Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Inevitable Destino (Resubido) por Menma_Lightwood

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Siguiente capítulo resubido!

 
El efecto mariposa explica que el aleteo de una mariposa puede causar un huracán.

Más o menos eso era lo que estaba pasando ahora.

Deidara tomo un respiro y se obligó a hacer un recuento de los acontecimientos. Había ido a buscar a Sasori, y lo encontro en plena batalla con su abuela, batalla que por cierto, no debía suceder hasta dentro de un par de años, para luego enterarse que todo eso había sucedido porque le dió a Pain información que aún no debía saberse.

Pegó la frente en su ave cuando se dió cuenta.

Había cagado la historia por cinco minutos de fama.

Pero eso, por obvias razones, no se lo dijo a nadie.

Usó sus heridas como excusa para mantenerse en silencio, y su compañero se la creyó. El viaje fue en su mayoría silencioso, pero le fue imposible quedarse callado cuando dos sombras interceptaron su camino de regreso, obligándolo a bajar de las alturas para ponerse alerta. Moldeo algo de arcilla al mismo tiempo que Sasori alzaba una marioneta.

- ¿Quienes son? - Preguntó Sasori en voz alta.

Deidara se adelantó un paso, pero la tensión duró solo unos segundos, hasta que reconoció la inconfundible capa negra con nubes rojas.

- Descuida - Guardó la arcilla de nuevo - Son de Akatsuki.

Sasori abandonó su posición de ataque con lentitud, guardando su arma.

- ¿Que están haciendo aquí? - Quiso saber mientras le miraba a ambos recién llegados.

- Pain nos mandó a revisar si seguían enteros - Sonrió Kisame abiertamente.

"Así será la confianza que me tiene este desgraciado que no espero ni que se cumpliera el plazo para mandar a fiscalizarme" Se enfurruño internamente el artista.

- Pues ya ves - El pelirrojo recobro la confianza - Todo esta bien, volvemos a la base.

- ¿Seguro? No creo que el rubio este muy de acuerdo - Se burló dándole una mirada de repaso.

Deidara casi maldijo, se había quitado la capa porque era muy estorbosa se le había roto, y como la ropa de abajo se habían desgarrado en el ataque, el espacio abierto dejaba a la vista la gravedad de la herida al costado de su abdomen. Aparte que aún tenía la venda al rededor de la cabeza.

- ¿Que? ¿Esto? - Sacudió ambos brazos. Le dolió hasta en la arcilla para modelar, pero supo disimularlo - No es nada, continuemos.

- ¿Seguro? - Dijo Sasori con algo de inquietud - Aún tenemos tiempo, podemos parar a descansar.

¿Y aguantarse las burlas del hombre tiburón por dos horas?

- No, estoy bien.

- Ya oíste al rubio - Kisame se acomodó mejor la espada para darse vuelta - Además, no quiero seguir lidiando con la lengua de Pain por tu retraso, Sasori.

El pelirrojo rodó los ojos.

- Bien.

Deidara siguió a pie, le dolía el trasero de tanto estar sentado, pero eso le hacía ir más lento. Y cuando la distancia entre el y los otros se hizo más extensa, la segunda figura, la que no había hablado hasta ahora, retraso su paso para que le diera alcance.

Estando codo a codo Deidara se obligó a no mirarlo, solo por si se le ocurría achicharrarlo con el Amaterasu o empalarlo en el mundo de cruces. Pero no, al contrario, cuando sintió una mirada penetrante encima de él, tuvo que girarse.

Ahí podía no haber Sharingan pero la seriedad seguía siendo demasiada para su gusto.

- Uchiha - Saludó como siempre para ver si dejaba de mirarlo.

No funcionó.

- ¿Que sucedió? - Preguntó directo en su habitual tono de indiferencia.

"¿Y ahora?"

- Solo un retraso, nada grave. Encontré a Sasori a tiempo.

- Eso ya lo sé, me refiero a eso - Cabeceando hacia su herida.

- Gajes del oficio - Se limitó a responder, no sintiéndose conforme con siempre tener que darle explicaciones a un hombre más cerrado que licorería en época de elecciones.

Recibió una mirada fija pero la ignoró el resto del camino.

Llegar a la base fue una odisea, comenzando con la eterna charla de Pain sobre la organización y lo importante que era seguir al pie de la letra las reglas. Sasori, por obvias razones, fue utilizado como ejemplo, y se le dijo muy claramente lo que sucedería de volver a romperlas. En lo personal, Deidara no presto atención, se dedicó a mirar el suelo mientras se seguía maldiciendo.

Sin embargo, el resto de los que si estaban escuchando, ya se habían cansado del sermón.

- A todos nos ha quedado más que claro, Pain - Hidan rodó los ojos apoyado con flojera en su guadaña - Lamer culos o morir.

Zetsu ahogo una risa.

- No me gusta apoyar a nadie, pero tiene razón. Fuiste más que explícito.

- Todos lo entendimos - Renzongo Kakuzu con notorio fastidio.

De haber sido menos paciente, Pain pudo haberlos explotado a todos para que les quedara claro que nadie podía burlarse de él. Pero lo dejo pasar, al fin y al cabo todos habían vuelto, y las cosas estaban como siempre, aunque cierto integrante rubio luciera más distraído de lo usual.

- Bien - El líder de Akatsuki se sobo las sienes - Pueden largarse.

Hidan abandonó la sala haciendo ruidos de alivio con Kakuzu detrás de él, murmurando algo sobre que el tiempo es dinero. Kisame se fue riéndose y hablando en voz baja con su espada. Itachi se marchó tan silenciosamente como vino, mientras que Sasori y él se retiraron juntos a sus habitaciones.

- Deidara.

Alguien tuvo que enserio haberlo maldito para que nunca pudiera irse a dormir sin que lo interrumpieran.

- ¿Que pasa?

- Necesito decirte algo.

Mmm, elección difícil ¿Continuar su camino hasta la comoda cama o... tener una incómoda conversación con su compañero?

- De acuerdo - Asintió, bajando los escalones que ya había subido para ir a su habitación ¡Hey! Que se valía tener curiosidad - ¿Que quieres hablar?

Cerrando un poco el espacio para que la conversación fuera más privada, el pelirrojo suspiró.

- La verdad es que solo quería decirte algo.

- ¿Y eso es...?

- Escucha, no quiero que lo que sucedió en la cueva influya de ninguna manera en nuestra relación de compañeros - Esbozo una sonrisa triste - Yo se perfectamente que esto es unilateral, y no pienso molestarte con eso. Solamente quería que lo supieras y entiendo que no sientas lo mismo.

Deidara sintió como si se hubiera perdido de algo importante.

- Un segundo - Alzó una mano en plan de: Stop, retroceda tres pasos - ¿Porque asumes que es unilateral? No me has preguntado nada.

- No necesito hacerlo, para mi está más que claro.

- ¿Porque? ¿Acaso me dirás que soy un libro abierto y que puedes leerme sin problemas?

- Porque se que no te intereso de esa forma - Lo hizo sonar como si fuera un hecho, pero Dei pudo vislumbrar un atisbo de duda en sus ojos. Como si lo estuviera considerando.

- Sabes, no puedes simplemente dar por hecho algo. Es decir, ni siquiera me mencionaste el tema o me preguntaste.

- De acuerdo - De forma sorpresiva y siendo tan práctico como solo Sasori era, se acercó a Deidara hasta que sus narices se tocaron, su espalda chocó contra la pared y sus muñecas terminaron a cada lado de su cara - Deidara ¿Yo te gusto?

Daaaaaaamm.

Quien dijera que las palabras no son capaces de volverte las piernas gelatina no conocía a Akasuna no Sasori.

El detalle era ¿Le gustaba? ¿Si? ¿No?

Abrió la boca para responder, cuando un estruendo les hizo tambalear. Itachi bajo de inmediato con su Sharingan activado, inicialmente su atención estuvo centrada en un punto en la pared, donde estaría la amenaza, supuso Dei. Pero al ver la escena de esos dos frente de frente y tan cerca en esa posición, su visión se detuvo en ellos, y luego recayó en Deidara.

Tanto él como Sasori dieron un paso atrás. El pelirrojo por prudencia, y el rubio porque... ¿Porque? Era curioso, todo por él estaba bien hasta que el Uchiha lo miró de esa manera. Era una mirada llena de seriedad y molestia, casi como si hubiera hecho algo malo.

"Si las miradas matasen..."

El más bajo le sostuvo la mirada con desafío, el podía hacer lo que le diera la gana.

- Intrusos - Itachi le informó a Pain cuando se unió al grupo, aún estaba observando al rubio - Vienen de la aldea de la niebla.

Esto era otro asunto nuevo, nunca, en la historia de su Akatsuki, habían venido enemigos directo a la base. Quizás los de este mundo eran más impulsivos, o más idiotas, dependiendo el caso.

- ¿Ninjas o asesinos? - Quiso saber Pain.

- Un poco de ambas, vienen más para demostrar algo que acabar con Akatsuki.

- Me pinta que la mayoría son niños - Comentó algo alto Kisame que observaba desde un piso más arriba.

Zetsu, a espaldas del líder, esbozo una sonrisa enorme.

- Puedo encargarme, hace mucho que no salgo a jugar.

- Y un par de niños serian el entretenimiento ideal - Estuvo de acuerdo su parte oscura.

Pain no lo pensó demasiado.

- De acuerdo, tengo demasiados asuntos que resolver ahora como para encargarme; Sal y acaba con ellos, no dejes a nadie vivo, no quiero más problemas.

Zetsu asintió a las palabras de su líder para luego enterrarse y desaparecer.

- El resto de ustedes vayan a dormir - Ordenó firme - Los necesito en forma para su siguiente misión, Zetsu se encargará de ellos.

El tono no dejaba espacio a réplica, y Deidara, aunque tenía ganas de terminar esa conversación, tuvo que seguir su camino escaleras arriba para su habitación. Sasori también lo supo, y pronunció sin hacer ruido un "Otro día" con una expresión decaída, antes de irse a su propia recamara. Estaba algo aturdido, porque no tenía idea de que hubiera respondido. Peor aún, si lo que hubiera dicho sería cierto.

- ¿Hay alguna razón en específico que mantenga esa boca en silencio?

El más bajo pego un bote, había olvidado por completo que sus habitaciones era continuas.

- Ninguna - Respondió simple aunque con algo de duda - Solo pienso. A veces la gente lo hace.

- ¿Que podrías pensar que no fuera arte y explosiones?

- Eso depende - Le miró de reojo, y al rubio le resultó curioso que estuviera de ánimos para conversar - ¿Que podrías pensar tu qué no sea poder y redención?

- Venganza - Contestó neutro - Sangre, poder, soledad, muerte... ¿Y tú?

- Traición, olvido, superación, fuerza, esperanza - Trago saliva - Libertad...

- ¿Porque traición? - Ya habían llegado al área de sus habitaciones, pero se mantenían sin moverse.

- ¿Porque venganza? - Cuestionó el menor a su vez.

- Escuchaste todo, que sorpresa - Dijo el Uchiha con una pequeña sonrisa - Pensaba que tú mayor virtud era ser sordo a conveniencia para meterte en problemas.

- No, mi debilidad es que no se cuando callarme - Rodó los ojos, más luego sonrió - Mi mayor virtud es ser un buen oyente, ¿De dónde crees que saco el material para meterme en problemas?

Itachi no respondió, pero un brillo sorpresivo en sus ojos le hizo sentir a Dei que se estaba divirtiendo.

- ¿Porque venganza? - Repitió el rubio.

- Eres muy insoportable - Negó con la cabeza. Era lo mismo que había dicho cuando se conocieron.

- Ya - Asintió, retrocediendo hasta llegar a su puerta - Lo se.

Abrió la puerta de su habitación con pereza y casi se desmaya de la alegría cuando vio su adorada cama. Estuvo a punto de entrar de lleno y profesarle su amor eterno mediante una buena siesta cuando sintió la repentina necesidad de decir algo. Se giró, y con una confianza que no creía capaz, habló.

- Uchiha - La mirada oscura estuvo encima suyo en menos de un segundo - No hacia falta.

- ¿El que?

- Amenazarme, no hacía falta.

- ¿Así lo crees?

- Si - Se encogió de hombros - Se lo que todos ustedes piensan de mi, que soy hablador, imprudente, demasiado joven y que muy probablemente moriré explotado en un descuido mío. Pero en lo único que siempre he sido bueno es guardando secretos. Así que no hace falta que me amenaces quincenal para que estés seguro, porque no pensaba decir nada de todas formas - Tomó un trago de aire, eso había sido mucho más largo de lo que había previsto.

El Uchiha lo miro fijo por lo que se sintió como una eternidad.

- ¿Porque? - Soltó el portador del Sharingan cuando Deidara estaba a punto de irse, pensando que hasta allí había durado la conversación.

Pues al parecer no.

- ¿Porque que? ¿Porque te digo esto?

- No, ¿Porque Sasori?

"¿Ah?"

- No entiendo lo que...

- Te daré un consejo muy útil - Era raro como podía sonar sabio, amenazante y algo posesivo al mismo tiempo - Si lo que quieres es apoyo y protección entonces elije a alguien de confianza. Pero si lo que quieres es poder, entonces escoge al más fuerte, no al más simpático.

- No busco que me protegan - Gruñó el rubio.

- Perfecto - Esa pequeña y escasa sonrisa salió a la luz - Entonces avísame cuando encuentres al más fuerte.

Y sin más que decir, se encerró en su habitación.

¿Eran ideas suyas o eso había sonado como una indirecta?

Le había dejado con un montón de preguntas en la boca, pero como siempre, el hombre se iba valiendole una hectárea de verga lo que el quisiera decir.

Molesto y fastidiado, se acostó en su cama, no tenia ni la menor idea de que hacer con ese trío de saboteadores, cada uno le estaba impidiendo realizar su plan a su manera. Sasori con su repentino acto de sentimentalismo, Pain con su intimidación y lujuria, y el Uchiha con tanto misterio y miradas raras.

Aunque...

Estaba a punto de quedarse dormido cuando se levantó con brusquedad. Sabía con quién tenía que ir, solamente que no sabía el como llegar hasta allá.

"Piensa Deidara, piensa"

Algo frustrado, se levantó de la cama y camino al rededor mientras trataba de maquinar un plan. Después, decidió que quizás se despejaria si daba una caminata nocturna, así que tomo su capa y procedió a ponersela con lentitud, porque aún seguía herido...

"¡Eso es!" Chilló cuando por fin se le prendió el foco.

Intentando no arrepentirse se sentó en el suelo, procurando recostarse en la pared que no lo dividía con el Uchiha, así no levantaría sospechas, y se quitó con cuidado el vendaje que Sasori le había puesto. No tenía buena pinta, se le notaba irritado y sangrante, "No seas cobarde..." Se gruñó. Tomo uno de sus kunais y lo miro unos segundos, aunque no fuera el peor plan que había tenido (Entiéndase autoexplorarse para ganar una batalla) sabía que esto no iba a ser para nada agradable.

Respiro hondo, y antes de poder arrepentirse se clavó el kunai en la herida expuesta.

Abrió la boca para gritar, pero se contuvo, aunque no pudo evitar jadear cuando sacó el arma de su cuerpo, dejando al rededor un charco de sangre que crecía cada vez más. Eliminó la evidencia desapareciendo el Kunai, pero se recostó en el suelo para seguirse desangrando.

La inconsistencia no tardó en llegar, y cuando abrió los ojos, casi se echó a bailar cuando supo que había logrado lo que quería.

Estaba sentado en el suelo, todo a su al rededor era de color gris opaco, pero aún así le fue fácil visualizar a las tres figuras frente suyo. Era casi cómico, nunca desde que había conocido a esos dioses había pensado que se parecían aparte de la profunda oscuridad. Pero hoy, específicamente, las tres sé habían cuadrado para tener la misma cara de ira.

- El que se atreva a decir que los humanos no son bipolares le arrancaré la oreja a mordiscos - Hablo la figura número tres con molestia en esos raros ojos cafés.

- Mocoso - Le llamó la número uno, con su voz grave - No es por nada pero ¿Que coño estás haciendo?

- ¡Me la pasé fastidiando a esos dos por casi mil años para que te dejáramos vivir! - Empezó a refunfuñar la dos - ¿¡Y así es cómo me pagas!?

- Ya cállate que nos aturdes con tu quejadera - La número tres la miró con fastidio.

- ¡Oigan! - Deidara se levantó del suelo, e intento llamar su atención - No tenía planes de matarme, ni siquiera me perfore algún órgano importante, solamente necesito hablar con ustedes.

- ¿Y para eso tuviste que empalarte? - Los ojos azules de la dos se entrecerraron - Pudiste haber llamado primero.

La figura número le tres rodó los ojos.

- Estamos en pleno limbo existencial, ¿Para donde supones que nos iba a llamar? ¿Al 0800Homunculo?

- ¡Oye! - Se quejó la dos.

- ¡Cierren la boca! - Grito la número uno impartiendo el orden, como siempre. Miro fijo a Deidara - ¿Y bien? ¿Que querías hablar con nosotros? Y aprovecha bien tu tiempo, porque no estaremos siempre disponibles.

Deidara se cruzó de brazos.

- ¿Que podrían hacer además de estar aquí?

- Mantener el orden - Respondió la dos, luego soltó una risita - Aunque a veces nos divertimos creando mundos nuevos, le agarras el gusto una vez que te acostumbras. Deberías ver ese donde te hicimos doncel y estás embarazado - De sus ojos salieron estrellas luminosas - Te ves tan redondo y tierno.

El cerebro de Deidara se quedó frío al mismo tiempo que su inner con una vena en la frente levantaba un cartel que decía "No me pagan lo suficiente para esto" Literalmente no tenía idea de que decir a eso. Estaba en shock.

De haber podido, la número tres le habría dado un zape a la dos en la cabeza.

- ¡Eso no se dice, anormal! Vas a terminar traumandolo.

- ...En fin - Sacudió la cabeza, mejor dejaba el asunto para después. Respiró hondo y se concentró en lo importante - Estoy enserio tratando de aprovechar la oportunidad que me están dando. No he asesinado a nadie ni he hecho daño, pero si no me salgo de Akatsuki pronto terminaré haciéndolo tarde o temprano, y no puedo escaparme si siempre tengo a alguien encima, de preferencia esos tres.

- Es comprensible - Asintió la número dos, mostrándose mas atenta y menos molesta - Pero no podemos intervenir.

La expresión del artista decayó notoriamente, eso no era lo que estaba esperando.

- ¿Es enserio?

- Nosotros te damos una vida nueva, pero lo que hagas en ella no es nuestro problema, eres libre de hacer lo que quieras, pero así como no podemos ponertela difícil, tampoco podemos ponertela facil - Sabiamente hablo la número tres.

- Pero eso no es justo - Se quejó Deidara - ¿Como quieren que haga bien las cosas si cada vez que lo intento me dan un puñetazo en la cara? Me la pasé entrenando para ver si podía ser más fuerte y ya Pain piensa que le voy a vender el Rinnegan en Ebay. Trate de hacerme el bueno con los problemas personales de Sasori y me terminaron atravesando. Y cuando tuve la peregrina idea de fugarme en la arena el Uchiha casi me entierra veinticuatro metros bajo tierra con esa maldita mirada intimidante suya. ¿Como se supone que lo logre?

- Con perseverancia - Dijo la número uno de los más tranquila dejándole boquiabierto - ¿Que? ¿Esperabas alguna solución mágica?

- El que seamos poderosos no significa que te vamos a resolver la vida - Le riño la tres.

- Exacto - Concordó la dos, algo más suave - Nuestra política es no intervenir.

"¿Con que no intervenir, eh?" Deidara achicó los ojos, si el plan A no funcionaba, siempre tenía bajo la manga el plan B.

Puro y duro chantaje.

- ¿Ah sí? - Sonrió falsamente - ¿Entonces se puede saber porque tanto interés por parte de Sasori?

Se formó un silencio, y el Akatsuki se fijó que aunque la figura uno y tres no se inmutaron en lo absoluto, la número dos miró hacia otro lado nerviosa.

- ¡Ajá! - La apuntó con el dedito acusador, feliz de haber encontrado a la perpetradora - ¡Fuiste tú! ¡Tú hiciste que este Sasori se fijara en mi!

- ¡Claro que no! - Dijo defensivamente la ojiazul, recibiendo unas miradas de sospecha por parte de sus hermanos - Es decir... yo...esto...

- ¿¡Porque rayos lo hiciste!? - Ahora fue el turno de Dei para reclamar - ¡Me estás causando una severa confusión mental!

La figura número dos no pudo resistirse más.

- ¡Pero es que se ven taaan lindos juntos! - Chilló en ese tono de voz agudo propio de cualquier fangirl.

- ¡Lo sabía! ¡Sabía que algo tramabas! - Intervino la número tres con cara de ¡Ajá! - ¡Sabía que cuando ese trozo de madera viviente beso a ese chico dormido tenías que ser tu!

¿What?

- Espera ¿Que? - Deidara turno la mirada entre ambas figuras - ¿Que dijiste?

- Ah, supéralo chico, estabas inconsciente y envenenado, ni sentiste nada - De haber tenido manos, estaría sacudiendo una con desdén - El punto aqui es ¡Que tu! - Miró a la número dos acusadoramente - Hiciste trampa, quedamos en que no intervendrianos para ganar la apuesta.

Un poco más y a Deidara se le salen los ojos.

- ¿¡QUE USTEDES QUE!? - Se escandalizó el rubio.

- Fue algo muy inocente la verdad - Río nerviosa la dos - Solo apostamos con quién te quedarías al final.

- Luego netamente lo reducimos a quien tendría la paciencia suficiente como para convencerte de dejarte manosear - Lo directo de esa frase hizo sonrojar a Deidara. La tres se burló de él - No apostamos dinero, pero debimos ¡Eres tan divertido cuando te averguenzas!

La número dos pegó un saltito de emoción.

- ¡Yo le aposté al pelirrojo sexy!

- El cual, por cierto, transformaste en humano a nuestras espaldas, eso no es para nada justo.

En respuesta, elevó los ojos al cielo.

- ¿Y qué carajo querías? ¿Verlo coger con un trozo de leña navideña? Para eso le dejábamos muerto y le mandabamos por correo un juguete sexual directo al infierno.

- Viene siendo mejor que hacer trampa - Habló finalmente la número uno, que se había distraído viendo la pelea como quien mira un partido de tenis - Eso va en contra de las reglas.

- ¡Ay si! - Está vez, si hubiera tenido manos, las estaría sacudiendo - ¡Discúlpeme señor Deidara-te-entiendo! ¿Y tanta azúcar por parte del Uchiha que?

De estar en otra situación, Deidara pudo haberse reído cuando por primera vez, vio que la figura uno dejaba de mostrarse tan recta al mismo tiempo que ese ojo gris miraba hacia otro lado.

- Yo no tuve nada que ver con eso.

- ¡No me jodas! Tú le apostaste al Uchiha ¿Y ahora por arte de magia el hombre muestra sentimientos y sueña con mami de noche?

- La gente cambia - Dijo la uno, pero seguía tensa.

- Los Uchiha no son gente, son mas demonios sexuales que humanos. ¡Eso fue obra tuya, no me veas la cara de idiota!

- ¡Bueno si! - Se harto la figura uno, confesando sus pecados - ¡Pero solo lo hice porque el...! - Señaló a la figura tres que abrió mucho los ojos - ¡Dijo que harias trampa!

- ¡Eres un maldito chismoso! - Ofendido le gritó la dos a la figura número tres.

- ¡Pero si el tenía razón! ¡Hiciste trampa! - La figura uno seguía molesta.

- Oigan, tranquilos, no hay porque pelearnos por pequeñeces - La número tres sonó increíblemente pacífica y racional, lo único que le faltaba era un manto celestial encima - Todos hacemos mal de vez en cuando, y hay que aceptar nuestros errores como adultos.

- ¿Ah sí? - Ironizó la número dos, cruzando sus brazos imaginarios con ironía - ¿Como tú manipulación sobre Pain?

Atrapada.

- No se de que me hablas - Comento la acusada con pajaritos blancos volando sobre su cabeza.

- ¡Y una mierda! Transformaste una marioneta en un pedazo de hombre ultrapoderoso ¡Deberías sentir vergüenza de ti mismo!

- ¿¡Y en qué carajo se diferencia a lo que tú hiciste!? Ese cabeza de flama paso de ser un desequilibrado preadolescente a un monumento de carne de un día para otro.

- No se que tanto se critican - Intervino de pronto el rubio con los ojos chispeando en ira - ¡Las tres son igual de terribles! ¡Todas participaron en esto, ninguna es mejor que la otra!

- ¡Pero si estábamos pensando en ti, pajarito! - Lo dijo con una convicción tan profunda que ni Jesucristo la habría puesto en duda.

Pero como Deidara no era él, alzó una ceja con escepticismo.

- ¿En mi? ¿Como coño se supone que estaban pensando en mí?

- Pues claro, solo piensa en lo horrible que hubiera sido para ti estar con esos tipos como eran antes.

- Concuerdo - La tres asintió varias veces con la cabeza - Es decir, imagínate dejarte tocar por alguno de esos tres en tu primera vida. Uno de ellos tenía un pene de madera, capaz y se te enterraba una astilla en el culo. El otro de seguro lo tenía full de piercings y el que queda pues... - Se sostuvo la barbilla un segundo y luego sonrió con sorna - Todo bien al principio, pero te quedarías con el trauma de que capaz y después de cogerte te apuñala.

"No puedo con esta gente" Pensaba frustrado llevándose una mano a la frente, aunque secretamente una parte de él la verdad es que quería reírse.

- Es por eso que hice lo que hice - Se justificaba la de ojos azules como niño regañado - Además no fue para tanto.

La número tres saltó inmediatamente ante ese uso de palabras con una cara ofendida.

- ¿Que no fue para tanto? ¡Le diste la vuelta y media a ese chiquillo! ¡Parece un puto modelo Playboy, solo te faltó entregárselo en la cama usando bóxers de Calvin Klein y un lazo de regalo!

- ¡Pues por lo menos yo no me fui a lo cincuentas sombras de Grey! ¡Oh, Deidara, a veces me dan ganas de matarte! - Imitó la voz de su líder la número dos, y Deidara no sabía si reír porque la imitación fue buena o espantarse de que hubieran presenciado esa escena - ¿Y la estrangulación que?

- ¿¡Ah sí!? Al menos mi personaje tiene carácter, no como el tuyo qué es un sentimental de mierda ¡Agrégale la silla de ruedas y el final trágico y tendrás una horda de lectores llorando por ese shippeo!

- ¡Pues claro que sí! ¡El romance mueve al mundo!

- No, el sexo mueve al mundo ¡Y ya verás que ganaré la apuesta con veas a este rubio gemir con un buen par de azotes!

- ¿Hooolaaa? - El rubio alzó una mano y la movió, como era típico, se habían olvidado de él - Este rubio no piensa gemir con nadie, y mucho menos lo haré si no puedo salir vivo.

- ¡Exacto! El chico tiene un buen punto, no seamos tan desconsiderados - Acotó la figura uno, casi podía inclinarse y poner sus manos imaginarias sobre sus hombros - El necesita amor, comprensión y ternura. Alguien fuerte que lo comprenda y...

Deidara lo corto de raíz.

- No me voy a acostar con Itachi.

- ¡Oh, vamos! - Las intenciones maternales murieron rápidamente - ¿Que acaso no quieres tener sexo? ¿Quieres morir virgen?

- ¡No! - De ninguna manera volvería a abandonar este mundo sin antes pasar por una buena ronda de apapachos con alguien. Si iba a vivir de nuevo, que fuera de verdad, con sadomasoquismo y todo, así no se perdía de nada - Pero les recuerdo que yo no volví para eso, me dieron mi vida de vuelta para que fuera feliz y solo lo seré mientras más lejos este de Akatsuki. Si realmente les preocupa que logre ser feliz entonces díganme al menos algún consejo o pista para poder hacerlo, porque ese es el motivo por el que estoy viviendo, no tener líos amorosos con ninguno de esos tres.

Todas las figuras se miraron entre sí por unos instantes, sopesando las opciones. Y aunque el rubio pensó que iban a rechazarlo (De nuevo) terminaron por asentir, al menos reconocían que la parte del drama de amor no era lo primordial.

Aunque...

- Hagamos algo - Los marrones ojos de la figura tres chispearon con malicia - Vendremos a ti cuando consideremos que sea necesario para que te escapes de Akatsuki, pero tú deberás prometer no cometer el crimen de acabar con una vida, sea inocente o no. Además, aunque hasta ahora lo has hecho por elección propia, tampoco podrás decir nada a nadie de nuestra existencia. Siempre y cuando cumplas con esas dos cosas, te prometemos que no morirás antes de tiempo y te protegeremos.

- ¿Eso es todo? - No es que quisiera arruinar su oportunidad, pero la mayoría de las veces lo estafaban, así que... - ¿Sin trucos?

- Bueeno...

Ante la vacilación juguetona de la figura dos, Dei bajo los hombros con desánimo.

- Ya decía yo que esto no podía ser tan fácil...

- No es nada complicado, es solo que si te vas quedarás desligado de toda esa vida criminal, y ya no volverás a ver a ninguno de tus compañeros actuales - Explicó la figura tres - Eso incluye a esos tres.

- Es el plan, si - Asintió Dei.

- En ese caso es justo que todos ganemos algo - Dijo como si nada la figura dos - Tu ganas tu libertad...

- Y uno de nosotros la apuesta - Completó la uno con una sonrisa cómplice.

Mente virgen procesando la información en 3...

2...

1...

- ¡A la verga! ¡No haré eso!

- Mira, mocoso, te lo pondré de la siguiente manera: Solo tienes dos opciones - Mostrándose de lo más segura y relajada - O aceptas la condición que ponemos y ganas la apuesta para alguno de los tres...

- O tu verás como te escapas solo de Akatsuki - Sonrió burlona la figura tres.

No no, se había equivocado antes. Esto sí que era puro y duro chantaje.

Para cualquiera que viera (o leyera) su situación desde un punto externo lo vería fácil, pero para él era distinto, pues no quería solamente sexo. Quería experimentar todo lo que una persona normal podría, y entre eso está la disposición de elegir a alguien que valga la pena con quién estar, tanto sentimental como sexualmente. Eso significaba que por lo menos quería involucrarse un poco a nivel emocional, y era bastante difícil con cualquiera de los tres. Le daba pavor ver que tenía el Uchiha en esa cabeza, a Sasori lo seguía viendo como su maestro y ya tenía un mal antecedente por andarse metiendo en su vida y con Pain... pues al parecer aún tenia demasiado calado a Nagato como para sentir que él hacia alguna diferencia.

Es cierto, en su primera vida eso no le había importado. Y de haber tenido oportunidad con alguno de esos dos (Porque no, a Sasori no lo incluía en esa lista porque parecía un niño) no la fuera desaprovechado, es más, incluso la fuera disfrutado. Aunque lo más seguro es igual hubiese tratado de matar al Uchiha mientras dormía, pero el gusto no se lo hubiera quitado nadie.

Si, el Karma era una perra.

- Ya que - Se resignó, aunque a ninguna se le paso su cara de tristeza.

Nadie hubiera pensado que ese trío de confabuladoras pudieran sentir culpa, pero fue un sentimiento similar el que las impulsó a hablar.

- Nosotros no somos malos - Dijo de pronto la número tres - Solo hacemos lo único que sabemos hacer: Crear vida, trazar destinos y, ahora contigo, dar segundas oportunidades.

La dos asintió.

- También somos nuevos en esto de hacer mundos solo para ayudar a alguien, tu eres nuestro primer intento, pero también debes entender que aunque queremos ayudarte, también es inusual que hagamos algo sin divertirnos de vez en cuando.

- Aún así somos conscientes, podríamos simplemente obligarte a estar con alguien, pero nosotros te damos tres buenas opciones - Trato de hacerle entender la uno - Quizás en tu dimensión eran distintos, pero estás, lo creas o no, son personas reales, con vidas reales. Tú solo tienes que elegir que vida quieres acompañar, y eso no es tan malo ¿O si?

Deidara lo penso un segundo, sorprendiendose a sí mismo de encontrar esas palabras tan... lógicas.

- Si quieres, pajarito, podríamos hacerte saber sus historias, al menos las que llevaban en tu primer mundo. Te las mostrariamos en la mente cuando fuese necesario y así podrías ver las diferencias.

La de ojos cafés se mostró más que de acuerdo.

- Tal vez así te convencerias de que no es igual esta vez.

"Bueno, si lo ponen de esa manera" Retuvo un suspiro, no sonaba del todo mal pero tampoco es que estuviera muy conforme.

- Me parece bien la idea de la historia de sus vidas pero... con respecto a la apuesta, ¿Puedo pensarlo un poco?

- Claro - Sonrió la uno, sonando raramente comprensiva - Cuando estés listo solo dilo, nosotros estaremos escuchando.

"Eso lo tengo claro" pensó nerviosamente ya que sabía ahora que le observaban cada vez que podían. Pero como habían acudido a su llamado y no se habían comportado más locas que de lo usual, Deidara les dijo lo único que no había dicho hasta ahora y que probablemente dibujo haber dicho desde un principio.

- ...Gracias.

Eso le saco unas sonrisas imaginarias a las demás.

- No hay de que - Muy galante habló la tres - Ahora vuelve a casa, te queda mucho por vivir, enano rubio.

- Solo cierra los ojos y cuando los abras estarás de nuevo en tu mundo - Le instó la dos - Ya nos encargaremos de los detalles después.

Podría jurar que vio en esos ojos azules una chispa de resentimiento malicioso, pero solo fue un segundo porque luego desapareció.

Obviando eso, le hizo caso al instante, cerró los ojos y espero el cambio, pero escucho una voz hablarle casi al final.

- Ah, y mocoso...

- ¿Mmmm?

Cuando abrió un ojo, pudo jurar ver una muy fina línea debajo de ese enorme ojo gris, asemejando a una pequeña sonrisa.

- Recuerda nuestro último mensaje - Dijeron al unisono.

El mundo se desvaneció, el gris se esfumó por completo, se sintió caer de nuevo desde muy alto hasta esa familiaridad que solo podía proporcionarle su cuerpo, y al dolor que solo él podía sufrir. Sintió su herida, la sangre en el suelo y también lo frío que estaba, sentía la oscuridad y el silencio de su habitación... pero nada de eso fue importante cuando volvió a recordar el último mensaje que le había dado ese trío antes de llegar a este mundo.

Le habían dicho que fuera feliz, y le costase lo que le costase, lo haría. Sería feliz. Era una promesa, no a ninguna de las figuras, sino a si mismo y a su vida.

Porque todos mereciamos tener felicidad.

Y Deidara estaba dispuesto a pelear por la suya.













Continuará...

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).