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Katze por Arwen Diosa

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Notas del capitulo:

Este es un capítulo más largo.

 
 
 
 
-Tu cabello aún huele a cigarrillo.
-¿Te molesta? Puedo bañarme de nuevo…
-No – la cama rechino cuando se movieron y la tela que los cubría susurró sobre sus cuerpos  – Me gusta así. 
Extendidos sobre la suave cama de Raoul de sábanas satinadas en un rojo puro permitieron que sus sentidos se llenarán de la presencia del otro. Entrelazado sus largas piernas, acariciando con el interior de los muslos, sus manos explorando con minuciosidad los recovecos del otro. 
Desde el esternón pasando por las afiladas clavículas, otra mano a masajear el suave lóbulo de la oreja. Un apretón en los muslos bajando hasta las pantorrillas. Absorbiendo su calor. 
Compartían miradas, dejando sus pestañas largas revolotear ante la sensación de placer que quemaba su pecho soltando píos entrecortados. 
Raoul abrazó a Katze desde atrás, pegando la espalda fina a su pecho musculoso. Hundió la nariz en los hilos rojos dejando que su respiración haga cosquillas en la nuca y cuello. Con gran cantidad de placer escuchó la suave risa de Katze, relajado y feliz entre sus brazos.
-Me encanta que rías, quiero que siempre estés feliz. 
-Raoul…
-Katze, quédate conmigo.
Estaban desnudos y se acariciaban pero la prisa por consumar su placer sexual no estaba presente. Raoul podía permanecer así, ahí, sin necesitar más. Sólo Katze a su lado. 
Besó los hombros cincelados como roce de mariposa. Estrechando su abrazo, por la obvia proximidad las nalgas suaves y redondas de Katze rozaron la entrepierna despierta de Raoul. 
Se quedaron quietos sin apartarse pero cerrando los ojos ante el evidente placer de aquel acercamiento. Raoul dudó unos segundos pero lo hizo, movió la pelvis hacia adelante aumentando la fricción de su pene con la piel caliente que unía las nalgas, sintiendo la hendidura oculta. Con gustó sintió que Katze arqueaba la espalda  y mantenía firme las nalgas a pesar de los empujones que recibía. 
Incapaz de permanecer quieto, las manos de Raoul empezaron a moverse. Le acarició desde los labios húmedos bajando por el sensual e invitante cuello, rozó apenas un pezón con el pulgar para bajar por el fino cabello marrón hasta la aterciopelada piel de su pene lleno. Fina piel al tacto en un pene duro…
La compresión de Raoul destello en ese momento,  Katze era un eunuco y este era un sueño.
Cuando despertó sabía que Katze estaba muerto. 
Se quedo mirando el dosel verde pálido de la cama por largo tiempo, espantado las  consecuencias físicas de su sueño sin atreverse a mover, respirando por la nariz para no aullar de… rabia, dolor, irá, incomprensión, amargura y otros sentimientos sin determinar. 
Esta no era la primera vez que soñaba con Katze, de echo parecía que se estaba volviendo un hábito. Había la mala creencia que las élites no podían soñar, pero teniendo un cerebro orgánico tal fenómeno era posible. Raoul suspiro, él deseaba no poder hacerlo. 
Al despertar se sentía tan vacío.
Repasaba las inconsistencias de sus sueños con la realidad. Para empezar el color de su cama nunca fue rojo, siempre fue en distintos tonos de verde. Katze siempre tenía pene en sus sueños eróticos y estaban teniendo sexo… Raoul nunca tuvo sexo. Pero por el camino que estaba tomando la relación con Katze la cercanía física e íntima era algo muy deseado…
Raoul empezó a cuestionar si obligarse a despertar era buena idea o al menos por una vez permitirse soñar con hacer el amor a Katze.
Que amargura.
Resultaba que las élites también pueden sentirse amargadas.
Habían pasado un par de semanas desde que Katze murió y tuvo que incinerar su cuerpo. Incapaz de proceder con el reciclaje de órganos. 
Al día siguiente del fatico accidente Raoul había ido a la residencia habitual de Katze antes que Iason mande a sus hombres y disponga de sus pertenencias. Obviamente Iason no sabía esto.
Era la primera vez que Raoul entraba en su espacio de vida personal y encontró el lugar amplio, iluminado y cálido. No era una vida lujosa pero a simple vista, todo ordenado y limpio retrataba el concepto que Katze tenía de la armonía. 
Raoul sonrió un poco, orgulloso de su instinto de obrar como lo había echo. Al menos tenía la satisfacción de tener algo de Katze. Algo vivo. Si Iason hubiera llegado  antes que él, el jovencito que vivía con Katze sería parte de un burdel en estos momentos.
Seguramente era algo que Iason sabía, considerando que Katze no ocultaba nada a su amo. Pero para Raoul fue una gran cantidad de sorpresa encontrar a una ex mascota viviendo con él. 
Lidiar con mascotas no era algo que un blondie hiciera y menos consolar a una ante la noticia de que el dueño de la casa no volvería. Fue conciso al explicar que tenía que desalojar la propiedad antes que alguien más llegue y se lo lleve para terminar sus días en un burdel. A pesar de verse alto y fuerte no dejaba de ser una mascota.
Pero en Raoul retumbo la comprensión qué por algo Katze protegió a este jovencito, que rozaba los dieciocho años y era considerado viejo para ser una mascota, pero estaba siendo cuidado por el pelirrojo por un tiempo  de tres meses atrás, casi desde el momento que dejó Eos. La ex mascota de nombre Zen desconocía ese propósito en sí y sólo dijo que Katze lo empleaba para recados menores y atender las cosas de la casa. 
Decidido a no interrumpir la labor que tenía Katze con esta ex mascota le pidió su registro. Raoul no tenía mascotas desde el asunto de Mimea, había considerado tener otra en algún momento para estar a la altura se las expectativas de su alta clase blondie, pero luego ocurrió los problemas de Dana Bhan y sus planes se postergaron. 
Cuando Zen le alcanzó los papeles de su registro encontró un par de preguntas que Katze no podría responder de nuevo. Este jovencito ya no era una mascota, era un ciudadano.
Ahora el joven nuevo ciudadano y ex mascota estaba bajo su cuidado hasta saber qué pretendía katze con él.
Katze… extrañaba tanto a “su" pelirrojo, habían pasado semanas desde aquel día, pero como élite la absorción del tiempo se sentía diferente en cuanto a sentimientos. Sentía que Katze estaba cerca, tan cerca que era plausible. REAL .
Raoul Am iba a lograrlo.
Raoul apartando las mantas y despejando su rostro de todos los mechones dorados se puso de pie. 
Sintió bajo sus pies la alfombra mullida, vio el sol acariciando la pesada cortina detrás del ventanal calentando la habitación, su largo cabello le hacía cosquillas en la espalda desnuda. Él sintió todo eso. 
Inhalo aire con fuerza. Hoy era un día especial. Su determinación resurgió desde el fondo de su pecho calentando su ánimo e intelecto. De mucho tiempo Raoul se sintió capaz y vivo.
Júpiter había dado luz verde para su nuevo proyecto… disfrazado de experimento. 
Sólo faltaba poner en conocimiento a Iason.  
 
 
 
-¡Vamos! Ya lo repetí varias veces. Quiero irme. Estoy bien, maldición.
Con una sola mano encima del amplio pecho de Gideon Lagat, Iason Mink lo devolvió a sentar en la cama.
-¡No me toques de nuevo Iason! – eso sonó tan melodramático que todos los presentes torcieron los labios – Ahora déjenme salir, también soy un blondie.
-Raoul todavía no te ha visto, espera – la fría voz de Iason y su mirada apenas rendijas desinflaron cualquier respuesta en la garganta del otro rubio, Gideon Lagat conocido también como el dueño de Midas. 
Orphe Zavi, Jefe de Seguridad de Eos estaba en un extremo de la habitación conversando con otro élite de cabellos azules, ignorando por completo al ruidoso Gideon.
Iason miró con impaciencia su reloj, tenía una reunión con Júpiter que prometía ser extenuante, Raoul debería estar aquí hace dos minutos. No tenia tiempo que perder con esto.
Miró por un extremo del ojo al rubio sentado sobre la cama de hospital. Tenía casi una mueca en los labios, como fruncidos y los ojos vidriosos. Torcía los dedos entre una fina tela que lo cubría  al nivel del pecho y miraba distraídamente por la ventana.
No parecía alguien que estuvo a poco de morir. 
Un francotirador escondido en la azotea de un edificio apuntó desde lo lejos al Dueño de Midas, dando en la sien derecha un roce apenas que dejó una quemadura sobre la piel sintética. La fuerza del disparo arrojó a Gideon hacia el asfalto, o eso relató el rubio. La Policía de Midas cercó el perímetro y ante un análisis rápido de balística se determinó el lugar preciso de donde provenía el ataque. 
-¿Cuándo estarán los análisis Orphe? Esta es tu responsabilidad, si el escudo de Gideon sufrió una falla es porque tu departamento no está trabajando. 
El escudo que protegía a los élites, en especial a los blondies era una fuerza gravitacional que se desplegaba desde la pulsera o reloj  que usaban ante cualquier amenaza detectada.  
Con una acusación tan directa por parte de Iason, Orphe interrumpió su conversación con el zafiro y cuadro los hombros sin bajar la cabeza.
-Esperaba mencionarlo hasta que Raoul viera a Gideon – Orphe se alzó de hombros – El escudo de Gideon estaba apagado, Iason. Sin fallas, solo apagado manualmente.
-No se cómo pasó, ya lo dije  – Gideon casi gritó cuando todos los presentes lo miraron. 
Orphe ignorando las palabras de Gideon le alcanzó a Iason una pantalla holográfica.
-El informe preliminar del edifico de donde te atacaron Gideon – Orphe se cruzó de brazos mientras el rubio en la cama miraba a ambos con aprensión.
Iason apagó la pantalla habiendo leído lo suficiente. Sin detenidos, sin pistas. Las cámaras del edificio desde donde se perpetró el ataque, era un club nocturno que estaba en remodelación fuera del negocio mientras duraban las reparaciones, tenía las pocas cámaras de seguridad bloqueadas por un corte de energía general. 
Con esto todos los hechos estaban sobre la mesa, solo desestimar una conmoción cerebral por parte de Raoul y entonces Iason daría su veredicto. Las cosas estaban claras para él.
Cuando Raoul llegó surgió otra anomalía para Iason, el rubio de cabello rizado, aquel que conocía mejor por su proximidad y amistad no pudo o no quiso mirarlo a los ojos.
Ciertamente Raoul había estado de un comportamiento extraño estas últimas semanas pero era hasta ahora que sus ojos no se encontraban ni para el saludo formal. 
Iason había estado ocupado, incluso antes de viajar por un mes fuera del planeta, antes de Dana Bhan. Ocupado con Riki, visitando a su mestizo en Apathi y ante de eso ocupado estando con él. La cercanía con Raoul se vio afectada y fraccionada, la cantidad de tiempo dedicado a Raoul se redujo a las reuniones y algunas fiestas de mascotas que no podía evadir. Extrañamente Raoul nunca reclamó su compañía. 
No fue hasta ahora que armó el rompecabezas que era Raoul, aunque faltaban algunas piezas.
El examen a Gideon por parte de Raoul fue rápido y precisó. Como era de esperar el Dueño de Midas no tenía lesiones mas allá del raspón en la sien.
-Fler – Raoul dejó que el zafiro presente, su asistente,  tome las placas de los estudios de Gideon – deja esto en mi oficina, te veré en el laboratorio. 
Cuando el élite de cabello azul hizo una reverencia a los blondies presentes detuvo sus grandes ojos grises en Orphe, contuvo una sonrisa cuando el rubio también le sostuvo la mirada por esos segundos.
Al abrir la puerta Fler Leso pasó ante el joven mueble que tenía la mano levantada, la acción de tocar la puerta fue interrumpida. El joven mueble bajó humildemente la cabeza mientras ingresaba a la habitación y se quedaba cerca de la puerta. 
-Maku acércate – ordenó Gideon al joven recién llegado. 
-Bien, como estas ileso puedes irte Gideon, solo deja el parche sobre la herida, se absorbe en unos días– despidió Raoul – haré que Fler redacte el informe para presentar al Consejo. Sin nada más, yo me retiro.
-Si Fler hará los informes me pondré en contacto directamente con él, permiso hermanos – Orphe salió de la habitación sintiendo los ojos de los otros rubios en la espalda. 
-Unas palabras Raoul.
Iason siguió a su amigo unos pasos al pasillo desierto. Adrede hizo silencio para determinar el estrés que significaba para Raoul una conversación juntos y a solas. Claramente Raoul evitaba mirar a Iason. 
-¿Qué pasa Iason? Como puedo ser de ayuda.
-Esta noche, Raoul. Te espero en el ático ¿Vino? ¿Quizá algunos bocadillos? Después de la reunión del Consejo, no nos caería mal ¿Verdad?
Raoul sólo sonrió de lado ante la casi orden disfrazada de invitación de su hermano elite.
-Por supuesto.
Con unos asentimientos Raoul continuó su camino por el pasillo e Iason entró de nuevo a la habitación.
Cualquiera que sea el motivo del extraño comportamiento de Raoul, esta noche esperaba sonsacar algo. No podía permitirse la distancia entre su amigo y él. Raoul era el Segundo al mando del Sindicato, necesitaba su apoyo incondicional para las Reforma y además era alguien a quién los demás también escuchaban, tomándolos de ejemplo a seguir. Tenía que conformar un frente sólido ante los demás élites, mientras menos detractores a las Reformas más sencilla sería la transición.
Una vez a solas con Gideon, cuando la puerta por fin se cerró, Iason notó al joven parado a los pies de la cama, el mueble estaba pálido como la muerte, mantenía su aire de dignidad apretando cerca a su cuerpo un  maletín, sin embargo, Iason pensó que se veía cómo si estuviera a punto de desmayarse.
Lo miro por un momento mas, casi con curiosidad, el joven mueble que Gideon había llamado Maku era lo suficientemente alto y de espalda ancha con brazos fuertes. 
Iason se acercó unos pasos.
Gideon que se ponía de pie con intenciones de recuperar sus vestimentas de la bolsa que trajo Maku esperaba casi con ansiedad que Iason abandonara la habitación, este Iason silencioso era tan aterrador.
Vio con horror como se acercaba a Maku. Sólo dos pasos en menos de un segundo, se alzaba con toda su altura sobre él y le levantaba las manos aplicando fuerza, Maku soltó algo parecido a un chillido pero no opuso resistencia. Iason sólo necesitó acercar las manos de ese mueble a su rostro y tuvo su confirmación.
El aire ionizado que usaban las armas laser para disparar se detectó de inmediato del rastro dejado en los dedos de Maku.
-¡Suéltalo Iason! – ladro Gideon  al ver que su joven mueble era levantado por los brazos hasta lo máximo que lo permitía Iason. Los pies de Maku se elevaron del suelo y ante las olas de dolor soltó algunos quejidos contenidos.
Antes que Gideon se acerque más Iason arrojó a Maku sobre su Maestro con desapasionado interés, como quien se quita una mancha.
Gideon recibió el cuerpo de Maku con ambos brazos procediendo a arreglarle la ropa y darle algunas palmadas en la espalda. El educado mueble intentaba recuperar la dignidad de su postura pero le temblaban los hombros, reconocía que este era su final. 
Gideon e Iason en un duelo de miradas silenciosas  terminó como era de esperar. Gideon desvió la mirada primero. 
-Basta Iason, ya sé que lo sabes. Como siempre es imposible ir un paso delante de ti. 
-Quiero saber porqué.
-¿Por qué protejo al mueble que me disparó? O en todo caso ¿Por qué planifique todo esto?
 -Ciertamente las dos cuestiones están relacionadas. 
Iason se cruzó de brazos ante los segundos que le tomó a Gideon comenzar a relatar todo este teatro montado por el mismo.
-Al principio pensé en fingir mi muerte, algo parecido e inspirado en lo que hiciste con tu mascota en ese incidente tan extraño de Dana Bhan.
- No intenté fingir nada Gideon.
- Como sea, fingir mi desaparición o muerte iba a resultar muy complicado y no quería dejar desprotegido a Maku, es un buen mueble.
Gideon pasó las manos sobre las muñecas que el joven se masajeaba con discreción y continuó.
-Júpiter me nombró el Jefe de Midas, y como Midas ella espera que retrate a la cuidad que nunca duerme: fiesta, música y siempre ruidosa -soltó un suspiro bajo – sin embargo, estoy cansado de eso. Y la peor opción ahora es la neurocorreción. Bajo mi orden e instrucción Maku me disparó para solo salir herido, eso me daría tiempo  Iason, necesito tiempo lejos del ojo de Júpiter. 
-¿De qué forma salir herido te daría tiempo? – Iason entrecerró los ojos ante las palabras de Gideon, había algo más que este no estaba diciendo.
-Descansar un poco Iason. Con esta “casi muerte” puedo acudir a Júpiter y pedirle que me conceda un tiempo de descanso. Antes fue negado.
-Eso es…
-Estúpido y arriesgado pero debía intentarlo.
-Si la investigación de la Policía de Midas arroja algo y sale a la luz sobre tu mueble…
-No, lo revise todo. No hallarán nada. 
- Ya veo. 
Iason les dio la espalda a la extraña pareja que aún conservaba proximidad, llegó a la puerta y se giró. Recordó un pequeño detalle.
-Esto tiene que ver con el trabajo que estaba haciendo Katze para ti.
Muy pocas cosas podían sorprender a Iason, pero cuando Gideon empezó a reír lo hizo.
-¡Es obvio que te darías cuenta! Mejor te lo cuento de una vez y ya.
-Maestro… - casi maulló el mueble.
-No te preocupes Maku, entre todas las élites es Iason Mink el que entenderá – cuándo Gideon percibió que Iason lo perforaba con la mirada continuó – Estoy buscando a mi mascota Iason. Júpiter sólo tiene un hijo dorado y ese eres tú, a mí me obligó a vender a mi pequeña mascota a diferencia de ti que lo conservas como un amuleto. Me contacte con éste tu chico, Katze, lo contrate para que rastreara a mi mascota y lo tratara bien mientras buscaba la forma de traerlo de vuelta, cuando eso no se pudo pedí a Katze que usará sus contactos para conseguirle papeles de ciudadano. Como ciudadano podría ponerle casa y demás en Midas y verlo con regularidad sin obstáculos. Cuando Katze desapareció del radar, también mi mascota. Luego anunciaste que había otro representante en el mercado negro para Tanagura pero cuando hable con él, no sabía nada – hubo una pausa donde Gideon miró por la ventana – No he visto a mi mascota desde el día que tuve que venderlo. Sentí a Júpiter siguiendo mis pasos y me arriesgaba a una neurocorreción. Mi mascota está ahí afuera Iason, y yo bajo el control que todos tenemos de Júpiter no puedo buscarlo libremente. Cada día que pasa… tengo que encontrar a mi mascota Iason, para eso necesito tiempo, es un niño tan pequeño, dulce y frágil que el viento sopla y se lo lleva.
Iason apretó los labios, los asuntos como estos le eran indiferentes. Pero en su mente calculadora encontró el beneficio a conseguir. Estaba claro que Gideon apoyaría las Reformas. Un blondie más era de gran peso en la balanza. Si bien las Reformas empezarían con los mestizos, seguirían los muebles y también las mascotas.
Sin  embargo, no debía mostrar su interés aún. 
-Katze – dijo Iason entre dientes apretados, se preguntaba cuando las fichas del juego dispuestas en el tablero dejarían de buscar la constante ayuda de ese peculiar pelirrojo. 
Iason Mink ya no quiso abofetearlo sino… tal vez sentarse y conversar.
 
 
 
Raoul se inclinó sobre la pecera que albergaba vida y tocó el cristal casi con amor. 
Todo estaba perfecto. Cada molécula de vida organizada en el lugar indicado, con la estructura celular ordenada y agrupada en el lugar correcto. Nada podía salir mal.
Hoy era el día.
-El tanque amniótico finaliza su ciclo en  siete horas Sir Raoul – Fler Leso verificó el panel de datos  y extrajo muestras del líquido de la pecera para comprobar su estabilidad. 
Raoul no apartó su mirada del contenido de la pecera. Siete horas, eso debía ser suficiente para terminar la reunión con Iason y volver a tiempo.
-Te quedarás todo el tiempo vigilando el tanque mientras no esté, Fler - ordenó Raoul negándose a dejar cualquier detalle sin constante vigilancia. 
-Lo que ordene Sir.
Casi acariciando el cristal Raoul se alejó  en dirección a su oficina, Fler detrás de él como acostumbraban cuando revisaban los proyectos del laboratorio.
Al llegar a su escritorio en la oficina amplia e iluminada por el sol por los grandes ventanales, Raoul se sentó en su silla ergonómica y prendió las pantallas con solo pasar los dedos. En uno de los cuatro proyectores se pudo ver la pecera como si la tuviera en frente.
Fler bajó la mirada mientras ordenaba algunos documentos. No encontraba anomalía en la actitud de su superior rubio, siempre era así de meticuloso y hasta obsesionado cuando un proyecto lo desafiaba. Porque los experimentos eran después de todo, respuestas a la curiosa mente élite. Desafíos que cumplir con todo éxito, con frecuencia veía los ojos verdes de Raoul Am prendidos en emociones triunfantes o embotellados por alcanzar la respuesta correcta, ligados a veces al capricho propio. Pero esta vez, Fler quedó asombrado al ver, por primera vez… ¿Devoción? ¿Anhelo? Un calor desprendido que calentaba a través de su mirada. ¿Había esperanza? Fler se preguntaba que promesa existía en las respuestas de éste experimento. 
No se atrevía a preguntar… después de todo, conocer la motivación de Raoul Am no estaba en sus funciones. 
Pero un nudo en su garganta se amarraba con fuerza cada vez que Raoul acariciaba esa pecera. Había tanto amor deslizándose por esos dedos.
-Sir, después de las siete horas, llegado el momento cero. Cuando extraigamos el elemento orgánico vivo ¿Qué órdenes debo esperar? 
Fler despojo su rostro de emociones, casi deseando poder masticarse las uñas al esperar la respuesta.
-Me asistirás en los primeros momentos de extracción y limpieza. Luego abandonaras la instalación. 
-Por supuesto – dijo casi con decepción.
Raoul procedió a revisar las demás anotaciones de experimentos sólo para no ver la tristeza en los grandes ojos grises de su asistente. El zafiro era un buen élite, sin demasiadas pretensiones, refinado y mostraba pasión en el trabajo. No podía culpar su nata curiosidad ante el proyecto que había ocupado tanto tiempo de estas últimas semanas. 
-Tu nueva droga, ya está en fase de prueba – señaló Raoul al llegar al informe que indicaba todo eso - ¿Cómo te esta yendo con eso Fler?
-Tuviste razón Sir, la parte complicada será encontrar sujetos de prueba – Fler se mordió el labio nervioso y Raoul alzó las cejas – Yo la probé… funciona.
Raoul sonrió entre dientes mientas entrelazaba los dedos y apoyaba la barbilla ladeando la cabeza.
-Entonces Fler ¿Cómo se siente estar ebrio?
El asistente zafiro tomó asiento frente Raoul dejándose caer con pesadez.
-¡No quiero volver a repetirlo nunca! Una dosis fue suficiente para que el cerebro se vuelva vulnerable a cualquier bebida alcohólica, tan vulnerable como un humano de clase normal.
Fler sacó del bolsillo del mandil blanco de laboratorio un frasco con algunas pequeñas píldoras blancas. 
-¿Alguna molestia después?
-La tomé ayer por la noche Sir, dado que nuestros cuerpos élites están mejorados supongo que en un humano la llamada resaca es peor, en nuestro caso… bueno mi caso, dolor de cabeza tolerable, ligero malestar estomacal y mucha, mucha  sed.
Raoul tomó el frasco entre dos dedos y examinó el contenido de cerca.
-Fabuloso –dijo calculando el poder oculto en sólo unos gramos de sustancias mezcladas. Dejó el frasco dentro de un cajón de su escritorio – Espero entiendas que esto se acaba aquí, tenías curiosidad y lograste tu objetivo. Da este experimento por concluido, sin embargo esta droga puede ser peligrosa si cae en manos equivocadas.
-Entiendo Sir. Haré el informe para los Archivos y pasaré al siguiente.
-¿Hay más de esto por algún lado?
Fler Leso negó con la cabeza demasiado pronto.
-Bien, únete al resto del equipo y encárgate de tus labores.
Cuando Raoul se quedó solo entre las paredes de su oficina, sintió la ansiedad del tiempo. Faltaba muy poco pero hasta llegado el momento nada podía hacer, de manera lenta se acercó a la ventana.
Su vista fue captada por las voluminosas nubes que se formaban intentando ocultar el color del sol. La fuerza del viento había reunido una variedad de nubes grises alrededor de una particularmente pálida, casi de color rosa o rojo suave. 
Raoul se permitió un momento de debilidad bajando la cabeza y suspirando, cerró los ojos mientras los apretaba y repasaba lo siguiente a hacer. 
Recordó su determinación en la morgue con el cuerpo de Katze tendido en la mesa de metal, mientras tenga cosas pendientes podía ser funcional. 
Sin poder o querer evitarlo su mirada se calentó cuando la  desvió a la pantalla sobre el escritorio.  El objeto orgánico de prueba le robó una sonrisa sincera. Sonreír porqué el ser en la pecera tenía el dedo pulgar en su boca perfecta…
Sí, a pesar de su propio debate interno, él estaba haciendo lo correcto. 
Fue a su escritorio y tomó el frasco que le había quitado a Fler, tenía que usar sus píldoras en Iason. No necesitaba a Iason ahora sobre su cabeza. Sabía que estaba siendo casi obvio en su comportamiento extraño, pero Iason era Iason después de todo. 
Tenía que mantenerlo lejos por un tiempo más, cuando Iason ya no pueda intervenir o interrumpir este proyecto.
Un proyecto o experimento a los ojos de los demás y para él…
Miró al cielo en nueva cuenta, la pequeña nube rojiza había sido absorbida por los demás nimbos grises y pesados. Pero, se dijo, a pesar del color y forma de una nube siempre sería una nube. 
 
 
 
Iason dejó la copa de vino vacía sobre la mesa baja, antes de hacer una reverencia su Creadora le acarició el rostro con su cuerpo materializado en esas extrañas esferas y extensiones por brazos. La reunión había terminado pero al parecer Júpiter tenía algo más por decir.
Susurró en el aire mientras Iason leía la expresión de humana preocupación en Júpiter, cuando terminó no quito su mano esperando una respuesta.
-Es estrés madre - Júpiter negó con la cabeza respondiendo en el idioma reservado para las élites – ¿Culpa?
Júpiter podía ver en sus hijos, tanto como ellos lo permitían pero esta emoción estaba flaqueando a su hijo dorado. Bailando en su pecho de androide obstaculizando todas sus demás normales funciones. Tanto así que Iason no podía ver lo afectado que estaba por la culpa.
-Madre ahora nos reuniremos los miembros del Consejo. 
Iason desvió el tema de sí mismo y escuchó atentamente la respuesta de su Creadora.
-Cuando mis hermanos estén listos lo sabré, poner en su conocimiento esto ahora sólo los alterará ¿Acaso estas dando tu consentimiento para promulgar la Reforma madre?
 Júpiter quito el contacto de su rostro recorriendo el brazo de Iason casi en una caricia hasta llegar a la mano, tomándola la estrecho.
-Si, eso me complace - Iason respondió calmado – Gracias Júpiter. 
Dejando las instalaciones de la Cúpula de Júpiter, Iason caminó con determinada calma al salón de reuniones donde los trece élites superiores de Amoi se reunían en periódicas reuniones. 
La alta Torre le permitía ver con facilidad hacia los barrios bajos, la oscuridad era plausible incluso en la distancia y con el sol iluminando. Como si este mismo astro cortará sus rayos en la frontera con Ceres. 
Sabía que sus hermanos iban a ponerse difíciles, pero con Júpiter dando su pleno consentimiento no había más que decir. Amoi iba a sufrir una reforma, estaba orgulloso porque Riki iba a ser testigo de eso. 
Iason cerró los ojos.
Katze no.
 ¿Culpa?
Resulta que el sentimiento que lo atormentada y no podía identificar era la culpabilidad… 
Pesadillas, insomnio, repetir el día del accidente varias veces en su mente y su falta de consumación orgásmica. Todo por la resuelta y determinante  verdad de que él había empujado la maceta, tomando como agravante el haberlo tratado como basura sin motivo alguno unos momentos antes. Se sentía culpable por haber matado a su viejo y leal mueble y no sabía que hacer para cambiar eso. 
Había razonado que su antiguo mueble, Darryl también murió bajo su tutela, a pesar que ambos eran buenos muebles. Sin embargo  las circunstancias no se parecían en nada.
También  pensó que su capacidad de sentir culpa era más alta ahora, considerando la deliberada voluntad que tenía al lastimar a Riki antes. Eso cambio con Dana Bhan, o incluso antes de eso, Iason no era el mismo élite frío que un día recogió a Riki de las calles. El amor lo había cambiado.
También se decía lo mismo que le había dicho a Riki, que no había forma de saber que sucedería y era inútil el siquiera pensar en las últimas palabras dedicadas a Katze. 
Iason lo mando a fumar afuera… y empujó la maceta.
Sin razón alguna, Riki y también Katze habían fumado antes cerca de él. Sólo utilizó su autoridad para sentir el poder de hacerlo y luego tratarlo con desprecio.
Iason contuvo sus emociones, eligiendo hacer algo después. Ahora había tan poco por hacer al respecto con una reunión del Consejo por delante.
 
 
 
 
Notas finales:

Nos leemos!


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