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¡CAMBIARÉ EL DESTINO DEL VILLANO! por ami4alice

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Notas del capitulo:

¡Aquí les traigo el capítulo ocho!

Espero les guste y lo disfruten.

Les llevó un par de días poder ver las tierras de Merk.

Fue un largo y tedioso viaje, pero a Hikari no le importaba, porque pronto estaría en aquel lugar. Él se propuso a regresar a Mahiru al camino correcto, por eso mismo es que tenía que acabar con la maleza desde su raíz. Primero tenía que deshacerse de todos aquellos que se encontraban dentro del palacio que sabía iban a traicionar a Mahiru. Lo triste de toda esa situación es que en la novela jamás llegaron a certificar la persona que más daño le hizo a Mahiru, colocaban un familiar, pero jamás especificaron en ese hecho.

Mahiru tenía un tío, una sobrina mucho mayor que él la cual se encontraba casada, una abuela y una tía política. Cualquiera de esas personas podría ser el causante de tanta desgracia en la vida del protagonista, así que tendría que averiguarlo primero antes de poder comenzar a mover los hilos. Por ahora se propuso a deshacerse de todos aquellos que si tenía conocimiento lo iban a traicionar y gracias a su actual posición de consorte, significaba que el control dentro del palacio recaía en él. Esa fue una de las principales razones por la cual le pidió que se casaran.

El carruaje se detuvo al momento en que estuvo frente a la entrada del palacio. Tenía que admitir que era un espléndido lugar, aun así, Hikari se dio cuenta que Mahiru no fue recibido como un respectivo rey, parecía más un prófugo con ese tipo de entrada tan poco llamativa, aunque suponía que con la reputación de Mahiru, aquello jamás se iba a dar. Al que pudo ver que lo recibió, fue un hombre con un horrible bigote, quien se sorprendió de ver a su sobrino siendo acompañado.

-Majestad –dijo el hombre -. Es honor tenerlo de regreso.

-Haz los preparativos para la boda.

-¿Qué?

-¿Acaso es sordo? –comento Mahiru chaqueando -. Este hombre forma parte de la familia Akari, a partir de ahora se convertirá en mi consorte.

-Espere un momento Majestad, hay protocolos que…

-¡Silencio! ¿Acaso estas tratando de ir en contra de una orden?

Hikari no pudo saber si fue su imaginación o qué, pero sintió como si el hombre mayor chasqueó al oír las palabras de Mahiru.

-No. Comenzaré con los preparativos para la boda… ¿Desea que sea anunciada?

-Sí, que no haya nadie dentro del reino que no sepa de este matrimonio.

Al cabo de decir eso, Mahiru inicio su caminata, Hikari por su parte hizo una reverencia y siguió a su prometido. Fueron seguidos por Vitky y Louis, el último en partir fue aquel sirviente que estuvo viajando con Mahiru, quien lo detuvo el sujeto del bigote.

-¿Qué es lo que ha sucedido?

Su tono fue severo, lo suficiente para hacer temblar al sirviente.

-No sabría decirle bien… -dijo excusándose -. Cuando me vine a enterar el compromiso ya estaba fijado.

El hombre volvió a temblar ante el tipo de expresión que mostró el otro sujeto. Luego de unos minutos suspiro y oculto una sonrisa bajo ese feo bigote.

-Está bien… -dijo con una pausa -. Podemos tomar ventajas de todo esto.

El tío de Mahiru tomó la decisión de que tomaría provecho de aquel compromiso. Tal vez repetiría el mismo patrón que con la inútil de la hermana menor, donde haría que le tomara cariño y después se encargaría de deshacerse de este. No agrego más nada y decidió emprender su caminata a aquel despacho que lo esperaba, tenía una boda que planificar.

.

.

.

Hikari cumplió con su parte del trato, lo único es que no lo hizo cuando Mahiru se lo pidió, sino cuando él pensó que era más conveniente. No podía dejar en evidencia que tenía ventaja en ese tablero, por eso mismo es que decidió aplicar el antídoto sin que alguien más se percatara de lo que estaba haciendo en ese preciso momento. Entrada la noche del segundo día desde que llegó a ese lugar, Hikari decidió entrar en acción.

Agradeció que esos primeros días no tuviera que dormir en la misma habitación que Mahiru, como solo estaban comprometidos, con solo dormir una vez al mes bastaba para los demás. Esa noche Hikari fingió dormir y despachó a su sirviente temprano, haciéndose la víctima en esa situación por la que estaba pasando, solo las personas más allegadas a él sabían la verdad de esa situación. Escogió el segundo día, porque la primera noche se encargó de memorizar los patrones de vigilancia de las habitaciones.

Para esa noche ya los tenía memorizado, así de buena era su memoria o tenía más bien que agradecer que sus habilidades con las del Hikari de esa novela se compenetraran muy bien. Logro evadir la vigilancia hasta la habitación de la chica, entrando por el balcón, ya que su puerta estaba muy bien custodiada. Antes de entrar a la habitación debidamente, tuvo que esperar un poco afuera, debido a que cada tanto entraban los guardias al cuarto para certificar el estado de la joven princesa.

Al momento en que esa interrupción paso, no dudo en acceder a la habitación. Miró a su alrededor para memorizar todo en ese cuarto, por si acaso movía algo de allí pudiera regresarlo a su lugar sin que se percataran de que fue movido. Se acercó a la cama, viendo como la chica sufría debido al veneno, ya llevaba consumido gran parte de su cuerpo, definitivamente como se mostró en la novela, la chica iba a morir pronto, siendo ese el punto de inflexión que provocaría que Mahiru se convirtiera en un ser vil.

Sacó de su bolsillo un frasquito el cual poseía un líquido, Hikari se encargó de ejecutar todo el procedimiento para crear el antídoto, el problema ahora es que la chica no podría beberlo, en su estado ni podía mantenerse despierta. Hikari suspiro, luego le pasaría factura a su hermano mayor por lo que estaba por hacer. Bebió el antídoto y sin más beso a la chica para pasarle el líquido y hacer que esta lo tragara. Con esa cantidad debería haber sido suficiente para salvarle la vida.

Ver como el estremecimiento de la chica por el veneno se iba reduciendo lentamente le comprobó que no se equivocó con su suposición. Suspiro para volver a guardar todo y salir de aquella habitación antes de que volvieran a realizar el siguiente chequeo. Entrar y salir del bosque prohibido lo habían hecho adquirir cierta habilidad de sigilo, así que de la misma forma que llegó a la habitación de la princesa, salió de esta. Hikari se relajó cuando estuvo en su propio cuarto, lo que no se espero es que tuviera compañía.

-Parece que has salido a tener un paseo nocturno.

Primero se asustó, preparado para atacar de ser necesario, pero cuando la luz de la luna ilumino el cuarto, pudo notar que se trataba de Mahiru.

-¿Acaso quieres que te haga algo? No vuelvas a aparecer aquí de esa forma.

-¿No puedo hacer lo que quiera en mi propio palacio?

Le daba un punto a su favor con aquel comentario, se trataba del palacio de aquel chico, así que él no tenía mucho para decir con respecto a eso. Suspiro con algo de pesadez para comenzar a quitarse la ropa oscura que uso para ir a la habitación de la princesa.

» ¿Has ido al cuarto de la princesa?

Mahiru tenía su mirada fija en él y Hikari no se preocupó por ello, ni siquiera porque se estaba cambiando bajo la mirada del otro hombre.

-Sí, estaba cumpliendo mi parte del trato.

Pudo ver como Mahiru hizo una mueca, a lo que no pudo evitar reír. Se acercó al otro que estaba sentado en el borde de la cama y le rodeo con sus brazos desnudos, porque solo le quedaba por quitarse el pantalón (el cual estaba medianamente abierto) y los zapatos.

» Esa expresión arruina tu bonito rostro.

Mahiru enarcó una ceja sin apartar la mirada.

-¿Entonces soy bonito a tus ojos?

Hikari no pudo evitar reir.

-Eres mi prometido, futuro esposo… Tengo que pensar que eres guapo.

-¿Si no lo fuera rechazarías el compromiso?

Vio al otro relajarse un poco al decir aquello,  llevando sus brazos hacia atrás para afincarse con estos en el colchón. Hikari se estremeció un poco, ya que estaba presenciando algo que creyó jamás tendría el placer de mirar.

-Hm… No lo sé…

Sintió como Mahiru lo sostuvo por los muslos, lo levanto y volteo sus posiciones, encontrándose ahora debajo del otro chico. Sus manos inevitablemente viajaron hacia el rostro de su compañero. No podía negar la belleza que tenía Mahiru, aun con el cabello negro seguía siendo una persona con finas facciones, un increíble perfil, ojos afilados como tigres y cabello lacio que le daban ganas de enredar sus dedos en este.

Ambos se encontraban en un momento de silencio donde estaban deleitando la belleza de su compañero, porque así como Hikari estaba detallando cada facción en el rostro de Mahiru, este hacia lo mismo, la única diferencia es que Hikari estaba tocando mientras que Mahiru solo comía con la mirada. Aunque eso solo fue al comienzo, en un punto Mahiru se inclinó hacia Hikari y sin siquiera pensar en el otro, dejó otra mordida en el cuello ajeno. Hikari comenzaba a creer que Mahiru tenía una afinidad por dejar la marca de sus dientes sobre su piel. Evidentemente eso le hizo soltar un suspiro.

-Eso es bastante injusto.

Se quejó por el hecho de ser el único con marcas sobre su piel. Pudo presenciar la risa ajena por escaso segundos.

-¿Quién dijo que esto es un trato justo?

Hikari frunció ligeramente el ceño ante aquellas palabras, no se quedó quieto ante ello y sin más jaló por el cuello de su camisa al otro chico para acercarse a su cuello y dejar plasmado una marca de beso. A diferencia de Mahiru, él no se atrevió a dejar una marca de sus dientes, por lo menos todavía no era momento para hacer tal cosa.

Mahiru enarco una ceja al notar que bajó la guardia lo suficiente como para permitir que le dejaran una marca en su cuello. Se había inclinado hacia Hikari dispuesto a seguir provocando al otro, pero en eso pudieron escuchar ruido en las afuera de la habitación. Ni siquiera se habían percatado de que ya el día comenzó, aun estando en aquella posición, dirigieron su mirada a la puerta cuando esta fue abierta, dejando ver al sirviente de Hikari.

Hikari chasqueó cuando Mahiru se separó, se arregló un poco su ropa y camino en dirección de la entrada.

-Será mejor que tengas una comida conmigo.

Mahiru hizo un gesto con su mano mientras dejaba la habitación.

Estaba consciente del hecho de que Mahiru saliera de su habitación a esas horas de la mañana solo daría pie a que la servidumbre hablara sobre lo que paso esa noche. Eso lo ayudaba a dar una excusa sobre esa noche, ambos serían su propio testigo sobre el lugar donde se encontraron a altas horas de la noche. Hikari pensó en el hecho de que tomaría ventaja sobre aquello, porque seguramente todos lo verían como una segunda víctima así como la princesa, era probable que vinieran por él sin dudar.

Lo interesante del asunto es que no se equivocó.

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.

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Hikari estaba sorprendido de lo idiota que podían llegar a ser las personas.

Pensaba sobre eso mientras veía como caían gotas de té desde su cabello, tal parecía que no se equivocó con el asunto de que sería la nueva víctima de la servidumbre. Como catalogaba como otra persona a la que Mahiru mostraba afecto, así como la princesa, todos no titubearon en llevar a cabo el mismo plan de acoso. Con solo ver el color de su cabello se imaginaban que Hikari sería otra víctima fácil de acosar, porque era bien sabido lo mal que trataban a los bendecidos por el espíritu de la oscuridad.

Las risas de las sirvientas llego a sus oídos, ni siquiera tenían decencia con lo que hacían, porque lo hicieron delante de su propio sirviente, es más, según el informe de Vitky a este también lo estaban acosando. A Louis no lo acosaban porque fue sabido que él vino por orden del líder de la familia Akari, tocarlo a él sería como declarar una guerra entre familias, muy diferente al pobre prometido y su sirviente personal.

-Vaya, vaya… Lo siento mucho, mi mano se ha resbalado.

La sirvienta soltó aquello antes de tomar un plato de dulces y sin más tirárselo encima.

-Seguro ahora tendrá una buena merienda.

Hikari estuvo en silencio en ese momento, solo llevó sus manos a su rostro, haciendo el ademan de que iba a llorar.

-Parece que va a llorar el pobre –soltó una de ellas -. ¿Qué va a hacer? ¿Llamar a su prometido? ¡Ja!

El acoso no solo se daba por parte de las sirvientas, cuando no comía con Mahiru, su comida era horrible, así que en ese abuso se incluían los cocineros, quienes le mandaban comida dañada cuando le tocaba comer solo. Por una vez agradeció haberse muerto de hambre en su vida anterior, porque eso lo ayudo a poder mantenerse bien aun si no comía durante días.

Las sirvientas se marcharon luego de haber tirado todo, lo cual gran parte terminó encima de él. Realmente que no importaba a dónde iba, parecía que las personas tenían un gusto por hacerse ver superiores con sus malas acciones. Compadecía un poco a la princesa por tener que pasar por eso con un alma tan blanda como lo era la chica, porque según la novela, la princesa tenía un alma bondadosa, siendo similar al sol de la mañana, un ser lleno de completa pureza y sinceridad.

Al momento en que se quedó solo dejó escapar un suspiro, dirigió su mirada a su sirviente quien lo miraba directamente, suponía que quería decir algo y esperaba que se lo permitiera para hacerlo. Hikari hizo un gesto con su mano para darle autoridad para expresarse.

-¿Cuánto tendremos que esperar?

Aunque el tono fue bajo, Hikari pudo notar el sentimiento de despreció que soltó al decir aquella pregunta. Estaba consciente de que su sirviente quería tomar venganza de aquel acoso.

-Espera un poco más… La paciencia tendrá sus frutos.

Llevaba prácticamente un mes en ese lugar y podía considerar su vida un infierno. Obviamente no le dijo nada a Mahiru, porque no quería que el chico interfiriera con sus planes, porque Hikari estaba consciente que al momento de decirle a su prometido lo que pasaba, este actuaría de la forma más violenta posible y lo que buscara es que la reputación de su prometido diera un giro radical. Por suerte había tenido a la princesa como la perfecta excusa para que Mahiru lo ignorara la mayoría del tiempo.

La noticia de que la princesa se había recuperado llegó a oídos de todos y para prevenir otro ataque a la princesa, esta se encontraba descansando en la habitación de Mahiru. Estaba completamente seguro que Mahiru por todos los medios iba a proteger a su hermana pequeña ahora que finalmente se recuperó de su mal estado. Hikari sabía del estado de la princesa debido a que Mahiru se lo contaba las noches que se colaba en su habitación, el chico había agarrado un gusto por colarse a su habitación, sin importar lo tarde o si Hikari ya estuviera durmiendo, entraba como si fuese su propia habitación. Debido a eso la marca de sus dientes seguía sin recuperarse.

Suspiro para levantarse de su asiento, tenía que ir a tomar un baño para limpiarse y que Mahiru no notara el desastre andante que estaba siendo. Las cartas comenzaron a barajarse y pronto se encontrarían sobre la mesa, para cuando ese momento llegara, sería cuando Hikari actuara con respecto a esas personas despreciables que formaban parte de la servidumbre. No podía incluir a todos los sirvientes, aun había algunos rescatables, los cuales le brindaban una ayuda, suponía que los que hicieron que la princesa se mantuviera con vida y no se muriera de hambre.

Aunque esos se salvaban, la mayoría se encontraban corrompidos por el poder que creían tener solo por ser respaldados por la persona que ejercía el dominio en las sombras. Aun con el tiempo que llevaba, no había logado descubrir a esa persona que estaba lanzando a Mahiru contra el precipicio. Suspiro de nuevo, no tenía mucho tiempo para tardar en descubrir a la mente maestra detrás de todo eso, además de mejorar la reputación de Mahiru, había muchas cosas anotadas en su agenda.

Llegó a su habitación y se limpió el desastre que causaron las sirvientas que se suponía tenían que asistirle en su merienda. No se preocupó por el acoso de parte de las mujeres, ya que él tendría su venganza dentro de poco. No fue sino hasta el segundo mes de su estadía, cuando su boda tuvo fecha, que Hikari entraría en acción. En realidad, no hubo mucho que comentar sobre la boda, fue una pequeña ceremonia donde solo asistieron las personas más relevantes, la poca familia que tenía Mahiru y uno que otro noble al servició del rey.

Hikari no se enojó por tener una boda tan poco apreciable, porque sabía que al final con la persona que terminaría Mahiru no sería él. Lo que buscaba con esa boda era tener el poder del consorte real lo que equivaldría al poder que tenía una emperatriz o reina. Cuando dichas tareas se le asignaron, Hikari pudo llevar a cabo su pequeña venganza a esas personas que le hicieron la vida imposible antes de la boda.

Luego de la recepción de la boda, Hikari se encontraba mirando fijamente aquel desastroso plato que se atrevieron a servirle. Podía oír como los demás se reían de su desgracia, tal parecía que su nueva posición les valía poco, aunque Hikari se encargaría de dejarle en claro quién tenía el control en aquel lugar. Sin decir nada, Hikari tomó el plato de comida y caminó fuera del comedor con dirección a la cocina. En aquel lugar no fue diferente el trato hacia él. Los cocineros se veían ofendidos de verlo ahí, aunque más que eso, pudo sentir su molestia.

-¿Qué trae aquí al joven señorito?

La risa de la mayoría se dejó oír.

-Yo he venido a preguntar el motivo de servirme este tipo de comida.

-¿El motivo? ¿Acaso no es evidente? –soltó uno de los cocineros ­-. Nosotros jamás le serviremos algo adecuado a personas como usted.

-¿Personas como yo?

-Perros falderos como tu son una molestia… ¿Por qué no va a moverle la cola a ese estúpido rey? Ah cierto, no puedes.

Hikari se mantuvo en completo silencio oyendo como los demás lo despreciaban. Dejó el plato sobre la encimera, luego se giró hacia la cocina, notando que esta se encontraba encendida. Se acercó a la cocina, tiró la olla que se encontraba en el fuego y bajo la mirada de todos metió la mano en el fuego, quemándose con este. Todos observaron la locura del más joven en silencio, no esperaban ese tipo de acciones. Hikari se giró en dirección de Vitky quien se encontraba en la puerta principal hacia la cocina.

-La historia es… Que yo vine a la cocina para poder reclamar sobre el estado deplorable de la comida y los cocineros lo único que hicieron fue amenazarme y poner mi mano al fuego.

-¿¡Qué!? ¡Nosotros no…!

Hikari uso la mano en buen estado, dirigiéndola hacia la cara del cocinero y empujándolo contra el borde de la cocina. Este se quejó de dolor y cuando todos notaron lo que posiblemente podría suceder, decidieron escapar, que triste que Vitky se encontraba en la salida, todos los que se encontraban allí iban a pagar todo lo que hicieron.

Sin siquiera dudar, Hikari lastimo a cada uno de los cocineros que sabía estuvieron ayudando a las inútiles sirvientas, rompiéndoles sus manos o quemándolas, también los golpeos con los mesones y demás cosas. Las sirvientas tampoco se quedaron atrás, Hikari tomó la comida mala y las obligó a consumirla, claro está, que los golpes que recibieron fueron semejantes a los que le dedico a los cocineros. Por supuesto que Hikari no daba ningún golpe al azar, todo lo provocaba con una segunda intención, cuando la cocina estuvo llena de personas sollozando de dolor, Hikari se giró a ver a los pocos que se encontraban ilesos.

-Lo que sucedió aquí fue que intente defender y eso trajo consigo que todo se volviera un desastre en la cocina. Ustedes me ayudaron a salir ileso de todo esto y por eso no tienen ninguna herida. Ellos son los únicos culpables.

Aunque quisieran decir algo, el shock en el que se encontraban no les permitió soltar algún sonido, solo alcanzaron a asentir con la cabeza. Hikari se agacho en el suelo, llevando sus manos a su rostro, colocándose en la posición perfecta para verse como una víctima. Vitky se acercó justo cuando la puerta fue abierta de golpe, dejando ver a Mahiru y al hombre que descubrió se trataba de su tío. Hikari sollozo desalmado.

-¿Qué es lo que paso aquí?

El que hizo la pregunta fue el tío de Mahiru, porque este se encontraba con una expresión bastante lúgubre.

» ¿¡Acaso no me escuchan!? ¿¿Qué ha pasado aquí??

-¡No! Por favor no arremeta contra ellos… -dijo Hikari en lamentos -. Ellos no han hecho nada, solo me han protegido de estas personas.

Al darse cuenta de que Hikari los estaba defendiendo, las pocas personas ilesas tuvieron que tomar una decisión en esos escasos minutos en que el silencio volvió a invadir la cocina.

-¡Señor! –dijo una de las sirvientas que en realidad no le hizo nada, solo estuvo allí por mala suerte -. El consorte real tiene razón… todos ellos… Han estado acosando al consorte real…También…

Cuando un joven cocinero notó que la chica se ponía a favor de aquella mentira, tomó su decisión. Le daba un poco de miedo, pero prefería estar de ese lado que el de aquellas persona que estuvieron acosando a inocentes.

-El cocinero, ha quemado la mano del consorte real cuando vino a quejarse del mal estado de la comida.

Las personas heridas comenzaron a despertarse, sintiendo la mirada fría no solo del rey, sino del que se supone sería su respaldo.

-¿Qué es lo que han hecho?

El hombre del bigote pregunto con severidad. El cocinero principal miró a todos lados notando lo sucedido.

-¡No! Nosotros no…

Su comentario fue interrumpido cuando Mahiru pateo con fuerza cerca de donde estaba ese hombre. El cocinero se asustó por lo que podría hacerle ese chico, sabía la clase de historial que tenía el rey de Merk.

-¡No Mahiru! –Hikari lo detuvo de golpear a ese hombre -.  No es culpa de él… Todo… Todo ha sido mi culpa.

Hikari se echó la culpa y el cocinero y demás sirvientas que estuvieron involucradas se sorprendieron de lo manipulador que podía ser aquel chico que creyeron sería una víctima fácil.

» Si tienes que castigar a alguien… ¡Tiene que ser a mí! Debí llevar mejor las cosas para que todo terminara diferente…

Para mejorar su actuación de víctima, Hikari sollozo y temblaba mientras sostenía de la ropa a Mahiru. Su ahora esposo miró directamente a su tío, con su mirada podía dejar presente todo lo que tenía para decir, su tío suspiro un poco antes de ser el que hablaba.

-No… Esto no ha sido su culpa –dijo el hombre -. Se les aplicara un castigo a todos ellos.

-¿¡Qué!? ¡Eso no…!

-¡Silencio! –dijo en tono alto el tío de Mahiru, silenciando las quejas -. Si tienen tiempo para quejarse, no debieron hacer esto en primer lugar.

Con aquellas palabras y esa mirada, todos los que se encontraban en la cocina y que estuvieron involucrados en el acoso, se dieron cuenta que su respaldo les había dado la espalda, ahora tendrían que pagar por todo lo que habían estado haciendo. Debido a lo que acababa de pasar, todos los que se encontraban de parte de aquel hombre, estaban comenzando a dudar sobre su lealtad, ya que así como entrego en bandeja de plata a la sirvienta que enveneno a la princesa, no dudo en entregar a todos esos que acosaron al consorte real. Precisamente eso es lo que quería Hikari, que todos se dieran cuenta que ese “respaldo” que tenían, simplemente se trataba de una ilusión.

Sin agregar más nada, Mahiru se retiró de la cocina junto a Hikari y su sirviente, tenían que ir rápido a que trataran su quemadura. Los sirvientes que defendieron a Hikari también aprovecharon la oportunidad de largarse antes de que pudieran involucrarlos en algo peor. En la cocina solo se quedaron aquellas personas que evidentemente acosaron a Hikari todo ese tiempo, al quedarse a solas sin la presencia de Mahiru, no dudaron en hablar.

-¡Por favor créanos! Nosotros no…

Una sirvienta trató de defenderse, buscando el apoyo de aquel hombre.

-¡Cierto! Todo es un engaño, ese mocoso…

-Silencio.

De nuevo se callaron al oír aquel tono frío de parte del hombre con bigote. Aunque trataron de buscar una manera de salvarse, se dieron cuenta que no la tenían, ese hombre los abandono al momento en que se percató que en vez de ayudarlo estaban siendo un estorbo. Pronto llegaron unos guardias al lugar, al parecer, habían sido llamados por el rey cuando se cruzaron antes.

-¡Señor! Hemos sido enviados por su majestad.

El tío de Mahiru dejó escapar un suspiro.

-Llévense a todos ellos, deben desaparecer.

-¿Serán enviados a la prisión?

-No, serán juzgados. Lo más probable es que mueran.

-Entendido.

-¡No! ¡Por favor no!

Los gritos de los perpetradores comenzaron a oírse cuando los guardias se los llevaron a las celdas donde permanecerían hasta que su sentencia fuese dictada. El tío de Mahiru suspiro con pesadez, las personas que creía le servirían de algo estaban demostrando lo equivocado que estuvo todo este tiempo, ahora tenía que buscar nuevas personas que traer al palacio para que fuesen sus ojos y oídos. No podía permitir que el control que tenía en el palacio se perdiera por la torpeza de terceros, más aun con todo lo que se esforzó por obtenerlo.

Lo que no sabía el tío de Mahiru es que en el palacio se encontraba una persona que era los ojos y oídos de alguien más. Louis miraba todo el escenario desde una distancia prudente, notando como esas personas que acosaron a su primo ahora serían sentenciados a muerte por ofender al consorte real. Aunque le hubiese divertido ver una ejecución, sabía que al final no se llevaría a cabo, ya que todo eso formaba parte del plan que estaba llevando a cabo Hikari. Su primo había planeado todo, moviendo los hilos detrás de escena sin que los demás se dieran cuenta.

Ahora es que las personas del reino de Merk se darían cuenta de lo aterrador que podía llegar a ser Hikari.

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.

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El día de la sentencia de aquellas personas que lo acosaron llegó.

Hikari como la víctima tenía que asistir a aquel teatro que se daría, le hizo sentir un poco mejor el apreciar las expresiones de abandono que tenían esas personas que disfrutaron de acosarlo. Solo se encontraban personas importantes, además de sus majestades (Mahiru y él). Todos fueron dejados sobre el suelo, con sus manos amarradas y llevando harapos de ropa, su vida de comodidades parecía lejana a ojos de los juzgados.

-Todos nos encontramos aquí reunidos para juzgar a estas personas que se atrevieron a arremeter contra el consorte real.

Uno de los nobles, suponía que el ministro, habló en tono alto para que todos lo escucharan.

» Todo el mundo sabe que es un pecado arremeter contra la familia real y eso solo se paga con la muerte.

Escuchar lo que les esperaba por haberle acosado por tanto tiempo hizo que sus miradas se perdieran aún más, pudo oír a uno que otro llorar en tono bajo. El ministro hizo un gesto para que los guardias se acercaran a las personas y comenzaran a guiarlos a la guillotina, donde verían su final. El primero fue colocando en su lugar y todos esperaron el momento en que se dejara caer aquella filosa arma, por lo menos así fue, porque antes de que sucediera, se interrumpió el momento.

-¡Alto!

Todos se detuvieron de golpe al oír aquello, llevando su vista en dirección de donde vino aquella orden. Mahiru se levantó de su asiento y soltó aquello, antes de proseguir, decidió bajar de su podio e ir a donde estaban los demás esperando el momento en que su cabeza dejaría su cuerpo.

» Ustedes han arremetido contra mi amante sin siquiera dudarlo… -inició -. Pero él me ha pedido que detenga su sentencia de muerte.

Varios murmureos se escucharon en aquel gran patio donde se estaba llevando a cabo el juicio. Todos estaban sorprendidos, sobre todo los condenados, quienes pensaron en un primer momento que el rey vendría a ejecutarlos con su propia mano.

-¡Está bien! –soltó Hikari cuando fue a donde se encontraba su esposo -. Yo… Yo sé muy bien que todos somos humanos y cometemos errores, por eso mismo… ¡Yo he tomado la decisión de perdonarlos!

Después de encontrarse en desesperación, aquel gesto fue un pequeño rayo de esperanza para esas pobres personas. Lo que ellos no sabía es que estaban dando vueltas en la palma de la mano de Hikari, sus reacciones estaban siendo las mismas que el chico se imaginó tendrían por su acto de bondad. Más falso no podría ser aquello, pero tenía que llevar a cabo bien su papel, sobre todo hacer que esas personas por voluntad propia se pusieran de su lado, así obtendría más aliados.

-¡Majestad! –saltó uno de los hombres que debía tener un alto puesto -. ¡No puede solo perdonarle la vida! Ellos…

No terminó su oración, ya que una mirada de Mahiru basto para silenciarlo.

-Entiendo perfectamente que las leyes del reino dicta que deben morir, pero… ¡No puedo aceptar eso! –dijo Hikari metido en su papel -. Si ellos tienen que morir por lo que hicieron… ¡Más que morir! Creo que ellos deberían recibir un castigo diferente… Ellos me lastimaron, así que… ¡Considero justo que sus vidas me pertenezcan!

-¿Qué demonios?

El tío de Mahiru soltaba eso por lo bajo mientras sentía que una vena en su cien estaba brotando. Aquel teatro comenzaba a enojarlo bastante, pero sabía que si hacia algún movimiento, solo podría dejar en evidencia algo que no deseaba.

-Si eso es lo que desea mi pareja –dijo Mahiru -. Entonces estoy completamente de acuerdo.

Todos se miraron por un instante, no podían ir en contra de una orden de parte de su rey, al final no les quedó de otra que aceptar esa loca idea. El tío de Mahiru se levantó de su asiento, si no se mostraba a favor de lo que ordenaba Mahiru, toda su tetra podría ser descubierta.

-Si esa es su decisión final, entonces nosotros aceptaremos con gusto.

El hombre hizo una rápida reverencia, mostrando la aceptación de dicha locura. Lo único que cruzaba la mente de ese hombre era la forma en que debía buscar para deshacerse de esas personas que no pudo eliminar con su ejecución. Si ellos se decidían hablar, seguramente todo por lo que se esforzó estaría colgado de un hilo delgado.

-Entonces… -dijo el ministro -. Esta sesión ha terminado.

Al darse cuenta que fueron salvados de la ejecución, todos sintieron un gran alivio. Debido a la gama de sentimientos que tuvieron en pocos minutos, esas personas dejaron por completo de lado lo que Hikari les había hecho antes en la cocina. Hikari había aplicado con esas personas la estrategia de la gallina de arráncales las plumas, encerrarla sin comida y ver cómo al darle comida luego de un tiempo, esta le seguirá como si fuese su salvador, aun cuando en realidad el que los condeno primero fue él.

-Espero que ahora sepan hacia donde está su lealtad.

El que dijo eso fue Mahiru, cuando los tuvo a todos delante y sin encontrarse amarrados. Todos se miraron un instante, antes de arrodillarse ahí mismo.

-Nuestra lealtad se encuentra con ustedes.

-Seremos fieles a ustedes.

Hikari tuvo que llevar una mano a su boca para disimular la sonrisa que en esos momentos tenía en sus labios. Lograr sus cometidos siempre le sacaba una sonrisa.

Lejos de donde estaban los otros, se encontraba Vitky siendo acompañado por Louis, ambos se habían mantenido al marguen de toda esa situación, ya que esa fue la orden que recibieron de parte de Hikari. Louis al notar como los otros se arrodillaron delante de Mahiru y Hikari, solo pudo reír por lo bajo, a veces le sorprendía lo idiota que podían ser las personas.

-No puedo creerlo… Están bailando en su mano.

Louis no pudo evitar soltar en tono bajo para que nadie más lo escuchara, él mejor que nadie sabía que todo había sido solo un acto de manipulación por parte de Hikari. Vitky también estaba consciente de ese hecho.

-Es mejor bailar en su mano que en la del enemigo.

Le daba un punto a su favor al comentario de Vitky.

-Esperemos que sirvan de algo –indicó Louis -. Que haya valido la pena salvarles la vida.

Vitky se encogió de hombros mientras tenía su mirada fija en aquella escena a pocos pasos de ellos. La forma en que su señor manipulo todo para que esas personas terminaran de su lado lo sorprendía un poco, pero desde hace mucho tiempo tenía presente la forma terrorífica en que Hikari podía llegar a manipular a las personas de su alrededor.

Todo estaba marchando bien a ojos de Hikari, había logrado su objetivo de obtener más personas que le sirvieran. Ahora en lo que tenía que concentrarse es en descubrir a la persona que estaba condenando a Mahiru, además de mejorar su reputación, aunque con aquello de que salvó a las personas que lo lastimaron, quizás obtendría algo de puntos con otros, esperaba que ese acto colaborara con su propósito.

El tiempo pasaba y todo parecía marchar viento en popa.

Notas finales:

¡Hikari es un personaje del cual temer! ¡Viva la manipulación! Ok, no... Jaja

Nos veremos pronto en el siguiente capítulo.


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