Una habitación con la iluminación cálida, aquella atmósfera rodeada de cierto humo de cigarro, un olor que disfraza la evidencia del vicio y los juegos de azar.
En este lugar una cama perfectamente tendida, con sábanas de color azules, con bordados rojos, algunos cojines tanto en ese lecho, como en el suelo sobre esa alfombra rojiza, que esta bastante limpia, comparado con lo que cada noche allí se hace.
No ahí ventanas, la puerta es el único medio de escape, después de cumplir lo que se hace en esa privacidad…
El aire fresco que yace en este cuarto, es por medio de la ventilación, para que aquellos que pagan por estar allí disfruten de los servicios de quienes trabajan en ello.
Un peli azul de melena larga, algo alborotada, que le da un toque muy elegante, impecable de pies a cabeza, la camisa blanca debajo una cortaba azul metálico, su saco negro perfectamente abrochado y acomodado, sus pantalones de la misma tonalidad, como los zapatos sumamente pulcros.
Todo en ese hombre es elegancia, riqueza, la apariencia de lo que representa, pues cualquier cliente que pueda pagar por una hora para tener a una de las mejores bellezas del lugar.
Sin duda debe estar forrado de dinero.
Sabía que para tener un momento con esa persona, debía solicitarla con antelación, pero… No existe nada que el dinero no pueda hacer, eso lo sabe muy bien.
Llegó a ese club de mala muerte, aunque sus instalaciones son de primera, y quienes trabajan allí de forma normal, sin ofrecer servicios especiales, se ven tan elegantes y sofisticados… Que sin duda los clientes del recinto se pueden satisfacer con solo verlos, pero si desean liberar sus más bajos instintos, pueden pedir…
“La carta especial”
En donde pueden seleccionar de un catálogo a quienes deseen tener por una muy buena suma de dinero.
Este hombre no dudo ni un segundo en solicitar ese servicio y sin siquiera buscarlo, solo debió pronunciar el nombre de quien quería.
Y el mesero que lo atendía, le indico donde debía ir y esperar por esa persona.
Su rostro estando tan tenso, se nota su incomodidad por medio de la postura y movimientos rápidos de su pierna… Con el de alzar los dedos y dejarlos caer sobre la cama en repetidas ocasiones.
Se puede denotar como algo de desesperación lo consume, pero… Eso no le importa mucho ahora.
Espero mucho tiempo para volver a verlo.
Sí, conocía perfectamente a la persona que vendría a servirlo de forma sexual.
No podía creer que de verdad eso le estuviera pasando…
Necesita confirmarlo, necesita verlo con sus propios ojos Viridian, para asegurarse que si sea él.
Aunque todo lo que investigó, le indica que si.
La puerta de esa habitación del “Amor” se abre, dejando ver una imagen digna de un museo, en donde debería resguardarse para que nadie fuera capaz de tocar.
Un joven hombre, tan hermoso como las rosas que adornan su cabello, no… Mucho más que ellas.
Sus cabellos celestes, algo ondulados, y que le llegaban por debajo de los hombros, los ojos de la misma tonalidad, su piel blanca, y ligeramente rojiza de las mejillas, un color de labios rosa suave, que le da un toque elegante, su característico lunar que yace debajo del ojo izquierdo.
Sus ropas, un vestido femenino de lentejuelas plateadas, que es sostenido y a la vez envuelve ese cuello con la tela, dejando los hombros y la espalda desnudos, pegado al cuerpo, dejando ver una silueta tan sexy, la abertura inferior tan arriba, que demuestra más de lo que debía…
Llegando hasta la cintura, se nota que esa persona no lleva nada debajo de esa prenda, sus piernas contorneadas, suaves, esos zapatos de color negro con tacones, que lo estilizan aún más.
Simplemente es una hermosura andante, preparado para que aquel que pague por sus atenciones, lo tome…
Sabe su lugar, que solo los más adinerados hombres y mujeres Alfas pueden tomarlo, si es su deseo…
Y si pagan la cantidad exacta, no le interesa mucho quienes sean, solo que no deben lastimarlo, es la regla que tienen todos que acatar.
Sonríe al ver a ese hombre sentado esperando, sus pasos son un contoneo marcado de las buenas caderas de ese Omega que demuestra ser tan atractivo y sabe hacer muy bien su trabajo.
-Hola, guapo. Tienes un buen gusto por escogerme- Alza sus brazos para pasar sus manos por sus finos cabellos, sin importar que las rosas que había colocado en esté se muevan o caigan… Es un encanto distintivo para seducir a cualquiera.
Los Viridian ojos se queda impactados, no pudiendo creer que de verdad este contemplando a ese Omega, a quien buscaba… O a la persona que prefería no haber encontrado en este lugar de mala muerte…
No sabía que decir, o hacer… Sus ojos se clavan en esa grácil figura que le regala lascivas miradas, se acerca peligrosamente a él.
Siente que debe decir algo o hacer algo… Pero antes de poder reaccionar…
Aquel Omega, de preciosa figura y rostro tallado por los mismos Dioses se sienta en su regazo, abierto de piernas, de frente, para que sus miembros se froten… Pues este peli celeste notó el duro pene de su comprador por una noche, y como su experiencia le dicta, debe complacerlo de inmediato… Total la hora se debe cumplir y quiere acabar con esto lo antes posible.
-¿No me dices lo hermoso que soy?- Hace un chasquido con su lengua de molestia fingida -Eres muy malo… Me compras por un rato y en vez de halagarme, te quedas helado- Una risita se apodera de esos labios que llevan un colorete rosa, que sin duda jugará con ese poder -¿Acaso eres virgen?-
Una pregunta en tono de burla, pues no había visto a un hombre tan guapo y varonil antes que no se le lanzará encima y lo cogiera en el suelo… En diferentes posiciones.
Es la primera vez que alguien no le hacía hacia sentir como pedazo de carne y le parece tan adorable.
-No te preocupes… Tu linda rosa que has comprado, tomará tu virginidad…- Levanta el vestido para dejar ver que su pequeño pene se ha endurecido y gotea un poco, muestra a la vez que tiene un delicado adorno que pose una rosa roja en la cabeza, y ya bastante humedecida se encuentra esa tela -¿Quieres que te monte y me pondrás en cuatro?- Sin duda habla de esta forma algo vulgar, por la experiencia que tiene, y en sí, con él no hace falta que sean dulces o amables… Solo no golpes, ni marcas se dejen en zonas visibles, y mucho menos mordidas, por eso siempre procura que sus trajes a usar lleven tela alrededor del cuello para ocultar el collar que tiene que poseer para su propio bien.
De inmediato que el Alfa ve ese pene Omega su cuerpo se tensa, y sus Viridian ojos se impresionan, tragando saliva, con la respiración agitada, no puede soportar más…
Sujeta con fuerza esos delgados brazos, como si de esta forma impidiera que ambos hagan algo de lo que se pueden arrepentir.
Baja su mirada gracias a la vergüenza que le da esa imagen, pero la eleva de golpe al escuchar las burlas del otro.
-Oh, ¿Quieres tener el control, señor virgen?-
-Afrodita… ¿Qué haces aquí?- Su voz ronca se hace presente… Su cuerpo se ha calentado tanto, pero se controla de forma inmediata para no hacer una tontería.
Ese hombre no iba con el plan de hacer algo más allá que una investigación propia, en donde se daría cuenta de la verdad que se negaba a creer.
El terrible impacto que se lleva el peli celeste Omega, al escuchar ese nombre, su nombre… Al que había renunciado antes, para que nadie supiera su origen…
El color de su piel se fue para dar paso a uno pálido, y con los ojos bien abiertos posado en los Viridian que aprecian de forma súbita y desgarradora
La respiración agitada, su pecho subiendo y bajando, con un temblor que se presenta, sin embargo una mueca de enfado se hace presente.
-¿Cómo… Cómo… Me llamaste?- No sabe que decir ahora… Su rostro no debía demostrar más sorpresa… Pero es claro que lo esto lo ha perturbado tanto.
-Soy Saga… Saga Géminista…- No le importa revelar su nombre a quien está delante, pues es sumamente importante este Omega, que no duda en contemplar plenamente y sintiendo terribles punzadas en su corazón por encontrarlo en esta situación tan crítica.
Los celestes ojos, no dan crédito a lo que contemplan…
¿Por qué tenía que ser él?
¿Por qué debía llegar alguien que supiera su pasado?
Que conozca su verdadero nombre, simplemente es algo que este Omega no puede aceptar.
Frunce el ceño, mostrando una sonrisa que puede congelar a cualquiera, si que sabe tener un enorme poder cuando lo requiere, pero sólo queda duramente el sexo.
Su vestido sigue dejando ver su anatomía, pero no le importa ahora, debe seguir como si nada.
Se inclina hacia el otro, pues sus brazos han sido atrapados, lo mira desafiante, con un destello de lujuria.
-Ya veo, quieres que juguemos…- Una risita algo nerviosa para disfrazar su asombro -Seré en ese caso, “Afrodita”, ¿Algún conocido tuyo?- Solo se burla de aquellas palabras, haciendo comillas en el aire, el nombre que le ha dedicado lo toma como un papel al cual interpretar.
¿A quien puede engañar?
Aquel Alfa al verlo plenamente, con esa sonrisa burlesca, esos ojos con el destello de la lujuria, la cual solo oculta la sorpresa y tristeza que trata de negar.
Pero, este peli azul no es ningún idiota, no es un tonto.
Posee una buena fortuna, su familia tiene empresas, dominios en varias partes del mundo, bienes raíces, de todo lo que cualquiera pudiera soñar, el dinero, la investigación, las apariencias no son absolutamente nada para este hombre, que siente su sangre hervir.
¿En esto han transformado a la persona que había estado buscando?
Con un movimiento rápido…
Sus manos que sujetan esos delicados brazos, solo hacen la fuerza necesaria para alejarlo un poco y girarse, provocando que ese cuerpo Omega caiga sin remedio contra la mullida cama.
Haciendo un ligero rebote, colocándose el de traje negro sobre este peli celeste.
Sorprendiendo al principio al joven hombre de vestido platinado, sus cabellos se esparcen sobre ese lecho, sus manos tomadas por las muñecas, contra aquellas sábanas, su cuerpo entero inmóvil…
Y el Alfa sobre él, no deja caer su peso, pues se sostiene mediante el agarre de las muñecas ajenas y las rodillas flexionadas, la derecha en medio de esas tersas y blancas piernas… Admirando fijamente a ese Omega que no puede creer volverlo a ver y más en estas circunstancia.
-¿Te gusta el juego rudo?- Alza una ceja, sintiendo a su corazón acelerado, pero manteniendo su papel de Omega de compañía.
No es capaz de ver los ojos Viridian ahora… Pues su mente lo ha reconocido como su corazón, pero… Ya es tarde para que hablen y puedan hace algo al respecto.
-Afrodita, deja de jugar… ¡¡¡DE UNA MALDITA VEZ!!!- No usa su voz Alfa, pero si un tono muy potente y feroz, sus ojos brillan con una intensa furia y odio, de solo pensar en que alguien obligará al peli celeste a hacer este tipo de cosas -¡¡¡¿QUÉ DEMONIOS HACES AQUÍ?!!!- No lo duda más, su cuerpo tenso aunque la calentura en su ser no se ha bajado en lo más mínimo, su mente no piensa en complacerse con este Omega, si no en buscar explicaciones de una buena vez.
El rostro del peli celeste se ensombrece un poco… Su mirada es desviada, mientras muerde su labio inferior en señal de una genuina desesperación…
-¿Para… Que quieres saberlo…?- Su tono es altanero aunque voz se este quebrando, no dejará que ninguna sola lagrima caiga.
-¡¡¡¿PARA QUE?!!! ¡¡¡¿PREGUNTAS PARA QUE QUIERO SABERLO?!!!- Esta desesperado, enojado y harto de este juego, en donde todas las pistas que tenía, siempre lo conducían a un callejón sin salida, pero ahora al tenerlo aquí, no lo dejara ir, así como así -Afrodita Piscen, ese es tu verdadero nombre… Tú y toda tu familia están declarados como muertos? ¡¡¡¿CÓMO DEMONIOS ES QUE ESTAS AQUÍ?!!!- Su mente intenta comprender lo que sucede, no pierde la cabeza solamente por que puede ver como ese cuerpo tiembla y lo que menos desea es hacerle daños, asustarlo o herirlo.
Puede que ese joven hombre sea solo un Omega, que su cuerpo sea más delgado y frágil a comparación con un Alfa o Beta, que sus rasgos sean mucho mas delicados, pero no por eso se ha dejado pisotear siempre por los demás, al menos que él así lo decida…
Sus ojos celestes toman el valor para ver a la cara al peli azul, aunque sus lágrimas caigan como perlas de sal y sus dientes se muestren como una feroz amenaza... No intenta zafarse del agarre, pero si desprende en su rostro desprecio y un profundo rencor.
-Eso no le incumbe a nadie- Habla firme, aunque su rostro esté inundando en lágrimas.
-¡¡¡¿CÓMO QUE NO ME INCUMBE?!!! ¡¡¡AFRODITA NOSOTROS SOMOS AMIGOS!!! ¡¡¡¿CÓMO ME PIDES QUE IGNORE ALGO ASÍ?!!!- Sus manos hacen fuerza en las delicadas mulecas del Omega no para herirlo, pero es difícil contenerse.
-¡¡¡SI NO PIENSAS COGERME DE UNA MALDITA VEZ, LÁRGATE Y DEJA QUE OTRO CLIENTE ME USE!!! – No le importa decir esas palabras, la vergüenza la perdió hace tanto, pero el dolor que aún yace en su corazón sigue latente, pero le da fuerzas para buscar formas de vengarse y odiar…
Aunque este hombre no tenga nada que ver con aquello.
Esas palabras del peli celeste le han caído como agua helada al Alfa, que se siente furioso por pensar en ello.
El hecho de que este pensando que acostarse con cualquiera, no sea la gran cosa…
¿Cómo es que en esto se ha transformado aquel Omega tan elegante, alegre, carismático, juguetón y algo narcisista, que antes conoció y comenzó a amar?
No, simplemente en la cabeza de Saga, no podía ser cierto que fuera… Una puta.
-¡¡¡¿CREES QUE DEJARÉ QUE ALGUIEN MÁS TE TOQUE?!!!- Le vuelve a gritar de forma muy fuerte que esta vez, pareciera que estaba por descontrolarse por su furia -¡¡¡EN ESTE MISMO MOMENTO ME CONTARAS TODO Y NOS IREMOS DE AQUÍ!!! ¡¡¡TÚ NO VOLVERÁS HA HACER ESTO NUNCA MÁS!!!- La sangre Alfa hierve de cólera, el pensar que alguien más toque a ese querido amigo suyo le causa malestar, al grado de querer ya llevárselo a donde sea… Y también querer demostrarle que nadie podrá hacerlo sentir bien como él siempre lo quiso hacer, pero no tuvo el valor de hacerlo antes.
¿Tal vez por que en aquella época, Saga era mayor de edad y Afrodita aún estaba en la etapa de pasar de niño a adolescente?
-¡¡¡TÚ NO ME MANDAS SAGA!!!- Rápidamente le responde, gritándole con una profunda molestia, intentado zafarse de ese agarre, y de aquella posición.
Poco importa que su vestido se halla abierto más, por los bruscos movimientos y su cabello despeinado, con los pétalos de las rosas esparcidos por sus cabellos.
-¡¡¡YO HARÉ LO QUE SEA PARA SOBREVIVIR Y VENGARME DE TODOS!!!- Declara estas palabras, mirando desafiante al Alfa, aunque sus delicadas perlas de sal caigan, eso no lo hace perder su dignidad y belleza.
-Entonces… Te comprare- Lo dice sin siquiera ponerse a pensar que aquello se escucha sumamente mal… Sus ojos clavados en esa preciosa belleza que se queda impactado por las palabras dichas.
-De ese modo, me obedecerás… Si eres mío, no serás tocado por nadie… Y si quieres vengarte… Dime solo de quienes y los mató por ti- Parecía ser otro ese hombre peli azul, uno donde la sensatez de sus palabras y templanza se ha ido, para dar paso a alguien que es capaz de cumplir aquellos deseos que no pudo por su carácter y actitud calmada…
O por qué tal vez no tenía antes el valor.
-¿Sa… Sa… Ga?- El impacto de esas palabras han logrado que el peli celeste enmudezca, y ya no luche… Pues la idea en sí no parece mal, pero…
Su rostro se sonroja, por que aquel de quién alguna vez se enamoro, le está proponiendo más de lo que pensó tener oportunidad.
-Dime, tu venganza… ¿A quienes quieres que desaparecer? Y para mañana lo estarán- Los ojos Viridian parecen perder un poco de su brillo, la mandíbula está tensa, su corazón late desesperado… Sin importar como estén.
Simplemente esto era un sueño muy ruin, o una fantasía demasiado catastrófica…
¿Sería malo aprovecharse de esto?
Sin suda es el regalo perfecto de cumpleaños…
Volverse a encontrarse con alguien de su pasado que le ofrece cumplir la venganza que deseo… Sin importar que esto pueda afectar a conocidos suyos.
Afrodita, ya no es ese Omega que alguna vez fue amable y considerado con los demás.
La vida se ha encargado de marchitar a una rosa que no había siquiera florecido…
El botón de rosas se marchito apenas tuvo contacto con la cruda realidad…
Se adapto… Para sobrevivir…
Su sonrisa se deja ver… Alzando levemente su cabeza, para quedar cerca del de cabellos azules, aquellos que caen para tocar esa suave piel, que se combinan con los celestes.
-Debo acabar con la Familia Griffon- Su seductora voz, aquellas lágrimas se han detenido para acercarse a la piel pálida -¿Seguro que podrás ayudarme con eso?- Alza su ceja de forma coqueta, cambiando así su postura anterior y sonriendo ante la posibilidad de seguir vendiéndose, con tal de cumplir su venganza ante aquellos que le quitaron todo.
-Si lo quieres así, está bien… Pero por hacerlo, serás mío- Le responde con un tono grave, admirando al Omega que ya no lucha, solo acepta la situación con alegría.
-Cómprame si quieras… Haré lo que sea, pero solo quiero la cabeza de ese hombre ante mí- No duda en lo más mínimo en dejar en claro su deseo más grande y oscuro…
Quienes que le arrancaron su vida anterior, su estabilidad económica y emocional, destruyeron su familia… Por eso, ahora se encuentra luchando por volver a encontrarse con ellos y recordarles las mismas palabras, que se juró dedicarles algún día… Cuando todo se volvió un infierno.
“Pagarán por esto”
¿Qué mejor regalo de cumpleaños, que la venganza misma?