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Inevitable Destino (Resubido y Finalizado) por Menma Lightwood-Uzumaki

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Notas del capitulo:

Sinceramente no tengo mucho que decir salvo gracias a los que apoyaron la historia de principio a fin. A mí chico por haber aportado tantas ideas creativas y apoyo moral para continuar :3 A Edmary por darme mi primer comentario en esta historia y a mí querida Drey por ser una persona espectacular... Y por enseñarme que existía esta carita: OwO JAJAJJAJ

El resto de las curiosidades al final!

Posdata: Drey, te reto a que encuentres los momentos en los que me acordé de ti UwU

Siempre había tenido sueños peculiares.

No podía recordar un momento en que hubiera soñado con algo típico de un niño, como caricaturas y dibujos animados, o de un adolescente, como películas, viajes, romance o alguna pelea. Su cabeza siempre fue una especie de rompecabezas extraño que le proporcionaba información, a según él, rara. Aun así, le gustaba soñar, puede que lo que estuviera viendo no tuviera el más mínimo sentido, pero no se contrariaba demasiado cuando eso pasaba. Al contrario, ver esos paisajes y escenas extrañas de él haciendo cosas que solo se ven en las series le resultaba interesante y divertido.

El día de hoy estaba viendo uno de los escenarios menos recurrentes en su repertorio de imágenes. Estaba mirando el agua moverse, y pensaba en lo curioso que era ese hecho porque el lago era aislado, pero tal vez se debía al viento fuerte que había; Algo le hacía cosquillas en las manos, y cuando se inclinó a ver se encontró con un montón de objetos en el fondo del agua.

Una pequeña marioneta con una cola muy larga.

Un espiral púrpura que nunca dejaba de girar.

Y un cuervo con los ojos rojos y brillantes.

Ya los había visto antes por separado en sueños diferentes. En realidad, el que estuvieran juntos era lo que volvía todo muy intrigante y curioso.

Pensó en tomar uno, solo que su idea fue detenida por el sello extraño que tenía en el antebrazo. Suspiró un poco al verlo, las letras eran raras y por más que había intentado grabarse el significado al despertar lo único que podía captar era una sola palabra.

"Bloqueo"

Pues bien que eso le quedaba bien a lo que hacía, que era básicamente impedir tocar cualquier cosa que le llamaba la atención. Nunca faltaba que le detuviera antes de querer sostener algún objeto, y para las veces en que su terquedad le impulsaba a pelear, se encontraba despertando un segundo después; La diferencia está vez, es que el sello no le había detenido para cumplir su trabajo, sino porque estaba reluciendo. Brillaba tanto que apenas le dejaba ver algo, de modo que cerró los ojos para no quedarse ciego.

Cuando los abrió, ya no tenía ningún sello en el brazo.

Tampoco estaba en ningún lago, sin ningún objeto conocido al frente.

Simplemente estaba en un espacio totalmente vacío que nunca antes había visto, y en medio de él, había una pequeña forma negra, como del tamaño de un ave. Verla le causó una nostalgia extrañamente poderosa que no podía comprender, y se acercó a ella hasta que pudo sostenerla entre las manos.

Tenía dos ojos muy hermosos, y parecían hablarle por sí solos.

"Te extrañé"

Y como en los sueños nada nunca tenía sentido, ladeó la cabeza con curiosidad.

"¿Que tanto?"

"Mucho..." Azules, los ojos de esa cosa eran increíblemente azules, grandes y llenos de cariño "Te extrañé muchísimo, pajarito"

Un súbito rebote de lo más malintencionado le sacó de su mundo de ilusiones con un gruñido. No le hacía falta ni siquiera preguntar quién era, se limitó a quedarse quieto hasta que el sueño volviera lentamente a él como el buen aliado que era. Claro, que tener un aliado comprensivo no servía para una mierda si el enemigo en batalla era tan irritante que ni el adormecimiento de cuatro días en vela le ganaba a sus gritos.

- ¡Arriba! ¡Ya es de día! - Irritante, su voz era increíblemente irritante en la mañana - Si sigues en la cama la gente va a pensar que te dió un paro cardíaco y me echarán la culpa.

"Tal vez si solo le ignoro se vaya... " Era un pensamiento vacío y lo sabía, por ello no le sorprendió el que su dolor de culo personal alzara la voz con pánico dramático.

- Oh, no me digas que si moriste... - Escuchó una exclamación ahogada de terror - ¡Mierda! ¡No te puedes morir aquí! ¡Soy muy joven y bello como para terminar en la cárcel! - Entonces comenzó a murmurar en un tono más bajo - Ya decía yo que debía tomarme ese medicamento contra el sonambulismo, pero es que joder, jamás pensé que pasaría de robar la comida de la nevera a matar a alguien dormido...

"Este tiene que ser subnormal" Su versión interna que recién se despertaba se pegó tremendo facepalm al escuchar tanta idiotez junta.

- Me podrían acusar por homicidio nocturno... - Medio razonó para sí mismo, logrando volver a la fase de la histeria - ¡No, no, no, no, no! ¡No puedes morirte aquí! ¡Auxilio, se muere! ¡Ah, ya se!

Justo cuando consideraba la idea de abrir los ojos solo para darle un alto a tan molesto escándalo, algo duro se hundió contra su estómago en una especie de empujón, provocándole no solo un despertar abrupto, sino también que se quedase sin aire, tosiendo como si la vida le fuera en ello.

- ¡Estás vivo! - Celebró el chico de lo más feliz, con las manos aún pegadas a su abdomen.

Luego de ahogarse como nunca en su vida, el recién despertado dejo de toser, tomó impulso desde el fondo de su ser y luego le estrelló el dorso de la muñeca en la cabeza, sacándole un quejido adolorido.

Eso, claro está, no le quitó la rabia que sentía.

- ¡Joder! ¿¡Eres imbécil o le tiras piedras a los aviones!? - Tosió otro poco más, su cara aun contraída por el dolor - ¿¡Qué coño estabas haciendo!?

El otro, recién recuperándose de su propio dolor, se incorporó sobándose mientras le miraba con obviedad.

- ¿Qué clase de pregunta es esa? Si es más que obvio, te estaba haciendo RCP.

Por poco le explota la vena en la frente.

- ¿¡Y desde cuándo el RCP se da en la boca del estómago!? ¿¡Que era lo que querías resucitarme!? ¿¡El esófago!?

- Es tu culpa por tardar tanto en despertar - Se desentendió el otro apuntándole con el dedo - Casi me da ataque, además me habías dicho que te despertase si pasabas de largo.

- No - Corrigió muy serio - Eso te lo dije una vez hace siete años y por estupideces como esta es que más nunca te lo he vuelto a pedir.

- Yo solo estaba cumpliendo con mi deber cívico como tú compañero, no quería que llegarás tarde a tus clases y pensé que me lo agradecerías... - Había tratado de decirlo de la manera más lastimera y convincente posible, pero el recién despertado le observó entrecerrado los ojos.

- Izuna, sabes perfectamente que tengo puesta la alarma para eso. Lo que tú querías era que me diera un puto infarto.

Izuna, viéndose prontamente descubierto en su artimaña, comenzó a reír con cierta diversión a la vez que vergüenza. Ciertamente era una chico bastante guapo, su cabello negro y largo combinaba a la perfección con unos chispeantes ojos del mismo color que por lo general eran bastante coquetos y traviesos. Era la persona menos seria en todo el mundo, pero tendía a ser un poco más infantil cuando se trataba de su compañero de cuarto. No podía negarlo, le encantaba demasiado fastidiarle, y era difícil abstenerse de hacerlo cuando el otro tenía tan pésimo carácter.

- Es probable - Admitió aun riéndose de su pequeña travesura, más al notar como el otro rodaba los ojos, se tiró sobre él y le aplastó en un abrazo - ¡Ya no te me enojes tanto!

- ¡Salte de encima, animal! - Le puso una mano en la cara, de modo que quedaron en una pose bastante chistosa con uno tratando de seguirle abrazando y el otro repeliéndole como si fuese una araña platanera.

- ¡Oh, vamos! ¡No seas tan amargado, Dei!

El buen ánimo del de cabello oscuro fue cortado cuando un pie conectó con su pecho, haciéndole caer de la cama con un golpe sordo. Por otra parte, un ya despertado Deidara se levantaba con cansada resignación pues era imposible que pudiera tener un despertar tranquilo con tanta enfermedad mental en el aire.

A Izuna, quien le sobraba flojera, se quedó aplastado en el piso con una sonrisa divertida.

- Hoy tenemos muchas horas libres ¿Que vamos a hacer?

- Primero, soy yo quien tiene horas libres - Especificó en lo que buscaba abrir el closet para elegir la ropa que se podría - Segundo, lo que hagas tú no lo tengo porque hacer yo. Y tercero ¿No te cansas de fastidiar?

- Muy bien, respondamos a esas dudas - Comenzó el azabache elevando un dedo - Primero, sabes que no tengo que ir a clases si no quiero, porque de todas formas nunca me van a decir nada.

Deidara suspiró, puede que Izuna tuviera de mejor prospecto educativo lo que él de entrenador de yoga, pero tenía una ventaja que nadie tenía: Era hijo del dueño del lugar. Por este motivo, y porque su padre no tenía intenciones de darle el gusto de expulsarlo para que se gastara la herencia familiar en comida y posters de chicos tatuados, no había nada que Izuna pudiera hacer para ser expulsado. Le ponían trabajos extra, pero no mucho más.

Tal vez fue por eso que al principio de llevaron tan mal. Para aquella época el carácter del chico era demasiado presumido y elevado, por lo que fue imposible que se llevaran bien cuando Deidara se encargó de bajárselo de un puñetazo.

Tenía como nueve años y estaba en la sección infantil del recinto viendo clases, recordaba haberse hecho con cartón, papel y pintura una especie de parche en el ojo izquierdo que a todo el mundo le gustó. Todos menos Izuna, quien a verse opacado con su auto de plástico, no tuvo reparo en tirarle pintura al rubio en la ropa. Se había regodeado pensando que Deidara no se metería con él por su posición pero ¡Oh, sorpresa! La secuencia de putazos que recibió en la cabeza fue una con la que hasta Street fighter se quedó pendejo.

Ambos fueron castigados a quedarse a limpiar el aula, y por supuesto que Izuna no estaba feliz con eso.

- ¿¡Porque tengo que quedarme a limpiar con la Barbie tuerta!? - Chilló con indignación antes de que un bote de pintura cerrado le golpease la cabeza - ¡Auch!

- Ya basta - Su maestra les había mirado a los dos con severidad - De aquí no sale ninguno hasta que arreglen el desastre que hicieron.

De modo que valiendole las quejas de ambos niños, se fue cerrando la puerta con llave. Esa medida de seguridad era más para Deidara que otra cosa, el chico tenía una habilidad innata para destruir cosas y escaparse hasta por el más mísero hueco posible, así que mejor prevenir que lamentar.

Estuvieron no menos de cinco minutos en silencio, luego por obvias razones comenzaron los insultos, los empujones, las malas comparaciones y cuando por fin la cosa no podía escalar a peor, Izuna le comentó que parecía una niña en cubierto. La idea original de Deidara había sido lanzarle otro bote de pintura, pero fuera suerte o no, ese estaba mal cerrado, por lo que en menos de un segundo Izuna terminó con la cabeza manchada de un espeso color amarillo que le chorreó hasta caerle por la mitad de la cara.

- ¿Quien es la Barbie tuerta ahora, eh? - Su voz infantil llena de arrogancia por la victoria - ...¿Ah? - Su confusión creciendo cuando el otro niño arrugó lentamente la cara hasta componer una mueca compungida - ¿Ahora que...?

Izuna se echó a llorar.

Y no uno de esos llantos por berrinche que solía hacer para que le dieran algo, ese era uno de profundo lamento. De los que hasta provoca llorar también de solo escucharlos. Deidara se había quedado con la cabeza ladeada en una especie de confusión rara al ver esa reacción tan repentina, pues lo que para esa época no sabía, es que el pequeño presumido venía de una familia en donde predominaban los tonos claros en casi todo, salvo a veces los ojos. Izuna había sacado esos y la apariencia de su padre, pero para un niño que había perdido a su madre recientemente, el oscuro cabello que tenía era lo único que le recordaba a ella.

Siendo víctima de una profunda simpatía, Deidara paso cuarenta minutos encima de una silla, inclinando la cabeza de Izuna sobre el lavamanos para lavarle el cabello con el shampoo especial del conejo hasta que se le cayera toda la pintura.

- Ya no seas tan llorón - Le recriminó el pequeño rubio mientras le secaba la cabeza con una de las cortinas - Está limpió ya.

- ¿No me lo tendrán que cortar? - Preguntó sinceramente aterrorizado.

- Que no.

Izuna se secó el último resquicio de lágrimas con la misma cortina, luego hizo un mohin con algo de pena.

- Gracias...

- Agradece mejor que no te lance el que es para pintar las paredes - Arrugó la cara y se cruzó de brazos - Te merecías eso por haber dicho que parezco niña encubierto.

- Pero... es que si lo pareces - Comento Izuna con inocencia esta vez, a lo que Deidara por cuestiones de cansancio (Estuvo restregandole la cabeza como las indígenas cuando lavan ropa) optó por vengarse haciéndole un brutal ataque de cosquillas que la víctima trato de regresar sin mucho éxito.

Para cuándo la maestra volvió dos horas después el salón seguía siendo un total desastre, pero determinó que había valido la pena cuando vio a ambos enanos hablando sobre sus películas favoritas mientras jugaban un raro juego de cartas que implicaba meterle un golpe en la cabeza al que perdía.

Deidara sacudió la cabeza con una sonrisa, ese juego había sido la sensación por varios años hasta que accidentalmente en una borrachera había golpeado tan fuerte a Izuna que el pobre olvidó su nombre como por dos horas. Ahora preferían las cartas normales.

- Segundo - Prosiguió un Izuna de ahora casi veintiun años - Mis planes siempre son creativos, te divertirias más acompañadome que quedándote acá sin hacer nada.

- Izuna, el noventa y nueve por ciento de tus planes indican acosar a Madara, y hoy no ando de ánimos para invadir el espacio privado de la gente.

Cuando tenían catorce y quince años respectivamente, había llegado de transferencia a su salón un alto chico con cara de gorila estreñido (O al menos eso pensaba él), su cabello era negro, alborotado y muy largo. No parecía fijarse en nadie en particular y lo cierto es que tampoco le importaba verse indiferente.

Ah, pero hubo uno que si se fijó en él.

- Dei... - Murmuró un Izuna que prácticamente podía iluminar un campo de fútbol por lo mucho que le brillaban los ojos - Míralo... tan solo míralo.

Deidara le echo otro vistazo, y una vez verificó que seguía teniendo cara de crustáceo avaro, alzó una ceja.

- ¿Y?

- Está guapísimo... - Suspiró tan fuerte como sus pulmones lo permitieron - ¿Viste esa cara?

- ¿La de culo? Si - Su broma fue ignorada pues el otro seguía demasiado interesado en ver al nuevo chico respirar - Izuna... - Le advirtió muy serio - No te vayas a ilusionar tan rápido.

El azabache frunció el ceño y le miró como si estuviera loco.

- ¿Quien crees que soy? Por supuesto que no me voy a encaprichar con alguien que recién conozco.

- ¿Tienes un lápiz?

- ¿Eh? - Los ojos de Izuna se ampliaron cuando el chico nuevo le puso una mano en el hombro. Casi pudo jurar que tenía un coro de angeles por detrás, uno tan bello y hermoso que no le salió decir nada, solo se limitó a entregarle su propio lápiz con una cara de boba ensoñación; El joven le dió una seca cabeceada como agradecimiento, pero él prefirió esperar a que se fuera para voltear a ver a su mejor amigo con la mayor de las convicciones - Me voy a casar con él.

Deidara respiró hondo a la vez que ponía los ojos en blanco.

Izuna perdió la clase porque no tenía más lápices para copiar, pero le sirvió para mirar fijamente por más de dos horas a un ignorante Madara que no tenía ni idea de que había ganado un admirador. Su fascinación fue observada con el ojo crítico de Deidara, quien le conocía lo suficiente como para saber que esto venía para largo.

Y vaya que tuvo razón.

El grado de enamoramiento que tenía Izuna por Madara era tan inmenso que lo único que le faltaba era tatuarse su nombre en las nalgas.

- Oye, hoy no tenía planeado hacer eso - Frunció el ceño - Pensaba que podíamos escuchar música afuera.

Deidara estaba más que seguro de que Madara estaría por allí, pero era lo mejor que iba a conseguir.

- Muy bien - Suspiró, tomando una toalla para darse un baño - Ni te molestes en responder a lo tercero, tus ganas de fastidiar son peores que los anuncios publicitarios.

Izuna se abstuvo de responder pues tenía razón, de manera que solo se quedó riendose en lo que esperaba que su compañero saliera para comenzar su rutina diaria de locura.

Por otra parte, en las afueras del lugar, un chico esperaba recostado en un tronco con los brazos cruzados, no se le veía quién era por la capucha que tenía puesta, aunque le sobresalía un mechón blanco de pelo. Mismo mechón que utilizó otro chico para identificarle, apareciendo a su lado con una cara de anticipación para nada sana.

- ¿Todo listo? - Le preguntó al recién llegado con interés. El otro asintió efusivo - ¿Dónde están?

- Los solté por ahí - Contestó como si nada.

El encapuchado bien que se pudo ir de culo.

- ¿¡Que!? ¡Ese no era el plan! No puedes darles rienda suelta como si fueran animales del bosque, no tienen ni idea de cómo es este plano, y aparte del alboroto que pueden causar, también hay que tomar en cuenta...

- La estabilidad mental de él - Completó el otro, dejando la sombra del árbol para que el sol mañanero iluminase su cabello azúl - Descuida, tengo todo fríamente calculado. Además ellos saben cuáles son las reglas.

Con una risita divertida, el sujeto se quitó la capucha y observó entretenido el establecimiento con sus ojos marrones.

- Y no les gustó ni un pelo ¿Eh?

- Para nada, todos se mostraron inconformes a su manera, aunque uno se controló mejor que los otros.

- ¡Ja! - Su mofa fue acompañada con una sonrisa malintencionada mientras veía una sombra negra deslizarse por el techo del edificio. "Ya se están movilizando..." - Veamos si es capaz de mantener esa cara de póker que se carga.

- No es mi favorito, pero sabes que lo hará.

- No lo creo, ha pasado por mucho como para contenerse.

Soltando una breve risa entretenida, el chico de cabello azul se fundió con la sombras antes de tomar su original forma negra.

- Bueno, habrá que ver quién gana esta vez.


- ¿El club de los perdedores apostando? - Imitando su gesto, los ojos oscuros de la figura tres no pudieron verse más entretenidos - Esto comienza a gustarme.








                  OoOoOoOoOoOoO







- ¿Lo viste? ¿Si lo viste, Dei?

Deidara se quitó un audífono para taladrar a su compañero con la mirada, el que Madara al final estuviera en el área verde no le sorprendió para nada, lo que si le traía con fastidio es que al tipo le dió por sentarse a no menos de cinco mesas, lo cual era terrible porque la precaria estabilidad mental y sexual de Izuna empeoraba mientras más cerca lo tuviera.

- Llevo cinco años viéndolo, Izuna.

- Casi seis - Añadió el de cabello oscuro con gesto sabio, para luego detenerse y abrir los ojos al darse cuenta de algo - ¡Oh, cierto! Mañana es tu cumpleaños.

- ¿Cumpleaños?

- Hoy es cuatro de mayo, mañana cumples veinte.

- Veinte... - Por algún extraña razón no se imaginaba cumpliendo veinte, era raro incluso pensarlo. No es que quisiera quedarse de esas edad por siempre, es simplemente que nunca le pasó enserio por la cabeza la idea de que llegaría un día en que tendría veinte años; Se encogió de hombros - Se me había olvidado.

Izuna se irguió con el mejor porte orgullo que tenía.

- Pues tienes suerte de tener un amigo con tan buena memoria. Enserio, Dei ¿Que harías sin mi?

- Vivir feliz - Fue su respuesta automática, provocándole un puchero infantil al otro.

- Se te quitará ese mal genio cuando veas el regalo que te voy a comprar, será algo grande, loco y muy... ¡Oh! - El azabache pareció detenerse en el tiempo y espacio, su cara estirándose en una expresión ilusionada en dirección a su amor platónico - ¿Viste eso? ¡Me estaba mirando!

El más grueso de todos los goterones bajo por su cabeza en lo que un tic le azotaba el ojo derecho.

- ¿Y como no te va a mirar si tienes puesta una camisa con su cara?

Era un hecho, Izuna había mandado a hacer una serie de camisas de diversos colores con un diseño específico de Madara en versión abstracta para que no fuera tan directa, pero aunque pudiera existir gente que no reconozca la similitud, vaya que se podían hacer una idea al ver las iniciales debajo. Así como también hacersela sobre las intenciones de Izuna al ver que aparte también tenía unas letras en la parte trasera que decían "Insert here" seguido de una flecha que apuntaba a su trasero.

- ¿No que te gustaba ser el activo? - Recriminó acusadoramente al ver tan sugerente petición.

Izuna, sin dejar de mirar a su amor, le sacudió una mano.

- La versatilidad es la solución a todo.

- Eres imposible... - Le entró la risa sin poder evitarlo, podían pasar años pero nunca terminaría por acostumbrarse a la locura de su amigo; Apenas dejaba de reírse cuando experimentó una sensación de lo mas extraña y diferente, como un curioso escalofrío raro que le dejo muy quieto "¿Mmmm?" Miró de un lado a otro, pero no vio nada en particular. Aunque la sensación le dejo extrañado - Oye, Izuna, iré a vagar un rato. Vuelvo pronto.

El aludido asintió casi por inercia y le levantó un pulgar antes de volverse a perder en el país de las Madaravillas.

Okey, siendo muy honesto no tenía ni la más remota idea de porque había decidido levantarse, es como si de pronto solo hubiera querido hacerlo. Así, sin motivo aparente. Solía tener varias corazonadas en su vida y por lo general terminaban en cosas buenas. La última vez se había encontrado un gatito así que ¿Porque no? Probar suerte por diversión no le vendría mal.

Sus ansias de ver que le deparaba el caprichoso destino para hoy le guio hasta que llegó al área de natación. No le gustaba nadar muy seguido aunque si le gustaba el agua, y la escena del panorama se volvía más interesante por el repentino bullicio que se había formado. Los causantes al parecer eran seis personas de las cuales cuatro parecían estar discutiendo algo mientras las otras dos restantes miraban hacia otra dirección, como si buscaran ver algo. Uno se veía ansioso y el otro, aunque muy neutro, lucía... interesado; Era difícil averiguar que decían porque también habían algunos gritones típicos al rededor además del equipo de natación, pero como él no era chismoso como su amigo, se dió la vuelta para irse.

Reconoció entonces el tono de mensaje que tenía uno de sus compañeros de clase que mejor le caía, pero cuando volteó levantando una mano para saludarle y además pedirle uno de sus apuntes, lo único que vio fue al pobre chico cayendo de lleno a la piscina. Y de cara.

"Uy..." Se encogió un poco instintivamente, eso de seguro debió doler. A él y a los demás, pues pareciera como si un empujón hubiera salido mal y ahora habían varios chicos empapados y chapoteando por salir "Si el destino quería que viera esto por lo menos debió dejarme una cámara" Pensó con cierta gracia.

- Maldición - Se quejó su compañero de clases flotando en la orilla para después toser.

Deidara se acercó a él y le extendió una mano que fue tomada enseguida, usándola de apoyo para salir. Se mojó un poco la manga del suéter, pero no le dió importancia.

- Gracias - Le sonrió - Algún imbécil me empujó por detrás.

Estaba a punto de erguirse para responderle cuando a su lado llegó otra persona nadando. Lo reconocía porque había estado en el grupo inicial de gritones, pero viendo que estaba con ropa en la piscina se figuró que había estado entre las víctimas fatales de aquel accidente. Como ya tenía el brazo mojado y seguía inclinado hacia él, le estiró también la mano para que la tomase.

Fue... raro.

Experimentó una sensación como de retroceso, de esas cuando puedes jurar que ya has pasado por algo y que ese algo fuera tomar su mano; La cosa se incrementó cuando el chico salió y se fijó en él con esos ojos que lentamente se abrieron hasta un punto crítico, con la boca haciéndole compañía al quedarse semi abierta. Aquello era una sorpresa emotiva de lo más pura, lo que no entendia era el motivo. Su rostro no se le hacía familiar, aunque sus ojos... A esos les faltaba algo, como si estuviera ausente un detalle.

A su lado, la gente parecia seguir peleando.

- ¿Ya ven lo que causan, pequeños bastardos? - Acusaba un chico de cabello castaño con cara de malas pulgas - Les dijimos que no podían ir al mismo lugar.

- En su defensa - Intercedio un chico de ojos grises con voz grave - Era trabajo de alguien encargarse de eso.

La silueta más baja comprendió que era con él por la mirada de reproche mal disimulada, y rió con nerviosismo.

- El lugar es muy grande, pensé que tendrían espacio suficiente para no encontrarse.

- Ese fue justamente el problema - Hablo ahora uno que tenía un llamativo cabello rojo - El sitio es tan grande que no hay muchos lugares al que tengamos acceso a ir. Me quedé en las zonas exteriores por eso, me figuro que aplica lo mismo para los demás - Miró de reojo a otra persona que no hizo más comentario que un breve asentimiento.

El que tenía pinta de seguir enojado soltó un bufido bajo.

- Pues ya que, habrá que organizarse entonces.

En si la escena no tenía nada de gracioso, solo eran varias personas discutiendo por algo que honestamente no entendía, pero igual se le antojó sonreír. Había algo en ese cuadro que por algún motivo le resultaba extraño, cómico e hilarante. Como si fuera algo que nunca esperó ver.

Su sonrisa causó que su mano fuera ligeramente apretada, y para cuándo volvió su atención a la persona que aún no había soltado, la sorpresa en su cara se había suavizado hasta una genuina expresión de afecto. Verla le removió algo en su interior, ese chico parecía conocerlo y extrañamente, compartía un poco el sentimiento.

- Vámonos entonces - Oyó que decía alguien enfurruñado - Tenemos que movernos y... ¡Eh! ¿Dónde coño se metió este tipo?

Al parecer "Este tipo" resultó siendo literalmente el tipo que tenía en frente, demasiado impactado mirándole como para notar la frustración interna que era dirigida hacia él; A lo mejor y era porque estaban algo lejos, porque no notaron que se había caído al agua o porque Deidara se había subido la capucha porque tenía frío y solo le sobresalía un mechón grueso de pelo rubio, pero el chico tardo un par de segundos antes de divisarlos.

- Oye, chico. Ya tenemos que irnos, no pueden permanecer tanto tiempo aquí... - Uno de los ojos más serios se fijó en él, más el otro no sé movió - Pain.

Pero el desconocido con extraño nombre solo tenía una cosa en la cabeza, y eso era él. Su percepción estaba enfocada netamente en él.

Y en la de otra persona, porque su compañero de clases llegó hasta él.

- Disculpa, ¿Querías pedirme algo, Deidara?

Aquella mención de su nombre llamo su atención, pero no fue la única. El grupo que previamente había hablado sufrió un quiebre emocional en conjunto, Deidara pudo verificarlo cuando al voltear, vio una gama diversa de impacto en cada rostro, en cada postura, en cada diverso par de ojos...; No se detuvo en ninguno en particular porque le estaba empezando a doler un poco la cabeza verlos, de modo que recuperando su mano dió un paso atrás.

"Esto es muy raro..." Se sentía demasiado observado para su gusto y estaba comenzando a ponerse peor.

- Joder ¿Es día de nadar con ropa en la piscina?

Para su alivio, llegó Izuna. Tener algo de su vida cotidiana cerca erradicó casi por completo su malestar.

- Un imbécil me empujó - Se quejó el compañero que aún se secaba con una toalla que le pasó un estudiante.

- Ow ¿Y me lo perdí? - Su cara de bromista empedernido perdió fuerza cuando notó la mirada intensa que tenía ese atractivo chico de cabello alborotado sobre su amigo, y más aún, que Deidara parecía extrañamente hipnotizado. Alzó una ceja, sarcástico - ¿También es día de verse fijamente la caras?

Aquello fue suficiente para darle una cachetada mental.

Sacudió la cabeza y salió de ese raro ensoñamiento mientras miraba a Izuna parlotear con el otro chico. Tenía el presentimiento de que debía quedarse, pero no le haría caso está vez, no vaya a ser que el siguiente empujado a la piscina fuera él.

"Algo no está bien... " El ceño de la figura número uno se frunció inmediatamente, luego se fijó en su hermano más pequeño "¿Le quitaste el sello?"

"Esta misma mañana" Garantizó, aunque sentía la misma duda.

La figura tres estaba igual de confundida.

"¿Seguro? Si no dejamos que se juntaran era para evitarle un colapso mental, pero él se ve tan..." Deidara seguía allí, escuchando a Izuna y mirando de reojo donde ellos estaban sin mayor interés que el usual "... Indiferente"

"Es evidente entonces que no nos reconoce, aunque debería hacerlo"

"Bueno" El Dios principal torció la boca "En ese caso, vamos a tener que optar por el plan B"

- Atrápalo - Le susurró por lo bajo a su As bajo la manga, escuchando de fondo la voz intrigada de la número dos.

"¿Cuál es el plan B?"

Fácil.

"Confrontación"

- ¡Hijo de puta! - Un pobre diablo siendo víctima de una compulsión poderosa fue instado a darle un terrible empujón a Izuna, quien cayó de lleno al agua maldiciendo y sacudiendo los brazos como los patos que aprenden a nadar. Pudo haberle pedido una mano a su amigo, pero existía un detalle.

En el momento en que fue empujado su falta de equilibrio le hizo traerse consigo a todos los que estaban cerca, el compañero cayó con él, y Deidara hubiera terminado igual de no ser por la persona que le sostuvo la parte trasera de la tela y tiró de él hacia atrás, su espalda chocando con algo; Su alivio fue instantáneo, no le hubiera gustado mojarse completo como lo demás. No obstante, cualquier pretensión de agradecimiento existente murió cuando alzó la cara y miró hacia un lado.

Jamás había visto unos ojos como esos.

Oscuros, altivos, silenciosos, intensos... y sin embargo estaban luminosos, como si observaran algo que les hiciera mantener vivos. El momento le causó un retroceso similar pero más fuerte, y a pesar de que no podía garantizar del todo que conocía al otro tipo, si estaba seguro que en algún lado había visto a este. Que pareciera decir su nombre sin soltar ningún sonido le confirmo más la idea, pero estaban demasiado cerca y veía mejor separarse de él antes de que se pusiera más raro.

Izuna salió empapado con un humor de mil demonios y él sin pensarlo demasiado se acercó a él con otra toalla.

- Gracias - Como costumbre, se recargó un poco en su hombro con una bonita sonrisa. Sonrisa que se le borró cuando sintió el cúmulo de energía negra que era lanzada en su dirección - Eh... Dei - Murmuró.

- ¿Que?

Izuna bajo aún más la voz.

- ¿Porque siento que hice algo muy malo?

No lo captó a la primera, pero luego de ver como tres de esos sujetos compartían una mirada oscura de diverso nivel en la que sólo cuadraba el mismo sentimiento de querer hundir a Izuna en la piscina hasta que dejara de moverse, le echo un empujón para que se fueran de allí. No andaba de humor para sacarlo de líos ese día.

En lo que Deidara se daba la espalda para salvar la vida del chico, la figura número tres observó con inquietud al líder.

- Dime qué tenemos un plan C.

- Ni siquiera teníamos un plan B - Su confusión trasladándose al de ojos azules - ¿Estás seguro que es él?

- Muy seguro - No dudó ni por un segundo - Yo mismo le dejé aquí, lo que pasa es que... creo que el sello que le pusimos es demasiado fuerte para alguien sin chakra, debimos considerar la posibilidad de que su mente se bloqueara hasta un punto en que no se pueda abrir por su cuenta.

- ¿Y lo hará? - Cuestionó el pelirrojo sin dejar de observar a su antiguo compañero.

La figura número uno arrugó la cara.

- Si no puede recordar antes de mañana, si.

La posibilidad de que sus recuerdos no pudieran aflorar de nuevo era algo que ciertamente le removía la fibra sensible a todos, pues cada uno en su medida había hecho cosas que les hubiera gustado que nunca olvidase, y eso incluía a las figuras. Se quedaron allí intentando analizar la situación unos minutos hasta que finalmente optaron por separarse como originalmente debieron hacer, tal vez si continuaban con el plan inicial las cosas cambiarían.

Mientras tanto una vez pasado el susto, otra persona decidió que también estaba en crisis, pero por motivos diferentes.

- ¡Voy a mandar a expulsar al desgraciado que me hizo esto! - Se quejaba un enfurecido Izuna al que Deidara le estaba secando la cabeza con la toalla (La costumbre se le quedó luego de tantos años) - ¡Juro por Dios que se va a arrepentir!

Deidara suspiró.

- Ya cálmate, no tenías nada encima de valor y tú cabeza sigue intacta - Intentaba no apoyar su locura de desgraciar vidas ajenas solo porque le dolía un poco la cabeza y no quería más dramas.

Triste, Izuna exhalaba drama como Chernobyl gases tóxicos.

- ¿De valor? ¡Mi cuerpo es un templo valioso! - Se señaló así mismo de arriba a abajo - ¡Antes de esta desgracia era el monte Olimpo y ahora a lo máximo que llego es a Atlantis gracias al agua que se me metió hasta por el culo!

- Te garantizo que esa pobre alma en desgracia ya está lo bastante asustado por ti - Todos conocían la reputación del azabache y lo que era capaz de hacer si alguien le mirase mal así fuera de reojo - No tragaste agua y sigues vivo, así que relájate.

Por la forma en la que Izuna asomó el rostro entre la tela mientras lentamente lo iba arrugando, el rubio supo sin problemas lo que vendría.

- ¿Acaso le estás defendiendo antes que a mí?

Un berrinche.

- No he dicho eso - Rodó los ojos pidiendo paciencia.

- Pues lo pareciera, porque yo he quedado más empapado que las nalgas de la sirenita y tú en vez de apoyarme estás preocupándote por el imbécil aquel.

- Pero si en ningún momen...

- Ya no me quieres ¿Verdad? - Su expresión contrayéndose con dolor, adornado con unos ojos de borrego a medio morir.

- ¿Que estupidez estás diciendo ahora?

- Justo eso, ya no me quieres, ni siquiera me preguntaste si estaba bien.

- No seas dramático, te lo pregunté dos veces - Aunque ya sabía de antemano la respuesta a eso.

- Pero dos no son suficientes - La indignación se abrió paso entre el sentimentalismo - No solo estás dejando de quererme, ahora ni te acuerdas de mis mañas. ¿Acaso es por culpa del cabeza de piña? Simplemente no puedo creerlo, viste por menos de un segundo a un tipo guapo y ya te pusiste idiota.

Deidara le miró muy fijo.

- Pues tú eres experto en la materia.

Sabía en el fondo que el comentario estaba sobrando, que el carácter de Izuna era berrinchudo por unos diez minutos y que después se le pasaba con rapidez, pero es que sencillamente a veces le fastidiaba demasiado.

E Izuna estaba más que sorprendido por ello.

- Bien... - Comenzó a decir con lentitud para luego fruncir los labios - Bien, ¡Perfecto! ¡En vista de que hoy andas en mi contra, iré a resolver mis problemas yo solo! - Y se levantó de un tirón, pisando fuerte ante el ruedo de ojos de un frustrado Deidara.

- Eres un maldito fastidio cuando te lo propones.

Izuna se volteó con las manos en cada lado del marco de la puerta, sus ojos vidriosos hacian juego con la rojez de su indignación.

- ¡Entonces véndeme y cómprate un conejo!

Tras soltar aquello en un tono increíblemente agudo e infantil, desapareció azotando la puerta.

Deidara bufó con fastidio, no le perseguiria porque eso solo aumentaba su drama, asi que solo tomó la toalla y salió de los vestidores dejando la tela en el cesto para que viniesen a llevarselo despues; Tenía pienso de ir a tomar un siesta antes de que comenzase su primera y única clase del día cuando vio venir a una persona que le resultaba vagamente familiar.

- Eh - Exclamó al tenerla en frente - Estabas con los demás hace rato ¿No?

Recuperándose de ese breve infarto de emoción que había sentido pensando que se había acordado de él, sonrió amable.

- Si, estuve ahí.

- Bien - Esbozó una pequeña sonrisa que al otro le removió el corazón - Es para que le des las gracias al otro sujeto, no hubiera hecho una escena como Izuna pero habría lamentado perder las notas si caía al agua.

- Si, entiendo...

El rubio frunció un poco las cejas ante ese tono tan lastimero.

- Bueno, adiós entonces.

Deidara se giró tranquilamente para continuar con sus planes de dormir un rato, cuando de pronto algo increíblemente pesado y explosivo detonó en su cabeza, fue como si de pronto alguien le hubiera puesto una puerta en su mente y en ese instante se hubiera abierto un poco, dejando escapar una borrosa y pequeña imagen de él sentado en una piedra de un color negro...; Escuchaba esa voz de fondo también, la reconocía, le hablaba, y le decía...

- ¿Como me llamaste? - Estaba conciente de que tenía los ojos muy abiertos. Daba igual, el otro chico estaba así, solo que sumamente esperanzado.

- ... Pajarito.

"¿Dónde...?" Definitivamente aquello lo reconocía de algún lado, y no solamente del sueño, pero era como si la respuesta estuviera en una zona a la que no tuviera acceso.

La figura número dos le observó pensar con cuidado, no se podía decir que estuviera recordando todo, pero ahora tenía una mejor idea de lo que hacer.

- ¿Nos hemos visto en alguna parte?

El que sintiera la necesidad de preguntar solo le hizo más feliz.

- Si - Asintió efusivamente - Ya lo averiguaras pronto, ¡Nos vemos!

- ¡Oye! - Jamás había visto a alguien correr tan rápido en su vida, casi podía jurar que le venía persiguiendo el tipo con el hacha por detrás; Arqueó una ceja - Y yo que pensaba conocer gente loca...

Loca o no, esa figura de ojos azules ahora tenía un nuevo plan. Algo improvisado, pero no era nada que no hubieran manejado antes.

"¿Ahora que tienes?" La voz grave de la figura uno preguntó al sentir su agitación.

"Cambio de planes, dejaremos de lado las divisiones y nos reagruparemos" Su sonrisa ampliándose con malicia y expectativa "Tengo una idea, y todos debemos participar"








                OoOoOoOoOoOoO







No había nada mejor en el mundo que tomar una siesta cuando te sientes realmente cansado. Darle a tu cuerpo aquello que te pide y necesita es como caer bajo el efecto de un analgésico, con la lluvia de tranquilidad y relajación que viene como recompensa por haberte tomado la molestia de darte lo que querías. En el caso de Deidara, lo que su cuerpo necesitaba era dormir un par de horas para equilibrar la mente, nada exagerado, con un descanso sin sueños y algo de paz se conformaba.

Pero no obtuvo eso. Al contrario, lo que terminó viendo fue una escena con personas conocidas. A lo mejor y era porque acababa de verlas, pero estaba viendo en un espacio en blanco a tres chicos, escuchando su conversación de manera omnisciente.

- ¿Estás seguro que esa idea es buena? - Preguntaba aquel que en su cabeza resaltaba un solitario mechón blanco - Porque si se le chamusca la cabeza la única manera de solucionarlo será borrando sus recuerdos definitivamente.

A pesar de no ser fan de las particulares elecciones de palabras de su hermano, el más serio se mostró de acuerdo. Aún así, eso no perturbo a la que poseía ojos azules.

- Estoy muy consciente de las consecuencias, pero también sé que no hay otra manera de hacerlo. Él necesita algo más directo.

- ¿Que puede ser más directo que ver? - Inquirieron esos ojos grises con cautela.

- Nada es más directo que ver, pero es diferente en este caso. Cuando nos conoció a nosotros no se mostró interesado más allá de su propio bienestar, comenzó a tomarnos cariño cuando convivimos con él, cuando le aseguramos con nuestras propias palabras que estábamos allí. Pasa lo mismo con aquellos sujetos, la idea preestablecida que tenía de ellos solo se fue borrando cuando le permitieron ser una parte importante de sus vidas, y eso no lo consiguieron viéndose a las caras - Suspiró de pronto - Así que no, él no necesita ver...

Allí flotando donde estaba, Deidara pudo jurar ver un atisbo de esperanza mezclado con emoción en ese azul tan parecido al suyo antes de desaparecer en la negrura junto con toda la escena, dejándolo a él en una oscuridad total dentro de la cual solo se filtró un susurro muy leve, casi inaudible.

- Necesita escuchar.

La alarma que se había puesto para despertar le cogió de sorpresa, no pensó que las horas pasarían tan rápido pero no tuvo tiempo de quejarse. Se movilizó lo más rápido que pudo y salió corriendo a clases colocándose un suéter que no estaba mojado y una galleta pues olvidó almorzar.

La hora que tenía establecida para entrar era dentro de quince minutos, algo tarde para su gusto. Por lo que decidió desquitar sus últimos momentos de libertad subiendo al escenario que la clase de teatro había dejado desorganizado, y aparte mirar la exposición de arte que estaban trayendo del museo para el aniversario del establecimiento, junto con otras en proceso de creación.

Se fijó en una escultura humana que aún no estaba terminada, sus cejas arrugandose casi de inmediato.

- ¿No es tu gusto? - Se mostró interesada una voz a su derecha.

El rubio giró la cabeza un poco y se topó con un chico que muy seguramente también le había visto en la mañana, pero como no quería repetir la misma escena que con el otro, se limitó a detallarle un segundo. Era un poco más alto, el cabello llamaba la atención a pesar de ser corto por ese tono rojizo intenso que tenía, y en su rostro había una expresión relajada, aunque en esos ojos gris plomo podía ver un cierto entusiasmo que resultaba adorable. Se figuro que por las esculturas gracias a lo que le había dicho.

- No, no lo es - Contestó él, y algo similar a un sarcasmo cariñoso se reflejó en la cara del otro. "Extraño..." Miró de nuevo al frente - Aprecio el arte, pero esto definitivamente no va con mi estilo.

- Bueno, no todos tienen los mismos gustos, y es cierto que esta escultura en particular tiene unas formas de diseño bastante básicas para el estilo. Además, el rostro no fluye muy bien con el resto del cuerpo, casi pareciera gritar por una segunda mirada de atención... - Sorprendentemente, ante ese tono de sabiduría se encontró asintiendo casi de inmediato para darle la razón; El chico sonrió en apreciación - Aún así, tiene mucho potencial para ser excelente. Otro artista y un mejor acabado la dejaran lista para ser preservada por muchos años...

Deidara hizo un ruidito inconforme y movió la cabeza.

- Todo me parece bien excepto lo último, honestamente creo que pierde el sentido si despues de tanto trabajo solo se va a dejar en una esquina.

- El trabajo terminado no se "Deja en una esquina" - Le echó un mirada de riña algo chistosa - Se guarda, se conserva... Todo en un ambiente idóneo para mantenerlo justo así. Es por ello que es arte, porque perdura en el tiempo.

Le fue imposible para él reprimir esa sonrisa divertida ante esa elección de palabras.

- No me digas... - Se escuchó aún más sarcástico de lo que pensaba - Eres de los que piensan que el talento de un artista debe acumular polvo para ser arte.

- Una cosa es acumular polvo, sin cuidado ni compromiso. Y otra muy diferente es preservar, observar, mantener en su mejor momento por siempre... - Aún sin estar en lo absoluto de acuerdo con esa idea, el rubio le notó el tono y la mirada de profundo interés. Le gustaba el arte, eso era seguro. Tenía suerte de que no era de esos que son capaces de arrancar ojos por una disyuntiva, más eso no quitaba que creyese que su punto era mejor.

- Si tú lo dices - Se encogió de hombros, poniendo un gesto de burla - A mí no me va lo del arte "Eternamente precioso", de hecho, opino todo lo contrario, tal vez por eso las esculturas no son lo mío.

Lo que en un afanado del arte le hubiera puesto de mal humor, a él solo le saco una cara muy nostálgica.

- Piensas que el arte es hermoso porque es fugaz.

- Sin ninguna duda - Su interés creciendo rápidamente - Y antes de que lo digas, no creo que el trabajo se desperdicie por destruirse al final. Eso lo hace mucho más hermoso.

- No iba a decirlo.

- Resulta sorprendente, por lo general si eres muy fiel a tu opinión esta es la parte en la que la gente se lanza piedras a la cabeza.

- ¿Eso es lo que hacen los artistas por aquí? - Preguntó riendo un poco, contagiandole ese buen humor.

- Los más explosivos si.

- ¿Y no entras en esa categoría? - Casi parecía preguntarlo solo por hacerlo, como si la respuesta fuera obvia y puede que así fuera, pero si el sujeto no le lanzaba una tabla a la cabeza podía mantenerse tranquilo.

- Me gustan las explosiones, y si, también lanzar piedras de vez en cuando - Ese chiste fue recibido con una gran sonrisa entretenida - Digamos que tengo cierto gusto por el caos, pero siempre y cuando no me tires la escultura a la cabeza prometo pensarmelo dos veces antes de hacer lo mismo contigo.

Fue un momento bastante particular para él que de repente le diera por reír, no por hacerlo, sino porque el que el otro también riera al mismo tiempo le resultaba demasiado repetitivo en un muy buen sentido, similar a cuando algo muy pequeño te causa anhelo a algo mucho más grande que lo representa todo.

Fue de repente, como un latigazo directo a la cabeza que le dejase un escozor a la vez que una voz hablaba a lo lejos.

"Puedes decirle solo dos cosas, una debe ser algo que nunca le has dicho, y la otra algo que le cueste olvidar. Yo seré el encargado de decirle la primera"

Frunció un poco el ceño de repente, eso había sonado tan nítido en su mente que era imposible que fuera una alucinación por falta de sueño. No se creía estar drogado o a punto de sufrir una crisis psicótica, pero joder...

Sacudió un poco la cabeza.

- Como sea, tengo mi punto de vista, y no creo cambiarlo pronto.

- Seguro que no - Suspiró algo fuerte - Es más, podría apostar que sin importar cuanto tiempo pase o a donde vayas, seguirías pensando igual.

- Quizás...

"Hay muchas cosas que no le he dicho, pero se exactamente cuál de todas escoger..."

"¿Y esto?" Se llevó automáticamente una mano a la cabeza. Tenía al sujeto justo al lado, pero su voz no provenía de allí sino de lo profundo de su subconsciente. Estuvo a menos de una milésima de segundo de preguntarle si era una especie de chiste de mal gusto, de lanzarle algo la cabeza, de...

"Dile que sus explosiones son... arte"

Algo en su corazón vibró con eso.

Escuchar esas palabras, aunque no tuviera sentido porque venía de la boca de alguien que recién acababa de conocer, le removió tanto internamente que bien pudo soltar un par de lágrimas. El sentimiento era tan jodidamente emocionante y conmovedor como quien recibe un regalo extra la mañana de navidad, un perrito después de tanto haberlo pedido, el reconocimiento que tanto esperaste de un padre...

De un maestro.

- ¿Seguirás haciendo arte a partir de ahora? - Comentó sin darse por enterado que acababa de tener una especie de explosión mental. O tal vez no, le estaba mirando demasiado.

- Eh... - Titubeó, aún seguía muy desubicado en el mundo - Supongo, no tengo muy en claro que voy a hacer cuando salga de aquí, pero aún si no me deja muchas ganancias nunca dejare de hacer arte.

- Siendo así, te deseo muchísima suerte.

Aquello le pareció más sorprendente aún. Es decir, tenían un gusto totalmente diferente entre si y aún así le deseaba lo mejor. Asi, tal cual. Normalmente los críticos de arte se insultaban hasta la madre (Y la madre de ella) y lo hubiera esperado de este tipo cuya cara por allá en el fondo parecía ocultar un carácter algo gruñón.

- Tu definitivo que no servirias para ir a una exhibición de arte - No pudo guardarse el comentario ni mucho menos la sonrisa.

- ¿Ah, si? ¿Porque no?

- Solo diré que tirarse piedras y esculturas a la cabeza es apenas lo mínimo que hace esa gente cuando se emociona - Le sondeó un segundo con diversión - Tú tienes cara de amargado, pero no te veo gritándole a un público.

- Ah, eso - Lucía de lo más entretenido de solo pensarlo - Te equivocas ahí, que sea serio no quita que puedo arrojar un par de mesas. Puedo ser bastante malvado y arrogante cuando me lo propongo, mucho más cuando no comparten mi opinión.

- Yo no comparto tu opinión - Acotó Deidara con obviedad - Y no me has arrojado nada.

Asintió.

- Tienes razón, pero es diferente en este caso - Se acercó entonces más de lo que seguramente alguien hubiera encontrado educado, contorneando la curvatura de su cara con su dedo índice, dejándole con los ojos abiertos ante ese brutal cambio - Porque no podría aunque quisiera.

- ¿Que es lo...?

- No puedo ser cruel cuando se trata de ti.

Fue tan... Dios.

Le pudieron haber metido una patada en la cabeza y la apertura que le hubiera hecho habría sido menos abierta que la extraña puerta en su mente luego de escuchar esa frase. No, no era la frase, era todo. La combinación de él, de esos ojos, de esas palabras y el gesto de bella confianza daban como resultado un precioso bucle de eventos demasiado conocidos. Le veía a él en casi todos, siendo como la sombra de aquel amigo que te apoya cuando más lo necesitas, que se mantiene queriéndote incluso si en algún momento te planteaste que fuera más de lo que era y no funcionó...

El ruido de gente aglomerandose en su aula de clases le distrajo apenas un segundo, pero fue suficiente para recibir un apretado abrazo al voltearse.

- Procura no irte tan pronto esta vez, tonto.

A último segundo algo le instó a corresponder ese abrazo, dejándole con un montón de dudas que no pudo responder pues, ya fuera difícil de creer o no, apenas ese chico le soltó, terminó completamente solo en lugar. Solo y aún con ese calorcito que le certificaba que alguien había dejado todo su cariño en ese gesto.

La cabeza le dolía, el alma le dolía, pero...

- Danna... - Murmuro casi de forma inconsciente.

Si, tal vez no funcionó, pero sin importar quien fuese, sabía que quería a ese desconocido con mal gusto del arte.

Y siempre lo haría.







               OoOoOoOoOoOoO






Entrar a su clase correspondiente habría sido una total odisea de malos pensamientos de no ser por una sola cosita importante. Y si, era la misma cosita que hace un par de horas le había dado permiso de venderlo para comprarse un animal menos fastidioso que él, y que justo ahora tenía en su rostro una cara de desolación muy poco común.

Deidara, que conocía a Izuna como si lo fuera parido, suspiró.

- No mereces que lo pregunte, pero...

- Perdón.

- ¿Ah? - Muy bien, si había algo con lo que quisieras comprobar los poderes persuasivos de la virgencita, tenía que ser con el arrepentimiento de Izuna, el tipo era capaz de cagarla hasta el punto de poner bajo el agua medio país y no lograrias que se disculpase pero ni alquilando el viento de la Rosa de Guadalupe - ¿Que te pasa ahora?

- Pasa que soy un malcriado sentimental que tuvo un pésimo día y no halló mejor forma de manejarlo que actuando de la peor forma posible - Escondiendo su cara lo mejor que pudo entre sus manos cruzadas, suspiró - Lo siento.

- No importa, tus arranques no son nada nuevos - Su mirada se volvió conocedora - Lo que si es nuevo es esa cara ¿Que te paso?

Fue apenas un susurro, uno bajo y oculto forrado de mucha tristeza, más escuchó perfectamente un:

- Le gusta alguien.

- ... - Pudo preguntar a quién, pero no hacia falta - Lamento eso.

- No lo hagas, me impresionó bastante verlo pero supongo que tenías razón desde un principio, no debí ilusionarme tan rápido.

- Bueno, en eso tuve razón... - Le sonrió tranquilamente, posando una mano en su cabeza como con los perritos ajenos - Pero eso no importa, quizás tú locura no estaba destinada para que Madara la soportase, pero ya verás que por ahí en algún lado existe otro enfermo mental que estará más que feliz de destruir edificios y crear caos contigo. Solo no te desesperes, estoy aquí, así que no estás solo.

Seguramente era el discurso motivacional más raro del mundo, pero a Izuna le llegó al corazón, saliendo de sus escondite con los ojos aguados.

- ¿No me venderas para comprarte un conejo? - Preguntó quedito.

- Ningún conejo podría joderme mejor la vida que tú - Le aseguró confiado, y el azabache ya recuperado esbozo una sonrisa de Cheshire muy ancha.

- Oww, malévolo cucarachon se nos puso sentimental.

Si, también era más fácil de alegrar que un Teletubbie.

- Pudrete - Le pegó en brazo, buscando fruncir el ceño cuando la verdad es que estaba disfrutando con él.

Ya no tenía más clases pendientes luego de salir de esa, pero como Izuna estaba jodidamente fastidioso con eso de que quería quemar algunas energías para bajarle al despecho, no tuvo de otra que seguirle hasta el gimnasio, escuchando de fondo el ruido que hacen los cuerpos al caer sobre la lona. Al menos tenía suerte de haberse puesto algo cómodo para entrenar.

- Oh, pero mira eso... - Soltó de pronto Izuna en un tono de lo más apreciativo.

Deidara rodó los ojos.

- Dime por favor que no estás buscando otra víctima.

- Ah, pero es que no estaba pensando en mí... - Y muy resuelto le sostuvo la cabeza con una mano para girarsela a la derecha - Yo me refería a ti.

Allí, en una zona algo apartada del gentío y dándole un par de golpes a un saco de boxeo estaba el mismo chico que había ayudado a salir de la piscina. Tenía puesto uno de esos shorts negros holgados para hacer ejercicio y en sus manos tenía envueltas unas vendas del mismo color. Y ya, no tenía puesto absolutamente nada más. Vale, que no tuviera zapatos era comprensible por el lugar, pero que no llevase nada arriba más que por comodidad tenía que ser para presumir, y es que ¡Yisus! Ese cuerpo...

- Si tan solo no estuviera muriéndome por dentro... - Comentó su amigo en un tono algo ausente; Regresó a la realidad con una sacudida - Pero en vista de que lo estoy, me parece que tú y el Sr. Cogeme que me voy, tienen asuntos que resolver.

- ¿De dónde sacas esa idea?

- De está mañana, si las miradas matasen la suya me pagó la funeraria - Eso le hizo sonreír con gracia - Se ve que le gustas, y como a ti te gusta patear traseros, nada mejor que combinar las dos mejores cosas que existen en el mundo: Los cuerpos ardientes y el ejercicio.

A pesar de que Deidara aún tenía algún resquicio raro de la última conversación y un poco de confusión por la presencia de ese tipo, no estaba muy confiado de si era buena idea acercarse; Dió igual al final, en lo que Izuna se descuidó un segundo para cambiarse la ropa por una más deportiva que él ya se había puesto hace rato, una patada suave hizo contacto con su muslo derecho.

Deidara se volteó a ver a su supuesto atacante con una ceja arriba.

- Si tú intención era que me doliese fallaste, y por mucho.

- No - Tenía una nota divertida en su voz que le causaba algo de revuelo interno - ¿Quieres pelear?

- ¿Tú quieres pelear? - Cuestionó a cambio, ignorando la parte en la que se había propuesto no acercarse.

- Solo si puedes aguantarlo - La provocación dió frutos, eso olía a un reto y a él le encantaba superarlos.

- Ven y compruebalo.

Nunca fue muy amante de practicar algún arte marcial para pasar el rato, pero ciertamente podría decir que le gustaba dar golpes, aparte se le daba bastante bien. Había tomado clases aquí y allá a lo largo de su vida y aún si pasaba mucho tiempo sin meter más fuerza que para abrir el frasco de la mayonesa, aquello que aprendía nunca se le olvidaba.

La cosa había comenzado de una manera bastante tranquila e inocente, con él recibiendo uno que otro golpe y devolviéndolo con la misma fuerza, hasta que de pronto el sujeto guapo le dió un giro sorprendente, esquivandole de pronto para poder conectar un golpe en su brazo. No sabía que resultó más impresionante, si la táctica o el hecho de que, aún sin haberla visto, supo sin problemas como devolverla. A esa y a las demás, porque le siguieron muchísimas. Resultó como estar metido en un especie de duelo en la que no tienes mucho control, parecía que una parte de su cuerpo le estaba instando a responder con ataques y bloqueos que ni siquiera sabía de dónde aprendió. Aún así, fueron muy útiles.

Una mano le sostuvo el antebrazo al aire, exponiéndole a un ataque en las costillas de no ser porque su mano libre le estaba sosteniendo la muñeca a él. Estaba cansado, estaba agotado, y sin embargo, sonreía. La sensación de cansancio y de trabajo en los pulmones le resultaba gratificante, y lo era más si de cerca tenía tanto en lo que fijarse.

Vale, el lunático aquél tenía razón, este tipo está buenísimo y peleaba genial.

- Buen ataque - Dijo él, elogiandole un poco.

- Buen bloqueo - Respondió el chico soltando sus brazos y sin dejar de sonreír a sus anchas.

- ¿Estás con algún grupo? - Sintió la curiosidad de preguntar, y aquello le dió gracia al otro.

- No, es entretenido pelear, pero no encajaría en un grupo aquí.

- ¿Porque no te dejarían romper cabezas a libertad? - Supuso Dei, haciendo referencia a ese ardiente salvajismo que se notaba en cada golpe.

- Porque no me dejarían mandar - Corrigió el más alto, luego puso un gesto pensativo - Aunque la idea de romper cabezas no es mala.

- Uhh ¿Instinto asesino y buen puño? Mala combinación - Chasqueo la lengua en broma en lo que buscaba algo para golpear, pero el otro ya le estaba sosteniendo en alto un focal. Lo dudo apenas un segundo, despues solo comenzó a darle un par de puñetazos.

La voz del hombre sonaba interesada.

- ¿Y que tendría que hacer para que la combinación fuera buena?

- Agregarle buen nadador, casi te mueres hace rato - Aún se lamentaba por no llevar cámara - Sería triste que luego de tanto practicar te aplastasen tirándote al agua.

- Que puedo decir, el nado sincronizado no está en mi lista de capacidades - A lo mejor y fue porque lo hizo sonar un poquito presuntuoso, pero le pegó un golpe más fuerte al focal con un bufido.

- Para que sea una lista debe haber varias de esas, y quebrar huesos en diez posiciones diferentes no hace más de una.

- Puede ser - Le concedió con una risita entretenida - Pero tengo un par de habilidades extra.

- ¿Hundirte como piedra? - Su sonrisa creciendo - ¿Desfigurar caras? ¿Maldecir hasta la muerte? Será mejor que me detengas ahora, tengo muchas ideas.

- Hablas como si me conocieras - Comentó entonces el hombre en una nota que, aunque llevadera, era profunda.

- Solo estoy suponiendo - Era cierto, si. Pero también debía admitir que había algo muy a lo lejos que le daba seguridad, como si supiera que estaba en lo correcto - Tienes cara de arrogante y se ve que entrenas hasta el cansancio, solo me imaginé lo demás.

- Creo que me estás generalizando un poco, Dei-kun.

El puño que recién había golpeado el cuero se quedó tres segundos hundido en el material mientras su mente intentaba recordar porque se le hacía tan familiar ese apodo cuando lo cierto es que nadie le llamaba de esa forma.

Tratando de hacerse a la idea de que su cabeza andaba loca hoy, apretó un segundo los ojos y le miró.

- Ahora eres tú el que parece conocerme.

- No realmente, escuché tu nombre hace rato - Y como para bajar la súbita tensión del momento, sonrió - Ya sabes, cuando casi muero.

- Ah... - Su entendimiento apenas duró un segundo, tal vez el sujeto era inocente en todo este lío suyo y le estaba malinterpretando - Y no te estoy generalizando, solo digo que no te veo haciendo otra cosa que peleando. No tienes cara de cantar en el coro de la iglesia o sembrar árboles por la paz.

- Debo concederte que el canto se me da fatal, y por lo general todo lo que toco se muere eventualmente - Aquella broma, aunque divertida, le dió pie a una extraña desolación que curiosamente compartieron un segundo - Pero tengo algunos trucos bajo la manga.

- A ver - Alzó una ceja - ¿Cuales?

- Bueno, el baile no se me da tan mal.

Deidara reprimió la mueca burlona lo mejor que pudo.

- Di que de danza artística y soy capaz de arrancarme los pulmones.

- Aunque eso sería divertido de ver... - El rubio le echo una mirada que amplió su gesto divertido - No, eso no. Pero tampoco tengo dos pies izquierdos.

- Si tú lo dices.

Había retirado el brazo derecho lo justo para dar un golpe bastante alto y certero, pero el momento de colisión nunca llegó, aquello que había estado golpeando terminó a sus pies, con su puño sostenido por una mano que lo mantenía en alto. Se encontró ladeando la cabeza de manera confusa, por lo menos hasta que la mueca se transformó en sorpresa cuando otra mano le rozó la cintura.

"Recuerda lo que te he dicho, solo tienes que decirle dos cosas, yo le diré una y eso es todo. Nada personal, no me opongo a tu modus operandi de meter las manos al fuego, pero como no tengo ganas de salvar tu cuerpo de una intoxicación masiva o tu alma de arder en llamas negras, limitate a no exagerar"

Lo internamente decepcionado que se escuchaba aquella voz en su cabeza le resultó divertido, hasta le provocó rodar los ojos. Exceptuando que juraba estar alucinando, podía apostar que esas palabras no le sorprendían demasiado.

Tampoco le sorprendía que estuvieran tan cerca por mucho que también le pareciera sorpresivo.

- ¿Esta es otra técnica o quieres probar que tan rápido te puedo cortar la cabeza? - Inquirió una vez reintegrado al mundo.

Fingió pensarlo un segundo.

- Ni una, ni otra. No tengo nada más que enseñarte, y ya se que tan rápido podrías tratar de matarme.

- ¿Entonces?

- Solo quería probarte que se lo que hago.

Tenía una muy buena broma para responder a eso considerando que no se estaban moviendo ni un pelo, pero le escucho hablar de nuevo. No afuera, sino muy adentro, casi como si de dirigiera a su alma.

"Dile que jamás podría volver compararlo con nadie, porque nadie es como él"

- ¿Eh? - No habia querido reaccionar de forma tan evidente, pero fue parecido a recibir un golpe en las costillas, no se puede evitar reaccionar al dolor físico cuando es fuerte, y en su caso, tampoco al subidon emocional que le trajo escuchar eso; Veía inútil siquiera intentar darle sentido, nunca tuvo hermanos y su único amigo nunca se destacó en algo que fuera su área, en su vida jamás se sintió relegado, arrimado y mucho menos comparado con nadie. Y aún así, escuchar eso incluso en la privacidad de su cabeza donde no lo podría compartir o presumir con nadie resultaba especial. Le hacía sentir de esa manera.

Un toquecito le hizo alzar la vista, le tenía muy cerca porque su frente estaba reposando en la suya. No era invasivo, simplemente le miraba.

- Tus ojos... - Seguía en conflicto con ellos, como si faltara algo para terminar de formar un cuadro.

- Son así ahora - Contestó en voz baja - Y de esa manera se van a quedar, como siempre debieron ser.

Aunque curiosa esa declaración, le produjo un alivio de lo más satisfactorio.

- Y está bien que sea de esa forma - Continuó algo más nostálgico a pesar de que mucho no comprendía - Ahora al menos puedo decir que soy yo mismo, aunque eso no quita como me sienta ahora.

- ... ¿Como te sientes ahora?

- Humano - Dijo sinceramente - Me siento humano siempre que estás conmigo.

La escasa visión que había tenido antes se volvió mucho más clara con aquella secuencia de eventos que atravesaron detrás de sus ojos. Eran muchos, varios de ellos muy buenos como también algunos malos. Era literalmente una montaña rusa emocional llena de recuerdos que vagaban entre la superación personal y el sencillo sentir de estar bien con la compañía de alguien que, aunque le causara varios dolores de cabeza, apreciaba.

No recibió ningún abrazo ni tampoco desapareció brutalmente, simplemente le vio la espalda mientras se retiraba del lugar.

- ¡Eh! - Exclamó arrugando las cejas - ¿A dónde...?

- Eres libre ahora, Dei - Le Interrumpió, girando lo suficiente para enseñar una traviesa sonrisa ladina - Has que ese sueño valga la pena.

Para cuando Izuna logro descifrar como colocarse los pantalones que había traído sin la ayuda de mantequilla en barra, se encontró con la escena de su mejor amigo observando los últimos mechones de cabello naranja desaparecer con cara de indecisión. Porque si, una parte suya deseaba seguirle, pero la que decía lo contrario era mayor.

- No me digas que me perdí el espectáculo - Ante su queja, solo recibió un distraído encogimiento de hombros - Grandioso, ahora tendré que esperar a que llegue otro valiente para tratar de robarte del nido - Miró la puerta y torció la boca - Por lo menos el tipo era guapo, como es que se llamaba ¿Pain?

- No.

No lo era y tampoco lo sería. Y aún si no le volvía a ver, sabía que a dónde fuera a partir de ahora no necesitaría de un pseudónimo ficticio para sobrellevar la vida.

Era él mismo, y eso era suficiente.

- Su nombre es Yahiko.







                OoOoOoOoOoOoO






- Izuna, estas comenzando a perturbarme - Dijo Deidara al verle comer con cara ausente. Masticaba casi con flojera y apenas tuvo interés para levantar los hombros - Es la primera vez que no quieres incendiar el mundo.

Ambos habían presenciado como un reaparecido Madara le presentaba un chico desconocido a su pequeño grupo de amigos, y a diferencia de las demás veces que lo había hecho, Deidara no tuvo que sostener a Izuna para evitar que matase a la pobre alma en desgracia que tuvo la mala suerte de ser el blanco amoroso del amor platónico del azabache.

- Se veía feliz - Fue su única respuesta.

"Definitivamente esta enamorado" Suspiro con resignación y algo de empatía.

- Por cierto - Se reincorporó un poco de su tristeza con fastidio - Mi padre me ha mandado a organizar las inscripciones para los nuevos ingresos como castigo por faltar a la audiencia obligatoria, tal vez rellenar algunas formas.

- ¿Cuando? ¿Hoy?

- Si, hoy - El puchero de súplica fue de lo más evidente - ¿Podrías ayudarme? No son tantas, me conformo con que me ayudes con las verificaciones para terminar rápido.

- Vale - Accedió un segundo después - Pero solo porque tuviste un mal día, no vayas a creer que te haré siempre todos los deberes.

- No esperaba que...

- ¿Eres Izuna?

Los ojos de ambos se fijaron de inmediato en la persona que se recargaba con algo de rectitud sobre su mesa. Era un chico alto, serio y algo amargado que tenía la habilidad para volver la lengua parlanchina de Izuna en la de un monje budista con solo decir su nombre. Como ahora.

Deidara le dió una patada bajo la mesa.

- ¡Ah, sí! - Sus palabras atropellándose - Si, si soy.

- Escuché que eres hijo del Director - El otro asintió y el hizo lo mismo, solo que no a lo alucinado - Quería saber si podrías ver si aún queda espacio para matricular a otra persona. Es nuevo. Pensé que podrías ayudarle porque ya pasó la fecha límite.

Deidara entrecerró los ojos con sutileza ante la cara ácida del azabache, no era su asunto, pero sabía que era muy capaz de rechazar la petición o usar sus contactos para que el otro chico no pudiera estudiar con ellos. Al menos así no podría verlos juntos todos los días y sinceramente, esperaba que eso hiciera.

Pero fue solo eso, una suposición. Una que el chico se encargó de descartar con una falsa sonrisa.

- Si, puedo ayudarte.

"Se va a acabar el mundo" Determinó internamente el rubio. Que alguien anotase eso en el sacrificio del año.

- Solo anota el nombre de la persona, su edad y una dirección de e-mail, si no tiene una propia puede ser la tuya. Cualquiera me sirve - Sin mucho ánimo le pasó una hoja en blanco que Madara tomo con una discreta sonrisa de gusto. Aquello a Izuna le dolió como una patada en los riñones - Puedes decirle a tu amigo que venga mañana a esta hora, le llevaré con mi padre.

- No es mi amigo.

O como en las partes bajas. Qué coño, una puñalada en los testículos dolería menos.

- Ya, entonces dile a tu novio que venga mañana.

Madara dejo de mirar la hoja con los datos para observarle fijamente y arquear una ceja.

- Es mi primo.

Izuna no pudo atragantarse más.

- ¿Qué?

"No, ahora sí se va a acabar el mundo" Sabía que no debía alegrarse, pero Deidara reprimió la sonrisa de alivio lo mejor que pudo.

Su mejor amigo no salía de su estupefacción.

- No sabía que tenías primos en la ciudad.

- Llegó hoy de intercambio - Aclaró un Madara ligeramente confundido - Decidió quedarse a estudiar, para eso el favor.

- Oh - Definitivo que no había nadie a cien kilómetros a la redonda que no notase esa felicidad - Lo siento, pensé que eran pareja.

- No - Entonces frunció un poco el ceño con gravidez - No me gustan los hombres.

La felicidad de Izuna no menguo ni un poquito.

- Vale, entonces que tu primo traiga sus documentos y lo mandas conmigo mañana, estará estudiando aquí para la siguiente semana.

Siendo tan cortés como era, Madara agradeció la ayuda con una educación que sorprendentemente no fue notada por su fan número uno, pues estaba demasiado ocupado pensando en una nueva estrategia para atrapar de una vez por todas a ese hombre.

- No sirve de nada preguntarte pero ¿No te vas a rendir?

- ¿Qué? - Su incredulidad era notoria al fijarse en Deidara - Por supuesto que no, está soltero.

- Y le gustan las mujeres - Apuntó el rubio con obviedad.

- ¿Y? A mí igual. Tenemos tanto en común... - Su tono de seguridad soñadora era hilarante - Además no puedo renunciar ahora que tengo una ventaja que antes no tenía.

- ¿Y esa es?

- ... - Las esquinas de su boca se curvearon en una gran sonrisa mientras mostraba el papel en sus dedos - Puso su e-mail - Canturreo malicioso.

La risa por aquello le duró un buen rato, no sabía si apoyar a su amigo, rezarle una oración a Madara o agradecer que el primo no tuviera correo electrónico propio, pero si Izuna estaba feliz, lo dejaría ser; Aceptó ayudarle de igual forma aunque ya estuviera feliz, primero porque estaba aburrido, y segundo porque necesitaba distraerse un poco.

El trabajo no le llevo mucho tiempo, de hecho fue bastante rápido, antes de darse cuenta ya estaba listo.

- Ya solo falta que se verifique la información de dos más - Hablo Izuna bostezando de hambre - ¿Tú el de la izquierda y yo el de la derecha?

- Está bien.

O tal vez no.

No, la verdad es que no lo estaba, ¿El motivo? Estaba experimentando de nuevo aquella sensación invasiva en la cabeza y de haber podido explicárselo a Izuna hubiera aprovechado para decirle que se iba a ir, pero ¿Cómo explicarlo? ¿Cómo explicar que se acababa de quedar viendo los papeles con cara de estúpido? ¿Cómo explicar que ver ese nombre plasmado en papel le causa estragos en cada músculo y hueso del cuerpo? ¿Y que al elevar los ojos y ver esa silueta sentada ahí a unos metros lo hacía peor?

- ¡Ah, mira nada más! Es el líder del grupo "Miremos mal a Izuna por respirar cerca de Deidara"

Izuna rodó los ojos, pero ante su falta de movilidad le echó una ojeada curiosa antes de quedársele mirando.

- ¿Y luego es a mí al que le gustan las caras de culo? - Bromeó al verle tan interesado en mirar a ese sujeto que, irónicamente, compartía ese aire de seriedad que tanto le solía criticar a Madara.

- No le estoy viendo - Mascullo algo molesto por verse tan obvio.

- Claro... - La ironía era palpable - Avísame si de cerca se ve tan bien que de lejos cuando le verifiques la información.

Maldición.

Definitivo que la vida no estaba de su lado hoy.

Estaba tenso ¿Para qué mentir? Había un extraño sentir en el aire que le instaba a estar muy alerta a la misma vez que le hacía sentirse cómodo, y también algo ilusionado. Era cuanto menos curioso eso último, había sentido atracción antes, claro, pero nada tan intenso como esto. Mucho menos en los primeros cinco minutos, pero es que el sujeto era bien parecido, tenía un aire misterioso muy atrayente, y esa mirada algo nostálgica ligada con la oscuridad de sus ojos negros era casi poética.

Agarrándose a su porte de macho como los pasajeros a la proa del Titanic, avanzó hasta que lo tuvo frente a frente; Negros, sus ojos seguían siendo muy negros. Y le miraban, le miraban demasiado.

Miró los documentos de nuevo.

- ¿Uchiha? - Preguntó solo para verificar, aunque apenas lo hizo sintió que había hecho algo muy estúpidamente incorrecto.

Verle levantarse de pronto le produjo un deja vu, como si estuviera bastante seguro de que lo mejor era dar un paso atrás, y por la mirada penetrante bien que se pudo dar el caso. Pero no lo hizo. Se limitó a esperar una respuesta que nunca llegó, pues al parecer para el Uchiha su acción era suficiente.

Arrugó un poco las cejas. Justo por esa clase de comportamientos es que no simpatizaba con Madara, el tener que adivinar no era lo suyo.

- Tienes todo en orden - Avisó suspirando, ya se quería ir - Pero es necesario revisar una última vez.

En silencio, asintió. Y obviando esa actitud tan misteriosa, le dió un rápido vistazo a lo que había puesto en los papeles, solo preguntando en voz alta las cosas más relevantes. La mayor parte era normal, pero no pudo evitar quedar en un dudoso "Eh..." Y arquear una ceja cuando llego a la sección de habilidades y/o fortalezas. Al tipo prácticamente solo le faltaba hablar con los animales, porque todo lo demás ya lo hacía. Y muy bien, al parecer.

"¿Va enserio?" Le podía salir un tic, perfectamente "¿Para que querría estudiar aquí? Se puede ir a la NASA si quiere"

- Dibujo.

- ¿Disculpa? - Su atención se desvió a su rostro de inmediato.

- El Dibujo - Volvió a hablar, sus ojos oscuros muy significativos - Se me da mal.

Era imposible que se marease más.

Los pensamientos que ya andaban causando daños en su cabeza le golpearon más fuerte ¿Y lo peor? Es que no eran del todo malos, podía jurar que se sentía indescriptiblemente feliz con solo haber escuchado una cosa tan básica de su boca, admitiéndolo en un tono bajo como si solo el mereciera oírlo.

"La idea no me parece tan mala" En su mente, aquella apreciación reticente fue brutal "Y creo que piensas igual. Así que en vista que ya sabes que hacer, solo dime la primera cosa que debo decirle por ti"

No estaba seguro de si se podía quedar como las veces anteriores, tenía un cúmulo exorbitantes de imágenes queriendo perforar una parte importante, como si deseasen reemplazar las que estaba seguro de haber vivido, pero... quería escucharlo, aún si era ridículo o una visión provocada por falta de azúcar, quería oírlo, quería...

"No"

La otra voz se mostró tan confundida como él.

"¿No? ¿Seguro? Por lo general siempre haces las cosas a tu manera y no te lo discuto, pero ¿Realmente no hay nada que quisieras mandar a decirle?"

"No es necesario"

Pasando de cualquier límite de cortesía para alguien que recién conoces y que de paso estaba a menos de un centímetro de sufrir un paro cardiovascular por el enredo en su mente, una mano se enredó en la suya. Fue discreto, simple, calmado, y a la vez tan grande que tuvo la necesidad de apartarlo con las cejas arrugadas, las mismas que se le relajaron cuando otra mano le rozó con parsimonia la parte trasera de la oreja. Su garganta vibró con un "Mmmm..." Indiferentemente del colapso o no, eso le relajo muchísimo ¿Cómo no había descubierto eso antes? Nunca se lo habían hecho pero se sentía tan cómodo y relajante que perfectamente le pudo haber distraído de no estar tan centrado en escuchar la conversación imaginaria.

El que hablaba de una forma que le removía todo en su ser seguía imperturbable.

"Él ya lo sabe"

"¿Saber qué?"

Creyó que se quedaría con la curiosidad cuando la presión abandonó su cráneo, como si no hubiera nada más que escuchar en esa escena aparentemente finalizada de forma tan brusca.

La suavidad de un dedo rozando su labio inferior le pudo haber hecho sentir tentado, pero no, no lo hizo porque al mirarle cara a cara, sabía exactamente lo que quería decir. Solo necesitaba que lo dijera, aún si estaba por salírsele el corazón.

Él sonrió.

- Siempre serás mi hogar.

Deidara apretó su mano de forma casi automática, no sabiendo si decidirse por tirársele encima o esperar a que el resto de la explosión en su cabeza le destruyera los nervios uno por uno.

- ¿Ya terminaron por aquí? - Preguntó el padre de Izuna quien salía de su oficina y le miraba curioso.

El Uchiha también le miraba de la misma forma, y adivinaba el por qué por la manera en la que dejó su rostro pero el sentimentalismo se mantuvo al observarle con esa seria pero bella esperanza, como si deseara que le siguiera, que fuera con él, que le permitiera explicarle...

Pudo haberlo hecho, prácticamente todo de él exigía hacerlo. Pero la parálisis por la acción de una puerta abierta de par en par resultó avasalladora, y las alucinaciones tristes que estaba viendo eran horribles.

Aquello simplemente no podía tener explicación.

El toque familiar de Izuna en su hombro le puso lo suficientemente sobrio como para entregarle el portapapeles e irse, negándose a voltear por el hecho de saber que haría si lo hacía. Y aún no, aún necesitaba que el monstruo en su cerebro dejara de atosigarle enviándole imágenes tan horribles.

Se veía así mismo sufriendo unas desgracias tan tristes que era doloroso mirarlas. Se veía solo, apartado, abandonado, y de no ser por ese horrible carácter impulsivo y destructivo que tenía, habría pensado que no merecía ese destino. Pero si lo hacía, el mismo se había encargado de labrarse un camino de desgracias y odio, mismo odio por el que terminó su vida, haciéndole sentir el horripilante dolor que venía con la destrucción total de su cuerpo pedazo por pedazo...

Casi podía gritar por esa visión tan horrible, la sensación de quedar reducido a nada era espantosa, pero más espantoso era el que se viera sentirse orgulloso de eso. De formar parte de una destrucción masiva aún si eso le condenaba.

Pero no le condenó.

Al contrario, le ofreció una oportunidad diferente para poder sentirse de la manera en la que lo hacía ahora: Impactado y culpable. Justo como una persona buena debería sentirse. Y aún si para llegar a ello tuvo que pasar por momentos buenos y malos, lo haría mil veces más si con ello conseguía ser lo que ahora era: La representación viva de un sueño cumplido, ser una persona libre. No importaban los sofocos, la perversión, las vergüenzas, las lágrimas, los momentos incómodos, la debilidad o el dolor si tuvo al mismo tiempo fortaleza, cariño, una nueva familia, confianza, superación, y finalmente de las seis personas que se habían encargado de hacérselo ver hoy: Amor.

- Eh ¿Sucede algo? - La preocupación de Izuna era palpable en lo que le daba toques en la frente - ¿Todo bien? ¿Debo desenterrar el machete?

Deidara miró con nueva atención a ese chico que se había encargado de hacer su vida más amena y menos solitaria. Era una buena persona y un magnífico compañero.

Si, Izuna era su mejor amigo...

En esta vida.

- Todo bien - Respiró él, mirando entonces de un lado a otro - Me voy ahora, pero te alcanzo luego.

Y salió disparado, pues sabía justamente a donde ir.

- ¡Oye! - Chilló a modo de protesta mientras le veía partir con esa urgencia tan curiosa; Ladeo la cabeza - Creo que le he pegado demasiada locura - Murmuró para sí mismo.

- Hijo.

- ¿Mmm? - Volteando a ver a su padre con unos documentos en las manos - ¿Qué es eso?

- Aquí están los registros personales que me pediste sobre el nuevo estudiante - Alzó una ceja - ¿Aún los quieres?

Que pregunta.

"Más le vale que se agarre" Pensó con una ancha sonrisa maliciosa "Porque de aquí no me saca nadie"

- Por supuesto.








                 OoOoOoOoOoOoO








En los límites del interior, Itachi Uchiha caminaba lentamente hacia la puerta de salida. No podía decir que estaba completamente feliz, pero le satisfacía el haberle visto al menos una última vez. Si, la última. Las figuras habían sido bastante específicas con cada uno de ellos, y la de ojos grises, lo había sido aún más.

"La única condición que te voy a poner es que si una vez que le digas lo que le vayas a decir no es capaz de recordar, entonces tendrás que irte. La razón es bastante sencilla y sé que la entiendes, es lo mismo que sucedió con el Genjutsu en su momento, tu presencia o la de cualquiera de nosotros sería insoportable de no poder acordarse de nada, pues estaría constantemente tratando de darle sentido a algo que no entiende. Podría terminar enfermo, desquiciado o incluso muerto, y no le trajimos aquí para que sufriera por cosas del pasado..."

Había escuchado comentarios sobre las protestas de aquellos dos, pero él se había reservado la suya. El motivo era muy sencillo, quería verlo con muchísimas ganas, pero quería aún más que fuera feliz. Y aún si había pasado por su propia prueba en otro mundo pensando únicamente en él, aceptaba si no funcionaba.

Además, si de apartarse del camino para conseguir la felicidad ajena se trataba, él era experto en la materia. Y no tenía problema alguno en hacerlo con Dei.

Itachi puede que estuviera acostumbrado en dar todo de si por la persona que siempre amó, en este caso Sasuke, pero el que Deidara, quien nunca le tuvo más que resentimiento y luego una neutralidad ligada con simpatía hubiera ofrecido su vida aún si no era por su hermano, le resultaba tan sorprendentemente conmovedor como al principio. Gracias a eso Sasuke era sano y feliz, y si tenía que apartarse, solo podía esperar que él también lo fuera.

Era una suerte que no tuviera que hacerlo.

Tal vez el Uchiha hubiera llegado a un mundo en el que ya no podía usar sus ojos o manejar el chakra, pero no los necesitaba, realmente no. Tenía su inteligencia, paciencia y esa aguda intuición que nunca le fallaba... como en este caso.

Escucho los pasos venir desde atrás, robándole una pequeña pero sincera sonrisa cuando se detuvieron a su espalda.

- ¡Eh!

Le miró de reojo.

- ¿Si?

- Me tarde más de una semana - Dijo entonces, jadeando por la carrera pero manteniendo esa expresión altanera en su rostro - Pero creo que merezco que agregues otra de esas.

El como hicieron para alcanzarse mutuamente tan rápido sin tener sus habilidades ninja es un misterio que ni las más grandes mentes podrían explicar. Tal vez así era el amor, en un segundo estás tranquilo y al siguiente estas envuelto en los brazos de la persona que te ama. Sin explicación, sin lógica, simplemente te dejas querer, porque de la misma forma que amas deseas ser amado, y esos dos se amaban de la misma intensa, explosiva, tramposa, orgullosa y hermosa manera.

Si, tal vez sus personalidades no compaginaban siempre...

- ¿Cómo cuánto llevas aquí? - Preguntó Deidara en el mínimo espacio que le dejaba tener por estarle abrazando.

- Un par de horas - Contesto él con los ojos cerrados.

Tal vez el choque de su orgullo les causaría algunos problemitas de vez en cuando...

- No has visto casi nada, entonces - Su expectativa creciendo - Tienes que ver lo que puedes conseguir con el milagro de la electricidad.

- ¿Ahora?

- No, más tarde. Ahora tengo que mostrarte donde sobrevivo todos los días.

- Podríamos hacer ambas - Sugirió él, enseñando a través de esa fachada de tranquilidad un legítimo interés en todo lo que le rodease. Y eso le encantó.

- No, descuida...

Pero igualmente se querían, y por ello podían pasar por alto cualquier defecto causado por una terca impulsividad o una frialdad orgullosa. Podían y lo harían ¿Y lo mejor? Sería genial.

- Tenemos mucho tiempo - Finalizó Deidara, esbozando la misma sonrisa de felicidad que tenía antes de partir, solo que ahora no tendría que hacerlo.

Tenían todo un futuro por delante, ahora solo tenían que disfrutarlo.








               OoOoOoOoOoOoO

 






- Si lloras te mato - Le advirtió seriamente la número uno a la número tres quien se esforzaba por no arrugar la cara - Mira que nos esforzamos mucho para un buen final como para que lo arruines llorando.

La figura dejo el drama para poner cara de ofendida.

- ¿Ha? ¿Cómo un llanto podría arruinar un final? ¡Si es lo que provoca! Además - Apuntó ceñudo a la dos - El llora siempre.

- Él es un ser sentimental, es diferente - Antes de que los ojos claros pudiera halagarse por la defensa, su hermano rodó los ojos - ¿O porque crees que hizo trampa de nuevo?

- ¿¡Ah!? - Salto de inmediato como los bichos cuando les lanzan el zapato - ¡Yo no hice trampa!

Los ojos grises se estrecharon en su dirección.

- Por supuesto, mis disculpas, es que por un segundo olvide que la conmoción mental que le acaba de dar a Sasori por recibir una carta de sus padres ocurrió por arte de magia.

- Eh... - "Bueno, ya que" Abandonando su falsa cara de ofendida, la número dos sonrió cómplice - Ah, vamos. No le podía dejar vagando por ahí sin tener un poco de felicidad.

- No digo que no, solo avisa para la próxima vez - Lo dijo en un tono tan razonable y calmado que la figura tres simplemente no se lo pudo creer.

- ¡Oye! ¿Y porque a mí me gritaste la primera vez? ¡El hizo trampa y no se lo críticas! - Cruzándose de brazos con los labios fruncidos - Ya sé que para la próxima no haré ninguna apuesta justa y solo haré lo que me dé la gana.

A la dos ese argumento le resultó gracioso.

- Pero si siempre haces lo que te da la gana ¿O cómo me explicas que volviste a susurrarle en la cabeza a Pain para que se fuera de la ciudad?

- ¿Y eso que tiene que ver? - Su expresión agravándose - Estaba pensando en despejarles el camino a esos dos, solo fue una sugerencia.

- Si... - Asintió la figura con sarcasmo - Una sugerencia que le va a mandar directo a una zona residencial donde vive cierto pelirrojo.

El Dios sabía que lo podía negar perfectamente si quería, o decir que fue una casualidad, pero al tener a sus dos semejantes con cara de no tragarse ni uno solo de sus cuentos, no le quedó de otra que reírse de forma maliciosa.

- Les dije que me las iba a cobrar - Canturreo divertido, sin dejar que el ruedo de ojos o la mala mirada le desmotivaran - Nadie me va quitar mi final sadomasoquista, eso por encima de mi cadáver.

- Eres un maldito inconforme - Negó la número uno con fastidio - Nada te complace.

Ante esa acusación que consideraba tan seria, la figura volvió a señalar a su hermano más pequeño, está vez con más énfasis.

- ¡Pero si él tampoco estaba complacido con el final!

- ¿Qué? No, yo solo dije que me quede con las ganas de verlos viviendo juntos en una granjita con seis hijos - Entonces puso una cara de lo más soñadora - Habría sido tan bello.

- Joder, ¿Seis? - La tercera ya tenía cara de burla irónica - Pues para no ser fan de los Uchiha sí que te interesa el renacimiento del clan.

- Aquí lo que importa no es el clan - Hablo entonces la mayor de ellos, provocando que la mirasen - Lo que importa es que tenía que aprender la lección y lo hizo, tenía que ser una buena persona y lo hizo, cumplió con cada una de nuestras exigencias incluyendo la apuesta y ahora está disfrutando de los resultados.

- ¿Es por eso que sacaste a Sasuke de la ecuación?

- Si - No se mostró avergonzado en lo absoluto por la pregunta - Ese Uchiha necesita urgentemente aprende a pensar en si mismo de vez en cuando, si dejaba que Sasuke le siguiera hasta aquí todo volvería a ser igual. Lo mismo va para sus padres, no necesitan preocuparse por la aprobación de nadie, ni pensar en ningún apellido. Lo único que deben hacer ahora es enfocarse en ellos mismos, y a nosotros solo nos queda esperar a ver que pasara después.

Las palabras le resultaron sorprendentemente sentimentales al Dios más alto, sin embargo, al de ojos celestes que le conocía un poco mejor no se le escapaba nada.

- Ajá, pero tú lo dices porque también hiciste trampa.

- ¿Qué? - Con cara de perdida totalmente, los ojos oscuros miraron los más claros y luego a los otros en busca de respuestas - ¿Y ahora de que hablan?

- De su alma - Explicó tranquilamente el más pequeño - Y de su destino. Esos dos están destinados a sufrir y morir demasiado jóvenes, el que estén bien ahora solo puede ser posible si se cambia el curso de la historia al llegar, y ese tuviste que ser tú - Miró seriamente al número uno quien se mostró muy tranquilo.

- Se lo merecían. Además, si tú sabes sobre su futuro debe ser porque trataste de hacer lo mismo, yo solo me adelante.

La figura dos se encogió de hombros.

- Tú lo has dicho, se lo merecen.

- Eso si - Se mostró de acuerdo la número tres - Les hemos jodido mucho como para no merecerlo, pero el hecho de que tengan una historia diferente ahora no significa que después no puedan volver a lo mismo.

- En efecto, aún tienen muchas vidas por vivir. Pero no nos preocuparemos por eso ahora... solo deja que lo disfruten.

Escuchando el alegre sonido de una risa de fondo, los tres dioses observaron a la distancia la imagen de su humano favorito viviendo la vida justo como desde un inicio desearon que lo hiciera, y aún si les había costado un par de sacrificios personales al romper algunas reglas, podían darse por bien servidos al ver a ese par estando junto, al ex marionetista abrazando entre espasmos a su madre y cierto hombre sexy caminar con nostalgia de manera inconsciente hacia donde vivía su mejor amigo y primer amor.

- Aún si no podemos volver, ¿Seguiremos cuidándoles, no? - Quiso saber la número dos, quien ya se había encariñado con todos aunque seguía prefiriendo a su pajarito.

- Claro - Respondió la uno, en lo que la número tres achicaba los ojos con una diversión malévola.

- ¿Y... seguiremos espiando?

El Dios observó con su amplia visión las tres escenas de esos chicos al mismo tiempo, suspirando con cierto aire conmovido. Era cierto, quizás sus reglas decían que la historia no debe cambiarse, que si estás hecho para algo debes seguirlo al pie de la letra sin desviarte ni mirar hacia otro lado, pero ellos por su parte también habían aprendido que eso no era del todo cierto. De modo que aunque el destino de Yahiko fuera no poder decirle a la persona que ama todos sus sentimientos, que el de Sasori fuera morir en manos de su abuela, que Itachi tuviera que ver a las personas que ama morir, o el que Deidara siempre termine suicidándose, si se hacía un esfuerzo, siempre se podía hacer una pequeñísima trampa.

El destino podía ser inevitable a veces, pero ellos eran Dioses, y siempre sabrían como jugarle sucio.

Sonrió.

- Dalo por hecho.











Fin.

Notas finales:

26_ Me pareció divertido que el mejor amigo de Deidara en el tercer mundo fuera Izuna porque en mi otro fanfic ellos no se soportan xD

27_ Este Obito tenía una fijación perturbadora por Deidara, se puede notar gracias a su comentario en el capítulo 31. De hecho, de no haber estorbado en su camino, podría haberlo disuadido de unirse a él.

28_ La abrumante mayoría de chistes que hay son frases al azar que iba soltando en plan joda y luego me pareció divertido ponerlas, también las expresiones como "Ay, señor" "Santa María Eugenia" y "Ave María purísima Marimar".

29_ Las situaciones en cuanto a peleas, heridas y poderes fueron lo más apegado al anime posible, pero también hubo puntos realistas en cuanto al seguimiento de la segunda dimensión. ¿Un ejemplo? Pain en Naruto Shippuden es una marioneta y por ello no sentía dolor, aunque los ataques si debilitaban a Nagato. En cambio aquí es un ser humano y por ello le dolió cuando Sasori le atacó por detrás o cuando Deidara le hirió con el Kunai.

30_ Otro ejemplo del realismo sería la escena de Pain y Deidara en el lago, cuando el poder del Rinnegan le impidió hacer algo tan sencillo como un clon para escapar, esto es en referencia a que Yahiko aquí es igual a Nagato resucitado con el Rinnegan, y para los que vieron el anime, Naruto y Killer bee tuvieron serios problemas para escapar de su agarre, al punto de que hubieran salido gravemente heridos (Sino es que muertos) de no ser por el Susanoo de Itachi (¡Ese es mi Uchiha! OwO) Hay que tener en cuenta que esos dos son Jinchurikis poderosos, uno se compenetraba a la perfección con su demonio y el otro estaba en la mayor fase de poder que había alcanzado hasta la fecha, y aún así ninguno pudo liberarse. Así que si ellos no pudieron, siendo lógicos, Deidara tampoco podría, menos con un nivel de descontrol arrastrado por varios años y multiplicado al cien por la compulsión de un ente celestial.

Esto no es gusto por las relaciones tóxicas, señores, se le llama ser objetivos. Y objetivamente hablando, a menos que se explotase de nuevo, Deidara no tenía forma de salir de allí. Punto.

Su desesperación estaba más que justificada, y la situación también.

31_ Lo que el Sasori de la segunda dimensión bebía para mantenerse joven era en realidad una mezcla entre hierbas naturales, una sustancia de su propia creación y un par de gotas de un líquido carmesí que encontró en una fuente escondida hace muchos años. Lo único que él nunca supo es que ese líquido es realmente sangre de la figura número dos.

32_ Pain dejo ir a Sasori del grupo como una forma de compensar el no haber hecho lo mismo con Deidara.

33_ No me gusta colocar las cosas porque si, pero todo lo relacionado al Kotoamatsuki de Shisui fue descartado para no enredarme más la vida. Mis disculpas a los fans más apegados a la historia.

34_ De manera peregrina, si Sasori hubiera ganado la apuesta se me ocurrió que su forma de morir sería porque su alma no resistiría sobrevivir demasiado tiempo en esa dimensión, por lo que su historia de amor hubiera finalizado como dos meses después de ser removido el Tsukuyomi. Soy muy maldita UwU

35_ Konan realmente no fue un personaje bueno, pero tampoco uno malo. Solo era una chica defendiendo sus intereses personales.

36_ El que Itachi resultara virgen fue por una imagen de Facebook en la que todos se preguntaban lo mismo, y pues para alguien tan centrado en su misión me pareció lógico que lo fuera. Itachi no pierde la virginidad, la virginidad pierde a Itachi 7u7 Perdón, tenía que ponerlo xD

37_ Aunque Sasuke nunca supo de la identidad de la pareja de su hermano si supuso que pertenecía a Akatsuki.

38_ Aunque tal vez no se viera demasiado, el Nagato y Deidara de esta historia ciertamente comparten varias similitudes: El flequillo les cubre un ojo. Ambos golpeaban a Pain por instinto cuando se ponía pesado. Los dos mantenían un carácter determinado a pesar de tener una infancia solitaria. Ambos eran muy persuasivos. A los dos les gustaba llevarle la contraria a Pain, y bueno, entre otras.

39_ La despedida final de cada chico en el último capítulo es un pequeño resumen de cómo fue su relación en el fic.

40_ La verdadera razón de porque a este Itachi no le gustaba que le llamasen por su nombre era que, así como el lo mencionó, todos para el eran conocidos, compañeros irrelevantes etc, por lo cual no consideraba que debieran hacerlo, excepto claro, Sasuke y ahora Deidara. El que decidiera que lo llamara por su nombre en la cabaña fue por dos razones justamente: Darle a entender que las cosas si iban a cambiar porque ya lo consideraba lo suficientemente importante como para que le dijera su nombre, y para subirse un poquito el ego Uchiha al verle gritar por él teniendo un sello hecho por Pain. Si, el tipo se nos puso celoso xD Pero vaya que disfrutó la vista de un Deidara rendido voluntariamente ante sus encantos, así que los celos valieron la pena.

Y el que me quiera venir con la de "Itachi no es para nada arrogante" o que no tiene sus momentos de ego, por favor que me explique de una manera humilde el:

"Eso de que soy el mejor no es especulación"

O el...

"Ustedes asumen que soy paciente, y por lo tanto, me subestiman"

Las dos frases son sacadas del Anime/Manga, así que como diría la figura número uno: ¡Me la chupan! XD

41_ Cuando al final Pain le dijo a Deidara que solo quería demostrarle que sabía lo que hacía se refería a todo lo que había mejorado como persona ¿Como? Pues que no abuso de su autoridad, no se mostró desagradable y, por sobretodo, no aprovechó su falta de memoria y la conexión que tenían para besarlo. Solo espero a que él lo hiciera y aceptó su derrota cuando no lo hizo. Aplausos para mi bello líder UwU

42_ El que Itachi le dijera a Deidara que se convirtió en su hogar no significaba que fuera más importante que Sasuke o que le estaba reemplazando. No, lo que quería decir es que con él volvía a tener, así fuera la ilusión, de todo aquello que había perdido, es decir: Una relación normal con alguien que te gusta y un futuro juntos. El "No hay nada que me devuelva lo que he perdido, pero tú me lo recuerdas" Hace alusión a lo mismo. Por eso con la frase "Siempre serás mi hogar" Solo está tratando de decir que aunque no estén juntos a su lado vuelve a sentir esperanza, y obviamente, que le quiere.

43_ Finalmente, si las figuras no hubieran subestimado tanto a Obito y le hubieran eliminado o devuelto a su dimensión apenas llegó, nada de esto habría pasado.

Y antes de las críticas: Si, dije que eran invencibles, lo que nunca dije es que fueran perfectas.

Y bueno eso fue todo, realmente estoy muy agradecida por el cariño que he recibido de mis dos lectoras favoritas: Una de mi país que adoro enormemente con sus comentarios divertidos que me hacen morir de risa, y otra de un país muy lejano pero que siempre llevo muy cerquita de mi corazón, mi adorable pajarita. De mi propio Pain quien es un chico super espectacular al cual le cedo mucho credito en el humor, y no se como no se volvió loco con lo que sale de mi cabeza xD Tambien a LadyKuro, por haberme dejado sus divertidos comentarios en la historia una vez resubida y no dejarme morir xD Eres un amor ;3

Y también por esos lectores fantasma que aunque no dejen comentarios les gusto la historia tanto como a mí. No subiré más fanfics despues de terminar Wilde porque necesito un descanso para reorganizarme y darle importancia a otras cosas, pero prometo que cuando vuelva traeré tres historias más.

Muchas gracias a todos (Menos a ti, Amor Yaoi, me hiciste pasar demasiadas arrecheras xD)  

Los ama infinitamente, Menma.    


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