Valentín llevaba una semana viviendo en aquella mansión, el tiempo pasó mas lento de lo que esperaba. Muy a pesar de aquella dolorosa bienvenida, al día siguiente, Cony recibió a valentin con los brazos abiertos, convencida de que el era su madre reencarnada y que por tal motivo no recordaba nada... la mente de una niña dolida era sorprendente, ya sea por pena o miedo a su jefe, valentin no se atrevió a contradecirla.
Cony se sentía muy complacida, se encerró en su cuarto y jugo a las muñecas con valentin toda la tarde. El adolescente apenas pudo escapar por algunos minutos, se encerró en el baño mas próximo y le envió un mensaje a su padre « estoy bien, no me paso nada malo. Apenas pueda voy a ir a verlos » Pensar en su familia lo llevaba a las lagrimas, se limpió la cara y sonrió varias veces frente al espejo, mejorando el aspecto con cada intento, respiro profundo y congeló la sonrisa en su rostro, listo para otro round fingiendo recordar cosas que nunca vivió.
Salió del baño e inmediatamente choco con una masa de músculos bien conocida, levanto la vista e identifico a su jefe y bajó la cabeza dócilmente.
— ... Permiso
Aquella palabra apenas fue audible. Rodeó al mayor intentando desaparecer lo mas rápido y respetuosamente posible, pero fue detenido de inmediato. Renzo atrapó su brazo impidiéndole escapar.
— No me tienes miedo ¿Verdad?
Como siempre, su grave y seductora voz, no tuvo ningún problema para retumbar en los oídos de Valentín.
—no, señor
Respondió aquello sin levantar la cabeza o el volumen de voz.
— ¿con que no? — tomó el mentón del adolescente y lo obligo a verlo a los ojos — ¡Mirame cuando te hablo, niño! Me tienes miedo ¿verdad? — Valentin desvío la mirada — ¡maldicion, estas aterrado! Mirate, tus piernas están temblando ¿Tanto miedo me tienes?
Dijo todo aquello fascinado por la situación. Valentin actuaba esquivamente, mirando con nerviosismo la puerta de la niña.
— por favor suelteme... Cony esta esperandome.
Aquella respuesta lo enfureció, se cargo al muchacho al hombro y se lo llevo
— pues que espere — Lejos del pasillo, lo transporto a la habitación principal de la casa. Dentro de aquel cuarto arrojó al adolescente a la cama, su cuerpo pequeño y delgado reboto entre aquellas sabanas de seda. Renzo se subió a la cama posicionandose justo sobre su presa. — ¿por que me temes? Habla claro.
El rostro del mayor y el del menor estaban a una muy corta distancia, la tensión era parte del oxigeno que respiraban, valentin tomó valor y se sincero.
— mataste a un hombre en mi casa, amenazaste a mi familia he incluso le mentiste a tu propia hija... ¿Como podria no tenerte miedo?
Aquella declaración tomó por sorpresa al adulto quien aflojo su intensa mirada.
— no lo habia visto así... Si te sirve de consuelo, puedes estar seguro de que no te dañare, mientras estés aquí estarás bajo mi completa protección... Siempre y cuando me obedezcas en todo — aquel hombre tomo uno de los mechones de cabello de valentin y lo acarició — ¿Entiendes lo que quiero decir?
Valentin se tensó ante tal revelación, el mayor persistió en sus caricias, esta vez descendió por el pecho plano del menor deteniendose en su vientre poco antes de llegar a su ingle... El menor mantenía los ojos muy cerrados intentando no sobresaltarse por las caricias de aquel terrible ser. Aquellas inocentes reacciones divertían muchisimo al mayor.
— Tiemblas como una hoja... Quitate la ropa.
El pedido sorprendió al adolescente, la posibilidad de estar desnudo y a solas con aquel monstruo lo aterraba pero le daba aun mas pavor imaginar que pasaría si no lo hacía. Se quito cada prenda menos los boxers.
— dije que te quitaras la ropa, no me hagas perder la paciencia.
Con la despedida de su ropa interior, el adolescente sintió que con aquella prenda se iba su auto respeto. Mientras tanto el adulto miraba con ojo critico el cuerpo del adolescente, lo rodeaba como un buitre.
— lo tienes — el hombre agarró bruscamente el pene del menor arrancandole un ligero alarido de sorpresa — es pequeño pero lo tienes — parecía desilusionado por aquella confirmación aunque rápidamente recobró el animo — pero el resto de tu cuerpo no esta mal... Nada mal — soltó el miembro del menor y se alejo un par de pasos para verlo por completo — masturbate.
El menor se sorprendió ante el pedido.
— ¿que?
— te ordeno que te masturbes, recuestate en la cama y tocate. A pesar de que su orden era de lo mas perverso que valentin habia escuchado, el rostro de renzo permanecia inexpresivo, como si no fuera nada. Lleno de nerviosismo, el muchacho se recostó en el borde de la cama, tomó su miembro y comenzó a masturbarse, no podia concentrarse, tenia miedo. El adulto tiró de los pies para que sus piernas cayeran por el borde de la cama, dejando la acción del menor aun mas expuesta — separa las piernas — El adulto instalo una silla entre las piernas del menor — mira, tengo asientos en primera fila... Deberías avivar el espectáculo, separa mas las piernas y juega con tu ano — aquellas palabras paralizaron al menor que de inmediato detuvo sus movimientos — ¿Que haces? No pares de masturbarte, con la otra mano tanteate el culo — con con fuertes temblores, Valentín acató la orden, acaricio el músculo del agujero y una extraña corriente eléctrica le recorrió el cuerpo, sin cuidado se metió uno de los dedos y la reacción de su pene no tardó en llegar, le había dolido pero también le había exitado, el adulto tomó las piernas del menor y las abrió aun mas — eso es, Te gusta ¿verdad? Ya te quieres correr ¿No? — Valentin no podía formular palabras, se limito a asentir erráticamente — entonces sueltalo, dejame ver como te vienes — Entre algunos gemidos poco disimulados, sonrojos profundos y temblores, finalmente el adolescente eyaculó. El liquido blanco inundo sus manos y su respiración era errática. El adulto parecía haber tenido una revelación por que enseguida soltó las piernas de valentin y se alejo desinteresado— buen show, ahora vistete y dejame solo.
Tan rápido como le fue físicamente posible, se vistió y abandonó la habitación, su ajetreada tarea le había impedido notar que aquel acto excitante había despertado las mas bajas y gruesas intenciones de su jefe quien paso gran parte de la tarde encerrado en su habitación "jalandose el ganzo" como el diría.