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Inevitable Destino (Resubido y Finalizado) por Menma Lightwood-Uzumaki

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Notas del capitulo:

Antes de leer este capítulo yo recomendaría leer brevemente la parte Itadei en el capítulo 20, no es muy difícil, se encuentra justo al final. Solo es para que entiendan el guiño, pero si tienen buena memoria pues ¡A darle! Disfruten de la lectura.

- ¡No es justo! - Chillaba una voz a un par de metros de distancia. Sonaba molesta a la vez que desesperada por alguna razón.

- Totalmente de acuerdo - Convino otra persona diferente - No es justo.

Por lo tranquilo del paisaje y lo suave que estaba la brisa, se pudo escuchar sin problemas un suspiro y la intervención de otra voz diferente.

- No he dicho que lo sea, pero no pueden intervenir.

- ¿¡Y porque no!? - Saltó inmediatamente la primera persona.

- Porque se lo prometimos.

Movía la cabeza de una lado a otro de forma casi inconsciente, escuchando las voces a su alrededor y al mismo tiempo pasando de ellas. Estaba en un estado de meditación bastante profundo desde hace más o menos una hora, y aunque desde hace rato un debate de lo más importante de estaba llevando a cabo a su lado, se mantuvo en silencio sin decir nada, pues ya había dicho todo lo que tenía que decir; No es que no quisiera seguir hablando, es solo que había estado pensando con la cabeza fría para tener una mejor claridad, y era difícil despertar de ese letargo que te deja el cerebro cuando le mantienes ocupado pensando.

- ¿¡A quien mierda le importa!? - La voz alzada que le pertenecía a la número dos, vibró por el enojo - ¡Rompemos promesas todo el tiempo!

La tercera figura, a su lado, asintió con la cabeza varias veces.

- ¡Exacto! Casi nunca mantenemos nuestra palabra ¿Porque sería diferente está vez?

- Es diferente porque esas promesas fueron hechas a humanos que considerábamos insignificantes - Recostado sobre un tronco, la número uno usaba su oscuro cabello para cubrir sus ojos - Es diferente porque a esos humanos no les dimos tantos problemas como para merecer nuestra palabra, es diferente porque esos humanos no se involucraron hasta formar parte de nosotros, es diferente porque ellos no se ganaron nuestro respeto, es diferente... - Se detuvo, algo similar a una sonrisa emergió de sus labios - Porque es él.

La dos frunció la boca en un gesto contenido de descontento.

- Pero precisamente porque es él deberíamos...

- Dos.

La única persona de ese grupo que se había mantenido al margen de la discusión regresó finalmente a la realidad. Se levantó del suelo en donde se había mantenido sentado y avanzó hasta la entidad celestial para ponerle una mano en el hombro. La susodicha, que ya se esperaba un discurso de motivos racionales se preparó para argumentar su punto, pero se quedó totalmente mudo cuando vió, así como los otros dos, que al contrario de lo que esperaba ver como ansiedad o preocupación, encontró lo único que no le habían visto hasta ahora: Una sonrisa tranquila.

- Todo está bien...

Apenas eran tres palabras, y aun así le dolieron como el infierno.

- Pero es que no lo entiendo, pajarito. No puedo terminar de entenderlo.

- Si lo haces - La tranquilizó él - Ahora solo tienes que aceptarlo.

Incapaz de pronunciar alguna respuesta decente a eso, la de ojos oscuros se acercó a él, su rostro estaba contraído en un montón de pensamientos contradictorios.

- ¿Porque no lo piensas un poco más? Podemos detener el tiempo todo lo que necesites.

Y por mucho que intentara apegarse a las reglas, hasta la número uno estaba metida en ese paquete de persuasión.

- Deberías aceptar esa oferta, yo mismo podría hacerlo si lo pides. El tiempo es algo que podemos manipular, no tienes que decidir nada bajo presión, podemos darte todas las horas que necesites. Ni siquiera se va a notar la diferencia en el resto del mundo - Dejo soltar el aire con pesadez - Cumpliremos con lo que decidas, pero podrías pensarlo un poco. Nosotros...

- Ustedes... - Interrumpió Deidara, dejándoles en un silencio colectivo - Ustedes han hecho más por mí de lo que nunca he merecido, y lo agradezco, de verdad... pero la decisión sigue siendo mía.

Por muy bonito que eso haya sonado, las figuras seguían sintiéndolo como si les fuera pegado un puñetazo en la cara.

- Entonces... - Titubeó la tercera con cierta duda dolorosa - ¿Sigue en pie lo que hablamos?

- Cada palabra, si - Muy tranquilo miró esos ojos cafés que, aunque siempre pícaros, podían desmoronarse en cualquier momento - No me he retractado de nada, ustedes solo cumplan con eso y nos vemos de nuevo pronto ¿De acuerdo?

Las tres figuras compartieron una mirada significativa antes de suspirar.

- De acuerdo...

 

 

 

 

 

                OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

 

Cuando a Itachi Uchiha se le ofreció la posibilidad de evitar el golpe de estado que haría su clan, mentiría si dijera que no dudó. Aunque se tratara de su hermano también estaba hablando de sus padres, por muchos defectos que tuvieran eran las personas que le habían criado, la mujer que con cariño le había sostenido en sus brazos todas las noches en su infancia hasta que lograba dormirse. El hombre que le había sonreído con orgullo cada vez que veía sus notas en la academia, que presumía a todo el mundo lo feliz que era al tenerlo como hijo. Estaba hablando también de sus vecinos que le saludaban todos los días de camino a la academia. De los hijos de ellos, pequeños niños que así como su hermano le admiraban y querían ser como él, que le veían como el mejor prospecto de ninja. Eran sus familiares, sus compañeros, su clan...; Fue algo terrible de hacer, y aún vivía con la conciencia de ello todos los días ¿Porque? Pues porque era un hombre, un humano capaz de sentir culpa, y es por eso que dudó.

Porque tenía sentimientos.

Porque podía sufrir.

Así que cuando el que le había ayudado a cometer ese pecado le dijo muy claramente que tenía que morir Deidara para que su hermano pudiese vivir, es obvio que dudó. Volvió a dudar y volvió a sentir ese horrible sentimiento de contradicción. Recordó vívidamente que cuando Danzō le ofreció la alternativa de asesinar el clan a cambio de un mejor futuro para Sasuke, él había durado muchas horas sentado en un tejado, observando el tránsito habitual del que era su clan. Se permitió mirarlos por última vez, tratando de guardar en su mente como eran y como ya nunca serían. Hacerlo le dolió tanto que llegó a casa sin decir nada, y ese fue el primer momento en el que recurrió al silencio como un recurso para mantener a raya sus emociones.

Estuvo peligrosamente cerca de arrepentirse, pero cuando estaba poniéndose los zapatos para rechazar la oferta, esa vocecita especial le llamó con ánimo. Itachi Uchiha se giró en ese momento para encontrarse frente a frente con el único motivo que tenía en la vida para luchar. Vio en esos ojos infantiles tan parecidos a los suyos lo más valioso que tenía, lo único que le daba sentido a una existencia que él consideraba vacía, lo que representaba el verdadero futuro de un pueblo: La superación, la esperanza, la inocencia y el amor.  Nada de anarquía, nada de ojos rojos sublevados, nada de dolor... nadie merecía crecer en medio de todo eso y aunque él lo hubiera hecho, no quería lo mismo para Sasuke.

Porque lo amaba, amaba a su hermano más que nadie.

Por lo mismo tuvo que rechazar su compañía aquella última vez aunque por dentro realmente quiso entrenar con él, porque no se creía capaz de pasar más tiempo a su lado sabiendo lo que haría. Estaba demasiado desmoralizado. Supo que incluso el pequeño Sasuke se dió cuenta, porque luego de darle su toquecito de frente habitual, notó que le estaba mirando con preocupación y entendió que era porque se había quedado ensimismado.

Estaba en un estado similar cuando le dieron el ultimátum de que tendría que pasar por una situación parecida de nuevo. Conocía a ese enmascarado y sabía que no bromeaba con cosas de ese estilo, pero aun así fue a ver a su hermano convaleciente, solo para verificar que era verdad. Así que se desvió de su camino un par de kilómetros hasta que por fin pudo llegar a la cueva en donde el enmascarado tenía a su hermano descansando...

Y se le rompió el corazón.

Sasuke estaba inconsciente en un futón y se notaba que sufría. Itachi le vio allí, empapado en sudor, temblando incontrolablemente de frío, sus ojos estaban cerrados y vendados, pero sabía que apenas tenían luz. Sufría de pesadillas violentas por la manera en que se sacudía y balbuceaba nombres al azar, de los cuales de vez en cuando se colaba el suyo.

Por obvias razones intento todo lo posible para seguir ofreciéndole todo lo que tenía, pero sus ojos se negaron a abandonarle. Fue entonces cuando comprendió que sus palabras eran ciertas, y así como antes, aunque tuviera en sus manos la solución para salvar a su hermano, no se sintió para nada feliz.

Sasuke se siguió quejando de dolor durante toda su visita, incapaz de tener un descanso de su sufrimiento; Itachi no sé acercó para tocarlo, hablarle o siquiera mirarlo por más de lo necesario. Sin decir palabra alguna se fue, pero le prometió en silencio que volvería, que estaría bien, que resolvería todo como el hermano mayor que era.

Sería un horrible mentiroso si dijera que no esperaba que Deidara escapara, él ya presumía que trabajaba alguien muy poderoso cuyo origen no estaba seguro de poder describir. Y si era así, entonces solo podía desear que le diera el mensaje y huyera. Quería con demasiadas ganas que huyera o por lo menos que lo intentase, pero... a la vez quería que se quedase porque detestaría tener que perseguirlo, acorralarle como hizo con su pueblo y que lo último que hiciera fuera mirarle con ojos de odio. No quería que le viera como el monstruo que el ya creía que era, pero comprendía que se diera el caso porque si ya de por sí era confuso para él, supuso que debía ser peor para Deidara.

Pero por primera vez... estaba equivocado.

Deidara se había separado de las figuras con la mayor de las serenidades. Caminaba a un paso normal, ni tan lento para retrasar el momento pero tampoco corría. Disfrutó el ambiente y la vista, lo cierto es que le gustaba el paisaje y ver a los animales que le servían de inspiración para sus esculturas. Eso último le dió una buena idea, así que haciendo uso de su habilidad creó una ave de arcilla y remontó vuelo a través de las nubes, observando el mismo paisaje solo que desde su punto de vista preferido. Se permitió tener un vuelo tranquilo, por lo general siempre estaba apurado por alguna misión o se distraía por sus típicos ataques de rabia, pero está vez no.

Cuando considero que estaba lo suficientemente cerca del lugar que había escogido, bajó de un salto. Hizo una breve pausa en un pequeño tronco cortado en el que se quitó la banda con el símbolo marcado de la roca y lo dejo encima, pues nunca sintió que pertenecía realmente allí, por lo mismo también se quitó también la capa de Akatsuki y el anillo...; Lo único que dejó en su lugar fue la liga del cabello, era su marca distintiva y ahí se quedaría.

Continuó con su paseo, no fue muy largo, pero se entretuvo pensando en todas las cosas que había hecho en ese mundo. Pensó en la manera en la que se perdonó a sí mismo en los brazos de la figura número dos por todo lo malo que había hecho, en como también había podido aceptar que había lastimado a sus antiguos compañeros y, aunque en pensamiento, se había disculpado como hace mucho tiempo debió hacer. Pensó en que finalmente había podido hablar con Sasori de todo lo que nunca pudo la primera vez, incluyendo el agradecerle por todos los consejos que le había dado. Pensó en su líder, y en cómo había podido demostrarle que podía superarse, que no se había equivocado en reclutarle, que podía ser fuerte al mismo tiempo que podía ser la debilidad de alguien. Pensó en su equipo de Akatsuki, no se había llevado precisamente bien con todos, pero se enorgullecía de cómo se mantuvo firme y no permitió que nadie le pisotease.

Inevitablemente también pensó en el Uchiha, y en toda la locura que había sido llegar a donde estaban.

"¿Es eso lo que quieres?"

"Con él no, seguro"

Había pisado ese nuevo mundo observando unos ojos rojos, esperando que fueran igual de fríos que siempre, que lo único que irradiara su aura fuera oscuridad para todos, incluyéndole. Había esperado ilusiones dolorosas, momentos incómodos y silencios apabullantes... y lo cierto es que tuvo un poco de todas esas cosas.

Pero...

"¿Y lo querrías con alguien más?"

"¿Ese alguien más lo querría conmigo?"

También había recibido más de lo que jamás imaginó de su parte. Conocerlo, saber su historia, formar parte de su vida, así fuera en medio de una tormentosa situación, es un regalo que no se arrepiente de haber recibido. No tanto porque tuvo la oportunidad de entender que a veces hay dolores tan profundos que no se reflejan en el exterior, sino porque también comprendió que es gratificante sanar esos dolores, aún si no son suyos. Había estado allí para ayudarle a salir de ese pozo profundo de redención en el que él mismo se había metido por culpa de otros, y aunque solo estuvieron apenas unos segundos sobre la superficie...

"Si"

"¿Qué?"

"Esa persona... si lo querría"

Fue el momento más maravilloso que había experimentado en la vida. Porque por ese escaso tiempo, había sentido que todo era posible.

Se había preocupado por muchos meses no cumplir con su parte del trato, pero aparte de eso también le había puesto inquieto no poder conseguir aquello que las figuras le habían recomendado en un primer momento "Solo se feliz"; Llegó incluso a perturbarse porque cuando la número tres se lo pregunto directamente, él realmente no había sentido que la respuesta fuera positiva.

Ah, pero ese momento... en esas horas en donde todo aquello imposible de tener para ellos había estado en la palma de su mano, no solo se sintió esperanzado, también se llevó consigo un hermoso sentimiento que, aún en ese momento, no le abandonaba. Y no lo haría.

A Deidara ya no le preocupaba ser feliz...

Porque ya lo era.

Era absoluta e irremediablemente feliz, sin nada por lo que estar triste, sin odio con el cargar, y mejor aún, sin nada que lamentar.

Se sentó en el borde de un acantilado, ese en donde había reído con ganas cuando ese par de locos creyeron que habían perdido la apuesta y luego le habían abrazado como solo la familia sabe hacer. Se quedó pensando en ello, y también en que estaba a solo un par de minutos de aquella cabaña solitaria en donde había logrado ver un lado único del Uchiha que nadie había visto.

En esa misma posición le encontró Itachi, sentado cerca del borde mirando el cielo con aire distraído.

- Hey - Sonrió al sentirle llegar, girando un poco la cabeza para verle - Tardaste más de lo que pensé.

"¿Qué?" El Uchiha frunció el ceño, totalmente desconcertado. Esa no era para nada la bienvenida que había estado esperando, es más, no había esperado ninguna. Se había figurado que Deidara debía estar muy lejos oculto en algún lugar o plantado en sus dos pies para explotarle la cabeza, pero no ¿Acaso su compañero misterioso no le había dicho nada?

- Eh, pero no te quedes ahí parado. Por lo menos disfruta un poco de la vista - Y miró al frente del nuevo, viendo como el sol comenzaba lentamente a ponerse. Habían algunas nubes negras a lo lejos, pero eso le quitaba lo bello al paisaje.

 "¿Realmente...?" Dudó, más luego contuvo la mueca, si Deidara no lo sabía cómo mínimo debería decírselo él. Nunca le gustó esa parte, ya había sido difícil hablar con naturalidad con su hermano después de asesinar a sus padres y se figuraba que ahora sería igual. Incluso muchísimo peor, porque le había permitido conocerle mejor y de seguro, a diferencia de Sasuke, podría ver sus verdaderos sentimientos.

Dió un paso al frente.

- Deidara...

- Lo sé, Itachi.

Cualquier pretensión de aparentar normalidad se esfumó mientras los ojos del portador del Sharingan se abrían demasiado. Puede que Deidara no lo supiera, pero acababa de decirle unas palabras terriblemente parecidas a las que le había dicho su madre el día de la masacre del clan; Sus padres, a diferencia de los demás, le habían estado esperando. Esperaban con tranquilidad que él viniera a acabar con ellos.

Así como él.

"Dei..." El que le hubiesen avisado de lo que iba a hacer no le sorprendía tanto como el hecho de que no hubiera huido. Deidara siempre había sido como una explosión, impulsivo y dispuesto a hacer las mayores locuras para demostrarle al mundo que podía contra todo lo que se le atravesase.  Tampoco era de los que se rendían tan fácil, por ello había esperado que se esforzase con uñas y dientes para no dejarse vencer aún si era imposible, no que simplemente lo... aceptara.

Con lentitud despreocupada Deidara se acomodó un poco más derecho, pues había estado inclinado y apoyado en una mano para ver mejor el sol. Ahora estaba totalmente erguido, aunque aún no le miraba. Le seguía dando la espalda lo cual volvía mucho peor el panorama para el Uchiha pues, verlo en sentado en esa recta posición de quién espera, le recordaba horriblemente a ese día. Sobre todo porque se veía tan tranquilo.

Y no podía terminar de entender el motivo.

- ¿Porque no huiste...? - Susurró con una nota adolorida, y el otro se limitó a mirarle de reojo.

- Me habrías encontrado de todas formas.

- Estás mintiendo.

- Si - Sonrió un poco porque no tenía motivo para negarlo. Si hubiese querido se habría podido ir muy lejos y vivir una vida larga gracias a la ayuda de las figuras y su don para desaparecerlo de la faz de la tierra, volviéndolo invisible para todos los de Akatsuki... Pero ahí está el detalle: No quiso hacerlo - Tienes razón.

- ¿Entonces, porque?

- No lo sé... - Estaba consciente de que seguía mintiendo, solo que esta vez era su decisión - Tal vez porque soy idiota, pero nunca lo sabremos.

Aunque él si lo sabía.

Recordó en ese momento la conversación que había tenido con las figuras y como había comenzado con él hablando sobre su idea y de lo que pensaba hacer. Sinceramente no esperó que ninguna se lo tomase precisamente bien, y tuvo suerte de hacerlo, porque la figura dos estuvo a punto de matarlo.

- ¿¡QUE!? ¡No puedes hacer eso! - Le gritaba sin miramientos con los ojos desorbitados - ¡No puedes! ¡Te lo prohíbo!

- Dos...

- ¡No pienso escuchar esa estúpida idea de nuevo! Me niego rotundamente a que pierdas algo tan valioso como tú vida para complacer a un tipo que no puede estar con alguien sin querer apuñalarlo.

- Dos - Llamó algo más serio ahora, provocando que la criatura resoplara.

- Ya lo sé, sé que es importante para ti pero no puedo estar de acuerdo. Es la idea más absurda que he oído, ni siquiera porque se tratase de Sasori habría dejado que hicieras algo como eso.

- Lo sé, lo entiendo - Trataba de tranquilizarla, pero era en vano. Por lo general era fácil lidiar con una revoltosa cuando alguna de las otras le echaba la mano, solo que ese día no se le hizo fácil pues las demás estaban tan poco predispuestas a apoyarle como ella.

- Tiene razón, rubio. No puedes hacerlo.

Deidara miró los ojos marrones que estaban igual de desubicados, y con parsimonia alzó una ceja.

- Está bien, ¿Porque no?

- Pues porque... - La pregunta le tomó fuera de base, y se encontró un segundo después balbuceando tontamente buscando alguna excusa - Porque... si lo haces tú... tú... rompes las reglas - Tras decir eso, abrió emocionado los ojos. Eso había salido de improviso pero tenía razón - ¡Ah, sí! ¡Romperías las reglas!

- ¡Eso! ¡Sí! - Brinco la número dos, feliz de tener algo de esperanza a lo que aferrarse - Acabar con una vida trae como consecuencia que al morir vayas al infierno, y eso incluye la tuya.

- Exactamente. Sería un suicidio, y si terminas en el infierno nada de lo que hiciste aquí valdría la pena.

- Es una teoría bastante lógica - Les concedió a ambos - Pero aunque fuera eso posible, no estoy preocupado por acabar allá.

La de ojos oscuros frunció el ceño.

- ¿De qué estás hablando? Por supuesto que es posible, si lo haces irías obligatoriamente al infierno.

- Eso no es del todo cierto... ¿No, uno?

Las criaturas miraron inmediatamente al mayor de sus hermanos en busca de una explicación y también algo de ayuda. El único problema es que siendo el líder como siempre era, no podía mentir en este caso, mucho menos si se trataba de su trabajo, no importaba cuánto quisiera a ese chiquillo.

- El tiene razón - Y tras certificar eso, se giró hacia sus congéneres con tristeza - No iría al infierno porque no está acabando con su vida en un acto egoísta, lo está haciendo por alguien más.

La número dos se veía visiblemente molesta.

- ¿Alguien más?

- Sasuke - Su suspiro de resignación fue más que depresivo - Si él acepta morir voluntariamente está salvando su vida. No es un asesinato, es un sacrificio.

- Pero no lo está haciendo por él - Rebatió la tercera, sus puños apretados - Lo que es más, hasta hace poco lo detestaba. Puede que ahora no lo odie pero sigue sin hacerlo por él, y no es un sacrificio si no lo hace por alguien.

- Que no lo esté haciendo por Sasuke, no significa que no lo esté haciendo por alguien.

En vista de que ya no tenía nada que agregar por el momento, Deidara se alejó un poco del drama para observar el sitio donde estaba. Las figuras le habían transportado de nuevo al lago cercano a la segunda base, ocultando su chakra del resto del mundo para que ninguno de Akatsuki le sintiera y viniera a ver; El agua ondeaba con soltura y a su mente llegó la imagen de él nadando en círculos, siendo interrumpido por la presencia de un Itachi que pocos minutos después se metió a bañar con él. Extrañaría mucho ese lugar, a pesar de todo, había pasado muy buenos momentos allí.

No supo que cara puso la primera figura, pero debió ser lo suficientemente obvia como para hacer a la segunda contener el aliento.

- Lo hace por él... - Su voz estaba rodeada de un pesar indescriptible. Se giró a mirarlo con los hombros caídos - ¿No?

El humano se limitó a sonreírle.

- ¿Porque?

Deidara se tomó su tiempo para pensarlo con cuidado, había querido explicar esa parte en un principio y lo hubiera hecho si no le fuesen interrumpido con la ola de quejas. Ahora que podía, necesitaba hacerse entender lo mejor posible.

- Porque él ama a su hermano por encima de cualquier otra cosa, porque sé que sacrificaría todo lo que tiene para que sea feliz, porque sé que le importa más de lo que le importa su propia vida, o la de cualquiera.

- Podrías huir si quisieras - Sugirió la uno, este sería su único intento de detenerlo - Sabes que te lo has ganado, y si lo pides podríamos desaparecerte sin problemas. Serías invisible incluso para sus ojos, él jamás podría encontrarte... - Contrajo su rostro en una mueca - Mocoso, estuve ahí para ver a ese Uchiha crecer... puede que no le importe su propia vida, pero sé que si lo hace la tuya.

- Lo sé.

- Él también hubiera querido que huyeras.

- ... Es probable.

No sé imaginaba a Itachi tan cruel como para solo desear que se quedase quieto mientras le mataba. Estaba convencido de que él también estaba anhelando que encontrara una forma de huir, y si pudiera hacerlo, sabía que no le culparía. Su interior le decía que de darse en caso de huir, el Uchiha, aunque desesperado por su hermano, estaría aliviado por él. Internamente alegre de que pudiese cumplir su sueño de volar libre de Akatsuki en su ave de arcilla.

Pero... ¿Qué pasaría con él después?

Solo le quedaría quedarse con las manos atadas mientras su hermano moría lenta y dolorosamente frente a sus ojos. Se imaginaba la escena de un Itachi buscando en infinidad de pergaminos y profecías la respuesta a un problema que, con su escape, ya no tenía solución. Terminaría a la final observando como aquello que había representado el futuro de su clan se desvanecía lentamente hasta desaparecer. Se tendría que quedar de brazos cruzados viendo a Sasuke morir luego de haber sacrificado tanto para protegerlo, para hacerlo feliz...; Habían millones de personas que sacrificaban cosas para alcanzar la felicidad, y solo una muy pequeña parte lo hacían por la felicidad de otros. Itachi era uno. Había perdido su aldea, su familia, sus padres, su reputación de ninja respetable, su futuro... Le había entregado su vida a Sasuke en bandeja de plata ¿Para qué? ¿Para que todo fuera en vano al final? ¿Para qué su sueño muriese con él?

¿Acaso un sueño era más importante que otro?

No hizo ni falta tratar de explicárselo a los Dioses, ellos también lo entendían, pero no por ello estaban de acuerdo.

- Escucha, mocoso, existen otras opciones mejores. Podríamos hacer un par de excepciones, tal vez podríamos romper algunas reglas, encontrar una mejor solución, no se... - Su voz se apagó y giro el rostro. Estaba hablando por hablar y lo sabía, habían reglas que no podían romper y tampoco podían involucrarse de nuevo en sus decisiones sin permiso.

Las otras figuras estaban más que impactadas por su comportamiento tan fuera de balance, nunca habían visto a su hermano mayor perder la compostura. No de esa manera, al menos.

- No te rompas la cabeza - Recordó las palabras de su Danna en lo que se acercaba y le palmeaba el brazo a modo de consuelo - Viví lo que tenía que vivir y un poco más gracias a ustedes. Llegar aquí fue toda una locura y quedarme lo fue muchísimo más, pero todo fue bueno - Le sonrió amplio a esos ojos grises - En especial gracias a tí, elegiste un magnífico competidor.

- Ahora no me parece tan magnífico... - Comentó sinceramente a lo que Deidara rió un poco.

- Descuida, lo sigue siendo. Y es por eso quiero hacer esto. Yo ya tuve la oportunidad de ser feliz, ahora quiero lo mismo para él, y si su hermano es su mayor felicidad, entonces quiero que lo tenga, aún si yo no estaré ahí.

El eco de su propia voz se desvaneció ante el sonido de la grama a su espalda. El movimiento no le sobresaltó, ni siquiera cuando sintió la presencia de Itachi apenas a medio metro detrás de él, o cuando escuchó el sonido filoso y metálico de la espada cortar el aire. Sabía que estaba parado allí, a punto de acabar con su vida, y sin importar lo curioso que resultara no sentirse molesto u ofendido, se quedó muy quieto.

Lo esperó...

Esperó por el impacto de la cuchilla cortando su piel por unos minutos que, aunque no fueron angustiantes como las personas creerían, si le extrañó no sentir movimiento alguno.

Estaba a punto de voltearse un poco para ver qué sucedía cuando el sonido de algo cayendo duramente al suelo captó su atención. Supo luego que eran sus rodillas cuando uno de los brazos le rodeó la cintura a la vez que ocultaba su rostro en la curvatura de su cuello. Ya no olía más a té, quizás porque con el apuro no pudo tomar antes de venir, aunque seguía oliendo muy bien.

- Odio cuando me mientes... - Algo de esa usual frialdad estaba perdiendo fuerza, sus palabras sonaban apagadas por estar contra su piel.

- Y yo odio cuando descubres mis mentiras - Se las apañó para sonreír.

- No tenías que hacerlo, no porque sea mi hermano.

- No lo hago por él, ni porque sea tu hermano - Procuró que su voz sonara igual de comprometida a como realmente lo sentía - Lo hago por ti.

Itachi enterró con algo más de fuerza su rostro, quedándose en silencio. Deidara en verdad quería decirle algo para tratar de hacerlo sentir así fuera un poco mejor, pero se detuvo cuando la punta de algo filoso se clavó sutilmente en su espalda, rompiendo la tela su ropa. El pinchazo era apenas perceptible, sabía que desde allí de seguro llegaría limpiamente al corazón y estaba bien por él. No estaba asustado, no estaba nervioso... estaba simplemente esperando.

No sé movió de su sitio, aunque si agachó la cabeza un poco, observando en silencio ese punto específico en su pecho que no tardaría en abrirse; El mensaje era más que claro: "Hazlo..."

Oyó una especie de inhalación profunda, titubeante... Sintió la mano de Itachi temblar ligeramente en su estómago, y puso la suya encima para demostrarle algo de apoyo. No quería hablar para no complicar las cosas, pero no supo que más hacer cuando sintió como su hombro comenzó lentamente a humedecerse.

"Oh..."

- No... - No se le pudo estrujar más el corazón, no había esperado ver alguna reacción tan abiertas por parte suya, y ahora que lo hacía, le afectaba tanto como a él - Está bien... estaré bien.

- No lo estarás.

- Lo estaré a donde iré - Prometió muy seguro, recargando su cabeza junto a la suya con cariño - Confía en mí.

- Confío en ti.

- Entonces, déjame ir.

Le escuchó respirar muy hondo de nuevo, también podía oír como el metal se tambaleaba, signo de que la mano que la sostenía no estaba para nada firme; Sabía que estaba dudando demasiado, estaba sufriendo por tener que hacerlo, y era horrible no poder hacer nada más por él.

"¿Tanto significo para ti?" Nadie se había preocupado tanto por su vida antes, nadie le había considerado tan importante, y ahora él parecía agonizar por la idea de matarlo.

Un sonido llamo la atención de ambos, así como la presencia de alguien que súbitamente aparecía en el lugar. Ninguno se sorprendió realmente, Itachi porque le conocía de varios años y Deidara porque conocía esa técnica de teletransportación como si fuera suya.

Tobi.

O mejor dicho: Obito.

- ¿Ya terminaste? - La impaciente crueldad de su voz era algo difícil de ignorar - No puedo esperar todo el día.

Itachi estaba tenso, podía sentirlo ponerse rígido a su espalda, dejando de temblar de dolor para hacerlo por ira.

- Fuera.

- Solamente te aviso que tú hermano se sigue muriendo. Soy un ninja, no un Dios milagroso, si no te apresuras en deshacerte de ese rubio va a ser más difícil que Sasuke no desaparezca como todos los Uchiha.

- He dicho fuera - Estaba levantado ahora. No tenía ni una sola lágrima en el rostro, lo único que allí resaltaba era el distintivo brillo peligroso del Sharingan.

Hasta donde estaba Deidara le pudo ver rodando su único ojo visible mientras bufaba.

- No te pongas a la defensiva conmigo, tenemos un trato.

Ese deseo latente de que su vida terminase lo más pronto posible le hizo recordar la conversación que había tenido con la figura número uno antes de que las otras dos llegasen a formar el drama que resultó todo. Él se había acercado al Dios con intriga, preguntándole porque Obito se había tomado la molestia de investigar sobre el vínculo que compartía con Itachi y luego decirle a ese último que debía matarlo.

- Fácil, porque quiere que mueras.

- ¿Porque? - Exclamó el artista - No le he hecho nada en este mundo. Y en el otro solo hice explotar a su clon un par de veces, porque a él jamás lo llegué a ver en persona.

- Es algo un poco más complicado que eso. Verás, cuando te mencioné que vino aquí para corregir sus errores del pasado me refería literalmente a todos, no quiere dejar ningún cabo suelto que pueda arruinar su plan - Hizo una pausa algo larga - Cuando fuiste revivido por Kabuto y te encontraste con él ¿Recuerdas lo que le dijiste?

Tras poner una pose pensativa, el recuerdo de su fallida resurrección a manos del perrito faldero de Orochimaru floreció en su mente.

- Le dije que estaba muy bien donde estaba, o eso creo.

- Exacto. Y fue justo eso lo que llamo su atención, el que un asesino estuviera en un buen lugar no cuadraba con su lógica, comenzó a investigar sobre alternativas poco convencionales para las almas después de la muerte, y una vez que estuvo seguro de la existencia de dimensiones alternas que podían ser prácticamente iguales las unas de las otras, hizo todo lo posible por llegar a una que fuera lo más posible parecida a la suya. Resulte irónico o no, esta fue su primera parada.

- Tuvo suerte - Torció la boca un más que descontento Deidara.

La figura balanceó su cabeza de un lado a otro para mostrarse de acuerdo.

- Bastante. Está dimensión carece de algunas personas que si existen en tu mundo, e incluso me parece que es más pequeña; No es que eso le importe, claro.

- Eso no explica porque me quiere muerto justamente a mí, sin embargo.

- Porque cuando el Uchiha uso su Mangekyo Sharingan para ayudar a traerte le dió a Obito un pista valiosa: Que tú espíritu estaba en una dimensión en donde estuvieras más que relacionado con Itachi Uchiha, al menos lo suficiente para ayudarte. De modo que cuando llegó aquí hace semanas y vio cómo se comportaban estando juntos, asumió que eras tú.

- ¿Lo intuye o lo sabe? - Cuestionó frunciendo el ceño.

La número uno lo considero unos segundos.

- Me parece que está convencido, aunque no sabría explicar porque. Los Uchiha son muy intuitivos, pero ese no es el punto. El punto importante es que se quiere deshacer de tí porque te considera una amenaza, ya que tú sabes las cosas que van a ocurrir y como evitarlas si lo piensas con cuidado. No le conviene que estés vivo, mucho menos después de que notó tu evidente distanciamiento con Akatsuki. Puede que no sepa de nuestra existencia pero así como el Uchiha, el también presiente que tienes unos contactos lo suficientemente buenos como para darte una cuerpo nuevo - Señaló sus brazos, ahí en donde la piel lisa de su antebrazo se veía. De haber estado en su primera vida lo único que se vería serían las costuras de Kakuzu cuando le pegó de nuevo los brazos al cuerpo - Por eso también fue bastante cauteloso de que no levantases sospechas, porque no puede garantizar que una vez escapado no vendas esa información al bando contrario y vuelva a perder. Tardaría mucho tiempo en llegar a otra dimensión y no le convendría perder más tiempo.

Deidara echo la cabeza atrás con indignación, es decir ¿Era enserio?

- Jamás se me hubiera pasado por la cabeza hacer eso.

- Lo sabemos - Respondió la figura, sonriendo para demostrar que él si le creía - Pero él no lo sabe, y no va a arriesgarse. El Uchiha es el ninja más poderoso que conoce aparte de Madara, y se figuró que si había alguien que podía deshacerte de ti aún con respaldo, era él. Es por eso que instó tanto a Sasuke a usar tanto sus ojos, quería que se debilitara para...

- Garantizar que Itachi me matase - Wao, fue incluso más jodido decirlo en voz alta - Es un plan retorcido.

- Puede ser, pero al fin y al cabo estamos hablando de un Uchiha.

Un Uchiha ¿Eh?

A estas alturas de su vida él ya había conocido a algunos Uchiha, y sabía que no todos eran iguales. Sin embargo, ese estereotipo de hombres sin sentimientos que disfrutan masacrar y causar dolor con una sonrisa autosuficiente en la cara bien que le quedaba al sujeto con la máscara frente a él. Al menos tenía la suerte de que justo en medio, estaba otro Uchiha que definitivamente no encajaba en ese patrón.

- No pienso esperar toda la vida - Avisó con fastidio el enmascarado - El que cualquiera de los dos se muera no me interesa, pensaba que al menos a ti sí.

Como única respuesta, esos espirales giraron hasta fundirse en un patrón de líneas negras.

A Obito esa reacción le resultó graciosa.

- ¿Tanto te importa ese rubio que no soportas que este aquí cuando lo mates? - Continuó hablando a expensas de que Itachi estaba comenzando a achicar los ojos lentamente - Hemos asesinado juntos a ninjas mucho más poderosos que él... - Sondeó con cierto cinismo a un Deidara que le devolvió la mirada con molestia - Y más valiosos, además.

- Madara...

- Es un chico interesante, claro. Es una lástima que sea tan hablador, de lo contrario, incluso yo hubiera lamentado su muerte.

Deidara arrugó la cara con un desagrado más que notorio para luego abrir los ojos al ver como una ráfaga de llamas negras se estrellaba contra el enmascarado, salvándose únicamente por su habilidad de transportarse antes de responder con otra similar. La acción, por supuesto, desembocó en una lucha entre ambos Uchiha; Sin alterarse, el artista se puso de pie, observando la Katana enterrada limpiamente en la arena. Intuía el por qué Itachi no la había considerado para pelear, de seguro no quería tener nada que ver con ella.

Pero eso no aplicaba a él.

Vio a Itachi mantener una ruda pelea contra su antiguo compañero de matanza. Ambos eran bastante buenos y quería poder ayudarle, pero sabía que solo había una forma de hacerlo y no era con sus explosiones. No era usando su arte para hacerle ganar ventaja, no era huyendo para no estorbar ni mucho menos solo no hacer nada. No, lo que verdaderamente el Uchiha tenía ahora era mucha tensión y estrés encima por lo que tenía que hacer.

Tenía suerte, Deidara sabía cómo arreglar eso.

Siendo prontamente ignorado por los luchadores, su mano se cernió al rededor del mango del arma. El metal estaba frío, y tocarlo fue casi como poder escuchar de nuevo a la figura numero dos suplicándole.

- Dinos que podemos hacer por ti, pajarito. Ganaste la apuesta limpiamente y aún te debemos algo, puedes pedir cualquier cosa.

- ¿Cualquier cosa?

- Menos curar a Sasuke Uchiha - Sin mucho ánimo habló la de ojos grises - Obito ya se encargó de poner la muerte en su camino y no hay otra manera de salvarlo sin romper las reglas del Destino.

Deidara sacudió la cabeza.

- No estaba pensando en eso - Lo pensó un momento - En realidad tampoco estaba pensando en algo demasiado complicado.

- ¿En qué pensabas entonces? - El interés de la número tres era palpable, y las demás estaban en igualdad de condiciones.

- ¿Podría cada una hacerme un favor? - Pidió entonces, a lo que los Dioses se miraron a los ojos para después asentir. No sonaba como algo difícil de cumplir, y Deidara no era de pedir cosas demasiado complicadas.

La número tres llegó hasta él con sus ojos marrones llenos de tristeza.

- Dime, ¿Qué es lo primero que quieres?

- Quisiera...

El sonido de un trueno le hizo abrir los ojos que tenía cerrados. Alzó los ojos para echarle una última mirada a la lucha que se desarrollaba a un par de metros, con ambos Sharingan explotando su máximo potencial. Reprimió una sonrisa, los ojos de Itachi eran muy poderosos... Esperaba sinceramente que Sasuke pudiera entender la magnitud de ese regalo y apreciar el gesto como no había hecho con todos los demás; Con eso en mente, levantó la Katana, la sostuvo en el aire apenas un segundo, luego la giró completamente hasta que la punta quedó apuntando hacia su pecho, justo encima de su corazón. No fallaría, sabía que no lo haría... y le aliviaba.

"No hay nada que pueda devolverme lo que he perdido, pero tú me lo recuerdas"

No cerró los ojos.

"Soy cruel y egoísta y tienes razón al odiarme, jamás logré traer nada bueno... hasta que te traje a tí"

No vaciló.

"Gracias por convertirte en mi hogar"

Con toda la fuerza que tenía enterró la Katana en su pecho, traspasándole limpiamente. Se ahogó un poco, escupiendo sangre que se derramó por su mandíbula hasta caer al suelo. Se sentía como si algo le abriera de manera incómoda y brutal, su corazón brincó fuerte hasta estrellarse contra sus costillas, latiendo lo mejor que podía mientras más sangre se derramaba por los bordes, ahogando sus pulmones; Esperó solo unos segundos antes de sacarla de su cuerpo, pues gracias a su primera petición, esa había sido la parte fácil.

"Quisiera no sentir mucho dolor cuando suceda"

Los dioses, sin embargo, le habían desobedecido. No sentía poco dolor, netamente no sentía ninguno. De ninguna clase. Era capaz de sentir la abertura en su piel y el cómo eso le estaba poniendo frías las puntas de los dedos, pero nada más.

Obito Uchiha, bajo su máscara, esbozó una sonrisa más que complacida y se quedó quieto, ignorando el siguiente ataque de su rival ya que desde su posición había podido ver el espectáculo en primera fila. No tenía motivos de seguir peleando ya, tenía lo que quería.

- Te espero en el lugar que acordamos - Soltó entonces, dando unos pasos atrás para marcharse.

Ante el ceño fruncido del otro Uchiha, el falso Madara largó una breve carcajada llena de crueldad.

- Yo solo dije que para salvar a tu hermano Deidara tenía que morir - Ladeó la cabeza y levantó un dedo para apuntar tras él - El que creyó que no quedaba de otra que matarle, fuiste tú.

Se le paralizó el mundo entero.

El enmascarado desapareció como vino, pero Itachi apenas y noto su partida, estaba demasiado ocupado dando la vuelta, llegando justo a tiempo para observar a Deidara allí. Estaba de pie en el mismo lugar, intentando mantener la sonrisa mientras sus párpados se caían. El líquido espeso que ya había manchado casi todo el frente de su ropa goteo hacia abajo, dejando una impresión roja en el pasto; Persistió un segundo en el que solo se observaron, con los ojos del Uchiha agrandándose... Luego se desvaneció.

No veía mucho. Una oscuridad ya conocida oscurecía las esquinas de su visión, lo único que podía ver era un cuadro pequeño de imagen, y dentro de él, el rostro de Itachi lo ocupaba todo; Estaba recostado, podía sentir el pasto entre los dedos, el frío en los pulmones, el tartamudeante latido de su corazón atrofiado... y la suavidad de unos dedos que acariciaban su rostro una y otra vez.

- ¿Qué hiciste? ¿Porque lo hiciste? - Podía oír como no paraba de repetir eso, con algo haciendo presión en su pecho. Sabía que no debía hacerlo, que no tenía sentido intentarlo porque este era el resultado al que el mismo había considerado llegar... pero no resistía la tentación de hacer algo, de salvarle, de no quedársele viendo morir como a todos los demás... aunque fue en vano, la herida apenas cerro un poco antes de negarse a sanar.

Eso animó a Deidara, significaba que le habían cumplido su segunda petición.

"No sé si lo haga, pero si lo hace, no quiero que pueda curarme. Es mejor así..."

Itachi notó que el hecho de que no pudiera hacer nada para ayudarlo le había alegrado, y eso solo lo hizo quererlo y detestarlo al mismo tiempo.

Tosió sangre, ahogándose un poco en el proceso. Sin embargo era cómodo, a pesar del frío que trepaba por sus extremidades se sentía bien estar así. Era feliz y tenía a su persona favorita con él ¿Que más podía pedir? Podía quedarse ahí por siempre, viendo ese rastro de preocupación real en sus ojos mientras le quitaba la sangre que corría de sus labios, incapaz de escuchar más allá de esa voz que susurraba su apodo. Ah, ese apodo... era el que menos se lo decía, pero se alegraba cuando lo hacía. Justo ahora no existía nada más en su mundo que el frío, su voz y sus ojos.

Comenzaba a ver menos, con la imagen distorsionándose hasta desaparecer unos segundos, regresando más borrosa que antes. No estaba cansado, pero quería dormir, al menos por un segundo. Uno pequeño.

Tan solo... uno.

- No, no... - Apartó el cabello de su rostro al ver que quería cerrar los ojos - No puedes irte, Dei. Aún no, por favor...

Unos rostros familiares aparecieron a un par de metros, observando escondidos la escena. Los ojos más claros de todos dieron un inconsciente paso al frente, pero la otra persona a su lado le tomó del brazo, recordándole que esto era lo máximo que podían acercarse. No obstante, cuando las nubes grises amenazaron con llover, la misma persona alzó una mano, deteniendo de inmediato la lluvia. Esos dos merecían tener un último momento sin algo como el clima interponiéndose en medio, aunque de todas formas Itachi no notó el cambio. Se sentía... roto.

- No te vayas... - Murmuró, su frente contra la suya - Aún no me has vencido.

"¿Que dices?" Una linda sonrisa nació en su cara. No podía decirle nada, al menos no con palabras. Así que utilizó esa terquedad innata en él para elevar una temblorosa mano que se posó justo sobre su corazón. Latía con fuerza debajo de sus dedos, justo como aquella vez.

"Vencí justo... aquí"

El del Sharingan atrapó esa mano apretando los dientes, conteniendo el sonido ahogo que antecedió a las lágrimas que se deslizaron por su rostro hasta caer y fundirse con la sangre del chico caído "¿Porque él?" No podía dejar de preguntarse lo mismo ¿Porque él, entre todas las personas? ¿Porque siempre tenía que terminar sacrificando su felicidad? ¿Porque la vida se esmeraba tanto en quitarle de nuevo lo poco que le quedaba en el mundo?

Había visto esa mirada de lejanía muchas veces antes... se iba, se estaba marchando y esta vez no volvería; No podía revertirlo, no podía detenerlo...

Pero podía retrasarlo.

Unos ojos rojos fue lo que vió Deidara antes de aparecer en el mismo mundo raro en el que él Uchiha le había puesto aquella vez junto a su roca de pensar, solo que ahora ya no habían colores extraños, solo una claridad suave y corpórea; Estaba de pie en el centro del lugar, pero no duró mucho tiempo solo pues una alta y conocida figura se abalanzó hacia él para estrecharle en un abrazo.

"Ya lo hace mejor..." Tuvo que reconocérselo, devolviéndole el gesto con la misma fuerza. No pasó demasiado tiempo para que sintiera un beso en su cien, estaba bien, pero necesitaba algo más. Alzó la cara, esperando apenas un segundo antes de besarle ¡Ah, esto era justo lo que le había faltado hacer! No importaba que fuera una ilusión, era real para él.

- Te dije que terminarías usando tus ojos... - Negó Deidara fingiendo decepción.

- Es diferente está vez - Y le besó de nuevo, con algo más duradero y profundo. No se estaba quedando corto con las demostraciones de afecto y eso lo pudo confirmar cuando le susurró sobre su boca un -: Quédate.

- Todo lo que pueda - Le prometió él.

El tiempo es relativo en las ilusiones, a veces puede pasar muy rápido, o en ocasiones como esta, tan lento que alcanza para hacer todo aquello que olvidaste hacer. Como besar a la persona que quieres hasta cansarte y observar su rostro con la esperanza de siempre recordarlo de esa manera: vivo, fuerte, vivaz y feliz.

Deidara no creyó oír algo tan absurdo en sus dos vidas hasta que escucho en su oído ese "Perdóname" Porque no le recriminaba nada, había sido su decisión y seguía conforme con ella, daba igual que afuera su cuerpo estuviera tosiendo sangre, allí adentro jamás se había sentido tan en paz.

Una mano se deslizó de forma nostálgica sobre la extensión de su cabello.

- Me gusta.

- Lo sé - Lo había adivinado ese día de vuelta a la primera base, cuando dejó su cabellera libre a propósito - El tuyo es decente - Bromeó sonriendo, e Itachi hizo lo mismo - Prefiero tus ojos.

- Pensé que te irritaban.

- Aún lo hacen, sigo creyendo que son una estafa. Pero... - Los imaginó en todas sus facetas, desde el peligroso brillo escarlata que había visto en esa abertura la primera vez, hasta ese rojo suave que aferraba lo último que le quedaba de conciencia en el cuerpo a la vida - Son... arte.

Compartieron una breve risa ante ese comentario, en especial por lo irónico que resultaba que dijera eso cuando la mayoría del tiempo siempre se quejaba de ellos. No obstante, debía aceptar que justo ahora eran muy útiles, todo en el lugar era increíblemente realista y exacto, como aquella marca que le había dejado en la parte trasera del cuello. La trazó lentamente, lo reciente que estaba era un recordatorio de que no hace mucho habían estado perfectamente bien, rodeados en un mundo mejor.

- ¿Te arrepientes?

Había estado muy enfocado recordando ese momento como para notar que lo estaba mirando con mucha intensidad.

Le provocó sonreír porque la pregunta le resultó tonta, pero teniendo en cuenta que estaba muriendo lentamente por causa suya, encontraba normal que tuviera esa duda.

- No podría aunque quisiera - Su voz era divertida pero también sincera - Fue una primera experiencia muy buena.

- Pienso igual.

- No te pases de arrogante.

- No lo hago.

Pudo haberle reclamado por lo poco lógico que eso sonaba y que obviamente él tenía la razón está vez... solo que luego miro bien esos ojos. Y resultara loco o no, captó que ambos no se estaban refiriendo a la misma persona.

- ¿Es enserio? - Su expresión era acorde al grado de sorpresa que estaba experimentando - ¿De verdad?

A Itachi su reacción le resultó graciosamente adorable, más su voz siguió sonando grave.

- ¿Crees que te mentiría justo ahora?

"No, claro que no" Estaba seguro de ello, simplemente era curioso pues si rememoraba todo el asunto lo que le estaba insinuando el azabache no cuadraba con lo que había visto, hecho y pues... sentido, básicamente.

- Bueno, es bien sabido que eres el mejor mentiroso que existe. Ya le has hecho creer a las personas algo que no eres antes.

- Cierto - Más no se reservó el gesto conocedor - Pero yo no te he mentido.

- Ocultaste muchas cosas antes.

- Y luego hablé de cada una de ellas. Te dije que el nivel de fuerza no tenía que ver con usar el Sharingan y era cierto, dije que me recordabas a Sasuke y era cierto, te dije que me gustabas pero que no podía quererte y eso también era cierto... - Podía ver esa sinceridad al descubierto allí, convencida de cada palabra - Después de revivirme dije que las cosas cambiarían, que estaría ahí... todo fue verdad.

"Verdad..." Tenía varios pensamientos rondando esa palabra, primero el halago personal por haber sido lo suficientemente importante como para que un mentiroso no le mintiera y fuera sincero, pero también... que a pesar de todo, el que había sido experto engañando, dando excusas y ocultando cosas había sido él. Le había dado tantas vueltas para no serle honesto que resultaba impactante que el Uchiha confiase él, al contrario, debería esquivarle, detestarle, pero...

"Conozco muchas cosas de ti, pero no tanto como quisiera"

"¿Quisieras conocerme?"

Aun así quería conocer su historia, a pesar de que le había dado un millón de excusas para no hacerlo nunca perdió el interés o la esperanza de que algún día lo hiciera.

Y ese día sería hoy.

- Morí por primera vez hace mucho tiempo, justo de la misma forma en la que todo mundo sabía que lo haría... - Tenía esos ojos puestos en él casi de inmediato, escuchándole con atención y sorpresa  - Era una persona diferente en ese momento, algo más necio, cruel y orgulloso que ahora. No merecía tener otra oportunidad, pero la tuve.

Relató con cuidado todo lo que se refería a su primera vida, ocultando de forma inteligente la existencia de las figuras para pasar a la segunda. No era un contrato esta vez ni tampoco por una apuesta loca, simplemente quería seguir guardando ese secreto. Habían confiado en él para eso, y aunque no le culparían si lo hiciera, no rompería esa promesa.

No sé guardó nada. Ni su odio, ni sus malas acciones... tampoco su batalla contra Sasuke.

Al escuchar eso último, irremediablemente negó con la cabeza. Pero no sé veía impresionado, y Deidara lo notó.

- No luces sorprendido.

- Sabía que no podías dejarlo estar.

- Ahora me conoces bien - Sonrió grande, internamente feliz de que no le odiase por ello. Al contrario, parecía entenderle a la perfección - Fue una batalla épica, en especial el final.

- Me lo imagino. No te contuviste y elegiste morir antes de aceptar que podías perder.

- Suena peor de lo que fue.

- No lo creo - Dejo salir un suspiro de resignación - Lo peor es que aun así lo harías de nuevo, pelearías contra Sasuke y morirías por tu orgullo.

- No.

El Uchiha arrugó el entrecejo.

- ¿No? ¿No lucharías contra él?

- No... - Esbozo lentamente una sonrisa divertida - No moriría otra vez.

Una mezcla entre resoplido y risa se estancó en su garganta. Ese chico nunca cambiaria, eso era bastante seguro.

Tenía un montón de cosas que decirle, un sinfín de pensamientos personales que de seguro no se imaginaba que él podía llegar a pensar, mucho menos con la coraza de seriedad que siempre ponía. Deseaba decirlo todo, soltarlo todo, que él lo supiera todo... pero no pudo, porque el espacio a su alrededor comenzó a deformarse inevitablemente, y no solo eso, el cuerpo de Deidara comenzó a hacerse más ligero, más transparente, más etéreo...; El Uchiha apenas podía sujetarle ya, hacia su mejor esfuerzo para retenerle pero ni siquiera su poder era suficiente para detener la muerte.

Deidara batalló junto a él para mantenerse consiente, enfocando toda su energía hasta que simplemente ya no le quedó más para usar. Su cuerpo ya se había rendido en el mundo real, incluso su propio corazón. Si latía era porque el Sharingan lo mantenía así.

Era como aferrarse al más hermoso de los sueños segundos antes de despertar.

- Es todo lo que puedo - Se lamentó con tristeza, su tono distorsionándose en el aire.

- Deidara...

Sonrió.

- Que sean menos ilusiones para la próxima ¿Vale?

- ¡Espera! - Exclamó, incapaz de tocarlo ahora. Su cuerpo transparentándose desde sus pies, subiendo lentamente. Cuando ya iba por su cadera, Itachi verdaderamente compendio que sería la última vez que lo vería, que ahora solo le quedaba quedarse viendo mientras desaparecía para siempre.

"No." Se dijo "Aún no."

Una línea gruesa de sangre cayó de su ojo izquierdo a la vez que Deidara recuperaba algo de nitidez, al menos la suficiente para rodearlo de nuevo, para recostar su cabeza contra la suya, cerrando los ojos e imaginando un escenario menos doloroso. Un futuro como el que se había imaginado junto a él en esa primera base, un mundo posible en el que pudiera darle felicidad tanto a su hermano cómo a él.

A Deidara le daba lastima, tenía a la muerte tirando de su ropa hacia atrás mientras que Itachi se esmeraba en no dejarla cumplir su trabajo. Casi podía sentir el poder Uchiha obligando su corazón a latir y aferrando su alma al cuerpo.

- No puedes retenerme por siempre.

- Lo se.

A pesar de ello, el otro ojo comenzó a sangrar también. El artista suspiró, viendo cómo parecía tan tercamente predispuesto hasta de perder los dos ojos; La muerte tiró con más fuerza, y su contrincante hizo lo mismo.

- Tienes que parar, Sasuke necesita esos ojos ¿Recuerdas? No puedes perderlos, ni tampoco perderlo a él - Ante ese triste recordatorio el Uchiha no dijo nada, era cierto, pero se mantuvo callado en lo que él cerraba los ojos - Ya no hay nada más que puedas hacer por mí.

Lo sabía, pero se negó a soltar su alma, consciente de que lo que pasaría si lo hacía.

 - ¿Sabes? Te equivocaste en algo - Dijo entonces, aprovechando su silencio para dejar caer la mandíbula en su hombro. Tenía ese pensamiento guardado desde hace un tiempo y no veía mejor momento para decirlo - No lo has perdido todo, no realmente, siempre tendrás cosas que te recuerden a tu familia aún si no crees merecer tenerlas, como aquella foto... - La cejas oscuras se alzaron un poco, pero nada más - Tuviste muchas cosas, y perdiste varias de ellas, pero no todas. Como el ojo de Shisui, el honor de tu apellido, a tu hermano vivo para continuarlo... los recuerdos de todo lo que tuviste jamás podrán arrebatártelos, y por eso siempre tendrás un hogar al cual volver. No lo olvides.

"¿Hogar?" Le observó directo a los ojos, viendo cómo Deidara hacia lo mismo.

- Yo no soy tu hogar, Itachi.

- Eso...

- Tú eres el mío.

Puede que nunca lo creyera, que no pudiera terminar de entender mientras la muerte lo arrastraba que él había representado los más cercano a un sitio al cual volver. Tal vez no tuviera tiempo de explicárselo, pero deseaba que lo entendiera. Su ritmo cardíaco era casi nulo, la cuerda de su vida estaba sujeta por un fino hilo que, aún con Sharingan de por medio, estaba a nada de romperse.

Ese hilo vibró, agrietándose.

- Ahora si debes soltarme - La grieta lo abarcó todo y un trozo importante se separó de él. Ya no tenía más tiempo, de nada servía que sacrificase sus ojos en un caso perdido y por ello frunció los labios - ¿Y se supone que yo soy el cabezón? Debes...

- Te amo.

Ese azul celeste se abrio entonces con una conmovedora sorpresa al mismo tiempo que la fuerza de lo inevitable tiraba de él hacia atrás, arrancándole de sus manos. Creyó que no tendría tiempo, más la benevolencia de alguna figura le obsequió el segundo extra necesario para decir sus últimas palabras.

- Y yo a ti.

Deidara terminó por desvanecerse por completo en el mundo ilusorio, y a pesar de que Itachi deshizo el Genjutsu lo más rápido que pudo, solo alcanzó a vislumbrar el último atisbo de vida en sus ojos antes de sostener la mano que caía inerte de su pecho. Esa cabecita loca y dramática cayó hacia un lado, con la mirada perdida hacia un vacío en donde ya nadie podría alcanzarlo.

La lluvia nunca cayó, más si se escuchó el brutal sonido de los relámpagos y truenos. Fue bueno, sirvieron para callar el desgarrador grito de frustración que soltó uno de los últimos sobrevivientes de su clan, con los ojos sangrando mientras aún sostenía entre sus brazos a la única persona aparte de su hermano que había llegado a amar de verdad.

Estuvo allí un largo rato, intentando ver si el truco de la última vez funcionaba. Pero no, a diferencia de la vez anterior, no había ninguna chispa ahí que sus ojos pudieran encontrar. Su corazón ya no sangraba pero tampoco latía, y lo pálido de su piel solo era un recordatorio de que no había nada que pudiera hacer, ni siquiera él.

Cuando pudo recuperarse lo suficiente lo llevo entre sus brazos de regreso a la nueva base. Trato de evitar la construcción y seguir de largo, pero fue interceptado por una persona en particular por lo que su llegada a su destino se retrasó un poco; Exceptuando el contratiempo igual pudo llegar al lugar, era la cueva submarina que tanto le había gustado a ese chico. De modo que allí, con mucha dedicación y cariño, le sepultó. Incluso encontró una tumba muy dramática en un pueblo cercano, el diseño era hosco y tenía grabados de figuras raros, pero la escogió porque sabía que a Deidara le hubiese gustado.

Se recostó a un lado una vez terminado y no sé movió por tres días enteros. No derramó ninguna otra lágrima, solo se quedó allí, queriendo acompañarle tanto como fuera posible.

El único motivo por el cual no se quedó ahí hasta desaparecer, es porque su sabía que su hermano no aguantaría mucho más sin su ayuda. Así que abandonó el lugar, sellando la entrada con su propio chakra y fue hasta el sitio donde estaba su hermano.

Al menos podría salvar a uno de los dos.

Lo único que Itachi Uchiha no sabía, es que aún faltaba mucho por ver. Porque en el dolor del luto había olvidado por completo que Deidara ciertamente tenía una "Cabecita loca" y ese trío de bipolares que andaba junto a él, eran mucho peores.

 

 

 

 

 

 

 

 

Continuará...

Notas finales:

Ahhhhhhhh lloré como una maldita cuando hice este capítulo, y lloré más aún cuando lo edite. Joder, que fue todo muy fuerte ¿No?

¿Alguien por ahí quiere matarme? ¿Si? ¿No? Descuiden, aún falta historia.

Ahora, cambiando un poco el tema, en vista de que estos capítulos son los finales quiero anunciar aquí algo que ya le he dicho a Reabasarab por otra plataforma. Les quiero ofrecer a ella y a Edmary la posibilidad de escoger dos escenas cada una en una sección a lo “¿Qué hubiera pasado si…?” Me explico, en la historia sucedieron muchísimos eventos y es normal pensar o querer que las cosas hubieran sucedido de manera diferente o, en su defecto, la misma escena con una persona diferente. Ejemplo: ¿Qué hubiera pasado si durante su intoxicación fuera Sasori el que estuvo con él al despertar todo drogado? ¿Qué hubiera pasado si Itachi hubiera conocido a las figuras en X capitulo? ¿Qué hubiera pasado si el sedante de Sasori hubiera sido completamente inyectado en Deidara? ¿Qué hubiera pasado si en el capítulo 21 Pain no fuera salido de la base? O mejor ¿Qué hubiera pasado si en ese mismo capítulo Pain e Itachi cambiasen papeles y fuera el Uchiha quien se quedase? ¿Qué hubiera pasado si en vez de una nota Itachi le fuera pedido directamente que se quedase? En fin, hay un montón de posibilidades. Posibilidades que ahora tienen la posibilidad de ser factibles en un apartado que hare muy pronto cuando tenga todas las escenas (Y cuando vuelva de mi crucero personal de flojera por ahí el año que viene xD)

Serán entre 6 y 10 escenas, una para cada capítulo. Ninguna va afectar la línea original de la historia. Ah, y necesitare los detalles que quieran.

¿Qué está permitido?

1_ Cambiar el ganador de la apuesta, pero deben especificar el capítulo. De sugerencia, deberían escoger capítulos del 21 en adelante para que tenga sentido.

2_ Cambiar un evento siempre y cuando tenga lógica, ósea, no me pueden pedir “Que a Deidara no le hubieran dado un deseo pero que Itachi no muera” Es como .-. Tampoco me pongan a parir tanto xD Me refiero a que jueguen, cambien ubicaciones, cambien acciones, el punto es divertirse.

3_ Querer ver lo que hacía un personaje. Es decir, por ejemplo, si en el capítulo 16 nos centramos en Itachi durante la auto puñalada de Deidara, pueden desear lo mismo pero desde el punto de vista de Sasori o Pain. También pueden salirse del romance o solo querer saber que hacia un personaje, como cuando Sasori se iba tanto de la base, cuando Itachi se fue aquella vez después de dejarle dormir en su cuarto o Pain después de ponerle el sello y sacarlo de la habitación.

OJO, como serian flashbacks o escenas en las que solo abundarían pensamientos es posible que sean cortas o no tan largas. Pero bueno, parafraseando a mi madre: Ese es su peo xD

4_ Mas escenas cochinas 7u7 Pero EH, que tengan sentido. Que sea algo que sucedería en la línea de este Canon y con la pareja que escojan. No es que me van a poner a Itachi Uchiha decir “Te voy a follar bien duro, baby” Porque no, en esto no cuadraría ni con fe.

5_ Agregar escenas, pero OJO, que tengan sentido. Por ejemplo: ¿Qué hubiera pasado si en vez de la figura uno fuera el mismo Obito el que le explicara su plan a Deidara? Así sí. También pueden decir detalles de un momento o que sea más amplio ¿Ejemplo? La conversación entre hermanos con Uchiha ciego o la de Pain raquítico con Naruto.

¿Qué NO está permitido?

1_ Que me compliquen la vida xD Ósea, no me pidan escenas llenas de complicaciones, que lleven demasiadas explicaciones como una clase en vivo de dimensiones con las figuras, como funcionan sus poderes o una verga similar.

2_ Sexo con Sasori XD ¡Okey! Ya dije que podían cambiar el ganador pero es que con Sasori no me resulta lógico, así que desean un ganador diferente la opción está bien sexy y tiene el Rinnegan bien puesto.

3_ Descripciones detalladas de peleas.

4_ Violaciones.

5_ Un final diferente en este segundo mundo. Deidara se muere porque se muere, lo que me pueden pedir es como hubiera sido su deceso de ser otro el ganador, y como aquí no habría sexo, si pueden pedir por Sasori. En las curiosidades de los últimos capítulos verán algunas ideas de como seria.

6_ Pedir algo diferente en el capítulo final. Ese último se queda tal cual, si lo desean diferente usen su imaginación. Los cambios son del 1 al 32.

7_ Ah, no, espérenme. Si pueden cambiar la muerte mas no quitarla, por ejemplo, pueden quitar la parte de que Deidara se sacrifica por Sasuke pero indiferentemente deben saber que lo matare de todas formas xD Y lloraran, bien duro Jaja

Para los demás lectores solo diré que yo no tengo tanto tiempo como para pensar todas las escenas, denme sus sugerencias y el porqué, si me gusta o llama mi atención, la pondré y añadiré su nombre con una dedicatoria si quieren. Solo que no será obligatorio, puedo decidir si hacerlo o no. A diferencia de con mis lectoras que me va a tocar tener que complacerlas xD

Pajarita, a ti sé que te tendré fija diciéndome que quieres. Por otra parte, a ti Edmary te tengo algo desaparecida. No te preocupes, tienes mucho tiempo de decidir y pensar, pero si para cuando suba los dos primeros capítulos en los siguientes meses no tengo tu respuesta, tendre que escoger las escenas por ti ;c

Espero las peticiones en los comentarios, un saludo ;3

Con amor, Menma.


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