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Bullying por RLangdon

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Llegó a la estación del metro con una hora de retraso. Tuvo que adquirir un nuevo boleto para una hora más tardía.
 
Gastó una parte del tiempo enviando mensajes de texto, reflexionando en lo que tendría Naruto para decirle a su llegada.
 
¿En verdad hacía lo correcto?
 
Quería creer que si, pero a cada minuto transcurrido, volvía a cambiar de parecer.
 
Inconscientemente introdujo su mano en el bolsillo del pantalón.
 
"Naruto"- sacó la pequeña fotografia y delineó las descoloridas siluetas con la yema de los dedos. Solo sería un día, no más. Tomaría el pasaje de la madrugada para evitar retrasarse más de lo necesario. Dejaba los papeles, concluía con el trámite y volvía.
 
Para cuando quiso darse cuenta, su transporte ya había llegado.
 
Sasuke exhaló, guardó la fotografía y abordó el primer vagón del metro.
 
***
 
-Cualquier cosa que tengas para decirme, será en la biblioteca y a última hora- dictaminada la órden, Toneri se alejó del casillero, sin darle tiempo a replicar nada más.
 
Naruto asintió en resignado silencio, introdujo su libro de química en el cubículo de metal, y se fingió ausente al caminar por el pasillo contrario. Si hubiera alzado un poco la mirada, se habría encontrado con una colorida y grande cartulina que exhibía una fotografía de él con el traje de policía sobre el anuario escolar, cuyo encabezado citaba: la promiscuidad presente en la adolescencia.
 
Pero no lo hizo. Solamente miró el piso, ahí yacía su autoestima actualmente.
 
***
 
-¿Se te perdió algo, perdedor?
 
Instantáneamente Naruto dejó de buscar entre sus pertenencias. Iruka le había preparado la merienda en un bento. Pasta y vegetales que él accedió a llevar. Ahora su bento no estaba más. Pero las palabras de Kiba bastarón para saber que no lo recuperaría.
 
-¿Vas a ignorarme, asqueroso prostituto?- inquirió el castaño, obstruyendole el paso al colocar su brazo contra la puerta. Naruto había olvidado la regla número uno para evitar ser abusado más de la cuenta, y esa era, permanecer en el salón de clases tras la salida del profesor.
 
Aunque no tenía mucha relevancia, igualmente lo golpearían en cualquier sitio.
 
-Kiba- lo miró a los ojos. Le costaba creer que en el pasado fuera uno de sus mejores amigos. El y Shikamaru lo eran. -Llevo prisa- dijo, como si con eso pudiera hacerlo recapacitar.
 
-¿Y?- retó el susodicho, apoyándose en la puerta y cruzándose de brazos. -No eres tan valiente cuando no estas detrás de un monitor ¿cierto?
 
-¿Cómo?- Naruto pestañeó, provocando la furia en el castaño.
 
-¡Deja de hacerte el idiota!- lo alzó del cuello de la camisa y lo azotó contra la pared de junto. Naruto apenas si se quejó por el golpe. -Por tu culpa soy el hazmerreír de las chicas. Nadie quiere salir con el chico que tiene "aliento de perro"- le escupió directo en el rostro.
 
-No sé de qué diablos hablas- Naruto se limpió con ayuda del faldón de la playera. Cada vez se sentía más confundido al respecto.
 
Sumamente enfadado, Kiba arremetió un puñetazo que fue a dar en uno de los pómulos del Uzumaki.
 
-No eres más que un marica. Seguro te encanta que te la metan.
 
Aquel fue el límite de Naruto. Una fisura del color de la sangre se resquebrajó en su subconsciente. Sentía la sangre fluyendo, densa, caliente.
 
-¿Qué rayos?- no supo en qué momento lo hizo, mucho menos cómo fue qué lo hizo. Como quiera que fuera, tomó impulso y derribó a Kiba, devolviendo cada golpe recibido. Uno y otro hasta que fue frenado por Sai a sus espaldas.
 
-Te rompió el labio- esbozando una sonrisa neutra, Sai señaló la sangre que bajaba de la barbilla del Inuzuka. Este, rojo de ira, se levantó.
 
-Voy a matarte, Naruto.
 
La advertencia iba en serio. Y Naruto lo comprendió demasiado tarde, porque para cuando quiso reaccionar, ese par ya lo arrastraba rumbo a la sección de gimnasia.
 
***
 
Ya no podía ver nada. Tenía el rostro hinchado, los párpados purpúreos y casi cerrados por los cardenales.
 
-¿A qué es divertido?- saltó Kiba, dando un golpe en las costillas. Naruto tosió, partículas de saliva y sangre abandonaron sus labios. Lo habían colgado de las muñecas en una de las salientes de la pared, su cuerpo estaba suspendido a unos centímetros del suelo, como si se tratara de un saco de boxeo.
 
-¿Algo para decir?
 
Se retorció de dolor al recibir una patada en sus partes bajas.
 
-Kiba, ya es suficiente- intervino Sai al ver el deplorable estado de Naruto. Inmediatamente miró alarmado en derredor, temiendo que algún profesor los pillara en el acto. La situación se les estaba yendo de las manos.
 
-Yo diré cuando es suficiente- replicó Kiba, arrojándole un balón al rostro, apuntando directo a la nariz. -¡Punto!
 
Naruto tembló de dolor. El crujido en el tabique lo alertó de un posible hueso roto.
 
-¡Kiba!- Sai lo apartó de golpe, recibiendo una mirada acusadora a cambio.
 
-¿De qué puto lado estás, Sai?- le increpó, empujándolo del pecho. Las cuerdas se aflojaron de un momento a otro, y Naruto cayó de bruces en el suelo, adolorido y desorientado. Creía escuchar un agudo silbido lejano, pero en realidad se había golpeado el tímpano al caer.
 
Aturdido, trató de mirar en todas direcciones. Sentía el rostro deformado por los golpes, pero ni siquiera en ese momento...tuvo el coraje para pedir ayuda.
 
***
 
-¿Ves a lo que me refiero? Eso es lo que pasa cuando no sigues mis sugerencias- acabada la frase, Toneri sonrió, lo hizo pese a ver el rostro amoratado de la persona que decía amar.
 
Naruto no le tomó importancia. Ya no había vuelto a entrar a clases tras el incidente. Se limitó a vagar por el patio y estuvo una hora en el baño tratando de componer lo irreversible. Lavó como pudo parte de su rostro con agua fría, también talló los restos de sangre seca en su camiseta.
 
-Lamentable- suspiró el albino en fingida decepción. Se sentó sobre una de las mesas e instó a Naruto a hacer lo mismo. El lugar estaba vacío, después de todo, solo era abierto en los recesos.
 
-¿En dónde esta mi padrino?- la voz de Naruto brotó en un timbre agudo. Toneri se sonrió por la pregunta tan obvia.
 
-A salvo- aseguró. -Por ahora. Aunque debes tener en cuenta que no soy nada paciente. Ese viejo empieza a importunarme y será cuestión de tiempo para que...- dejó la explicación al aire, y en cambio, deslizó su dedo índice por la yugular, dando a entender el rumbo lógico del asunto.
 
Naruto se sostuvo la cabeza cuando un implacable acceso de dolor lo sacudió por entero.
 
-¿Estás bien?- en esta ocasión, Toneri si se alarmó. Abandonó su lugar en la mesa para hurgar entre sus pertenencias, extrayendo un par de aspirinas para darselas a Naruto junto a su botella con agua. -Si tan solo me hicieras caso, esto no sucedería.
 
Naruto dejó caer un par de lágrimas, se tragó forzadamente las pastillas al no soportar las punzadas en las sienes. Era en esos momentos cuando más extrañaba a sus padres.
 
-¿Harás lo que te diga ahora?- cuestionó el albino, suavizando la voz al máximo.
 
-Si- contestó en voz baja. -Pero dime en dónde esta mi padrino ¿Qué hiciste con él?
 
-El viejo esta en buenas condiciones, ya te lo dije. Ahora mismo esta en un sótano de la mansión Hyuga, pero no te desesperes- sonrió y le acarició la rodilla. -Nadie ajeno al clan puede entrar. Instalé cámaras y tengo a alguien supervisando todos los movimientos...¿a dónde crees que vas?- frunció el ceño cuando Naruto bajó cuidadosamente de la mesa para alejarse.
 
-A mi casa- gimoteó adolorido. -Quiero descansar un poco.
 
-De acuerdo, te lo haz ganado- Toneri se mordió el labio en reprimidas ansias, esperó a que Naruto saliera para enviar un rápido mensaje.
 
"¿Tienes las fotos?"
 
No pasaron cinco minutos para que obtuviera respuesta.
 
"Misión cumplida, hermano"
 
Toneri iba a responder que las enviara, pero cambió de parecer, y en su lugar tecleó otra cosa.
 
"Envíalas a todos sus contactos..."
 
***
 
Agradeció internamente que Iruka no estuviera en casa. Debía estar en el mercado, quizá en la plaza, no importaba en realidad.
 
Lentamente sacó la grabadora de su camiseta. La dejó sobre la mesa y pensó seriamente qué hacer a continuación. Estaba hecho un desastre, pero tampoco quería perder más tiempo esperando.
 
-Sasuke- recordó en medio de su creciente desesperación por ayudar a su padrino. Había escondido la grabadora en su casillero y puesto en su camiseta antes de acudir a la biblioteca. Sabía que era cuestión de hacerle creer a Toneri que seguiría sus órdenes para que respondiera sus preguntas. Claro que, tampoco fue muy precavido. En ningún momento midió el peligro, ni se preguntó lo que pasaría si el Otsutsuki llegaba a descubrir sus intenciones.
 
Conectó la laptop a la corriente de luz y la encendió. Sasuke le había dicho que lo contactara por ese medio. Sin embargo, ocurrió algo extraño cuando Naruto intentó ingresar a su correo. Por alguna razón el espacio para la contraseña ponía incorrecto.
 
-¿Qué pasa?- intentó varias veces acceder a su cuenta con el mismo resultado. No era correcta.
 
¿Por qué?
 
Quizá la habían desactivado. Hacía mucho que no usaba la cuenta.
 
"No eres tan valiente cuando no estás detrás de un ordenador"
 
Tragó pesado ante el recuerdo de las palabras ácidas de Kiba.
 
Curiosamente al abrir otra pestaña, se encontró con que Sasuke no había cerrado sesión en su correo. Tal vez lo dejó abierto a próposito para que lo contactara a tráves de ella, después de todo, no sabía si él tenía correo.
 
No perdía nada con intentarlo.
 
"Sasuke, estoy..." el teclado se trabó en ese momento. Alguien más estaba usando la cuenta.
 
"Me gusta este lugar" Naruto se alejó unos centímetros de la pantalla. Habían enviado unas fotografias. Sasuke aparecía en todas ellas, besándose con una mujer pelirroja.
 
Sus labios temblarón incontrolablemente. A esas fotos le siguieron cinco más. El rostro de Sasuke era fácilmente identificable, más no así el de sus acompañantes.
 
Pausadamente, fue bajando la pantalla hasta cerrar por completo la laptop. Por varios minutos no supo qué hacer, se sentía tan hueco y usado que perdió la noción de todo.
 
***
 
Estaba mareado, peor que eso, había perdido el sentido de la orientación y solo se tambaleaba de un lado al otro, sintiéndose rodeado en todo momento. Había caricias, roces intencionales, besos. Pero Sasuke apenas y sabía en dónde se encontraba. Lo único que recordaba era haber recibido una botella de agua de una de las encargadas del servicio de transportes. Una joven de cabello oscuro y rasgos delicados. Alguien que se le antojaba vagamente familiar, pero que no podía relacionar con nadie.
 
-Eres tan sexy- alguien rió contra sus labios. Sasuke apresó las manos de una mujer antes de que le bajara la bragueta. Se forzó a concentrarse en la fémina que estaba frente a él. De no estar tan mareado, habría notado la peluca.
 
-¿Quién eres?- creyó preguntar, sentía el paladar entumecido y los labios resecos.
 
-Tu novia- rió Shion, dándole momentáneamente la espalda para colocarse una nueva peluca de tono marrón. -O tus amantes- lo rodeó del cuello y volvió a besarlo mientras sostenía la cámara del móvil a centímetros del rostro del Uchiha.
 

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