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Mi estimado gatito. por Artemisa El Britannia

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Notas del capitulo:

Buenas tardes mis estimadas y estimados:

 

Gracias por su fina paciencia para mi lenta actualización, espero que les guste este nuevo capítulo, me tarde más porque tuve que reescribirlo, no me había gustado como había quedado, así que literalmente lo borre completo y empecé de cero, pero bueno lo les quito más su tiempo.

 

Espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo.

Capítulo 4.

 

Llegamos a mi mansión demasiado rápido para mi gusto, llegar ahí significaba que pronto volvería a mi forma humana y no es que no quisiera, ya ansiaba ser humano y hacer mío al cachorro, pero en esos dos días que habíamos convivido juntos había aprendido más de él que en una vida completa. Quería seguir así un poco más de tiempo y poder ver ese lado desconocido de mi bella obsesión, pero mientras estaba con él en la biblioteca me di cuenta de que varias personas estaban interesadas, muchos y muchas se le habían insinuado de manera descarada y a pesar de que él no les había hecho caso me hacía arder en celos pensar que en cualquier momento podía acepta a alguno de ellos.

Después de todo Joey pensaba que yo no lo amaba y por esa razón estaba esperando a alguien que llenara su corazón de felicidad, algo que no iba a permitir ni en un millón de años, yo me encargaría de llenar todos y cada uno de los huecos de ese cachorro de aquí hasta que se acabara el universo.

Al llegar a la habitación me di cuenta de que se veía demasiado ansioso, como si en cualquier momento le fuera a salir alguna especie de fantasma o algo así, empecé a ronronear para calmarlo y al parecer notó mi intención, ya que me volteo a ver con su hermosa sonrisa.

 

-      Estoy muy nervioso, estar aquí me hace pensar que en cualquier momento aparecerá Kaiba con su porte elegante, con su indestructible peinado y oliendo a su costosa colonia, no voy a poder verlo a la cara, por Dios si lo he estado evitando tanto tiempo por la misma razón, siento que al verlo mis piernas se volverán de plastilina y me podría tener a su merced con un solo toque – los gatos no se sonrojan, pero estoy seguro de que el calor en mi cara es por la sangre que llegaba de manera excesiva a mi cerebro por culpa de sus palabras, hacían que mi corazón se agitara de inmediato – Diablos y yo pensando que lo había superado, pero el simple hecho de pensar que al encontrarlo voy a verlo… me llena de euforia – lo vi caminar como si fuera un león enjaulado, jamás pensé poner de esa manera al cachorro, me emocionaba verlo, dijo que de un solo toque lo tendría de rodillas… eso sonaba bastante interesante.

 

Joey en su desesperación se encerró en el baño, al parecer el agua caliente calmaría su mente y yo ciertamente había entrado también en un estado de ansiedad, quería estar YA con el cachorro, me sentía en celo de solo pensar que él no podía contenerse al verme, así que con mi astucia gatuna abrí la puerta y corrí al cuarto de Mokuba, mi hermano me abrió sorprendido por mi presencia y me dejó entrar, le señale con mis patas que quería usar la computadora y él de inmediato la abrió.

 

-      Necesito que Yugi me ayude – leyó Mokuba en el ordenador – ya es muy tarde Seto, pero mañana mismo le pediré que venga – volví a escribir – necesitamos las cartas de los dioses egipcios – Mokuba se quedó pensando lo último – no lo había pensado, nadie me notificó que pasó con las cartas, antes de hablar con Yugi debemos saber dónde están y traerlas a la mansión – asentí y entonces ambos escuchamos como Joey empezaba a llamarme, no faltó mucho para que tocara la puerta.

-      Mokuba, disculpa perdí a mi… ah aquí estás – al ver su cara de preocupación me conmoví de inmediato, como era posible que pudiera vivir sin él tanto tiempo, era perfecto.

-      Lo encontré en los pasillos, casi lo llevaba de vuelta a tu cuarto – Mokuba sudaba frío cuando mentía, así que lo mejor era mantenerlo a raya sino el cachorro sospecharía y una vez empezara a hacer preguntas mi hermano acabaría por soltar toda la verdad sin filtro.

-      Se ve que te agarró cariño rápido, pensé que era muy arisco, ya que todos los que quisieron tocarlo en la universidad les gruñía – Mokuba se río.

-      Seguramente tiene fobia social – vi como ambos empezaban a convivir de manera tan natural que me hacía sentir celos, Mokuba siempre había tenido esa facilidad de relacionarse con otras personas, a pesar de su estatus social había encontrado amigos, molestos, pero amigos al final.

-      Vamos, te ayudo a meterte a la cama – Joey trató a mi hermano como si fuera un hijo, ya sabía que en ocasiones ellos dos convivían en mis ausencias, pero en serio que no sabía que era así de personal la relación, si bien Joey tenía en alta estima la amistad, no me imagine que con Mokuba la tuviera tan marcada.

-      Joey, tu serías un excelente padre – mi cachorro se sonrojo por el comentario.

-      Supongo que puedo ser bueno cuidando niños que se portan bien – empezaron a jugar sobre la cama y vi a Mokuba en una faceta que pensé que había desaparecido desde la adopción, en esos momentos era un niño al 100% y Joey sabía cómo sacar ese lado tan oculto que tenía, después de una hora platicando y jugando Joey me tomó en brazos y me llevó a la habitación donde se quedaría, el trayecto era silencioso, solo se escuchaba sus pasos y tenía una sonrisa en la cara, de verdad que disfrutaba pasar el tiempo con mi hermano – te digo un secreto gatito, este es mi sueño, venir acostar a Moki en su cama, caminar de regresó a mi alcoba y que el motivo de mis desvelos este ahí esperándome, mientras lee un libro – me abrazó y soltó un pequeño chillido de emoción, sentía su corazón sobre mi costado y le palpitaba bastante rápido – parezco un anciano, miles de sueños que puedo tener con él y se me ocurre el más ñoño de todos - ¡ah! Cachorro como puedes pensar eso, hasta a mí se me acelera el corazón en pensar en eso – será mejor que nos durmamos, mañana Mokuba necesita de todo nuestro apoyo y yo necesito concentrarme, ver a Seto será un paso difícil de afrontar y aún tengo que hacerme a la idea.

 

Lo vi cerrar sus miles ojos y me acurruque más con él, no puedo creer como una persona me puede traer así de loco, pensar en una vida así con el cachorro podía llenar todas mis expectativas de triunfo, ni siquiera mi actual proyecto había logrado emocionarme tanto como el hecho de imaginar una familia a lado de mi cachorro.

 

*-*-*-*-*-*

 

Me levanté al escuchar la puerta abrirse de golpe, era nada más y nada menos que Mokuba, se veía emocionado y con actitud relajada, casi ni parecía que su hermano hubiera desaparecido, cosa que me causaba mucha sospecha, pero no quería dudar de uno de mis amigos, así que lo único que podía pesar era que posiblemente estaba emocionado de que alguien le ayudara a encontrarlo.

 

-      Buenos días Joey – me abrazó de manera efusiva, de verdad que se veía tan normal.

-      Todo bien Mokuba – el me vio con extrañeza, pero al parecer no se daba cuenta de su actitud – con tu hermano desaparecido esperaba verte menos… ¿feliz? – el de inmediato borro la sonrisa de su rostro, al parecer él lo había olvidado, como si fuera un mal sueño y solamente estuviéramos conviviendo como cualquier otra salida al extranjero de su hermano – perdón, no quería recordártelo, seguro pensaste que era una pesadilla – lo abrace y Mokuba se quedó de nuevo en silencio.

-      Perdón Joey, olvide por completo porque estabas aquí – se bajó de mi cama – te espero en el comedor.

 

Me sentí muy culpable, lo había bajado de su nube del positivismo con un salvajismo brutal, “bien hecho Wheeler eres el rey de la empatía”, me arreglé lo más rápido posible, tome a mi gatito que esperaba a que estuviera listo y baje al comedor, ahí vi a Mokuba hablando por teléfono al parecer se estaba peleando con ese alguien y al acercarme pude escuchar mejor.

 

-      ¿Cómo que no saben dónde están las cartas? - ¿Cartas?, mi gato saltó de mis brazos y se puso delante de Mokuba como queriendo tranquilizarlo – Mi hermano estaba trabajando con ellas antes de desaparecer, deben de estar en el laboratorio, son demasiado importantes – me senté a un lado de Mokuba y de verdad parecía molesto, casi no reconocía sus facciones, tenía todas las expresiones de Kaiba en ese momento – en un momento más voy para allá y quiero que las encuentren para cuando yo llegue – colgó la llamada y yo de verdad podía veía los mismos gestos que hacía su hermano cuando algo no salía bien.

-      Santo Dios… eres un mini Seto – el gato y Mokuba me voltearon a ver con cara de interrogación, al parecer mi comentario los había descolocado un poco – lo siento, es que bueno… no es que observara a tu hermano, pero haces los mismos gestos cuando algo no le sale bien – Mokuba sonrió y entonces se empezó a reír, no sé si de los nervios o de verdad había perdido la razón en esos momentos.

-      Eres la primera persona que me dice que me parezco a mi hermano, siempre dicen que somos muy diferentes – se rio un poco más y acarició a mi gato, lo veía como si estuviera hablando directamente con él – siempre que me dicen que no nos parecemos, me siento mal es como si no tuviera derecho a decir que es mi hermano – el gatito saltó sobre Mokuba y empezó a embarrarse sobre él, como si con eso lo abrazara y le diera consuelo.

-      Mokuba, Seto te ama más que a cualquier cosa en este mundo, muchas veces a arriesgado su vida por ti, así que ignora a las demás personas, ese amor que tienen es especial y por eso les da envidia – ambos nos reímos y empezamos a desayunar tranquilamente, yo le di de comer al gato con mi cuchara y cada cierto tiempo notaba como Mokuba se me quedaba viendo de manera curiosa – perdona, ¿te molesta que usé el cubierto con el gato?

-      No, es que se me hace curioso su comportamiento – hizo énfasis en la palabra comportamiento.

-      Supongo que no cualquier gato come de una cuchara – Mokuba sonrió y continuó comiendo, creo que se refería a otra cosa, pero no estaba entendiendo muy bien a cuál.

 

Terminamos el desayuno y un carro ya nos esperaba fuera de la mansión para poder ir al laboratorio donde Seto había sido visto por última vez, ahí me imagino que tendríamos más pistas, además Mokuba había hablado de unas cartas, seguramente se refería a los dioses egipcios de Yugi, ya que en el último reporte que me había dado mi amigo se los había prestado a Kaiba, pero decía que se sentía nervioso, ya que siempre que se jugaban esas cartas se volvía algo problemático el asunto.

Al llegar vi como varias personas con bata recibían a Mokuba y literalmente lo acosaban como si fuera estrella de cine, casi me sentía invisible a su lado, de no ser porque me abrazó por la cintura ellos no hubieran notado mi presencia, uno de los guardaespaldas se colocó delante de nosotros y empezó a poner orden entre los adultos.

 

-      Joven Kaiba, lamentamos los inconvenientes, pero no logramos encontrar las cartas, ya se está revisando con el departamento de seguridad – uno de los hombres se veía más nervioso que los demás y parecía desesperado por ser escuchado por Mokuba.

-      Nosotros nos aseguramos de que nadie saliera con algo tan importante para el amo Kaiba, así que se están revisando todas las cintas de seguridad, en cuanto sepamos quien es el responsable de la desaparición haremos hasta lo imposible por traer las cartas – un hombre vestido de negro que empujaba a los otros con bata blanca, al parecer todos querían evitar la furia de mi amigo y buscaban a toda costa deshacerse de la culpa.

-      Déjenme pasar, voy a ver esto a más detalle en la parte de adentro, ahí determinaré quien tiene la culpa – todos los presentes se veían nerviosos, no porque Mokuba fuera una mala persona, pero se notaba que tenía su carácter, además creo que el hecho de saber que Seto podría aparecer en cualquier momento y exigir que le entregaran las cartas era un riesgo que ninguno quería correr.

 

Ya dentro de las instalaciones nos dieron un gafete especial para poder recorrer el lugar y abrir cualquier puerta, a mí me habían hecho a un lado, pero Mokuba había dicho que yo era su mano derecha, así que sin más tuvieron que incluirme en el recorrido, al parecer ir de la mano de Mokuba me daba mucho poder.

 

-      Joven Kaiba, solo quiere decirle que lo que realizamos en estas instalaciones es altamente secreto, solo los familiares directos pueden acceder completamente a estos sitios, para evitar… bueno el espionaje industrial – me quedé perplejo por las palabras del hombre, ¿creí que yo entendía la mitad de lo que se hacían allí?, me estaba dando demasiado crédito.

-      Es de la familia – me sorprendió lo que dijo Mokuba, ya que ni siquiera podríamos decir que soy su hermano perdido, éramos MUY diferentes – es la pareja de mi hermano – mi cara seguramente era un poema, jamás pensé que diría algo así de fuerte, los demás se quedaron de piedra - ¿alguna otra objeción? – todos se quedaron callados y empezaron a tratarme de manera diferente, ahora no era “el mugroso que llegó”, era “la pareja del amo Kaiba”, cada que repetían esa frase sentía que mi cara se volvía más roja de lo que ya estaba y lo único que me reconfortaba era abrazar al gato fuertemente contra mi pecho y sujetar a Mokuba como si fuera una madre.

*-*-*-*-*

 

Llegamos a la oficina que ocupo en estas instalaciones y Mokuba dejo afuera a todos los científicos y solamente permitió que el jefe de seguridad y el ingeniero en jefe se quedaran con él y con Joey. Siendo honestos quería acercarme a la computadora para ver lo mismo que ellos, pero Joey me tenía demasiado apretado entre sus brazos, esa reacción no se había detenido desde que mi hermano lo había proclamado mi pareja y me alegraba que hubiera dicho eso, así cuando diera el anuncio formal nadie haría mucho alboroto, al final decidí escaparme, ya que no confío en los tarados que tengo por trabajadores y me acerque a Mokuba, él veía los videos de manera tan concentrada, que no había notado mi presencia, ahora que lo veía de cerca, de verdad que tenía mis mismos gestos.

Estuvimos cerca de dos horas revisando los videos después de mi desaparición y en algunos les faltaban partes, ya que por culpa del fuego se habían echado a perder algunos cables y las grabaciones no eran muy fiables, se movían demasiado rápido en algunas partes o simplemente se quedaban pasmadas, era casi imposible determinar que alguien se hubiera llevado algo.

 

-      Ahí está el sujeto – todos saltamos sorprendidos, el cachorro se había acercado demasiado sin que lo notáramos y al parecer también había visto el video.

-      Ahí no hay nada – dijo el jefe de seguridad con cierto tono de molestia, con esa actitud había sentenciado su despido, ya que nadie le hablaba así a mi cachorro.

-      En el espejo se ve, pero al parecer sus lentes obscuros le tapan la vista – señaló el espejo y en efecto se veía el reflejo de una persona durante el video, se movía de manera sigilosa por las orillas para que las cámaras no lo detectaran, pero no contaba con los buenos ojos de mi cachorro y tampoco con que el vidrió se volvería un espejo por culpa del fuego que le había dejado manchas negras que lograban reflejar su cara.

-      Mi hermano tiene un programa de reconocimiento facial para sus empleados, solo debemos de colocar la imagen y podremos saber quién es – de inmediato Mokuba empezó a usar mi computadora de manera ágil, todo este asunto me había hecho ver que Mokuba había crecido demasiado – lo tengo.

 

En la computadora apareció toda la información del empleado y si mal no recordaba era uno de los nuevos, venía con muy buenas recomendaciones, incluso se había colocado bien entre los otros científicos, casi parecía un diamante encontrado por mi compañía.

 

-      Joven Kaiba, ese hombre renunció un día después de la desaparición del amo Kaiba – dijo el ingeniero en jefe y entonces a mi hermano y a Joey se les bajaron los colores de la cara, ya habían pasado 3 días desde mi desaparición, era obvio que ese sujeto tenía mucha ventaja.

-      Avisen a la policía del robó y quiero que se aseguren que no haya salido de la ciudad por ningún medio – ambos hombres salieron corriendo y mi hermano se desplomó preocupado, Joey corrió de inmediato a abrazarlo y darle consuelo.

-      Vamos a hablar con Yugi, tal vez el espíritu del rompecabezas pueda hacer su magia toda rara y así encontrar al culpable – Mokuba asintió con la cabeza y yo salté a sus brazos, no quería que pensara que me había perdido, aun siendo un gato iba a cuidarlo toda la vida.

-      Gracias por estar conmigo Joey – mi cachorro le sonrió de una manera tan dulce, que por un momento sentí un pinchazo de celos, quería que solo me viera a mí de esa manera, pero después moví la cabeza, Mokuba sería como su hijo, así que podía verlo igual.

 

Llegamos a la casa del ojón, justo el último lugar en el cual quería estar, ya que me imaginaba que me diría “te lo dije” en cuanto me volviera a salvar del embrollo en el que me había metido, al llegar nos recibió el ojón mayor que tenía por abuelo, se portó muy bien con Mokuba e incluso le mencionó que Yugi lo había puesto al tanto sobre mi desaparición, cosa que me hizo preocupar, ¿Yugi ya sabía?, volteé a ver a Mokuba y él parecía no notar que el ojón podía arruinarlo todo, Joey no debía de saber quién era yo o sino no le vería ni el polvo.

 

-      Mokuba que sorpresa, ¿ya tienes algún indicio sobre tu hermano? – se acercó de manera lenta, tenía que intervenir, pero Joey me tenía encerrado en su chamarra, no podría salir sin lastimarlo.

-      Sí, pero el sospechoso huyo robándose tus cartas – la cara de Yugi cambió por completo, de una de preocupación a una de alarma total – sé que solo con disculparme no bastara, pero ya lo tenemos identificado, solo que falta encontrarlo – mi hermano se veía apenado por la noticia que le daba a su amigo, el cual no había notado hasta el momento la presencia del cachorro.

-      No te preocupes Yugi, te ayudaré a recobrar tus preciadas cartas – Joey llamó la atención del tricolor y fue cuando me vio directo a los ojos, los abrió más de la cuenta y empezó abrir la boca.

 

En ese punto todo pasó en cámara lenta, antes de que hablara enterré mis garras en Joey, el cual saltó mientras gritaba, ya que las había enterrado en su pezón, Mokuba abrió los ojos al parecer él si había escuchado cuando Yugi se dio cuenta de que era yo y literalmente corrió a taparle la boca para evitar regarla, mientras el abuelo veía todo el show sorprendido, esto era lo más peligroso que había vivido en los últimos días y eso que me había atrevido a jugar con los dioses egipcios.

 

Continuara…

Notas finales:

Dicen que nadie muere por dejar un RW.


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