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Katze por Arwen Diosa

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Notas del capitulo:

Hola! 

Espero te guste esta continuación

Riki tenía los ojos cerrados,  apoyaba las rodillas en el balcón y dejaba que el fuerte viento desordene su cabello, se meta entre su ropa y la sacuda provocando un silbido. En algún momento dejó de sostenerse y extendió las manos a los costados, el empuje del viento fue inmediato,  parecía que podía caer hacia adelante, directo a los brazos del abismo y luego parecía que podía caer  atrás, de vuelta a la seguridad de esa casa. 
 El reencuentro con su pandilla hace unas semanas le desquebrajo la última pieza de la máscara que estaba usando para lidiar con los demás y él mismo. “ - SI AMO a un Blondie, SI VIVO con él y SI TODO empezó cuando decidió hacerme su… mascota”.
Desde que regresó del fuego de Dana Bhan pidió a Iason que informará a través de Katze a los Bison que estaban vivos, no quería que Guy cargará con culpas fantasmas, pero este había sido su primer encuentro desde entonces.
Para Riki no fue fácil poner en palabras tantos sentimientos acumulados y había tenido que tener la cabeza para guardar silencio y estar dispuesto a escuchar explicaciones. Hablar y escuchar, estar dispuesto a entender sin estar de acuerdo y luego… perdonar. Se sintió extrañamente vulnerable y necesitó pedir perdón también, especialmente a Guy. Fue raro pero le dio alivio el percatarse que sin importar las circunstancias o el tiempo separados las razones de un día haberle confiado su vida seguían ahí. Una vez dichas las cosas sin extrañas metáforas y sólo la verdad fue más fácil comprenderse. 
Guy…
El abrazo de reconocimiento que compartieron antes de cualquier palabra fue sanador para ambos.  Había mencionado a Iason que el tiempo se encargaba de muchas cosas, pero con Guy entendió el significado de esas palabras.  
Una corriente particularmente fuerte lo golpeó llevando su cabello y ropa hacia adelante, disfrutó la adrenalina del vértigo ante la vista infinita delante de sus pies. Una caída desde esa altura era la muerte sin remedio, pero Riki se sentía tan libre en esos momentos, donde antes estaba prisionero y reducido a una criatura sin derechos ahora… 
Era amado y amaba, estaba cerca de ser ciudadano aunque eso no importará mucho pero lo hacía porque miles de vidas iban a  cambiar para bien y todo por Iason Mink.  
Riki sólo podía sonreír ante esa libertad.
-¿Riki? Por favor ¡Bájate! Estas muy cerca a la orilla -  Al escuchar la voz ligeramente cambiando de tono,  con lentitud bajó de las macetas que pisaba para elevarse un poco sobre el barandal y se alejó de la orilla.
-Hola Kat, ¡Por fín puedes volver al ático! ¿Qué hiciste para que te castigará Raoul? – Riki se adentró un poco al ver que Katze no saldría por completo al balcón.
El jovencito pelirrojo con grandes ojos dorados rozaba los trece años ahora, su anatomía juvenil dejaba atrás todo vestigio de su niñez,  era delgado pero no tanto y se elevaba un poco más sobre el estándar. Su cabello había mantenido el corte, un poco más largo de adelante que de atrás, con algunos cabellos esparcidos sobre la frente y cayendo con gracia por los lados de su rostro. También había dejado por completo que Raoul o Yumi escogieron su ropa para empezar a decidir por el mismo, adiós toda esa ropa brillante y con figuritas, ahora prefería los colores opacos  y chaquetas de cuero al estilo de Riki, siempre le había gustado el estilo del mestizo. Los muebles tenían un uniforme que le parecía aburrido e impersonal y los Élites eran demasiado elegantes en su formalidad, Riki era el único que tenía un estilo propio. Varias veces se había inspirado en él al escoger su propia ropa. Además,  entre todas las cosas le gustaba pasar su tiempo libre con Riki, parecía ser con quien mejor se llevaba, era refrescante su irreverencia y falta de etiqueta que adoptaban todos los demás. Sin embargo, Raoul siempre sería a quien quisiera más.
- Raoul exagero,  solo estaba intentando mirar en la programación de su computadora, dice que borre las grabaciones de seguridad de su laboratorio pero es mentira. Ya quisiera saber como meterme a hurgar los vídeos de seguridad. No entiendo nada de computadoras – recordó Katze cruzándose de brazos.  Además este castigo había sido casi sorpresivo considerando lo mucho que había cambiado su conducta. Al menos Yumi ya no tenia tantos dolores de cabeza.
Riki lo miró por debajo de sus pestañas, entrecerrando los ojos,  ¿Programación y computadoras? Sin querer profundizar  cambió de tema.
-¿Yumi esta aquí? – Riki observó los alrededores, se suponía que Iason tardaría en llegar a casa.
-No, me dejó con Cal y se fue.
-Genial, Kat quieres….
-Necesito hacerte unas preguntas - Katze le cortó y Riki no insistió en sus planes de dar un paseo en su motocicleta. Hace algún tiempo ya pensaba que sería buena idea sacarlo de la Torre. Distraer a Cal no sería un problema.
-¿Qué pasa? - Riki elevó una ceja, se notaba que Katze estaba nervioso y no sabía que palabras usar. 
“¡Oh! No, maldición” pensaba Riki, sabía que éste día llegaría y no podía odiar menos a Raoul Am, Katze haría preguntas y él sabía todas las respuestas pero no tenía corazón para decirle “Bueno sí, en unos meses la mierda pateara tu cerebro por que te hicieron en un laboratorio”.
Katze cortando su línea de pensamiento vino con esto:
-Me ha estado sucediendo estos últimos días… por las mañanas aquí abajo… es diferente –  hizo un gesto vago a su entrepierna - ¿Es normal, te sucede?
Al entender las referencias Riki casi se ríe de alivio.
-¡Es una erección, nada más!
Volvió al balcón, apoyó los codos, sacó sus cigarrillos y prendió uno, bendito tabaco que llenaba sus pulmones dejando ese cosquilleo  que calentaba su garganta. 
-¿Una erección? – esa vocecita sonó tan confundida,  se giró y consideró  su respuesta. Katze creció dentro de la Torre Eos y nada lo expuso a saber o entender del sexo, nunca tuvo que ir a un espectáculo de mascotas o crecer en las difíciles calles de Ceres… básicamente sus amigos eran algunos muebles que lo cuidaban como a un bebé y el mismo Riki, Zen no contaba porque se veían muy poco.  En resumen, ¡no sabía nada! Riki arrugo la frente ¿Qué le iba a decir? Claro es tu pene que se pone duro, significa que ahora puedes metérselo a alguien. Algo así le habían dicho a él o escuchó en alguna parte cuando todavía estaba en Guardián… ok, no habían sido de mucha ayuda los bastardos.
Katze se animó a salir al balcón, y extendió la mano para tomar el cigarrillo. Riki le había dado uno la anterior vez aunque sólo lo había puesto en sus labios e inhalado un poco, tal vez ahora podría intentar probarlo mejor.
-Lo siento niño, Iason me prohibió darte de éstos – Riki señaló las cámaras de seguridad con la cabeza, y a Cal que hacía algo en la cocina, Iason había mencionado algo parecido a que Raoul sintió el inconfundible olor en los cabellos y piel de su Azafrán a pesar de haberse cambiado de ropa y masticar chicles y casi se vuelve loco.  No había mencionado nada a Katze para no ponerlo más testarudo, era mejor que Riki no se los de -  Tranquilo tendrás tiempo para probar esta mierda, ¡eres un niño! 
Riki estuvo de acuerdo con la política cuando pensó que no quería a  Katze fumando como una chimenea por su propio patrocinio.
-¡Vamos!
-No.
Katze se quedó mirando cruzado de brazos mientras Riki aplastada el consumido palito blanco, esperaba al menos que retomará su principal conversación sin tener que preguntar de nuevo y gracias a Júpiter así fue.
-¿Le has dicho a Raoul sobre tu problema mañanero?
-Si. Entró la otra mañana a mi habitación de repente y yo estaba… mirándome por debajo de las mantas. Intentó no ponerse nervioso pero se puso nervioso.
-¿Qué te dijo? – así sabría Riki no hablar de más. 
-Mencionó glándulas y hormonas, que era normal y tendría algunos cambios mas pero me dejó más confundido. Principalmente quiero saber qué hacer cuando esta así parado – Katze se sonrojo un poco pero sentía confianza con Riki.
-¿Qué has estado haciendo hasta ahora? – con sus preguntas básicamente estaba tanteando el terreno.
-Nada, se baja solo o me meto a bañar y espero...
- ¡Bien! Eso está bien. Sigue haciendo eso Kat – pensó que como el  resto de  los demás en algún momento iba a dejarse llevar por su curiosidad y… tocarse, la masturbación no era un tema que Riki quería hablar con Katze -  Debes saber que todos los hombres tienen este problema y puede que no siempre sea por las mañanas, pero es normal. Tranquilo. Raoul te dijo que pasarás por algunos cambios mas… pues sí… te crecerá pelo ahí también y tendrás barba, tu voz cambiará pues… estas creciendo. 
-¿Podré tener sexo? – bueno tal vez Katze no estaba tan desinformado después de todo. 
-Cuando seas más grande, claro – dijo Riki. El había comenzado con Guy casi saliendo de Guardián, pero quizá las experiencias sumaban madurez en una persona. Katze sólo se veía como un niño crecido -¿Dónde escuchaste eso? 
-Lo leí en los textos – ahí estaba, cero experiencias. 
Un silencio cómodo se instaló entre ambos, Riki sacó otro cigarrillo y lo giró entre los dedos. 
-¿Cómo te fue con tu pandilla?
Él sonrió, era imposible mantener en silencio a esa criatura que sabrá Júpiter porque lo escogió para ser su amigo, siempre detrás de sus pasos e interesándose por sus cosas. Incluso en algún momento le copiaba las muecas y de niño imitaba sus respuestas, cuando terminó de contarle a Katze sobre la reunión de los Bison, sonreía como si a través de Riki viviera esas experiencias. 
-Allí es Ceres – señaló Riki a lo lejos, no una vista muy agradable esa tarde de primavera donde el sol decidía no alumbrar esas tierras. 
-¿Tú eres un mestizo, verdad Riki?
-Si.
-¿Y yo?
Una pausa.
-¿Qué te dijo Raoul sobre eso?
-Qué también soy un mestizo. 
-Entonces porqué dudas.
Katze bajo la mirada, tocando con los dedos de la otra mano la pulsera que estaba adherida a la dermis de su brazo. Plateada y firme, era delgada y apenas se notaba pero para Katze…
-En Eos viven los élites, ellos tienen muebles y mascotas. Tu eres el primer mestizo elegido por Iason Mink para vivir en Eos sin cumplir ninguna de esas categorías… son pareja. Yo nací aquí, vivo aquí y no soy mascota ni mueble – para katze su comprensión había comenzado a funcionar hace mucho, deducir que no encajan en ninguna categoría y era diferente sólo le llevó un parpadeo.
- Si, pero vives con Raoul Am ¿Qué tan diferente eres de mi? Nada, pero Kat, escucha, tienes todo el derecho de hacer preguntas. Díselas a él – no hace mucho tiempo atrás, Riki hubiera escupido toda la verdad para que Katze resolviera sus dudas, quizá sin ser amable ni escogiendo palabras. Incluso había pensado que llegado el momento podría  cometer el extremo de cortar la mano de Katze para liberarlo de esa pulsera de crecimiento acelerado y llevarlo lejos de Amoi para que sea libre… pero Riki tuvo éste reencuentro con su pandilla y no podía hacerle lo mismo que le habían echo. Asumir que estaba mal porque para él estaba mal.
Katze por su lado desvió la mirada al vacío, perdiéndose en sus recuerdos. Raoul no necesitaba preguntas para darle respuestas, siempre le decía que era una pulsera de crecimiento acelerado lo que hacía que sea único en Eos, que le quitarían eso cuando tuviera 18 años. Pero sí, Riki tenía razón, saber eso no era suficiente para entenderlo todo, tenía que hacer más preguntas. 
 -Riki, volví antes  ¿Como te fue?
Ambos jóvenes vieron acercarse al primer rubio del planeta. Saludó a Riki con un beso en los labios, que el mestizo rompió pronto al sentir su espectador que no había apartado la mirada, al contrario los observaba fijamente con sus grandes ojos dorados.
-Iason, hola… - saludó Katze quedándose atrás de Riki. 
-Hola Katze – al menos ahora salía algo de esa boca ante su presencia aunque todavía era incómodo que el joven se paralizara.
-Hablamos luego, amor. 
Con un beso más el rubio los dejó solos, Katze se acercó a la orilla sin atreverse a mirar atrás. 
-¿Por qué siempre haces eso? 
-¿Qué?
-Te paralizas ante Iason, lo has hecho desde que me acuerdo.
Katze se sonrojo un poco, iba a negarlo. Al final se dio cuenta que quería decírselo a Riki.
-Iason es increíble, obviamente sabes que es el Pirmer Blondie de todos, además del Líder del Sindicato y favorito de Júpiter. Tiene tanto poder en una mano que chasquea los dedos – hizo la mueca – Júpiter podría hacer un nuevo sol para Amoi si Iason quisiera -  el suspiro que Katze soltó fue algo soñador, apoyo un codo en el barandal – debe ser increíble ser Iason Mink, siempre he leído mucho sobre él, en la red hay tanta información de todos los logros que ha tenido, por ejemplo los quince líderes de los planetas de la Federación le temen y respetan. Sabías que esperaron su aprobación durante tres semanas antes de firmar el último convenio sobre Tratamiento de minerales de explotación espacial, todos sienten ese poder…   ¿No sientes eso estando con él? 
Riki arrugaba el entrecejo, claro, quería responder pero simplemente no era admiración por Iason lo que sentía. Era mucho más complejo que eso.
-¿Y que pasa con Raoul? También tiene una lista de títulos y esas cosas, además también es un Blondie. El Segundo al mando – Riki se levantó de hombros.
-Es genial y todo, pero no es Iason. Cuando crezca quiero ayudar a Iason como lo ayudas tú, Raoul me dijo que estas metido en las Reformas a Amoi. Tal vez pueda trabajar para él en algún momento.
Un jadeo algo particular sonó dentro la casa, ambos giraron y vieron a Iason sentado en el suave sofá blanco con una copa de vino en la mano. No esperaban ver a Raoul, sostenía su propia copa y estaba a unos pasos de ellos, al parecer se acercaba a saludar. Ambos rubios los miraban de formas claramente distintas, Iason tenía una mirada altiva y una mueca orgullosa. Se veía muy complacido. Sin embargo, Raoul que había soltado el jadeo miraba estupefacto a Katze, el joven pelirrojo se erizo al darse cuenta que había sido escuchado,  rápidamente intentó cambiar de tema.
-¡Raoul! ¿Por qué estás aquí? – el rubio de ojos verdes estaba tan acostumbrado a la irreverencia de Katze que a veces ni la notaba
-Yumi me informó que estabas con Riki ¿Quieres quedarte a cenar? – sabía que eso contentaría a Katze que sólo afirmó en respuesta y volvió a salir al balcón. Raoul lo observó unos momentos antes de unirse a Iason en los sofás.
 -¡Eso es escuchar a ocultas y no se vale! -  Riki les dijo a ambos  antes de volver donde Katze. 
Pasaron algunos minutos más  de esa forma esperando la cena, los jóvenes en  el balcón y ambos rubios compartiendo una conversación en los sofás, desarticulando las palabras ofrecidas por Katze. Estaba en la edad de trece años y al igual que Katze cuando era el mueble de Iason su mente brillante empezaba a empujar para destacarse, el pelirrojo era demasiado inquieto y curioso para su propio bien, ahora lo tenía todo en esa cuna dorada en la que había nacido pero pasar desapercibido nunca fue su naturaleza. 
Iason estaba mas que complacido al percatarse que incluso sin la obligación de un ex mueble, Katze aún podía estar bajo su ala ¿El Mercado Negro? Un socio remoto en esa área tal vez. Podía darle otra finalidad ahora. Raoul por su parte, pensaba que este factor aunque no era de su total agrado facilitaba la sincronización de memorias, miraba al joven que estaba en el balcón riendo de algo y sabía que Katze empezaba a inquietarse con sus dudas, su jovial niñez se quedaba atrás para despertar la conciencia del ser y sus dudas existenciales afloraban, Katze sabía que era el único usando una pulsera así. Pronto tendría que decirle la verdad.
 El ambiente era tranquilo, cuando el sol empezó a ponerse Riki volvió de la cocina con dos botellas de cerveza. Descuidadamente le ofreció una a Katze que aceptó sin pensar. Raoul como un ave en vuelo interceptó la botella antes de que tocará sus labios.
El pelirrojo antes de cualquier palabra se puso a la defensiva.
-Katze, aún eres muy joven para beber cerveza.
-Claro que no, Riki me dijo que todos los mestizos beben desde que tienen trece o incluso antes.
-Pero tú no vives en Ceres. Vamos, suelta la botella. Beberás cuándo no seas un jovencito, tendrás tiempo – Raoul intentaba sonar firme pero sin ser autoritario, eso sólo ponía más testarudo a su Azafrán – La cerveza no te hará ningún bien ahora.
Katze permitió de mala gana que Raoul le quitará la botella, no quería que iniciará un discurso y lo regañará delante de Iason y Riki. Por dentro podía entender que Raoul tenía razón y al mismo tiempo eso lo enfurecida, además que dejaba tantas cosas sueltas en él… ¿Qué rayos significaba que era un mestizo y no vivía en Ceres?
-Si soy un mestizo porqué estoy aquí – Raoul que se adentraba se giró ante la inesperada pregunta que parecía más un reclamó, Katze se veía molestó - Me dijiste que soy un mestizo pero nunca conocí Ceres ¿Por qué? 
Raoul separó los labios pero dudó, tenía las palabras escogidas pero quizá no era el momento ni el lugar con la molestia burbujeando en el pelirrojo. 
-¿Y porqué tengo está maldita puta pulsera de mierda? – no le importó usar el vocabulario que estaba prohibido, ver la duda en Raoul terminó por enfurecerlo, agitó la mano contra el barandal, chocando varias veces con fuerza la pulsera de su muñeca contra el concreto.
Raoul lo detuvo, la pulsera era de un metal indestructible pero sus huesos eran tan frágiles como ramitas.
-Basta Katze, hablaremos cuando estés tranquilo – Raoul intentó levantar la manga de la chaqueta para ver si había alguna herida.
La actitud conciliadora era aún más frustrante para el pelirrojo, nunca podía hacer nada, siempre estaba vigilado por Yumi o Raoul, hasta Riki le había dicho que no al cigarrillo, ahora tenía preguntas pero las respuestas eran un laberinto que dependía de los demás. Siempre después, siempre ocultando cosas…
-¡NO! – renegó haciendo a un lado las manos para evitar que Raoul lo sostenga, odiaba que Riki lo este mirando con ¿Pena? Y odiaba más que Iason continuara bebiendo su vino en el sofá - Quiero que me lo digas ahora.
 Se giró ante el silencio de Raoul, mirando al vacío vertiginoso. ¿Porque simplemente no podía darle respuestas? A veces se sentía tan extraño, una criatura que no pertenecía a ese mundo como salido de un laboratorio. El viento le despeinado el cabello y secó algunas lágrimas que querían aproximarse.
-Katze – esa voz lo erizo, suave como la seda – Yo responderé tus dudas. 
-Iason –  Raoul dijo en advertencia.
Katze se giró encarando a Iason que estaba a unos pasos de él ¿De verdad iba a decirle todo?
- Tu eres muy importante para mi Katze – antes que Raoul interrumpiera, Iason continuó, al final sólo iba a decir la verdad – sufriste un accidente hace algún tiempo, el daño parecía ser irreparable. Pero por tu importancia Júpiter permitió que Raoul te trajera de vuelta. Aquí estás por él y vives con él por esa razón.
-¿Un accidente? – muchos parpadeos rápidos -Pero yo…
-No lo recuerdas y eso está bien – continuó el Primer Rubio de Amoi – Cuando tengas la edad te sacaremos la pulsera y se te implantará todos tus recuerdos. Ahí recordarás toda tu vida y no tendrás más preguntas.
Katze bajó la mirada siendo incapaz de sostener la de Iason, parecía que quería grabarle esas palabras en la piel, miró a Riki que se había alejado un poco y cruzado de brazos miraba a los lejos, parecía molesto, al buscar la mirada de Raoul notó preocupación. 
-Siempre me gustó tu inteligencia  – dijo Iason sin dejar de mirarlo fijamente – No hagas problemas donde no los hay.
Se giró haciendo volar su majestuosa cabellera, regresó al interior dando por terminado el tema. 
Raoul volvía a sostener la mano de Katze que mucho más calmado o tal vez ensimismado se dejaba valorar la muñeca, con alivio Raoul vio que no había heridas solo un poco de enrojecimiento.
-¿Estás bien? ¿Quieres saber algo más? Mira mis ojos, katze – paso a acariciar la cabeza y los hombros como lamiendo de él la angustia dejada por esas palabras.
El dorado y el verde se encontraron sin mucho rumbo, las emociones flotando y resolviéndose. 
-¿Es verdad?
-Si.
Hubo silencio entre ambos pero no dejaron de mirarse.
-Necesitas tiempo para asimilarlo. Pero puedes decirme todo lo que piensas.
-¿Perdí la memoria?
-Raoul – la voz de Iason sonó desde adentro – Ven a mi oficina tengo que enseñarte algo.
Mirando al interior Raoul sólo afirmó con la cabeza. Volvió sus ojos al pelirrojo que tenía delante, no había querido que sea increpado por Iason, él tenía que haberle dicho la verdad… Iason había sido conciso y puntual, casi tajante impidiendo que Katze exteriorice sus sentimientos a cada punto marcado. 
-Cuando tengas dieciocho años pasarás por un procedimiento llamado :”Sincronización de Memoria” y como dijo Iason recordarás toda tu vida.
-Pero que me pasó...
Cuando Raoul estaba por responder, Iason apareció detrás de él.
-Ven Raoul.
- Espera un momento Iason, por Júpiter.
-Estoy bien Raoul – dijo Katze guardando sus manos en los bolsillos de su chaqueta y alejándose un poco,  no le gustaba ver la expresión de preocupación en el rubio de ojos verdes, toda la ansiedad que crecía dentro de él se arraigada a su pecho si Raoul estaba nervioso – Ahora quisiera hablar un poco más con Riki.
El mestizo seguía ahí, mirando a lo lejos.
-Cualquier cosa avísame, estaré con Iason en su oficina – dejando una última caricia sobre la cabeza, Raoul se apartó.
Katze siguió con la mirada la ancha espalda de Raoul mientras se alejaba caminando lentamente, perdiéndose en las sombras detrás  de Iason. Una vez solos  hubo silencio que ninguno se ánimo a romper primero. 
Después de unos segundos más Riki se animó a mirar a Katze a la cara, la penumbra que se asomaba a las primeras horas de la noche arrojaba  una sombra pesada sobre sus facciones. Parecía que tenía los ojos cerrados pero miraba la pulsera en su muñeca. 
¿Qué iba a decirle Riki? “-Pues no niño,  todo es más complejo. Otro murió y te pondrán sus recuerdos, usas esa mierda de pulsera y básicamente te han robado toda tu vida hasta ahora… ¿Importante para Iason? Sí, su leal perro”. 
 -¿Entonces tuve un accidente? – Cómo siempre y con todo Katze mirada a Riki buscando su opinión, una palabra o quizá una confirmación. 
-Kat… - su garganta se apretó.
-Riki, Katze ¿quieren bolas dulces? – Cal se unió a ellos en el balcón con un plato pequeño, había escuchado las crudas palabras de su Maestro y pensó que podría ayudar a Katze en este momento, sabía que Riki hubiera preferido mil veces que Katze nunca cayera en manos de Raoul Am, pero estaban lejos muy lejos de poder tomar decisiones tan importantes. Cal, como mueble, al menos podía romper esa tensión y lograr que la comodidad nunca falte. 
-Gracias Cal – Katze tomó algunos dulces mientras Riki terminaba por alejarse y perderse en el interior de la casa. 
-Katze… - Cal bajo la mirada, él sólo era un mueble y su opinión no contaba, era completamente invisible en esa casa a veces hasta para Riki. Pero tenía un corazón con muchos sentimientos,  sentía y entendía el dolor de Riki. Pero eso no impedía que viera lo importante, la estabilidad de Katze. Él necesitaba que alguien le diga algo – Escuché lo que dijo el Maestro Iason. Sabes, sí eres muy importante para él… nadie más en Amoi tuvo o tendrá esa oportunidad -  tomando la mano de Katze le mostró la pulsera
-¿Sabes que tipo de accidente tuve? 
Cal negó con la cabeza. 
-Supongo que no es importante – katze se respondió solo mirando por el balcón a los lejos, había más dudas en él, ¿Cómo que un accidente irreparable?, ¿Importante para Iason, cómo?, ¿Qué se suponía que iba a recordar?, ¿Olvidaría quien era hasta ahora?  - Nada de esto me gusta Cal, parece tan complicado. 
- Sólo quiero que sepas que estoy aquí para ti. También Riki pero es difícil para él ser sentimental, Yumi y Maku también te quieren mucho. Incluso el maestro Gideon. Lord Am… sólo tu sabes como es él contigo, nunca dejaría que nada malo te suceda, jamás .
Katze afirmó con la cabeza ante esas palabras, sabía que Cal no iba a resolver nada, incluso no era capaz de responder preguntas pero su compañía y palabras de apoyo fueron mejor que todo eso
 
Notas finales:

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