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Juegos de seducción por RLangdon

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Ninguno lo vio venir. En cuestión de segundos, estaban siendo rodeados por los ninken de Kakashi y, este último invadió el centro de la habitación (Kunai en mano) y presto para lo que hiciera falta.
 
Debido al cansancio emocional, Naruto no se había detenido a pensar en un plan prudente. Itachi no estaba en mejores condiciones. Ambos se hallaban escasos de chakra, especialmente el Uzumaki.
 
-Usted- lo señaló con el índice, sumamente irritado por aquella repentina emboscada. Veía cansancio en el lenguaje corporal de su Sensei. No soportaría mucho tiempo tampoco.
 
-¿Qué diablos haces, Naruto?- Kakashi avanzó un paso en su dirección.
 
Naruto sopesaba el hecho de salir por la ventana, sin embargo, no podría esquivar a los ninken. Itachi estaba demasiado exhausto y enfermo para recurrir a cualquier técnica ocular. Asi que ¿Qué hacer?
 
-Escuchame. Todo ha sido un malentendido, Naruto.
 
Pero Naruto no quería escucharlo. No deseaba ser testigo de múltiples mentiras, no quería ser manipulado y engatusado para volver a Konoha. No tenía a nadie allí. Todos lo odiaban, se lo habían demostrado por segunda ocasión ante la reacción generalizada de su retorno. Incluso el sabio pervertido había urdido una estratagema con la quinta para enviarlo lejos como pseudo protección.
 
-Cierre la maldita boca.
 
Kakashi dejó de dar explicaciones en seco. Vio al rubio anudarse la banda con la insignia de la aldea rasgada, y su único ojo visible se llenó de frustración y miedo. Se sentía aterrado ante la mínima posibilidad de perder a Naruto. Era todo lo que le quedaba.
 
-No necesita excusar sus acciones...¿sabe una cosa?, tenía razón al poner aquellas reglas estúpidas. Lo que hubo entre nosotros solo fue eso, un juego, ¿no es así?
 
Itachi intentó tranquilizarlo al tomarle de la mano, pero la furia de Naruto estaba lejos de desvanecerse. Contrario a ello, su odio estaba creciendo.
 
-Naruto- Kakashi quiso hacerlo razonar, no obstante, estaba tan cansado por el recorrido y el chakra empleado para tal fin, que le costaba siquiera mantener en órden sus propios pensamientos. Todo era un caos. -Hanare no significa nada para mi. Era una misión, ¿puedes entenderlo?, tú eres el unico que me importa.
 
Naruto cayó de rodillas, cegado por el odio que nublaba su raciocinio. Estaba perdiendo el control de sí. Su piel comenzaba a sucumbir ante el poderoso chakra del Kyuubi. Era irrefrenable.
 
"Tengo que detenerlo" pensó el copyninja con desespero.
 
De un momento a otro, Itachi había abandonado la habitación, haciendo uso de uno de sus genjutsus de bajo rango para engañar a los ninken, pero Kakashi no prestó atención a su partida, y en cambio, se centró en la transformación de Naruto que estaba teniendo lugar.
 
Primero fue una cola.
 
-Pakkun- no tuvo que repetirlo, el aludido salió a toda carrera para reencontrarse con uno de los pocos ninjas que continuaban con la busqueda del jinchuriky en otra sección de la zona.
 
Ante el primer ataque, Kakashi estaba tan absuelto en preocupaciones que no pudo detenerlo. Su cuerpo impactó contra una de las paredes de la recámara, y estuvo a nada de quedar inconsciente.
 
Hizo acopio de fuerzas para ponerse de pie, mientras intentaba urdir algún plan para frenar la transformación. Dos colas más se sumaron rápidamente a la primera. El chakra rojo envolvía por entero el cuerpo de Naruto.
 
-Naruto- dijo su nombre, esperando alguna muestra de reconocimiento, pese a que sabía que era imposible. Una vez que la transformación daba inicio, su querido alumno pasaba a ser solamente un contenedor. -Tienes que luchar. No permitas que el Kyuubi te controle.
 
Esquivó el segundo golpe, sin intención de contraatacar. Él mismo había propiciado esto, y ahora no era capaz de detenerlo.
 
Naruto estaba por arremeter otro ataque cuando una prisión de madera se cerró en torno a su cuerpo.
 
-Llegarón los refuerzos- ladró Pakkun, entrando junto a Yamato y otro par de miembros del escuadrón Anbu.
 
Yamato mantuvo la prisión, reforzándola ante cada ataque del Kyuubi. Cuando parecía que el demonio del zorro se abriría paso a tráves de la madera, todo acabó.
 
Una vez disuelto el jutsu, Kakashi corrió a socorrer a Naruto, y su cuerpo entero se petrificó al notar un charco de sangre en la prisión que mantenía cautivo a su aprendiz.
 
-Tenemos que llevarlo con Tsunade cuanto antes.
***
 
Al recibir la noticia, sintió el alivio embargarlo.
 
Naruto se encontraba a salvo, estable a pesar de la hemorragia. Lo tendrían unos días más en observación por si surgían eventualidades.
 
-Naruto- cuando por fin le permitieron el paso, vio que Naruto no dejaba de llorar silenciosamente. Mantenía los ojos fuertemente apretados, fingiendo dormitar de lado. Tan frágil, tan roto.
 
De repente abrió los ojos, sus pupilas azules nubladas por el cúmulo de lágrimas.
 
-Salga de aquí. No quiero verlo nunca más.
 
Hielo, fue lo que Kakashi sintió en su pecho ante tales palabras. 
 
Evidentemente Naruto lo culpaba por lo ocurrido. Y es verdad que tenía parte de la culpa, pero él no había querido que las cosas resultaran de ese modo.
 
-Ya perdí a todos mis seres queridos- lo estrechó fuertemente, ignorando la renuencia y los esfuerzos de Naruto por apartarlo. -No quiero perderte a ti tambien.
 
Naruto se removió entre sus brazos en un infructuoso intento por apartarle. Estaba tan herido que quería estar solo, pero aquel bastardo no escuchaba razones y seguía torturandolo de un modo ruin.
 
-Quiero que se vaya y me deje tranquilo- ojala tuviera fuerzas para golpearlo. Kakashi lo tenía fuertemente sujeto contra su pecho y, por un instante, Naruto pudo sentir las lágrimas del Jounnin resbalando por un costado de su cuello.
 
-Tienes que perdonarme, Naruto. Tendrás que hacerlo en algún momento. Te necesito. Entiende...
 
En un arrebato de actitud infantil, Naruto lo apartó de sí y se cubrió los oídos fuertemente con ambas manos. Las lágrimas no dejaban de correr y él ya no quería pensar. 
 
-Dejeme tranquilo...¡abuela!- gritó, aunque en el tono, más bien parecía que imploraba.
 
Tsunade llegó poco después, acompañada por Shizune y dos miembros del Anbu.
 
-Kakashi Hatake, quedas bajo custodia a partir de ahora- lo miró reprobatoriamente, exhibiendo la enorme decepción que sentía.
 
Kakashi comprendió al instante que Naruto...lo quería fuera de su vida.
 

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