Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Inevitable Destino (Resubido y Finalizado) por Menma Lightwood-Uzumaki

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Deidara estaba tirado en el suelo, su respiración aún era agitada, parte del cabello se le pegaba a la frente y de su coronilla corría una línea algo gruesa de sangre, estaba algo atontado por la sensación de adormecimiento que deja la ausencia de la adrenalina, pero tenía una gran sonrisa en la cara. Miró de reojo a su compañero, o lo que alcanzaba a ver de él, porque estaba con la cabeza reposando en su estómago, descansando del rudo entrenamiento y dejando que el viento de la tarde les refrescara un poco. Ni siquiera recordaba cómo habían terminado en esa posición, solo que después de dar la batalla como terminada a Sasori le había entrado el cansancio y se había acostado en el suelo, y él, que siempre pecaba de inoportuno, no encontró razón alguna para no usarlo de almohada personal.

- ¿Esta es tu manera de pedir disculpas? - Jadeó un agotado Sasori. Estaba cansado, pero no quería que Deidara se levantase ni aunque le dificultara respirar. Le gustaba cuando tenían esos momentos para estar solos.

Disimulando una sonrisa, Deidara rodó los ojos y le observó de reojo.

- Yo no tengo porque disculparme, tu sí.

- Y lo hice - Elevó una mano algo quemada y le sacudió el pelo hasta volverlo un revoltijo amarillo - Enano orgulloso - Se quejó sonriendo.

- Déjame, imbécil - Y en reprimenda echo el codo atrás y le atizó en las costillas, sacándole un "Ouch" al otro. Deidara rió y encomendó en tono sabio -: Danna, mejor busca tu muerte natural, aún tenemos mucho que hacer.

- Cierto, y hablando de eso ¿Ya te informaron de la asignación que nos dió Pain? - Su sonrisa creciendo por la expectativa, había esperado mucho para ese momento - Vamos nosotros primero.

Deidara solo suspiró, su ánimo decayó un poco pero lo sustituyó con neutralidad.

- Al parecer.

Sasori le echo un ojeada incrédula.

- No suenas muy emocionado.

- Estoy normal - Miró hacia el cielo, las nubes se movían de forma perezosa y algunas formaban dibujos y rostros raros. Se preguntó cómo se sentiría verlas siendo totalmente libre. Anoto eso en la lista de cosas que haría cuando escapase, lo que le recordó que debía seguir manteniendo la farsa por un rato más, de modo que resopló sin ganas - Es un largo recorrido, solo pienso en lo tedioso que será.

- Tienes suerte de puedes ir volando - Sonrió con sarcasmo - No todos tenemos esa ventaja.

- Tú la tendrías si quisieras, pero no es mi culpa que no te guste volar - Era cierto, esa era una de las pocas cosas que este Sasori compartía con el original, preferían ir a pie y a un ritmo lento pero constante, ah, eso sí, siempre saliendo con antelación para llegar justo a tiempo.

El Akasuna se encogió de hombros.

- Sigo mi propio ritmo.

- Si tú lo dices - Miró de nuevo el cielo, le parecía raro que a alguien no le gustase volar, ya que él lo encontraba magnífico - Aun así sigue siendo mucho camino por delante - Añadió luego de un rato.

- Puede... - Lo consideró un poco - Es cierto que la aldea de la arena está muy lejos de aquí, pero el camino para llegar pasa por varios pueblos diversos, se encuentran muchas cosas interesantes que ver si buscas con atención - Hizo una pausa - Si, el desierto es caluroso y un poco sofocante, pero es bastante tranquilo, también es un buen lugar para meditar.

- ¿Es por eso que te quedaste allí todos esos años? - Inquirió Deidara, quien siempre había tenido esa curiosidad más nunca se sintió lo suficientemente cómodo para preguntar en su mundo.

Sasori lo pensó por unos segundos.

- En parte. Y en parte también porque estaba seguro que encontraría buenos materiales para mis marionetas allí - Le dió una mirada algo cariñosa - Puede que Sunagakure sea silenciosa, pero deberías animarte, vas a pelear.

- ¿Y tú no? - Le alzó una ceja.

- Tengo otros planes - Dijo sin preocuparse demasiado - Pensaba dejarte el asunto a ti. Teniendo en cuenta lo mucho que te gusta crear explosiones por dónde vas y la aldea está en medio de un desierto, creo que sería la oportunidad perfecta para...

- Explotar cosas sin causar un alboroto masivo - Terminó el rubio por él. Sus labios se torcieron en una mueca nostálgica. Aún recordaba cuando su Sasori le había dicho eso en medio de lo que el consideró un regaño, pero la verdad es que solo le estaba aconsejando en ese tono gruñón que siempre tenía. Fue una de las últimas conversaciones que tuvieron juntos antes de que muriese.

Su compañero le miró divertido.

- Exacto, ya vas aprendiendo.

- ¿Que otros planes tienes en la aldea? - En vez de molestarse prefirió preguntar, de todas maneras tiempo para enfadarse tenía de sobra pero para preguntar... cada vez menos - ¿Tú abuela de nuevo?

- No, me he olvidado de ella aunque no lo creas. Tenía intención de revisar un par de cosas que deje allá, cuando me reclutaron no tuve tiempo de traer todo conmigo.

- ¿Crees poder traerlo todo ahora? Habrá un caos bastante grande en la aldea.

- Ah, no tengo mis cosas en la aldea - La idea le provocó una risita entretenida - Hace mucho que me mudé de ahí.

- ¿Y en dónde están? - Preguntó entonces el rubio, pero solo obtuvo a cambio una mirada misteriosamente juguetona.

- Ya lo verás.

"O no" Pensó con algo de amargura, aún no sabía si su maravilloso escape sería antes de irse, de camino allá o apenas llegasen, se figuraba que los Dioses harían un buen trabajo y nadie le seguiría, pero odiaría ser mosca en la pared para ver la cara desilusionada de su compañero cuando no le encontrase. Imaginaba que se quedaría a terminar el trabajo por él, pero que seguiría buscándole por un buen rato hasta que se rindiera.

¿Cuánto tiempo tardaría en rendirse? ¿Días, meses? Esperaba de todo corazón que no fueran años...

Se quedaron en completo silencio. Deidara abandonó sus pensamientos negativos para seguir mirando las nubes con fascinación, le gustaban mucho. Le tranquilizaba verlas, volar sobre o entre ellas, e incluso olerlas, porque allí en pleno vuelo es donde más se podía sentir el aroma a la lluvia próxima. Esa que en menos de media hora es capaz de inundarlo todo. A Dei le gustaba, mucho de la basura en la tierra era limpiada por las lluvias, solía pensar en que si pudiera hacer lo mismo con la maldad las cosas serían más fáciles.

Sasori, por otra parte, mientras observaba ese rostro maravillado por algo tan simple como el cielo, no pudo evitar que una duda le asaltase la cabeza. La tenía desde hace rato, de hecho, pero fue hasta ahora que tenía una verdadera oportunidad para preguntar.

- ¿Que hacías con el Uchiha?

La mente del blondo se estrelló contra una pared y sus ojitos quedaron cual remolinos. Es decir ¿De dónde chorizo había salido eso?

- ¿Qué? - Giró más la cabeza para poder verle mejor.

- Cuando volviste de escaparte estabas con él - Específico con una nota sería en su tono - ¿Porque?

- ... - Bueno, en vista de que Pain lo sabía al igual que Konan, era cuestión de tiempo antes de que el chisme se regara - El Uchiha estaba en una situación complicada y le eche una mano.

La impresión de Sasori no podía ser más grande, era como si le hubiesen dicho que el presidente de Corea del norte se quedó sin papel de baño en plena faena y el de Estados Unidos vino voluntariamente a limpiarle el culo.

Ósea, algo que pasaría never in the puta laif.

- ¿Tu ayudando a un Uchiha?

- ¿Difícil de creer?

- Es difícil por muchos aspectos - Seguía de lo más impresionado - Primero porque ningún Uchiha pide ayuda jamás, y en el supuesto caso de que lo haga, tu serías la última persona que creí que ayudaría.

- Fue algo repentino - Mintió de manera natural, justo como en las últimas semanas. Fabuloso, ahora se estaba convirtiendo en un mentiroso experto - No tuve tiempo de pensarlo demasiado.

Como si sus palabras le recordasen algo, Sasori elevó la cabeza para verlo fijamente, sus ojos algo entrecerrados.

- ¿Qué? - El rubio frunció el ceño.

- ¿Por él fue que te escapaste?

"Verga..." No podía decirle toda la verdad pues no podía, pero siendo sincero aunque no fuera así tampoco quería decirle, todo ese momento con el Uchiha era algo que reservaba solo para él, como un recuerdo que se negaba a compartir, aunque aún no entendía muy bien la razón.

- Más o menos - Comentó algo esquivo, y su compañero achicó más los ojos con cierta sospecha - ¿Qué pasa?

- No lo entiendo... - Murmuró de lo más confundido - Le odias.

- No tanto - Su boca siendo más rápida que su cerebro, dejando boquiabierto a su compañero y ¿Porque no? A él mismo. La confianza que tenía en Sasori siempre le provocaba volverse particularmente sincero, pero jamás se le pasó por la cabeza que también aplicada en ese tema, sobre todo teniendo en cuenta lo muy reservado que era con respecto a la apuesta y todo lo que conlleva. Trató de corregir su error - Me refiero a que si le odio, pero no al mismo grado de...

- Te ves diferente - Interrumpió de pronto el Akasuna con un tono de voz extraño, o al menos así lo interpretó el otro.

- ¿Diferente?

Sasori asintió con cuidado, y su compañero ladeó la cabeza.

- ¿No será que estás alucinando? A lo mejor y te está afectando el cansancio.

- No, estoy seguro que no - El pelirrojo se incorporó lentamente haciendo que Deidara hiciera lo mismo. El más bajo se estiró un poco, pero dejo de hacerlo cuando notó la mirada penetrante que le ofrecía su compañero. Era hasta curioso cómo le estaba mirando, como con una especie de rara concentración - Si, definitivamente te ves diferente.

- Muy bien, si tú lo dices - Soltó un suspiro dramático y apoyo el rostro en la palma de su mano - A ver ¿Que tengo de diferente?

- Mmmm...

Antes de que Sasori pudiera firmar en su cerebro las palabras correctas para poder responderle, un alarido de felicidad muy poco masculino por parte de Hidan les anuncio que era hora de cenar. El pelirrojo argumentó que hablarían de ello más tarde, y Deidara, quien a pesar de darle curiosidad lo que iba a decirle no encontró nada excesivamente raro, lo dejo correr con un levantamiento de hombros. Pudieron haber ido a comer juntos, pero el rubio era partidario de darse un buen baño antes de ingerir algún alimento, al menos cuando estaba tan sucio, de modo que se fue a dar una ducha mientras que su compañero se limitó a tomar un plato de comida y llevárselo a su habitación. Tenía suerte de que Pain andaba demasiado ocupado en estos días como para molestarse de la asistencia obligatoria en las comidas que Sasori no estaba cumpliendo.

Lavarse y quedar limpio de nuevo era un arte en el que Deidara en particular tenía que tardarse un buen rato, en especial en el cabello, le gustaba como estaba la mayoría del tiempo, pero a veces el tenerlo tan largo le quitaba tiempo que a veces era valioso, en especial cuando estaba de misión y debía correr de un lado a otro; Hoy no habían misiones, así que se dió un baño relajante en donde se quitó todo resquicio de suciedad existente, dejándose limpio y con el olor de jabón ligándose con su aroma natural.

Estaba saliendo de la ducha para buscar el jabón de repuesto que había comprado cuando chocó de bruces con alguien, sus manos buscaron instintivamente algo a lo que agarrarse para no resbalarse, y terminaron siendo los hombros de un pelirrojo que le atajó con los ojos abiertos como platos.

- Joder, lo siento.

- ¿Lo sientes? - Alzó una ceja con ironía a pesar de la ligera sorpresa que sentía por estar tan cerca luego de tanto tiempo - Estoy escuchando eso muy a menudo.

Sasori se quedó momentáneamente sin nada que decir. Realmente era la primera vez que el mismo se daba cuenta la diferencia de altura que había entre ambos, Deidara era más bajo, y desde sus doce centímetros extra sus ojos claros se veían mucho más grandes. Su cabello rubio aún estaba suelto y caía mojado sobre su espalda y algunos mechones sobre sus hombros, dejando pequeñas gotitas de agua en el suelo y en su propia ropa. Pero no le importó.

Sintiéndose demasiado observado, Deidara terminó por alzar ambas cejas.

- Tienes urgentemente que dejar de entrar a mi habitación así, Sasori. Me pusiste encontrar desnudo.

Con cierto escepticismo irónico, los ojos grises sondearon hacia abajo antes de volver hacia arriba con una sonrisa cómica.

- Eh...

- Más desnudo - Especificó el rubio, volteando también hacia abajo y notando que efectivamente su compañero tenía bastantes razones para mirar, estaba totalmente sin ropa salvo por una toalla cubriéndole las partes nobles. ¿La parte buena? No estaba del todo expuesto, ¿La mala? Listo como era, notó también que la colisión y lo pegado de sus cuerpos desató el nudo de la tela (Era pésimo amarrando cosas) La presión de su cadera con la del pelirrojo era lo único que evitaba que se quedara por completo en pelotas.

- Que conste que no fue a propósito - Comentó el marionetista con gracia, aún sin notar ese último detalle.

Deidara gruñó.

- Lo dificulto.

- Deidara, si quisiera verte desnudo usaría otras tácticas. Esto es muy ortodoxo para mi gusto - Sacándolo un chasquido de lengua al más bajo, sacudió la cabeza e hizo el amago de retroceder - Trata de salir vestido para la próxima, te he dicho miles de veces que aquí no tienen privacidad cuando hay emergencias y lo mejor es que salgas con la ropa pues...

- ¡Espera! - Sintiendo como el otro había estado a punto de separarse, le apegó rápido hacia él hasta que sus pechos se tocaron - Quédate quieto.

Sasori quedó idiotizado unos segundos por tener ese cuerpo tan cerca suyo después de tanto tiempo.

- ¿Porque? ¿Ahora me quieres cerca? - Bromeó, haciendo un poco de presión en su espalda para estrecharle más.

"Vaale. Mala idea" Pensó sintiendo como afloraba algo de su propia excitación. Tragó grueso y conservo la calma, aunque se le hizo más fácil cuando recibió un seco golpe en las costillas.

- No seas idiota - Bufó - Se me desató está cosa - Miró hacia la toalla con molestia - Si te quitas quedaré en ridículo.

- Deidara, si esa toalla se te cae lo último que te verías sería ridículo.

Ese tono de voz volviéndose grave le causó un ligero cosquilleo, cohibiéndole un poco.

- Cállate.

- ¿Te das cuenta de que casi siempre me estas mandando a callar? Cuando te conocí me molestaba pero ahora creo me gusta.

- ¿Mmm? ¿Porque?

- Porque la mayoría de las veces tiendes a hacerlo cuando te digo algo que te gusta aunque no lo admitas en voz alta.

- Por supuesto que no, ¿De dónde sacas tantas estupideces?

Alzando una ceja ante ese claro desafío, Sasori aprovecho que no podía apartarse de él para subir una mano por su espalda. Le miró muy fijo a los ojos, tanto que Dei sintió la necesidad de voltear la cara, pero no lo hizo.

- Creo que eres hermoso - Soltó de golpe, haciendo que el blanco de su afecto abriera mucho los ojos y un poco de calor se le instalase en el rostro.

- Cállate.

- Ahí, ¿Ves? - Sonrió de lo más satisfecho - Tengo razón.

Deidara se mordió la lengua con molestia, no había querido darle la razón, pero es que la palabra se le salía sin querer cuando se encontraba en un momento en el que no sabía que decir. Casi podía decir que era automático.

- Eso no prueba nada - Mascullo reacio a dejarse vencer.

- ¿Quieres que continúe hablando entonces? - Sasori se mostró de lo más convenientemente receptivo - Porque también creo que eres...

- ¡Joder, no! - Exclamó, y ese movimiento involuntario que venía con su usual dramatismo le hizo rodar un poco la toalla - Maldición... - El calor se acentuó un poco más - ¿Y ahora qué?

- Solo apártate y acomódate, prometo no mirar - Comentó el pelirrojo, y su compañero le dió una mirada crítica.

- Lo dices cómo si no te conociera, sé que vas a mirar.

- Tienes razón - Y soltó una risita para nada culpable. Deidara le fulminó con la mirada hasta que consiguió que soltara un suspiro - Vale, mmmm, hagamos una cosa.

- ¿Cuál?

- ¿Tomaste una ducha o la bañera?

- La ducha, pero llené la bañera para descansar un rato.

Sasori enarco una ceja.

- ¿Y porque no simplemente tomaste la bañera desde un principio?

- ¿Y dormirme en agua con sudor? - Arrugó el entrecejo ante la idea - No, gracias.

"Este chico no tiene remedio" El de cabellos de fuego no iba ni a intentar explicarle que el chiste de la bañera era para quitarse la suciedad más que para dormir en ella como usualmente hacían ver las películas, porque simplemente sabía que no había sugerencia alguna que le hiciese cambiar de opinión.

- ¿Qué haces? - Exaltado abrió los ojos al sentir que su compañero daba un paso al frente. Tuvo que retroceder lo suficiente para avanzar más no para soltar la toalla. Tampoco es como si pudiera permitirse que se apretaran demasiado. Que fuera más bajo no significaba que la presión que causarían sus caderas juntas sería cómoda... O si, o no...

- Tengo una idea creativa.

- ¿Desde cuándo a ti te dan ideas creativas? - Se habría cruzado de brazos de haber podido.

- Te sorprenderías - Sonrió - Ahora solo camina y ya verás.

- A como esto sea otro de esos planes locos tuyos... - Comentó entonces con los ojos entrecerrados.

- Los planes locos son tu especialidad, no la mía.

- Sabes de lo que estoy hablando.

- Relájate... - Tomo sus hombros y le siguió empujando con suavidad hacia atrás - Es un buen plan.

Dieron un paso tras otro hasta que atravesaron la puerta por la que recién había salido, entrando de nuevo al baño y siguiendo de largo hasta que las piernas de Deidara chocaron con la superficie resbaladiza de la bañera. Estaba llena de espuma y olía sabroso, era una esencia con sabor a caramelo que había comprado cuando estuvo en el mercado, más por derrochar y capricho que nada, pero si el aroma era a comida no podía ser malo. Y no se equivocó, el ambiente olía a dulces y la espuma tenía un ligero color azul.

Al ver que ya no se movían, su nerviosismo aumentó un poco, pero lo encubrió con sarcasmo.

- ¿Tú brillante plan era devolverme al baño?

- No, eso fue apenas la fase uno.

- ¿Y cuál es la fase dos? ¿Qué hago ahora?

- Ahora... tú... - Comenzó, y tomo las manos contrarias para ponerlas en sus propios ojos - Aguantas la respiración y confías.

- ¿Q...? ¡¡IMBÉCIL!!

Haciendo acoplo de toda su fuerza de voluntad para no espiar y manteniendo los ojos cerrados todo el tiempo posible que Deidara le cubrió los párpados, Sasori le dió un empujón tremendo y cayó de espaldas al agua, haciendo que se saliera un poco por los bordes. Deidara emergió del agua con una profunda inhalación, estaba todo lleno de esencia hasta en el pelo, la toalla había salido volando a un rincón del baño y puso su mejor cara de molestia cuando le dió un fuerte golpe en la cabeza a su compañero apenas lo tuvo cerca.

- ¡Auch! - Se llevó adolorido una mano a la cabeza - Bonita manera de agradecerme - Comentó irónico.

- ¿Agradecer que? Tengo espuma hasta en las cejas.

- Pero también tienes en todo el cuerpo, y gracias a eso no puedo verlo - Apuntó con tranquilidad. Era cierto, oculto entre el agua y la espuma la anatomía del chico era imposible de ver a menos que se metiera de lleno la cabeza en el agua.

El artista rodó los ojos. Vale, puede que tuviera algo de razón, aunque todo eso de la bañera le parecía innecesario si de todas formas planeaba taparse los ojos. Tal vez porque así tenía que hacerlo por menor tiempo, pero seguía sin gustarle.

- Diría que te debo una, pero esto no hubiera pasado si no hubieses entrado como un acosador.

Al Akasuna eso le hizo gracia, y se recargó en sus tobillos para agacharse y poner los brazos cruzados sobre el borde de la bañera. Su rostro estaba descansando en sus antebrazos y sonreía divertido.

- Tu entraste a mi habitación la última vez sin tocar mientras trabajaba y casi me enveneno por el susto que me diste.

- Te lo merecías por haberme despertado a las cinco de la mañana un domingo, ¿Qué clase de monstruo hace eso?

- Te la estaba cobrando - Respondió despreocupado el otro - Usaste uno de tus explosivos cerca de mi puerta mientras dormía la siesta.

- ¿Y te quejas? - Alzó una ceja - Tu dejaste tus aterradoras marionetas a propósito en mi cuarto. Apenas y pude dormir esa noche.

- Tú dejaste una bomba debajo de mi cama y no me quejé, tuve suerte de que no explotara.

Azul y gris plomo se enfrentaron unos cruciales segundos con seriedad, antes de que la situación pudiera demás con el pelirrojo y terminara estallando en sonoras carcajadas. La visión de un Deidara avergonzado y sin ropa, con espuma hasta en las orejas y haciendo una tierna expresión de berrinche fue demasiado para él.

A Deidara le salió una vena en la cien.

- ¡Deja de reírte, infeliz! - Chilló furioso, pero ni su ira ni otro golpe en el brazo pudieron disuadir al pelirrojo de dejar reír, el cuadro era demasiado bueno como para dejarlo pasar.

"¿Con que es así, ah?" Al ver que se seguía burlándose sin pudor alguno, Deidara tomó medidas drásticas.

- ¿Pain? - Exclamó de pronto con los ojos abiertos, haciendo que el pelirrojo se callase abruptamente y se levantara para mirar la puerta.

- ¿Eh? - Al ver qué no había nada y que obviamente fue engañado, hizo el amago de voltear - Oye, eso no fue gracio... ¡JODER!

Aprovechando su breve momento de distracción y que de espalda no podía verle, Deidara saltó impulsivamente de la bañera y le brinco encima, rodeando su cuello con los brazos antes de empujarlo de nuevo hacia abajo con el peso de su cuerpo. Ambos cayeron de nuevo a la bañera, todo mojados y llenos de espuma.

Sasori había caído sobre Dei, y apenas salió de nuevo a la superficie se dió la vuelta para sentarse. Un enorme trozo de espuma le tapaba la visión de un ojo.

Ahora fue turno de Deidara para burlarse.

- Mírate - No paraba de reír - Eres el reemplazo perfecto para el sujeto de la máscara.

- Muy chistoso - Murmuró el pelirrojo, limpiándose la cara.

- Bastante, Dios ¿Dónde hay una cámara cuando uno la necesita?

- ¿Quiere tomar una foto de algo? Intenta con esto - Y antes de poder reaccionar, echo la mano hacia atrás, y la regadera que venía con la bañera le soltó un chorro de agua fría directo a la cabeza, provocándole una pequeña tos. Sasori río gustoso - Ese si es un buen plano.

- ¡Eres...! - Estaba a punto de matarlo, de mandarlo a volar con alguna explosión, de molerlo a golpes por tener tan malo planes... pero algo sucedió.

Siempre se dejaba dominar por el escaso hilo de tolerancia que tenía, pero últimamente había aprendido a aprovechar mejor el tiempo, de modo que está vez optó por quedarse quieto, observando el entorno, más específicamente a su compañero. Se quedó viéndole muy fijo, con sus ojos singulares entrecerrados por la risa que le provocaba verle así. Su cabello rojizo y su cuerpo todo mojado se sacudía mientras reía. Guardó en su memoria ese sonido, muy pocas veces le escuchaba reír con tanta libertad, y quiso guardar entre sus mejores recuerdos ese preciso instante, con ese chico frente a él gozando como un niño... pero también hizo lo mismo con otros buenos recuerdos, como cuando jugaban juegos infantiles, cuando hablaban sobre arte, cuando se burlaban mutuamente sobre cosas tontas, cuando se fastidiaban el uno al otro...

"Tengo mucha suerte" Fue la primera vez que fue plenamente consciente de ello. Fuera por alguna apuesta loca o no, tuvo mucha suerte de tener a un amigo cómo este Sasori en su segunda vida. Era algo que sinceramente jamás podría pagarle a la figura dos.

- ¿Eh? - El Akasuna detuvo su momento de buen humor y se extrañó al ver a Dei tan callado y con el rostro algo cabizbajo. Se acercó un poco - ¿Estás bien?

Más allá de responder, le abrazo.

Le abrazo porque sabía el poco tiempo que tenía para estar juntos, para ser compañeros, para ser... amigos. Jamás le había importado tanto abandonar a un amigo antes, aún más, realmente jamás había sentido que tuvo un amigo sincero, podría haber tenido algunas amistades importantes y quizás algún que otro compañero le llamase a él su mejor amigo, pero él no lo sentía así... Al menos hasta ahora. Sasori le devolvió el abrazo con una mueca algo preocupada ¿Que pasaba? Deidara nunca había sido particularmente sentimental, por lo menos no a tal grado.

- Hey... ¿Qué pasa?

"Pasa que voy a extrañarte" Deseo tanto poder decírselo, poder hacer acoplo de esa confianza y desahogarse, decirle que la siguiente semana ya no tendría que quejarse de su tardanza, de sus ruidosas explosiones, de su carácter, de sus dramas, de él mismo... pero no pudo, solo siguió abrazándole "Realmente... realmente voy a extrañarte muchísimo, idiota"

- ¿Sucede algo? - Preguntó de nuevo, necesitaba saber si algo le sucedía.

Negó con la cabeza.

- ¿Quieres que me vaya?

- No - Murmuró, sabiendo que si no hablaba seguiría preguntando. Suspirando un poco, cerró los ojos - Solo quédate así.

- ¿Hm?

Su confusión era obvia y a Dei le dió un poco de ternura, aunque eso no competía con el sentimiento de tristeza "No quiero dejarte, Danna..." Respiró muy hondo, si no podía decirlo en voz alta al menos podía hacerlo en la intimidad de su mente "Pero no puedo quedarme, lo siento mucho"

- Puedes decirme si pasa algo, sabes que...

- En el nombre de Dios, Sasori - Se separó apenas un poco, solo lo suficiente para mirarlo a los ojos. Sasori esperó expectante a la vez que Dei soltaba una minúscula sonrisa - Eres muy idiota.

Ahora arqueó una ceja, se había quedó aún más confundido.

- Vale, tú definitivamente tienes que estar enfermo o algo. Tal vez deberías...

- Agh~ - Exclamó con dramatismo y rodó los ojos. Algunas cosas no cambiaban - ¿Podrías callarte? Arruinas mi momento.

- ¿Qué? - Ahora se le escapó una sonrisa - ¿De qué hablas ahora?

- Estoy haciendo drama y me lo estás arruinando - Informó, recuperando un poco la compostura con una mueca burlona - Necesito que te calles para que me dejes terminar.

- Eres... único - Sacudió la cabeza aún sin dejar de sonreír.

Deidara sonrió abiertamente también.

- Lo sé.

Cuando fue a decir algo más, Sasori fue más consciente de que el cálido aliento del artista chocaba con el suyo por lo cerca que estaban. Le gustaba mucho su aroma, todo de él, en realidad, siempre era muy controlado, pero cedió un poco en sus ansias por tenerlo más cerca y se adelantó unos centímetros más hacia sus labios. Existió un momento de irreparable suspenso, como si la posibilidad de un beso fuera posible a la vez que no, ese segundo perduró unos cuantos más, con sus labios rozando los contrarios. Fue apenas un movimiento, uno suave y tranquilo casi inconsciente que provino de alguno de ellos y que procedió en una sutil cadena de movimientos similares que terminaron con ellos más que apretados. Era el beso más lento y nostálgico que se habían dado, solo que Sasori no terminaba de entender el porqué.

Deidara se dió cuenta de que normalmente estaba preocupado por lo que tenía que hacer, así que hasta ese momento no había podido disfrutar de un beso de su compañero con tranquilidad... O de ninguno, en realidad, porque siempre estaba constantemente preocupado sin importar con quién estuviera. Certificó más esa idea porque hasta ahora notaba que los labios del Akasuna eran suaves, se movían con delicadeza y sus brazos le sostenían como si quisiera detener el tiempo y mantenerle allí para siempre.

Arena y sol.

Le gustaba ese aroma, le gustaba ese sabor, siempre le gustaría.

Disfrutaron de un momento increíblemente tranquilo, apenas y se rozaron más de lo necesario, se limitaron a besarse con paciencia, tanto siendo parte del momento como dejando fluir sus pensamientos hacia diferentes direcciones. El ambiente era tierno y distraído, casi perezoso. En un particular movimiento que hubiera terminado con Deidara resbalándose hacia un lado, Sasori le atajó para que no se cayese y con las yemas de los dedos le tocó el muslo.

Deidara dudó, no estaba seguro de si debía quitar su mano o continuar con el momento, pero ni siquiera tuvo tiempo de procesarlo porque Sasori, a pesar de haber sido el que comenzó en primer lugar, rompió el contacto y le miró.

Estaba... tranquilo.

- No.

- ¿No? - Se confundió Deidara.

- Exacto - Ignorante de su extrañeza, Sasori sonrió apenas - No.

Al artista le tomo más de un minuto entender que ese no era un típico "No" de respuesta a algo, ni tampoco algo simplemente al azar. Era un "No" a la situación, al momento...

A ellos.

"¿Pero qué... rayos...?"

Se quedó absolutamente pasmado, no perdió los ojos solo porque no era posible.

- ¿Porque...?

- ¿Recuerdas la otra vez? - Hablo de pronto, aún sin soltarle pero manteniéndose serio de una forma calmada - ¿El día que sufriste el colapso? Estábamos entrenando y me preguntaste si te quería.

- Ah, sí... - Su sonrojo fue imposible de impedir ¡Como olvidar ese momento! Se había golpeado la cabeza demasiadas veces en la pared de su habitación por la pena - Lamento haber preguntado esa tontería.

- No fue una tontería.

- Claro que si - Frunció el ceño - No tenía que haber preguntado algo semejante cuando solo somos compañe...

- Te quiero.

Deidara dejo la boca a medio camino, incapaz de cerrarla o abrirla por completo. No tenía ni idea de que expresión tenía puesta en ese momento, pero debía ser algo lo bastante asombrado para que hiciera juego con su revuelta cabeza. Había algo de calidez en toda su confusión también, algo pequeño e inocente que nacía por el halago de sentirse querido. Aunque eso no quitaba que no sabía que responderle.

- No tienes que decir nada - Rió un poco al ver su rostro.

- ... ¿Ah, no?

- No, no hace falta - Su expresión se volvió algo petulante - Sé que también me quieres.

Eso, por obvias razones, le sacó de su estado aturdido con una risa.

- No seas tan arrogante - Alzó ambas cejas con sarcasmo y se recargo más cómodamente en su pecho - Pero sí, yo también te quiero.

Sasori sacudió la cabeza casi de inmediato.

- No.

- ¿No?

Estaba empezando a odiar esos "No", eran demasiado complicados de entender.

- No lo entiendes, Dei. Yo te quiero... - Rozó su clavícula con el pulgar - De una manera que jamás vas a poder corresponderme.

- ¿Ha? - Esto se estaba volviendo más profundo cada segundo. Es decir, tenía razón, pero le sorprendía que lo dijera él y más tan de repente - ¿Porque crees que...?

- ¿No me quieres igual? - Terminó el Akasuna, para posteriormente encogerse de hombros - Llámalo como quieras, solo lo sé. Lo intuía pero no era capaz de verlo, tal vez porque deseaba que no fuera verdad, pero lo es. Lo es y no puedo ignorarlo, no cuando implica estar contigo a sabiendas de ello. Por eso no puedo... - Hizo una pausa para mirar la posición en la que estaban antes de esbozar una sonrisa nostálgica - No puedo dejarte si quiera pensarlo, porque no va a pasar.

Deidara tuvo que retroceder urgentemente en su mente para comprender en su totalidad lo que estaba diciendo.

"No va a pasar..."

¡Pues vaya que esto había resultado de lo más inesperado! ¿Quién diría que sería Sasori el que le terminaría rechazando? Ahora sí que podía decir que la vida era bastante irónica.

- Lo entiendo... - Lo hacía de verdad, pero seguía siendo impactante.

- Hey... - Le animó con una de sus tiernas sonrisas - Aún te quiero ¿Vale? Y ya te lo dije, se que tú también me quieres, no necesito nada más.

El rubio torció la boca.

- Eso no es cierto.

- Tal vez... tal vez no sea lo que quiero pero te aseguro que es justo lo que necesito. Ni siquiera tengo que conformarme con nada, porque solo te necesito a ti. Seguiré escuchando tus locuras extrañas y sufriendo por tus explosiones sin importar lo que seamos, y eso es justo lo que no quiero perder - Le tomó con cariño un mechón de cabello - Puede que tengas razón en algunas cosas, soy muy poco paciente, algo manipulador y bastante sanguinario cuándo debo serlo, he causado mucho daño en el mundo y estaría más que justificado que me matasen, pero no puedo ser cruel cuando se trata de ti.

- Te estás volviendo blando, Danna - Sonrió un poquito, aunque estaba conmovido.

- Lo soy cuando estoy contigo.

El abrazo fue mutuo está vez, sin más intención que la de simplemente disfrutar de la compañía del otro. Es cierto, su amistad definitivamente era rara y complicada, con muchos tintes de sexualidad por todos lados, pero allí, en esa bañera y rodeados de un montón de aromas diferentes que se mezclaban con los suyos, decidieron que amaban cada parte de lo que tenían, fuera amistad, compañerismo, o incluso nada; Si se querían, quizás Deidara no le quería lo suficiente (Como ya había entendido) pero sabía que lo que sentía por su compañero era un sentimiento puro que le costaría muchas vidas olvidar.

Era bueno, porque no pensaba hacerlo tampoco.

 

 

 

                OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

Un par de horas más tarde Deidara se encontraba empacando sus escasas pertenencias en un pequeño y práctico bolso. En menos de tres días se iría con su compañero a la aldea de la arena, y prefería tenerlo todo listo solo por si acaso. No tenía intención alguna de pelear, pero era mejor tener arcilla de sobra porque no tenía idea de los detalles de su escape y no sabía con qué lunático o ninja de alto nivel se podía topar mientras lo hacía.

"Escapar..." Ese, definitivamente, seguía siendo un problema

Tenía muy presente en su mente el poco tiempo que le quedaba, pero estaba algo más tranquilo después de redefinir finalmente su relación con Sasori, es decir, seguían teniendo una conexión muy buena, eran amigos cercanos que compartían una misteriosa complicidad, pero les gustaba. Fuera raro o no, se conformaban con tenerse mutuamente cerca.

¡Ahora, volviendo al drama!

Con Sasori auto declarado su best friend forever, entiéndase entre líneas el contundente: "No te pienso tocar ni con la punta de un insecto palo" sus opciones se reducían a dos, y eran las más difíciles. ¡Que decía! Difícil era una palabra muy pequeña para lo que realmente significaban esos sujetos en su vida, y la influencia que tenían en ella.

En busca de un poco de paz había tenido ganas de compartir otro rato amistoso con el Uchiha, pero cuando él estuvo disponible para eso se había quedado dormido por todo el ajetreo de la batalla con Sasori y su momento en la bañera, y ahora que finalmente estaba disponible, al parecer el Uchiha andaba de nuevo de misión con su propio compañero. Era una lástima pues aunque las misiones de su equipo no fueran largas (Su eficiencia era más que notable) igual se tomaban su tiempo en el camino, Kisame alegaba que era culpa de la obsesión del azabache por los puestos de té, aunque todo el mundo sabía sin necesidad de que el Uchiha dijera algo, que eso podía deberse más al hecho de que la vena metiche del bijuu sin cola era tan potente que no le permitía perdonar ningún chisme.

Deidara cerró la puerta de su habitación con intenciones de caminar un rato para despejarse, pero detuvo lo que estaba haciendo cuando sintió una presencia acercarse a paso lento "Hablando del rey de Roma..." Levantó la cabeza para visualizar a Pain llegar hacia él con la misma tranquilidad usual que le había visto manejar estos últimos días, aunque estaba igual de formal que siempre, con la capa de Akatsuki cubriendo su cuerpo.

"Mejor así" Pensó Dei con cierto nerviosismo irónico "Necesito toda la estabilidad posible" Tenía razón. En especial ahora dado que las circunstancias prácticamente le exigían que decidiese de una vez por todas si quería o no dejarse seducir salvajemente por ese hombre.

Pain ensanchó su sonrisa cuando le interceptó en el camino.

- Buenas tardes, Deidara.

- ¿De buen humor? Qué raro - Comentó a juego, y sonrió divertido cuando vio a su líder negar con la cabeza como si no tuviera remedio - Buenas tardes, Pain.

Siguió con la idea original de seguir caminando, pero no le tomó por sorpresa que su líder se situara a su lado. Toda la congestión que representaba a Akatsuki realmente les mantenía algo separados en estos días, así que mejor aprovechar cuando podían darse el lujo de hacer algo simple como caminar juntos.

- ¿Tienes todo listo para el viaje? - Le preguntó al rato, su rostro era curioso, y el rubio se encogió de hombros.

- No es mucho lo que voy a llevar, pero sí. Terminé todo hace rato.

- ¿Cuándo te vas?

- Eres el líder, ¿No? - Hizo una mueca burlona - Deberías saberlo mejor que nadie.

- Ah, sí lo sé - Levantó los hombros, despreocupado - La fecha prevista para tu partida es pasado mañana, pero conozco muy bien al amargado presuroso de tu compañero - Comentó en un tono a medias entre fingido fastidio y cierta mofa que a Deidara le dió gracia - ¿No te insistió para ir antes?

Sabía a qué se refería, a veces la poca paciencia de Sasori provocaba que al tener una misión importante le insistiese para que partieran un día antes, a veces incluso dos.

- Está vez no - Respondió con algo de pesadez - Creo que también está cansado, hemos tenido mucho trabajo últimamente.

- ¿Mucho? - Inquirió el líder, quien a pesar de seleccionar las misiones no había tenido tanto tiempo como para determinar que tantas había tenido el artista en estos días.

Deidara suspiró.

- Bastante.

- Mmmm...

- ¿Qué? - Interrogó al ver que se había quedado en silencio.

Pain puso un gesto pensativo por un minuto completo, y cuando finalmente pareció sucumbir a la tentación de una idea repentina, Deidara tuvo que preguntar cuál era. Tanto por la intriga como porque, por lo general, las ideas que normalmente se le ocurrían al líder de Akatsuki terminaban con él todo manoseado. Entendía su cambio, claro. Pero no podían culparle por ser precavido.

- Tengo el resto del día libre - Anunció finalmente - Y estaba pensando en recolectar un material que te podría servir para tu misión, pero ahora que te encuentro se me ha ocurrido que...

- ¿Lo busque yo? - Supuso el más bajo.

- Lo busquemos los dos - Corrigió en un tono de buena vibra como si fuera una gran idea.

Definitivo, le iban a manosear.

- ¿Porque tienes esa cara? - Cuestionó Pain con una pequeña risa al ver que su subordinado tenía una cara de circunstancias como si no se decidiera si estar bien o no.

En vez de responder, se cruzó de brazos.

- ¿Porque quieres que vaya?

- Tú mismo has dicho que estás cansado y creo que te vendría bien relajarte un poco.

- ¿Contigo?

- ¿Preferirías que no? - Soltó a su vez, realmente interesado en la respuesta. Una de las primeras cosas que se había impuesto mentalmente era a escuchar, pues había visto que Deidara se volvía comprensiblemente más tranquilo cuando bajaba la guardia y optaba por preguntar en vez de asumir.

Por otra parte, esa pregunta resultaba algo difícil, sabía en el fondo que pasar tiempo con el era importante si necesitaba tener todos los puntos de vista para elegir, pero tampoco quería sentir la obligación de hacerlo, porque entonces sería un deber y no una elección.

Notando su silencio, Pain esbozo una ligera sonrisa.

- A un par de kilómetros al norte hay una tienda antigua - Dijo, captando su atención - Pasé por allí estos días y resulta que tienen un material muy similar al tuyo, solo que tiene una base liquida casi invisible que impide que se filtre la humedad. Sé que estás trabajando para mejorar la resistencia al agua de tus esculturas y me pareció que eso te podría servir. Es una arcilla algo extraña y no es mucha, pero se ve resistente y si tolera que coloques tu chakra en ellas, de seguro también hará lo mismo bajo el agua.

Deidara se le quedó mirando en silencio, si le había comentado ese detalle en algún momento, solo que no esperaba que lo tomase tan enserio.

- He apartado toda la que había, solo dile tú nombre al vendedor y te la hará llegar.

- ¿Porque hiciste eso? - Aún salía de su propio asombro, aunque eso no le impidió bromear - ¿Tienes algún plan macabro que implica comprarme?

- ¿Qué? No - Y rió un poco - A ti sería imposible comprarte. Además tampoco lo haría, solo pensé que te gustaría tener más opciones para volarme la cabeza cuando te haga enojar.

El artista sacudió la cabeza con mejor ánimo, la risa del más alto le resultaba contagiosa y más cuando sus palabras le agregaban un toque hilarante.

- Vale, eso me suena más creíble.

- ¿Logré persuadirte? Genial - Sus ojos chispearon con diversión - Lo siguiente en la lista es tratar de convencerte de que no voy a matarte, a ver si así dejas de tratar de correr cada vez que me ves.

- Imbécil - Rodó los ojos, pero termino sonriendo de todas formas.

Pain imitó su gesto por unos segundos, pero luego miró hacia una de las ventanas abiertas con una mueca imperceptible, estaba comenzando a opacarse el día por la inminente oscuridad, dentro de poco anochecería y aunque ya no iría con Deidara igualmente tenía planes de darse un momento libre. El ambiente andaba algo tenso entre el grupo y todo eso, por obvias razones, recaía en él.

- Tengo que ir a prepararme - Anunció el pelinaranja con algo de pesar.

Deidara frunció un poco el ceño.

- ¿Saldrás de todas formas?

- No iré a donde tú irás si es lo que te preocupa - Le apaciguó con tranquilidad - Tengo otra ruta trazada para recorrer el día de hoy, no eres el único que necesita una pequeño descanso antes de la locura - Hizo una pausa para echar los ojos hacia un lado con algo de incertidumbre - La verdad es que también pensaba pedirte que vinieras, pero si no quieres no hay problema. Ya habrá más tiempo luego.

"Tiempo..." Esa palabra le seguía sabiendo algo amarga. Y se ponía peor a medida que avanzaban los días.

- No es que no quiera ir, solo estoy siendo...

- ¿Precavido? - Fue su turno para suponer, y dió justo en el blanco. La expresión de Deidara lo decía todo, aunque lucía algo contrariado - Ya te lo dije, no hay problema.

Zetsu apareció en ese momento en compañía de un Hidan todo destrozado gracias a la brutalidad y poca paciencia de su compañero, su cabeza estaba cortada de nuevo y solo las manos del hombre planta le impedía rodar por el suelo como una bola de bolos. La interrupción corto de raíz cualquier respuesta que Deidara podría dar, y Pain fue arrastrado de nuevo a su labor de líder antes de que se diera cuenta.

Una vez de nuevo en su habitación, en vez de solo comer y dormirse se dedicó a pensar. Estaba pensando exclusivamente en Pain ahora, eso no podía negarlo. Tenía en su mente la disyuntiva de si había sido buena idea o no el haberle rechazado de esa manera tan poco discreta, aunque siendo sincero él nunca había sido una persona de tacto, lo típico era que soltara todo sin tapujos. Así, justo sin miramientos ni contemplaciones. Su franca sinceridad a veces resultaba ser un defecto pero tenía razón en querer ir con cuidado con Pain.

Había tenido muy buenas experiencias con él, así como también varias malas. Había sido el primero en amenazarle, aunque también había sido el primero en atreverse a besarlo. Le había enseñado varias técnicas para combatir, a pesar de que muchas de ellas las terminó usando en peleas que ellos mismos tenían. Se había tomado la molestia de preguntar por su vida y aparte también comentarle la suya junto al detalle de su descontrol ocular, aunque algo tarde pues eso no evitó que pasara por un momento demasiado intenso y descontrolado.

Habían muchas otras experiencias que resultaban tan geniales como terribles, pero debía concederle que al menos, desde su colapso, Pain se había vuelto más... sensible.

Más... Yahiko.

Decidió dejar el asunto a la suerte, escogió una hora de la noche al azar, resultando las siete y media, luego tomo su bolsa de arcilla y salió de la base para dirigirse a la tienda antigua que le había mencionado. El material resultó de lo más interesante, era extraño y ciertamente no sabía aún cómo utilizarlo, pero se las arreglaría porque era su especialidad, confiaba en eso. No se encontró con su líder de camino hacia la tienda y sabía que no lo haría una vez allá, ya que le había dicho que no iría a esa dirección. Pero una hora más tarde y ya regresando de vuelta a la base, sintió de nuevo esa presencia a lo lejos. Estaba a media hora o tal vez más, pero no estaba yendo hacia su dirección, de hecho estaba dirigiéndose hacia el este.

"¿A qué le tienes tanto miedo, rubio?" Era una suerte para él que su inminente costumbre a todo lo relacionado a las figuras le impidiese sentirse muy sorprendido.

Suspiró.

"¿Que acaso no se cansan de espiar?"

"Depende" Por alguna razón, la imagino reclinándose en un sofá con pereza "¿Tú te cansas de respirar?"

Fue inevitable no poner los ojos en blanco, ya se había esperado una respuesta semejante.

"¿Y ahora? ¿Vas a decirme que corra hacia allá o qué?"

"No"

Su cerebro dió un frenazo más brusco que cuando se te atraviesa un pato en plena carretera.

"¿No?"

"Nop"

"Mmm..." Esto de los NO se estaba haciendo muy común ese día. Sus ojos estaban muy abiertos "A ver, ¿Cuál es la trampa?"

"No hay ninguna trampa, rubio" La figura número tres sonaba de lo más entretenida.

"¿Es enserio?"

"Muy enserio"

"Vaya..."

Más sin embargo, un segundo de silencio más tarde, escuchó a la tres hablar de nuevo.

"Es decir ¿Para qué te diría que hicieras algo que sabes que vas a hacer de todas formas?"

"No sé porque esto no me sorprende..." Renegó al mismo tiempo que movía la cabeza de lado a lado.

"Oh, vamos. No actúes como si no tuviera razón, sabes que quieres ir, y estabas a punto de hacerlo, de hecho"

"¿Si sabias que lo haría entonces para que preguntas?"

"Ah, pero yo no te mencioné nada sobre eso" Su tono travieso saliendo a la luz "Lo que yo te pregunté era a que le tenías miedo"

"¿Supones que le tengo miedo a algo?" Alzó una ceja aún sin moverse de su lugar, la presencia se hacía cada vez más lejana.

"Tú y yo sabemos que le tienes miedo a muchas cosas, pero confía en mí cuando te digo que no tienes por qué temer esta vez. No lo he vuelto a influenciar y se nota que el hombre se ha reformado en estos días, no me malentiendas, sigo amando el sadomasoquismo puro y duro, y creo que no te vendrían mal un buen par de azotes" Su risa fue maliciosa y le provocó que echara los ojos a un lado "Como te digo, amo lo hard y personalmente odio el romanticismo y todas esas cursilerías, pero debo admitir que en él se ve sensual" Y suspiró con adoración.

"¿Y el punto de todo esto es...?" Dejar la oración a medias le resultó una buena idea en su momento, pero terminó arrepintiéndose cuando la número tres rió de nuevo.

"Nada. Como ya te dije, tú ya hiciste tú elección"

Y se fue.

Literalmente se fue. La muy desgraciada desapareció de su cabeza sin decirle nada.

- Estúpidas entidades locas... - Mascullo entre dientes.

Miró de nuevo hacia el este, le molestase la arrogancia de ese ser celestial o no, tenía razón en algo: Él ya había hecho su elección.

 

 

 

                OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

- ¿Dei?

Pocas veces Deidara podía jactarse de que había sorprendido a su líder al punto de dejarlo sin nada que decir, pero hoy era una de esas milagrosas veces.

- ¿Llego tarde? - Quiso saber, situándose a su lado y mirando en la dirección a la que iba, no sabía que había por allá, pero debía ser algo interesante.

Pain seguía shockeado.

- ... No, claro que no - Arrugó un poco las cejas - No me malentiendas, Deidara, pero... ¿Qué haces aquí? Habías dicho que no vendrías.

- No, lo que yo dije es que quería ser precavido, y mira - Alzó con orgullo en su mano la nueva arcilla - Ya tengo el nuevo material para volarte la cabeza, no hay mayor precaución que eso.

Indudablemente, eso le hizo reír.

- Ya veo... - Miró hacia el frente y luego a su nuevo compañero de paseo con emoción renovada - Estamos muy cerca de llegar, me detuviste justo a tiempo.

- Entonces muévete o vendrá de nuevo Akatsuki a secuestrarte.

Deidara pego un brinco hacia el árbol más cercano y continuó en la misma dirección que su jefe había tomado, Pain hizo lo mismo y le dió alcance con la comisura de su boca alzándose hacia arriba. Decir que estaba feliz de tenerle allí era quedarse corto.

- Nadie va a secuestrarme más por hoy, estoy eximido de toda responsabilidad pesada por el resto de la noche.

- ¿Hasta de Akatsuki?

Pain asintió solemne.

- Hasta de Akatsuki. No más secuestros repentinos, claro - Agregó entonces con sarcasmo - A menos que tú quieras hacerlo.

- ¿Secuestrarte? - Fingió pensarlo por un momento - No, gracias. Prefiero golpearte por decir estupideces o entrenar, es más divertido de esa forma.

- Luego me acusas a mí de ser violento y mírate, ya estás deseando arrancarme un brazo - Hizo como si la fé del mundo estuviera perdida con un tono quejumbroso que a Deidara se le antojo divertido - Y yo no digo estupideces, solo soy directo.

El rubio bufó.

- Sí, claro, y ese es tu principal problema - Le miró de reojo - Me refiero a que yo soy directo, pero tú me superas por mucho, es casi como si no tuvieras filtro en la cabeza y solo lo has ido escalando. Comenzaste admitiendo que podías matarme, luego te desviaste a que querías dominarme y el resto de las siguientes cosas que derivaron de eso último han sido cada una peor que la anterior. Enserio, Pain, te lo dije una vez y te lo digo ahora, si lo que querías era tenerme en tu cama pudiste empezar por ahí, te habría dicho que no de todas formas, pero no habría venido mal saberlo desde un principio.

- El problema, Deidara, es que si te quiero en mi cama.

"Joder..." Lo súbito de eso hizo se ahogara solo, tuvo que ponerse una mano en el pecho en lo que le miraba con hostilidad a la vez que un calorcito delator le calentaba las orejas. Se había vuelto algo resistente a sufrir vergüenzas repentinas, pero cada vez que elevaba su nivel parecía que su jefe encontraba la manera de superarse a sí mismo.

- ¡Eso es justo de lo que hablo! - Se quejó visiblemente furioso, y el que el otro comenzara a reírse con cierto aire de niño travieso no le ayudo en nada. Le apuntó con el dedo - ¡Lo hiciste a propósito!

El pelinaranja se encogió con arrogancia sin dejar de reír.

- ¿Para qué decirte que no?

Las bocas de Deidara perfectamente pudieron abrirse en una perfecta "O", ahora encima de ponerlo rojo a conciencia... ¿También usaba sus mismas palabras a modo de venganza personal? Ingenioso sí, pero fastidioso también. El que encontrará una forma de mantenerse de salirse con la suya sin volver a ser el mismo huraño de siempre era algo que le alegraba y le irritaba por partes iguales. Nunca le gustó perder.

- Ya como que me estoy arrepintiendo de esta decisión... - Dijo en voz alta aún con mala cara.

- Eh, no pierdas las esperanzas tan rápido, te gustará el sitio a dónde vamos.

- Quizás, pero aún no me has dicho donde es.

- Es una sorpresa - Aceleró un poco el paso, ya solo faltaban unos diez minutos - Pero cuenta con que valdrá la pena.

El lado sarcástico del más bajo se asomó por una pared a la vez que se cruzaba de brazos con socarronería, tenía una vaga idea sobre los gustos que podía tener ese sujeto y estaba casi seguro de que no compartían ninguno.

- Si tú lo dices... - Aunque su tono dejaba en claro que no le creía ni un pelo.

Pain se abstuvo de hacer comentarios, dejaría mejor que el lugar hablase por su cuenta.

 

 

 

               OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

Oh, y vaya que lo hizo.

- ¿Qué es eso? - El rubio hizo un inevitable mueca de asco al ver un montón de insectos empalados uno tras otro y tiesos por la cocción.

Pain, a su lado, miró la exhibición de insectos cocinados y a la señora de baja estatura que aseguraba que estaban buenísimos antes de dirigirse a su subordinado.

- Grillos. Si no te gustan también tenemos ranas, arañas y cucarachas - La burla era más que palpable.

- Se ve asqueroso - Tocó superficialmente una de las patas tiesas de la rana e hizo una mueca cuando la sintió dura y achicharrada bajo la piel - Aunque pagaría por verte comiendo uno.

El famoso lugar secreto terminó siendo la feria, al parecer se habían instalado en una zona boscosa de una aldea y ese era el penúltimo día antes de que se fueran. Habían varios animales y peces, pero estaban más interesados en las demás cosas, sobretodo la extraña variedad de comida. Deidara jamás en su vida había visto que alguien quisiera comerse una cucaracha metida en un palo, le parecía más raro que asqueroso, y eso a Pain le daba gracia.

Le dió un pequeño empujoncito al menor y señaló el pincho de insectos.

- No tienes que pagar, soy capaz de hacerlo - Sonando muy seguro - Pero solo si tú también haces el intento y pruebas uno.

Deidara negó inmediatamente con la cabeza.

- Ni loco - Tenía una lista larga de cosas por hacer cuando fuera libre y comer bichos no estaba anotado - Preferiría hacer cualquier otra cosa antes que eso.

- ¿Cualquier cosa? - Una sonrisa maliciosa amenazando con salir.

- Cualquiera, sí.

- ¿Cómo admitir que soy mejor en Taijutsu que tú? - No había ni terminado esa frase cuando Deidara ya se estaba burlando abiertamente como si la sola idea fuera ridícula - Oye, te enseñe casi todo lo que sabes, prácticamente se puede decir que soy tu maestro ¿Porque no admitir que te llevo ventaja?

- Me la llevas en Genjutsu y Ninjutsu - Alzó una ceja y se cruzó de brazos - ¿Y también quieres que te ceda el Taijutsu? De ninguna manera.

- Vale, entonces hagamos algo, yo admitiré que eres mejor en Taijutsu y aparte también me comeré uno de esos - Cabeceó hacia la peculiar comida - Con una sola condición.

- No te pienso hacer una cosa loca como un baile exótico - Advirtió apuntándole con seriedad, consiguiendo que Pain arrugará un poco el entrecejo para luego carcajearse abiertamente - ¿¡De que te ríes!? - Reclamó con una vena en la cien.

- Es que en realidad sólo te iba a pedir un beso, pero el baile exótico no suena mal - Hizo como si lo pensase enserio.

El rubio terminó con las mejillas algo rojas igualmente, tanto por la vergüenza de haber sacado conclusiones apresuradas como por la idea de darle algo tan íntimo como un beso, era una suerte para él que se hubieran cambiado la capa de Akatsuki y estuvieran usando otra de color negro con capucha para que no les identificasen. De todas maneras tampoco es que hiciera mucha falta, ya eran las nueve de la noche y todo estaba muy oscuro como para definir caras, aparte también habían varias personas usando máscaras. El único problema real que tenían era el Rinnegan y sin embargo Pain se las apañó para engañar un par de mentes para que lo pasaran por alto. Entre eso y la capucha al menos estaban seguros.

- Eso tampoco - Declaró firme y comenzando a caminar de nuevo, ya no quería seguir cerca de esos pinchos raros.

- ¿Sabes? Tienes un concepto muy peculiar de "Cualquier cosa" - Comentó entonces siguiéndole el paso - Pareciera que para ti significase "Ninguna cosa"

- Cerca - Reprimió una sonrisa - En este caso significa "Ninguna cosa que tú me pidas"

- ¿En este caso? - Reiteró, y la mofa era notable - Me aplicas esa lógica siempre, porque nunca me haces caso.

- Bueno, está vez tengo un motivo.

- ¿Ah sí? - Le reto él - ¿Cuál?

- Pues... - Tanteo a ciegas su terreno mental buscando una excusa, porque lo cierto es que hasta que lo mencionó no tenía ninguna más que su propia vergüenza; Su iguana mental, para su suerte, andaba de buen humor - Porque si te comes una de esas cosas no te besaría después - Fingió estremecerse - Sería horrible.

Creyéndose triunfador las esperanzas de Deidara subieron alto, de modo que se estrellaron bien duro contra el piso cuando soltó:

- Bueno, entonces bésame primero y luego me comeré eso.

Nadie dijo que ese bastardo no fuera astuto.

- No.

- A ver... - Ahora fue su turno para cruzar los brazos con una ceja arqueada - ¿Porque no?

- Porque no te lo comerías - le rebatió moviendo la cabeza como si fuera obvio, cosa que para él lo era.

Pain imitó su gesto solo que con un aire de suficiencia.

- ¿Tan tramposo me crees?

- Bueno... - Comenzó con cierto tonito burlón que daba a entender que no era un secreto para nadie que el portador del Rinnegan tenía un gusto por las trampas y no se molestaba en ocultarlo.

Estaban compartiendo una risa agradable cuando se detuvieron en seco, ambos sintiendo el peligro casi al mismo tiempo. Al parecer habían subestimado un poco la seguridad. Pain detectó las máscaras reales de ANBU entre las de juguetes de la feria. Deidara por su parte, detectó a los perros ninja con un suspiro quejumbroso ¿Cuando no su reputación arruinando todo? Ahora todas las personas estaban escapando del lugar, dejándoles a ellos rodeados de un grupo considerable de ninjas.

Uno de los ANBU se detuvo en frente de ellos.

- Pain, líder del grupo terrorista Akatsuki, quedas arrestado.

"Pobre tipo" pensó el rubio con algo de lástima haciendo una mueca, al mismo tiempo que su jefe dió un paso al frente, la verdad es que él tampoco deseaba pelear, estaba bastante agotado mentalmente pero se sabía de sobra que estos sujetos llevan orden de asesinato si la captura no es posible. Lo que aplicaba en su caso. Deidara le vió juntar sus manos con parsimonia, y esperó.

- Chibaku Tensei.

La bola de chakra negra subió hacia el cielo y la masacre que hubo después fue digna de mirar. Deidara tuvo que participar pues al final de cuentas no quería dejarle la espalda descubierta, ese por lo general era el trabajo de Konan, pero pudo decir que hizo un buen trabajo protegiéndole los puntos ciegos, y además tuvo un pequeño extra, porque cuando Pain no le veía envolvía algunos cuerpos heridos en arcilla y los transportaba bajo tierra para que salieran a la superficie unos kilómetros más allá. No pudo hacer la misma gracia con todos porque desgraciadamente en toda batalla siempre se pierden vidas, pero al menos tuvo en su conciencia que hizo lo que pudo para salvar a todos los que tuvo cerca, así como no participar en la muerte de ninguno de los demás.

Tuvo apenas dos peleas que no fueron realmente la gran cosa, se encargó sin problemas de ellos. Torció la boca cuando una de sus explosiones hirió el brazo de un chico, pero así como a los otros, logró transportarle lejos una vez inconsciente.

Unos diez minutos después todo había terminado.

- Hey... - Le llamó Pain al encontrarse con un Deidara de gesto algo ausente y apagado - ¿Estás herido?

- No, para nada.

- ¿Entonces porque tienes esa cara? No nos capturaron, aunque eso sería imposible, hicimos bastante alboroto... - Se apagó, porque fue allí cuando entendió realmente el problema, pues al fijarse bien el rubio se dió cuenta de que sus ojos vagaban decepcionado por el lugar. La feria estaba totalmente destruida, de las personas que habían estado solo quedaban las máscaras en el suelo y los puestos arrasados - Oh... - Fue la primera ocasión en la que no se sintió para nada orgulloso o satisfecho por tener poderes tan destructivos, y figuraba que Deidara estaba pensando lo mismo, pues algunas de sus propias explosiones habían volado cosas por los aires - Lo siento mucho.

- No importa, no fue intencional... - Levantó los hombros, seguía pensando que el arte era una explosión, solo que con cierta amargura - Esto es usual.

"Es usual en Akatsuki" Pensó frío "Cuando todo el mundo quiere capturarte o matarte, cuando no puedes dejar de ser precavido ni un segundo, cuando simplemente no puedes ser... libre" Momentos como este era que recordaba la razón por la cual, a pesar de que quisiese a Sasori, quería irse lejos y nunca volver. Si fuera un ninja como cualquiera habría desaparecido junto a los demás, o mejor, solo habría disfrutado la feria.

- No siempre será así - Le comentó en un tono suave - Algún día no habrán más guerras, solo paz y un mundo libre.

- Quizás...

Escuchar ese tono seco le hizo entrecerrar los ojos con sentimiento, no quería que estuviese desanimado, mucho menos cuando el punto de ese día era que lo pasase bien.

Entonces se le prendió el foco.

- Aún podemos disfrutar un rato más de la feria - Dijo de pronto siendo víctima de una idea, y Deidara le dió una apática mirada de reojo.

- ¿Cómo?

- Escucha con mucha atención.

Así lo hizo, y en menos de un par de segundos se dió cuenta que además del usual sonido de los vidrios y pancartas rotos por la pelea y animales del bosque, una animada canción se escuchaba de fondo. Al parecer, entre todo el desorden, el radio en uno de los puestos de comida había sobrevivido milagrosamente por haber estado debajo de la mesa.

Deidara se le quedó viendo al aparato muy quieto hasta que una mano extendida le saco de sus pensamientos.

- ¿Mmm?

- Baila conmigo - Propuso de pronto el líder de Akatsuki, aunque se le veía incluso algo cohibido.

Y no era para menos, ósea Deidara hasta echó la cabeza atrás en lo que una mueca chistosa le cruzó la cara.

- ¿Ya terminaste de perder la cabeza?

- Es probable - Aceptó de buen agrado - Pero anda, ya no hay nadie por aquí cerca y yo no pienso decir nada si es lo que te preocupa.

- No me preocupa - Mintió abiertamente, pues su verdadera preocupación era más por el hecho de simplemente bailar juntos a que alguien se enterase.

- Entonces no hay problema - Estiró más la mano e hizo un gesto algo galante - ¿Te atreves?

¿Se atrevía? Sinceramente fue algo que no tuvo que pensar demasiado, pues considerando que le quedaban menos de 72 horas en Akatsuki... pues no le vendría mal seguir recolectando momentos buenos.

El de coleta aceptó esa mano aún algo descolocado por la expectativa de bailar ya que la coordinación en el baile no fuera algo que se le diera muy bien, pero al ver que lo único que estaba haciendo Pain después de acercarle más al aparato era empujarle el hombro una y otra vez hacia un lado con su mano, ladeó la cabeza.

- ¿Que rayos haces? - Preguntó aguantando las ganas de reír.

- Estás muy tenso, ¿No has escuchado por ahí que la masa se ablanda si la golpeas?

Fingió ofenderse ante ese alegato tan ridículo, aunque por dentro lo estaba disfrutando. Esos pequeños golpecitos una y otra vez le recordaba a los niños de preescolar cuando te insisten para que les respondas algo.

- ¿Me estás comparando con una bola de masa?

- Puede ser una bola de arcilla si lo prefieres.

- La arcilla no se golpea, se moldea.

- Vale, en ese caso - Usando ambas manos le tomó de los hombros y comenzó a hacer movimientos raros que estaban a medias de ser un masaje muy mal hecho y el extraño amasar de una masa. La cabeza de Deidara se iba delante hacia atrás como uno de esos muñecos inflables y no podía parar de reírse - ¿Ves? Ahora si te estoy moldeando.

- ¡Lo que me estás es zarandeando! - Entonces le puso las manos en sus hombros con fuerza - ¡Ya! Harás que vomite.

Pain se detuvo, su expresión ahora era satisfecha.

- Ahora si estás más relajado, y mira - Le hizo guardar silencio para escuchar como la primera canción terminaba y empezaba otra menos alocada y más suave - Justo a tiempo.

Las manos que tenía sobre sus hombros se deslizaron un poco más hacia abajo para luego aplicar algo de presión y estrecharle más hacia él. Entonces tiró del otro hacia un lado, y después al otro. Antes de darse cuenta Deidara ya estaba dando pequeños pasos en los escombros del lugar junto a Pain. Cierto, no estaban, ni por asomo, siguiendo el ritmo de la canción, pero la intención era la contaba y además ninguno de los dos era un bailarín experto.

- Vaya... - Sonrió divertido el mayor cuando vio que su acompañante le seguía el ritmo a pesar de que se confundía un poco de vez en cuando - Pensé que tendrías dos pies izquierdos.

- Tengo dos vidas izquierdas, más bien - Eso no era del todo una broma. De las personas que nacen para convertirse en estrellas, él había nacido más estrellado que un huevo sacudido - Pero supongo que esto no se me da tan mal.

- ¿Habías bailado antes?

- Con mi compañera de equipo - Rememoró brevemente la imagen de Kurotsuchi en su cerebro dando saltitos afuera de su puerta a las cuatro de la mañana en lo que él le observaba con una gotita resbalándole por la nuca - Estaba entusiasmada porque tenía una cita con un chico que le gustaba y le ayude a practicar, fue algo divertido.

Pain asintió brevemente antes de sonreír de lado.

- ¿Y entonces?

- ¿Qué cosa?

- Hoy - Puntualizó, sus ojos púrpuras brillando curiosos - ¿Te estás divirtiendo hoy?

- No está tan mal - Dijo lentamente y con la intención de molestarle, aunque solo consiguió ensanchar su sonrisa.

- Te podrías divertir así más a menudo si tan solo no tuvieras esa mala costumbre de evadirme.

- Oye, yo no te evado.

La sonrisa decayó un poco.

- Deidara, no mentía cuando dije que la mayoría de las veces pareciera que quieres huir cada vez que me ves.

- A veces... - Sabía de sobra que ese no era un tema sencillo de tocar entre ellos, y la ligera incomodidad de Pain lo demostraba. No obstante, a diferencia de las otras veces, no quería desquitarse ni hacerle sentir mal, al contrario. Por eso agregó -: Aunque creo que ya es más por deporte, podría ir a los juegos olímpicos el año entrante si me lo propusiese.

- ¿Ah sí? - Recuperando el buen ánimo - ¿Bajo qué categoría?

- Carrera de cien metros.

Ambos compartieron un breve momento cómico al imaginarse al rubio correr como alma que lleva el diablo para ganar una de esas medallas. Ciertamente Deidara no es que fuera tan rápido como otros ninjas, pero cuando le entraba la crisis podía desaparecer más rápido que el rayo amarillo de Konoha, no dejaba pero ni la silueta de humo tras de sí.

Un minuto después, sin embargo, una duda pasada volvió a su mente al visualizar fijamente esos ojos peligrosos.

- Jamás te pregunté... - Comenzó pero se detuvo, a pesar del tiempo no se había decidido a preguntar eso directamente.

Al líder de Akatsuki le llamó la atención esa interrupción, y sin dejar de bailar, ladeó la cabeza.

- ¿Si...?

"Ah, qué coño" No se iba a ir a ningún lado sin resolver todas sus interrogantes, al menos se merecía eso.

- Hablamos mucho sobre el Rinnegan de Nagato aquella vez... - Empezó, y fue gratificante ver que ni el nombre del Uzumaki ni el tema de su aparente descontrol le hizo tensar ni poner a la defensiva, solo escuchaba con atención - Hiciste mucho énfasis en que era peligroso para él y que tú también tienes problemas para manejarlo, pero eso no explica porque a veces... desaparece.

- Los poderes oculares se pueden ocultar, Dei. Me parece que eso ya lo sabes.

- Pero no los de Nagato, ¿O sí? - Presionó, y dió justo en el clavo pues Pain desvío la mirada hacia un lado - Hasta donde todo el mundo supo él nunca desactivó su poder ocular, y tú me certificaste lo mismo cuando me contaste su historia.

Suspiró.

- Es cierto.

- Y tú seguiste con ese mismo patrón por mucho tiempo ¿Verdad? Al menos hasta... aquellas veces - Había sentido la necesidad momentánea de aclarar cuales, pero no hizo falta. Pain entendió sin problemas la implicación y fue justo por ello que inhaló y exhaló con lentitud.

- Bueno, es algo bastante complicado de explicar. Pero supongo que para este punto sería inútil intentar usar una excusa.

- ¿Eso significa que me dirás?

Más allá de afirmar, Deidara observó con detenimiento como el otro adoptaba ese aire nostálgico que normalmente ponía cuando decía algo de su pasado.

- Cuando me convertí en la persona que ves ahora cambie muchas cosas de mí que eran importantes, que me hacían quien era. Luego de obtener el Rinnegan me observaba a mí mismo todos los días sin poder comprender quien era ahora. No era Yahiko, pero tampoco era Nagato, ambos fueron personas que tenían mucha bondad para dar, pero después de que él muriese ya no quedaba nada que yo pudiera compartir con el mundo aparte del dolor - Hizo una pausa - No sé exactamente el motivo de porqué Nagato no podía desactivar sus ojos, y siendo sincero tampoco puedo comprender en su totalidad el por qué no puedo hacerlo con los míos salvo por el hecho de que no me pertenecen, pero tengo una pequeña teoría. Según dicen, cuando el poder ocular cuando es propio puede manejarse y esconderse sin problemas, pero también se dice que es cuestión de práctica y mucho control.

- Pero tú no lo tienes - Asumió el rubio casi enseguida, y el otro le certificó la idea con un breve asentimiento.

- Jamás tuve mucho autocontrol antes de tenerlos y cargar con ellos no me hizo las cosas más fáciles. De hecho, aunque te sea difícil de creer, jamás había quedado en un estado de concentración tan profundo hasta ese día.

Deidara recordó el impacto tan monumental que tuvo cuando vio por primera vez los ojos reales de Yahiko aquel día en su habitación.

- ¿Concentrado? - Inquirió dudoso - No parecía que estuvieras concentrado en algo, de hecho, te veías bastante ido.

- No era así. No estaba pensando en nada ni nadie en particular, solo... te miraba. Creo que hasta ese momento no me había detenido a mirarte por más de un segundo y no entendía el porqué. Digamos que era como un presentimiento que tuve luego de la primera misión que fuimos juntos. Supongo que por eso te evitaba a veces, sentía que, de hacerlo, sería algo importante. Y no me equivoqué. Te mire a los ojos ese día... y fue como si de pronto volviera a ser la persona que era antes - Allí finalmente se detuvo, la música siguió andando pero ambos se quedaron quietos - Llegué a pensar que era porque me recordabas a él, o tal vez solo me recordabas a mí mismo, a lo insoportable y cabezota que solía ser, a lo mucho que tenía para ofrecer, a todo lo que tenía y ya no podré recuperar; Te sigo viendo todos los días y encuentro en ti algo que ya no tenemos ninguno de nosotros. Tienes esperanza, aún tienes fuerza de voluntad, y el permitirme estar contigo y dejarme influenciar me hace sentir... humano. Y no solo eso, porque también me siento en control conmigo mismo, tanto como para deshacer el Rinnegan, dominar el mundo o simplemente tratar de ser mejor persona, todo gracias a ti.

Ninguno notó que se habían acercado mutuamente a medida que la conversación avanzaba hasta que sus frentes se juntaron. A Deidara ese contacto le hizo cosquillas, pero apenas se fijó.

- ¿Te sientes humano ahora? - Susurró.

- Dei...

Inmediatamente, las líneas negras que se entrecruzaban con las violetas desaparecieron para dar paso a un iris de color castaño completamente normal que desbordaba sentimiento.

- Me siento humano siempre que estás conmigo.

Le besó.

¡Ah, por Kamisama! Sentía que había pasado una eternidad desde la última vez que esa boca probó la suya, porque a pesar de toda la parte sensual en el lago la mayor parte había sido enfocado de la cintura para abajo, solo subiendo hasta cierto punto pero sin besarle en ningún momento. Se había negado a dar muestras de querer que sucediera por su propia concentración para no perder ante los retos, pero lo cierto es que si le hubiera gustado al menos uno.

Lo siguió deseando en el fondo desde entonces, así que recibió con gusto finalmente la atención de esa caricia sensual pero voraz de la que le habían privado por la hipnosis de esa figura caprichosa y entrometida.

Para su sorpresa y agrado, Pain se controló lo suficiente para solo limitarse a besarlo, justo como aquel día en la cueva, claro que su naturaleza salvaje no permitió que le perdonase una mordida en su labio inferior. Seguía moviendo su boca con esas ansias tan características en él, de forma rápida pero no tan exagerada, permitiéndole perderse en la sensación de la cercanía, en los brazos que seguían enrollados en su cintura, en el cabello de color naranja que le hacía cosquillas en la frente...

Deidara soltó uno de esos usuales soniditos adoloridos sin abrir la boca, se sentía muy bien estar simplemente allí.

Tomando eso como un indicativo de que era mejor tomar distancia para preservar su salud mental, el pelinaranja dió un paso atrás por precaución. Conocía sus propios límites mejor que nadie y estaba consciente de que por mucho que lo intentase seguiría teniendo un autocontrol inferior al promedio hasta el día que muriera. Se las apañó para poner su rostro una sonrisa pacífica, pero a falta del Rinnegan se podía notar lo dilatado de sus pupilas, y juntándole lo trabajosa que era su respiración era fácil adivinar lo excitado que estaba.

- ¿Sabes? Se me complica bastante el portarme bien cuando no me la pones fácil, Dei-kun - Lo hizo sonar como un chiste, pero su tono seguía muy grave.

Deidara no se movió ni un pelo, estaba tratando de descifrar la maraña que era su cabeza en ese momento.

- No lo hago a propósito si es lo que piensas - Dijo al final, estaba algo jadeante.

- No lo pienso, es solo que es... - Balanceó la cabeza en busca de una palabra que encajase con el reto que resultaba para él dejar las manos quietas - Jodidamente difícil.

- Se te da mejor de lo que crees.

- No tanto, lo cierto es que resulta más complicado a cada segundo y tenerte tan cerca tampoco es que ayude mucho.

- Pero lo consigues - Apuntó, le resultaba algo gracioso verlo tan concentrado, pero su buena voluntad le impedía burlarse más de él, en especial cuando parecía esforzarse tanto.

- Eso intento - Rió un poco para volver a agravar su voz - Supongo que es por eso que hasta ahora sigo aquí con las manos en la espalda y no allí - Cabeceó hacia una mesa cuyos adornos se habían caído - Poniendo las tuyas sobre tu cabeza.

Bueno, puede que ahora controlase mejor sus manos, aunque la boca era otro asunto completamente distinto. Supuso que hay algunas cosas que nunca cambian por completo.

Y eso, sorprendentemente, le dió una idea de lo más creativa y justa.

¿La razón? Incluso teniendo en cuenta que desde hace mucho tiempo había perdonado por completo cualquier asunto negativo con Pain debido a las condiciones en las que se habían dado las cosas y también a su propio esfuerzo por controlarse, eso no quitaba que seguía siendo un ser medianamente rencoroso, no deseaba asesinarlo ni nada de ese estilo, pero sabía que su orgullo no lo dejaría correr por completo a menos que estuvieran a mano en algún sentido.

Pain observó esa sonrisa crecer lentamente y tuvo un mal presentimiento.

- ¿Dei?

- ¿Recuerdas lo terrible que te sentías por haberme hecho pasar un mal rato?

Sin entender en absoluto a que venía esa pregunta tan de repente, asintió confuso.

- Pues a mi parecer me debes una - Lo pensó un segundo - O varias, pero lo dejaremos en una porque no soy tan rencoroso.

- ... Creo que no te estoy entendiendo.

- Me refiero a que si de verdad quieres que quedemos en paz, tienes que hacer algo que te pida - Optó por ir directo al grano. He allí su faceta cruda en su mejor momento.

- ¿Ahora? - El rubio afirmó muy seguro, y sencillamente luego de todo lo que había pasado Pain no encontró motivo para negarse - Muy bien, me parece justo ¿Qué quieres que haga?

Debió decir que no.

Deidara sonrió cual gato de Cheshire.

- Quédate muy quieto...

 

 

 

 

 

Continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).