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¡CAMBIARÉ EL DESTINO DEL VILLANO! por ami4alice

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Notas del capitulo:

¡Hello gentecita! Los he tenido abandonados... ¡Pero animense!

La señorita inspiración llegó a mi y en esta semana he terminado esta historia.

Así que... A apatir de hoy cada dos días publicare un capitulo hasta llegar al final de esta historia.

Son un total de 20.

¡Sin más que decir! ¡A leerl! <3

Hikari no se lo podía creer.

Había estado viviendo en ese horrible lugar desde que llego y cuando finalmente se acostumbró a semejante ambiente, simplemente le cambiaron la jugada. Luego de ese día en que se encontró con su padre, no fue sino hasta que transcurrió otro año que apareció delante de él el que parecia el lacayo de su padre con una carta o más bien una orden. Ahora podía regresar a la casa principal de la familia Akari, aunque tristemente no tenía la opción de negarse a aquella carta que recibió del hombre que colaboró para traerlo al mundo.

Aunque trato de pensar una forma de negarse, ya que ir a la casa principal significaba que iba a ser vigilado todo el tiempo, no iba a poder hacer lo que quisiera. Pero había algo a favor de eso y es que al ser reconocido, iba a poder recibir una mesada, le ayudaría bastante recibir dinero fácil. Hikari paso toda una semana pensando en los motivos que llevaron a su padre a permitirle tal cosa a alguien desterrado como él. Al final el día del juicio terminó llegando y a Hikari no le quedo de otra que trasladarse a la casa principal, para su suerte, su padre le permitió el traer consigo a Vitky.

Que su padre estuviera tan complaciente con él le asustaba.

Volviendo al asunto principal, ese era el motivo por el que en ese instante se encontraba en una habitación en buen estado, decorada con adornos que seguramente valdrían mucho, con una verdadera cama y muebles esponjosos. Salía agua blanca por las tuberías y no tenía compañeros de cuarto indeseados, ya que todo se encontraba pulcro. Ver tanta belleza le hizo preguntarse si aquello era real.

-Señor, lo mejor es entrar en la habitación.

La voz de Vitky lo sacó de sus pensamientos, girándose a verlo.

-Sí.

Además de las armas y otras cosas, no traían consigo nada más, así que no fue necesario acomodar un equipaje, igual, dudaba que durara mucho tiempo en aquella lujosa habitación. Hikari pensó sobre si podría tomar algo de aquel lugar para vender. Vitky llevó las armas al armario, para guardarlas al fondo de este y que nadie las notara, pero al abrirlo, se encontró con una sorpresa.

-Aquí… Hay cosas…

Hikari se giró en dirección de Vitky, viendo que tenía razón. En ese armario había ropa y no cualquier ropa sino de lujo, camisas, chaquetas, pantalones, short, zapatos, toda clase de cosas que carecía en el otro palacio. Para que pudiera vestir algo bueno, Hikari tuvo que trabajar duro para obtener algo de dinero y comprarla, por eso la que llevaba en ese instante se trataba de ropa de segunda mano.

Observar esa ropa solo le hizo sentir asco, porque sentía como si lo estuvieran tratando como un muñeco al cual debían vestir bien. Tantos años ignorándolo y ahora le daban hasta ropa elegante, en serio que no terminaba de entender los motivos de su propio padre. La puerta sonó y Hikari miró a Vitky quien asintió con la cabeza y camino a la puerta para abrirla.

-Parece que ya se ha instalado… -dijo el hombre que siempre acompañaba a su padre -. El señor quiere comer con usted.

De verdad que no estaba comprendiendo nada de lo que sucedía, aun así, asintió con la cabeza. Luego de su gesto, el hombre se marcó y Vitky cerró la puerta, volviendo a quedarse solos en la habitación.

-Realmente… ¿Qué es lo que quiere?

-Tal vez ha reconocido tus esfuerzos.

Quiso reírse del comentario de Natyh, pero por respeto a ella no lo hizo.

-Realmente me gusta lo inocente que eres.

Natyh infló sus mejillas, antes de irse flotando fuera de la habitación. Hikari suspiro, viendo en dirección de Vitky que se encontraba parado como una estatua. Hizo un gesto con su mano antes de volver a hablar.

» Prepárame para la comida con mi padre.

Al terminar de decir la orden, Vitky se movió para comenzar a preparar todo para que su señor estuviera listo. No les llevó mucho tiempo el prepararse, aunque Hikari tenía que decir que se sentía como algo que no era al andar con esas ropas. Tal vez se asemejaba a un bonito regalo.

Con toda la incomodidad del mundo fue a aquel gran comedor, donde además de una inmensa mesa, solo se hallaba su padre sentado. Ese lugar era igual de brillante que su ahora habitación. El hombre se encontraba allí sentado completamente quieto, por lo menos hasta que él hizo acto de presencia, en ese momento los sirvientes comenzaron a moverse para servir la comida. Vitky movió su silla y se quedó parado detrás de este a unos pasos de distancia.

-Ja –rió su padre -. Te vez estúpido.

¿Realmente le decía eso a su propio hijo?

Hikari decidió concentrarse en comer.

Al hombre mayor le sorprendió el hecho de que su hijo tuviera modales en la mesa, aun cuando nunca antes recibió una educación. Tal parecía que mientras más lo trataba, más sorpresas se encontraba y lo más curioso de ello es que no parecía aburrirse de ellas. A pesar de que le sirvieron la comida, su padre no consumió nada, solo se quedó allí con sus codos en la mesa, sus manos unidas y mirándolo con esos ojos fríos como el hielo.

-¿Acaso no va a consumir nada?

No pudo evitar preguntar por simple decencia.

-¿No has considerado la posibilidad de que la comida este envenenada?

Su padre le contesto con una pregunta. Hikari detuvo su acción de comer y concentró toda su atención en el otro hombre.

-No sería la primera vez que consumiera veneno.

El mayor dejó escapar otra risa y se movió para comenzar a consumir la comida que dejaban los sirvientes en su plato. Hikari se sintió un poco aliviado de que lo hiciera, era incomodo ser el único comiendo. En realidad si había pensado en la posibilidad de que estuviera envenenada la comida, pero él se preparó para ese tipo de situación. En el bosque prohibido también había hierbas venenosas.

La comida se vio interrumpida cuando la puerta se abrió de un solo golpe.

Una mujer de cabello rubio con toques plateados entraba al comedor. Ni siquiera dirigió su atención a él, se fue corriendo hacia su padre, cuando estuvo cerca del hombre se arrodillo en el suelo, en su rostro se veía la desesperación palpable.

-¡Hermano! ¡Por favor convence a padre de que no lo haga!

Su voz sonaba desesperada.

Su cara era un desastre, su ropa estaba arruinada, aun así, ella estaba ahí arrodillada pidiendo, suplicando para que la rescataran. Hikari solo observó en silencio lo que estaba sucediendo. Su padre dejó sobre la mesa los cubiertos, mirando a la chica que acaba de llegar con el ceño fruncido. Separó un poco la silla de la mesa para quedar de frente con la chica, cuando lo hizo, el hombre no dudo en patear a la pobre mujer.

-Lárgate.

Hasta Hikari pudo sentir el despreció en su voz.

-¡No! –gritó la chica luego de quejarse por el golpe -. Haré lo que sea… ¡Por favor!

La chica se veía patética, tratando de aferrarse a alguien que no la iba a tomar en cuenta. La chica se arrastró en el suelo para abrazarse a la pierna del hombre mayor.

» ¡No quiero casarme con ese hombre! Por favor… Haré lo que sea…Lo que mi hermano me pida… Por favor…

Seguía suplicando desesperada, su padre lo único que hizo fue tomarla del cabello y apartarla de su pierna, aun con lo mal que fue tratada, la chica volvió a aferrarse a la pierna del hombre.

» ¡¡TE LO SUPLICO!! ¡Haré lo que sea! ¡HARÉ LO QUE MI HERMANO QUIERA!

Hikari pudo notar como en la desesperación la mujer había soltado un par de lágrimas. El escenario que estaba presenciando le parecía patético.

-¡Señorita!

Unos sirvientes hacían acto de presencia.

-¡NO! –gritó la chica -. ¡Lárguense!

-Señorita… Tenemos que prepararla.

La chica se aferró a su padre inútilmente, puesto que los sirvientes lograron soltarla mientras la obligaban a irse. La pobre se aferraba a lo que podía para impedir que los sirvientes se la llevaran, gritando desesperada en cada momento que podía.

-¡No! ¡No quiero! ¡HERMANO!

Hikari notó como su padre se levantó de su asiento, lo que provocó que se detuviera el forcejeo. La chica sintió una leve esperanza al ver a su hermano caminar hacia ella, que triste que estas murieron al poco tiempo. Su padre al estar frente a la joven la miró de aquella misma forma que miraba a todos los demás, con asco y decepción.

-Eres basura.

Fue lo que dijo su padre luego de tocar su mejilla con uno de sus dedos.

La chica entró en colapso y dejó de resistirse al hecho de que se la llevaran los sirvientes. El comedor volvió a estar en silencio y su padre regreso a su asiento, aunque dejó de prestarle atención a la comida, puesto que dirigió su mirada a él.

-No tiene nada que ver conmigo.

Fue lo que dijo al momento en que decidió retomar su tarea de comer.

Como si su padre hubiese hecho una pregunta, Hikari la contestó y solo obtuvo una disimulada risa de parte de su padre. Lo que pasara con aquella chica no tenía nada que ver con él, así que no había razones para entrometerse en lo que estaba sucediendo. La comida siguió su curso como si lo sucedido antes no hubiese ocurrido jamás. Cuando terminó se levantó de su asiento y se marchó del comedor sin agregar alguna palabra, su padre tampoco lo detuvo de irse.

Caminó por los pasillos de aquel gran lugar, decidiendo volver a su habitación. Justo cuando estuvo en la parte de arriba de las escaleras, pudo oír unas voces, a lo que se detuvo y miró en aquella dirección. Allá abajo se encontraba la misma chica de antes, vestida de forma elegante y hermosa, cerca de ella estaban dos hombres conversando. La chica se veía completamente sin vida en ese instante mientras estaba parada.

-Estoy feliz de poder llegar a un acuerdo con usted –dijo uno de los dos hombres -. Ella es tan hermosa que no pude resistirme.

El hombre llevó una mano a la chica y tocó indecentemente a esta, pero ni eso cambio su expresión vacía.

-Por supuesto que si –dijo el otro hombre -. Todas las mujeres de esta familia son hermosas. Ella… Naul sobretodo tiene buenos genes.

-Eso puedo verlo.

El sujeto que había tocado antes a Naul, se encontraba levantando su falsa y abriendo su camisa sin importarle que se encontraba en plena recepción de la casa. El hombre que mencionó el nombre de la chica ni se inmutó ante lo que estaba viendo, parecía como si estuviera acostumbrado a aquel escenario.

-Espero lo disfrute –dijo para mirar a Naul -. Naul, espero que disfrutes tu vida de casada.

Como si estuviera dejando ir a su amada hija, el hombre toco su mejilla y pegó sus frentes. Luego de eso se separó y el otro hombre se marchó con la chica. Hikari podía darse cuenta sin necesidad de que se lo dijeran que aquella chica que estaba dejando la casa seguramente estaría en sus dieciséis años. Dejó de ver aquel escenario nauseabundo y continuó su camino a la habitación.

Al estar dentro de su cuarto, aflojo el moño que llevaba y se sentó en el sofá, llevando su cabeza hacia atrás y mirando un momento el techo. No fue sino minutos después, que sintió que Vitky parecía querer decir algo que desvió su mirada del techo para ver al chico.

-Parece que quieres preguntar algo.

Vitky dirigió su mirada a la puerta que se encontraba cerrada, con ese gesto Hikari comprendió lo que quería saber.

»A diferencia de tu familia… -inició -. Aquí le llaman matrimonio a la venta de tu propia familia.

Pudo notar como Vitky se estremeció al oír aquellas palabras.

Entendía perfectamente el sentimiento que seguramente estaba teniendo Vitky en ese preciso momento, pero no podían hacer nada. La red de venta de personas de la familia Akari era aterradora. En esa familia los hijos no eran simples hijos, no, ellos eran objetos que podían usarse a su antojo, una gran e increíble aberración, pero el asunto no quedaba hasta ahí. Hikari lo sabía, la clase de atrocidades que verdaderamente hacia la familia Akari. El vender a sus hijas no estaba siendo lo único que llevaban a cabo.

Si su memoria no le fallaba, la familia estaba siendo controlada por su abuelo en las sombras, aunque el que tenía actualmente el título de la familia era su padre. En la actualidad la familia Akari contaba con su abuelo, su padre, la esposa de su padre, además de cuatro mujeres y cinco varones (incluyéndolo). Harusaku era su hermano y ambos tenían una hermana menor, Ross. Su padre contaba con tres hermanas (incluyendo la que se acaba de marchar), las cuales una tenía veintisiete años, la otra tenía treinta y cinco. La primera tenía un hijo de diez años, Nick. La segunda dos hijos de la misma edad que Nick, Clayver y Jullyan.

También estaban los hermanos de su padre, los cuales este había matado hace un par de años. Estaba la esposa de uno de sus hermanos, quien tuvo un hijo con su abuelo, Louis, de su misma edad. Aunque Louis no fue el único que presentaba semejante situación, Harusaku, en realidad era hijo de su abuelo. Así de aborrecible era la situación de la familia Akari. La madre de Hikari cometió suicidio luego de que naciera, debido a que no deseaba tener que cumplir con la “tradición”, ella prefería la muerte a tener que dar a luz al hijo de su suegro.

Hikari recordaba que todo aquello solo lo llegaron a revelar en la segunda versión, donde se revelo el verdadero origen de Harusaku. Aun podía sentir la horrible sensación que le causo cuando leyó todo eso, porque la autora fue tan cruda que no dudo en describir la forma que se dio todo. La familia Akari en realidad nunca fue tan linda como lo describían en la primera versión de la novela, ciertamente la autora saco todo el odio que sentía en su segunda versión, destruyendo por completo la imagen de Harusaku.

Suspiro un poco, preguntándose en qué momento tendría que enfrentarse a ese hombre, porque si pensaba que su padre era aterrador es porque aún no había visto al verdadero origen de la maldad. Solo esperaba de todo corazón, no llegar a cruzarse con ese ser despreciable. La razón por la que Harusaku se convirtió en un desagrable ser se debió a ese hombre que lo tomó bajo su tutela.

El que se encargó de la crianza de Harusaku fue su abuelo.

.

.

.

Por suerte para él, ese palacio no hacía mucha diferencia del anterior.

Aunque había más sirvientes, estos evitaban mostrarse por demasiado tiempo, poco después descubrió que hacían eso debido a que a su abuelo no le gustaba ver a los sirvientes trabajar, si llegaba a verlos, terminaba golpeándolos y encerrándolos como castigo. Así que el palacio estaba tan solo como el otro donde estaba, ahora entendía un poco el motivo de que aquel otro lugar siempre estuviera sucio.

Llevaba ahí en ese lugar un mes y desde que vio a su padre el primer día, dejó de verlo, hasta el momento no había visto su cara, tampoco se encontró con nadie más. Agradeció enormemente que cada persona se encontrara en su propio asunto sin meterse en el de los demás, aunque encontrarse así le limitaba a hacer lo que siempre hacia, pero eso no es lo que más le molestaba, sino que su padre se tomó el atrevimiento de buscar a alguien para que le enseñara.

Ahora tenía un profesor que le enseñaba diferentes cátedras, además de etiqueta. Las clases le parecían aburridas y consideraba que no iba a necesitar nada de eso, por lo menos así pensaba hasta que en una conversación con Vitky, este le hizo ver que tener ese conocimiento le ayudaría en el futuro a formular mejores planes. No había mejor cosa que saber la debilidad de los demás, así que tenía que conocerla primero y para eso tenía que saber cómo funcionaban las cosas. Vitky en serio había llegado a memorizarse las cosas que le gustaban y desagradaban.

Hikari decidió que lo mejor es que no saliera mucho de la habitación, así que además de aquel despacho donde veía clases, no iba a ningún otro lado del palacio, tampoco es como si estuviera interesado. Tenía que hallar una excusa para poder irse de allí pronto, ya no soportaba la asfixia que le producía encontrarse ahí. Nunca se sintió de esa forma, ni siquiera en aquel departamento que compartió con su padre en su vida anterior.

Suspiro, últimamente había estado suspirando demasiado.

-¿Se encuentra bien? –pregunto Vitky -. Si desea puedo traerle lo que necesite.

Hikari volvió a suspirar, negando con la cabeza.

Gracias al profesor que le dejó su padre antes de irse a quién sabe dónde, ni siquiera tenía oportunidad de hablar con Natyh, esperaba que el pequeño espíritu no se sintiera sola por algo como aquello, aunque últimamente no la veía tan seguido como antes. ¿Qué hacia Natyh cuando no se encontraba a su lado? Fue algo que repentinamente se preguntó.

-Salgamos un rato.

Luego de levantarse del sofá, Hikari se giró a Vitky para decirle aquello, comenzando a caminar a la puerta al cabo de decir eso.

Vitky se le adelantó para abrir la puerta y dejar que su señor pasara primero. Caminaron por aquellos vacíos pasillos un largo rato, Hikari se había decidido por tratar de ver a dónde se había ido Natyh. Tal vez conversando con la chica se le pasaría un poco aquel mal sentimiento que lo estaba invadiendo, lo peor que podía sentir era la incertidumbre de lo que podría pasar, le recordaba a ese tiempo donde esperaba tontamente a que su padre volviera a aparecer en aquel departamento y le desagrada recordar que se sintió así, con una esperanza inútil.

Caminó por varios lugares, pero su caminata se vio interrumpida al momento en que algo lo golpeó en la cabeza, lo suficientemente fuerte como para tirarlo al piso, pero no desmayarlo. Debido a que fue un objeto que vino de la distancia, Vitky no logró darse cuenta a tiempo de este hasta que dio con la cabeza de Hikari. Al encontrarse aturdido en el suelo, pudo observar como alguien estaba parado enfrente, por el tamaño de los zapatos, sabía que no se trataba de su padre.

-Tal parece que me he encontrado una rata.

Al elevar la mirada, no le sorprendió ver a Harusaku. Hikari se había estado preguntando el momento en que se encontraría con su hermano.

De forma tranquila, cuando dejó de oír un pitido en su oído por el golpe, se incorporó. Tal vez debió actuar más afectado, porque su actitud tranquila provoco el enojo del otro chico. Iba a golpearlo, pero Hikari no era ningún niño débil, así que sostuvo la mano ajena a tiempo.

-Y yo un animal salvaje y estúpido.

Harusaku se soltó bruscamente de un manotazo cuando escuchó aquellas palabras de parte de Hikari. Aunque ambos eran hermanos, Hikari sabía que una relación normal de hermanos jamás se podría llevar a cabo, porque a esas alturas, donde ya tenían catorce años el mal estaba hecho. A esas alturas, Harusaku no tenía salvación, a diferencia de Mahiru, este intencionalmente decidió convertirse en ese ser atroz que era, igual que su abuelo.

-Deberías volver al lugar donde perteneces.

-Al igual que tú.

Hikari no se quedaba atrás con la provocación, no dejaría que ese chico lo derrotara. Harusaku iban a decir algo más en su enojo, pero pronto ambos se tensaron de golpe al oír el golpe de un bastón.

Cuando Hikari se giró en dirección de dónde provino el sonido, pudo ver a aquel horrible hombre, peor que su propio padre. Lo único que había hecho fue golpear la punta de su bastón contra el suelo y el ambiente se había vuelto pesado, no solo eso, la misma sensación que experimento con su padre, la estaba repitiendo allí. Con solo estar ahí parado mirándolos directamente causaba miedo.

-Quiero saber… ¿Quién te ha dado el permiso de estar merodeando por aquí?

Sabía que la pregunta iba dirigida a él, aun así, el miedo le llevó a no poder contestar.

-¡Abuelo! Yo le estaba dando una lección también, pero él se cree con el derecho de reclamarme.

De inmediato fue de chismoso con su abuelo, aunque Hikari sabía que sin necesidad de que hiciera eso, su abuelo lo iba a despreciar como en ese momento lo estaba haciendo. El hombre camino a paso lento hasta donde ellos se encontraban, tenerlo cerca causo mucho más miedo del que provoco cuando estaba lejos. Esa mirada fría, peor que la de su padre lo estaba matando, pero tensó sus hombros cuando notó que desvió la mirada a Vitky.

-Una rata trayendo más ratas.

El hombre mayor chaqueo con asco e ira.

» Lárguense.

Dio el primer aviso para que se marcharan de su vista.

Mientras Hikari se debatía en lo que haría, no llegó a notar que Vitky le dedico una mala mirada a su abuelo. Eso causo que el hombre perdiera la poca paciencia que estaba teniendo, ese hombre si conocía la palabra compasión, pero la usaba para destruir a la otra parte. Hikari se dio cuenta fue al momento en que su abuelo se preparó para asentar un golpe y cuando se percató a quien iba dirigido, no dudo en actuar.

Al final el que recibió el golpe fue Hikari, quien protegió a Vitky de ser agredido por su abuelo. Realmente que deseaba que dejaran de golpearlo en la cabeza, pero ya no venía al caso pensar así, más aun cuando algo de sangre comenzó a correr. De inmediato Vitky fue a auxiliarlo ya que estaba sangrando, eso también causo que estuviera aturdido, del lado que recibió el golpe podía escuchar un pitido agudo que le impedía pensar con claridad.

» Tal parece que necesitan ser reeducados.

Al parecer, el bastón no era simplemente eso, porque su abuelo lo sostuvo con dos manos y saco de este una espada. Los castigos para ese hombre eran dejar marcas permanentes en la otra parte, tanto físicas como mentales. Hikari recordaba la mención de un cuarto oscuro donde los encerraba por días si no lo obedecían. Estar encerrado en un cuarto sin un poco de luz volvería loco a cualquier persona.

La verdad es que Hikari no se sentía en su mejor momento para reaccionar a lo que estaba sucediendo y sabía que Vitky no iba a ganar si se enfrentaba a su abuelo, así que lo único que alcanzó a hacer fue tomar la mano ajena y sostenerla con fuerza, como si con ese gesto le estuviera dando una orden. Al momento en que se giró en dirección de su abuelo, pudo ver como este no dudó en llevar su delgada espada hacia ellos.

Hikari honestamente esperaba recibir el corte de aquella espada, pero no llego a hacerlo. Repentinamente una espada se atravesó, impidiendo que la otra espada llegara a su objetivo. De la nada su padre hacia acto de presencia y detenía la acción de su abuelo. ¿En qué momento se colocó detrás de él para detener el ataque de su abuelo? No lo sabía y la impresión del acto mismo le impedía pensar bien.

-Padre… -pudo oírle decir a su padre -. Por favor no toque lo que es de otros.

-¿Desde cuándo tienes algo que te interesa?

No era para nada un secreto el desinterés por todo de parte de su padre.

Hikari dirigió su mirada a su padre un momento, pero la desvió cuando sintió otra mirada penetrante, notando que se trataba de Harusaku, quien lo miraba con odio y despreció. Al parecer a diferencia de él, Harusaku anhelaba la atención de su padre.

-Eso… No es su asunto.

Pudo verlo, la expresión de enojo y desconcierto al oír las palabras de su hijo. Todo el mundo sabía que su padre no era más que una marioneta de su abuelo, que hacía todo lo que le ordenara. Entonces… ¿Por qué estaba allí protegiéndolo a él?

-Será mejor que te prepares.

La mirada severa que le dedico su abuelo a su padre fue aterradora.

No agrego más nada y guardo su espada de nuevo, al cabo de hacerlo, se giró comenzando a caminar lejos de ese lugar. Harusaku le dedico una mirada a su padre sin moverse de su lugar, por lo menos al principio, algo dentro de él le hizo tener una pequeña esperanza, dio un paso hacia ellos.

-Pa…

No llegó a terminar su oración cuando pudo observar la mirada que le dedicaba su propio padre. Esa misma mirada que le dedicaba a todo aquello por lo que perdía interés, como si su vida valiera poco. Harusaku retrocedió, antes de sentir como el enojo comenzaba a tomar fuerza en su interior. Tristemente decidió dirigir todos esos malos sentimientos a la persona equivocada. Hikari pudo apreciar el momento en que su propio hermano lo miraba con todo el odio del mundo y en realidad no sintió nada debido a ello, ya estaba acostumbrado a esa clase de miradas.

Sin agregar más nada Harusaku se marchó por el mismo camino que su abuelo. Al poco tiempo pudo ver como su padre se levantaba y guardaba su espada.

-Si mueres… -dijo su padre -. Te traeré de vuelta y volveré a matarte.

Realmente que jamás llegaría a entender a las personas de esa familia.

Su padre definitivamente estaba demente, lo protegió y luego le soltaba semejante cosa. Luego de decir lo que quiso su padre se fue caminando en la misma dirección que los otros, suponía que iria a recibir el castigo que le dieran. Hikari se quedó en el suelo arrodillado, teniendo sus manos en el piso para sostenerse. La sangre aun corría un poco, pero todo lo sucedido lo llevó a olvidar ese detalle.

Se sentía horrible en ese momento, porque sentía que estaba bailando el vals que tocaban los demás. No comprendía lo que esperaba su padre de él, tampoco lo que podría suceder en el futuro con respecto a su abuelo y Harusaku, ambos demostraron su evidente despreció hacia su persona. Lo único que pudo pensar en ese momento fue en que quería largarse de ese lugar, pero sentía que si hacia un movimiento en falso, su padre lo perseguiría para cortarle la cabeza. ¿Acaso podía escapar?

-Gracias…

Escuchó la voz de Vitky y se giró en su dirección, pero su cabeza no daba más. Luego de oír aquellas palabras, se dejó enamorar por el mundo de la inconsciencia, terminando finalmente por desmayarse.

Había llegado a su límite. A su delgado y fino límite.

No quería pensar en lo que iba a suceder por los momentos, solo deseaba descansar, tal vez dormir para el resto de su vida, pero en eso pensaba en Vitky, quien no tenía a nadie más que él, también estaba Natyh y su objetivo de salvar a Mahiru. El infierno que tenía que llamar vida lo estaba rompiendo mucho más de lo que ya se encontraba.

Esperaba desde el fondo de su corazón, sobrevivir en esta ocasión.

Notas finales:

Eso ha sido todo por hoy, nos vemos dentro de dos días <3

¡No olviden dejar su comentario! :*


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