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Broken por Sh1m1

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El desayuno a la mañana siguiente fue de lo más silencioso para el número de personas que eran.

Remus estaba muy pegado a Lucius, si en algún momento pensó en que existía la posibilidad de tomar caminos separados, esa se había evaporado la noche anterior.

Hablaría con Tonks, porque en verdad ellos tenían mucho de lo que hablar, planear y tratar de llevar la mejor relación posible. Por su hijo, al que no pensaba renunciar.

Hermione estaba fulminando a Draco con la mirada mientras este estaba siendo prácticamente alimentado por Harry. Y a Remus le surgió la duda de si no debería él también alimentar a su veela.

—Prometiste que no lo volverías a hacer, Draco—le dijo ella molesta.

—¿Hacer qué, bonita?—El retintín de su tono provocó aún más hostilidad entre ellos.

Eso—dijo ella, pero Draco pestañeó exageradamente sin entender—. Lo que hiciste anoche.

Draco sonrió tan ampliamente que daba un poco de repelús.

—No fui yo.—Y miró a Lucius que solo alzó la barbilla para nada avergonzado.

Hermione boqueó un par de veces, a Molly Weasley se le cayó el tenedor, Bill apartó de un manotazo una de las largas manos de Fenrir que querían retomar los avances de la noche pasada. Y quién más y quién menos escondió un poco su mirada del resto.

Al parecer había sido una noche, muy, muy entretenida y no solo para ellos dos.

Severus no se había quedado a desayunar y había partido temprano con Dumbledore. Y Narcisa, que podría verse afectada por la cercanía pública de Remus a su marido, solo sonreía conocedora, y un tanto despeinada para sus estándares.

Estaba deseando que todos se fueran y poder dar rienda suelta a todo lo que su veela quisiera sin daños colaterales.

Por la tarde, fue lo que ocurrió, salvo por Harry y Draco que se quedaron en Grimmauld Place.

Fenrir se despidió de Remus dándole un gran abrazo.

—Estaré con la manada, es el lugar más seguro para mí ahora.

—Iré en cuanto pueda.

Fenrir miró a Lucius que les estaba marcando con la mirada.

—Creo que aún tardarás un poco—contestó, pero las ganas de estar con su manada y con Lucius como la última vez eran importante.

Antes de irse, Fenrir se acercó a un pelirrojo que en esos momentos estaba casi del mismo color de su cabello.

—Si quieres verme di mi nombre tres veces, rojito—le dijo demasiado cerca—. Me encantaría repetir lo de anoche.

Fue Arthur Weasley quien carraspeó separándolos un poco, pero Fenrir le guiñó un ojo a Bill, y no con poco le tiró un beso cuando se metió por la chimenea.

Remus cabeceó, a Bill le recordaba una novia francesa que hacía tiempo no veía.

Cuando se quedaron a solas Lucius y Draco habían desaparecido, y Remus sonrió a Harry.

—Lo de anoche fue impresionante—contestó Harry sonriente—. Ahora entiendo lo que los demás sentían cuando Draco lanzaba todos esos encantos veela.

Remus se rascó la nuca, pero ya le había pedido consejo al joven, era estúpido avergonzarse de lo que había pasado.

—¿Eso de darle de comer es algún protocolo veela que yo debería conocer?—preguntó mientras preparaban la cena.

Harry le miró dubitativo.

—La verdad es que no lo había pensado.

—Creo que sobre veelas aún nos queda mucho que aprender—sonrió Remus.

Ambos asintieron.

o0o

—¿Por qué hemos tenido que irnos tan temprano, Albus?—se quejó Severus—. Yo tenía unos asuntos que tratar.

El viejo le miró sonriente, sus asuntos eran una preciosa Narcisa desnuda sobre la cama. Ahora ella pensaría que él no tenía interés, y él tenía interés, el mayor interés del mundo, más allá del interés si algo así existía.

Era Narcisa, su sueño de amor adolescente, inalcanzable, preciosa, inteligente y ahora sabía que sensual, tremendamente sensual.

Y él había salido de su cama para irse al Ministerio.

—Ayer por la noche tuve una interesante conversación con Kreacher, creo que sé dónde está el guardapelo.

Eso devolvió toda la atención de Severus a Albus, llevaban meses a la caza de los Horrocruxes que había creado Voldemort y ellos estaban destruyendo.

Casi habían muerto en aquella trampa mortal en la cueva, para darse cuenta de que había sido intercambiado por uno falso.

Severus reconoció rápidamente la letra e iniciales de su antiguo amigo, Regulus Black.

—Buenos días, querida—saludó Albus a alguien que Severus esperaba no volver a ver nunca más en su vida. Aunque debía reconocer que siempre había alguien que podía ser más odiado que él como profesor.

—Debe ser muy urgente, Albus para sacarme de mi casa un día como este—dijo Dolores Umbridge con su voz excesivamente melosa.

Severus lo vio, colgado del pecho saturado de cachemire rosa, el guardapelo de Slytherin con un trozo del alma de Voldemort.

Ya habían sido destruidos el diario, el anillo y la diadema. Severus sonrió para adentro, seguro que ser quien destruyera el alma de Voldemort le podrían agenciar más noches como la anterior con Narcisa.


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