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Broken por Sh1m1

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Lucius sintió cuando Remus se fue de la casa, era como quitarse un peso de encima, pero también como perder algo.

Hacía tanto tiempo que no tenía que lidiar con aquello, y le pillaba en tan baja forma que le estaba afectando demasiado.

El verano en Londres era algo que a él en lo personal no le gustaba, añoraba su hogar, pero este estaba infestado. Aunque allí todo el mundo desconfiara de él, agradecía no tener que lidiar con Voldemort y su séquito.

Narcisa se había traído a tres elfos, y un cuarto que Potter le había hecho liberar aparecía de vez en cuando.

Pero sabía que como cabeza de familia, como el señor de Malfoy Manor había fracasado. Estrepitosamente.

Desde que la mansión había sido construida ningún Malfoy la había perdido, él no solo lo había hecho, sino que además el mayor secreto de su familia había sido revelado.

No culpaba tanto a Draco como a sí mismo, al dejarse apresar había puesto a su familia en serios aprietos. La misión de atrapar a Potter que le había asignado el Lord Oscuro era algo destinado al fracaso, bajo las narices de Albus Dumbledore jamás le tendrían.

Draco había hecho lo que había que hacer, salvo que también, de paso, les había salvado a ellos.

—Querido, hace un día estupendo, vamos al jardín—miró a Narcisa con cariño. Merlín le había bendecido con aquella mujer, y para lo que podía haber sido su matrimonio solo podía estar agradecido.

El jardín era mucho menos oscuro que aquella casa, agrandado con magia encontró a su hijo y a Potter volando. Para Lucius su primer instinto fue decirle a Draco que bajara, que ocultara sus alas, pero sabía porqué Narcisa le había llevado allí.

Nunca había visto a Draco más feliz y radiante, Potter le perseguía en su escoba con la cara de estúpido enamorado.

Su veela se retorció, como padre no podía sentir celos de su hijo, como veela... como veela era todo mucho más complicado.

Lucius solo tuvo alas por un año, y aunque jamás lo recocería ante nadie, echaba de menos sus alas, la sensación de libertad y plenitud al extenderlas.

Aún recordaba el llanto de su veela, aún hoy lo escuchaba muchas veces.

La automutilación no era la solución, su yo de 18 años no lo veía igual. Su padre había muerto en su último año en Hogwarts, su boda estaba fijado para el verano en el que ambos saldrían de la escuela, y su estúpido veela no hacía más que impulsarle a hacer tonterías para llamar la atención de Lupin.

Aquel año fue un completo desastre y en el fondo sabía que él había sido el principal culpable.

Era abril y el cielo estaba completamente despejado, Lucius se escabullía por las noches para poder volar, para poder ser él mismo. Pero por los días le costaba mucho controlarse.

Al principio no se dio cuenta de que era él el que estaba provocando aquel estado entre sus compañeros, le costaba ver un poco más allá de sus propios pies.

Hogwarts parecía haberse vuelto loco, aún más loco de lo habitual.

Había parejas por todos lados, los profesores no daban a basto para controlar a los alumnos mientras que Lucius había atacado ya a más de una docena de alumnos que se habían creído con el derecho de acercarse a él.

Curiosamente, Narcisa seguía tan modélica como siempre había sido. No podía decir lo mismo del resto de sus compañeros de casa, pero los que daban los espectáculos más esperpénticos eran los Gryffindor, lo que tampoco era de extrañar.

Salvo por un Gryffindor los demás le daban exactamente igual, ese Gryffindor en concreto que tenía los ojos sobre él continuamente pero nunca se le había acercado en aquel año.

No quería que lo hiciera, y sin embargo, necesitaba que lo hiciera. Cada vez que se encontraban su encanto veela se volvía loco, y por mucho que tratara de controlarlo solo provocaba el caos a su al rededor.

Remus parecía una estatua de autocontrol y eso le enfurecía. Lucius no quería nada con él, no debían tener nada con él, por mucho que su veela lo estuviera volviendo loco. Pero el maldito Gryffindor se mantenía incólume, incluso parecía enfadado.

La clase de pociones de Slughorn se convirtió en un completo caos, porque habían pasado de manoseos inapropiados a una batalla campal en cuestión de minutos.

Y Lucius y Remus solo se miraban de lejos sin intervenir en ninguna de las dos acciones.

El veela quería ir hasta su destinado, quería que lo abrazara, quería que lo mimara, que lo besara y no que le mirara con aquellos duros ojos del color del ámbar.

Lucius se estaba asfixiando en aquel aula, su padre le había dicho que lo mejor que le podía pasar era no encontrarse con su destinado. De este modo sería un mago libre, su criatura se replegaría y no le dominaría.

Tenerlo en frente era una jugarreta cósmica. Que fuera Remus Lupin y que encima fuera inmune a su encanto era una completa injusticia.

Cuando se dio cuenta de quién era se concedió una tregua, quizás pudiera tenerlo por ese año, después se casaría con Narcisa como estaba estipulado. Lucius había tenido algún affair antes, podía hacerlo.

Salvo que no estaba consiguiendo nada, absolutamente nada.

El director Dumbledore llegó junto con otros profesores a poner orden y ayudar a un sobre pasado Slughorn.

Lucius se fue en cuanto tuvo ocasión, por lo que no vio como Lupin le cerraba el paso al Slytherin que había tratado de tocar algo más que el largo cabello del rubio, y ahora iba con claras intenciones de ir tras él. El gruñido de Lupin dejó a todos paralizados, pero principalmente a sí mismo. ¿Qué diablos estaba haciendo y por qué había comenzado a celar a Lucius Malfoy?

 

 

Notas finales:

Slughorn se lleva los mejores desmadres en clase siempre, jajajaja.

 

Hasta mañana.

Besitos.

Shimi.





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