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Demons por RLangdon

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-Despacio- murmuraba Itachi, sosteniéndolo de un costado para ayudarle a avanzar pausadamente por el corredor. De vez en vez el chico se tropezaba, sus pasos seguían siendo algo torpes puesto que aun no dominaba perfectamente sus funciones motoras. Pero era cuestión de tiempo para que Naruto volviera a tener control sobre su propio cuerpo. Las preocupaciones de Itachi eran otras en ese momento.
 
-¿Así está bien, Itachi san?- inquirió el adolescente de cabellera rubia y profundos ojos celestes, dando un paso a la vez, tambaleándose aun un poco mientras se sujetaba del muro junto a él.
 
-Si- respondió tras una breve pausa, tratando de no mostrarse herido ante la referencia. Después de todo seguía siendo un desconocido para Naruto. Aún no estaba convencido de que el chico recuperara la memoria en su totalidad, pero lo prefería de ese modo a verlo sufrir cuando rememorara los actos que había perpetrado anteriormente.
 
No era su culpa. Naruto padecía aquella enfermedad que tergiversaba ideas en su cabeza, instándolo a cometer las atrocidades sin tener conocimiento de ello. No era él cuando había llevado a cabo los asesinatos, su mente estaba en otro sitio. Su cuerpo en cambio, actuaba cual vil marioneta desprovista de emociones, solo seguía ordenes, solo escuchaba la personalidad ajena a la suya, un fantasma...no. Un...demonio.
 
-Aquí está bien- lo rodeó lentamente y sin dejar de sostenerlo, ayudándolo esta vez a tomar asiento sobre el sofá. Naruto mantuvo la mirada pérdida en algún punto de la recámara, asimilando el nuevo entorno, la comodidad reinante, la gratificante sensación de estar en casa. A pesar de que tenía muy poco en ese lugar.
 
-¿Te gusta?
 
-¿Ah?- Naruto pestañeó ante la interrogante, disipando su atención de cierto objeto en específico, sus orbes tintineando en un dejo de duda. Vio a Itachi caminar hacia la repisa, apartando los libros hacia un lado para tomar el artilugio brillante que resaltaba entre los volúmenes. –Un cuervo- comentó distraídamente, enfocando más de cerca aquel collar que Itachi le había acercado. Efectivamente, se trataba de dicha ave, un símbolo cubierto de plata, un dije aparentemente representativo para el joven.
 
-Es tuyo- sonrió Itachi, deslizando con lentitud la cadenilla sobre el cuello del rubio para posteriormente cerrar el broche. Naruto lo tomó entre sus dedos, sumamente desconcertado por el detalle. Hasta ese momento Itachi le había obsequiado una cantidad exorbitante de cosas, rosas, chocolates, perfumes, libros...
 
Pero ese regalo en específico le atraía sobremanera. Naruto sonrió débilmente, de pronto nervioso y confundido por haber aceptado todo aquello. Por permitir que ese joven que se decía amigo de Jiraiya le diera ese trato tan sublime. No era más que un incordio para él. incluso en las rehabilitaciones fue él quien se encargó de apoyarlo, de animarlo a llevar un tratamiento acorde a su enfermedad, una que no comprendía del todo, así como no le tomó mayor importancia saber que Jiraiya no estaría presente esta vez, ni las posteriores.
 
Confiaba en Itachi porque no le había dado razones para dudar de él, jamás lo agredió de ninguna manera, sino lo contrario.
 
-¿Pasa algo?- cuestionó Itachi, desviando su atención del dije para pasar a mirarlo al rostro con un deje inquisitivo. Negando con la cabeza, Naruto volvió a sonreír, posó los dedos pulgar e índice sobre el broche del dije.
 
-No creo que deba aceptarlo- Itachi se limitó a mirar las acciones inconscientes de Naruto, su mirada confundida, su sonrisa ansiosa, sus dedos rozando el broche, parecía debatirse entre quitárselo o no hacerlo.
 
-Lo compré para ti- explicó Itachi a modo persuasivo, esperaba que con ello Naruto al menos recordara un poco, pero ser egoísta estaba fuera de discusión. Él no quería que recordara absolutamente nada más que a él, y aquello era una falacia en el amplio sentido de la palabra. Era ilógico suponer que Naruto solo recordaría una parte de todo el patrón de sufrimiento que lo había llevado a recaer hasta ese punto. Se conformaba con tenerlo con él, sano y salvo, alejado del bullicio urbano, donde nadie podría dañarlo, donde podría salir adelante por su cuenta, sin tener que pagar el costo de padecer un trastorno que parecía no existir mas.
 
Ya habían transcurrido tres meses desde el incidente. Desde que Naruto se sumiera en la amnesia. Solo recordaba su estadía en la institución psiquiátrica, a Jiraiya y la convivencia que había tenido con el mismo, estaba al tanto de estar enfermo pero nunca preguntaba de qué se trataba. Estaba atrapado entre el pasado y el presente. Afortunadamente el pasado se limitaba a esos factores. Para su infortunio, él no existía en esa realidad subalterna, no era más que una sombra, un desconocido que poco a poco iba tomando un lugar importante en la vida de Naruto.
 
-Entiendo- la sonrisa en los labios de Naruto fue genuina en esta ocasión. Soltó el dije, agradeciendo con una sutil reverencia por el gesto. Itachi acercó la mano en su dirección, deteniéndose poco antes de poder ejercer una caricia en su mejilla, reprimiéndose ese impulsivo actuar, sin estar seguro de las repercusiones que pudiera traer para Naruto.
 
-Dime, Itachi- el susodicho volvió a tomar asiento, aun esperaba por la llamada de Shisui, el cual lo mantenía diario informado sobre la situación, sobre el caso no resuelto en torno a la muerte de un falso médico que había ejercido bajo otra identidad. En cualquier otro momento, se habría preocupado sobre la conclusión de aquello, habría temido que sospecharan su ausencia, que encontraran la mínima pista que dictaminaría la culpabilidad de Naruto en el crimen, adjudicándolo a él como cómplice por haberlo encubierto. Sin embargo todo tomaba otro curso al estar enterado de quien lideraba el caso.
 
"Kakashi..."
 
-¿Cuánto falta para que termine el tratamiento?
 
Itachi lo miró, forzandose a decir una respuesta a secas, pero desechando la idea de inmediato.
 
-Solo un poco más, quizá un par de meses- el semblante de Naruto ensombreció, se mordió el labio inferior y sus facciones se tensaron un poco. Itachi prestó atención a ese hecho, sin saber a qué acreditarlo esta vez.
 
-Ya veo...
 
Itachi lo vio dudar, su expresión denotando incertidumbre. Naruto esbozó una sonrisa amarga para luego preguntar.
 
-¿Eso significa que no volveremos a vernos?
 
-No necesariamente- se apresuró a contestar, muy a pesar de que no quería sonar ansioso ante el detalle de esa mención. Naruto sabía de la muerte de sus padres, aun conservaba sus memorias en lo referente a no tener más familiares, amigos u alguien que lo apoyara. Además de Jiraiya (a cuyo recuerdo se había aferrado), se sabía solo en el mundo. –De hecho...- Itachi pensó mucho en agregar lo que estaba pensando preguntar. No quería desestabilizar la condición de Naruto, mucho menos presionarlo a tomar alguna decisión o hacerlo sentirse forzado a ello. Realmente Naruto necesitaba tiempo para asimilar las cosas, aun no era momento de mencionarle acerca de la muerte de Jiraiya, (la cual pretendía ocultar tras la mentira de un accidente automovilístico), pero el otro asunto que lo inquietaba se debía a ellos dos y solo eso. –Me preguntaba si te gustaría...
 
-Itachi, ¿tienes novia?- las mejillas del rubio se encendieron al preguntar. El aludido separó los labios, al principio confundido por haber sido interrumpido de aquella manera abrupta. Después analizó lo que se le había preguntado, sintiéndose mucho más aliviado al respecto.
 
Negó con la cabeza en una negativa contundente.
 
Naruto suspiró entre frustrado y aliviado, sin obviar el hecho de que Itachi permanecía a su lado la mayoría del tiempo, exceptuando las mañanas que era cuando Itachi debía salir a realizar las compras para el alimento y todo lo necesario para mantener el sitio perfectamente acondicionado para ambos. Naruto aun creía que su estadía en esa casa se debía a su tratamiento, que había sido Jiraiya quien encomendó a Itachi para que lo cuidara mientras tanto. El rubio solía sentirse como una carga la mayoría del tiempo, pero estaba cómodo ahí. Itachi era una buena persona, tenían sus cuartos por separado pero frecuentaban la presencia del otro casi con desespero.
 
-En realidad me gusta alguien- confesó Itachi al no oír nada más de parte de Naruto, quien se había quedado pensando en la probabilidad de cuestionar algo más sin tener que invadir la privacidad del joven.
 
-Ah...- nuevamente el entusiasmo en su rostro se esfumó por completo, las comisuras de sus labios se curvearon hacia abajo en una mueca de evidente decepción.
 
-Creo que le conoces- siguió diciendo Itachi, sin borrar su sonrisa pacífica. Naruto se inclinó hacia adelante, cerrando los ojos y negando con la cabeza en desaprobación. Sin atreverse a preguntar por ese alguien. –Lleva el dije de un cuervo en este momento- precisó, esperando por la reacción del rubio, la cual no tardó en relucir.
 
Naruto se mostró escéptico al comienzo, como si fuera algo absurdo siquiera el considerar que se trataba de él. Itachi no varió su expresión al saberse observado detenidamente, sabía que Naruto trataba de corroborar que no se tratara de alguna broma pero evidentemente no era así. Se estaba arriesgando demasiado al decírselo pero no toleraría guardar ese secreto por mucho más tiempo, lentamente comenzaba a ceder ante él, ante su atractivo y la inocencia que lo había caracterizado en primer instancia. Naruto le gustaba muchísimo, y si existía una forma (por más compleja que fuera) de estar con él nuevamente como su pareja, estaba dispuesto a aceptar los riesgos.
 
-¿De...veras?- musitó Naruto vacilante, perdiéndose por una fracción de segundo en los ojos ónix del muchacho. La atracción entre ellos era más que perceptible, pero él se rehusaba a aceptar ese hecho, sobre todo a creer que alguien tan increíblemente apuesto y amable como Itachi se fijara en un simple enfermo, pobre, y huérfano como él. Resultaba demasiado utópico para suponerlo de ese modo. Y a pesar de ello, lo vio sonreír, un leve bosquejo de diversión se amplió en los labios del moreno. Un gesto contradictorio a parecer de Naruto. No lo comprendía, aun no llegaba a entender qué era aquel sentimiento de tristeza que en veces lograba entrever en las oscuras pupilas de Itachi. Se veía de alguna manera nostálgico, como si añorara que él dijera algo mas, ¿pero qué?
 
Itachi acortó aun más la distancia entre ellos, colocó sus manos sobre las de Naruto, las cuales reposaban en las rodillas del rubio, ejerciendo una ligera presión sobre las mismas en clara señal de nerviosismo.
 
-De veras-dijo tratando de romper el incómodo silencio que se había instalado entre ellos. Le agobiaba que Naruto tuviera un trato lejano con él, formal, como si se tratara de algún desconocido. Sin embargo sabía que podía ser mucho peor, así al menos podrían intentarlo de nuevo. –Me gustas, Naru...
 
-Hace mucho que no salimos a caminar- lo irrumpió inoportunamente el rubio, a sabiendas de lo que Itachi pretendía decirle. El muchacho calló, sintiéndose inmediatamente repelido. Bajó la mirada y se quedó pensativo por algunos instantes. Era claro que Naruto seguía considerándolo una amenaza, aun había un impedimento, desconfianza, Naruto debía estar dudando de la veracidad de sus palabras. Y no lo culpaba, solo...esperaba otra respuesta.
 
-Tienes razón- forzó una sonrisa y se incorporó con la amargura rozándole la garganta. Naruto aceptó gustoso la mano que se le extendía, haciendo apoyo en ella para levantarse.
 
La conversación había quedado relegada una vez que ambos salieron a caminar, a recorrer el claro y sus alrededores. Una de las ventajas de haber alquilado aquella cabaña se centraba en el bello paisaje del lugar, la gran privacidad de la que disponían y sobre todas las cosas, el anonimato que les proporcionaba el hecho de instalarse en una de las reservas naturales de la ciudad que había quedado en el olvido debido a la escases de flora y fauna. Y aun con ello, mantenía la belleza característica de la zona. Era el sitio perfecto para pasar desapercibidos, e Itachi no podía haber estado mas de acuerdo en acceder a quedarse, el costo por año era muy bajo, además, no pensaba quedarse demasiado, solo los meses necesarios, hasta que dieran por finalizado el caso.
 
-Itachi...- musitó el rubio, dubitativo. El aludido de detuvo, había estado sosteniéndolo de un costado de la cintura para evitar que Naruto tropezara con alguna rama o la irregularidad del camino, en ningún momento pensó que pudiera sentirse incómodo ni mucho menos. Lo miró de soslayo, sin encontrar mayor reacción en la mirada celeste que no fuera arrepentimiento. Simple y llana culpa. -¿Te molestaste por lo de hace un momento?
 
Negó despacio con la cabeza, siendo quizá demasiado vacilante al hacerlo puesto que Naruto le sostuvo la mirada con firmeza, como si hubiera podido ver a través de la mentira.
 
-Imposible molestarme contigo. Solo...solo estoy algo cansado- corrigió a tiempo su último pensamiento, reteniéndolo en lo más profundo de su subconsciente. Naruto separó un poco los labios, volviéndolos a cerrar al oír el claro sonido de un motor por las cercanías. Sabía la ubicación de la carretera pero, rara vez se escuchaban los automóviles tan cerca del bosque como en ese momento, era como si alguien se estuviera introduciendo, acercándose entre la arboleda. Lo oía muy cerca, demasiado.
 
Itachi frunció gradualmente el entrecejo al reconocer la desgarbada cabellera que quedó al descubierto cuando Kakashi se retiró el casco, con una prominente sonrisa en los labios.
 
Naruto entrecerró los ojos para distinguir mejor al recién llegado. Una ligera punzada se suscitó en sus sienes pero se disipó rápidamente, a medida que el extraño que vestía un uniforme policial se acercaba hacia ellos. Naruto retrocedió un paso sin ser consciente de ello, sin experimentar nada más que extrañeza y un leve dejo de temor por la presencia de un oficial. Nunca había visto a uno en lo que llevaban ahí.
 
-¿Qué haces aquí?- Itachi se adelantó algunos pasos para ir a su encuentro, evitando con ello que Kakashi se acercara mas a Naruto. El joven de cabellos plateados esquivó decisivamente su mirada para ver por encima del hombro de Itachi, contemplando atento la reacción semi aturdida y temerosa del adolescente. Conocía sus limitaciones, más que nunca había aceptado su destino. A pesar de todo necesitaba verlo por sí mismo una vez más, cerciorarse de que estuviera bien. Después de todo, el caso estaba próximo a terminar por la falta de pruebas y distorsión de las mismas.
 
-No deberías ser tan impulsivo- sugirió en voz apenas audible, aunque sonó más a una orden. Itachi aseveró aun más la mirada, después retrocedió, fingiendo indiferencia y confusión por la llegada de Kakashi, sabiendo que tenía razón en eso. Naruto sospecharía si le hablaba con tanta confianza. -¿Ha recordado algo?
 
-Nada- dijo tajante, dándose media vuelta, mostrándose meditativo. Después alzó un poco más la voz para que Naruto le oyera. –A dos kilómetros hay un retorno.
 
Kakashi se mostró impasible, renuente a seguirle la corriente sobre una supuesta consulta de ubicación. Le disgustaba que Itachi se precipitara a los hechos y prácticamente lo forzara a ser parte de ellos.
 
-Dos kilómetros- vociferó, aparentando meditar aquello, posando nuevamente con disimulo su mirada en el chico. Pese a todo, se veía bien, saludable.
 
-Yo...- Naruto se acercó cojeando hacia Kakashi, alternando su mirada entre la hierba y el peliplata, meditando sus palabras. Itachi le bloqueó el paso, instándolo a devolverse, sumamente preocupado de que pudiera recordar algo. Naruto lo rodeó lentamente, decidido a mirar de cerca a aquel sujeto. Itachi se petrificó en su lugar, suponiendo lo que sucedería luego. –No sé porque- Naruto se limpió las lágrimas que habían escapado furtivamente de sus ojos, su pecho se había encogido al mirar a ese hombre pero no entendía la razón. –Pero quería darte las gracias.
 
Los ojos de Kakashi se abrieron desmesuradamente al escucharlo. El dejo de duda persistía en las pupilas azules de Naruto. No pudo resistirse a abrazarlo, a estrecharlo en sus brazos, disfrutar del ínfimo contacto aunque fuera una vez más.
 
-No deberías ir dando las gracias a desconocidos- farfulló en un hilo de voz, rogando interiormente por no quebrarse delante de él o, de lo contrario, su pobre actuación se iría directo a la basura. -¿Estás bien aquí?- quiso saber, aspirando el dulce aroma de los cabellos dorados de Naruto, el cual asintió casi instintivamente. –Bien- se apartó forzosamente, enfundando las manos en los bolsillos del pantalón. Itachi había optado por mantener la distancia, algo decaído por aquella escena que aun denotaba alguna clase de interés sentimental por parte de Naruto. Se sentía fatal por no poder decirle la verdad, por no dejarlo escoger libremente. Pero aquello implicaría forzarlo a recordar y quizá no sobreviviera al saber la verdad.
 
-Este lugar....- Kakashi miró en derredor, deteniéndose a observar con claridad la serenidad reinante, un desesperado intento por evadir la mirada tímida y confusa de Naruto. –Parece agradable. Es posible que regrese pronto- aquella advertencia no pasó desapercibida para Itachi, quien, mas decidido, se encaminó hacia Naruto, dispuesto a retomar la caminata que había sido inoportunamente interrumpida por el peliplata. –Por cierto, mi nombre es Kakashi- dijo lo ultimo dirigiendo una fugaz mirada al rubio.
 
Naruto asintió sonriente, estrechando su mano tanto a modo de despedida como de disculpa por su extraño comportamiento. Lo cierto era que nunca había visto a ese oficial, pero su consciencia le había estado repitiendo con insistencia que le agradeciera por algo. Solo esperaba no haberlo incomodado.
 
-Hasta luego- se despidió Kakashi con un gesto de mano. Itachi ladeó el rostro, entre indignado y molesto con él. Lo vio perderse en medio del prado. Tras asegurarse que el sonido del motor desapareciera, se volvió a Naruto, quien, ensimismado, miraba hacia la vereda.
 
-¿Continuamos?- ofreció su brazo como medio de apoyo, Naruto sonrió más tranquilo, accediendo a la ayuda.
 
-Itachi, quería decirte algo...- comentó después de unos minutos de caminata. Itachi disminuyó progresivamente el paso, expectante a lo que Naruto diría. Eran tantas las suposiciones que no se atrevía a preverlo, temía que hubiera despertado alguna clase de sentimiento en Naruto ahora que había visto a Kakashi. La inseguridad lo carcomía, lenta y tortuosamente. –También- Naruto agachó la mirada, apenado al saberse observado tan fijamente por el muchacho. Aun no lo conocía lo suficiente pero quería hacerlo. –También...me gustas.
 
El rostro de Itachi pasó de la incertidumbre a la felicidad ante la afirmación de Naruto. La latente amenaza seguía presente, pero se había atenuado en su mente tras oír aquellas palabras.
 
Cuando Naruto se volvió hacia él, Itachi se inclinó ligeramente, cerrando los ojos en el proceso. Lo besó lentamente, primero un suave roce y después un beso más firme y decisivo. Demandante y apasionado. Naruto no dudó esta vez en corresponder aquella unión de sus labios con los de Itachi, rodeó su cuello con ambos brazos y así, perdidos en la inmensidad del bosque, se besaron una y otra vez, disfrutando y anhelando la compañía del otro.
 

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