Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

BREVES MEMORIAS por MINARAI

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos y todas, en este capítulo las cosas se empiezan a aclarar, para algunos de buena manera, para otros no tanto, pero bueno no todos pueden ser felices aunque así lo quieran y se merezcan.

Disfruten su lectura.

CAPÍTULO 10. Te digo adiós.

 

- ¿Por qué te fuiste justo ahora? — Estaba alterado y no tenía la más mínima intención de ocultarlo.

- ¿Qué te pasa mi amor? — No quería preguntar, no quería saber, los celos lo estaban matando, estaba haciendo uso de todo su autocontrol, no sabía qué sería capaz de hacer si escuchaba de labios de él lo que más temía. - ¿Mi hijo está bien? — Preguntó para que sus labios no lo traicionaran preguntando si había visto a Ikki.

- Si, ya está dormido, llegó muy cansado y apenas me dio tiempo de bañarlo y se durmió.

- Y tú ¿cómo estás?

- Te extraño, me muero por un beso tuyo, quisiera que estuvieras aquí y me hicieras el amor. — La necesidad en su voz la podía sentir Camus estando a varios kilómetros de distancia.

Por supuesto que las palabras de Seiya lo tranquilizaron en gran medida - Te amo mi amor, ya no puedo esperar más para que estemos casados y juntos.

- ¿Hasta cuándo vuelves? ¿Ya hablaste con Shion?

- No amor, espero poder hacerlo mañana y sabré cuando puedo volver.

- Por lo menos serán dos días más — Sonó decepcionado.

- Qué falta para nuestro gran día... — Prefirió cambiar de tema.

- Mañana voy a la última prueba de mi traje y a que me entreguen el de Hårdek. – Sonrió, ya se lo habían probado y le quedaba espectacular. - Parece un pequeño príncipe con él, aunque se negaba a ponérselo.

- No cabe duda que es igual a ti, usas traje solo cuando vas a una junta. – Las siguientes dos horas hablaron de la boda, Camus haría todo lo posible por estar con Seiya antes de lo previsto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La respuesta que Seiya le había dado le pareció muy floja, viajar tantos kilómetros hasta Lisboa por nada no lo convencía, además estaban todos esos sonrojos en sus mejillas, ese nerviosismo que le provocaba su sola presencia y el temblor en su cuerpo cuando estaba cerca eran clara señal de que aún había sentimientos por él, su mayor impedimento era la boda en menos de dos semanas lo que lo ataba, seguramente no quería lastimar a Camus y por eso no se decidía, al menos ese era el razonamiento de Ikki y por ello no lo había dejado de buscar e insistir hasta hacerlo cambiar de opinión. Por todo eso...

 

- Yo te amo...— Sin esperar nada lo jaló de un brazo haciéndolo girar su cuerpo completamente, lo atrapó entre sus brazos aprisionándolo fuertemente, buscando sus labios, Seiya trató con todas sus fuerzas de quitárselo de encima y forcejeó sin conseguirlo. Ikki estaba dispuesto a hacerlo ver, aunque sea por la fuerza que aún lo amaba y estaba con Camus solo por soledad, Ikki sabía perfectamente que con un beso suyo podía lograr lo que quisiera en Seiya, al menos eso recordaba del pasado que habían vivido juntos. Lo que en un principio parecía forzado poco a poco se fue convirtiendo en algo plenamente correspondido.

- Siénteme...mi amor — Dijo Ikki. Poco a poco los brazos de Seiya dejaron de forcejear y se fueron deslizando suavemente por su cuello, sus dedos se enredaron en la cabellera azul, ladeó su cabeza y abrió la boca permitiendo la invasión del mayor entregándose así al momento que por tantos años esperó y anheló. El beso se fue profundizando lentamente, con ambos aferrados uno al otro, Seiya tenía los ojos cerrados y parecía que nada más importaba.

 

 

Otros ojos violeta que vieron todo desde la ventana hicieron comprender a su dueño que el castaño nunca había sido suyo completamente, le dolió admitirlo, pero para ese momento supo que él no era una prioridad... sólo una buena opción y no debía quedarse. Hubiera querido entrar y encerrar a ese pájaro en un ataúd de hielo como lo hizo alguna vez con su pupilo, comprendió también que no tenía caso si el que le estaba causando ese sentimiento de amargura no era quien aparentemente había llegado a robarle su corazón, más bien era el castaño que no dudo en entregarse a esa unión que no solo significaba un beso y por si fuera poco como nunca se había entregado a él. Se dio la vuelta de regreso a la mansión, no había caso en avisar su sorpresiva llegada, la sorpresa se la había llevado él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

- ¿Cuándo llegaste? ¿Por qué no me avisaste? – Esa noche Seiya decidió hablarle no solo porque deseaba escuchar su voz, quería decirle lo que sentía y platicar con él hasta quedarse dormido con el celular en la mano como muchas veces le había pasado ya. - Quería platicar contigo.

- No tiene mucho y me vine directo a la mansión. Estoy algo cansado.

- ¿Quieres que vayamos por ti? – Su casa no estaba muy lejos y eso también ya lo habían hecho antes, Seiya pasaba por Camus sin importar lo hora que fuera para que durmieran juntos.

- No. – En verdad no quería escucharlo de sus labios, haberlo visto había sido suficiente como para ahora tener que escucharlo. - Hårdek ya debe estar dormido y no quiero que lo saques al frío a estas horas, ya es tarde. – También tenía que acostumbrarse a dejar de llamar al bebé como su hijo, eso también lo había perdido.

Se le hizo extraño que no quisiera que fueran por él, pero no dijo nada. - Ok, está bien. ¿Y cómo te fue con Shion?

- Sei, mejor platicamos mañana quiero dormir. – Prefirió dejar, así las cosas. - Hasta mañana. – Colgó.

Seiya no entendió nada, Camus siempre le daba toda su atención, lo escuchaba y preguntaba por sus días y ahora qué. Se fue a la cama sin poder descansar realmente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Camus había sentido su presencia, después vio su silueta por la poca luz que reflejaba la lámpara de afuera y así lo permitió, el escorpión unió lentamente sus labios a los suyos, lo tomó de ambos brazos para atraerlo más y él correspondió plenamente, cerró los ojos y abrazó la espalda de Milo, abrió la boca permitiendo que la cálida lengua del escorpión la explorara, había pasado tantísimo tiempo desde la última vez que Milo no se contuvo, intensificó el beso profundizándolo hasta perder el aliento, mantuvo a raya su agitado corazón para no perder contacto de tan delicioso reencuentro, porque para él lo era, sería un nuevo comienzo.

El fuerte portazo logró separarlos, Milo inmerso en tan delicioso beso, aislado completamente de todo a su alrededor no percibió la presencia de un tercero. - Dioses – Respiraba agitadamente, quiso retomar su labor, pero Camus no lo permitió - ¿Qué pasa?

- Nada.

- ¿Nada? – Obviamente que sí pasaba algo, cuando quiso tocarlo Camus retrocedió - ¿Quién era?

Desvió su mirada, no podía verlo a los ojos y admitirlo.

Sonrió incrédulo - Tenía que verse real ¿No? por eso correspondiste. — Caminó dispuesto a irse, pero antes le dijo algo que él mismo ya había pensado y así sin voltear a verlo pronunció... - En verdad no sé porque insististe en permanecer a su lado, estoy seguro de que tú solo representabas una buena opción para él…mientras el Fénix regresaba ¿O es qué no lo sabías? — Pasó de largo sin disculparse con Hyoga por golpearlo en el hombro, Seiya había chocado con él segundos antes, cuando salió corriendo.

Camus sabía muy bien lo que iba a lograr con ese beso, Milo orgulloso como era jamás le perdonaría que lo haya usado a él y a sus sentimientos para lo que sea que pretendiera con Seiya, tal vez conseguir sus celos o al menos eso pensó el escorpión, no supo que Camus le estaba dando a Seiya la oportunidad de alejarse.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Faltaba un escaso día para la boda, Saori y su esposo Julián estaban arribando a Tokio, su inseparable mayordomo los llevaría a la mansión donde ya habían llegado otros caballeros dorados para ser partícipes de tan esperado acontecimiento, Seiya les había hecho llegar una invitación a todos esperando una gran celebración que increíblemente había aceptado Camus, el solitario y apartado caballero, el que siempre se alejaba de las reuniones y en general de la muchedumbre ahora accedía a lo que fuera que Seiya quisiera y todos estaban gratamente sorprendidos, por lo menos así había sido hasta donde ellos sabían.

Mientras tanto a 9542 kilómetros de distancia en Grecia, Shaka se había quedado al frente del santuario en ausencia de Shion como él mismo había solicitado, le hubiera gustado presenciar la unión de los primeros caballeros que lo hacían oficialmente, frente a su mundo con todos reunidos, había más de una pareja conformada que en su mayoría lo habían hecho discretamente, pero su presencia en el santuario no solo se debía al cuidado de éste, más bien era por razones más…personales.

Aioria y Marin serían los padrinos junto con Shiryū y Shunrei. Saga y Aioros ya estaban allá, Aldebarán y Aioria llegaron de Ruanda, Mu, Shura, Afrodita y hasta Death Mask llegarían justo el día. A nadie se le hizo extraño que estando a un día del enlace ninguno de los novios se hiciera presente en la mansión, solo los divinos estaban a la espera de que se anunciará el rompimiento, eran los únicos que sabían las circunstancias y parecía ser que Seiya debía tomar las riendas de la situación y anunciarlo, Camus literalmente había desaparecido después de que Seiya lo encontrara besándose con Milo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hyoga estaba tratando de razonar con Shun por algo que ya estaba definido, por lo menos una parte.

- Solo quiero que tome una decisión basado en la verdad, por las razones correctas. – Hyoga sentía en su corazón que debía intervenir, debía decirle a Seiya que Camus lo amaba, que le estaba dando una oportunidad de alejarse de él sin culpa, sin remordimientos, Hyoga conocía el proceder de su maestro y a veces actuaba en contra de todo lo que parecía correcto a ojos de los demás, pero no para su corazón.

- Desde cuando el amor se razona.

- No pretendo influir de ninguna manera, no daré mi opinión siquiera, pero él tiene tanto derecho de formar parte de su vida como Ikki, la última palabra la tiene solo él y nadie más, pero ahora tiene una errónea percepción de lo sucedido.

Hyoga creía estar viviendo un déjà vu, solo que, al revés, la primera ocasión fue Shun quién había tomado la decisión de interferir.

- Lo que tú quieres es que sea tu maestro quien se case con él como si Ikki no mereciera ser feliz. — Shun estaba disgustado con su esposo por querer intervenir en algo que no le concernía aun cuando él había hecho exactamente lo mismo.

- Eso fue un golpe bajo aun viniendo de ti. — contradijo Hyoga que por su parte solo quería hacer lo correcto, aunque le estaba costando épicas peleas con Shun. - Te estás comportando de manera intransigente, esto no se trata de ti ni de mí, Seiya debe estar hecho un caos con sus sentimientos y debemos apoyarlo. – Levantó la voz una vez más, ya se empezaba a hacer costumbre a oídos de Shun.

- Ikki es mi hermano — Shun se levantó todo indignado dispuesto a irse, pero Hyoga lo detuvo.

- Shun ya no quiero que sigamos peleando, te das cuenta que estamos peleando por todo. — Lo abrazó acariciando suavemente su verde cabello. - Aunque tú no lo creas siento que mi corazón se rompe cuando te veo llorar, te amo y necesito que recuperemos nuestro matrimonio.

Shun suspiró y se dejó abrazar - Qué nos está pasando Hyoga — Sus lágrimas empezaron a salir de sus ojitos sin poder contenerlas, habían estado peleando por todo el último tiempo y en nada se ponían de acuerdo.

- No me puedo imaginar que sería mi vida sin ti, por favor mi amor solo quiero que nos reencontremos, yo te amo y estoy dispuesto a lo que sea por recuperar nuestra relación.

- Tienes razón, estoy siendo intransigente con lo de Seiya, con la adopción, contigo...con todo.

- Amor, entiendo cómo te sientes, sé que lo que más quisieras es que Ikki y Seiya se reconcilien y se casen, pero ahora nos necesitan más que nunca, Seiya va a tomar una decisión que cambiará la vida de dos personas más a parte de la suya, debemos estar con él y apoyarlo. — Respiró profundamente - Perdóname por llamarte intransigente.

- Tienes razón en decírmelo.

- No, no debí. —Odiaba aceptarlo y mucho más expresarlo, pero así se sentía. - No solo fui intransigente, también fui egoísta. — Muy dentro de su corazón sabía que si Seiya aceptaba a Ikki de alguna manera él también se reencontraría con su hermano y talvez podrían recuperar el tiempo perdido.

- No entiendo qué pasó, cómo...

- Seiya vino a hablar con él, lo sé porque él mismo me lo dijo...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sabiendo que forzosamente debía pasar a través de la sexta casa Shaka no tuvo que hacer más que esperarlo, tenía conocimiento del día de la boda porque también había sido invitado, pero estaba seguro que sería ahí en el santuario a dónde iría el Escorpión a refugiarse y él también estaría ahí para apoyarlo. Había visto por años como Milo había hecho a un lado su orgullo para buscar al frío Acuariano sin éxito alguno, una y otra vez regresaba al santuario a renovar fuerzas para continuar, las mismas que terminaba con el corazón herido ante la indiferencia de Camus, simplemente el de Acuario no podía amarlo y Shaka había sido especialmente paciente por Milo, para que viera que ahí estaba para él.

- Espero que esa valija venga llena de botellas de vino en lugar de ropa — Le salió al paso mirándolo fijamente con esos azules ojos que tenía.

- Acaso el hombre más cercano a ser un dios me está invitando una copa. — Era lo que necesitaba en ese momento, pensaba irse a emborrachar solo en su templo, qué hay mejor que con un hombre como Shaka, después de todo Aioria su mejor amigo no estaba.

- Cercano o no me gustaría compartir no una copa, más bien una botella completa contigo.

Aventó su valija a un lado, no había tanta familiaridad con el rubio, pero eso era lo de menos, justo le estaba ofreciendo lo que necesitaba. - ¿Y qué vamos a celebrar?

- Que estamos vivos, que somos libres y que está noche todo el Santuario es nuestro.

Sonrió - Me gusta, no traigo vino en mi valija, pero si su eminencia me permite, sé dónde guarda su mejor vino el heladito y ya que no volverá en un largo tiempo, no creo que le haga falta.

- Vamos — Caminaron por Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio hasta Acuario, Milo entró directamente a un pasadizo y llegó aún pequeño cuarto con algo de polvo y telarañas, abrió una cava y tomó cuatro botellas de vino francés, muchas veces había estado ahí antes y sabía dónde las guardaba exactamente.

Salió a la estancia donde Shaka lo esperaba, por un momento pensó en beber ahí mismo, sería una ironía beber su vino, en su casa y con otro hombre, pero no, Shaka inspiraba respeto y prefirió que fueran a su propio templo. Regresaron por Capricornio y Sagitario hasta llegar a su templo donde tenía dispuesta una mesa y en ella dos vasos pequeños de cristal, jaló dos taburetes e invitó al rubio a sentarse. - ¿Por qué brindamos? — Preguntó Shaka con el vaso en alto.

Milo meditó solo unos segundos antes de responder seguro. - Por qué nuestro corazón es libre, porque estamos vivos, porque estamos juntos.

Si él pudiera sentir que desde hace mucho se había robado su corazón, si pudiera saber que había alguien dispuesto a amarlo y ver a través de su mirada el dolor que llevaba consigo. Pero ahora estaban ahí juntos y si había sido tan paciente todo ese tiempo qué más daba un poco más, pronto sabría que sus brazos estaban ahí para él, para abrazarlo, para amarlo. - Porque estamos juntos. — Respondió.

Bebió el total de su contenido depositando con fuerza el vaso en la mesa de madera antigua, rellenó nuevamente y volvió a beber de un solo sorbo. El jactancioso hombre que siempre había sido Milo se estaba desmoronando, el dolor de saber que había perdido para siempre a Camus le llegó de golpe y ahora no importaba más nada, Shaka le inspiraba respeto, pero justo ahora necesitaba sacar de su corazón al hombre que había amado por años y no era sencillo sobre todo si se sentía solo. - Salud Shaka. – Volvió a tomar el vaso y a punto estuvo de empinárselo cuando recordó brindar. - Por su boda. – Se volvió a empinar el vaso y Shaka también.

- Puedes creerlo, se va a casar con ese... – Rellenó los vasos una vez más antes de pronunciar semejante palabrota. - Yo ni siquiera lo hubiera considerado, nunca pensé que fuera tan importante para él. – Bebió otra vez. - Debiste verlo aceptando lo que fuese que a él se le diera la gana, lo ama tanto que no le importó utilizarme a mí para liberarlo. Lo que nunca hizo por mí, nunca se dio cuenta que aquí estaba yo para él.

Ya no hizo intento por volver a rellenar el vaso, tomó la botella y a punto estuvo de beber de ella cuando la cálida mano del hermoso rubio lo detuvo posándose sobre la del escorpión.

- Aquí estoy yo para ti. – Le dijo con esa voz llena de paz y tranquilidad, lo miró a los ojos directamente y sonrió.

Sus ojos se conectaron, Milo en realidad no sabía que estaba sucediendo, ¿acaso había perdido la cordura tan pronto con solo unos tragos? - Shaka. — Fue lo único que sus labios pudieron pronunciar, la cercanía y el cálido cosmos de Shaka lo tenía completamente conmocionado, aturdido y confundido, algo que hace mucho tiempo había dejado de sentir. Era verdad, ellos también se conocían de años, pero jamás paso por su mente que Shaka lo mirara a él de esa manera.

El rubio acarició suavemente su mejilla y para asegurarle que haría por él lo que Camus había rechazado, cerró sus ojos y suavemente lo besó.

Milo tan sorprendido ante la confesión expresada en tan delicado roce de sus labios no supo que más hacer, solo abrió la boca y trató de corresponder, por primera vez lo tomaban tan desprevenido ante algo que para él era de lo más normal, pero con Shaka un beso no podía ser “normal” era un alucine que increíblemente lo había logrado transportar al universo, perdiéndose en tan cálida y dulce sensación al sentir la mano del rubio sujetarlo por la nuca para acercarlo más a él de ser posible.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

- Si así lo deseas yo me puedo hacer cargo de todo. Te disculparé con Saori y Julián.

- Lo lastimé con mi indecisión – Lloraba tristemente - En cambio él…me quiso dar libertad para elegir. – La inevitable platica se llevó a cabo con todo el consentimiento por parte de Shun, el peliverde le había pedido a su esposo Hyoga que buscara a Seiya y le aclarara el motivo por el cual Camus había besado a Milo, pues cuando Seiya fue a la mansión iba dispuesto a confesarle todo lo referente a lo que había pasado con Ikki desde un principio, pero al final se encontró con esa imagen que rompió su corazón.

Después de enterarse de todo, Seiya buscó incesantemente a Camus sin conseguirlo, solo le quedaba esperar que se presentara el día de la boda.

- Ya pasaron veinticinco minutos Sei. – Shiryū quería ayudarlo, pero no creía posible que Camus volviera.

- Por favor Shiryū pídele al juez que me dé otros quince minutos, él va a venir, no me va a dejar así. – Caminó para ver por la ventana, el jardín lucía hermoso y todos esperaban reunidos para dar inicio a la celebración. Algunos empezaban a impacientarse.

- No me puede dejar así, no ve va a dejar plantado, me dijo que me amaba, él me dijo que me amaba…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Bueno cómo ya les había anunciado ya estamos en la recta final, este es el penúltimo capítulo, aprovecho para agradecer a todos ustedes por tomarse el tiempo de leer lo que escribo. Lo hago con mucho cariño y aunque este es mi primer fic que publico estoy trabajando en otros. No sé si sea bueno o malo mi trabajo y estoy conciente que no es profesional ni mucho menos y debe contener todos los errores del mundo, pero estoy no solo trabajando en ello para mejorar día a día y entregar algo mucho mejor cada vez que publico un nuevo capítulo.

Nos vemos pronto en el último capítulo.

GRACIAS.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).