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SCAR por Walid

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Vante se levantó del suelo, se lavó las manos y se acomodó la ropa. Abrió un pequeño armario y se retocó el maquillaje. Para finalizar, se arregló el pelo.


- Voy a salir, ¿sigues desnudo?- preguntó.


- No- dijo JungKook.


Salió y vio a JungKook vestido con un pantalón ancho negro, una camiseta gris y una chaqueta, tipo bomber, también en negro con detalles coloridos.


- Pensé que llevarías los trajes de baño- dijo Vante.


- Ya que me iba a vestir...- dijo JungKook.


Ambos sonrieron y Vante le ofreció la papelera que estaba en el baño para que el chico tirara las toallitas.


- He gastado unas cuantas...


- Para eso están- dijo Vante.


Se miraron a los ojos y, sin tocar el tema, se dirigieron al estudio.


- Es deportivo, pero no quiero usar un concepto parecido al de tu book- dijo Vante- será algo más casual, posa con un estilo tipo chico malo, mirando a la cámara. Haz varias poses sentado y de pie, como tú quieras. Si con eso no es suficiente, te diré qué hacer.


- ¿Me vas a dar órdenes?


- Soy tu hyung, es lo que debo hacer- dijo con una sonrisa.


JungKook rio y sí, definitivamente quería besarle. Alejó ese pensamiento de su mente, tenía que ser profesional. Cerró los ojos, estiró su espalda y, cuando abrió los ojos, Vante pudo ver en él aquel modelo que, en la sesión de fotos desnudo no vio porque no fue capaz de controlarse. Claro que él tampoco lo hizo.


Se sentó en el taburete y, tras cada flash, cambiaba de posición, de expresión, se sentaba, se levantaba, se apoyaba en la pared. Tras varias fotos, Vante se irguió y sonrió.


- Bien, todo listo con este estilo. Siguiente.


- Me iré a cambiar al salón- resolvió JungKook y llevó todas las mudas de ropa al salón.


Pasaron todo el día y toda la tarde allí, no salieron siquiera a comer dado que pidieron a domicilio. Eran varias mudas de ropa y tenían que hacer un gran trabajo porque era la primera revista que había pedido los servicios de JungKook, no querían fracasar.


- ¿Qué queda?- preguntó Vante a las diez de la noche.


- Las chaquetas y los bañadores.


- Ponte primero los bañadores- resolvió- puedo hacerte las fotos de las chaquetas con tu ropa.


Mientras JungKook se cambiaba a los bañadores, Vante encendió el radiador. Cuando el chico salió, le lanzó un salvavidas.


- Utilizaremos este concepto- dijo Vante- con ese tipo de bañador, es el más adecuado. Cuando uses el otro, utilizaremos algo más sensual.


JungKook posó como todo un salvavidas, imitando las poses que había visto en Los Vigilantes de la Playa cuando era pequeño y, cuando terminó la sesión, se quitó el bañador y debajo llevaba el otro.


- ¿Me dejas que te moje?- preguntó Vante. JungKook alzó una ceja- necesito que estés mojado para que las fotos queden mejor.


- Bien. Vale.


Cogió un pulverizador de agua, el que tenía en el baño y usaba para su pelo, y comenzó a mojar el cuerpo y el pelo de JungKook.


- Debería... bueno... mojarte el bañador- dijo.


- Claro... sí... no pasa nada...


Mojó el bañador del chico y, aunque JungKook pensaba que ya le iba a hacer las fotos, no, Vante se dirigió otra vez al baño y sacó un bote de cristal, con pulverizador y líquido dorado.


- ¿Qué es?


- Aceite corporal con subtono dorado- explicó- le dará a tu cuerpo un tono más bonito del que ya tiene- dijo.


Pulverizó aquello por todo el cuerpo del chico, incluyendo su cara.


Las fotos que le hizo fueron de pie, siempre girado y mirando a la cámara. Jugó mucho con las luces y las sombras para realzar los músculos del chico y ¿a quién quería engañar? También quería realzar su trasero y su entrepierna. Porque todo en JungKook era maravilloso y sólo él tenía la suerte de fotografiarlo... de verlo, de admirarlo.


Cuando terminó aquella sesión, JungKook fue derecho a la ducha y Vante se quedó limpiando el estudio.


Tuvo que enjabonarse bien para quitarse todo el aceite. Cuando terminó, se puso los vaqueros y la camiseta con la que había llegado y le pidió a Vante un secador de pelo. El chico no sólo se lo dejó, sino que le peinó y le maquilló mejor a cómo lo haría cualquier profesional.


- Haces esto demasiado bien- alabó JungKook.


- Llevó en esto de la fotografía muchos años- admitió- he visto a muchos modelos hacerlo y muchos de esos trucos me los aplico a mí mismo y me han funcionado, otros no.


A JungKook le maravillaba como Vante era capaz de hablar de maquillaje y de cómo lo usaba sin ningún tipo de problema o prejuicio.


La sesión con las tres chaquetas no duró mucho y, cuando terminó, salieron de allí y fueron a sus casas.


- ¿En media hora subes y cenamos?- preguntó JungKook.


- Allí estaré.


JungKook subió al piso de arriba, a su casa y, una vez en la intimidad, se permitió pensar en lo ocurrido. Había sido demasiado íntimo. Sabía que Vante se había masturbado y había gemido su nombre. Vante sentía algo por él. Sintió esperanza y calidez en su corazón. Y, mientras ordenaba la ropa que le habían regalado no pudo evitar sentirse excitado al recordar los pequeños y afeminados gemidos del chico. Su respiración a través de la puerta. Su voz aguda. Y la forma en la que pronunció su nombre. Deseaba volver a oír su nombre de aquellos labios y de aquella forma.


Vante, por su parte, estaba en su cuarto de baño dándose una ducha, reconsiderando lo que había ocurrido hoy. ¿Le había gustado volver a sentir deseo sexual después de tanto tiempo? Sí, no lo iba a negar. ¿Le había gustado sentirlo con JungKook? Sí, también. ¿Le gustó escuchar al chico gemir su nombre? Sí, no se iba a engañar de ese modo. Aún tenía muy presente la forma tan necesitada y varonil en que el chico gimió su nombre y golpeó la puerta. Sin embargo, aquello le generaba sentimientos encontrados. Por un lado, le generaba deseo, quería que volviera a pasar y, por el otro, le generaba más ansiedad. Ahora sabía a ciencia cierta lo que JungKook sentía por él, pero el modelo jamás podría llegar a tener una relación con Vante porque el fotógrafo simplemente no podía. Su cuerpo no podía.


Salió de la ducha y carraspeó, sentía una opresión en el pecho bastante fuerte, le estaba costando respirar. Se puso el pijama, se echó algo de base en la cara para tapar las cicatrices, se hizo las cejas para no parecer deforme y subió a ver a JungKook. El chico le recibió en pijama y bata.


- ¿No tienes frío?- preguntó, nada más verle con el pelo empapado y un pijama fino.


- Un poco...


Le tendió la mano y Vante se la aceptó. Caminaron hasta el baño, allí JungKook le secó el pelo con una toalla y luego con el secador. Después, con mucho mimo, le puso una bata sobre los hombros y, con una sonrisa, salió a la cocina.


- Has trabajado mucho, túmbate- dijo JungKook- te avisaré cuando esté lista la cena.


- No te preocupes- dijo, ocultando un bostezo.


- Vamos, túmbate en el sofá o, si quieres estar más cómodo, en mi cama.


- Si me acuesto en tu cama, no me levantaré...


- Entonces ve a mi cama- dijo JungKook con una sonrisa.


- Para haber rechazado mi oferta de vivir conmigo, no quieres que me vaya de tu casa- dijo, con una sonrisa.


- Bueno, si las cosas van bien en un futuro, ¿por qué no vivir juntos?- preguntó JungKook- incluso podría ser una casa más grande, con jardín. Una casa donde puedas tener tu propio sitio para trabajar y no tengas que hacerlo en la mesa del comedor... Pero para eso tendremos que esperar mucho... aun somos gente pobre y desconocida.


- Habla por ti- dijo Vante con altanería, tumbándose en el sofá.


JungKook, que había cogido una manta para tapar al chico, le lanzó la manta y un cojín.


- Oh... como duele la verdad- dijo Vante, riendo.


- Hacía tiempo que no te metías conmigo.


- Ya lo echaba de menos.


Fue a ver que la comida estuviera bien y, cuando volvió, Vante estaba con los ojos cerrados. Le acomodó la manta y le dejó descansar. Cenó solo, en silencio y, con cuidado, le cogió en brazos y le llevó a su cama, se tumbó a su lado y se quedó dormido.


A la mañana siguiente, se despertó antes que el chico y le contempló. Se había quedado dormido con el maquillaje puesto y ahora lo tenía puesto y cuarteado, ¿qué era aquello que Vante quería ocultar? Sin embargo, salvo el hecho de que tenía una cicatriz en la ceja, imaginó que, por eso, no le crecería bien, no tenía nada más.


Le volvió a abrazar, aprovechando los minutos que tenía a su lado antes de volver a separarse. No había pasado una hora cuando Vante se despertó y se desperezó.


- ¿He dormido aquí?- preguntó.


- Te quedaste dormido. No quise despertarte para la cena- admitió Jungkook- te traje a la cama. Estarás muerto de hambre.


De pronto, Vante se giró y, poniéndose las zapatillas, se levantó.


- ¡Luego subo! ¡Estoy bien!


El chico bajó corriendo a su casa y, cuando se miró en el espejo se horrorizó al ver el resultado. Le faltaba una parte de ceja y su horrible cicatriz podía verse por debajo del maquillaje que estaba cuarteado.


Se fue a la ducha y se quitó bien el maquillaje, utilizó varios limpiadores, cremas y tónicos para ayudar a su piel. Había dormido con maquillaje y no había nada peor que eso. Cuando tuvo la piel completamente limpia, continuó su rutina de cuidado de piel para luego continuar su rutina de maquillaje. Una vez que hubo terminado se dirigió a su armario. Le apetecía ponerse algo sexy, no lo iba a negar, pero no sabía qué usar.


Al final encontró su gama de pantalones cortos por encima del medio muslo y debajo de la nalga, negros. Escogió uno, se lo pondría con aquel jersey cuello alto negro. Buscó una americana y una boina rojas.


Cuando ya tenía el outfit sobre la cama, pensó que en la calle hacía frío, así que lo mejor sería usar medias pantys y buscó unas transparentes en su guardarropa. En cuanto a zapatos, encontró unos de charol negro con unas medias tobilleras color rojo.


Cuando se hubo vestido, se dirigió al único espejo de la casa y sonrió. Sí, siempre le habían encantado sus piernas.


A modo de maquillaje usó una base de su tono, tapando sus cicatrices, hizo sus cejas, apenas usó sombra de ojos, pero sí uso un pintalabios rojo, no era muy fuerte, pero lo justo para que se notara que llevaba pinta labios.


Abrió el cajón de pendientes y anillos. Cogió un pendiente grande, cuadrado, con una gema roja en el medio y se lo puso. En sus dedos colocó anillos también grandes.


Y tras mirarse por última vez, salió a casa de JungKook.


Llamó al timbre y, mientras esperaba, dejó una mano en su cintura, por debajo de la americana y la otra apoyada en el marco de la puerta.


- ¡Voy!


Cuando JungKook abrió la puerta, se quedó sin aire, no podía moverse, no podía apartar su vista del chico.


- Eh...


- ¿Puedo pasar?- preguntó Vante, encantado con la reacción.


- ¡Sí!


Cuando el chico pasó por su lado, un azote del perfume propio de Vante llegó a sus fosas nasales y quiso besarle.


- Estás increíble- le dijo.


La sonrisa de felicidad ante aquel cumplido fue lo que a JungKook le hacía falta para empezar bien el día.


- Hoy tendremos un día movido- dijo Vante, cogiendo una taza y sirviéndose café- tenemos varias sesiones de revistas juveniles, que deberíamos terminarlas en la mañana y luego tenemos una sesión para un catálogo de ropa, en eso deberíamos centrarnos en la tarde, ¿qué te parece?


Al no recibir respuesta, se giró y vio a JungKook observar sus piernas.


- ¿Encuentras aquello que buscas?- preguntó Vante.


JungKook sacudió la cabeza y miró al fotógrafo.


- Perdóname- dijo, al fin- es que...- miró con descaro al chico- ¡Lo siento!


Sin embargo, Vante se sorprendió a sí mismo al darse cuenta de que no tenía ningún problema al sentirse observado de ese modo por JungKook.


- No te preocupes.


Comieron mientras hablaban de la sesión de fotos y de cómo la popularidad de JungKook estaba subiendo.


- Me estoy replanteando el tema de las pasarelas, ¿sabes?


- ¿Y eso por qué?


- Porque me gusta lo que estoy haciendo ahora y Eileen tiene otras ideas. Me ha dicho de quedar conmigo este viernes para consultármelas. La verdad estoy interesado- dijo- nunca pensé que el consultorio me fuera a gustar tanto.


- No deseches la idea tan pronto- le recomendó- además, la Fashion Week será pronto, sabes que tengo un pase doble, cuando vayas y veas lo que es aquello, querrás desfilar.


- ¿En serio me vas a llevar?


- ¡Claro! Primero, porque me encantaría ir contigo, no me imagino acudiendo allí con alguien que no seas tú, de hecho, las veces que me han invitado, siempre ha sido con entrada doble y he ido solo. Esta vez, quiero ir contigo. Y segundo, será algo bueno para ti, tu nombre está resonando en este mundillo, si nos ven allí, seguro que alguien querrá hablar contigo, es posible que te ofrezcan alguna posibilidad.


Terminaron de desayunar y fueron al estudio.


- Te dejo solo un momento mientras abres- dijo JungKook- tengo que hacer unas cosas.


- De acuerdo- dijo, sin darle importancia.


No obstante, JungKook le ayudó a subir todos los cierres y, hasta que no le vio dentro del estudio, no se fue.


Vante, por su parte, encendía luces, preparaba los escenarios, quitaba sábanas. Suspiró y no pudo evitar pensar en el momento tan especial que había vivido con JungKook el día anterior. Cogió su teléfono y llamó a su terapeuta.


- Despacho de la doctora Prescott- dijo la secretaria.


- Me llamo Vante Tittensor- dijo el chico- soy un paciente de la doctora Prescott desde hace siete años y... necesito una consulta con ella. Es urgente. Antes de la que tengo dentro de dos semanas.


- ¿Te viene bien a la hora de comer?- preguntó la secretaria.


- Allí estaré.


- Pues te apunto.


Colgó y suspiró. En todos estos años no había necesitado una cita extra... hasta ahora. Estaba sumido en sus pensamientos cuando sonó el timbre y alguien entró.


- Está cerrado- dijo, saliendo.


- No para mí- dijo JungKook, con una sonrisa. El chico tenía en sus manos media docena de rosas rojas, con un fabuloso embalaje- son para ti- le dijo con una sonrisa- nunca he regalado flores a nadie, la verdad... he llegado muy perdido a la tienda- confesó- y esto también es para ti- le dio una caja de bombones.


- ¿Por qué?- fue lo único que atinó a decir.


- Por muchas cosas- le respondió- la primera y más importante, por confiar en mí. La segunda, por darme una oportunidad como profesional, ya sabes, como modelo. La tercera, por dejarme entrar en tu vida y la cuarta... la cuarta es un lo siento- admitió- sé que te cuesta relacionarte con las personas, sé que soy una de las pocas que ha podido entrar en tu vida... y a veces no te correspondo como debo...


- ¡No digas tonterías!


- No debí mirarte como lo hice hoy en el desayuno, estuvo totalmente fuera de lugar. Te pido perdón. No me volverá a pasar.


Vante dejó las flores y los chocolates a un lado y abrazó al chico.


- No tenías por qué preocuparte.


- Mereces la pena como para preocuparme por ti- respondió.


El fotógrafo sonrió y, de pronto, su interior se sintió cálido. Empezó a sentir... Se separó con brusquedad y le sonrió.


- No va a estar mal comer un chocolate después del desayuno y antes del trabajo. ¿Quieres uno?


- No antes de las fotos...


- Si sales gordo por un bombón, lo editaré- dijo, con ironía.


JungKook sonrió y cogió uno de chocolate blanco.


- Gracias.


Terminaron de comer sus bombones y se pusieron con la sesión. En las horas sucesivas apenas hablaron, sólo se centraron en el trabajo hasta que un pitido les alarmó.


- ¿Qué es eso?- preguntó JungKook.


Vante sacó su teléfono de su bolsillo y apagó la alarma.


- Vamos a tener que dejar la sesión aquí- dijo el chico- tengo que irme- ¿quedamos esta tarde para terminar la sesión y hacer las fotos de la colección?


- Claro. ¿Comemos juntos?


- No voy a poder- dijo Vante, poniéndose el abrigo y cogiendo su bolso- ¿me cierras el estudio, por favor?


- Sin problemas.


- Pon todas las alarmas.


- No te preocupes. Lo más probable es que me quede aquí.


- Si te quedas en el salón, cierra la parte de afuera y por la alarma.


- No te preocupes...


- Te veo luego.


Cogió las llaves de su coche y salió. Estaba en la puerta cuando volvió sobre sus pasos.


- JungKook...


- Dime...


- Me voy al médico- confesó- tengo cita con mi terapeuta. He cogido una cita extra porque no me he encontrado bien... ahora no tengo tiempo de explicártelo. Pero quería que lo supieras.


- ¡Te acompañaré!


- ¡No!


Se quedó quieto, aquel "no" había sido drástico y, antes de que pudiera hacer o decir algo, Vante ya se había ido. Suspiró y se tumbó en el sofá.


Estar junto a Vante era lo más agotador, con diferencia, que había hecho en su vida. Cada día pensaba que había avanzado con él y día a día se daba cuenta de que no. Ahora el chico le había confesado que no se había encontrado bien y él no había hecho nada porque no se había dado cuenta. ¿Y si se debía a lo que pasó? Mierda, nunca debió acceder a hacer esa sesión sin ropa. Posiblemente esté recordando más que nunca lo que le pasó. Se estaba volviendo loco.


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