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Inevitable Destino (Resubido) por Menma_Lightwood

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Notas del capitulo:

Capitulo resubido

- ¿El que cosa? - Cuestionó de inmediato el de coleta.

Itachi se giró hacia él, sabía que sus ojos estaban vendados y cerrados, pero sentía que de alguna forma le estaba mirando.

- Tu - Respondió con esa voz tan grave - Y lo que me sucede contigo.

Ay Santa María Eugenia...

Bueno, que una confesión como tal no era, porque ese "Lo que me sucede contigo" podía ser algo bueno como algo malo. Claro que teniendo en cuenta que acababa de revivirlo algo tan malo no podía ser, pero nunca se sabe. Mucho menos con un Uchiha. Mejor dicho, mucho menos con este Uchiha.

Deidara trago duro y guardó silencio, dejando al Uchiha continuar con su relato.

- Pain nos había mandado a buscarte...








//Flashback//






- ¿Tú qué opinas, Itachi-san? - Canturreaba Kisame mientras se pasaba la espada al otro hombro - ¿El chico valdra la pena?

Itachi apenas y le observó de reojo.

- No me llames así - La amenaza fue de todo menos sutil, y el Sharingan lo confirmaba. A él particularmente, no le gustaba que le llamasen por su nombre, y su compañero lo sabía.

Kisame por lo general tendía a jugar con fuego, molestandole y haciéndole retos cada vez que podía. Como aquella vez que le enfrentó con su espada. No obstante, siempre sabía cuando detenerse. Quería divertirse, no morir en el proceso. Y todos sabían que desafiar a un Uchiha era un suicidio, a menos que fueras otro Uchiha, claro está.

Chasqueó la lengua y rodó los ojos.

- Bien. Entonces ¿Que opinas sobre el chico, Uchiha?

- Demasiado joven - Fue lo único que dijo, y tras unos segundos, su compañero volvió a hablar.

- No es tan joven como crees. Al menos desde que punto lo mires, es mucho menor que casi todos nosotros, pero tú no le llevas tantos años.

- Tiene reputación de impulsivo y le gusta explotar cosas - Cerró los ojos un segundo, como si la conversación ya le fastidiase, y los abrió de nuevo - Es cuestión de tiempo antes de que muera.

Kisame soltó una risita sarcástica.

- Bueno Uchiha, estando donde estamos. La verdad es que lo más probable es que todos terminemos igual.

Itachi se ahorro el comentario, puesto que él ya tenía grabado en fuego cuál sería su destino desde el momento en que asesinó a sus padres, y guardo silencio el resto del viaje, a pesar de que su compañero realmente se esmero en volverlo a hacer hablar, sabiendo que debía aprovechar cuando andaba de ánimos para conversar, cosa que sucedía muy poco. Está vez, sus ganas solo duraron tres minutos.

Finalmente llegaron a su destino a las afueras de la aldea de la roca, y se encontraron frente a frente con el chiquillo que tenían que traer. Itachi volvió a reiterar su pensamiento apenas lo vió.

"Es demasiado joven..."

Entonces le observó mejor, el cuerpo delgado, su baja estatura, ese cabello rubio largo que llevaba amarrado en una coleta baja parecida a la suya y esa sonrisa tan... Inocente. Es cierto, era impetuoso y muy terco, eso lo supo claramente apenas se rehusó a entrar al equipo aún dándoles la espalda ¿Es que acaso no le habían enseñado a no darle la espalda al enemigo? ¿Realmente no estaba consiente del peligro? ¿O quizás sí lo estaba y creía que podía vencerlos?

"Es un niño" Determinó al fin, en especial cuando se paró frente a él creyendo que podía vencerle.

La verdad es que no quería, pero sonrió. Fue apenas una pequeña y casi imperceptible sonrisa que nadie notó, pero él solo acto en si le dió curiosidad hasta a él mismo ¿Que tenía este chico que había logrado hacerle sonreír, así fuera un poco, a él que no había mostrado un apice de emoción desde que asesinó a su clan?

La respuesta para el fue obvia desde el minuto en que se situó en ese enorme agujero en la pared, desde que miró hacia abajo y el chico, derrotado y algo enfurruñado, lleno de heridas por todos el cuerpo y un ojo más apagado que el otro, miró hacia arriba y le observó.

"Nadie nunca me mira directo a los ojos" Tuvo que reconocerle eso, la mayoría de las personas tenían miedo de sus ojos. Pero el chico no, le observó directamente sin preocuparse de caer en alguna ilusión.

Y entonces el miró los suyos.

Sus ojos grandes y azules le observaban fascinados, como si estuviera presenciando algo magnífico. Era verdad que muchos ansiaban robarle los ojos y le miraban con rencor, miedo, incluso anhelo y admiración, pero Deidara le estaba mirando sin ningún resquicio de maldad. Su mirada pura y transparente dejaba al descubierto sus intenciones. Era como si de repente, a pesar de haber perdido, se hubiera dado cuenta de lo poderosa que era la persona frente a él, y de lo mucho que deseaba ser como él.

"Ser como yo..."

Entonces lo entendió.

Esos ojos azules se hicieron negros, así como su cabello, y ese chico que le observaba con los ojitos brillantes de admiración se transformó en un pequeño niño que brincaba a su alrededor y jalaba de su ropa, rogándole que jugase con el, que le enseñara sus trucos, que lo llevara a las misiones...

"Sasuke..."

Recordaba el odio y el dolor con el que le había mirado esa última noche, y desde entonces creyó que ya nadie le miraría así, que ya nadie le haría sentir como si fuera un ejemplo. Pero Deidara lo hizo. No importaba que le hubiese dado la paliza de su vida, que le hubiese humillado y derrotado, aún le observaba así.

Ya llevándolo de regreso a la guarida, y en el momento en que se sentó a dormir, Kisame le atrapó mirándolo.

- Tremenda paliza la que le diste al mocoso - Su burla no era disimulada ni mucho menos.

Itachi guardo silencio.

- Tienes que concederle algo, Uchiha. El chico tiene agallas.

- Morirá pronto - Lo había dicho más por terquedad que otra cosa, pero lo cierto es que si tenía potencial, solo debía entrenar más.

- Quizás tengas razón. A lo mejor y muere primero que todos nosotros, será un desperdicio pero valdrá la pena si por lo menos cumple con lo que tiene que hacer.

Fue entonces cuando sintió algo de preocupación. Kisame tenía razón, si ese chico no entrenaba y se fortalecía rápido terminaría muerto más rápido de lo que pensaba.

- O tal vez lo mate Sasori - El de dientes de tiburón río divertido, pero a él no le hizo gracia.

Conocía a Sasori tan poco como al resto de sus compañeros, sin embargo, el solo pensar que el podía eliminar esa inocencia en Deidara con su mal genio y actos de marionetas, sintió su ceño fruncirse.

Tenía que fortalecerse más.

A lo mejor y podía darle uno que otro consejo, pero todo dependía de lo que dijera a la mañana siguiente.

- Despierta - No quería despertarlo, no realmente. Le había visto dormir mientras su heridas sangraban y la verdad es que quería dejarle descansar un poco más, pero no podía mostrarse blando - Ya nos vamos.

Cuando despertó, sin embargo, le sorprendió de lo que vió.

Tenía una mirada mucho más madura, más tranquila, algo confundida si. A lo mejor y estaba un poco desorientado. Pero en el interior sintió algo de temor que esos ojos ya no estuvieran. ¿Acaso la pelea le había hecho odiarlo? ¿Y... porque eso le importaba?

- ¿Uchiha?

- Arriba - Ordenó, e hizo una mueca interna al notar sus piernas lastimadas - Vamos tarde.

- Hmmm de acuerdo.

A pesar de todo trato de levantarse, fracasando horriblemente en el intento. Cayó al suelo de rodillas y algo en él quiso levantarlo, ayudarle como cuando cargaba a su hermano en la espalda después de lastimarse, pero no lo hizo.

- Maldición...

No podía permitir que allí se quedase, estaba llevándolo directo a la boca del lobo, y si quería vivir, tenía que se fuerte.

- Levántate - Observó esos ojos que le observaron con rabia. Inmediatamente quiso ponerlo en su lugar, pero también quería decirle que no le observase asi. No le gustaba que le viera de esa forma, como todos los demás - Mirándome así no lograrás vencerme. Arriba.

Entonces hizo lo impensable, se levantó con rapidez, irguiendose entre sus dos piernas y le observó fijo. Se dió cuenta entonces, con un extraño alivio, que aún le seguía mirando con adoración, pero también con desafío.

- ¿Satisfecho?

Se ahorro el comentario, porque no sabía cómo responder sin sonreír.

"Es tan cabezota"

Durante el camino lo pensó, pero entendió que el chico jamás aceptaría su ayuda. Noto en esos ojos vivaces que quería derrotarle, y por su mentón en alto y los ojos al frente a pesar de la cojera al andar, comprendió que no aceptaría jamás su ayuda. No por necedad, sino por orgullo.

Y un Uchiha comprendia el orgullo mejor que nadie.








//Fin del flash Back//









En los meses siguientes, le observaba, puede que Deidara no se diera cuenta pero lo hacía. No en vano había sido capitán ANBU, sabía cómo vigilar a alguien sin que lo notara, y lo hacía con él. Se había puesto como regla vigilarlo mas no involucrarse, convenciendose así mismo que solo era hasta asegurarse de que podría cuidarse por su cuenta, pero...

Le vio la primera vez tirado allí en el gimnasio, con esa cabellera suelta y unas heridas que se veían horribles. Acercarse a él fue casi involuntario, porque no lo había ni considerado cuando ya estaba allí, viendo que estuviera bien. Y cuando le dijo que sólo moriría cuando le venciera, sintió una repentina calidez como hace mucho no experimentaba.

- Pero necesitas descansar, y que te curen las heridas - Estaba hasta preocupado por él, y le frustraba sentirse de esa manera.

- No quiero curarme.

- ¿Porque?

- Porque... - Se le notaba que le costaba hablar, pero lo intentaba. Itachi quiso que guardara silencio, se lamentó por haberle incitado a abrir la boca, pero... - Porque me recuerdan el dolor... me... recuerdan...

Eso le detuvo.

"Me recuerdan el dolor"

Nadie aparte de él mismo lo sabía, pero en su espalda habían dos largos trazos en forma de cicatrices, rodeados de otros más pequeños. La gente se pensaba que había sido pan comido por ser un genio, pero asesinar a todo un clan resultó muy difícil, y no salió tan ileso como todos creían. Uno de esos trazos se lo hizo su compañero de ANBU, y el otro uno de sus primos más cercanos, ambos con la traición grabada en sus rostros. Los demás habían sido rasguños, golpes en defensa propia e incluso arañazos de algún chiquillo demasiado joven como para hacer nada más.

Cuando Madara le había ofrecido curarle solo por la breve camaradería, él había dicho que no.

Porque pensaba igual que Deidara, le recordaban el dolor que había sufrido y que también había causado, verse todos los días al espejo le recordaría lo que hizo, pero también era símbolo de que seguia vivo, que aún tenía la misión de velar por su hermano, y que lo había hecho por amor.

- Lo entiendo.

Y lo hacía, de verdad lo hacía.

Las cosas para él se desbocaron el día que estuvo a punto de perderlo.

Estaba escribiendo un pergamino en su habitación, recitando en silencio algunos versos que le gustaban pues de joven siempre le apasionó la lectura. Jamás se aplicó en ella pues su padre era demasiado estricto y prefería que se concentrase en ser el mejor ninja. Disfrutando de su breve momento de propia libertad, un olor invadió su habitación.

Lo conocía perfectamente.

Sangre.

Había quedado con el recuerdo perenne de la sangre de sus familiares, ahora podía olerla en el aire como nadie podía. Y también podía ubicar de dónde venía...

Se levantó como un rayo, salió de su cuarto y se dirigió a la puerta contigua, ni siquiera se molestó en tocar, solo abrió esa puerta a la fuerza. Miró hacia un lado, y le vio allí tirado, inconsciente y pálido como una hoja de papel.

- ¡Deidara!

Se abalanzó sobre el chico caído en medio de un preocupante pozo carmesí, revisó su herida con atención, y una vez noto que no quería cicatrizarse por la vía natural, fue más que obvio de quién era la culpa. Le alzó en vilo, tensandose al ver que su cabeza caía sin fuerza hacia atrás al igual que su brazo. Terminó llevándole lo más rápido que pudo a la sala en donde se atendían los casos médicos.

Konan se quedó con su sándwich a medio comer en el aire cuando le vio entrar.

- ¿Pero que...?

- Se está muriendo - Directo al punto, le recostó sobre la camilla y se giró hacia la chica - Está envenenado.

Saliendo de su estupor, puso manos a la obra y comenzó a atenderlo, y mientras ella se encargaba del rubio limpiando, Itachi tenía otra cosa que hacer.

- ¿Dónde está Pain? - Le urgió a la peliazul que solo se atrevió a mirarlo un segundo antes de bajar la cabeza.

No era bueno cuando un Uchiha se enojaba.

- En su habitación, lo llamaré ensegui.... ¡Oye, Uchiha! ¡Espera!

Muy tarde.

Estaba afuera de su puerta casi al minuto siguiente, y cuando un malhumorado líder con la pijama puesta salió para recriminarle que le estuviera molestando a esas horas, el Uchiha le abordó con el tema de la manera más rápida, práctica y cruda posible sobre lo que había pasado. Comentándole sobre el envenenamiento y aunque no quería sonar muy obvio, encontró la manera perfecta de lograr lo que quería sin verse comprometido.

- Akatsuki no va a progresar nunca si no dejamos de una vez de matarnos entre nosotros - Le dijo con toda seriedad a un pasmado Pain que tenía los ojos más que abiertos - A Hidan y Kakuzu se los has dejado pasar demasiadas veces y esa es tu decisión, pero si Deidara se muere hoy habrás perdido a un miembro valioso por un capricho, y por el resto de la vida tus subordinados te verán la cara. Empezando por Sasori.

No pensó que Pain se lo tomaría muy enserio.

Pero...

- ¡ABRE ESA MALDITA PUERTA! - Puede que el Uchiha no estuviera ahi, pero hasta en la sala donde acompañaba a Deidara se escucharon los gritos exigentes de Pain, seguido de un golpe seco a la madera. No escuchó lo que dijo Sasori, pero si la voz del líder cuando volvió a alzarse - ¡Pasa que vas a tomar tus cosas e irás inmediatamente a desintoxicar a tu compañero! ¡A como Deidara se muera por alguna de tus estupideces me voy a asegurar de que lo lamentes por el resto de tu jodida existencia! ¿¡Entendiste!? - Se oyó otro golpe - ¡Ahora muévete, es una orden!

Sasori había entrado a esa sala casi arrastrado del cuello por un Pain furioso, y cuando creyó que tendría algo de paz para curar al rubio, un Sharingan de lo más amenazante le estaba vigilando justo a su lado.

Itachi se encargó de dar la pose de solo estar allí solo para ver si el rubio vivía ya que él lo había llevado, pero en el estado de turbación en el que estaba, era capaz de matar a Sasori si se atrevía a tocarle un solo cabello. No quería que se acercase a él.

Y para su mala suerte, dspués de inyectarlo Sasori tuvo la tentación de tomar su mano, pero no había llegado ni a rozarlo cuando se sintió súbitamente observado de una manera tenebrosa.

Esos ojos rojos le miraban tan fijamente que casi podían ver su alma.

Cuando el pelirrojo cambio de opinión y retiro su mano con lentitud, Itachi se sorprendió enormemente de encontrarse sonriendo luego de tantos años con esa superioridad típica de su clan.

Estuvo de perro guardián los dos días enteros.

Vigilaba incluso cuando parecía que no lo hacía, y siempre que pasaba al lado del compañero del rubio le era casi imposible no quedarsele viendo con un aire amenazante de gato erizado, en un recordatorio de que sabía lo que había hecho y no pensaba tolerar que pasara de nuevo. Si notó que el Akasuna andaba como con los nervios a flor de piel, lo único que no se dió cuenta fue que no solamente era por él. Pain le tenía casi contra la pared, le exigía que fuera a revisar los signos vitales del paciente cada hora y cuando terminaba lo sacaba de la habitación casi a empujones.

A Itachi no le importaba, solo quería que Deidara estuviera bien.

Se estaba involucrando demasiado y lo sabía. Sabía de sobra que el asunto se le estaba llendo por completo de las manos, y creyó que cuando Deidara despertarse todo se solucionaría, que podría volver a verle de lejos...

- Me beso.

Ni el machetazo que le dieron en la espalda le impactó tanto.

- El beso - Tuvo que decir, pues se moría por saber - ¿Te gusto que lo hiciera?

- No lo sé - "Miente" Podía ver sus mentiras y las de cualquiera, pero no fue tanto el que mintiera en lo primero, si no que fuera totalmente honesto con lo demás lo que le dejo en shock - No se lo que siento, yo... estoy confundido.

Confundido... por Pain.

Algo más intenso y posesivo se apoderó de su cabeza, él jamás perdía el control de nada. Pero su sangre hervía, presa de una sensación tan primitiva y básica que ni él estaba exento de ella.

CE–LOS.

Beso a ese chico con locura, queriendo demostrarle lo que toda la vida le habían dicho: Que él era el mejor. Porque era sorprendente que luego de pasar toda una vida siendo humilde y sin presumir, solo con Deidara quisiera lucirse y posicionarse sobre la situación para mostrarle que él también podía confundirle. Que el también podía hacerle ver estrellas. Que el también podía ponerse sobre el y hacerlo jadear.

Cuando sucedió eso último le interesó menos que un comino si alguien entraba o no, estaba dispuesto a tomarle ahí mismo si con eso le enseñaba que no necesitaba fijarse en nadie más.

Obviamente aquello terminó en un desastre, y más en especial cuando se enteró que no solo era Pain, si no que Sasori también le había besado. Y encima que ese rubio cabeza hueca creyera que era igual a los demás.

Pero... ¿Acaso no lo era?

Cometió exactamente los mismos errores que esos dos, y se sentía culpable. Pero se sintió más culpable cuando más tarde ese día, usando la innata inteligencia que poseía, comprendió que jamás podría volver a observar ese chico de lejos. Porque tenerlo cerca le hacía sentir como en Konoha, seguro, superior, rebelde, tranquilo...

Anhelaba a ese chico. Pero aún peor, le gustaba. Le atraía ese rubio maniático, y sabía que ni su fuerza de voluntad o su calada frialdad podían evitar el sentimiento.

No más.







//Fin del flash Back//









En la segunda base de Akatsuki, en la primera habitación de la izquierda, un Deidara estaba con la boca semi abierta y un sonrojo poderoso en las mejillas. Su compañero se veía tranquilo como usualmente era, pero no era para nada la realidad. Lo cierto es que estaba a punto de llegar a la parte menos romántica de toda la conversación, y por ello estaba algo desgarbado.

- Yo... te... gusto - Repitió lento y con cierto grado de dificultad el rubio. Es que vamos, era difícil de creer.

Itachi asintió para sacarlo de dudas.

- Si.

- Vale... - Tomándose un momento para procesarlo - Si yo te... gusto - Era difícil decirlo en voz alta - ¿Entonces porque parece siempre que quisieras alejarme?

- Hay algunas cosas que aún no sabes...

Paso de nuevo.

Esa luz curiosa y brillante resonó en su cabeza, y pudo ver la vida que tuvo el Itachi en su dimensión. Un chico prodigio hijo del líder de un clan lleno de hombres y mujeres muy frívolos que querían tragar más de lo que podían masticar. Vio a un niño solitario y posteriormente a un adolescente solitario, sin más compañía sincera que la de un amigo y su hermano pequeño, ambos le daban sentido a su vida más de lo que su puesto de capitán o sus propios padres lo hacían. Vio a dos adolescentes desesperados por detener un golpe de estado y preservar la paz de su aldea, vio tan vividamente a Shisui caer por ese acantilado, totalmente ciego pero con su visión hacia un futuro de esperanza. Vio lágrimas de sangre, vio la preocupación por un niño ignorante de que su hermano mayor nunca tenía tiempo para él pues se mataba siendo perfecto para que cuando creciera no tuviera que serlo también. Le vio tomar la mayor decisión de su vida, le vio desgarrar con esa Katana a cientos de culpables e inocentes, le vio llorar a lágrima viva mientras sus padres esperaban su turno, y luego le vio llorar de nuevo cuando los ojitos de adoración de Sasuke murieron para volverse rojos de odio.

¿Cuál fue el problema de cuando Itachi le fue a contar su historia?

Que era exactamente la misma.

Sin ningún detalle más, ningún detalle menos.

La misma historia de principio a fin.

Y esa era la peor parte.

- No use mi Sharingan contigo el día que fuimos a reclutarte, porque ví a mi hermano en ti - Confesó finalmente el Uchiha - Tu personalidad es muy parecida a la que hubiera tenido él de adolescente si yo no hubiera asesinado al clan. Era alegre, impulsivo, cabezota y quería superarme, quería vencerme... - Sonrió de lado - Justo como tú.

Vaya...

- No hay nada que pueda devolverme lo que he perdido, pero tú me lo recuerdas. No solo a Sasuke, me recuerdas a como solía ser la vida antes de tener que planificar masacres y aparentar ser algo que no era. Ser un doble agente te obliga a mentir, y he mentido tanto que por mucho tiempo olvide quien era... - Suspiró pesadamente - Aún no lo sé con seguridad. Lo que si sé, es que rete a Sasuke para que se volviese más fuerte, para que pudiera afrontar la vida, y una vez logre sacarlo del control que tiene Orochimaru sobre él, podré irme en paz.

"Un segundo... ¿Que cosa?" Estaba tan ensimismado en la historia y en la voz de su narrador que ese final fue de lo más loco, al menos para él.

- ¿Piensas morirte acaso? - Le sonó ilógico el solo decirlo, pero Itachi no compartía su opinión.

- No lo pienso, lo sé. Elegí mi camino hace muchos años y no hay nada más importante para mí que cumplir con la última promesa que le hice a mis padres. Cuidare de Sasuke hasta el final, no importa lo que tenga que sacrificar para ello.

Entender el significado de esas palabras fue incluso más desastroso que escucharle decirlas.

A ciegas, Itachi levantó una mano y le rozó la mandíbula con los nudillos.

- Te lo diré una sola vez, Deidara. Me gustas - Eso le avergonzó y gustó por partes iguales, pero tenía en su interior mucha tristeza. Sabía lo que iba a a decirle - Pero no puedo mantenerte cerca de mi, tengo una última misión que cumplir y nada está por encima de ello. No puedo quererte - Dijo sinceramente - No puedo permitirmelo. Lo único que puedo hacer, es tratar de hacerte el menor daño posible y mantener las cosas lo más normales entre nosotros hasta que el momento llegue - La mano en su rostro subió hasta acomodarle un mechón de cabello. Sonrió con nostalgia - Siempre me recordarás a una parte muy importante de mi vida, Dei. Jamás podré agracerte lo suficiente. Pero es solo eso, un recuerdo, y jamás será algo mayor que eso.

"Jamás"

El rubio miró hacia otro lado, esquivando por completo el contacto. Más que gustarle, su tacto ahora le dolía.

- Lo entiendo.

El azabache torció la boca.

- No puedo verte, pero siento que estás confundido.

¿Confundido? Lo que estaba era desecho, abatido, con el corazón más roto que una colegiala rechazada por su primer amor, la persona más seria y apática del mundo acababa de decirle que le gustaba de tan singular y hermosa manera solamente para después mandarlo a la friendzone. Bueno, no ¡Ni siquiera eso! porque ya estaba dejando claro que lo mejor era dejar todo profesional ¿Iba enserio?

- Es posible - Aceptó con cierta renuencia.

- Deidara. Entiendo que lo que ha pasado te confunda, porque yo tampoco te lo he puesto fácil. Pero si no lo entendías antes, supongo que deberías hacerlo ahora. Mi destino ya está sellado, porque yo lo elegí así... - "No sigas..." Quería decirle que se callase, pero se le cerro la garganta - Es cuestión de tiempo para que suceda, y no tengo espacio para nada más - Sintió sus ojos cristalizarse ¿Porque dolía tanto? - No necesito distracciones, y tú eres una.

Bang.

Justo en el corazón.

Deidara cerro los ojos para exprimir de ellos las dos pequeñas lágrimas que allí se habían formado, pero se controló a tiempo para que evitar que salieran más. Luego sonrió, forzando un tono de voz normal.

- Está bien.

Transcurrió un minuto de silencio en el que Deidara miró hacia la puerta, sopesando la idea de irse y recluirse como un triste animalito en algún lado. Entonces la mano del azabache tomo la suya.

- Considerando que casi mueres hoy, podría permitir una pequeña concesion.

Se ilusiono como un idiota.

- ¿Enserio?

- Una pregunta personal, en realidad.

- ¿Sobre que?

La presión sobre su muñeca aumento un poco, y vio los labios del Uchiha fruncirse antes de soltar:

- ¿Que haces con la ropa de Sasori?

"Uyy..." Había olvidado ese pequeño detalle.

- ¿Y tu cómo...? Ah olvídalo - Estaba hablando con el genio de los Uchiha, el sujeto debía saber hasta de que color tenía la ropa interior - Lo que pasó es que discutí con Pain y...

- ¿Con Pain? - Interrumpió el azabache, sus cejas frunciendose - ¿Porque siempre tienes problemas con él?

- Yo no hice nada - Se defendió. Porque era verdad, el no buscaba problemas con el líder, los problemas le perseguían a él - Pero es que Hidan estaba drogado otra vez y empezó a decir una estupidez de que quería acostarse conmigo...

- ¿Que?

Deidara se echó hacia atrás casi por instinto, el Uchiha había sonado demasiado aterrador diciendo eso último, como un animal enseñando los dientes cuando le quieren quitar su comida. Pero como recordando que él era un macho pecho peludo que se respeta (Ahí más o menos pues) se echó hacia adelante y frunció el ceño.

- No es importante. El punto es que Pain creyó que estaba coqueteando con él a propósito y me mandó a entrenar por siete horas - De solo acordarse le daban ganas de destrozarle la cara a Pain por la estupidez que le mando a hacer, y más por lo hipócrita que ahora sabía que era - Entonces cuando termine fui a hablar con Sasori, pero luego atacaron la base. Mi ropa estaba desgarrada, no tenía que ponerme y me prestó esto.

- Ya veo... - Al parecer se creyó su historia. Quizás porque tenía los ojos cerrados y no podía ver su mentira - Deidara...

- ¿Que?

- Pain no es la clase de líder que castiga por ese tipo de cosas, ¿Le dijiste algo?

- Pues... - "Nah, solo le solté en la cara que tengo un apasionado y fogoso romance con mi compañero en un impulso idiota, pero nada grave" pensó con una gotita estilo anime - Es posible que le haya dicho algo borde.

Itachi suspiró.

- Te dije que podías tener problemas con esa boca si no la usabas bien.

- Si, ya me los has dicho. Créeme que trato de no hacerlo.

- Bien, sigue intentando - Tras pasar un segundo de silencio total, Itachi pareció querer seguir hablando, más entonces se arrepintió, era mejor comenzar desde ahora antes de que fuera más difícil - Ahora necesito descansar un poco, si no te molesta.

"Y hasta aquí llegó la amabilidad" Exhaló con decepción. Al menos lo había dicho de manera más amable, aunque por dentro hubiese sentido como si patearan a un perro de la calle, y ese perro fuera él.

- De acuerdo - Se levantó de la cama, dejo la cosas del botiquín a un lado y comenzó a caminar hacia la puerta. Al último segundo, se giró para verlo - Oye.

- ¿Mmmm?

- Gracias.

- ¿Porque? - Se extrañó.

- Por ser honesto, supongo - Entonces sintió más decepción aún, tanto sentimiento y aún así el hombre se había encargado de destruir cualquier tipo de relación entre ellos - Aunque no valiera la pena... - Murmuró.

Pero el Uchiha le escucho.

- ¿Que dijiste?

- Recupérate pronto - Soltó con rapidez.

- Deidara...

Le hubiera gustado decir que se fue a paso decidido, pero lo cierto es que salió corriendo de allí y se encerró en otra de las habitaciones de abajo. Una muy lejos de donde se hallaba el motivo de su tristeza.

Se deslizó por la pared hasta caer sentado, y allí hundió el rostro en sus rodillas. "No voy a llorar" se decía. Y no lo hizo, estaba como suspendido en el limbo, sintiendo todo pero sin poder expresar nada, como si todo estuviera explotando solo en su interior.

"¿Para que me lo pusieron como una opción si iba a terminar asi?" Estaba molesto a la vez que triste, molesto porque de seguro la uno sabía lo que su competidor haría, y triste porque aunque le gustaría no importarle, no era así.

Cerró los ojos y no los volvió a abrir en varias horas, se quedó pensando en el pasado, sin preocuparle ser interrumpido pues sabía que el Uchiha no iría a buscarlo. Ya no. El sufrimiento le dió paso a la insensibilidad, y está al sueño. Estaba a punto de caer dormido allí tirado cuando unos pasos apresurados captaron su atención. Alzó la vista solo para ver si era Itachi, aunque la posibilidad era muy remota y se sintió estúpido solo por emocionarse. Los pasos dieron un par de vueltas, como si no pudieran decidirse a donde ir, o como si no encontrasen lo que buscaban. "¿Mmmm?" Ladeó la cabeza, ¿Quien sería?

Su puerta se abrió.

Abrió bien los ojos para poder ver en todos sus colores una imagen incomparable. El estaba allí, su cabello más alborotado de lo usual, supuso que por la brisa, o tal vez era porque había corrido una maratón para llegar rápido. Su respiración era errática y sus ojos estaban abiertos al máximo, no creyó que pudiera abrirlos más hasta que se fijó en él, su sorpresa aumentando.

Se veía... desesperado.

- ¿Pain?

- ¡Por el infierno, Deidara! - Exclamó cerrando la puerta tras de sí, y antes de que pudiera responder, le levantó y envolvió en un abrazo tan apretado que tuvo que esconder la cara en su cuello. Sorprendido, respondió el abrazo a medias, pero entonces se acordó de su propia tristeza, y puso sus brazos alrededor de su torso con tanta fuerza como él lo hacía.

"Se siente bien..." Los brazos del portador del Rinnegan eran acogedores, le brindaban calor y le hacian sentir al menos un poco querido.

- ¿Que pasa? - Pregunto el rubio aún sin soltarlo.

Separándose un poco, Pain le observó fijo a los ojos, aún lucía algo agitado, como si no pudiera creerse que lo estaba viendo.

- ¿Que pasa? - Repitió irónico - Kisame se comunicó con Konan, dijo que llegaste enfermo y cuando fue a ver cómo estabas el Uchiha te encontró muerto.

"¡Oh, cierto!" De seguro ya todo Akatsuki le había hecho la cruz pensando que estaba más que muerto. Lo más probable es que Zetsu se estuviera burlando consigo mismo y Hidan estaría rezandole Jashin para que le diera una última oportunidad para tirarselo. Puaj.

Pain hizo una mueca.

- No entiendo porque dijo eso si no es cierto, casi me da un infarto. Le voy a castigar... - Gruñó malhumorado. Deidara movió los ojos de un lado a otro antes de sonreír con nerviosismo.

- Espera, no dejes salir al líder gruñón todavía. Kisame no mintió.

- ¿Que?

- Si morí - Explicó con cuidado - Pero El Uchiha logro resucitarme a tiempo.

El pelinaranja ladeó un poco la cabeza como si quisiera confirmar que había escuchado bien, o para confirmar que el rubio no le estuviera vacilando. Deidara asintió un par de veces como para sacarlo de dudas.

- Tu... - Pain sacudió su cabeza antes de reír - ¿Como es que te pasan las cosas más locas?

- Es cosa mía, ya sabes, algunos tienen ojos satánicos y a otros nos da por morir y resucitar a nuestro antojo.

Pain río un poco más.

- Eres un caso perdido, Dei-kun.

- Me lo tomo como un cumplido - Tenía que admitirlo, su ánimo subió un poco cuando escucho ese apodo que Pain le tenía solo para él cuando se encontraba particularmente simpático - Tu... - Comenzó con algo de nerviosismo - ¿Estabas preocupado por mi?

- ¿Que si estaba preocupado? Llegué aquí lo más rápido con pude con la esperanza de poder salvarte de alguna manera, ¿Tú qué crees?

- ¿Que extrañarías mucho mis chistes malos? - Y río, fue espontáneo, reparador y al parecer contagioso, porque también lo hizo reír a él. Era más íntimo porque seguían abrazados, y la verdad es que se sentía bien.

- Puede ser.

- Ah, vamos, Pain. ¿No recuerdas lo que te dije? Aún si me matasen mi espíritu se acordaría de venir a joderte la vida.

- No lo he olvidado - Dijo negando con la cabeza - Tu...

Hubo cambio.

Deidara había querido enfatizar su gesto arrogante levantando la cabeza, el único problema es que al hacerlo fue obvio lo grande que le quedaba esa ropa. Y a diferencia, de Itachi, Pain no estaba ciego.

- ¿Que? - Cuestionó Dei al notar como la expresión de su líder se volvía demasiado seria.

- ¿Esa ropa de quién es?

- Eh... - Algo. Simplemente: Algo. Llamenlo corazonada, instinto de supervivencia, lógica básica, pero el blondo sintió que le iba a caer una buena por ello - De Sasori.

Pain frunció tanto las cejas que casi se volvían una sola. Achicó los ojos y cuando Dei quiso tomar distancia por precaución, tomó su mandíbula y le obligó a mirarlo a los ojos.

- ¿Te gusta?

¿Eh?

- ¿Ah?

- ¿Te gusta Sasori? - Preguntó directo, con un filo cortante en la voz.

- ¿Me lo preguntas porque estoy usando su ropa? - Lo hizo sonar como si fuera absurdo, pero Pain aseveró el gesto.

- Te lo pregunto porque te dejo una marca en el cuello.

"Su puta ma..."

De milagro no se le bajo la tensión con esas palabras, se quedó estático, maldiciendo a su compañero y a su poca discreción. Se lo hubiera tomado normal de ser otra persona, pero entre el y Pain siempre había habido demasiada carga sexual para ser sana; Trato de tocarse el cuello pero no conforme con haberle sostenido la cara, también tomó su muñeca en pleno vuelo.

- ¿Te acostaste con él? - Pain parecía enfurecido con tal solo pensarlo. Su mandíbula estaba muy tensa.

- No.

Siendo otro la cosa se pudo haber quedado ahí, pero para su desgracia, su líder no era idiota.

- ¿No pudiste porque no quisiste o porque no pudieron?

No hizo ni falta contestar. Sus ojos lo dijeron todo.

- Pain...

- Vaya... - Dijo muy despacio - Me aseguraré de que el siguiente ataque a la base sea en silencio, así no les molestaré demasiado.

Uy.

- Oye, no me vengas con eso - Su lado imprudente saliendo a la luz - Tú dijiste que no hay que coquetear entre compañeros pero fuiste el primero en acostarte con Konan.

Los ojos de Pain casi se salieron de sus cuencas.

- ¿Y tú cómo...?

- Me enteré por ahí - Interrumpió con sequedad. Si, aún la idea le seguía fastidiando enormemente - Así que no me fastidies con eso cuando tú al parecer haces lo que te da la gana con quién te da la ga...¡Hey!

La manos dejaron su muñeca y su rostro para sotenerle de los hombros. No era brusco, cosa que ya era inusual, solo firme. Tomo un breve respiro, como si estuviera tratando de no sacar lo peor de si mismo y calmarse, luego exhaló lento.

- Tres años después de que falleciera Nagato le di una oportunidad a Konan - Confesó, le estaba hablando muy cerca del rostro. Estaba serio pero también...triste - Era la única persona que siempre estuvo conmigo y quería tratar de retribuirselo igual, o al menos hacer el esfuerzo y darle una oportunidad - Su sonrisa era amarga - Hice sufrir por años a mi mejor amigo por no haberme dado cuenta de lo que sentía por mí, al menos no quería hacerle lo mismo a ella. No funcionó, sin embargo. Duramos juntos menos de dos meses, supongo porque jamás he podido sentir por ella lo que sentía por él... O lo que siento por ti.

Por Kamisama...

Estaba completamente en blanco después de escucharle decir eso, pero su lider, no conforme con haberle dicho esas palabras, suspiró y le soltó, dando un paso atrás.

- Descuida - Notaba que Deidara estaba algo tenso por su reacción. Le dió algo más de espacio y alzó los hombros - Se que puedo ser un imbécil cuando me lo propongo, pero se ver cuándo no me quieren.

- Eso no es... - Perfecto ¿En que momento se voltearon los papeles? Ahora el se sentía como un Idiota.

- ¿Vas a decirme que hiciste lo que hiciste sin sentir nada, acaso?

Deidara frunció el entrecejo.

- Tu lo hiciste.

- Cierto - Le concedió - Yo lo hice, la diferencia entre tú y yo, es que yo me arrepiento... y no creo que tú te sientas igual.

Pregunta difícil ¿Se arrepentía de haber estado en ese momento con Sasori? Puede que tuviera demasiadas dudas con respecto a repetir la experiencia (O terminarla, mejor dicho) pero en cuanto a la que hubo, la verdad es que solo estaba confundido, no arrepentido.

- Yo...

- No importa - Se dió la vuelta, apenas mirándole de reojo - Me alegra que estés bien.

Deidara se quedó allí sin mirarlo, tenía los ojos fijos en la pared, detestaba no poder devolverle los golpes como normalmente hacia pues, a diferencia de las anteriores veces, tenía que admitir que cualquiera estaría enojado, en especial porque...

- Deidara.

- ¿Mm?

Miró hacia el frente, Pain estaba a medio pasillo a punto de cruzar, pero le estaba observando.

- Mereces algo mejor.

Y se fue.

"En el nombre de ¡Agh!" Se dió un golpe en la cabeza "¿¡Porque todo tiene que ser tan jodidamente difícil!?

Está vez cuando se sintió frustrado no se conformó con cambiar de cuarto, sino también de casa, porque salió de la base. Procurando no dejar rastro para que no le siguieran, necesitaba urgentemente cinco minutos de paz sin hombres guapos con poderes oculares.

Paso la noche en la copa de un árbol, oculto entra las ramas y la oscuridad. Se enfurruño tanto que se privó del sueño, ¿Cuántas veces había salido corriendo enojado con la vida? Vale que de enfadarse lo hacía muy rápido y era cierto que tendía a exagerar, pero la verdad es que todo es este mundo se cuadraba para fastidiarle.

A la mañana siguiente, luego de solo veinte minutos de sueño, decidió que a menos que fuera a arriesgarse a escapar, tenía que regresar.

Cuando volvió ya había un comedor instalado para ellos en el edificio. De modo que se sirvió lo que iba a comer y se sento aparte sin fijarse en nadie más. Solo mirando a la ventana cuando necesitaba pensar en alguna defensa o ataque que fuera necesario. Aunque de todas formas no hacia mucha falta, el único allí aparte de la mujer era el Uchiha, y le estaba ignorando igual o peor que lo hacía él.

Tuvo un descanso cuando recibió a Sasori con un abrazo mientras este le daba una charla similar a la de Pain. Le conmovió su preocupación y la manera en la que incluso entrelazó sus manos, como queriendo verificar que seguía allí, que no se había ido. Le explico lo mismo que a su líder, que murió pero que ahora estaba bien.

- ¿Ya instalaron todo allí adentro? - Preguntó después el Akasuna con algo de curiosidad y mucha hambre.

- Si, está todo listo.

- Bien, iré a comer. Vuelvo en un rato... - Iba a entrar, pero se detuvo dudoso al verle la cara a su compañero - Eh, ¿Está todo bien?

- Si, bueno, no. En realidad...

- ¿Si?

Suspiró, tenía que decírselo, al menos para que estuviera al tanto.

- Pain tuvo una pequeña riña conmigo, me había dicho que no fomentaba las relaciones entre compañeros de equipo y verme con tu ropa puesta no le cayó precisamente bien - Comentó rascándose la nuca, aún recordaba ese momento tan incómodo.

Sasori lució igual.

- ¿Y no le inventaste algo?

- Lo hice, o al menos lo intenté. Pero se le hizo difícil creerme cuando vio que me dejaste esto en el cuello.

- ¿Que cosa? - Preguntó de lo más curioso.

Deidara se acercó más el y alzó la barbilla, dejando al descubierto lo que Pain había visto la otra noche, una pequeña marca redondeada en la cima de su clavícula izquierda. Estaba tan bien ubicada que no había persona viva en el planeta que no supiera lo que era: Un chupón.

Había tenido una suerte de lo más jodida que Itachi hubiera estado más preocupado por revivirlo que examinarlo a fondo. Entre eso y que la capa le cubria bastante el cuello pudo salvarse de tener la misma incómoda conversación con él.

- Ah, si. Lo lamento - Pero lo cierto es que no se veía para nada arrepentido. Estaba sonriendo, incluso - Ya veremos cómo cubrirlo, por ahora tengo que comer.

- Anda, yo iré a caminar.

Dejo que se marchase sin reclamos porque entendía que era mejor que se alimentara, sobretodo porque ninguno de los miembros de Akatsuki que se quedaron a pelear en la base (Excepto Pain) habían comido, y de eso ya casi dos días.

Estaba dispuesto a marcharse cuando tocaron su hombro.

Konan.

- ¿Si? - Preguntó tranquilo, aunque por dentro era raro ya que la noche anterior había hablado de la vida sexual de esa mujer.

- Pain mando a buscarte.

Necesito de toda su fuerza de voluntad para no alegrarse frente a ella. Para ese punto pensaba que su líder le detestaba, y le gustaría al menos la oportunidad para aclarar las cosas.

- ¿Enserio?

- Si.

- ¿Para que?

- Misión de reconocimiento - No era lo que tenía en mente pero funcionaba sin con ese podía explicarle - Quiere verte en las colinas que están a un kilómetro para asegurar el área e impedir más ataques como el anterior.

- ¿Porque no te mando a ti? Eres mejor en eso.

Lo había preguntado por mera cortesía para no verse tan obvio, pero en su vida creyó que vería algo similar. En un minuto Konan estaba igual de sería que siempre, y al siguiente estaba sonriendo ¡De verdad sonriendo! No sabía si eso era bueno o aterrador.

- Porque aquí entre nos, no es a mí al que le interesa ver - Dijo dejándole boquiabierto. Su cuerpo se deshizo en montones de hojas de papel, solo dejando su rostro por unos segundos - Te espera en media hora - Y desapareció.

Muuuuuy bien.

Ahora lo único que tenía que hacer era caminar hasta allá, resolver el malentendido que habían tenido y listo. No tenía nada de que preocuparse, tampoco es como si fuera a pasar algo fuera de lo extraordinario, iría allí, harían la misión, hablarían y cada quien tomaría su camino. Si, eso era todo.

Obligándose a calmarse, respiró hondo "No va a pasar nada. De ninguna manera va a pasar algo raro..."











OoOoOoOoOoOoO












A un par de metros del rubio caminante y confundido, una figura oscura de unos maliciosos ojos cafés le observaba con la línea imaginaria de su boca formando una sonrisa divertida.

"Eso lo veremos" Y soltó una risita cómplice antes de desaparecer.




























Continuará...

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