los humanos tienen pero que fue despojado de su pecho por querer cuidar a otros antes que a sí mismo. Así nacen los villanos, no, quizás exagero, así nacen los verdaderos héroes; los cuales pueden mantener su identidad secreta, entregando su humanidad para amar; un poco de calor.

Los villanos en sí nacen después, cuando intoxicado de ese tierno y cálido amor, se te arrebata desde la raíz, por estar cuidando de otros; de una humanidad que nunca lo agradecerá. No necesitaba el agradecimiento después de todo, necesitaba a mi esposo. Morir por la humanidad era la entrega más valiosa que un héroe podía hacer por su patria, preservar la especie y los inocentes antes que su propia existencia; entregar el soplo de vida para que los inocentes pudieran seguir con sus burdas vidas, simples y alegres; en ese punto todos se quiebran, mucho más un héroe que estando en la cima, sólo mira hacia abajo y ve vacío absoluto. Acaso los héroes también no son humanos, acaso no merecemos un final feliz también, porque este se nos arrebata con tanta decisión; comienzo a tenerle asco a la palabra filantropía.

La repudió, expugno y odio; no por quitarme la vida, esa cosa antes valiosa ahora es insignificante, se la entregaría de buena gana si con ello podría resucitar al amor de mi vida que moría en los brazos, haciéndose el héroe hasta el final, sin derramar una sola de sus lágrimas para no sumirme en un estado peor de alteración, pero ese es el asunto, no puedo estar más en la locura, no sólo es inhumano sino imposible. Un héroe tenía que estar siempre atento a los imprevistos, estar dispuesto a pelear contra lo improbable y siempre tener un jodido plan b; esas consignas se olvidan tan rápido cuando eres feliz. Cuando chorreas tanta maldita felicidad que el destino te envidia y vuelve tu realidad una mierda, colocando nuevamente tus pies en la tierra. Esa era la única explicación por la cual tenía que mandar extraterrestres al jodido planeta.

Actuamos lo más rápido que pudimos aún en nuestra burbuja de felicidad; el señor Stark siempre queriendo mantenerme fuera de la diversión y el peligro, olvidando que incluso era más fuerte que él sin la armadura; pero así era Tony, siempre queriendo ser el maduro de ambos aunque en realidad las cosas fueran al revés; el mocoso parecía él haciendo pucheros cuando no le daba besos después de una estúpida pelea, cuando le escondía el whisky o me comía sus amadas donas; allí el mocoso se volvía él y yo el hombre maduro a pesar de la diferencia de edad, pero poco importaba, lo amaba justamente por su infantil comportamiento. Era perfecto cómo era. Subí a la nave sin temor, éramos un dúo, nunca lo podía dejar sólo; no me lo permitiría. No obstante, todo salió peor de lo que creíamos y mientras me desvanecía en sus brazos por primera vez le concedo la razón a sus sobreprotectores esfuerzos por mantenerme a salvo, mori en sus brazos; suplicando que no me dejara, muerto de miedo y ansiedad, pero al menos me console que no fue él; que Tony viviría aunque yo no estuviese a su lado, siempre la entrega filantrópica de los héroes y su falta de preservación consigo mismo. Por los demás, por el amor de vida. Todo daba igual; mientras él respirara.

Pase largos años en un lugar sin espacio ni vida, estando junto a millones de personas; sin entender que mierda pasaba, sin poder salir, gritar, reír; siquiera respirar. Strange me repetía todos los días que debía aceptar la realidad, que debía confiar en él, no obstante cómo confiar ciegamente en un tipo que condenó a la humanidad, sólo lo redime salvar a Tony, sólo por ello; según sus propias palabras, esto acabaría y lo podía ver de nuevo, por ello no me consumí en la locura, tenía un futuro allá lejos esperando, ver nuevamente al amor de mi vida; sólo debía ser paciente aunque justo ahora, quería destruir el mundo con las manos para que me devolviera mi feliz realidad. Pasaron días, meses y años, cada uno lo sentía cómo un siglo; casi entraba en la demencial oscuridad cuando fuimos llamados, cuando nos convocaron nuevamente. Respire profundo metiendo todo el aire en los pulmones qué podía; la batalla no daba tiempo de espera, pero yo sólo podía buscar entre la multitud a Tony, Strange me había asegurado que seguía vivo. Lo encontré en medio del caos y fui feliz nuevamente, este salió de la armadura y pude envolverlo en el abrazo que había quedado en espera junto al infinito cosmos. Lo bese en medio del caos, sin importar una mierda sí el mundo se iba al carajo, tenía a Tony en los brazos. Ingenuo niño, se hubiese burlado el Señor Stark o Harley; fui un tonto niño. No aprendí la lección a pesar de los años.

Strange lo sabía pero nunca lo dijo, maldito imbécil; algún día arreglaría cuentas con él, le arrancaría el corazón cómo me lo había arrancado al ver a mi esposo tirado en el suelo, intentando respirar por un último soplo de vida. Jure que un día, yo mismo lo mataría. Ahora, sólo había cabida para llorar, tirado en el suelo, dejando el líquido salino correr libre por las mejillas y bañar el cuerpo moribundo de Tony. Sostuve su mano con fuerza, ignorando a la señora Potts hacer lo mismo, incluso ahora ella me importaba poco, sólo importaba Tony, muriendo. La mitad de su hermoso rostro estaba quemado, su brazo y la mitad de su cuerpo habían sido tragados por la decadencia, mientras el olor a carne quemada invadía todo el lugar. Tony sólo me miraba con una sonrisa, llevando hasta el final la jodida carga de ser el relajado sujeto del que me había enamorado. Llore con más fuerza al verlo sonreír de esa manera tan cansada pero espléndida. Sus dedos apenas funcionales me sostuvieron con fuerza. Hablando despacio y bajo, aunque no tenía fuerza ni para ello.

- No llores bebé, esto no es una despedida... Es un hasta luego ...- Pronunció sin soltar los dedos, con un hilo de sangre bajando por los labios rotos -... Creo en ti Peter, en qué me traerás de vuelta de dónde sea vaya en los próximos minutos, confío en tu inimaginable genio …- Sus palabras se atoraron en el subconsciente, vagando por atención más tarde. Ya tendría tiempo para ellas, ahora sólo lo tenía para el amor de mi vida moribundo -... Eres mi pareja, el amor de mi vida, el adorado mocoso que me traerá de vuelta. No llores bebé ...- Con un suspiro todo acabo. Tony murió. Pude jurar que mi llanto se escuchó por todo el mundo.

No fue fácil después de su muerte; me enteré de cosas que no esperaba en el genio pero que no podía culpar, la vida de un héroe; uno despechado no se detenía. Se casó nuevamente, aunque el matrimonio en sí no tenía validez; el idiota ya estaba casado, conmigo el amor de su vida. Había tenido una hija, la pequeña Morgan, ese había sido un golpe duro de asimilar, no podía darle hijos. No me derrumbe, al final, seguía siendo el Señor de Stark, tuve que dirigir su ostentoso funeral, digno de un héroe cómo él. Las condolencias fueron dichas, las flores marchitas y el cuerpo de Tony, descanso por fin bajo tierra. Empezó el verdadero caos luego de ello, Tony aunque no lo quisiese era un millonario, tenía el mundo a sus pies y eso sólo lo había conseguido de una forma; con dinero, el pedazo de papel que movía el mundo. Aprendí fácilmente su filosofía.

Lo necesitaba, traería el genio del limbo discordante en el cual ya estaba y sabía cómo se sentía; no dejaría al amor de mi vida en dicha mierda por mucho tiempo, regresaría a un hombre con el cerebro cómo huevo revuelto y no el genio que conocía sí no me apuraba. Por ello necesitaba el dinero, todas las arcas Stark; reuniendo eso con mi genio, podría traerlo de vuelta, no tenía duda de ello. No obstante, para el resto del mundo, sólo pase cómo un mocoso interesado en la herencia de un muerto, peor, un héroe de guerra; poco me importo su ignorancia, le entregaría al genio el mundo. Las moscas no atormentaban a un león. Pepper tuvo que ver con ello, fue una buena jugada poner al foco público en mi contra para quedarse con todo el legado Stark, sus argumentos, Tony debía quedarse muerto; ya había cumplido su tiempo.

Una innegable estupidez. Tony volvería, aunque tuviera que sacrificar toda la vida del planeta para ello. Para mí fortuna, el mundo no se olvidaba que era uno de sus héroes; Pepper por otro lado, aunque tuvo una mínima participación en la gran guerra final, al final del día sólo era Pepper Potts, la esposa no legítima de Stark; nada más, nada menos. La señora Potts me odio todo lo que su delgado cuerpo rubio podía hacerlo, incluso amenazó con llevarse a Morgan, al final, con unos buenos abogados y el prestigio de ser el amigable hombre araña, gane todo cómo debía ser. La señora Potts al saberse sin un peso de las industrias Stark más allá de lo legal posible, desapareció de la faz de la tierra; todo gracias a una amigable amenaza, incluso dejó su hija conmigo, su nuevo padre. Deseaba la niña. Era la piedra angular de la felicidad de Tony, su discurso de despedida lo dejaba en claro. Ahora era uno de los padres de la pequeña Morgan, su otro padre volvería pronto.

Los vengadores sabiendo la amenaza contra la rubia me dieron la espalda, sus ideales no iban con el descarado viudo de Stark. Nunca habían aceptado a cabalidad nuestra unión por considerarla inmoral y después de la muerte del Señor Stark todo había estallado, aunque claro, saber que un niño había estropeado los valores de los vengadores, era sin duda lo que más los jodía. No me odiaban sin duda, pero era claro que estaba en su lista negra, incluso la de Fury. Sólo los que creían en mi causa y amaban al Señor Stark se quedaron; Rhodes, Banner, Keener. Sólo los necesitaba a ellos, dos eran las mentes más grandes del mundo, sin duda podríamos los tres con todo lo que se nos presente. El laboratorio se levantó y las investigaciones empezaron. El reloj era nuestro enemigo, su tic tac incesante era mi carcelero.

Un año había pasado del fatídico final, semana con semana me consumía cada vez más; la frágil fantasía donde recuperaba a Tony de las garras del limbo se diluía con cada semana que pasaba. Los viajes en el tiempo eran la única solución, pero estos eran tan inestables que aún con una base sólida y tres de las mentes más brillantes del mundo; era casi imposible de replicar, aceptamos para nuestra mala fortuna que sólo un cerebro en el mundo podía replicar tal hazaña, lamentablemente ese cerebro estaba muerto; sólo Tony Stark podría construir un invento de Tony Stark. Miles fueron los sujetos de pruebas fallidos, miles más fueron los sermones de lo poco ético de nuestro trabajo; individuos perdidos en otras realidad, locos, mutilados, con cuerpos que no eran los suyos; sueros inutilizables que drenan las arcas Stark pero que también componían una pila de muertos bajo sus pies, todos los decesos por una buena causa; no obstante la sociedad hipócrita, doble moral e irritante no apreciaba nuestra lucha, no veía nuestros logros y la representación de una nueva realidad y flujos del tiempo; sólo veían la masacre llena de sangre en nuestras manos.

Estaba volviéndome loco, lo sabía a la perfección; pero no podía darme por vencido. Necesitaba el calor de mi esposo al lado de mi cama, necesitaba aquella fina y excéntrica luz que sólo el genio podía expeler cómo una luz atrayendo polillas, necesitaba la mitad de mi alma, la mitad de mi vida, necesitaba al Señor Stark; la locura definitivamente me estaba consumiendo. En todo caso mi locura no era demencialmente inestable, no, era mucho más que eso, el manto de un héroe siendo roído por las ratas. La oscuridad tiñendo de rojo las manos y convicciones; allí estaba el verdadero problema. Nadie me entendía, aunque tenía la certeza que Tony, él sí me entendería. Todo el sacrificio que hacía por traerlo de vuelta a la vida. Incluso podía imaginarme en los mejores sueños, su perfecta sonrisa diciendo lo orgulloso que estaba de mí por no rendirme, por buscar la inalcanzable verdad que lo trajera nuevamente a mi lado, junto a su familia, esposo e hija; a la vida que nunca se le debió arrebatar, mucho menos entregar, pero era imposible reprocharle algo a ese hombre.

Dos golpes en la puerta me recordaron que tenía una - no tan - esperada visita; no quería recibirlos pero poco importaban mis necesidades, sólo los vería. El Capitán América en su flagrante traje en rojo y azul entró al inmenso despacho que comportaría con las dos almas maters que vivían en la gran sede de los Avengers; al menos cerca de mi. El rubio me sonrió amable, cómo siempre; esperando que dicha sonrisa se refleje en mi rostro pero cómo sus antecesores y los que llegarían, dicha sonrisa no alcanzó mi cuerpo; limpie el sudor de la piel con la manga de la bata blanca. No me moleste en indicarle que tomara asiento, no, estaba muy ocupado creando la nueva fase del reactor que alimenta la máquina de realidades que había creado junto a Banner. El capitán se sentó sobre el suelo; los labios llenos de barba me hablaron calmo, sin dejar de sonreír; intentando impregnar mi cuerpo de la paz que embriaga al viejo héroe. Nunca habría paz realmente, no en mi pecho; no mientras no tuviera a Tony al lado.

- Peter... ¿Qué dices chico, vienes a la torre a reunirte con los demás?...- Suspire pesado, ninguno de esos idiotas entienden el sufrimiento. No realmente, para ellos sólo era una defunción más. En cambio para mí, la mitad de mi propia existencia también había muerto.

- Capitán, tengo mucho trabajo aquí - Le contesté seco cómo a todos los que se acercaban, no obstante esta vez fue diferente.

El rubio no aceptó un no, fui obligado a ir a la tonta ala de los vengadores, a unos cuantos metros del inmenso laboratorio pero tan lejos para recorrer el camino por propia voluntad; no había puesto un pie allí en un año. Dormía en la habitación de Tony; al menos lo que había quedado de ella y fue reconstruida, trayendo las cosas desde su casa en el lago. Al llegar a la sala todos me esperaban, fui obligado a tomar con ellos, recordar a Tony y seguir adelante; al menos esta fue la pantomima que aquellos seres se tragaron. Todos estaban preocupados por mí, al menos en la superficie; sabía que de mí dependía su futuro, al menos en la infraestructura los vengadores no existían sin que el apellido Stark estuviese presente y para su desgracia o gracia, cómo se viera; yo era el único Stark además de mi hija, por ello no me moleste en cabrearme cuando Fury apareció, con un trato.

Rápido y conciso, libre albedrío para mis experimentos - ya lo tenía, al menos en síntesis -, una nueva marca para la borrosa imagen pública que tenía con los escabrosos experimentos, dicha cosa se había vuelto una mancha en los vengadores. Utilizaron a Tony para chantajearme, poco me faltó para echarlos; pero me contuve cómo el hombre serio y calculador que me había vuelto, sin escrúpulos deje que se quedaran pero metiendo la propuesta de Fury al fondo de su culo. Si ellos se mantenían lejos, yo lo haría. No necesitaba una imagen pública, necesitaba al amor de mi vida; una persona que entendiera el amor que le profesaba, uno que entendiera cómo me sentía a cabalidad. Necesitaba a Tony en todas las formas, colores y sabores. Necesitaba al genio.

Un año más, un tormentoso año más; lo sentía al igual que un siglo. Todo parecía en vano, los exámenes no resultaban, los experimentos parecían imposibles de llevar a cabo; tenía un sin fin de sangre en las manos pero nada de ello me devolvía al genio. Nada arrojaba el resultado que quería y cada vez, con un nuevo dictamen negativo enloquecía otro poco. Tratamos de todo, desde moléculas atómicas, física cuántica, química, termodinámica, gravedad cero, biomoléculas; hasta la puta biología de primer grado, todo había sido probado, testeado y puesto a prueba; resultados incongruentes, fallas, señales de alto, peligro, riesgo biológico, estos eran el pan de cada día. Incluso con la mejor tecnología del planeta y robada de otros planetas.

La desesperación, la obsesión y el demencial caos me estaba tragando, escupiendo apenas los huesos al mundo; apenas me mantenía en pie por mi pequeña Morgan, el único color en el mundo gris dónde nos habían sumergido a ambos al sacrificarse Tony. Me evitó masajear el entrecejo, intentando pensar cómo Tony a pesar de que esto me diera dolor de cabeza, sólo con el hecho de intentarlo. Dos toques en la puerta indicaron que tenía un visitante inesperado; no había citas por corresponder el día de hoy. Al alzar la vista, Thor; el dios de Asgard me mira con su espléndida sonrisa que ponía a todos a jadear, sin contar los fuertes músculos o el título brillando en su cabeza del rey de una nación, aunque esta no existiera, aunque no fuese rey de nada ya, las personas seguía muriendo por el dios ex rey. Seque las manos llenas de espesa grasa negra en un trapo mugriento, era un desastre.

- Los chicos te quieren ver Peter, no acepto un no por respuesta - Sus ojos azules seguían cada uno de mis movimientos y gestos inconformes. No tenía de otra que acompañarlos. Lo que el rey dios no sabía, era que estaba vez sí que lo quería acompañar. Había un par de cosas que tratar con todos esos vejestorios y mi laboratorio.

Lo seguí en silencio. Sudado, ignore las palabras saliendo de los labios; en mi mente cómo todos los días desde hacía mucho tiempo, sólo existía una persona; ojos avellanas, cabello castaño oscuro, barba corta y bien formada, sonrisa de campeonato, pestañas largas; un adonis. Tan ensimismado estaba en el recuerdo que apenas fui consciente de llegar a la gran sala de los vengadores, reaccione con el culo en un sillón y todos los héroes rodeándome. Los ojos de los vengadores restantes me miraban de arriba a abajo; por primera vez, note las pupilas desviándose por partes no sana del cuerpo, me tense, tenía que ser una broma sí ese era el verdadero motivo por el cual estaba frente a ellos; me sonrieron, muy mala idea. Había notado la mugrienta necesidad, la reconocía con facilidad; tenía de esposo al hombre más hambriento del mundo, el resto de mortales, eran una unos niños traviesos a su lado. Thor me tomó las manos inclinándose demasiado, casi cómo si sus palabras fuesen un susurro y tenía que decirlo mucho más cerca, un secreto en confidencia. El secreto era una algarabía a voces.

- Tony no está, Peter... Tienes que avanzar y superarlo - Directo al grano, sin rechistes de por medio. Una realidad que tenía más que clara pegada a los huesos. Abrí los labios para hablar, pero estos fueron callados cuando el capitán colocó un dedo sobre ellos. Me tense aún más. La fina línea se había roto.

- Eres uno de nosotros Peter, un vengador... No estás en servicio, pero eres uno de nosotros... - Continuó la bruja escarlata - … Queremos proponerte un trato, regresa a esta ala, olvida a Stark. Vuelve a vivir - Siguió la chica, con una sonrisa que no presagiaba nada bueno en la vida. Thor avanzó de más y para mí gracia, tenía buenos reflejos. El rubio terminó con el pie en la garganta.

- Espero haber entendido mal, ya que el Señor Stark era su amigo...- Conjure enojado con los idiotas delante de mí, ellos podrían ser mis jodidos padres. Quería pensar que había malinterpretado sus intenciones. No obstante, el descaro en las miradas me confirmó que aún no enloquecía, ellos estaban ofreciendo exactamente lo que estaba pensando. Era la gota que había derramado el vaso, un declive a la locura. Cabreado era poco, ninguna palabra podía hacer gala de lo que sentía en estos momentos.

- Stark no está, eres joven y no puedes estancarte en un recuerdo... Tu juventud no se puede desperdiciar detrás de una memoria - Comunicó el líder de esta locura sin duda, ahora entendía todos su paseos por el laboratorio. Quite el pie de encima de Thor, necesitaba respirar o los mataría a todos. Aunque nunca había golpeado a uno de ellos, eso iba a cambiar esta noche; tenía la seguridad de ello. Necesitaba una máquina de viajes entre dimensiones, no una jodida cama; ni siquiera necesitaba consuelo, no estaba despechado en primer lugar.

- Espero que no estén proponiendo que esta nueva vida, la vitalidad muerta la renueve con ustedes...- No necesito ser esquivo, aunque las mejillas estaban rojas. No me amedrente, no me volvería un tomate tartamudo; estaba muy cabreado para ello. El silencio sepulcral confirmó lo que ya sabía -... Podrían ser mis jodidos padres, todos ustedes - La negativa no cayó bien a los vengadores, si creían que por estar enamorado de Tony aceptaría a cualquier vejestorio cómo ellos, estaban muy equivocados. Tony era irremplazable, único y mágico. Nadie se comparaba a él.

- Tony tenía nuestra edad... Sólo te estamos proponiendo una mejor vida, con el amor que necesitas y el calor de una familia - Tuve nauseas, sin duda entendía a la perfección qué incluye esta familia. Era enfermo de sólo pensarlo. Cambiar a Tony. Era inimaginable.

- Claro, porque está mejor vida incluye un puesto en la cama de uno de ustedes o en todas ellas por lo visto...- Con asco, me separe del grupo poniendo distancia. Sus ojos parecían decepcionados, incluso rabiosos. Nunca arrepentidos -... ¿Qué esperaban que pasara, que acepte su absurdo trato, regresara aquí y me metiera entre sus sábanas? …- A mitad de frase me rei, era imposible. Lo creían, por sus pupilas refulgiendo furiosas, lo esperaban incluso. Un grupo de inadaptados reparando a un muñeco roto, brindándole orgasmos y salud mental en vez de recuerdos rotos y un amor muerto. Era muy obvio la respuesta, esto sólo me llenaba de odio, sí, un profundo odio -... ¿Cómo lo harían, me turnarían un día a la semana o me follarían todos a la vez... Tengo que recordarles a las señoritas que soy gay? - Hubo un quiebre, sin poder controlar lo que sentía; dejándome llevar por el denso odio y la palpitante cólera. Una mala combinación, explosiva incluso.

- Peter, pequeño; solo estas confundido por el dolor, pero se que con nosotros... Las cosas serán diferentes, te mostraremos lo hermoso de una mujer, pero también lo perfecto de los hombres. Lo tendrás todo - Asco, odio, cólera. Era una jodida broma.

- Me gustan las pollas... - Aclare sin pena, para el escándalo de muchos. Me daba la misma mierda. Habían sobrepasado los límites -... Y no la suya capitán, ni la de Thor, Bucky o cualquiera de ustedes inadaptados; tengo mi pareja, mi esposo … - Les muestro la argolla de matrimonio que todavía descansaba en el dedo, sin remover desde el día que fue puesta allí por Tony - … No necesito a nadie más, lo tengo a él... Tengo una hija. Simplemente, váyanse a la mierda - Gire cansado de la conversación, nunca más se acercarían a mí.

- Esa hija no es tuya, es de Pepper …- Comunicó desdeñoso Bucky, apenas había hablado, pero este parecía tener mucho que decir -... Stark murió y te encierras en su memoria olvidada. Te estamos dando un nuevo futuro chico, haz el favor de tomarlo y dejar de ser tan estúpido …- El militar parecía incluso enojado porque su depravada entrega no fue aceptada. Quería matarlo -... No podrás traer a Stark de la muerte, no has podido por dos años y no lo harás aunque pasen mil. Acéptalo de una vez y sigue - No soporte más, con la ayuda de la telaraña atraje al militar, estampando un buen golpe que silenciara sus desdeñosos labios.

- Escucha bien maldito idiota, todos escuchen bien... Traeré a Stark, al único hombre que quiero; mi esposo y padre de mi hija - Solté al idiota, no tenía tiempo qué perder con los jodidos vengadores o el mundo en general. Tenía una misión. El tiempo se había acabado, Tony volvería.

- Nadie le da la espalda a los vengadores, chico - Amenazaron, una estupidez; yo podría con todos ellos, los mandaría al infierno si repetían las falacias dichas esta noche.

Salí de esa ala, sin echarlos. Al menos con los vengadores en escena podía ejercer el frenético y poco ético trabajo de investigación, mandando humanos por diferentes universos paralelos; recogiendo las miserias que quedaban de ellos al volver. Todo lo que fuese necesario. Corrí al único lugar que me podía brindar algo de paz, Morgan me recibió con los brazos abiertos, agradecí que era la hora de dormir y así me pude llevar a la niña a la gran cama matrimonial, misma dónde dormía del lado derecho, esperando que dentro de poco el lado izquierdo también estuviese ocupado y no sólo por el cuerpo de Morgan. La niña se abrazó a mi cuerpo cómo cada noche, siendo acunada por los fuertes brazos. Bese su cabeza castaña, era una copia fehaciente de Tony. Nada de los genes molestos de Pepper, y aunque estos aparecieran en un futuro, mi pequeña Morgan seguía siendo la copia de Tony que recordaba su legado.

- ¿Papá, cuando regresara papi ? …- La niña cómo todas las noches con su pijamita del hombre araña, me preguntaba por su papi; cómo todas las noches, la calmaba diciendo que pronto, esta sonreía y nuevamente, Tony aparece en todo su esplendor -... Quiero ver a papi pronto, lo extraño - Sus palabras eran cómo agujas contra mi pecho e intento no llorar; por mi hija. Debía ser fuerte hasta que Tony regrese.

- Ya casi pequeña Morgan, ya casi... Sí eres buena niña, pronto estará con nosotros - Le sonreí aunque la niña no me mira enterrada en mi pecho, jugando con la camiseta que portaba de Iron man. La hacía reír cuando la encontraba sobre la piel o prometía con fervor el regreso de su progenitor. Nunca esta promesa fue tan verídica.

- Seré la mejor de las niñas en ese caso Papá... - La dulce niña, era un ángel sin alas. Por ella también buscaba con ahínco a Tony, lo necesitábamos; ambos. Era una obsesiva necesidad para estar bien. Escuché un bostezo y supe que había llegado el fin de las energías de la niña -... Quisiera que hubiese una chispa mágica para traer a papi de vuelta - Ronroneo al igual que un pequeño gatito ya medio dormida. La acuno con más fuerza, impidiendo que las lágrimas salgan de los ojos. No esta noche.

Intenté dormir con mi hija, cerrando los ojos sabiendo que al alba el laboratorio me espera; no obstante las palabras bailan en cada uno de los sueños medio lucidos. Los deseos de Morgan eran los propios, no obstante sólo conocía una partícula en el mundo que podía cometer tal hazaña y había sido destruida para evitar futuros lunáticos con hambre de poder; al menos eso era lo que decía el reporte que le habían entregado al viejo Happy. Partículas, moléculas, sueros, viajes dimensionales; todo saltaba de una neurona a otra, fundiendo un par de miles en el proceso. No podía dormir y entrando en la madrugada, decidí que había sido suficiente. Me escabullí al bar, una réplica del bar que Tony ostentaba en vida; había cuidado hasta el mínimo detalle para que fuesen idénticos. Todo en el lugar había sido reconstruido para que tenga la misma apariencia, hasta el último vidrio o ladrillo. Quería que Tony al regresar, sintiera que no había pasado un solo día desde su partida. Las palabras de Morgan bailan en mi cabeza, una detrás de otra.

La chispa mágica existía, o al menos había existido; no obstante, eso decía el informe aunque en realidad, sólo había sido un informe. Tome un nuevo sorbo de jugo, el vaso bailó entre los labios una vez el sorbo término; los dedos jugaban con el vidrio en el mayor de los mutismos, pensando y pensando. Los informes eran un conjunto de letras y palabras, tinta sin sentido, firmas supuestamente inamovibles; pero al final del día, era sólo papel. Un papel que se puede cambiar a conveniencia si por ejemplo, se quiere evitar la verdad, diciendo una dulce mentira que le baste al receptor.

Una o dos letras en su lugar y el informe firmado podía tomar otro significado; sólo la firma era el equivalente a validez que existía, pero la firma en el mejor de los casos, sólo era un garabato al final de una hoja. Tomé otro sorbo, el pensamiento morboso estaba tragando toda la lógica dentro de la cabeza, una idea improbable e imposible, baila por cada célula de mi cuerpo junto a los sorbos de jugo; pero si solo tuviese verdad, un minúsculo pedazo de verdad. Los informes se podían alterar, lo había descubierto a cabalidad. Suponiendo lo lógico, si por alguna mínima razón se llegara a alterar un informe, la verdad detrás de él, caería por su propio peso; es decir, la falacia se volvería una verdad. Lo que no existía, ahora puede existir. Cosas inexistentes volviendo a la vida. Jugué con el vaso entre los dedos. 

La idea bailó con furia; quizás, sólo quizás. Acabe el líquido de vaso viendo el fondo casi abstraído, si existiera así sea una minima partícula Pym; en un caso hipotético claro, la máquina funciona así esté disfuncional ahora, si era así; Tony volvería. Los dedos jugaron con la encimera de mármol. Había una posibilidad, encogerse en el mundo cuántico esperando que la máquina resista lo suficiente para ir a otras dimensiones; la idea bailó sobre el aire, ya sin jugó todo se volvía más denso. No podía sin las partículas Pym, lo sabía; ahora más que nunca, necesitaba ir por esta partícula, esperando que la idea instaurada en mi cabeza fuese realidad; sino, estaría en muchos problemas. Sólo había una oportunidad; negro o blanco, no había cabida para más. Sospese la idea, buscando un plan ahora que la ida a los laboratorios Pym, eran una realidad. No podía ir con Hulk, Rhodes o Harley; llamaríamos mucho la atención. Los vengadores quedaban fuera de discusión, no se detendrían con su absurdo plan; estaba cansado de idiotas que querían consolar al viudo de Stark, era obvio que sus necesidades iban en contra de las mías. No necesitaba consuelo, necesitaba a mi esposo.

Estaba decidido, había sido suficiente espera; armado de valor y sigilo me escabullí en la mansión Pym. Camine sin rumbo hasta dar con el oculto laboratorio, intentando no romper más de lo necesario por sí sus habitantes estaban dentro. Fue difícil, pero lo encontré y no sólo el laboratorio; brillando burlona en tubos de ensayos, encontré la partícula siendo examinada, quizás para replicarla; mordí mi labio hasta destrozarlo, el garabato que se me había entregado por informe, se fue directamente a la basura, difícilmente despeje la cabeza de la rabia incesante que me acaricia el cuerpo, me acerque a la partícula. No había mucho pero de algo serviría; con una sonrisa salí corriendo, lo había conseguido; por poco lloro cómo un estúpido. Pronto, estaba cerca, sólo tenía que ir a casa. Al salir sin embargo, la felicidad cayó a los pies y se desató el verdadero caos, a pesar del sigilo había sido descubierto. Corrí por los tejados, saltando por toda la ciudad escapando de la heredera Pym y el hombre hormiga; esquivando sus golpes y contraatacando con furia, no obstante, perdía terreno con facilidad; los imbéciles podrían encogerse.

Comenzaba a cabrearme, agitado no pensaba bien pero tenía una idea clara; tenía que encargarme de ellos o sería muy tarde; sólo un poco mas de sangre, unas míseras gotas para ir a casa. Cuidando la preciada partícula, les hice frente al menos a uno de ellos. El hombre hormiga cayó en la red de telarañas, pegándose cómo un vil insecto; disfrute de la analogía al aplastarle la cabeza en su diminuto tamaño, envuelto al igual que una presa en mis garras. Al hacerlo, su cuerpo retomo el tamaño original, pero ahora sin cabeza, poco o nada podía hacer; su mujer enloqueció entre alaridos, pero no me dejó de perseguir. La estúpida informó a los vengadores. Le arranque las alas, la cabeza y deje su torso tirado en medio de la nada, con telarañas por todo su cuerpo en la mejor de las enredaderas, una exuberante escena que quedaría para la historia.

La cruda verdad bailó entre los huesos mientras la mutilaba, ahora era un villano; poco importaba, mataría nuevamente por traer a Tony de vuelta. Bajaría al infierno de ser necesario. Corrí a todo lo que daban las piernas una vez llegado al complejo, todo se había salido de control. Los vengadores alertados de la estúpida heredera de los Pym, me seguían el rastro, corriendo detrás de mí, gritando incoherencias que apenas escuchaba mucho más centrado en escapar de sus garras o noquear a los militares de la sede; no sabía cómo había tantos de los jodidos. Al llegar al laboratorio sabía que tenía un par de minutos antes de que derrumben el vidrio templado del laboratorio. Encendí la máquina reconstruida, al menos en gran medida, a pesar de arduos intentos nada parecía funcionar, Tony se había llevado el secreto a la tumba; al menos su parte era imposible de replicar. Banner había construido todo el resto. Eso debía bastar para no desintegrarme en pedazos y sí así era ya no importaba, el tiempo se había acabado. Coloque la réplica del traje de Tony, la tela blanca se ajustó con perfección sobre el traje de Spiderman; escuche el potente ruido del vidrio al ser roto, me llamaban; la máquina se puso en marcha, ajuste la partícula y aún sabiendo que podría no funcionar, entre en el mundo cuántico en medio de alaridos con mí nombre. 

El viaje fue tormentoso, nada de cavernas extensas por dónde correr, nada de túneles gravitacionales por dónde perderse; sólo había frío y oscuridad, una masa negra que me movía de un lado para el otro, era obvio que algo había salido mal; quizás la construcción incompleta de la máquina, quizás lo apresurado que estaba, nunca lo sabría, la única certeza es que sentía el cerebro cómo un huevo revuelto. Choque con las paredes de realidades que no entendía o conocía, girando de un lado para otro hasta que al final del camino vi la luz, literalmente; sin dudarlo vire por ese camino, esperando no estar tan lejos de Tony. El plan, se había ido al carajo, ahora sólo quedaba ver en qué absurda realidad estaba y sí en esta, podía tener al amor de mi vida. Entre en el universo, sopesando la barrera de la realidad, precipitando el cuerpo hacia delante, agrandándome de la nada hasta chocar contra una pared. Bueno, eso no había salido tan bien.

Caí aturdido boca abajo, tendido por un momento en el suelo frío, mis poderes arácnidos sí no estaban atrofiados por el maldito viaje no detectaron nada anormal además de un fuerte olor a limpio, metal y algo dulce entremezclado. En medio de los escombros note, para mi gracia que estaba en un laboratorio. Sin tener maldita idea de dónde estaba o en qué año, me levanté del suelo, forzando los músculos a despertar y mi cabeza volver a su lugar; analice con ojo crítico dónde me encontraba buscando en la escabrosa mente patrones del lugar; había ido hacia atrás en el tiempo eso seguro, así que sólo debía encontrar dónde exactamente estaba, rogando que al menos hubiera nacido en esta realidad o que el Señor Stark, hubiera nacido. Al reconocer el lugar, por poco me echo a llorar. Reconocí a la perfección el lugar. Lo había encontrado.

Anduve cómo si el lugar me perteneciera, el almizcle natural del Señor Stark me bañó por completo los pulmones, su colonia cara no quedo atrás; pude notar todo a la perfección, incluso el olorcito de la caja de donas abierta en la esquina, todo el conjunto de lo que era mi esposo me recibió; una tormentosa, aliviada pero sobre todo nostálgica lágrima descendió por la mejilla aún dentro de ambos trajes, el olor del Señor Stark, el de mi Tony que hacía tanto había desaparecido de sus pertenencias, de nuestra casa, ahora me rodea por completo, no era tan fuerte para soportarlo sin al menos una lagrimita traviesa. Avance por el complejo laboratorio, mucho más ordenado de lo que recordaba pero con la imprenta del Señor Stark en cada recoveco, no había noticias del héroe, pero no importaba, sería cuestión de tiempo encontrarlo; planeando que hacer ahora, me entretengo en la gama de sus armaduras, todas impolutas y brillantes cómo sí en mucho tiempo no fueran usadas. 

- Llegas por fin, Peter...- Una gruesa voz, me separo de la fantasiosa vista del laboratorio del Señor Stark, un poco más abarrotado y moderno. Los poderes arácnidos dormidos despertaron con un subidón de golpe; gire para encontrar la voz, un hombre alto ataviado de plateado me mira desde su altura, metros lejos de mí, sentado con comodidad sobre una silla redonda al fondo del laboratorio, al parecer este me conocía aunque no lo reconociera; mis ojos quedaron absortos en su musculatura -... Aquí chico... ¿Acaso ya no reconoces la voz de tu esposo? - Los ojos que reconocían el cuerpo extraño, escalaron con más rapidez hasta los ojos del sujeto medio escondido en la oscuridad. La cabeza se detuvo de súbito al analizar rápidamente las palabras; no, debía estar loco. Frente a mí, había un hombre altísimo, Tony según sus palabras; un extraño según mi perspectiva. El Señor Stark, nunca fue tan alto.

- ¿Quién eres ? …- Pregunté sin aliento al ver al hombre salir por completo de la oscuridad que lo baña. Respire con fuerza en cuanto sus ojos conectaron con los propios, diferente color, misma intensidad y hambre; coquetería, astucia y morbo. Era en verdad Tony, al menos con la mayoría de rasgos que recordaba - ¿Señor Stark? …- Murmure despacio dando unos tentativos pasos hacia adelante. Con cada paso, Tony se volvió más Tony. 

- Soy lo que estás buscando Peter...- Comunicó despacio, de brazos cruzados y sonrisa gigantesca; reconocía esa sonrisa dónde fuese. El hombre pelinegro y de ojos azules, decía la verdad. Era mi Tony -... Iron man, Tony, el Señor Stark; tu esposo, dios, amante y purgador … Anthony Stark y SIM - Sus palabras dejaron de tener sentido al compás de esa boca, sólo estaba centrado en ella; sus facciones encajan cómo un puzzle en mi memoria, babeando cómo un estúpido por ver de nuevo una parte del hombre que con tanto ahínco, busque por años. 

Sin pensarlo siquiera, conmovido hasta los huesos por encontrar en el mar de oscuridad una mínima parte de mi alma faltante; del padre de mi hija, mi esposo y creador del mundo que conocía cómo mío, me rendí ante los deseos del corazón cercenado por años desde la raíz ese día que lo vi morir en mis brazos, con la misma sonrisa compuesta ahora en su rostro moribundo y desgarrado; no tenía noción de lo que hacía, sólo me moví por necesidad. Desprendí el traje blanco del viaje, el cual cayó al piso y casi es pisado por mí, lo patee sin interés sacando también la máscara del traje de Spider man, necesitaba estar en completo éxtasis con su cuerpo, mis ojos tienen que delinear su cuerpo sin ninguna capa de por medio. El Señor Stark abrió los brazos para recibirme, me deje llevar por el mar atosigante de los recuerdos, me lance sobre su cuerpo, mi cuerpo voló por los aires con las piernas envueltas en la cintura de Tony, mi rostro fue a parar a su cuello. Al aspirar el olor de su colonia costosa, supe sin lugar a dudas, que este era mi esposo.  Por fin lo había encontrado, no pensé en absolutamente nada mas. 

Notas finales:

Muchas gracias por leer hasta aqui, espero, les haya gustado la primera parte. 

PK. 


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