Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Azul profundo por RLangdon

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Advertencias extras: lenguaje soez, violencia. 

Nota. La historia se desarrolla en un futuro distopico.

País de fuego. Año 2050.
 
Las avionetas sobrevolaban por toda la extensión de la periferia norte, la guerra pronto finalizaría, sin embargo, los daños y muertes producidas serían irreparables. Una guerra subseguía a otra. Los víveres se agotaban, los servicios escaseaban. Y el régimen autoritario del país había sugerido una reducción inmediata en la población. Todos los jóvenes de veinticinco años o menos, serían trasladados a prisiones de máxima seguridad para ser entrenados y puestos a disposición de notables figuras de autoridad, para luego ser enviados al frente en la guerra. 
 
-Naruto Uzumaki, diecinueve años- palabras intrínsecas de un joven cuya libertad le había sido arrebatada al igual que al resto de sus compañeros. Desde su infancia había crecido junto a los tres muchachos que ahora le acompañaban en la que sería su nueva estadía dentro de los cuatro muros que se expandían en torno a la prisión de nombre Konoha.
 
El miedo no existía para Naruto Uzumaki, había permanecido dominándole por mucho tiempo, pronto el odio predominó el espíritu tan jovial e hiperactivo que anteriormente poseyera, él anhelaba la paz, solo ansiaba que la guerra terminará pronto, estaba consciente de que suplicar y doblegarse no servía de nada, tenían que ser fuertes si pretendían sobrevivir allí dentro.
 
Había sido testigo de múltiples muertes sin siquiera ser capaz de brindar su ayuda, esos cerdos que se consideraban superiores al resto no hacían más que sembrar el miedo y el caos en todo el país.
 
En efecto, el hecho de que fuera huérfano lo tenía a merced de las autoridades del país de fuego, pero nunca dejaría de luchar, aun si su esfuerzo era en vano y terminaba muriendo como el resto de sus compañeros del orfanato. La palabra rendición no compaginaba con su persona. Podían obligarle a servirles, humillarlo, maldecirlo solo por ser diferente a ellos, pero nunca tendrían el tan mencionado "respeto" que esos bastardos decían imponer con su presencia, eso no era respeto, lo que ellos generaban...era miedo.
 
-¡Segunda fila a la derecha!- ordenó uno de los tantos guardias, el uniforme que portaba solo incrementaba los aires de superioridad de los cuales ya estaban cegados.
 
El inconforme rubio avanzó por entre la masa de individuos que serían enviados a diferentes cárceles, solo tenía una cosa en mente y era sobrevivir, sin importar las deplorables condiciones a las que tuviera que hacer frente, le había prometido a sus compañeros sacarles con vida de ese lugar... ¿Cómo lo haría?
 
Ni siquiera tenía la remota idea de qué hacer para lograrlo, no lo había dicho solo por mantener viva la esperanza en sus compañeros, no, realmente no iba a permitir que perdieran la vida en ese lugar, les arrebataron su libertad pero no les arrebatarían la vida.
 
Los tres muchachos dejaron escapar un fuerte suspiro al observar al chico acercarse con porte hasta donde ellos se encontraban. Una pequeña multitud había sido reclutada para ese particular sitio, los demás serían llevados directamente al frente. La guerra estaba en su máximo punto, los refuerzos se agotaban y por lo tanto también los recursos básicos que eran otorgados a los recién llegados, agua y comida escaseaban, un coronel al mando había sido asignado por cada grupo de cien personas.
 
Ellos serían trasladados a espaldas del actual campo donde estaban, las filas comenzaron a encaminarse hasta el lugar señalado, atemorizados y siendo guiados por algunos generales, mismos que llevaban consigo sus respectivas armas, en caso de necesitar establecer el orden en el momento adecuado.
 
Varios insultos completaban las advertencias hacia aquellos pocos que se atrevían a rebelarse, vueltos inmediatamente a su lugar. 
 
-Oye, Naruto- llamó en voz baja un chico de cabello castaño, ligeramente desaliñado, su mirada fiera denotaba su carácter fuerte, unas marcas rojas se apreciaban en ambas mejillas del muchacho.
 
-Te escucho- afirmó el recién nombrado, sin dejar de caminar al lado de otro de sus compañeros, mantenía la vista en alto a pesar de la clara advertencia de azotes por alzar la mirada.
 
-Saldremos de esta, ya lo verás- su determinación era sobresaliente, más sin embargo el chico de ojos azules difería con su comentario.
 
-Claro, seré yo quien los saque- vociferó sin titubear, realmente pensaba cumplir con su palabra, muy a pesar de la escéptica actitud de sus otros dos compañeros.
 
-No creo que podamos poner un solo pie afuera- comentó Neji, un chico de piel clara y cabello castaño oscuro hasta la cintura, unido en una cinta, sus ojos poseían una tonalidad lila. Caminaba junto a Naruto, admiraba la firme seguridad de su compañero pero sería ridículo aferrarse a una idea tan irreal como lo era escapar de aquella cárcel. A duras penas podrían sobrevivir, incluso...lo dudaba.
 
-No un pie, todo el cuerpo- continuó hablando Naruto , su semblante se tornó más serio, idearía algún plan para poner en marcha en cuanto estuvieran adentro, primero debía observar detalladamente el lugar, contemplar las posibles vías de escape, mantenerse indemne ante las circunstancias, podía hacerlo, por sus compañeros, por él.
 
-Ya no tendremos la misma comida que antes- se quejó Choji, un joven de complexión robusta, y cabello castaño claro.
 
-Confórmate con estar vivo- expresó Kiba con desaprobación.
 
Solo quince minutos caminando bajo los fuertes rayos solares, ingresaron al aborrecido patio en el que permanecerían por tiempo indefinido, rogaban porque la guerra pronto acabara y sobretodo, ser lo suficientemente fuertes para poder sobrevivir ahí dentro.
 
Apenas hubo entrado, el chico de ojos azules se rezagó silenciosamente del resto de sus compañeros, era imprescindible comenzar a buscar las posibles vías de escape, debía haber más de alguna entrada en esa enorme prisión de concreto.
 
Los ladridos de los perros no le permitían pensar con claridad, observó lo que parecían ser las habitaciones, separadas del resto de las construcciones, costales de arena y cemento yacían a un lado del comedor, si, en efecto, el lugar era enorme pero carecía de varios recursos para albergar a cien personas ahí.
 
Caminaba con su espalda pegada a la pared de concreto, para evitar ser visto por los militares, que, curiosamente comenzaban a alejarse, miró arriba del muro, la parte más alta estaba cercada por alambre de púas, tremendo error sería intentar escalar, aunque, de igual forma, era imposible, dada la altura del muro.
 
Un árbol frondoso llamó su atención de inmediato, era extraño que hubiera alguna clase de vegetación ahí adentro, siendo que las condiciones de la tierra no permitían crecer ningún tipo de planta, mucho menos un árbol.
 
Observó con curiosidad el tronco, lentamente comenzó a rodearlo para encontrarse con un pequeño espacio de unos tres metros de ancho en el muro, aquella zona no estaba cubierta con concreto como el resto, en cambio, varias estacas gruesas servían como impedimento para escapar. Naruto lo meditó unos segundos, podrían intentar cavar un hoyo para salir por debajo en vez de por arriba, como originalmente había pensado.
 
Sonrió satisfecho con su descubrimiento.
 
***
 
Los recién ingresados esperaban aterrados la llegada del que sería su..."vigilante" a pesar de que solo sería uno por los 100 individuos que eran, no podían reprimir el terror de no saber qué clase de tirano los dirigiría de ahora en adelante.
 
Unos cuantos se mantenían firmes, sin denotar una pizca de miedo, aunque interiormente sentían mucho temor, no querían demostrarlo, entre ellos Kiba Inuzuka.
 
-Maldición, ya tardó demasiado- exclamó con frustración a sus dos compañeros, estos asintieron estando de acuerdo con el comentario, hacia casi quince minutos que Naruto se alejara para buscar cualquier indicio que les permitiera escapar de allí, la preocupación era más que palpable en el rostro de Kiba.
 
-¿Qué tenemos aquí?- inquirió la voz firme al fondo. La vista de los individuos se dirigió al recién llegado, de inmediato se dieron media vuelta para contemplar al guardia de la prisión. Sus ojos negros e intimidantes reflejaban odio puro hacia ellos, su oscuro cabello estaba perfectamente acicalado, su uniforme íntegramente negro pretendía resaltar el lado sombrío y autoritativo. Sujetaba un látigo en su brazo derecho, con la finalidad de esparcir más miedo. – ¡Más basura!- escupió en los zapatos de uno de los temerosos muchachos.
 
Kiba apretó fuertemente la mandíbula al presenciar a aquel tirano acercarse con paso firme en su dirección.
 
-Su deber es servir al país- comenzó diciendo mientras pasaba de largo al muchacho para dirigirse a Choji. –Tú, asquerosa bola de grasa, quiero que realices 50 flexiones... ¡Ahora!- Choji lo miró con enfado pero la sombría y dura mirada que portaba el guardia fue más que suficiente para acatar de inmediato la orden.
 
-Los demás entren al comedor- sonrió con arrogancia. -No son más que estorbo.
 
El comedor estaba dividido en dos partes, siendo la primera la más amplia de las dos. Kiba y Neji se encaminaron hasta una de las mesas del fondo, debían mantenerse alejados de los demás para poder discutir del tema que les tenía sumamente preocupados.
 
-Naruto no ha regresado- hizo ver Kiba, mirando en derredor, buscando al muchacho.
 
-Estará bien, recuerda de quien estás hablando- dijo Neji en voz apenas audible.
 
-Si no regresa pronto tendré que ir a buscarlo- la preocupación iba en aumento, si Naruto no regresaba para cuando nombraran lista, seguro le esperaría un horrible castigo, mismo que no deseaba ni siquiera imaginarse, ese sujeto con complejo de superioridad era de temer, bastaron unos minutos para darse cuenta de ello.
 
-Si te vas, solo complicaras las cosas- argumentó Neji, sus pupilas lilas se enfocaron en el guardia que entró con ambas manos detrás de su espalda al comedor, el suave pero audible sonido de las botas al impactar contra las baldosas aumentaron la sensación de pánico que ya era sofocante en el lugar.
 
-Demonios, solo espero que no tarde mucho- musitó Kiba observando a su compañero.
 
-¿Por qué miras hacia arriba?- cuestionó el guardia a uno de los muchachos a su izquierda que se había atrevido a levantar la mirada. -¿Te crees mejor que yo?... ¿ah?...- el chico negaba enérgicamente con la cabeza, no tenía las suficientes agallas para responder a la pregunta. –Eso pensé- sonrió con un dejo de hipocresía antes de darse media vuelta, el muchacho suspiró aliviado al saberse salvado, pero pronto esa sensación desapareció, siendo reemplazada por el fuerte dolor en su espalda como consecuencia del firme golpe con el látigo. –Tienen que aprender a comportarse- se mofó caminando hacia la salida, no sin antes observar los rostros uno por uno, analizándolos, viendo a través de las tristes e impotentes miradas de los demás.
 
-Maldito infeliz- ofendió en voz baja Kiba, aquella conducta lo enfermaba, era repugnante que una persona se sintiera tan superior y con derecho a humillar al resto, cada vez estaba más convencido de que debía ir a buscar a Naruto antes de que ese canalla se diera cuenta de su ausencia. Se levantó de la silla para sorpresa de Neji y de los demás presentes, aquello solo lo haría merecedor de unos terribles azotes, pero Naruto era su prioridad y no podía dejarlo solo.
 
No fue necesario que abandonara la mesa cuando divisó al chico rubio entrando tranquilamente al comedor, se preguntó mentalmente si se habría topado con el guardia afuera, pero sus dudas se disiparon al ver el apacible semblante de su compañero. Un suspiro mal contenido escapó de sus labios.
 
-Naruto, ¿acaso te has vuelto loco?- inquirió Neji viendo el rostro de plena tranquilidad en el muchacho de ojos azules.
 
-Tal vez, pero sigo lo suficientemente cuerdo para decirles que encontré una posible vía de escape- tanto Kiba como Neji se miraron alternadamente entre ellos para después observar boquiabiertos a su compañero, era imposible que en apenas unos minutos ya hubiera encontrado una salida.
 
-¿Es eso cierto?- Kiba se resignó a creerle al ver la sonrisa que pocas veces evidenciaba Naruto.
 
-Y a todo esto, ¿Dónde está Choji?- miró a ambos lados de la mesa buscando a su compañero, pero no estaba allí.
 
-Lo pusieron a ejercitar- aclaró Neji con cierto nerviosismo al notar el cambio abrupto en la mirada de Naruto.
 
-¿Ejercitar?... - se puso de pie, pero Kiba se apresuró a tomarlo de la mano para evitar que saliera.
 
-No Naruto, si sales también te irá mal- intentó, tirando su brazo con fuerza para que el chico se sentara nuevamente.
 
-Son unos malditos- Naruto bajó la mirada, estaba realmente molesto por verse inmiscuido en esa situación junto a sus demás compañeros. –Es increíble como las personas se dañan entre ellas solo para conseguir lo que quieren- unos mechones dorados cubrieron momentáneamente sus ojos celestes, Kiba y Neji se mantenían en silencio, estaban de acuerdo en todo lo que el chico decía, pero no podían hacer nada para evitar que la guerra continuara. –Pero les prometí que los sacaría de aquí, y así será- dio un fuerte golpe en la mesa con su puño, exteriorizando sus palabras como una afirmación, un juramento de hacer lo necesario con tal de ayudar a sus amigos.
 
-Naruto- lo nombró Neji, poniéndose de pie al ver a los presentes hacer lo mismo, estaban por servir la comida.-En verdad admiro tu fortaleza- Kiba asintió conforme con su compañero, era una lástima que no había tenido la oportunidad de expresarle a Naruto aquel sentimiento que traspasaba mas allá de una simple amistad, el chico le gustaba, pero no era el lugar apropiado para decírselo.
 
-¡Hagan una fila!- anunció la cocinera, de pie al frente del comedor, detrás de ella entró otra mujer con un carrito portando dos grandes calderos sobre el mismo. Los ahí presentes no dudaron un segundo en tomar su plato y formarse, estaban hambrientos, ese sería su primer alimento del día.
 
Naruto caminó lentamente para formarse en la fila, al igual que los demás tenía mucha hambre pero, asimismo, tenía un plan que desarrollar para poder salir de ahí, si conseguía desarrollarlo podría ayudar no solamente a sus amigos sino también al resto de los muchachos que fueron despojados de su libertad, solo tenía que pensar en cómo hacer para poder cavar sin que el custodio en turno se enterara de ello, la única ventaja a su favor era que solo había un encargado de vigilarles, pero eso no disminuía las posibilidades de ser descubierto, si eso sucedía, el plan se venía abajo.
 
-¿Encontraste una puerta?- preguntó Kiba formándose detrás del rubio, este negó en ademán, sin darse la vuelta.
 
-Solo es un pequeño espacio pero debemos cavar para hacer una salida- su voz sonó segura, sin importar cuales fueran los inconvenientes, sabía que si se esmeraban, podrían conseguirlo.
 
-Naruto- el aludido volteó la cabeza sobre su hombro cuando la mano de Kiba se posó sobre su brazo. –Hay algo que necesito decirte...
 
-¡¡Tienen veinte minutos para terminar de comer, imbéciles buenos para nada!!- el rubio frunció el entrecejo al escuchar la voz autoritaria resonar por todo el comedor. La fila avanzaba cada vez más rápido.
 
-Es ese bastardo de nuevo- avisó Kiba posponiendo lo que iba a decir. Naruto sentía un odio desmesurado en su interior, pero debía soportarlo, tenía que ser fuerte por sus compañeros.
 
El sonido de un plato al quebrarse rompió con el sepulcral silencio del comedor.
 
-"¡Perdóneme, se lo suplico!"- articuló uno de los muchachos que, en su descuido, había derramado su porción en el suelo.
 
-No hay perdón para los débiles como tu- el fuerte latigazo fue acompañado de un desgarrador alarido, Naruto no podía ver nada, los demás chicos en la fila le obstruían la vista pero cada vez se sentía mas enfadado de tener que soportar aquello. –Tampoco hay comida, ahora... ¡vete a sentar!- los ojos azules observaron al chico pasar por entre la fila para después tomar asiento en una de las mesas, abatido por haber tirado su único alimento en el día.
 
La fila continuó avanzando, ya solo quedaba un muchacho delante de Naruto, buscó con la mirada al cretino insensible que les había sido asignado pero no lo encontró, una vez que le sirvieron su ración de comida, se encaminó a una mesa en particular.
 
-Aquí tienes- sonrió, colocando el plato frente al muchacho que había derramado su comida, el chico derramó unas cuántas lágrimas al ver tan sorprendente acto de caridad hacia él.
 
-Muchas gracias- no tardó en comenzar a ingerir los alimentos, Naruto se dio la vuelta para dirigirse a su respectiva mesa.
 
-Naruto- Kiba había presenciado todo, sonrió ampliamente antes de encaminarse hasta la mesa. –Vamos, tenemos que comer- le pasó la cuchara al rubio para compartir su plato con él, pero Naruto negó en ademan.
 
-Es mejor que te alimentes bien- dijo con seriedad, retirando el plato. -Además no tengo hambre-mintió.
 
-Demonios...- Kiba y Naruto observaron el rostro de entera preocupación  de Neji, mismo que tomó asiento con rapidez, sus manos temblaban frenéticamente.
 
-¿Y a ti qué te pasa?- cuestionó Kiba, dubitativo.
 
-Lo vio- murmuró, señalando discretamente con el dedo a las espaldas del rubio. –Vio lo que hizo Naruto- el susodicho se giró enseguida sobre su asiento para encontrarse a lo lejos con las abisales pupilas que lo observaban detenidamente.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).