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Festival del amor por RLangdon

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-He pensado en irme.
 
Tristemente Naruto ya había sopesado aquella afirmación. Y la odiaba, detestaba sentirse tan inseguro respecto a las intenciones de Sasuke. Aún estaba allí, con ellos, era un aliado, y sin embargo cabía la posibilidad de que la situación cambiara de un día para otro
 
-Si te vas, yo...- Naruto agachó la mirada, permitiendo que algunos mechones rubios ocultaran su brillosa mirada celeste. Comenzaba a recobrar el raciocinio, finalmente la sensación de embriaguez abandonaba su cuerpo.
 
-¿Tú qué?-  presionó Sasuke, irritado al rememorar lo que Naruto había dicho en el bar.
 
"Eres mi amigo"
 
-Te traería de vuelta- con una sonrisa extendiendose en sus labios, Naruto levantó prontamente la mirada. Se rascó la mejilla con una uña al notar el gesto despectivo que Sasuke le dirigía. -Pelearía contigo, y aun en contra de tú voluntad, haría que regresarás, Sasuke.
 
Sasuke esperó pacientemente a que mencionara la palabra "amigo" para dejarle en claro lo que pensaba sobre eso.
 
-Tú perteneces aqui, Sasuke- tomó el muñeco de trapo y se lo arrojó con fuerza en un brazo. -Orochimaru solo quiere utilizarte.
 
-¿Y qué si es asi?- Sasuke endureció la mirada. -¿Qué sabes tú sobre Itachi?- pisó con fuerza el muñeco para canalizar la rabia que sentía de solo nombrarlo. -Si quiero vencerlo, tengo que volverme fuerte.
 
"Y no lo conseguiré si me quedo"
 
Lentamente las comisuras de los labios de Naruto dejaron de curvearse, hasta formar una linea recta donde antaño hubo una sonrisa de plena confianza.
 
-Podríamos entrenar juntos- sugirió, y sin darse cuenta de sus acciones, salió de la cama para ir hasta Sasuke, cada vez más desesperado por hacerlo entrar en razón. -Los dos nos volveríamos más fuertes y venceríamos a Itachi. Como un equipo, dattebayo..
 
Equipo. Nuevamente Sasuke se sintió sumergir en un lobrego abismo de contradicciones que se anteponían a sus deseos. Quería irse, pero a la vez le resultaba inverosimil apartarse de Naruto. Su primer y único lazo. Su primer y único amigo. Y...
 
Su primer y único amor.
 
Podía alejarse de él. Claro que podía. Era una simple y llana cuestión de sentimentalismo. Pero entonces, si realmente quería deslindarse de lo que sentía hacia Naruto, tendría que matarlo, en el mejor de los casos lo reemplazaría por alguien.
 
"Pero no es tan sencillo, ¿cierto?, porque es a él a quien amas"- le recriminó su subconsciente.
 
Sasuke salió de sus cavilaciones y observó meditabundo como los labios de Naruto se movían una y otra vez, pronunciando una retahíla de palabras que de pronto habían perdido todo sentido para él.
 
Las oía, pero no las razonaba.
 
-¿Sasuke?- cuando Naruto preguntó si se sentía bien, Sasuke hizo lo más estúpido e irracional que cualquier Shinobi en su lugar podría hacer.
 
Besarlo.
 
Al principio lo hizo con violencia, estampando sus labios en los de Naruto para saciar esa necesidad fisica que venía sintiendo desde hacía una semana. Tomó a Naruto de las caderas y, sintió, como lentamente el rubio se unía a sus movimientos labiales, entrelazando a a su vez los brazos tras de su cuello para amoldarse mejor a él.
 
Sasuke cerró lentamente los ojos y se aventuró a besarlo, siendo esta vez premeditado con sus movimientos. El primer beso que le había dado a Naruto había sido técnicamente a la fuerza. Ahora esperaba ser correspondido en tiempo y forma.
 
Y así fue. Ni bien sus labios encontraron los contrarios, Naruto se dispuso a seguir nuevamente el ritmo, guiándose por el anterior contacto labial, sus bocas fundiendose en un beso más íntimo y apasionado.
 
Sus alientos se entremezclaron entre el intenso roce. Naruto separó un poco los labios cuando el Uchiha así lo exigió. Sintió la lengua ajena entrar en su cavidad, restregándose sobre la propia en un constante vaivén que lo dejaba sin aliento. Sus dedos se enredaron en el cabello de Sasuke. Apenas si podía digerir lo que estaba pasando, pero de cualquier modo se sentía bien. Siempre los besos de Sasuke se sentían bien. Y Naruto ya había perdido la cuenta de cuántas veces se habían besado en el lapso de un año.
 
-Mmh, Sasuke- replicó en un jadeo ansioso cuando el Uchiha se apartó bruscamente de él para mirarlo fijamente a los ojos.
 
-Eres mi amigo, dices, y aun asi permites que te bese. -se mordió las comisuras de los labios, meditando en si debería ir más allá pese a estar consciente de que las cosas se complicarían entre ellos. -Tengo que irme- anunció sin mucha convicción. Naruto lo miraba de hito en hito, tratando de comprender de qué iba el asunto esta vez
 
-Quedate- pidió, cubriendose la boca con ambas manos poco después. Sus expresivos ojos azules se abrieron mucho más en tanto Sasuke se encaminaba hacia él con un semblante de lo más indescifrable.
 
-¿Qué has dicho, Usuratonkachi?
 
Y aunque estaba fuertemente sonrojado, Naruto desvió la mirada hacia la cama, a sabiendas de que el bastardo quería humillarlo al cuestionarselo directamente, poniendo en manifiesto los sentimientos que intentaba, de una u otra manera, contener. Habían tantas razones para querer ser precavido, pero ninguna convincente para mantener la boca cerrada por más de un minuto.
 
-Dije que quiero que te quedes- retrocedió dos pasos. Sasuke ya estaba junto a él, escudriñandolo con sus incisivos ojos negros. En sus pupilas se alcanzaba a apreciar un diminuto destello de interes. -Aunque pensandolo mejor solo tengo una cama, dattebayo- riendo con nerviosismo, Naruto se rascó la nuca. Había sido un imbecil al sugerir semejante cosa.
 
¿Ellos dos en su casa y además compartiendo cama?...ni hablar. Además Naruto solía balbucear dormido...
 
-Tampoco te gusta el desorden- Naruto apremió sus palabras con una amplia sonrisa que se desvaneció al notar la reticencia de Sasuke en cuánto a marcharse. -Solo tengo un juego de sabanas- retrocedió dos pasos más y sus piernas golpearon la base de la cama, haciendole caer de espaldas sobre el colchón.
 
Naruto apretó los parpados. Intentó dar un salto para incorporarse pero entonces sintió el peso ajeno hundiendo aun más la superficie del colchón. Antes de que pudiera abrir la boca, Sasuke ya se había posicionado encima de su cuerpo. Sus tremulas manos viajaron desde sus codos hasta situarse en sus muñecas, las cuales asió firmemente contra la cama.
 
Su ritmo cardiaco se aceleraba conforme Sasuke iba aflojando el agarre. Lo único coherente que se le ocurrió a Naruto al saberse expuesto bajo el cuerpo del pretencioso Uchiha fue, ni más ni menos que una pelea.
 
¡Eso tenía que ser!
 
Seguramente había ofendido el orgullo de ese bastardo y Sasuke quería golpearlo en venganza. Pero, de ser así, ¿por qué Sasuke parecía estarlo analizando con su siniestra mirada de apatía?
 
-Tu kunai me está lastimando la...- Naruto se interrumpió a sí mismo tras levantar un poco la cabeza. Tarde se dio cuenta de que Sasuke no llevaba ningún arma consigo. Era su dura entrepierna lo que se estaba hincando en uno de sus muslos. -Oh- atinó a exclamar, con los ojos bien abiertos en un gesto de muda impresión.
 
Varias veces Naruto había despertado con una erección similar. Tal suceso se presentaba cuando dormía pensando en el Uchiha y su tonto complejo de superioridad. Sin embargo, con cada sueño humedo, Naruto había intentado convencerse de haber estado soñando con una chica, una muy guapa. ¡Una como Haku...!
 
Y entonces caía en la cuenta de que, muy probablemente, sus gustos respecto al ideal de chica, ya no eran los mismos.
 
-Sasuke- llamó con voz temblorosa. Cerró los ojos. -No creo que esto...- lo siguiente que brotó de sus labios se asemejó a un jadeo ronco y ansioso. Sasuke se había inclinado sobre su cuerpo, dejando un recorrido furtivo con los labios, ascendiendo con lentitud desde su cuello hasta su boca, misma que se encargó de silenciar.
 
Naruto quiso aspirar aire al sentir la cálida mano colarse dentro de sus pantalones, invadiendo su ropa interior y cerrandose en su hombría.
 
-Veamos que tan resistente eres, Usuratonkachi- susurró Sasuke contra su oido, dando inicio a una serie de estimulos con solo imponer un firme y lento vaiven en el miembro del rubio.
 
Subía, bajaba. Aumentaba y disminuía el ritmo mientras Naruto se retorcía bajo su inestable tacto, profiriendo suplicas y maldiciones a la par.
 
-De...detente, Sasuke- pero lejos de desearlo, Naruto lo estaba disfrutando. Las deliciosas sensaciones en su cuerpo lo habían traicionado y, para cuando quiso darse cuenta, ya tenía su frente apoyada contra el torso de Sasuke, su mano deslizandose hasta el mismo punto que encendía una llamarada en su bajo vientre, envolviendolo en un mar de jadeos y reprimidos anhelos que solo Sasuke podía saciar.
 
-¿Te gusta, Naruto?- un inmenso regocijo se apropió de Sasuke luego de que lograra desencadenar un potente orgasmo que culminó en su mano.
 
Con la cabeza hecha hacia atras, Naruto apretó fuertemente la mandibula para contener el último gemido. Todo su cuerpo se relajó, pero su pecho subía y bajaba con rápidez. Su mente se había quedado completamente en blanco.
 
-Teme- resolló. -Cuando te dije que quería mi regalo, no me refería a esto- su rostro se encendió al ver a Sasuke deshaciendose de su remera. -Pervertido- ladeó el rostro hacia su izquierda, pero no hizo ningun intento de levantarse.
 
Sasuke reflexionó en lo hilarante que era todo. Naruto le gustaba, le irritaba y le excitaba al mismo tiempo. Todo ello tenía lugar en sus disputas diarias, en su absurdo afan por superar al contrario. Pero por vez primera, Sasuke se sintió complacido al tener total control de la situación. No tenía experiencia alguna en el ambito sexual, estaba consciente de que todos en la aldea lo tenían por frigido o asexual y, no obstante, ahí estaba. Más excitado que nunca, deseoso de profanar el cuerpo de quien fuera su enemigo y a la vez su amigo, su rival y compañero de equipo, el ninja más impredescible e ingenuo de toda la aldea.
 
Cuando Sasuke afianzó uno de los bordes del pantalon naranja, Naruto le dirigió una mirada cargada de incertidumbre.
 
-Sasuke.
 
El susodicho experimentó un doloroso tirón en su entrepierna. Retiró la estorbosa prenda y esta vez fue Naruto quien se incorporó sobre sus codos para besarlo. Mañana podrían arrepentirse o maldecirse por haber cedido al impulso ocasionado por el exceso de esa noche. Por el momento se entregarían como los amantes que en realidad eran.
 
Con un estremecimiento en su cuerpo, Naruto hizo lo posible por quitarse la ropa. Primero fue la chamarra, después la remera. Los dedos le temblaban cuando impulsó sus caderas hacia arriba para sacarse los pantalones.
 
Podía sentir la fuerte mirada lividinosa que Sasuke le dirigía, y en cierto modo le encantaba. Siempre lo desconocido, lo ímpio y prohibido era más deseable para sus ansias curiosas que ahora anhelaban esa nueva experiencia.
 
Quería a Sasuke. Tanto como se puede desear un tazón de ramen luego de una exhaustiva misión al termino del día. Pero eran vagas comparaciones, era un imposible equiparar su verdadero sentir por el Uchiha. Y una enorme disyuntiva el hecho de no tener la certeza de saberse correspondido.
 
Sus labios se encontraron en medio de la oscuridad reinante. Apenas unos finos haces de luces se deslizaban por la penumbra de la recamara, inundando los recovecos con aquella extensión de plata que se erguía imponente en el firmamento, reflejandose su eterea silueta en el cristal de la ventana y, siendo testigo de la únión covalente entre dos polos opuestos.
 
Las manos de ambos se entrelazaron con mayor firmeza en medio del constante vaivén de las caderas del moreno.
 
Naruto mantenía los labios ligeramente entreabiertos. Pronto la sensación de incomodidad había desaparecido de su cuerpo. En un primer momento sintió dolor (quizá porque era la primera vez que mantenía relaciones), solo experimentó un poco de incomodidad cuando los dígitos de Sasuke se movían en su interior una y otra vez para dilatarlo. Las ligeras y dolorsas punzadas dieron inicio cuando el Uchiha se hundió poco a poco en su interior, haciendo punto de apoyo con las manos a los costados del cuerpo de Naruto. Había sido toda una odisea penetrarlo y al mismo tiempo procurar no infringirle dolor (al menos no demasiado). A partir de ahí fue más sencillo. Sasuke había empezado a empujar las caderas en un ritmo cadencioso, habituandolos a ambos al tan contradictorio acto carnal que dio rienda suelta a los impulsos, la pasión y la adrenalina contenidos a lo largo de los años.
 
Sasuke detuvo sus embestidas unos instantes, ignorando deliberadamente la queja que soltó Naruto por tan repentino cese. Se acomodó mejor entre las piernas del rubio, afirmando sus caderas con las contrarias. Recorrió con la mirada el sonrojado rostro trigueño, deslumbrado por lo bello que se veía de pronto ante sus ojos. Empero no era la primera vez que la imagen de Naruto se le antojaba de lo más deslumbrante y erotica. Si había que culpar a algo de tan futil negación a los encantos de ese rubio atolondrado, Sasuke apuntaría (sin siquiera chistar), a su orgullo como el motivo principal de su reprimida franqueza en lo que al atractivo fisico del rubio respecta.
 
Estaba haciendo su mejor intento por no eyacular tan rápido, pese a que el líquido pre seminal goteara de su hombría con cada nueva (y dura) arremetida. Sasuke lo comprobó al salir lentamente de Naruto. Era la sensación de desespero por consumar pronto el acto, lo que incrementaba el éxtasis en su cuerpo.
 
Sasuke jamás estuvo con nadie en el pasado, nunca compartió su cama con otra persona. Le había tomado años convencerse de estar prendado del único que ninja que despertaba en él deseos de rivalidad, necesidad de superación. De forma ironica, Naruto había sacado a la luz lo mejor y lo peor de sí, tales eran las emociones ligadas a la envidia cuando era espectador de la fuerza incipiente que el Uzumaki poseía. Asimismo Sasuke se contradecía al querer protegerlo, cuidar de él y verlo (por más remoto que fuera) cumplir su sueño, aquello por lo que Naruto luchaba día a día, la razón de las burlas hacia su persona que habían desarrollado una baja autoestima que permanecía oculta tras su perenne máscara de sonrisas, las que Sasuke admiraba en secreto.
 
Esa era la primera vez que estaban juntos intimamente, y aunque Sasuke no tenía experiencia de esa índole, supuso, al notar la expresión ruborizada del rubio, que no lo hacía tan mal como él pensaba.
 
-¿Por qué…?- Naruto respiraba agitado bajo el cuerpo del moreno. Sentía la molesta sensación de vacío en su interior. -¿Por qué te detienes?- inquirió flexionando un poco las rodillas.
 
Todavía excitado, Sasuke se sonrió, satisfecho de que su rubio amante tuviera que pedirle que retomara su actividad.
 
Y lo hizo.
 
Besó los hombros desnudos de Naruto mientras se impulsaba nuevamente para penetrarlo.
 
Naruto suspiró placenteramente, sus manos aferraban las mantas del colchón. Buscaba canalizar sus sensaciones al rasgar los pliegues de las sabanas, pero sus instintos lo orillaron a asirse de la espalda de Sasuke en tanto este lo penetraba a una velocidad más rápida, entrando y saliendo de él casi por completo
 
Y Sasuke se sentía a desfallecer a medida que se deslizaba una y otra vez para mancillar las estrechas y cálidas paredes que aprisionaban placenteramente su erección.
 
Un diluvio de gemidos y jadeos roncos resonaban entre las cuatro paredes que constituían el dormitorio.
 
Ambos gemían, se acariciaban, suspiraban y se estremecían por las acciones del contrario.
 
-Sasuke...
 
El Uchiha hizo un esfuerzo sobrehumano para no correrse ahí mismo. Oír a Naruto gimiendo su nombre al tiempo que sentía sus dedos hundiendose en su espalda, era un maldito delirio que, de buenas a primeras, podía convertirse en una adicción.
 
-Sah…Sasuke- Naruto se mordía el labio inferior cada vez que el susodicho salía de su interior casi por completo para volver a entrar en él con fuerza, sentía el miembro palpitante golpeando su interior insistentemente, llenandolo por completo, bombeandolo hasta el cansancio, hasta que su raciocinio se volvía nulo y su esfinter se contraía involuntariamente para acoger cada dura arremetida a su prostata.
 
Naruto ni siquiera se percató de en qué momento enredaba las piernas a la altura de la cintura del Uchiha, estaba tan cegado por el placer que, solo pudo volver en sí cuando una fuerte embestida lo hizo arquear involuntariamente la espalda. Entonces descendió una mano hacia su propia erección para comenzar a masturbarse. En un principio se había reprimido por la vergüenza que le provocaba saberse observado por el otro. En cambio ahora, con el cumulo de emociones a  flor de piel, los constantes roces y las sensaciones mutuas, no se cohibió en hacer lo que su propio cuerpo le exigía. Y es que Sasuke se movía tan bien dentro de él que, no quería que parara, pero al mismo tiempo sabía que el mismo no podría soportar mucho más
 
Sasuke contenía de vez en cuando los jadeos que amenazaban con volverse más fuertes. Estaba demasiado excitado para detenerse, demasiado excitado para pensar en nada más.
 
Gruesas perlas de sudor se deslizaban por sus sienes debido al esfuerzo fisico. Asimismo los mechones negros se habían adherido a su frente. Estaba enloquecido, pero no quería detenerse.
 
Con el paso de los segundos se sentía más y más humedo, más y más caliente.
 
Y el bello rostro pueril solo intensificaba su excitación y goce. Sasuke lo sentía estremecer cada vez que empujaba su pelvis contra las caderas del rubio.
 
Decidido y con la sensibilidad a tope, se inclinó sobre el cuerpo de Naruto para degustar de los labios que tantas veces pronunciaban su nombre, como si de una letanía se tratase. Adentró despacio la lengua en la dulce cavidad que tan bien conocía ya. Naruto dejo de arañarle la espalda para pasar sus brazos alrededor del cuello de Sasuke. Las penetraciones se tornaron más lentas pero igualmente profundas.
 
Gemidos ahogados morían en la boca contraria. Naruto sentía su propio cuerpo retorciéndose de placer y…le gustaba. Nunca antes se había sentido así de bien, aunque no pensaba decirlo en ese momento. Con trabajo podía seguir los movimientos labiales de Sasuke, quien, no se contuvo y procedió a recorrer la piel del rubio con su mano libre.
 
La suave y húmeda piel trigueña se estremecía entre cada caricia, cada surreal toque. Sasuke sentía su mente obnibulada, no razonaba, no pensaba, ni mucho menos premeditaba cualquier movimiento, simplemente se dispuso a disfrutar del acto en su totalidad, ya sin importarle el hecho de que Naruto posiblemente pensaría que era un pervertido o algo por el estilo.
 
-Sasuke...ya no…puedo- Naruto sentía inmensas oleadas recorrerle de pies a cabeza. Tuvo que ladear el rostro cuando los labios de Sasuke se posaron en su cuello para dejar un camino húmedo sobre su piel.
 
El mullido colchón se hundía donde ambos cuerpos se movían frenéticamente, uno sobre el otro. Naruto llevo nuevamente su cabeza hacia atras, rindiendose por las constantes descargas en su cuerpo.
 
-Maldicion…- era la primera vez que Sasuke soltaba tantas maldiciones seguidas. Y no se debía precisamente a que estuviera molesto. Por el contrario, no se había sentido tan bien hasta ese momento. Podía asegurarlo con los ojos cerrados.
 
Sintió como sus piernas perdían fuerza, las rodillas le flaquearon y sin poder preverlo, Sasuke se tensó sobre el cuerpo de Naruto. El orgasmo lo azotó con fuerza.
 
Oyó a Naruto sollozar en placer al tiempo que sus uñas se hendían con fuerza en su piel.
 
Sasuke contrajo ligeramente las cejas en un rictus de placer que lo llevo a tomar a Naruto de la nuca, buscando desfogarse en una última embestida al tiempo que sellaba el prolongado suspiro en un húmedo beso que Naruto recibió gustoso.
 
Naruto se arqueó con fuerza en tanto eyaculaba entre ambos cuerpos. Vio, por una fracción de segundo, como una estela de luces estallaba detras de sus parpados. Lo anexó en su subconsciente con los fuegos artificiales, solo que la pirotecnia no tenía ese efecto tan exquisito y al mismo tiempo relajante.
 
Los espasmos procedentes del orgasmo duraron un par de segundos más en los cuerpos agitados y sensibles.
 
Poco a poco, Sasuke se incorporó para salir del rubio. Ni bien lo hizo cuando los parpados le pesaron, el cansancio lo hizo colapsar junto a Naruto. Y asi, desnudos, exhaustos y complacidos, se durmieron.
 

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