Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Inevitable Destino (Resubido y Finalizado) por Menma Lightwood-Uzumaki

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Pain se había quedado quieto, justo como Deidara se lo había pedido expresamente. No movió ni un solo músculo, expectante de que pasaría a continuación. Si tuviera que adivinar esperaría una artística explosión directo a la cara, es decir, había empujado a ese chico al borde de un abismo más de una vez, no le culparía si quisiera matarlo, causarle alguna herida de gravedad o netamente extirparle los ojos.

 

No obstante, Deidara tenía un sólido plan en mente, pero primero necesitaba afinar un par de detalles.

 

- Necesito que te quedes muy quieto y no te muevas hasta que yo te diga - Prácticamente ordenó en un tono de voz firme y serio - Y no te puedes vengar después - Añadió, conociendo de antemano como podía ser su líder - ¿De acuerdo?

 

Pain alzó una ceja.

 

- ¿Vale?

 

- Tampoco puedes seguirme - Esto era más teniendo en cuenta la enorme disposición que tenía Pain para perseguir algo hasta el fin del mundo. Le apuntó con el dedo -: Te quedas quieto y listo.

 

El mayor se limitó a asentir en silencio, aún sin comprender del todo porque Deidara Insistía tanto en que se mantuviera quieto. A su modo de ver, si lo que él quería era lanzarle una explosión directo a la cabeza solo tenía que pedírselo, lo aceptaría como viniera porque una parte de él sentía que se lo merecía, no es que le gustase la idea de salir quemado, claro, pero si era para dejar las cosas a mano entonces podía tolerarlo...

 

Ahora, el golpe fue bastante sorpresivo.

 

Primero fue un puñetazo digno de todas las clases que habían tenido, veloz y certero. Pero lo más sorprendente fue lo que vino después, porque a pesar de la rapidez si lo había visto venir, solo que su reacción mental fue algo lenta porque le había apostado todo a las explosiones, de modo que la patada que recibió en el estómago fue bastante impactante. Y fuerte también. Estrelló la espalda en un árbol grueso que tenía detrás, algunas astillas se clavaron en la capa pero las ignoró, era lo menos significante considerando que prácticamente había salido volando hasta aterrizar allí y le escoció la espalda. Fue lógico en el primer minuto para él que Deidara no se había contenido ni un poco; Frunció inconscientemente el ceño en lo que se le escapó una tos, arqueado hacia adelante por la fuerza del golpe. No duró mucho así, sin embargo. Una mano se abalanzó sobre su cuello y terminó completamente erguido, con la cabeza aprisionada sobre el árbol gracias a la mano que le sostenía la garganta.

 

"Eso es por lo imbécil que has sido" Declaró Deidara con el entrecejo fruncido. Recordaba haber estado en una posición similar hace un par de meses, solo que ahora los papeles estaban invertidos. Pain también se dió cuenta, por lo que determinó que se lo merecía con creces.

 

En aquel momento había pensado con un imperativa claridad que su líder era un monstruo. Tenía una opinión diferente ahora, y el otro también. No pensaba que ese rubio era un monstruo, solo alguien que se merecía dejar las cosas a mano.

 

Entrecerró un ojo por la brusquedad, esperando el siguiente movimiento violento.

 

Deidara se quedó quieto también, analizando a detalle la situación. Era cierto que había trabajado muchísimo en su paciencia, autocontrol, orgullo y, ahora, también su rencor. Toda la vida se había regido por la lógica del ojo por ojo, sin mediar disculpas. Viendo la mandíbula rojiza y algo hinchada de Pain estaría mintiendo si dijera que no estaba ni un poquito satisfecho por ello, o por el hecho de que tenía las manos firmemente pegadas a su torso para ser fiel y no moverse, o porque aún quería doblarse para reponer su estómago atrofiado, o sobar su cuello apretujado. Y estaba bien. Porque un paso importante para él era dejar atrás todo sentimiento de frustración o resentimiento que pudiera tener, y eso no lo conseguiría a la manera pacífica o la violenta. No. Sería a su manera.

 

El pulgar que hasta ahora se había mantenido ceñido a la piel se aflojó un poco, lo suficiente para deslizarse ligeramente hacia abajo, tanteando la piel de la garganta con suavidad en lo que acercaba un poco más el rostro...; Había finalizado ya con la parte de la violencia, principalmente porque solo quería desquitarse lo necesario para estar mejor, y ahora lo estaba. Tenía la opción de quitarse y dar por finalizado su pequeño momento de redención, pero aún faltaba algo.

 

Con los ojos aún medio cerrados, Pain esperó. Si estaba algo extrañado por la caricia sutil, pero supuso que solo era el intermedio antes de la segunda ola de golpes. Aunque sinceramente seguía esperando alguna explosión.

 

Quizás fue por ello que el cerebro le dió un súbito retroceso al mismo tiempo que, adelantándose con determinación, se detuvo unos segundos a milímetros de su cuello, respirando un poco sobre la piel antes de depositar allí una lenta pero sólida mordida. Muy similar a las que él le había dado antes.

 

"Este... enano" Reprimió el gruñido de satisfacción a la vez que cerraba las manos en puños, no por ira, sino  porque su control sobre sus instintos seguía siendo extremadamente bajo y deseaba con desesperación poder hacer algo también, devolverle el gesto, ponerle una mano encima... Algo. Pero no, se tenía que seguir quedando quieto y era muy jodido; "Esto es por lo dominantemente insufrible que has sido" Deidara alzó la vista, notó la frustración chispeando en esos ojos color miel, y sonrió con gracia.

 

- ¿No es tan divertido cuando no puedes reaccionar, eh? - Susurró muy cerca de su oído.

 

El líder de Akatsuki tuvo que inspirar muy hondo, sabía que ahora se estaba vengando por las veces en las que de cierta forma había hecho mismo, en especial una en particular. Eso, por supuesto, no quitaba el hecho de que no era fácil ni cómodo.

 

- Cuando te ponga las manos encima... - Murmuró entonces con una nota contenida que fue interrumpida por el otro.

 

- Eh, recuerda que aceptaste el trato. No puedes cobrar venganza ni ahora ni nunca - Le recordó en un tono travieso - Pero de seguro te gustaría hacerlo, ¿No?

 

Otra mordida, algo más fuerte pero también más duradera. Estaba mucho más cerca está vez y la cálida cercanía solo le agregaba un toque más sensual. La mandíbula del portador del Rinnegan vibró sutilmente en lo que retenía un "Mmmm" de gusto.

 

- Disculpa ¿Dijiste algo? - Deidara elevó una ceja apenas despegándose un poco para mirarlo con diversión - No te escuché.

 

Achicó los ojos, ese chico astuto se estaba vengando de lo lindo y lo sabía, pero como no podía moverse, lo único que le quedaba era hablar. Iba a hacerlo, de hecho, pero lo que no sabía es que Deidara estaba sintiendo una repentina superioridad sobre todo el asunto que, además de elevar su ego, le dió también la confianza suficiente para intentar algo más... impulsivo. Así que cuando el pelinaranja abrió la boca para contestar, todo pensamiento coherente tocó fondo en su cabeza cuando una mano le sujetó con algo de timidez pero con firmeza su intimidad por encima de la ropa.

 

Pain soltó un ronco gruñido.

 

- Justo lo que creí - Sonrió burlón el rubio, reteniendo una risita.

 

Entonces continuó besando su cuello, mordiéndole e incluso dejando algún par de marcas no tan visibles justo como le había hecho a él, y acariciando su miembro hasta que lo sintió ponerse rígido debajo de la ropa, casi gritando por más atención. Llegó un punto en el que creyó que ya era suficiente, a fin de cuentas sabía que el hombre ya debía estar haciendo un esfuerzo monumental para no reaccionar, pero el momento le había dejado tenso, el ambiente estaba excesivamente cargado y cuando le vio un segundo a los ojos no encontró mejor manera para solucionar eso que besarle.

 

"Y esto... por todo lo que te has esforzado" Jamás había tomado la iniciativa de besarlo primero, era... diferente. Marcaba un gran punto reflexivo el poder sentir todo el momento desde una posición en que estuviese totalmente confiado de dónde estaba; El beso era atrevido, pasional, como todo lo que tenía con Pain. Aún sin romper su parte del trato se las arreglaba para devolverle el gesto con la misma ardiente pasión, moviendo sus labios contra los suyos en un círculo vicioso de elevadas temperaturas que retenía en su sitio aun cuando no era él quien no podía moverse.

 

Para cuándo finalmente dió un paso atrás, la visión frente a él fue curiosamente satisfactoria. Le siguió viendo en el mismo sitio, sus manos se balancearon un poco antes de dejarlas obedientemente en su sitio de nuevo. Tenía los ojos dilatados, consumido en un estado de desequilibrio en el que su pecho subía y bajaba, muy seguramente deseoso de hacerle un sin número de cosas para nada cristianas; Aún tenía cierta ansia por prolongar el momento, pero no tenía tan mal corazón para dejarlo ahí más tiempo y tampoco tenía muy presente que haría si le permitía actuar de nuevo.

 

Decidió que lo dejaría para después, para un momento en el que ambos tuvieran la cordura al cien por ciento.

 

Tras solo medio segundo de duda, sacudió la cabeza para darle una palmadita socarrona en el hombro.

 

- Te puedes mover en cinco minutos - Anunció en un tono ligeramente más agudo, símbolo de que seguía algo agitado. Luego salió apurado de allí.

 

"¡Mijo! ¿¡Para donde coño vas!?" Escuchó la voz demandante de la figura número tres no menos de veinte segundos más tarde. Confiaba en que no había visto la escena porque se lo debía, pero eso no quitaba que la muy abusadora pudo haber escuchado parte del final, o simplemente notar que la escena sexy no había llegado a segunda base. Se le escuchaba personalmente ofendida "¡El sabor está atrás! ¡ATRÁS!"

 

Estuvo tentado a soltarle una grosería por su falta de indiscreción... pero en vez de eso se rió, largó una amplia y larga carcajada que, aunque algo temblorosa por la adrenalina del momento, fue casi tan refrescante como volar en su ave.

 

"¿¡Y AHORA DE QUE TE RÍES!?" Se exaltó la figura.

 

Deidara sonrió grande.

 

- ¿A que fue épico?

 

Continuó con otro poco de risa sin importarle mucho los reproches que podía recibir, pero no fue del todo así. Podría estar ofendida todo lo que quisiera, pero eso no quitaba que su interés por los momentos sensuales no era para nada sana, y aunque se resistió lo mejor que pudo, a la final Deidara pudo literalmente sentir como se formaba en esa boca imaginaria una lenta y maliciosa sonrisa

 

"No diré que no" Escuchó una risita cómplice en su mente "Siempre te imagine siendo al que amordazan, pero esto de mandar por un rato no se te da nada mal, fue hasta sexy"

 

- ¿Gracias? - Su voz llena de sarcasmo. Al estar solo y llevar buen ritmo no le preocupó responder en voz alta - Creo que es el primer halago que me has hecho hasta ahora, ya puedo morir feliz.

 

Casi pudo verla rodando los ojos.

 

"Muy chistoso, rubio" Se oyó un chasquido de lengua "Pero ahora hablando enserio, dejando de lado el hecho de que es mi competidor y todo eso... ¿Crees que aún te puedes permitir seguir huyendo? No es por amargarte la noche pero te quedan como tres días, ¿Cuándo vas a dejar de ser tan microondas y le pondrás sabor al asunto?"

 

- Aún tengo algunas cosas que pensar - Entonces arrugó la cara con extrañeza. Una vena en su frente amenazando con salir - ¿Y a qué te refieres con "microondas"?

 

"Calienta pero no cocina"

 

- Idiota - Le soltó automáticamente, ofendido y no ofendido a la vez.

 

"Al cesar lo que es del cesar, rubio" Se desentendió con soltura, encogiéndose de hombros en el espacio dimensional en el que se encontraba.

 

 - Da igual... - Suspiró Dei, retomando de nuevo la seriedad - Tu mismo lo dijiste, quedan tres días. No esperarás mucho.

 

"Ojalá de verdad sea así. Ya sabes que esto es una apuesta, no una obligación, puedes elegir no hacerlo si tú no quieres, pero si eso decides entonces no..."

 

- ... Podrán ayudarme para salir de Akatsuki - Terminó la oración con el mismo poco ánimo que sentía cada vez que tocaba el tema.

 

"Sé que no te gusta que lo mencioné, pero..."

 

- No - Le cortó al tajo - Está bien, es mejor así. Tomé la decisión hace mucho y no pienso arrepentirme.

 

"¿Sabes que te podría ayudar?" Comentó tras una larga pausa "Deja de pensar en la apuesta, deja de pensar en escaparte, a ser posible deja de pensar tanto. Si dejamos de aparecer en tus momentos privados no fue tan solo porque te lo debíamos, sino que también es para que en ese instante te olvides de nosotros, hasta de que existimos si eso te resulta mejor. Somos dioses, somos poderosos y también muy peligrosos si queremos, pero no somos ni seremos remotamente importantes en tus decisiones. Considéranos insignificantes en ese punto. Lo que pensemos importa poco para lo que tú desees en tu vida. No te confundas" Añadió con rapidez "Aún deseo ganar con todas mis jodidas fuerzas. Los tres, de hecho. Pero una vez que se nos pase el berrinche, te puedo asegurar que vamos a estar felices por ti" Suspiró "Te hemos dicho muchas cosas desde que llegaste aquí, pero la más importante era la que te dijimos antes de venir, ¿Recuerdas cuál?"

 

La pregunta fue nostálgica a la vez que muy sentimental, es que... ¿Cómo podría olvidarlo? Sonrió un poco.

 

- Que fuera feliz.

 

"Exacto. Te lo preguntaste antes en algún momento, pero ¿Te lo has preguntado ahora? ¿Eres feliz?"

 

- No sé, creo que...

 

Fue brutalmente repentino, se detuvo en la primera rama que tuvo en frente y se quedó alerta, atento a cualquier sonido. Sus oídos le habían engañado por un milisegundo al no captar ningún sonido sospechoso en la cercanía, pero sus ojos... podría jurar por cualquier entidad que había visto algo, o más bien a alguien.

 

La figura número tres también estaba muy curiosa, lo certificó cuando con cierta intriga, hablo de nuevo en su mente.

 

"¿Que sucede?" Estaba en una zona como mucha interferencia energética, podía ver algunos metros alrededor de Deidara quien era su foco de atención, pero él no había notado nada raro.

 

- Creí ver... - Examinó de nuevo la zona con muchísimo cuidado, fijándose en un punto en específico. Nada, no había nadie ahí.

 

"¿Que viste?" Preguntó de nuevo, sentía su presencia un poco más intensa y cercana, casi como si quisiera asomarse para ver también.

 

Pero era curioso, porque lo único que creyó haber visto fue una más que distintiva silueta de un hombre oculto entre los árboles, mirando fijamente en su dirección, como si de alguna forma le estuviese vigilando. Lo más extraño del caso es que para ser un ninja no parecía muy esmerado en que no le viese, porque la manera en la que lo vio sentado no era la de alguien a quien le preocupa que lo vean. Recostado sin preocupaciones y con una rodilla en alto por apoyar el pie en el tronco, sirviendo de apoyo para su brazo en lo que su otra pierna colgaba libre.

 

- Pensé que había visto a alguien - Exclamó con algo de confusión, y estaba más que justificado.

 

Porque lo más extraño del caso no es que el extraño le estuviese mirando fijamente, que estuviera escondido y a la vez no, que hubiera desaparecido tan rápido que ni siquiera pudo sentir su presencia alejarse. No, lo más raro es que podía jurar que la persona que había visto era...

 

"Tobi..." Fue un pensamiento tan fugaz que ni la figura pudo atrapar.

 

Sacudió la cabeza de inmediato. Su ex compañero (O el tonto que conoció, y no el loco de la máscara que se creía Madara) debió haber muerto en la explosión, y si no, entonces posiblemente estaba haciendo algunas de sus típicas tonterías en su dimensión mientras el sangriento imitador Uchiha andaba provocando el caos. No estaba al cien por ciento seguro de que siguieran vivos o de lo que estarían haciendo, pero de seguro cualquier cosa que fuera sería en su antiguo hogar, no aquí.

 

Aunque también cabía la posibilidad de que fuese el sujeto de la máscara de este mundo. Porque suponía que debía existir uno.

 

Solo que de ser así, ¿Porque le había estado mirando así entonces?

 

"Oye, rubio, responde ¿Que sucede? ¿A quién viste?" Estaba frustrado porque no podía ver más, las dimensiones se estaban volviendo algo borrosas y el asunto ya se le estaba haciendo sospechoso.

 

El tono exigente le espabilo, no tenía tiempo para distraerse y pensar en esa clase de cosas. Suficiente tenía con lo suyo como para agregarle más dudas, así que solo asumió que si le había visto era porque pertenecía a Akatsuki.

 

- Nada - Continuó con su camino con un encogimiento de hombros, aunque tenía una rara sensación - Me confundí un momento.

 

"Mmmmmm..." Sonaba obvio que no le creía, pero tampoco es como si pudiera ponerlo en duda si no estaba presente.

 

- Volveré a la base, tengo mucho que pensar - El tono de voz que usó fue algo vago, pero suficiente para que la criatura entendiese que necesitaba espacio.

 

Su presencia desapareció de su cabeza con un típico sonidito inconforme y una juguetona advertencia de que si no se decidía el mismo personalmente iría y le demostraría como disfrutar de su nueva vida con las manos en la espalda, una mordaza en la boca y guindando del techo.

 

Se rió por un buen rato aun cuando quedó totalmente solo, ahora que lo pensaba mejor no había preguntado si esas tres mantenían algún tipo de vida sexual. No parecía que entre ellas existiera algo más aparte de un leve sentimiento de familia y unas ganas infinitas de retarse, fastidiarse la existencia y delatarse mutuamente, por lo que si llegaban a compartir algunos de sus sucios pensamientos debía ser con humanos. Se quedó algo curioso, ¿Realmente se relacionaban carnalmente con humanos? ¿Tendrían hijos como las leyendas de Dioses? Se acordaría de preguntar eso cuando les volviese a ver, y no creía que le negasen la respuesta. Ser el humano favorito debía tener privilegios.

 

Llegar a la base fue, así como en los últimos días, una odisea total de emociones y sentimientos.

 

Deshizo el pájaro de arcilla y se quedó observando la construcción. Viendo que, efectivamente, el símbolo del clan Uchiha estaba allí al frente, solo que algo viejo y gastado. Realmente no le había prestado atención la primera vez por razones obvias y las siguientes veces fue más por tontería que otra cosa; Eso también le recordaba que el primer día que el grupo se instaló en el edificio Kisame le había dicho que el Uchiha se había adelantado antes que ellos para organizar todo.

 

Lo intrigante del caso eran dos cosas. Primero la disconformidad de Kisame, cuya cara de malas pulgas era usual cuando su compañero le negaba imperativamente algo. Y segundo: Que podría jurar que cuando llegó no hacía falta organizar nada porque no habían muchos muebles.

 

Aún moribundo, una parte de él se preguntó que tendría allí de importante que le hiciera correr para ocultar.

 

Siendo llevado por la urgencia de un presentimiento, fue con calma a la primera habitación en la que se tumbó apenas llegó para posteriormente morir. Esa no era su habitación actualmente, tampoco la del Uchiha, y ese último detalle precisamente es el que le hizo sospechar. Es decir, ¿Para que echarle de allí diciendo que necesitaba descansar si esa no era su habitación? La excusa del hombre ciego que se la diera a otro, ese sujeto podía recorrer el país sin los dos ojos si quería.

 

Llegó hasta allá con la agilidad de (valga la redundancia) un ninja, y se infiltró en la habitación. Era cómoda y sencilla, la cama seguía en una esquina y el resto estaba casi vacío a excepción de un escritorio. Obviamente revisó primero eso, pero no encontró nada.

 

"Era base de Uchihas, no puede ser tan fácil"

 

Siguió husmeando como el perfecto chismoso que era por un buen rato hasta que, luego de tocar las paredes como si de verdad fuera a encontrar algo hueco por detrás, dió con una tabla suelta debajo de la cama. En ese pequeño espacio no había gran secreto. Nada de legados súper ocultos o leyendas de sangre, solamente una fotografía.

 

Parecía que fue sacada sin que nadie supiera, porque las personas en la foto no estaban posando, sino más bien haciendo cada quien lo suyo. El cuadro fue en una cocina típica japonesa bien organizada, de pie junto al fregadero estaba una hermosa mujer que sonreía con los ojos cerrados, en sus manos con guantes de cocina descansaba un gran pollo al horno. Sentado en el suelo frente a la mesa y junto a ella estaba un señor, sus manos rectas sobre la mesa denotaban carácter, pero sus ojos se veían tranquilos mientras miraba a la mujer, casi podía jurar que quería sonreír. Junto a él y casi con la misma rectitud había un pequeño de cabello negro, tenía un aire de paciencia muy maduro, pero en sus ojos aún habían resquicios de inocencia, se notaba pues se le veía entretenido y feliz mientras miraba de reojo al que había tomado la foto. Era un niño aún más pequeño que debió sostener la cámara como si fuera a tomarse una selfie, porque su rostro ocupaba gran parte del espacio mientras los demás quedaban atrás.

 

A Deidara se le escapó una sonrisa cuando identificó al pequeño enano. Le costó un poco, porque no era usual ver a Sasuke Uchiha sonriendo con todos sus dientes, pero tenía que admitir que de pequeño se veía adorable.

 

- ¿Porque guardaría esto aquí? - Seguía mirando la foto - Si no le importaba como para llevárselo a su propio cuarto ¿Porque la escondió entonces?

 

Estuvo pensando en eso muy poco en realidad, había llegado a conocer lo suficiente a ese Uchiha tan estoico, y a la única conclusión a la que llegaba era que tal vez no sentía que merecía tenerla consigo pero tampoco podía deshacerse de ella. Podía llegar a tener incluso más de esas, pero él no recorrería la base buscándolas, lo entendía y le daría su privacidad, justo como se la dió a él en su momento.

 

Con mucho cuidado dejo la foto en su sitio y salió de allí, al menos tendría la imagen en su memoria para siempre, así podría burlarse un rato de ese emo vengador cuando recordase que seguía vivo.

 

"Bueno, yo también estoy vivo" Pensó de pronto. Tenía mucho tiempo sin pensar en su rencor hacia ese chico, ¿Que si lamentaba haber peleado con él? No, le había dado una buena batalla y nadie le quitaría eso, ¿Aún seguía resentido? Honestamente su único rencor era por el hecho de que él había muerto mientras que el chico no. Pero si lo pensaba mejor estaba bien así, el Uchiha estaba en su dimensión y él estaba en otra mucho mejor. Ambos estaban, de cierta forma, más que vivos. El pensamiento le provocó una pequeñísima sonrisa de prepotencia que se remontaba a los antiguos años de su primera vida "Quedemos en un empate, Sasuke Uchiha. Fuiste un magnífico contrincante"

 

Con un suspiro tranquilo todo sentimiento negativo que tenía dirigido hacia ese chiquillo se desinfló de su sistema, y pudo sentirse algo mejor al no seguir viviendo con algo tan ácido como el odio.

 

Libre de rencores, se fue a entrenar, a lo mejor y allí lograba decidir algo.

 

 

 

 

 

               OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

 

Se encontraba bastante entretenido, no se había topado con ninguno de sus pretendientes usuales por la hora tardía y pudo entrenar con tranquilidad en su área favorita. Sus ataques iban muchísimo mejor, volvió a dominar todas su explosiones letales y gracias a la nueva información que tenía de este mundo ahora dudaba si su compañero aún le llevaba mucho por delante.

 

Eran las tres de la mañana cuando pudo dormirse, pero despertó sobresaltado a las nueve de la mañana. Estaba totalmente exaltado, no había soñado nada, todo había sido negro hasta el momento de despertar, pero una extraña onda de energía le golpeó tan fuerte el pecho que tuvo que erguirse rápidamente, con una mano sobre el corazón y los ojos azules vagando de un lado a otro, intentando encontrar la fuente de la amenaza.

 

Cuando una presencia imponente se instaló en su cabeza se levantó de su cama dispuesto a pelear, pero una voz ronca le habló.

 

"Relájate, mocoso" Su tono calmado y grave "Solo soy yo"

 

Dándose un momento para que su cuerpo abandonase el estado de defensa, respiró hondo, sentándose de nuevo en su cama apenas hubo terminado.

 

"¿También sentiste eso?" Le preguntó, principalmente porque el que la figura número uno apareciera justo después no le parecía una coincidencia.

 

"¿Sentirlo?" Se burló abiertamente "Sentir es poco para lo que se vio desde aquí"

 

"¿Que fue eso?"

 

"Una interferencia, mocoso. Una de las peligrosas"

 

El artista detuvo rápidamente su línea de pensamiento para centrarse en lo importante. La figura número uno por lo general tendía a sonar sería e intimidante, pero al estar en su mente podía sentir parte de ese nerviosismo que sentía, y eso le puso bastante ansioso ¿Que podía hacer que la número uno se pusiera así de intranquila?

 

"¿Acaso hice algo?"

 

"No, tú no has hecho nada malo hasta ahora, no te preocupes" Ahora hasta sonaba algo maternal, lo que le hizo respirar tranquilo, al menos no debía angustiarse por eso.

 

"¿Entonces qué sucede?"

 

Un pesado bufido de frustración resonó en su cerebro.

 

"El asunto es muy difícil de explicar sin sonar demasiado técnico. Pero digamos que esta no es la primera vez que sucede algo similar en estos últimos dos meses"

 

- Pero yo no he sentido nada parecido hasta ahora - Hizo notar sin pensarlo demasiado, estaba seguro que de no ser así lo recordaría.

 

"Está vez es diferente porque se relaciona directamente con el destino de esta dimensión así como de tu dimensión original" Dejó salir un sonido dudoso antes de proseguir "Te lo pondré así, figúrate que esos dos anormales y yo somos vigilantes de un extenso grupo de apartamentos, cada uno puede derrumbarse, quemarse, prosperar o simplemente destruirse si así tiene que ser, pero si eso sucede, por muy cerca que este de otro edificio, este no va a salir afectado. Así es como funciona la lógica interdimensional, lo regular es que los mundos no se crucen y si lo hacen es por muy poco tiempo como para superar una duda razonable"

 

"Muy bien" Deidara asintió "¿Y en este caso?"

 

"En este caso trata de imaginar que alguien voluntariamente creó un puente prohibido en el que la barrera que separa un edificio de otro se debilite a tal punto en el que, para cuando decide hacer una acción arriesgada, entiéndase transportarse de una dimensión a otra, no solo su dimensión la resiente, sino también todo lo que pertenece a ella"

 

"Déjame adivinar, ahí entró yo"

 

"No exactamente, te repito que han habido muchas más fluctuaciones de energía estos meses... " La voz de la figura uno se hizo lejana antes de volver. Fue como si le hubieran bajado volumen antes de subirlo de nuevo. Raro "Si sentiste esta "Acción arriesgada" está vez es porque, como te digo, es algo que relaciona el destino de la dimensión y eso por ende te afecta directamente. Perteneces en cierta medida a ambos lugares así que cualquier decisión tomada que abarque ambos espacios te va a afectar como persona porque también tu alma está aquí"

 

"... ¿Qué significa eso de "También"?" Increpo con mucha lentitud, incorporándose "Creí que era el único de mi dimensión en este mundo ¿Cómo alguien pudo venir aquí sin su ayuda?"

 

Deidara puso sentir la creciente frustración de la número uno mucho antes de que hablase de nuevo.

 

"Mocoso, realmente no sé cómo decirte esto. Pero este ninja es muy inteligente y tiene planes muy específicos que te incluyen"

 

"¿Un ninja?" La imagen del sujeto de la máscara que había visto en la tarde se plasmó en su mente con fuerza "¿Hablas del falso Madara?"

 

Tras un inquietante silencio, la voz de la número uno sonó apresurada y llena de urgencia.

 

"¿Le has visto?"

 

- ... - Estaba vacilando en cuanto a que responder, no estaba para nada seguro sobre si eso fue cierto o no.

 

El dios tendía a ser el más paciente de los tres la mayoría de las veces, pero cualquiera que fuera la razón, sonaba demasiado alterado y urgido.

 

"Escúchame bien, eres un ninja poderoso, un criminal de rango S tan peligroso que todo un país quiere tu cabeza en bandeja de plata, has hecho más locuras y viajado a través de más mundos de los que ninguna otra persona hará jamás... " Esa última palabra se distorsionó un poco, como si estuviera sumergido en agua. Luego emergió de nuevo "Eres fuerte, explosivo, y aunque seas terco y dramático, te puedo asegurar que no eres ciego" Su voz se hizo fría "¿Viste al falso Madara o no?"

 

Deidara alzó la barbilla, más seguro ahora.

 

- Sí.

 

"¿Hace cuántos días?"

 

- ¿Días? - Se extrañó entonces - Le ví hoy.

 

"¿Qué?" Apenas y captó esa exclamación, ahora la escuchaba muy lejos, como al final de un túnel ¿Que rayos estaba pasando? "¿Dónde? ¿Qué estaba haciendo?"

 

Un sonido de interferencia comenzó a sonar cada vez más fuerte como si dentro de su cabeza tuviese un radio dañado que no puede captar señal. Era tan fastidioso como doloroso, y una punzada en su cabeza estuvo de acuerdo con eso.

 

- ¿Que es ese sonido? - Se llevó una mano al oído, cada vez escuchaba eso.

 

"¡Mocoso! ¿Qué estaba haciendo el falso Madara?" Parecía que estaba hablando más fuerte pero apenas podía escucharla, solo escuchaba ruidos e interferencias "¿¡Que estaba haciendo!?"

 

"¿¡Que!?" Optó por gritar en su mente pues no podía hacerlo en plena base de Akatsuki. Fue vano igualmente, apenas podía oírse hablar.

 

"¡¿Que estaba...!?" El sonido de voces fue cortado de tajo en ese momento, dejando un segundo solo el sonido de mala señal antes de que la figura volviese con el mismo sentimiento de espera, como si le hubiera hecho una pregunta que sinceramente él no había escuchado.

 

La mala señal se volvió Insoportablemente alta y ruidosa.

 

Deidara se cubrió los oídos con fuerza.

 

"¡No escucho nada!"

 

"¡Trata de... Necesito que te enfoques en...!" Lo siguiente a eso fue un revoltijo de palabras más confusos que cuando intentas llamar por teléfono en plena lluvia torrencial.

 

Espero con impaciencia a que volviese pero no lo hacía, como si estuviera ahí pero sin poder hacerle llegar el mensaje. Estaba sumamente confundido, pero había entendido a medias la palabra "Enfocarse" así que eso hizo, intentó escuchar así fuera una mínima palabras coherente en ese mar de interferencia, tuvo que soportar dos minutos enteros de un vacío existencial terrible en medio de esa locura, pero logró escuchar por muy poco la bendita interrogante que tanto quería saber la figura ¿Y qué estaba haciendo el sujeto enmascarado cuando lo vio en el bosque? Pues...

 

"Me estaba... mirando"

 

La misma sensación rara se acrecentó en su estómago, la identificó mejor ahora, eso era un mal presentimiento por dónde quiera que lo viese. Tenía razones de sobra para estar preocupado porque sus conversaciones con las figuras siempre habían tenido un enlace fuerte, no entendía el por qué todo se había fracturado tan de repente. Entendía lo de las fluctuaciones, los edificios, las dimensiones y el ninja que rompía reglas pero eso no explicaba porque...

 

"¡SAL DE AHÍ!"

 

A Deidara se le escapó una inspiración corta por el susto al escuchar ese claro grito de pánico, y quedó aún peor cuando luego de eso la conexión se rompió por completo, como una cuerda que se rompe por la tensión de ambos lados. Ya no escuchaba la estática, ya no escuchaba voces ni sentía dolor pero... tampoco escuchaba a la criatura. No sentía nada, ningún enlace o vínculo y eso le dió terror, en ningún momento esas tres le habían dejado completamente solo, siempre las sentía allí de alguna manera y ahora se habían... esfumado.

 

Salió de su habitación, tal vez creyendo tontamente que así podría oír algo, pero no. No había nada, solo él y su cabeza, justo como antes de morir.

 

Y hablando de eso...

 

¿A qué se refería con eso de salir de allí? Para empezar ¿Dónde era "Allí"? ¿Quería que saliera del país? ¿De Akatsuki? ¿De su mundo? Ellas sabían que no podía hacer ninguna de esas cosas, ¿Porque le estaba exigiendo que hiciera algo que sabía que no podía cumplir?

 

- Es ridículo.

 

Deidara alzó la cabeza casi como si fuera una orden, saliendo de sus cavilaciones con el ceño fruncido, reconocería esa voz a donde quiera que fuese.

 

- Mira, te lo estoy pidiendo de la mejor manera posible, no me obligues a hacerlo por las malas.

 

Irónicamente, a esa otra voz también la reconocería a donde quiera que fuese. Y lo más jodido del asunto no era eso, no era que les estaba escuchando hablar al final del pasillo, no, lo peligroso del asunto era que estaban hablando entre ellos sin aparentemente nadie de por medio, y eso solo significaba una cosa: ALERTA ROJA.

 

Decidió por su salud mental dejar por el momento el asunto con las figuras a un lado, de todas formas no había nada que pudiera hacer y a lo mejor si esperaba un poco podrían comunicarse de nuevo con él.

 

Se acercó con cautela al final del pasillo, justo en la entrada del comedor. Allí, mirándose frente a frente solo estaban dos personas con una cara de malas pulgas que variaba en diversos niveles. La tensión era latente y a Deidara le daba la impresión que si esos dos no compartieran un semi respeto obligatorio por la relación subordinado/líder hace rato que se fuesen molido a golpes.

 

Resignándose a que era muy probable que las cosas terminarían terribles, se asomó disimuladamente en el marco de la puerta. Aunque la discreción no le valió de nada, porque los individuos estaban más concentrados en ellos que en su entorno, de modo que el artista no tuvo problemas en ver el cuadro completo de la escena. Lo primero que vio fue ese distintivo cabello rojo como el fuego.

 

- Lo siento pero no entiendo el motivo - Gruñía Sasori con los puños más que apretados. Sus ojos denotaban furia - Las asignaciones ya estaban hechas, no es lógico que las cambies ahora.

 

- No es cuestión de si es lógico o no, si el cambio beneficia a Akatsuki entonces eso se hará - Rebatió la otra persona en un tono de voz autoritario que Deidara tenía tiempo sin escuchar. Sus ojos habían dejado atrás ese cálido color miel para darle la bienvenida a los espirales asesinos del Rinnegan - Y tampoco he tomado la decisión por mi cuenta, Konan está de acuerdo y sinceramente es un mejor plan que el original.

 

- No veo como - Comentó agriamente el Akasuna.

 

- Mira... - Pain resopló, armándose de paciencia - La cacería de los Bijuu es esencial, si algo sale mal todo esto habrá sido en vano. Las asignaciones se hicieron pensando en tener las mejores posibilidades de éxito, por eso ordené que tú equipo fuese a por el primero...

 

- Ah, y eso lo entiendo perfectamente - Se cruzó de brazos con cierto sarcasmo - Lo que no tiene ningún sentido es lo otro.

 

- Sasori, no te lo voy a explicar una segunda vez. Te estoy diciendo que solo es un mejor plan.

 

- Sin ofender pero... - Deidara, quien no en vano había conocido bien a su Danna, conocía ese tono a la perfección. Era el de "Estoy cabreado hasta la madre y me importa un chorizo tu opinión" Inhaló aire y entrecerró los ojos esperando la bomba... - Ese plan es una mierda.

 

¡BUM!

 

Ni sus explosiones hubieran impactado tanto.

 

Pain abrió sus ojos antes de achicarlos.

 

- ¿Qué fue lo que dijiste? - Su voz bajando hasta volverse más grave y peligrosa. Puede que Pain no fuese la clase de líder que asesina a sus seguidores, pero Sasori no era Deidara, y por lo tanto aunque no pensase matarlo eso no significaba que le iba a dejar pasar una imprudencia.

 

Sasori no se inmutó.

 

- Te estoy diciendo que es estúpido que nos quites a Deidara y a mí la misión de capturar al demonio de las tres colas. Era nuestra responsabilidad.

 

"¿Qué?" Deidara arrugó inmediatamente el entrecejo, no había tenido planes de participar en más misiones de cacería, o en ninguna, puesto que tampoco cumpliría con la primera. Pero resultaba extraño que Pain le quitase esa asignación cuando él mismo le había asegurado que buscaría darle algo más, y aparte ni siquiera le había dicho en primer lugar que tenía que buscar al Sanbi. Que si, él ya lo sabía porque ya había hecho esa misión, pero Pain no lo sabía "Eso no tiene sentido..."

 

El líder de Akatsuki rodó los ojos.

 

- Jamás dije que le quitaría esa misión a Deidara, lo que dije es que tú no irías con él.

 

"Ahhhhh..." Sus versiones internas exclamaron con un tono de entendimiento "Pues eso si tiene más sentido" Se reservó la pequeña risa que eso le generó. Ya el pelinaranja le había comentado sobre querer darle una asignación que estuviera más a la altura de su nivel, y el Sanbi era una opción más que perfecta pero... ¿Mandarlo solo? Es decir, podía hacerlo sin problema alguno, ya lo había hecho antes porque Tobi resultó ser más que inútil en esa tarea pero, ¿Dejar a Sasori? Técnicamente en su mundo esa habría sido la asignación del pelirrojo, y si se la iban a dar a él, al menos su compañero debería acompañarle. No obstante, algo en él ya suponía con algo de gracia que el motivo era más personal que otra cosa. Y por supuesto que Sasori no lo dejaría así como así.

 

- Pues peor aún - Saltó enfurruñado, su postura seguía muy tensa - Es mi compañero, trabajamos bien juntos y terminaríamos más rápido. Debería poder ir con él.

 

- Tus habilidades no serían las ideales para luchar en agua.

 

Sasori abrió los ojos, sin poderse creer lo que escuchaba.

 

- ¡Las habilidades de Deidara tampoco! Lo suyo son el fuego y explosivos, ¿Cómo eso sería mejor que mis ataques?

 

- Para ser su compañero no estás muy bien informado - Comentó Pain alzando una ceja - Deidara ya tiene un material que es perfecto para pelear en ese tipo de ambiente, sus explosiones seguirán siendo letales - Cambio la expresión de sutil orgullo por una fastidiada - Tú, por otra parte, aún no puedes sumergir tus marionetas sin que se destruyan o tus hilos se rompan. Si lo que te preocupa es no participar entonces te voy a asignar otro demonio para que le captures por tu cuenta después.

 

A Sasori eso no le apaciguó ni un pelo.

 

- Bien, entonces supongamos que simplemente no intervengo en su pelea - Le miró fijamente - ¿Podría ir?

 

Pain negó rotundamente con la cabeza.

 

- Una presencia que no es necesaria solamente estorba.

 

- Me tienes que estar jodiendo - Bufó cada vez más molesto, podía ser que ya hubiera renunciado a obtener el amor de ese rubio, pero eso no significaba que le agradase que un tipo tan, a según él, desagradable, arrogante y fastidioso como su líder intentase acercársele. Sencillamente no lo soportaba. Ni como persona ni cómo rival.

 

Se estaba acercando rápidamente a su límite de tolerancia y Deidara desde su posición pudo notario.

 

- Escucha, la decisión es final y no pienso seguir discutiendo el tema - Pain ya parecía más que harto del todo el asunto. Se sostuvo el puente de la nariz en un intento por pasar por alto la grosería y no mandarlo a volar a través de las paredes  - No irás con él a esa misión y punto. Te quedarás aquí y ayudarás en cualquier otra cosa en la que seas útil mientras te asignamos otro demonio, ¿Entendido? Deja que Deidara se encargue solo del Sanbi.

 

El líder hizo amago de querer retirarse y dejar por finalizada las cosas, pero el rubio ya había visto ese brillo petulante en los ojos grises de su compañero que advertían que lo que se venía era desastre. Apretó los ojos con fuerza y rezó.

 

"No digas una estupidez, no digas una estupidez. En el nombre del arte, Sasori, no digas una estupi..."

 

- ¿Seguro que irá solo?

 

Su gesto se aflojó "Maldita sea..."

 

Pain se dió la vuelta muy lentamente, frunciendo el ceño al mismo ritmo.

 

- ¿Qué?

 

- ¿Estás seguro de que mandarás a Deidara solo o solamente es una excusa para que vayas con él?

 

Deidara sintió ganas de estrellarse la mano en la frente, su líder ni por asomo había insinuado acompañarle a ninguna misión de captura, el chiste era que lo hiciera solo porque podía hacerlo. Pero Sasori no lo sabía, y como su líder tampoco era digno de su devoción, no se abstuvo de agregar con arrogancia un:

 

- ¿Es eso no? Lo único que quieres es sacarme del camino aun cuando no es necesario para quedarte a solas con él.

 

- Te equivocas - Dijo con apática frialdad - Si yo quisiera estar a solas con tu compañero no necesitaría sacrificar la misión de Akatsuki ni mucho menos perder mi tiempo quitándote a ti del medio. No es como si fueras una verdadera amenaza.

 

Uy.

 

El pelirrojo endureció su expresión hasta un punto crítico.

 

- ¿No crees que subestimas demasiado la relación que tengo con Deidara?

 

Pain ladeó la cabeza con esa aura tan amenazante que poseía.

 

- ¿No crees que eres tú quien lo hace?

 

- No me...

 

- ¡Eh! - Viendo que era prudente ponerle un alto al asunto antes de que esta segunda base también quedara destruida, Deidara ingreso en el comedor con su mejor cara de  confusión como quien no sabe nada de nada. Intercalo la mirada entre ambos - ¿Me perdí de algo?

 

Ambos chicos se quedaron tres segundos completos en total silencio hasta que Sasori, más acostumbrado a su presencia escandalosa, sacudió su cabeza en un intento de zafarse de los sentimientos negativos y retrocedió un paso.

 

- No, de nada.

 

Pain hizo lo propio al tomar un poco de espacio también, y aunque su gesto seguía siendo serio, miró al rubio con tranquilidad.

 

- Estaba diciéndole a tu compañero sobre algunas mejoras en las asignaciones.

 

Sasori, de espaldas al rubio, rodó los ojos.

 

- ¿Mmm? ¿Acaso cambiaron la fecha de la misión? - Preguntó el artista con algo de ilusión que no era del todo fingida.

 

- No he cambiado nada sobre la captura del Kazekage - Respondió Pain, destruyendo las pocas esperanzas que le quedaban - Te lo explicaré más tarde.

 

- Vale, ¿Entonces la fecha sigue igual?

 

- Si, sigue igual - Se adelantó el Akasuna, logrando que su compañero le mirase - Partimos pasado mañana, y hasta donde sé, nos vamos juntos - Enfatizó sutilmente la última palabra y fue turno del pelinaranja para rodar los ojos.

 

- De acuerdo - Logró disimular una sonrisa distraída - ¿Está listo el desayuno? Muero de hambre.

 

La pregunta fue al azar, pero cuando el jefe fue a responder Sasori se atravesó en medio con una sonrisa malintencionada.

 

- En realidad, aún falta mucho y estaba pensando en que sería mejor comprar algo en el pueblo, ¿Te gustaría venir?

 

Pues ahora que lo pensaba mejor desde hace rato que se antojaban unos dangos, pero no quería comer dulce tan temprano porque tendía a caerle mal, y además había otro ligero detalle que nunca se les podía olvidar: Estaban en Akatsuki.

 

- Recuerda que la comidas son obligatorias, Danna.

 

- Oh, vamos ¿A quién le importa eso?

 

- A mí me importa - Interrumpió el portador del Rinnegan con una pequeña vena en la frente al verse deliberante ignorado - Por algo puse la regla en primer lugar. Si quieres ir a comer algo afuera espera a desayunar en la base primero.

 

- Para cuando termine de comer aquí ya no me quedara hambre para comprar otra cosa.

 

- ¿Y esa no es la idea?

 

- No, la idea era salir a comer Dei - Aclaró, su molestia volviendo.

 

Su compañero abrió la boca para explicarle que de todas maneras iban a comer juntos aún si no salían pues simplemente podían tomar sus platos y sentarse afuera, pero...

 

- Pues yo no he escuchado que él diga que quiere ir - Habló con una ligera mofa que al otro no se le pasó por alto.

 

- Podría haberlo hecho de no ser por estarse preocupando de tus estúpidas reglas.

 

"Ah, no puede ser" Casi echo la cabeza arriba y se tiró de los pelos, ni su intervención había servido de algo "¿Porque justo ahora?" Se preguntó al ver como su líder sonrió de lado.

 

- Resulta muy curioso que lo diga alguien que no cumple con ninguna de esas reglas y siempre hace lo que le da la gana.

 

Sasori imitó su gesto.

 

- Se vuelve más curioso cuando él que lo dice es el que pone esas reglas y al mismo tiempo es experto en hacer lo que le da la gana.

 

- Pues fíjate, se llama ser el que manda - Sus ojos púrpuras brillaron a modo de advertencia - Intenta alguna vez tratar superar el precario límite de poder que te has impuesto y cuando valgas suficiente la pena como para estar en mi lugar, puede que lo entiendas.

 

- Descuida, entiendo lo suficiente sin tener que ser un maldito pedante controlador con aires de falsa grandeza - Alzó un poco la voz, lo último de su paciencia muriendo con rapidez.

 

Era bueno, la de Pain había fallecido cristianamente hace rato.

 

- ¿Quién coño te crees para...?

 

- ¡MALDICIÓN, YA! - Gritó fastidiado Deidara. Porque de lo que ninguno de ese par se había dado cuenta, es que a medida que iban discutiendo y el tono aumentaba para equivaler lo alto de su furia, se fueron acercando cada vez más hasta que llegó un punto en el que Deidara quedó casi apachurrado entre ambos, con una mano en el pecho de su compañero y el hombro haciendo de palanca con su líder - ¡Dejen la estupidez de una puta vez antes de que les explote la cabeza a los dos!

 

Gris plomo y púrpura se fijaron entonces en el azul que chispeaba con enojo.

 

- ¿Y ahora qué les pasa a ustedes?

 

Tres pares de ojos giraron al mismo tiempo para encontrar a Konan en la puerta, su cara en si era muy chistosa, una mezcla de molestia, sorpresa y la típica de "¿Y ahora qué coño están haciendo?"

 

Pain titubeó.

 

- Pues...

 

- ¿Quien hace tanto escándalo? - Inquirió una voz extrañamente chillona que también ingresó al comedor, sus pequeños y curiosos ojos agrandándose - Ah, debí figurarme que eras tú, rubio - Se burló Kisame, más luego miró con más detenimiento la escena que tenía enfrente - ¿Y ahora? - Alzó una ceja.

 

Konan se veía más que alterada, fijaba la mirada entre ambos hombres como si no pudiera decidirse con quién estaba más cabreada.

 

- En el nombre de... ¡Ahg! ¡Pain! - Se decidió por su mejor amigo quien hizo una mueca - ¿Nunca me oyes cuando te hablo o qué? ¿Que acaso no te dije que le dejases en paz? - Su reclamo de mamá gallina le sacó una mueca ganadora a Sasori que no le duró ni diez segundos pues la mujer se giró a él y le soltó un malhumorado -: A ti también, se los dije una vez y no sé cuántas veces tengo que seguirlo haciendo. Lo van a terminar matando, por Dios santo.

 

- ¿A quién vamos a matar? Yo quiero participar.

 

Al cuadro ingreso Hidan, en su mano había una copa de sus bebidas espirituales, y por el efecto que de seguro ya le estaba provocando fue el menos discreto con su reacción.

 

- ¡Oh! ¿Lo quieren matar a él? No me quejo, es muy fastidioso - Exhaló con dramatismo - Pero está muy tierno aún, al menos déjenme que disfrute de él un rato, que no se muera sin gozar la vida...

 

- Cállate - Rugieron Sasori y Pain al mismo tiempo, para luego compartir una mirada ácida entre ellos.

 

Hidan alzó ambas manos.

 

- No sean tan cabrones, al menos en lo que ustedes se deciden quién va primero déjenme participar.

 

- Vete a la mierda - Soltó Deidara, aún sin moverse pues ninguno de esos dos idiotas lo había hecho tampoco.

 

Kisame estaba de lo más confundido.

 

- ¿Ambos se lo quieren tirar o qué?

 

- ¡Inclúyeme en esa lista! - El inmortal alzó la copa en alto con una sonrisa maliciosa - Hace rato que llevo esperando turno.

 

- Hidan, mejor vete antes de que te maten - Le previno la mujer al ver que su amigo estaba a un paso de destruirlo en pedazos - Y va enserio.

 

- ¡Vamos, no es justo!

 

- Hidan... - Trato de decir pero la interrumpió sin escucharla.

 

- ¿Porque ellos se lo pueden gozar y yo no?

 

- Ellos no van a...

 

- ¿Acaso no me lo puedo tirar?

 

- ¡NO! - Finalmente Konan perdió los estribos, alzando la voz y mirando a todos con una furia satánica. Vale, que podía estar un poco celosa, pero es que todo le resultaba demasiado irónico ¿Cómo rayos siendo ella la única mujer en un grupo rodeado de hombres resultaba que todos o la mayoría de ellos se querían meter con Deidara? - ¡Nadie se va a tirar a Deidara! ¿¡Okey!?

 

- ¿Que se van a tirar a quién?

 

El público rápidamente miró de nuevo hacia la puerta en lo que entraba un bastante descolocado Zetsu, y para mayor desgracia de Deidara, atrás de él apareció Itachi. Su cara no fue muy difícil de leer, supuso que por el factor sorpresa. Primero estaba intrigado, luego miro con más detenimiento la posición en la que estaba, para posteriormente poner su usual cara de Póker con la diferencia de esa chispa de notoria molestia reluciendo detrás de esos ojos negros.

 

Y no lo culpaba, es decir, la cosa no estaba bella para la foto.

 

Estaba en medio de dos sujetos, uno que dice estar enamorado de él y otro que abiertamente ha dicho que lo quiere en su cama, ambos le estaban presionando desde direcciones distintas, literal y figurativamente. Enfrente de ellos la "A según" mejor amiga del tipo que se lo quiere tirar y que encima se la tiró a ella hace tiempo, pero que a veces actúa como su defensora por motivos misteriosos. Al lado otro tipo que cuando bebe de sus vergas locas le da por incitarle para que se metan mano. Más atrás dos sujetos con los que no se lleva exactamente bien, uno porque apostó a que moriría explotado y otro porque no le agrada su presencia. Y para rematar su mala suerte, el tipo de porte serio y cara de culo que más de una vez ha declarado que le importa más de lo que quiere admitir y que ahora estaba presenciando como ese par de brutos neandertales se peleaban entre ellos con el justo en medio.

 

"Sep, hoy no es mi día"

 

Konan pasó de todos y miró al par maravilla con una vena en la frente. Se le vio toda la intención de seguir reclamando, pero Deidara fue más rápido y estiró los brazos con fuerza, empujando a cada uno por su lado.

 

- ¡Ya es suficiente! - Intentando con todas sus fuerzas no mirar a nadie del público en específico, se dió la vuelta - Me regreso a mi cuarto.

 

- ¿No vas a comer?

 

Deidara le devolvió la mirada a su jefe con una frialdad apabullante.

 

- Se me quito el hambre - Luego miró a su compañero de igual o hasta peor forma - Y las ganas de salir.

 

Salió de allí lo más rápido que pudo, escuchando de fondo la voz de Hidan que decía algo así como "¿Y dónde agarro el número de la fila?" Luego escucho un estruendo escandaloso y a lo lejos que alguien llamaba a Kakuzu, muy probablemente para que fuera a coser los restos destrozados del inmortal. Le atribuyó esa hazaña a Pain, aunque no le interesó verificarlo.

 

Su estómago se encargó de recordarle lo imbécil que era cuando se enojaba, pues las tripas le crujían tanto que llegó a pensar que tenía adentro algún demonio y no lo sabía. Aún así, aguantó el hambre hasta la mañana siguiente, pues se encerró en su habitación pasando el seguro que jamás ponía y que sirvió de mensaje para aclararle a su compañero que no estaba de ánimo para visitas sorpresas.

 

Cuando despertó al día siguiente fue el primero en comer, de modo que no se topó con nadie y desapareció tan rápido que ninguno pudo hablar con él.

 

No quería entrenar, se sentía aún muy avergonzado por todo el asunto. El que literalmente casi todo Akatsuki estuviera enterado de que esos dos lo querían pervertir fue una pena que no superaría en un buen rato. Coño, que podrían haber disimulado un poco más, pero no, habían preferido prácticamente gritarle al mundo que querían percutarselo.

 

El día transcurría lentamente y él no sabía qué hacer, trato de comunicarse con alguna de las criaturas por medio de una extenuante concentración, pero ninguna le respondió, seguía bastante preocupado por el tema del falso Madara, el destino de su mundo y por supuesto el suyo propio, pero si ellos que eran Dioses no podían volver ¿Que quedaba para él? No sentía ni un ápice de seguridad con respecto a ese tema, ya no podía sentir su conexión, y cuando la ansiedad comenzó a volverse depresiva, llegó a pensar que era como si le fuesen abandonado, como si le fuesen dejado a su suerte.

 

"Incluso ellos... " Fue como si algo le estrujase el corazón "¿Porque...?"

 

La noche empezó a caer rápidamente y cuando se dió cuenta de ello terminó por desesperarse. Frustración era todo lo que podía sentir, su cabeza finalmente había decidido tomar los papeles de la calma y botarlos por la ventana como si fuera la ropa de un marido infiel. Estaba descolocado, distraído, ansioso, confundido porque sabía que solo tenía una oportunidad para irse de Akatsuki pero descorazonado porque nada le certificaba que las figuras aparecerían a tiempo para cumplir su parte de trato. Y aún si tuviera que hacerlo... no sabía que decidir. Por algún motivo que su mente no podía procesar no había podido decirle a Pain un simple "Hey, puedes moverte" Sabía ahora que no tenía por qué desconfiar y no lo hacía, pero no pudo hacerlo. Solo se fue. Escapó de él así como ahora también escapaba de Itachi, porque cada vez que se levantaba para ir a buscarle o solo toparse por casualidad terminaba con la frente recostada en la puerta, incapaz de salir.

 

Estaba totalmente bloqueado, trabado en un punto en el que no sabía que necesitaba ni mucho menos que quería, porque sentía que quería estar solo pero también que necesitaba una abrazo. Sentía que quería que alguien le diera un golpe en la cabeza a la vez que necesitaba que alguien le dijese que podía hacerlo. Sentía que quería con todas sus fuerzas que alguien le gritase que hiciera algo pero también que le dieran una palmadita en la espalda y le aseguraran que todo mejoraría pronto...

 

- ¿Deidara?

 

Con el apuro que llevaba por salir de su refugio y recibir un poco de aire fresco apenas y le dió tiempo de frenar a tres pasos de estrellarse con el Uchiha. Su cara de confusión era notoria, aunque también parecía algo aliviado.

 

- Te estaba buscando.

 

"Oh, ahora no... " Casi rogó, no podía aguantar otra charla sentimental ni profunda, sentía que se estaba desmoronando.

 

- Tengo que salir - Anunció bruscamente, ignorando sus palabras y rodeándole sin apenas mirarlo, siguiendo con su camino con rapidez.

 

El que le siguiera el ritmo sin problemas no le sorprendió en lo absoluto.

 

- ¿Qué fue lo de hace rato?

 

- Dos idiotas peleándose por algo estúpido que no vale la pena - Respondió sin apenas detenerse, y esa seriedad tan fría hizo que el Uchiha alzara ambas cejas. Jamás le había escuchado hablar en ese tono tan desprovisto de sentimientos.

 

- ¿Que te sucede?

 

- Nada.

 

Esa mentira no engañaba pero ni al portero del colegio, mucho menos a ese hombre.

 

- ¿A dónde vas?

 

- Afuera - Fue en el mismo momento en que decidió aumentar la velocidad que el Uchiha hizo lo propio para poder tomar su muñeca. El contacto le generó demasiadas emociones... demasiadas como para procesarlas sin sentir nauseas - ¿Puedes dejarme solo? - Terminó por pedir, exasperado.

 

- ¿Qué te pasa? - Preguntó de nuevo, procurando no sonar tan serio y mirarle directo a los ojos para tratar de calmar el ambiente.

 

Pero fue en vano, para lo avanzado que estaba su estado de crisis ni siquiera esa mirada era consuelo suficiente para su drama interno.

 

- Solo voy a caminar afuera ¿Okey?

 

- Deidara...

 

- Itachi - Dijo de pronto, para la enorme sorpresa del otro. Jamás le había dicho su nombre voluntariamente. "No en este mundo" pensó Dei con un sentimiento muy oscuro en su interior, entonces pronunció muy despacio -: Déjame solo.

 

El agarre perdió fuerza, tal vez más por el hecho de que tenía los ojos algo desorbitados por su acción anterior, pero no se detuvo a pensar en ello mientras se iba casi a trote a través de los pasillos hasta llegar afuera.

 

Necesitaba aire con urgencia.

 

Estaba casi respirando diez veces por cada dos segundos cuando su cuerpo le exigió algo de adrenalina para despejarse. Así que antes de terminar mareándose terminó corriendo y deslizándose de árbol en árbol con una velocidad que rebasaba sus límites. Casi como si fuera una broma de mal gusto, sus pies le terminaron llevando al lago en media hora.

 

Se quedó de pie en la orilla, a un paso de hiperventilar. Necesitaba relajarse, necesitaba...

 

"La cueva" Que se le ocurriese eso fue como un milagro caído del cielo pues apenas podía pensar "Tengo que..."

 

No se quitó las prendas, tampoco había traído consigo toda la arcilla de modo que honestamente no le dolió perder lo poco de reserva que traía consigo, es decir ¿Que más daba? Para ese punto estaba convencido de que todo estaba perdido.

 

Se hundió en el agua y al minuto siguiente salió en el interior de la cueva, alegre de poder ocultarse en esa tranquila oscuridad.

 

Deidara se sentó con gran pesadez en el suelo, mirando los movimientos del agua con un ensimismamiento al que estaba comenzando a acostumbrarse.

 

"¿Hay alguien ahí?"

 

Pero ninguna de las figuras le contesto.

 

 

 

 

 

                OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

 

 

¿Cuánto había pasado ya? ¿Seis horas? ¿Tal vez diez?

 

¿Hacia alguna diferencia? Pues no, estaba igual de solo que desde un principio, sin más mínima idea que seguir viendo el agua.

 

Ni siquiera entendía cuál era su problema, era un maldito criminal de rango S, no tenía tiempo para sentimentalismos, debería ser fuerte, debería poder elegir sin pensarlo demasiado, superar esto y salir adelante ¡Pero no! Tenía que ser un crédulo sentimentalista que creyó que era buena idea querer agregarle algo de sentimiento a un negocio, porque eso era lo que siempre había sido, un intercambio en el que él conseguía su libertad a cambio de perder algo que debió dejar de considerar importante. Si tan solo hubiera hecho eso tan simple desde un principio hace meses que estaría lejos de Akatsuki, y no aplastado de forma patética en plena oscuridad con una picazón molesta detrás de los ojos y un nudo en la garganta que no podía tragar por más que lo intentase.

 

Recostado con la espalda en la pared y los ojos apretados fue que le encontró una persona. Se había preocupado bastante cuando le vio marchar, y aunque respetó su espacio por un rato, cuando pasaron las horas y no supo de él fue casi imposible que algo le disuadiera buscarle.

 

- ¿Deidara?

 

Estuvo a punto de maldecir en voz alta, pero se contuvo. En el apuro del momento se le había olvidado que un escondite solo es secreto cuando nadie más sabe la ubicación.

 

- Hey...

 

- ¿Qué quieres? - Se las apañó para preguntar, aunque le salió la voz algo estrangulada.

 

- ¿Qué haces aquí todavía?

 

- Eso no importa - Deidara apenas le echo una ojeada - ¿Qué haces tú aquí?

 

- Tardabas mucho en volver - Lo expresó como si fuera más que evidente, y en respuesta el rubio bufó bajito.

 

- Esa era la idea.

 

Reinó el silencio por un buen rato en el que en un momento determinado la luna surgió de entre la nubes, reflectando su luz sobre el agua y por ende también la cueva se iluminó un poco. Los rasgos del visitante se hicieron más claros, aunque apenas se notaron pues lo negro de su cabello y ojos se fundía con la negrura del lugar;  Frunció el ceño apenas, por lo general el Uchiha era especializado en el silencio, con licenciatura y todo. Pero la mayoría de las veces la táctica de evasión solo funcionaba si la otra parte quería conversar, cosa que no era el caso.

 

Deidara estaba mortalmente serio y silencioso.

 

- ¿Qué pasa? - No pudo evitar preguntar de nuevo, dando el primer paso - Nunca has sido tan callado.

 

- La gente cambia.

 

- No tú.

 

Quiso responder, pero debía calmarse un poco primero porque si no terminaría perdiendo la poca tranquilidad que había recolectado.

 

- ¿Tiene que ver con lo del comedor? - Continuó indagando al ver que no respondía, y Deidara se sintió frustrado de que escogiera justo ese día para andar conversador.

 

- No.

 

- ¿Entonces qué es?

 

- ¿Porque te importa tanto? - Finalmente se giró, decidiendo ponerse de pie aunque estaba mayormente de espaldas, apenas mirando de reojo.

 

- No me importa - Y cuando le fue a responder algo cruel, el Uchiha se adelantó con una pequeña sonrisa - Me importas tú.

 

Sintió sus ojos apretarse y frunció los labios. Ahora se arrepentía de haberse levantado, era mucho mejor calmarse cuando estaba sentado y tranquilo.

 

No respondió nada. Itachi cerró sus propios ojos un momento antes de volverlos a abrir con un suspiro.

 

- Te he dicho que no pienso usar el Sharingan para indagar en tu mente y aún lo sostengo, pero resultaría más fácil ahora si no lo hubiera dicho.

 

- ¿Eso es una amenaza? - Río a medias con burla, pues su garganta se apretó a medio camino - ¿Quieres recurrir a tus ojos? No me extraña.

 

- No, Deidara. Lo que nunca ha sido extraño en ti es ese miedo que siempre tienes. Pero hoy... - Hizo una pausa para mirarle con mucha atención. Torció la boca - Hoy está peor que nunca.

 

- ¿Eso te dicen tus ojos?

 

- No estoy usando mis ojos - Una mirada breve le certifico que no era mentira. No había ojos sangrientos, solo mucho negro - Te conozco, no necesito el Sharingan para ver eso.

 

"¿Me... conoce?"

 

Joder.

 

Allí murieron las últimas reservas de estabilidad mental que había logrado recaudar en todas esas horas, no había mentido cuando deseo no tener charlas emocionales. Ya no podía lidiar con ellas. Su control de la situación y sobre sí mismo era tan bajo que ya no se le ocurrió ninguna clase de respuesta, ni buena ni mala. No podía abrir la boca si quiera, tenía que parpadear mucho para para intentar mantener sus sentimientos a raya, pero no estaba funcionando.

 

Escuchó un calculado paso al frente, y su cuerpo reaccionó más rápido que su cabeza, lanzándose como un rayo hacia el frente y deteniéndose justo en la orilla.

 

- No huyas... - Escuchó ese susurro a la perfección.

 

Quería responder que no estaba huyendo, que solo le estaba haciendo caso a esa voz en su cabeza que le aseguraba que estar solo era lo mejor que podía hacer ahora.

 

Podía quedarse, pero...

 

El momento de duda pasó rápido, puso un pie en el agua pero no llego a poner el otro por el súbito abrazo que recibió por detrás, sus brazos enrollándose en su cintura. Se mordió el interior de la mejilla con fuerza, había estado decidido a meterle un puñetazo o intentar explotar algo, pero...

 

- Dei...

 

"¿Qué hago?"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).