Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Inevitable Destino (Resubido y Finalizado) por Menma Lightwood-Uzumaki

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Era una suerte que Deidara hubiera nacido ninja, porque de haber sido psíquico se habría muerto de hambre.

 

Peor aún, capaz y hasta lo fueran asesinado mientras dormía por haber dicho que se cumplirían tantas ridiculeces sin sentido que ni hasta el papa con toda la religión las fuera creído posibles.

 

¿Un ejemplo de esas ridiculeces?

 

Ummm veamos...

 

Ah, sí.

 

Que una salida con Itachi Uchiha podía salir bien.

 

No era tanto que el Uchiha fuera tan conversador como un gorila en celo, o que sus únicos comentarios fueran más demandantes que un adolescente hormonal en pleno siglo veintiuno. No, lo terrible era su bipolaridad. Primero se mantenía en un silencio absoluto, luego cambiaba de idea y hacia comentarios al azar, para a la final igual volverse a encerrar en su caparazón de frialdad sin darle tiempo ni de considerar responder.

 

La cosa empeoró cuando llegaron a la aldea de la arena.

 

Pasar desapercibido no fue lo difícil, al fin y al cabo por alguna extraña razón a la gente no parecía preocuparle los extraños con exuberantes sombreros (Cosa rara, por cierto) la parte verdaderamente jodida fue cuando se dió cuenta que no tenían realmente un plan, y se puso peor cuando descubrió que el Uchiha solo se limitó a usar sus ojos para conseguir lo que quería.

 

¿La buena noticia?

 

Estaban avanzando.

 

¿La mala?

 

Lo había dejado atrás.

 

Intento decirle un par de ideas que había desarrollado para recolectar información, pero fue ignorado de forma tan grosera que, molesto, le dió la espalda y se separó de él.

 

El Uchiha ni muestras dió de notar su ausencia.

 

"¿Y si me voy?" Tanteó la idea con cierta esperanza, podía aprovechar esa oportunidad y escaparse, pero cuando miró de reojo a su espalda, el Uchiha, como leyendo sus pensamientos, le dió una sola mirada crítica que para él significó algo así como:

 

"No"

 

No era un "no" de "Si te atreves te mato" o un "no" de "Inténtalo si puedes. Era solo eso, un simple y sencillo: No. N-O, y con eso fue más que suficiente para saber que el Uchiha ya se figuraba lo que podía hacer, y le estaba advirtiendo netamente no que no lo podía intentar, si no que no iba a funcionar.

 

¿Y aun así lo intentaría?

 

Obviamente no.

 

No pudo, no podía y definitivo que jamás podría. Triste pero cierto.

 

Una vez solo, y en vista de que no tenía ánimos de quedarse sin hacer nada, puso en marcha uno de sus nuevos experimentos. Con un pequeño puño de arcilla creo una cantidad enorme de pequeñas hormigas, las puso sobre un pájaro pequeño y las mando para el sitio donde él sabía que el Jinchuriki del Ichibi vivía. Esa información se supone que no sería verificada hasta dentro de un año, pero él tenía algo que probarle a ese engreído así que se arriesgaría. Utilizando una técnica similar a los hilos de chakra usados por su compañero de equipo, siguió el rastro de sus hormigas y las instruyó a adentrarse por las paredes.

 

Recolectó toda la información posible, algunas cosas ya las sabía, pero otras no. Y cuando tuvo suficiente solo se deshizo de ellas, al fin y al cabo la cantidad de chakra en ellas era demasiado baja como para realizar explosiones útiles, pero por lo mismo eran buenas para el espionaje, su nivel de poder era tan bajo que eran casi indetectables.

 

Caminó hacia la salida de la aldea con precaución y tomó algo de distancia. Más tarde, se sentó en una de sus creaciones para pasar el rato y esperar a su nuevo compañero.

 

Lo malo fue que, estando a solas, fue difícil que su mente no vagara a un rumbo peligroso.

 

Vale, estaba seguro que ese beso le había gustado, no le gustaba Pain, incluso ya no le agradaba (Quizá un poco aún pero ese no era el punto) pero no era de piedra. Y ese beso vaya que se lo había recordado. Ahora, tampoco ayudó mucho toda esa manoseadera, sentir esa mano trepar por su estómago hasta sus puntos sensibles fue...

 

Simplemente no tenía palabras.

 

El punto importante era el siguiente, si Pain se encontraba bajo los efectos de esos dioses caprichosos (Y estaba muy seguro de ello) ¿Sasori e Itachi también? Eso podría explicar por qué Sasori le había dejado quedarse a dormir y le había protegido, y porque el Uchiha se había tomado la molestia de ayudarle con sus dolencias, cuando en su mundo el hombre ni siquiera se inmutó cuando lo vio sin los brazos.

 

Pero... ¿Eso significa que lo que sucedió con Pain también sucedería con ellos?

 

Un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando se imaginó teniendo una escena sexual con alguno de esos dos. Con Sasori sería traumante porque parte de su ser aún piensa que el hombre no tiene pene, aparte de los siglos que tiene encima, es decir ¿Cuál sugar daddy?; Y con Itachi pues...

 

¿Cómo sería con Itachi?

 

Supuso que la gente pensaría que debería sentirse orgulloso, es decir, ser el interés romántico de un Uchiha debe ser un gran honor, sobre todo cuando solo quedan dos. Pero él no quería tener que lidiar con toda esa carga emocional que conlleva, además de las lágrimas de sangre y ese carácter de mierda que te hace sentir inferior por el simple hecho de respirar.

 

¿Y si lo rechazaba? Honestamente lo creía capaz de matarlo por herir su ego, así que aceptara lo que aceptara igual terminaría muerto.

 

- Maldición - Suspiró, cerrando los ojos con fuerza - Voy a morir joven.

 

- Es probable - Comento cómo si nada una voz, pero Deidara no necesitaba abrir los ojos para saber quién era.

 

- ¿Encontraste algo?

 

- No hubo mucho que pudiera encontrar. Los altos rangos pocas veces salen al exterior.

 

- ¿No te funcionaron tus trucos satánicos? - No pudo evitar la burla, aún seguía ofendido por ser ignorado.

 

Ante el silencio, el rubio abrió tentativamente un ojo para encontrarse con una mirada fría y distante.

 

- ¿En dónde estabas?

 

Le sorprendió más la pregunta que el tono de seriedad, pues bien que hace unas horas se pudo haber ido a Asgard y el Uchiha ni lo fuera notado.

 

- Aquí - Respondió como si fuera obvio - ¿En dónde estaría?

 

- ¿Qué te parece allá? - Señaló la ciudad que se veía algo a lo lejos - Haciendo algo útil.

 

Más allá de cualquier respuesta borde, el artista le extendió una mano, y el Uchiha se adelantó un paso para tomar el papel que había en ella. Era algo largo, pero allí es donde le había anotado toda la información que pudo obtener de sus hormigas, más la información que ya sabía de memoria y utilizo para tener ventaja.

 

"Chúpame esa, engreído"

 

Esperaba un cumplido, o por lo menos algo que diera señales de un agradecimiento. Pero su compañero solo se dió la vuelta y camino de regreso a casa de la misma manera que había llegado: en silencio, ignorando su presencia como quien ignora la basura en la calle.

 

"Maldito Uchiha malagradecido" Refunfuño en su interior con molestia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

               OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Llevaba tantas horas deseándole la muerte al Uchiha que no noto que había anochecido, el desierto ya había desaparecido a sus espaldas, pero recién se habían adentrado a los bosques y ya se estaba durmiendo sobre su pájaro de arcilla. Había sido una semana muy dura, y saber que aún faltaba un día entero para regresar le quitaba ánimos. Los ojos le pesaban, la cabeza se le iba hacia adelante y le costaba demasiado mantenerla derecha. Había bostezando al menos diez veces en cinco minutos, y su ser le gritaba que se fuera a dormir o se desmayaría.

 

- Deidara - El rubio se obligó a levantar la cabeza de su comodidad para observar esos ojos rojos que brillaban en la oscuridad. A pesar de ir a pie, el Uchiha no se veía muy cansado - Descansaremos en la siguiente cueva, estamos muy lejos para dormir en una posada.

 

- De acuerdo - Respondió quedito, estaba más dormido que despierto. Lo único que faltaba era que empezara a babear.

 

La cueva que encontraron no era muy grande, pero por lo menos estaba bien oculta, lejos de cualquier aldea. Tenía apenas un poco de sus cosas, porque por lo general viajaban ligero, de modo que en tres segundos ya todo estaba listo.

 

- ¿Quieres que tome la primera guardia? - Lo había dicho meramente por educación, y porque sabía que el azabache lo había visto cabeceando en su ave.

 

Por lo cual, fue más que sorprendente cuando se quitó la capa y le miró.

 

- Sí.

 

Y procedió entonces a irse a un rincón y acomodarse para dormir, dándole la espalda, por supuesto. Deidara le observó boquiabierto, ese pedazo de imbécil acababa de verlo morirse de sueño y aun así permitía que se quedara vigilando.

 

Gente, la caballerosidad podrá no haber muerto, pero ciertamente al Uchiha le valía verga.

 

De acuerdo tenía que ser sincero, había sido culpa suya por estarse ofreciendo, pero eso le pasaba por esperar amabilidad de un Uchiha; Quejándose entre dientes salió al aire libre para que el frío de la noche lo espabilara, y se quedó el resto del tiempo observando las estrellas.

 

Luego de tres horas estaba literalmente muriéndose. Una mano tanteando debajo de sus ojos confirmo que tenía unas ojeras terribles, y no podía parar de bostezar. Se hubiera permitido dormirse un rato de no ser porque sus vidas corrían riesgo, y tampoco quería defraudar a los demás, puede que en sus planes estuviera abandonarlos tarde o temprano, pero hasta ese día estaría a la altura del reto, mucho más incluso de lo que lo hizo antes. Y entre eso se encontraba no cometer errores de novato ¿En pocas palabras? No sé dormiría durante una guardia.

 

Faltando solo diez minutos para que pudiera irse a dormir, a eso de las dos de la mañana, escucho algo de lo más impactante.

 

Y venía del interior de la cueva.

 

Con cautela se dió la vuelta y se acercó a la fuente del ruido, sonaba como una queja de dolor, y se sorprendió más aún cuando descubrió que era el mismísimo Uchiha, quien aún estaba dormido, pero parecía estar hablando en sueños. Creyó que estaba sufriendo algún ataque, pero parecía solo una pesadilla.

 

"¿Debería...?"

 

Estaba decidiendo como despertarlo cuando un murmullo se elevó entre el silencio.

 

- No - El azabache emitió un quejido que le dió a entender a Deidara que su sueño no debía ser nada agradable - No quise hacerlo...

 

"¿Qué cosa?"

 

- Sangre... puedo oler la sangre...

 

"No puede ser"

 

El cerebro le hizo click, y entendió rápidamente que el portador del Sharingan, el hombre más temido de todos los tiempos... estaba teniendo una pesadilla del día que asesinó a su clan. Toda la vida había pensado que lo había hecho a sangre fría, que no se arrepentía de nada, pero por lo visto no era así. No conocía a ciencia cierta la historia de Itachi Uchiha, sabía lo que todos sabían: Que asesino a su clan y que no tenía sentimientos. Por ese acto tan cruel es que todos le temían, y él nunca le vio de otra manera más que eso. Un hombre oscuro y sanguinario.

 

Pero... ¿Porque parecía entonces que se arrepentía? Un monstruo no sentía culpa, no sentía remordimiento alguno ¿Porque supuestamente un hombre oscuro y sanguinario estaba lamentándose en sueños?

 

La pesadilla se estaba volviendo más violenta.

 

- Cuerpos... dolor... ellos gritan... no puedo hacerlo - Se sacudió súbitamente con violencia, y antes de que el rubio pudiera procesar si era buena idea o no, se arrojó al suelo y le puso una mano en el cabello.

 

- Ya... - Susurro lo más bajo que pudo - Está bien...

 

Por un segundo pensó que el Uchiha se despertaría y lo apuñalaría por atreverse a tocarlo, pero lo cierto es que no despertó, al contrario, su cuerpo pareció encontrar paz con ese contacto, y se recargo en él hasta que la pesadilla desapareció por completo.

 

"Se ve... tranquilo" pensó al verle dormir, era cómico que solo de esa manera no pareciese el ninja mortal que todo el mundo temía.

 

Deidara se distrajo el resto de la noche sostenido la mano de Itachi, y dándole unos toquecitos con la otra mano cuando las pesadillas amenazaban con volver. La tarea lo mantuvo tan ocupado que la mañana llego y él no pegó el ojo en ningún momento. Sabía que tuvo que despertarlo, pero simplemente no pudo hacerlo. Incluso el sueño pareció quedar en segundo plano, pues no le costó nada el mantenerse despierto.

 

A la mañana siguiente procuró tomar distancia y sentarse en el borde de la cueva. Supo que ya no estaba solo cuando alguien se colocó a su lado.

 

- Es hora de irnos - Dijo el menor poniéndose de pie, no quería mirarlo, pero tenía que.

 

La expresión del Uchiha era sombría, la única diferencia es que esta vez no transmitía frialdad, quizás solo era... ¿Reproche?

 

- No debiste.

 

- Tuviste una pesadilla - Arguyó Dei levantando los hombros - Da igual, dormiré cuando volvamos.

 

Una furtiva mirada de reojo le dió un vistazo único en la vida, Itachi estaba justo ahí, frente a él, mirando con una cara de entre incredulidad y pasmo.

 

"Creo que lo he sorprendido"

 

Su ser realmente quería disfrutar de esa visión, pero estaba muy cansado. Su pájaro de arcilla lo recibió con gusto, y ya en su espalda se permitió suspirar con cansancio, había sido una semana dura.

 

El Uchiha no le dirigió la palabra en ningún momento, pero no sé inmutó por eso. A pesar de que tenía un montón de preguntas, sabía que no era de su incumbencia.

 

Llegar a la base nunca le había dado tanta felicidad como ahora, hogar o no, allí adentro había una cama que le daría gusto de recibir. Bajo de su transporte con la lentitud de quién camina hacia la horca y arrastró los pies hasta adentro.

 

- Deidara.

 

"A la verga, ahora no"

 

Con toda la paciencia del mundo se giró para encarar a su dolor de cabeza favorito.

 

- Necesito que vengas y me hagas un informe escrito sobre la información que recaudaron - Ordenó el líder de Akatsuki con la seriedad a la que se había acostumbrado en su dimensión.

 

"Bueno, no me dice "Dei-kun" pero al menos tampoco quiere violarme"

 

- El Uchiha tiene toda la información necesaria.

 

- Estoy al tanto, pero eso no es lo que te estoy pidiendo.

 

- De acuerdo... - "Ya que" Suspiró y avanzó atrás de él en silencio.

 

Esto era lo que pasaba cuando intentaba ser bueno, las cosas le salían del culo.

 

- Es necesario que aprendas a hacer los informes si quieres salir de misión solo en un futuro - Le explicó Pain sin tener que preguntarle.

 

Y honestamente no pensaba preguntarle nada, solo haría su trabajo y se iría. Aunque le parecía gracioso que justo cuando empezaba a llevarse bien con el resto del equipo en las misiones fuera que le tomara interés en mandarlo solo al exterior.

 

Exceptuando su inalterable cara de zombie, su entrega de información estuvo bien. Explicó cómo había encontrado la información y le repitió a Pain lo que había hallado, todo sin bostezar ni una vez. Solo ese hecho lo considero un logro.

 

- ¿Algo más? - Esperaba que no, una hora más y sería capaz de dormirse encima de la tapa del inodoro.

 

- Si - "Maldita sea" Se lamentó Dei; Pain suspiró - Verifique los datos que teníamos con Zetsu, parece que el único que estuvo dando información de Akatsuki fue Orochimaru, quizás esté algo resentido aún por la mala manera en la que se fue del grupo, pero como su información no es reciente, no hay nada de qué preocuparse.

 

Deidara asintió una sola vez, ganándose una mirada escéptica.

 

- No luces sorprendido.

 

- Era de esperarse - Se las apañó para sonreír de lado - Además, estaba seguro de que no fui yo.

 

- Ya... - Se levantó de la silla y camino hacia el con precaución, solo le faltaba poner las manos en los bolsillos - Sobre la otra noche, debes saber algo.

 

Aquí vamos...

 

- ¿Qué cosa? - Cuestionó el de coleta.

 

- No estoy enojado contigo, ni tampoco pienso expulsarse.

 

- ¿Deberías? - Era sorprendente como aún muerto de sueño se las arreglaba para sonar sarcástico.

 

A Pain no le causaba gracia, sin embargo.

 

- Atacaste a tu líder, Deidara, solo con eso mereces la muerte.

 

- Tú me acorralaste - Se indignó Dei, señalándolo con el dedo sin importarle si era irrespetuoso o no. Coño, que el tipo lo había lanzado contra un mueble, más irrespeto que ese no hay.

 

- Si te acorrale es porque te metiste en mis asuntos.

 

- Si, lo recuerdo - Asintió con sorna - Y también recuerdo que solo por eso te dió por ahorcarme.

 

Pain se cruzó de brazos con ese tinte malo que lo definía.

 

- Tú me lanzaste una explosión en la cara.

 

- ¡Si bueno! - Se hartó finalmente el artista, víctima del sueño, la frustración, el ser ignorado por el Uchiha y su propia estupidez - ¡No haberme besado entonces!

 

A ambos se le abrieron demasiado los ojos tras esas crudas palabras.

 

El portador del Rinnegan estaba sorprendido, no había tenido ni la más mínima intención de sacar ese tema a relucir, principalmente porque se sentía bastante confundido, y no quería perder de vista su objetivo por un simple seguidor, otro más de su equipo... Aunque Deidara no era solamente eso... ¿O sí?

 

Carraspeó.

 

- Ya puedes retirarte, Deidara.

 

"Este imbécil..." Una mirada incrédula después, el rubio salió de la habitación con un bufido que significaba claramente una fuerte grosería.

 

"Ese carácter..." Se quedó viendo fijamente el lugar por donde ese chico se había ido.

 

Su mente vago hacia el pasado, a una época en donde Akatsuki representaba más que solo un grupo de criminales de rango S, una época en donde el cabello largo de Deidara no era dorado sino rojo, y sus ojos en vez de azules tenían ese tan codiciado Rinnegan...

 

"Es idéntico a él"

 

Pero él ya no estaba.

 

El ruido de la puerta volviéndose a abrir lo saco de sus pensamientos. Los ojos que por allí aparecieron no eran azules ni mucho menos púrpuras, eran de un distintivo color ambarino que tendían a mirarlo con preocupación. Como ahora.

 

- ¿Estas bien?

 

Se quedó un segundo en silencio, la mujer que tenía enfrente era la única que podía entenderlo, sin importar que fuese. No en vano era su mejor y única amiga. Pero por alguna razón, no encontró palabras para describir su tortura.

 

- Si - Mintió, y ella lo supo, pero no comento nada mientras el tema volvía a girar en torno a su misión.

 

Así eran ahora las cosas. No más sentimentalismos, no más momentos de debilidad.

 

No más Nagato.

 

Sus pensamientos depresivos no le devolverían su felicidad, porque no había manera de retroceder al pasado. Había que aceptarlo. Akatsuki no era su familia, está guarida no era su hogar...

 

Y Deidara no era Nagato.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

               OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Conocen la sensación de estar furioso hasta la madre?

 

Bueno, multiplicado por diez es como se sentía Deidara.

 

El sueño le había mostrado el dedo medio y se fue una vez la ira llegó, así que se desvivió entrenando para desahogarse. Hacia explosiones y daba golpes como si la vida le fuera en ello, pero apenas y se daba cuenta, estaba muy ocupado maldiciendo a su jefe y a la enorme estupidez que había cometido al decir esa locura en voz alta. Es decir ¿Quién le entendía? Se pasaba toda la noche preocupado de que le saquen el tema y justo cuando pudo haberse ido en paz ¡Pam! Saca el mismo el tema. Es que tenía que ser idiota, solo a él se le ocurre una idea semejante.

 

"Yo y mi estúpida boca ¿Porque nunca se cuándo callarme?"

 

Siguió maldiciéndose a si mismo hasta que terminó de entrenar, incluso mientras tomaba su baño, pero dejo de hacerlo cuando todo el cansancio se le vino encima.

 

Fue como si de pronto le hubiesen dado un golpe al estilo Mortal Kombat en la espalda, uno tan fuerte y crítico que lo dejó desvalido.

 

- Maldición...

 

Se había desahogado tanto que ya no tenía energía.

 

Camino a trompicones a su habitación, pero tuvo problemas subiendo las escaleras. Considero la idea de ir con Sasori solamente para ahorrarse un piso, pero se retractó un segundo después, ya no quería deberle más nada.

 

Terminó caminando el siguiente tramo de escaleras con una lentitud digna de un caracol, pero cuando finalmente llegó a su piso, otra persona le estaba esperando.

 

Estaba recargado en la pared divisoria de ambas habitaciones, pero se irguió al verlo llegar.

 

- Tardaste mucho - Deidara estaba seguro que eso era una queja.

 

- ¿Qué haces aquí, Uchiha? - Le salió un tercio pregunta, otro tercio de queja y finalmente el restante en una combinación de: "Me vale verga la vida" y "Mantenme"

 

El azabache arqueó una ceja.

 

- Vivo aquí.

 

- Ya - No estaba de humor para su sarcasmo - Nos vemos entonces.

 

Camino hasta su habitación, pero fue interceptado a medio camino.

 

- Tenemos que hablar.

 

- ¿Qué? ¿Estás embarazado? - Incluso las bromas le salían sin gracia, le rodeó a paso lento y siguió derecho - Estoy algo ocupado, hablaremos mañana.

 

Una mano le sostuvo el antebrazo con firmeza, obligándolo a parar.

 

- Te dije que tenemos que hablar.

 

- Y yo te dije que... - ¡He ahí señores! He ahí cuando las defensas mentales de nuestro rubio se fueron para el carajo. La vista se le nublo, perdió el equilibrio y se fue hacia un lado.

 

Una mano se unió a la otra y le sostuvo el otro brazo antes de que se fuera de cara contra la pared.

 

- ¿Deidara?

 

- Solo déjame dormir un rato... - Termino por decir, apenas y podía verlo con los ojos entrecerrados.

 

Lo siguiente que pasó no estuvo del todo seguro si fue un sueño, pero debió haberlo sido, porque antes de rendirse a los brazos de Morfeo, sintió otros muy distintos llevándolo en volandas hacia una habitación, supuso que era la suya, y luego lo recostaron en una cama.

 

Tuvo un sueño reparador y profundo, de esos que cuando te levantas te sientes como drogado. Todos sus músculos estaban suspirando de alivio y su cerebro se sentía más despejado que nunca.

 

Por esa razón precisamente es que supo que no estaba soñando cuando al levantarse identifico que esa no era su habitación. Era muy simple, muy oscura, apenas y había cosas que señalar, y las que había estaban en perfecto orden, de esa clase que provoca arruinarlo todo solo por diversión.

 

- Estaba considerando seriamente usar el Sharingan para despertarte, pero supongo que no será necesario - Dijo de pronto una voz a su izquierda, y casi se desmaya de nuevo al ver al Uchiha sentado de manera pacífica en una esquina de la cama.

 

De su cama.

 

La misma en donde estaba él.

 

Santo Vergatario Angulo, estaba en la cama del Uchiha con el Uchiha.

 

- ¿Cuánto tiempo estuve dormido? - Pregunto somnoliento y frotándose un ojo.

 

- Poco más de veinte horas.

 

- ¿¡Veinte horas!? - Se exaltó el rubio, espabilándose al fin - ¿Qué hora es? ¿Qué hago en tu habitación? ¿Porque no me despertaste antes?

 

El Uchiha le observó con esa mirada indescifrable.

 

- Tú tampoco lo hiciste.

 

- Eh... - Rápidamente entendió que se refería a la otra noche en la cueva - Pero eso fue diferente, tú lo necesitabas.

 

- Y tu necesitabas dormir, estamos a mano ahora - Resolvió como si del clima se tratase.

 

- ¿Qué? No, es decir...

 

- Es medianoche - Prosiguió ignorando sus balbuceos - Y te traje aquí porque imaginé que no querías que entrara a tu habitación.

 

Buen punto, pero había una falla en ese plan.

 

- Entonces ¿Para evitar violar mi privacidad en vez de llevarme a mi habitación... me trajiste a la tuya? - Levantó una ceja, eso era incluso peor según su lógica. En especial teniendo en cuenta que podría haberle matado en esa habitación y nadie hubiese entrado por respeto al Uchiha - De todas formas estaba inconsciente, mi espacio personal era lo último en lo que estaba pensando.

 

- Tal vez, pero sigo teniendo que hablar contigo, y no hay lugar más seguro que este.

 

- A menos que vayas a legarme una herencia maldita no sé qué podrías decirme que no se pueda discutir afuera... O en mi habitación.

 

El Uchiha cerró los ojos unos segundos y para cuándo los abrió allí de nuevo estaba el Sharingan, tan amenazador como siempre.

 

- Deidara... Quiero dejar en claro algo, no soy un ángel de la compasión que disfruta ayudar a los demás. Si te he ofrecido apoyo estos últimos días es porque en cierta forma te lo debo. Sin embargo, quiero que entiendas que eso no significa nada. No somos amigos, ni tampoco compañeros, solo trabajamos juntos cuando debemos.

 

Cuatro respiraciones más tarde, Deidara se encontró cruzándose de brazos.

 

- ¿Me trajiste aquí para decirme lo que ya se?

 

- No, te traje aquí para decirte que si le dices a alguien lo que sucedió en esa cueva te mataré con mis propias manos.

 

Así, directo y al punto. Fue como recibir un balazo directo al cráneo, justo entre los ojos. Deidara se permitió quedarse mudo unos segundos antes de hablar de nuevo.

 

- ¿Porque?

 

- Porque no es tu asunto.

 

- No, a lo que me refiero es a ¿Porque? ¿Porque te asusta que la gente sepa que eres humano?

 

¿De dónde había salido eso? Pues ni la madre Teresa lo sabía, simplemente le había salido. Quizás era porque acababa de despertarse de un sueño para fuerte que el de la bella durmiente, o tal vez solo era que lo había pensado mucho durante el día, pero era la única conclusión a la que podía llegar.

 

Itachi seguía muy serio.

 

- No me asusta - Dijo finalmente, su voz neutra - Pero hay cosas que es mejor dejarlas ocultas.

 

- ¿Cómo tus sentimientos?

 

Supo que se había pasado de la raya cuando el Uchiha de levantó de pronto, se puso a un lado de la puerta y la abrió un poco.

 

- Espero que todo te haya quedado claro más que claro - E hizo un gesto con la cabeza hacia la salida.

 

Deidara lo captó al primer momento, era hora de irse. "A los perros se les corre mejor" pensó con un pequeño tic en la ceja.

 

No obstante, justo antes de salir no pudo evitar mirarlo, puede que por fuera tuviera esa cara de terror que asustaba a cualquiera, pero por algún motivo él podía ver dentro de eso. Justo allí, bajo esa máscara de indiferencia estaba el mismo chico que se arrepentía en sueños por las cosas que había hecho.

 

- ¿Sabes? - Comentó en el marco de la puerta - Puede que no sepa lo que se siente masacrar a toda una aldea, o ser el genio de un clan, pero sé cómo se siente estar solo... sentir que no tienes lugar a donde ir, y eso, Uchiha - Le miró fijo - Es la muerte más lenta y dolorosa que se puede llegar a experimentar.

 

Salió de esa habitación sin mirarlo apenas, solo lo necesario para ver que lo había dejado sin palabras. Se encerró en su habitación y se acostó bocabajo en la cama. Soltó un grito frustrado que su almohada logro reducir, mientras él se debatía si jalarse o no los cabellos por la frustración.

 

¿En qué lío se había metido ahora?

 

Oyó un portazo fuera de la puerta, y con algo de fastidio de que fueran Kakuzu y Hidan discutiendo de nuevo (La última vez que pelearon tuvo que pegar la puerta de nuevo a su sitio con pega de zapato) asomó la cabeza para espiar. Pero no era el dúo inmortal el que hacia ese ruido, era nada más y nada menos que el Uchiha.

 

El azabache se detuvo un momento a medio pasillo, estaba de espaldas pero Deidara presintió que sabía que él estaba ahí.

 

Vaciló, pero de todas maneras siguió su camino.

 

Deidara suspiró, dejándose deslizar por la pared hasta aterrizar en el suelo.

 

¿En qué lío se había metido ahora?

 

¿La respuesta?

 

En uno muy grande.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Continuará...

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).