Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nada es lo que parece (Drarry) por LalaDigon

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Como inclusive desde afuera el fuerte olor a un perfume dulzón le hacía picar la nariz, Harry metió la cabeza con cuidado dentro de su camarote y abrió los ojos alarmado.

Una implosión de rojo chillón, globos con forma de corazones y muchas, muchas puñeteras velas estaban desparramadas a lo largo de las paredes y el piso. Horrorizado vio cómo sobre su cama alguien había hecho un corazón con pétalos de rosas blancas y rojas y cómo más de estos caigan grácilmente del techo como una maldita lluvia.

Lo peor y más humillante, como si es que pudiera superar algo la molesta música de tarjeta de San Valentín que empezó a flotar en el aire, eran sus paredes. Una seguidilla de posters adulterados de Draco Malfoy lucían cual estandartes móviles. Claro que todas esas estúpidas fotos estaban adulteradas, no era ni su cuerpo ni mucho menos la ropa que solía usar.

Cerró la puerta con violencia y empezó a desarmar todo jurando en voz alta. Insultó a todos sus malditos compañeros y empezó a destrozar cuanto globo de mierda chocaba contra su cabeza. Una rápida mirada al techo lo abochorno tanto que le extraño notar que su cabeza no estaba en llamas. Una foto inmensa, inmensa que ocupaba casi todo el condenado techo, estaba pegada allí. Se lo veía a él parado junto al rubio con la expresión más embobada de la historia de la humanidad y el rubio le lanzaba una mirada que podría bien ser lastima o hastío. Un exceso de furia se apoderó de él y le lanzó una maldición a la insufrible foto. Cuando escucho su puerta abrirse, giró rápidamente y sin siquiera molestarse en ver quién entraba, lanzó una maldición.

La fuerte tos de Viktor llegó a sus oídos y se hubiera sentido mal si la risa de Pavel no estallara tras él.

—Te lo advertí —jadeó entre risas arrogantes— Debiste entrar más preparado —se burló de Víktor.

Harry sintió más indignación y alzó otra vez su varita.

—¿Qué cojones es esto? —preguntó molesto.

—Oh, ¿no te gusta? —se mofó— Ya que estás tan enamorado nos pareció prudente redecorar —miró alrededor de la habitación e hizo un puchero molesto— Que horror, destrozar todo de esta forma... Si supieras las horas que Viktor y yo estuvimos decorando...

El aludido intentaba romper la maldición que Harry le echó pero los hechizos punzantes eran difíciles de romper uno mismo y a Krum no se le daba nada bien la magia sin hablar.

Giró sobre sus pies y dándoles la espalda siguió arrancando con violencia las absurdas decoraciones.

—No sé quita —masculló molesto Pavel y él sonrió con soberbia mientras incendiada uno de los malditos estandartes en el que habían pegado burdamente la cara de Draco a un muggle con una moto. Como si Draco fuera a subirse a...

Cerró los ojos desestabilizado, bloqueó de su mente a esos pensamientos antes de que terminarán de tomar cuerpo. Tan enojado como estaba siguió arrancando manualmente todas las cosas mientras las arrojaba al centro del cuarto.

—Vamos Potter, quítaselo. Ya se ve morado—dijo Pavel después de estar un rato intentando liberar a su amigo de su maldición.

—Que se joda por capullo —murmuró arrojando vela tras vela al piso molesto.

—No te aguantas una broma —marcó con fastidio Pavel.

—Todo mi cuarto... —jadeó arrancando el acolchado de su cama para sacudir los pétalos— Serán carbones —susurró abriendo los ojos— ¿incluso mis sábanas? —claro que era absurdo preguntar, porque frente a él sus sábanas estaban estampadas con la misma foto del techo

Se giró y miró furioso al dúo de amigos que tenía y Pavel debió intuir que se avecinaba porque intentó protegerse, pero si ya preparado para un enfrentamiento a veces no podía con él, en ese momento que estaba tan furioso con ellos y consigo mismo por ser tan idiota, menos.

—¡Expelliarmus! —gritó y cuando aferró su varita los ojos de su amigo se abrieron asustados e intentó esconderse detrás de Viktor. Intento— ¡Desmaius! —gritó y su Pavel solo alcanzó a jadear antes de caer desmayado.

—¿Qué carajo? —chilló sorprendido Viktor, sabía que Pavel estaba bien, Harry podía estar enojado, pero nunca lo lastimaría.

—Púdrete Pavel, que se diviertan Krum —les dijo sarcástico y empujó a Viktor que miraba impresionado a Pavel que seguía inconsciente, roncando ligeramente— No quiero ninguna de estas estupideces en mi camarote cuando vuelva o te juro que te voy a mostrar que hice para ganarme la mejor calificación en Artes Oscuras.

Viktor, que solo lo miraba impresionado, se corrió y lo dejo salir sin volver a intentar hablarle.

Iba caminando por el linde del bosque, desquitando su furia con cuanto objeto se interponía en su camino, cuando empezó a pensar en dónde iba. No sabía a quién recurrir y repentinamente extrañó a su padre.

James era un tiro al aire como bien decía su madre, pero lo cierto es que entre risas y bromas Harry siempre encontró en él alguien en quien apoyarse. Su padre no se tomaba nada en serio, los problemas parecían ser meros acertijos y siempre se reía cuando él tendía a ser melodramático.

Las semanas pasaron llenas de rapidez luego de que tuvo su primera cita con el rubio y cada día se sentía más y más ahogado por esas emociones que no entendía o al menos alcanzaba a controlar. Todos los días quedaba con Draco, a veces por la noche, otras por la mañana, o al mediodía. Salían a caminar, a pasear por el bosque. A veces se escabullen para comer lejos de todos o ver la luna. Esas eran las noches en la que Harry sentía que se dormida con el corazón en la boca. Draco era demasiado hermoso a esa luz. Pese todo, jamás hicieron nada que Harry pudiera malinterpretar.

Más quisiera él. Pero no. Hablaban, hablaban por horas. Draco más bien parecía burlarse de las historias que Harry le contaba, pero siempre que se despedían, cuando Harry estaba seguro que otra vez la había embarrado contándole historias estúpidas de él y sus amigos, Draco se acerca a él y se despedía dándole un lento y suave beso. El pecho de Harry no podía con esa forma de besar. Sin dudas.

Se fundió dentro del bosque y caminó hasta un claro, dónde una graciosa y casi desvencijada cabaña lo esperaba. Frenó en la puerta de la casa de sus tíos y dudó, no sabía si estaba para aguantar más risas. Ya se sentía todo lo humillado que podía soportar.

Cuando se estaba por dar media vuelta, decidiendo que las burlas de Sirius no eran el apoyo que necesitaba, la puerta se abrió a su espalda de un tirón.

—¡Sí es él! —gritó su padrino sobre su hombro—¿Qué va mal? —le preguntó preocupado, estudiándolo con sus ojos grises impasibles— Moony dice que hueles triste... Y te juro que te ves igual que tú padre en la secundaria.

Harry lo miró un poco intimidado, siempre se le olvidaba ese pequeño detalle peludo de su tío.

—Me pelee con mis amigos. —musitó sintiéndose un poco torpe e inmaduro.

Se esforzaba a diario por parecer maduro y mayor y en la primera de cambio acudía allí porque se enojó con sus amigos. Así nadie iba a tomarlo en serio.

— Oh, —murmuró rascándose el cuello con aire incómodo— Quieres... ¿contarme? —preguntó mirando una vez más sobre su hombro.

Seguro su padrino buscaba a Remus, pues todos sabían que en caso de problemas, mejor recurrir al licántropo. Compuso una mueca un poco extraña, no estaba para nada seguro de que era lo que quería yendo a buscarlos, pero su papá le había dicho que no tenía que dudarlo, mientras él no estuviera Sirius era la mejor opción, sabía que le iba a dar el mismo consejo que él pudiera ofrecerle.

—Yo... no... sí... —apretó los labios y cerró los ojos soltando un suspiro cansado. ¿Qué se suponía que dijera?

No quería que Sirius se riera de él, pero tampoco le apetecía estar solo. Quizás lo mejor sería ir con Remus. Él podría ayudarlo así fuera solo dándole una taza de zumo de calabaza y una tableta de chocolate.

—Ya veo —murmuró su padrino dándole un ligero golpe en el hombro— Vamos a dar una vuelta, de cualquier modo necesito mas leña. —antes de que pudiera negarse z éste desapareció unos segundos de la puerta y volvió a salir con su chaqueta de cuero— ¿Tu no estas un poco desabrigado? —masculló soplando aire caliente contra sus manos.

—¿Eh? No, no tengo frío.

—Oh, qué hermosa juventud. —rio sacudiendo su media melena tras sus hombros— Extraño no sentir cada hueso en mi espada. No te haces una idea de los que tienes hasta que pasas de los cuarenta —gimió haciendo un puchero— Bien, dejemos de lado eso por el momento, ya habrá tiempo de quejarse luego... Mejor dime, ¿qué pasó?

Mientras se alentaban más en el bosque Harry se armó de valor y le contó cómo llevaban semanas enteras metiéndose con él por andar siempre acompañado de Draco, como se reían a sus espaldas e incluso en su cara. La cantidad de burlas que escuchaba, y cómo se habían atrevido a decorar su camarote.

—Mira, no quiero sonar desinteresado, —se atajó Sirius una vez que Harry se descargó— Pero si les diste su merecido. ¿Qué te preocupa tanto?

Harry corrió la vista. No tenía ni idea. Ese era el punto, ya no tenía idea de las cosas. Todo lo irritaba y con la misma facilidad lo apaciguaba. Ya dicho en voz alta, sonaba infantil que se enojara porque se rieran de él, por menos pasó horas burlándose de Pavel el año pasado. Pero de cualquier manera, ver a través de sus ojos cómo de patético se veía no le agradaba.

Y no es que le molestara o le diera vergüenza estar detrás de Draco, es que... en verdad... Harry no sabía decir que eran y ese era el méndigo problema.

—Sabes... a tu papá le hacíamos lo mismo. Digo, él tenía una fijación con Evans, y vivía de perro faldero de ella, tu tienes una ventaja, mi sobrino si se fija en ti.

—¿Le llenaban el cuarto de sus imágenes y un montón de corazones? —pregunto refunfuñando resentido.

No estaba para nada acostumbrado a que se burlaran de él y mucho menos con tanta insistencia. Luego de que lo sacaran del lago ido en su mente todos los chicos de su colegio empezaron a burlarse de él. Sabía que le pesaban cobrar cada broma que en el pasado les gastó.

—Bueno... No, pero solo porque yo dormía ahí y no me interesaba hacerlo con una foto de Evans en mi mesa de luz —le explicó soltando una carcajada— aparte, tu padre me habría matado de solo verme cerca de una foto suya. Pero, una vez, preparé Amortentia, y le llene todas sus cosas con la poción.

—¿Y qué hizo? —dijo sorprendido, sabía que ellos se metían con todos en el colegio, jamás escuchó que se metieran unos con otros.

—Dirás que no hizo. —volvió a sonreír con cierta nostalgia y Harry notó por primera vez las arrugas que surcaban las comisuras de sus labios— Como tú me dio mi merecido, pero eso no logró persuadirme y cada vez que tuve oportunidad lo molestaba. ¿Sabes la cantidad de horas que me reí a su costa cuando salió siendo un alce? —Harry río de solo pensarlo y por los ojos de su padrino no le quedaban dudas, mucho— Creo que me tomo un año poder verlo y no partirme de la risa. Pero Harry, él nunca dejó de intentar conquistar a Evans, era determinado como la mierda.

—Si bueno, pero no es lo mismo...

—Que yo entienda amor es amor, da igual la circunstancias.

—¡Es que no estoy enamorado! —estalló

—Lo noto, lo noto... —dijo su padrino nada convencido.

Sirius se llamó al silencio mientras Harry aprovechaba y se insultaba mentalmente. La mirada gris de los Black, tan fría y dura como la de Draco, lo estudió atentamente unos instantes antes de volver a hablar.

—Ya, ahora lo entiendo. Muy bien, dime pues, ¿qué problema tienes con estarlo? Porque me disculpas, pero yo también vi tu cara de embobado cuando mi sobrino se acercó a ti en el comedor...

—No... No es... Mira, no tengo ningún problema con estarlo, pero no lo estoy. Solo me gusta. Recién lo conozco, uno no se enamora así como así. —se quejó sintiéndose miserable.

Le molestaba ser un cliché. Enamorado a primera vista. Vaya idiotez.

—James se enamoró así como así —dijo Sirius distraídamente mientras seleccionaba madera de una pila cerca de ellos.

—¿Qué?

—¿No te lo dijo nunca? —se burló— Seguramente todavía le da vergüenza... Si, cuando conoció a Evans solo le bastó verla unos pocos segundos para saberlo. Me acuerdo perfectamente que esa noche cuando estábamos todos en la mesa de Gryffindor se me acercó y me dijo señalándola que esa de ahí iba a ser suya. —Sirius clavó sus ojos grises en él— ¿Por qué tú no podrías?

—Yo... No sé. —enterró la cara en sus palmas y su padrino lo guió hasta donde unos troncos más grandes hacían las veces de sillas.

Se dejó tirar hasta sentarse y sintió su delgado brazo apoyándose en sus hombros con cariño. Sirius ni era el más amable ni el más cariñoso, pero cuando debía serlo, Harry le reconocía el logro.

—Harry, no tiene nada de malo estar enamorado. —se rio— Merlín, hijo tienes catorce años, deberías estar loco de felicidad. Nunca en tu vida te volverás a enamorar de esta forma, con esta ferocidad, con esta libertad... ¿Te atormenta que sea espontáneo? Olvídate, de grande todo se vuelve complicado, molesto. Ya verás como si sigues con él, aparecerá el momento en que te cuestiones tus decisiones, pero no ahora Harry. Ah, qué daría yo por poder volver a tu edad... —se quejó soñador— Ustedes jóvenes de ahora olvidaron cómo divertirse, como vivir.

Harry lo estudio resoplar y sonrió imaginando a su tío de joven. Siempre pensó en lo mucho que se habría divertido siendo compañero de su padre y sus tíos en el colegio.

—Aprovecha esta oportunidad. No todos los días conoces al indicado tan temprano y si no lo es, al menos lo hiciste. Harry, si está destinado a ser tuyo, con el tiempo aparecerán las oportunidades para encontrar un porqué, un cuánto y un cómo. Ahora eres un joven que se enamoró y no necesitas tener una explicación para ello.

—Pero no quiero —murmuró contra el pecho de su padrino.

Ahora que oficialmente ya no conseguiría ser adulto a sus ojos jamás, podía darse lujos como ese.

—No veo qué tiene de malo, yo empecé a salir con Remus cuando era un año más grande y miramos, nada de qué arrepentirse. Compartí más de la mitad de mi vida con un hombre maravilloso al que de milagro sigo haciendo reír.

—¿No te dio miedo? —susurró alzando la mirada.

Su padrino le sonrió y le revolvió el pelo tal como su papá le hacía siempre.

—Bueno Harry, ¿pero tu que crees? Claro que da miedo. Acojona hijo, es algo importante, porque ahí está la persona, que si haces las cosas bien, va a estar a tu lado para siempre. Y tu tienes que hacerlo bien, si das un paso en falso, o si tiras mucho de la cuerda y se rompe... —Sirius se sacudió como si la sola idea fuera una tortura— Así que, sí, saber que puedes joder tu oportunidad de ser feliz si es atemorizante. ¿Pero Harry? Somos Gryffindors y nosotros no le huimos al miedo.

—Yo soy Galkin, tío —se rio.

Sirius lo corrió de su pecho y lo miró de arriba abajo. Sin dudar y con una sonrisa de orgullo recorriéndolo sentenció:

—Tú eres un Gryffindor desde la cuna, pero tu padre dejó que Evans se saliera con la suya y se escondieran bajo las montañas Vitosha.

Harry sonrió empezando a sentirse mucho mejor. Si su padre pasó por eso y las cosas resultaron bien, ya no sentía tanto temor.

—¿ A ti te pasó con el tío Rem?

—¿Cagarla? —preguntó inclinando la cabeza— Porque soy un experto.

—No —se rio— Enamorarte a primera vista.

Sirius soltó un suspiró y meneó la cabeza recorriendo el linde del bosque con la vista.

—Lo mío con Moony fue diferente. —murmuró volviendo a sonar extrañamente serio— Verás, primero debo aclarar que creo que el amor puede producirse de muchas formas, así como creo que debemos partir de la base más simple: tienes que estar listo para dejar que eso te llegue. Cuando conocí a Moony, estaba... digamos perdido ¿me entiendes? —Harry asintió muy atento. Sirius sonrió de costado y empezó a contemplar el bosque volviendo a perderse en su mente— Yo tenía muchas y muy variadas cosas en mente en ese momento y para nada estaba listo para pensar en alguien que no fuera yo. —se explicó— Pero, era uno de mis mejores amigos. Cuando llegamos a nuestro quinto año...

Harry vio como una sonrisa se posaba en sus labios y se dejó abrazar más relajado, parte de su temor desaparecía. Nunca le habían contado esa historia y no mentiría, le interesa saber cómo es que su padrino cayó a los pies del tío Rem.

—Yo iba caminando con Jaime por el andén, pavoneándonos como los dos idiotas que siempre fuimos, y él de repente me dice: ey, ese es Lunático. Cuando yo fijé la vista casi me caigo al piso. —se rió estirando una de sus manos a su largo cabello para echarlo hacia atrás cuando su flequillo le estorbó en los ojos— Fue una suerte que tu padre estuviera allí. Cuando lo vi de frente no sé, algo se removió. Se veía tan distinto. Mucho más grande, había ganado sus buenos centímetros ese verano y... No sé Harry, era Moony. Mi Moony. Cuando sus ojos miel se clavaron en mí recordé lo que me dijo tu papá en esa mesa. Entendí que era encontrar al correcto.

—Pero papá me contó que tu y Remus no empezaron a salir hasta el sexto año.

—Dejémoslo en que los primeros cuatro años de colegio fui un idiota y traían a reputación muy poco aconsejable... Bueno depende que pretendes, —aclaró mirándolo con picardía— pero la mía solo alejaba a Moony y tuve que romper mi culo para lograr que el cabrón me creyera.

—Pero lo hizo —sentenció divertido.

—Lo único que hice bien, aparte de no entrar en Slytherin. —corroboró convencido.

Ambos se sumieron en silencio y Harry rumió todo lo que se le había revelado en esa tarde.

—¿Que voy a hacer? —murmuró luego de que un suspiro pesado saliera de su boca.

Ya no tenía miedo, pero seguía sintiéndose muy inseguro respecto a sus próximos pasos.

—Mira, estas pensando esto más de la cuenta Harry. Tu haz lo que te haga feliz. —lo miró divertido— Todo —añadió con suspicacia, logrando que se sonrojara abochornado ante la connotación sexual que le dio a esa palabra— Y el resto será historia. Aparte, yo creo que sí mi sobrino quiere algo, lo logra.

—Si lo hace —concedió.

—Bueno, no hay nada que pensar. —tajó el asunto con convicción— ¿Se burlan de ti? Ríete, créeme, la vida le dio a tu papá el placer de ver como me arrastre un año entero por Rem. Y te lo digo, lo disfrutó.

Los dos guardaron silencio por una rato largo. Harry ya no se sentía tan devastado. Saber que querer a alguien de la forma en que estaba sintiendo, no era el fin del mundo lo aliviaba.

—¿ No te da miedo perderte? —susurró pasando a lo segundo que más temía.

—Cambias, no te pierdes. Pero de nuevo, no puedes evitarlo, amar a alguien logra que dejes de lado tu yo narcisista de considerarte a ti una prioridad y es la otra persona la que tiene las riendas de tu vida. Pero tú piénsalo así, tú tienes las de su vida. ¿Lo lastimarías? ¿Quieres causarle dolor?

—No jamás —respondió ofendido.

—Mientras notes que él opina igual van a estar bien. Y ya deja de intentar madurar antes de tiempo —se rio dándole un golpe amistoso en la cabeza— Me haces envejecer al tener que portarme como un adulto. —refunfuñó.

Con una sonrisa en el rostro dejó que su tío le invitara a cenar y volvieron a su cabaña.

Hablando con Remus y él, se enteró de una buena cantidad de bromas y pullas que le hacían en sus tiempos de colegio y se dio cuenta que había exagerado, si su papá podía con aquello y no se derrumbaba él no era menos. Cuando llegó a su camarote esquivó hábilmente a Karkarov que parecía estar deseando romperle las manos por atreverse a meterse con Viktor y fue a buscar a su amigo.

Deambuló empezando a sentirse culpable y para cuando quedó claro que no estaba por ningún lado, fue hasta su camarote. Abrió lentamente e inspiró despacio. Ya no se olía lo que fuera que echaron y cuando cerró la puerta vió la silueta de su mejor amigo tendido en su cama.

—Incendio —murmuró y la antorcha de su cuarto se prendió desparramando su luz anaranjada sobre los dos.

—Me alegra saber que volviste —comentó Víktor con precaución y cuidado, sentándose a los pies de la cama— Sacamos todo —agregó viéndolo directamente a la cara.

—Me alegro —masculló algo incómodo.

—Mira, se que llevamos unos cuantos días molestándote pero...

—No hace falta Viktor —yo cortó antes de que llegara a disculparse— Dejémoslo así. Yo exagere.

Viktor se quedó sentado meditando un rato sus palabras.

—No quiero que dejes de salir con Draco, Harry. Prometo que no vamos a meternos más...

—No te preocupes amigo —lo cortó exhalando un suspiro, yendo a sentarse con él— Estaba... un poco preocupado por otras cosas. Ahora ya no —dijo con más aplomo.

—Te gusta de verdad ¿no? —le preguntó en un susurro cómplice.

— Así parece —se dejó caer de espaldas en su cama y el colchón se hundió cuando Viktor lo imitó.

—Que suerte tienes —suspiró pesadamente— Me encantaría poder encontrar a la indicada ya.

Harry sabía que gran parte de sus días fuera de Durmstrang Viktor los pasaba solo. Cuando no lo sacaban del colegio por una copa, o un torneo, se veía obligado a entrenar tan duramente que tuvo que dejarle el puesto de buscador a Harry. Todos sus compañeros sabían que eso lo hacía miserable, pero no había mucho que pudieran hacer. Harry triplicaba sus esfuerzos y jugaba tan bien como podía para que Viktor no sintiera que su equipo estaría mejor si pudiera jugar. Harry conservaba el invicto, nunca se le escapo una snitch, pero eso no terminaba de hacerlo feliz.

—¿Y ésta Hermione?

—No creo que pase, se la pasa mirando a un colorado que va en su curso... —giró su cabeza mirándolo con una sonrisa— Chica lista, pero creo que es el estilo de mujer que me gusta.

—Bueno Campeón, ya sabemos qué buscar cuando volvamos a Bulgaria.

—Correcto. Bien Potter, me voy —se levantó de un solo movimiento y le extendió la mano para pararlo. Haciendo unos pucheros molestos lo siguió

—Te veo mañana —lo saludó Harry.

—Correcto, tenemos un baile para el que prepararnos.

—Exacto.

Harry vio como su amigo se alejaba en dirección a su camarote y se recargó contra la puerta empezando a sentir como su estómago se retorcía y movía sin control. Apretó sus ojos y se quitó las gafas ligeramente mareado.

Mañana tenía una gran noche.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).