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Punto y Aparte por Mascayeta

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Rose llegó a la casa donde mantenía recluida desde hacía unos meses a Hermione Granger, una que abandonaba en ocasiones especiales como la de la noche anterior donde Delphini utilizaba una maldición para controlarla.

Al abrir la puerta encontró a Hermione observando por la ventana el movimiento de ese mundo muggle al que alguna vez perteneció, la saludó indicando que debían marcharse de inmediato, en quince minutos tendrían la reunión que solicitó Draco con el objeto de llegar a un acuerdo con el Ministerio para obtener la libertad de Scorpius a cambio de la profecía y reconocer públicamente que seguía siendo un mortífago activo.

Granger comprendió que los “amigos” de Rose necesitaban entrar a Malfoy Manor y la única manera era sacar a la familia de la casa eliminando las protecciones ancestrales que Lucius debió colocar desde que se terminó la guerra. De igual manera, con eso podrían expropiar las cuentas aduciendo que era de dineros de otros traidores del Mundo Mágico, un plan demasiado elabora para ser dirigido por una resentida como Rowle y una niñata como su hija.

—Bien, debes decirme que sucedió o no podré ayudarte.

—Malfoy accederá a todo lo que le imponga siempre y cuando pueda hablar con la “verdadera” Granger —repuso la pelirroja tomando del brazo a la castaña para arrastrarla hacia la chimenea.

Al salir en la oficina de la ministra, Rose pasó a explicar que debía hacer. Prestándole atención, la castaña recorrió el lugar con la mirada, se sentó en el sillón frente al escritorio que tantas veces la vio desvelarse para conseguir que se aprobara un proyecto o ley en favor de la comunidad mágica, el mismo que ahora tenía tres pergaminos donde se hablaba de nombrar a Delphini como su segunda al mando, otro donde firmaba su dimisión al cargo de Ministra el favor de la susodicha y el último, su testamento pasándole lo correspondiente a la fortuna que le pagó el ministro Kingsley Shacklebolt por su labor en la Segunda Guerra Mágica, el último sin fecha, sin embargo, era claro que su final era la muerte.

—…y de ahí se pegó Malfoy para decir que había aplicado un Imperius a los chicos, que torturó a Murk y Snyde para conseguir que embaucaran a Hugo y Lily, ya que su vástago no pudo conquistar a Albus.

Draco amaba demasiado a Scorpius, asumir una culpa inexistente por protegerlo de la mujer que tenía al frente, una a la que ya no podía decirle de adolescente, y mucho menos hija.

—Te ayudare con una condición Rose.

—No estás en posición de pedir nada, puedo lanzarte una maldición como lo he hecho durante estos dos años y harás lo quiera que haga.

Hermione sonrió con tristeza. La pelirroja después de lo ocurrido en su cumpleaños con Scorpius dejó ver la ira y el resentimiento que tenía hacía el rubio. Aunque Ron y ella trataron de complacerla en todo, la situación parecía hacer empezado el mismo día que ingresó a Hogwarts, una estupidez relacionada con unos dulces que fue creciendo con los años, hasta que, en tercero, cuando ocurrió lo del gira-tiempo, explotó sacando una personalidad que lentamente venía consumiendo a Rose.

En esos últimos días, cuando pudo salir de los constantes hechizos que su hija y Delphini le aplicaban, un médico que se presentó como Rabastan Lestrange, les informó que podían enloquecerla sin conseguir lo que necesitaban, se enteró de lo que en esos tres años había hecho.

Era consciente que sus actuaciones al principio fueron guiadas por el amor que le tenía a su primogénita, pero cuando se encontró en la cama con Cormac McLaggen, supo que algo no estaba bien. El despertar fue doloroso, su vida matrimonial se había acabado, Hugo la odiaba al punto de vivir más en la casa de los Malfoy que en la propia. Pero quizás lo que terminó de apartarla del chico, fue la noche de su regreso a Londres, donde permitió que le persiguieran como una rata, y ella desde un lugar en su propia mente se debatía entre las órdenes implantadas por Delphini y Rose, y su deseo de protegerlo. Cuando se enteró que Murk se lo llevó, agradeció haber acertado con la decisión de enviarlo lejos con los Slytherin.

—Hazlo, no tengo nada que perder, pero ustedes sí. —La aseveración de su madre la exaltó, iba a aplicar la maldición, cuando la castaña le preguntó sin levantar los ojos del pergamino que leía— ¿Qué preguntó Malfoy para que fueses con tanta urgencia a buscarme?

Rose se tensó por la pregunta, cerró los ojos y recordó lo ocurrido en el Tribunal.

La voz de los chicos provocó un murmullo molesto que la Ministra pidió parar.

—¿Cuáles son los argumentos que tienen para presentarse aduciendo que son igual que estos, unos traidores?

—Nuestra relación con ellos, somos —dijo Hugo sabiendo que eso iba a generar más problemas de los que ya tenían porque involucraría a dos personas recién comenzaban una linda amistad. La mano de Lily y su sonrisa fue la aprobación para que siguiera con el discurso—, somos las parejas de Rick Snyde y Zachary Murk, nos hemos unido en un matrimonio muggle y enlazado nuestras magias. Apoyamos lo que hicieron y ocultamos lo que estaba sucediendo.

—¡Eso no es verdad!

El grito de Granger desestabilizó al Tribunal, le valía poco que Hugo se hundiera en Azkaban por el amor que le tenía a Murk, pero Lily nunca se dejó ver con Snyde hasta el día anterior en el Baile de Verano, además, se suponía que él estaba enamorado de Scorpius.

No obstante, el temor que sentía era por la actitud de Harry cuando se enterara, no tuvo que esperar mucho para enterarse, los pasos de un grupo de Aurores dentro del salón obligó a los jueces a pararse por la presencia del Salvador del Mundo Mágico.

—¿De qué acusan a estos menores de edad?

—Ellos hablan de ser cómplices de estos enemigos de la paz del Mundo Mágico —respondió el secretario del Tribunal haciéndole frente al Jefe de Seguridad Mágica.

—Potter —Granger observó como el ojiverde giró su rostro al rubio que le llamó, asintió con la cabeza permitiendo seguir—. Recurro a vuestro criterio para que mi hijo y sus amigos queden en libertad, tu al igual que la Ministra saben que es estar bajo un Imperius, recuerda lo que hice con ustedes con el hipogrifo y el hurón de Ojoloco.

La castaña se sintió satisfecha con la confesión de Draco Malfoy, quería sacar del camino a Scorpius, pero para hacerlo debía acabar la estabilidad y el respaldo que su padre y la fortuna que poseían le daban.

Harry se aproximó al rubio que no perdía la pose altanera que le exasperaba, quiso preguntar por la sarta de sandeces que acababa de pronunciar, pero en sus ojos la suplica de apoyarlo le desconcertó.

—Claro que lo recordamos, una actitud rastrera como todas las que ha ejecutado durante años señor Malfoy —la respuesta de Granger confirmó lo que Draco sospechaba, sonrió por ser tan perspicaz.

—¿Está aceptando que usted es el cerebro detrás de esto? —Harry cuestionó al rubio para comprender que era lo que buscaba.

—Solicito una reunión privada con la “verdadera” Hermione Granger —el énfasis en esa palabra desconcertó a la audiencia—, quiero hablar con la persona con la que estudié, la que fue electa como Ministra y a quien le daré la información que sea necesaria.

Potter pidió que se cumpliera con la petición del presunto culpable, sugirió que los estudiantes quedaran en reclusión dentro del colegio.

Sin embargo, Scorpius sería tratado como mayor de edad, él y su padre irían a los calabozos del Ministerio a cargo de los Aurores.

El Tribunal acató la petición por mayoría, Hermione colocó la hora para que Draco se reuniera con ella.

La sesión se dio por finalizada.

Hermione entendió la trampa de Malfoy, cogió el pergamino que equivalía a su testamento, lo firmó colocándole la fecha de un año atrás, se lo pasó a Rose explicando que, si aparecía de buenas a primera su herencia con fecha reciente, podían decir que no era válida, le recomendaba llevarla a un notario y que el abogado de la familia lo gestionara.

—Trae a Ron y te daré la firma en estos dos, con la debida actuación para que sea creíble y aprobado por la comunidad.

Rose exhaló molesta, su madre tenía razón, por más que se pareciese a ella, no tendría el conocimiento de su vida y tampoco evadiría cuestionamientos que Hermione podía resolver por conocer el trasfondo de cada querella.

El Auror tocó la puerta ingresando con Malfoy que lanzó con odio hacia delante, Granger con un beso en la mejilla se despidió de su hija y le dio las llaves de un cofre donde encontraría el regalo prometido, la jovencita pidió permiso y salió de la oficina en compañía de quien llevó a Draco.

Tan pronto estuvieron solos el hechizo silenciador unido a uno de protección les dio la privacidad que necesitaban.

El primero en hablar fue el rubio preguntando por lo ocurrido con Ronald en la madrugada después del Baile de Verano.

—¿De que hablas Malfoy? Bien sabes que mi ex se largó contigo a su “nidito de amor”.

—¿Suficiente prueba Potter?

Granger vio a Harry aparecer debajo de la capa de invisibilidad, Draco lo puso a dudar con la afirmación en el Tribunal, jamás había utilizado una maldición con ellos, a excepción del Cruciatus que trató de aplicarle en el baño cuando estaban en sexto año, así como mezcló eventos de diferentes años escolares.

Le explicó a Hermione lo ocurrido, e incluso la reunión que se supone esa madrugada tuvo con Ron, una en la que le expresó su inconformidad por el matrimonio de Rose y Albus al final del Torneo.

La ministra no recordaba nada de lo que su mejor amigo y concuñado le contaba, fue el momento de intervenir Draco, a quien Harry le reconoció que haber actuado de manera tan astuta, les facilitó tener esta reunión.

Granger oyó como la profecía había sido encontrada y resuelta por Ron, y que por la manera como lo trató, pudieron comprobar que su actitud no era del todo normal.

—Malfoy ¿te acuestas con mi marido?

—¡Maldita sea Granger! ¿Entre tantas preguntas y lo único que te importa es si Ronald y yo compartimos cama?

—No lo hacen Hermione, son sólo buenos amigos.

La manera como Potter bajó la cabeza y luego le miró arrepentido fue para Draco suficiente disculpa, y sabía que no obtendría más.

—Quiero saber que dice la profecía, y luego tomaremos las decisiones del caso.

Los dos hombres asintieron, el tiempo se les acababa y Rose pronto llegaría con Ron, además, debían volver a Hogwarts para la primera prueba, decisiva para atrapar a quien estuviese detrás de toda esa maquinación.


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