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Scare To Be Lonely [Simbaxkovu] por Nightmarefrexy

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Notas del capitulo:

Disfruten.

 

🌟DOS🌟

Los constantes quejidos del Rey resonaban en los aposentos reales, un inquieto Mufasa se revolcaba contra el suelo en contra del consuelo de Morfeo, ya que los constantes pensamientos y pesadillas que acongojaban su mente aquella noche sobre su hijo, no permitían que consiguiera paz. Nunca se perdonaría el perder a su hijo, era una sabia decisión el no haberlo dejado marchar junto a Nala, pero una pequeña voz en su interior lo estaba volviendo loco. "Deja al muchacho irse, debe aprender a defenderse por sí mismo", y de cierta forma era verdad, el haberlo consentido y mimado por un largo tiempo habia hecho volverse al joven león un inútil y frágil cazador, no era propicio que alguien de su calaña fuera considerado el heredero al trono. Era primordial que hiciera algo, pero ¿Cómo?, no era lo suficientemente capaz para dejar de un lado su corazón de melón de padre amoroso que cargaba para poder poner mano firme sobre el muchacho.

Resignado, enderezo el cuerpo, debía resolver sus dudas cuanto antes, y no podía hacerlo solo; por lo que una sola figura intelectual se le paso por la cabeza, Rafiki, ese simio habia sido el chamán de la familia desde que Mufasa tenía memoria, y su saber era indiscutible, el podría ayudarlo.

Miro con melancolía el árbol sobre las praderas, un mediano árbol de acacia que habia servido como refugio al mandril; haciéndole recodar vagos recuerdos de su niñez, en donde junto a su hermano Scar compartía la felicidad de todo niño en la sabana.

Soltó una ligera sonrisa y continuo su rumbo al árbol.

—Sabía que vendrías tarde o temprano —saludo el mandril

—¿Tan mal esta? —sonrió nervioso.

—Es de esperarse la actitud de tu hijo cuando se encuentra confundido.

Suspiro. Parecía que Rafiki habia adivinado todos sus pensamientos con solo verlo a los ojos, y de cierta forma le molestaba, lo hacía sentir desnudo, invisible ante los ojos del pequeño animal.

—Es por eso que he decido consultarte —sonrió—, viejo amigo.

—Has hecho bien —sonrió de vuelta— habla pues, que yo te escucho.

Mufasa resoplo, narro con detalle su pesar, desde las lecciones de Simba hasta las recientes acciones de su joven hijo, con sumo detalle, especificando todas sus dudas y problemas sobre su forma de instruir; conto su aflicción y sus dudas, quería una respuesta, o al menos un consejo, para variar.

—¡Vaya!, Simba ha crecido tanto —suspiro con nostalgia—pareciera que fue ayer cuando lo presente frente al pueblo Mufasa.

—No puedo resolverte la vida —continuo— esa es tu misión. Si crees correcto aprisionar a Simba a sus raíces está bien, pero también considera lo adecuado para él, y si crees que esta misión es una oportunidad para incrementar su madurez, está bien –-respiro con delicadeza—, solo ten en consideración que sea lo que decidas para tu hijo, repercutirá para su futuro, el futuro que tanto le has hecho añorar, y eso mi amigo, no podrás cambiarlo.

—Pero, ¿cómo? —cuestiono angustiado.

—Pronto lo descubrirás Mufasa —Sonrió—, los reyes del pasado me han hablado, tienen un plan para tu pequeño. Así que anda, ve junto a tu retoño y muéstrale lo que es ser un león.

Mufasa sonrió a Rafiki.

—Los años se me escaparon de las manos —suspiro—, mi pequeño ha crecido tanto, y no sé si lo he instruido bien.

—ten por seguro que lo hiciste —abrazo a su amigo por el cuello—, solo es cuestión de tiempo, y veras que será un magnifico rey

Mufasa se sintió reconfortado, fue una magnífica idea ir junto a su chaman, nadie en el reinado era más sabio.

Dio un adiós a Rafiki.

Decidido, tomo camino a la roca del rey, daría un buen sermón a su primogénito, y esta vez no se libraría tan fácil.

☆¤《————》¤☆

Simba retrocedió, la antigua aura de depredador habia desaparecido por completo, viéndose ansioso, raquítico frente a la situación. Rebusco en todos sus recuerdos, en todos los sonidos y olores que habia percibido en su vida, buscando en su memoria la apariencia de aquella figura que yacía frente a él.


—Ha pasado tanto tiempo majestad —exclamo Kovu—, y sigue siendo igual de glamoroso

Simba indago en su mente, trayendo consigo vagos recuerdos de su infancia, la viva imagen del león marrón frente a él.

Aquel día, se hacía presente una y otra vez sobre su memoria. "No puede ser él, papá dijo que habia fallecido junto a ella". Dudo, ¿Era acaso una broma?

—¿Quién eres?

—Quizá no me recuerde —menciono—, pero nos conocimos hace algunos años en las praderas.

Simba trago saliva. No cabía duda.

—Mi nombre es Kovu, su majestad.

Simba sintió fallecer, toda una serie de emociones lo embriagaron, era como si aquellas sensaciones que habia sentido en el pasado volvieran a formar parte de su cuerpo, la felicidad de haberse vuelto a encontrar con el que habia sido su amor platónico de la niñez lo embriago, algo que habia anhelado con todo su ser.

Kovu miraba atento, nervioso por la reacción de joven príncipe, después de un largo tiempo se habían vuelto a encontrar, un sin fin de sensaciones recorrían las entrañas de Kovu. Estaba indeciso, ¿Qué pasaría de ahora en adelante que se habia encontrado con su amor platónico de su infancia? ¿Podría ser posible que los años no hayan provocado que lo olvidase Simba?

Permanecieron ahí, mudos; analizándose y reconociéndose, olfateándose, embriagándose de las feromonas que el otro desprendía. Aquellos años que habían pasado entre ellos parecían tan solo días en aquel momento, ninguno sabía que decir, como reaccionar.

Simba avanzo con lentitud, caminando recto, inquieto por la ansiedad sobre su ser. Olfateo con suavidad, reconociendo por pedazos aquel aroma del león frente a él, esclareciendo cada vez más sus dudas.

La sutil fragancia de tierra húmeda y gramíneas, embriagaba las fosas nasales de Simba, aquel aroma que habia añorado hacia quien sabe cuántas noches volvía a estar en su mente. Los antiguos pensamientos sobre Nala se habían esfumado, pareciera ser como si la simple presencia de Kovu frente a él, hubiera sido la solución a un pequeño problema que acongojaba al joven príncipe.

☆¤《————》¤☆

Un Furico mufasa, reprendía al cachorro junto a sus pies. Simba habia faltado a la iniciación como cazador, una falta gravísima al código real, era imperdonable aquella odisea que el joven cachorro se habia atrevido a cometer. Mufasa avergonzadamente habia disipado a los leones para que Simba no se viera afectado por tan mayúsculo inconveniente.

Una buena reprimenda habia caído sobre los hombros del joven león.

—Ya estarás contento —dijo Mufasa.

—Lo lamento, me distraje y no me percate del tiempo.

—Y de casualidad se puede saber que pudo ser tan importante, para que faltases a tu iniciación como cazador —exclamo—, ¿tienes la mínima idea de cómo nos deja esta situación frente al pueblo?

Simba sabia claramente la razón de su retraso. Hacia un par de horas que habia vivido uno de los momentos más maravillosos de su vida; aparte de Nala, nunca habia conocido a algún otro león que le complaciera tener a su lado, y muy a pesar de que tan solo por un momento se reunió con aquel león, pudo sentir una conexión, era como si por cuestiones que solo los reyes del pasado podrían comprender, aquel preciso momento tuviera que ocurrir.

No podía simplemente olvidar aquella figura de aquel, las delgadas curvas sobre su distintivo cuerpo de cazador, que lo hacían ver tan varonil y esbelto; lo hacían tambalearse, y aunado a su fuerte rostro masculino que con marcas y rasgos propios de un fiero depredador eran la cereza del pastel en la maravillosa vista momentánea que habia presenciado Simba. Además de un particular aroma, un olor fascinante que impregnaba los alrededores de sí.

Simba habia quedado encantado, completamente hipnotizado por la candente imagen que habia estado frente a sus ojos. No podía esperar a verlo de nuevo.

—¿Me has escuchado? —recrimino Mufasa.

—¿Ehh? —volvió en si— Lo que sucedió es que quería tomar un poco de agua antes de la prueba, y me topé con Simón y Pumba, ya conoces a ese par siempre metiéndome en líos, y no me di cuenta de la hora —balbuceo— enserio lo lamento padre

Para suerte de Simba, Mufasa se vio distraído por Zazu que habia apareció de momento para advertir sobre un grupo de Hienas que rondaban sobre las fronteras del reino; por lo que la plática se dio por terminada. No obstante, Mufasa fulmino con la mirada por un momento a Simba antes de marcharse a su deber, dejándolo con un amargo sabor de boca.

☆¤《————》¤☆

Un sin fin de recuerdos y añoranzas aparecían en la mente del joven príncipe. Al igual que pesadillas y desvelos, donde habia llegado a pensar en la muerte para calmarlos.

Inconscientemente, recordó aquella vez; aquella vez cuando falleció, cuando vivió el momento más despreciable y desparpajado de su existencia.

☆¤《————》¤☆

Las tierras del reino fueron azotadas por unas incesantes tormentas; propias de la temporada de verano.

Hacia unas cuantas horas uno de sus sirvientes habia alertado el avistamiento de Zira, pareciendo ser que aprovechando la situación climatológica trataría de tomar las tierras junto a sus subordinados. Mufasa se sentía inútil, incapaz de salir a hacerle frente por la incesante lluvia que atormentaba la sabana, resignándose a esperar ansioso el fin de la tormenta.

Para cuando la lluvia disminuyo considerablemente a tan solo unas gotas, los rugidos no se hicieron esperar, Zira estaba cerca; Mufasa salió a la carrera, poniendo completa resistencia a su ataque. A través de una batalla de zarpazos y mordeduras, finalmente los hicieron retroceder.

Un correteo se hizo presente en cuanto esto sucedió, parecía ser que los vencedores perseguían a los perdedores, hasta que la astucia enemiga se presentó junto al barranco, donde debido a la lluvia y la brisa, el terreno se encontraba inestable, haciendo que la probabilidad de caída fuera más que inminente. Mufasa miro con terror el ver caer a sus más allegados guerreros, era una completa pesadilla.

Zira miro con detenimiento la situación, vanagloriándose de la desdichada situación de Mufasa. Una serie de leones se abalanzaron sobre Mufasa aprovechando su debilidad, impulsándolo rumbo a la barranca.

Mufasa persistió, haciendo resistencia frente al empuje de los tres leones que los arrinconaban a la caída, deslumbro con rapidez a los hijos de Zira, dos de ellos eran mayores, mientras que uno más pequeño ayudaba por compromiso. Sin embargo, la ligera y poca musculatura que poseían los leones que lo empujaban, hacían parecer aquella situación un juego de niños para Mufasa que era un león de mayor tamaño.

Zira se agregó a los leones que lo arrastraban, pero la arrogancia pereció frente a la perseverancia, y en un movimiento veloz Mufasa aprovechó su fuerza para repeler sus empujones, lanzándolos por encima de su cuerpo, tirandolos al barranco.

Los leones enemigos restantes que miraban la batalla, salieron despavoridos del lugar.

Mufasa asomo su cabeza al barranco, la agitada corriente del rio que se encontraba al pie de este, arrastraba consigo a cuatro cuerpos sobre él. Mufasa rezo a los reyes del pasado por ellos, pidiendo el perdón por aquellos y por los suyos.

☆¤《————》¤☆

Después de una noche agitada, Mufasa regreso victorioso, conto su hazaña cual soberano a todos sus súbditos, dejando en claro que uno de los enemigos del pueblo habia muerto.

--Zira ha fallecido --exclamo--, y todos sus malditos descendientes han perecido junto a ella. Aunque, eso no es motivo de celebración, es nuestra enmienda rezar por ellos, para que puedan alcanzar al fin la paz que tanto deseaban.

Para cuando todo se tranquilizó, todos los leones se reunieron en la Roca del Rey, dispuestos a descansar después de una intensa lucha. Mufasa se sintió responsable de la muerte de sus guerreros, pero Sarabi advirtió con cautela su inocencia.

—Era claro que no podías protegerlos querido —dijo—, fue un accidente, nada estuvo en tus manos

Mufasa chasqueo la lengua, la culpa lo invadía, sentía que todas esas muertes incluyendo las de los enemigos eran su responsabilidad.

—Al menos agradezco a los reyes del pasado que todo haya terminado --Mufasa suspiro— Zira junto a sus cachorros; Vitali; Nuka y el pequeño Kovu, esperemos que logren la paz que buscaban

Simba permaneció inerte, inmóvil frente a lo que acababa de escuchar. "Kovu..." ¿sería acaso el mismo? Su respiración se cortó, la ansiedad floreció en su interior. "No, seguramente es otro"

—Padre, me ha parecido que has dicho unos nombres, ¿acaso los conoces? Ya que solo me has contado de Zira.

—Por supuesto, de no ser por la avaricia de Zira, aquellos leones hubieran sido tus primos, ya que son hijos de tu tío Scar. Alguna vez debí mencionarlos o tu tío debió platicarte de ellos. Los dos primeros son parecidos a Zira, pero el ultimo; Kovu, él es la viva imagen de tu tío —suspiro—, eran tan bellos esos cachorros, es una pena que se hayan descarrilado —suspiro nuevamente—, después te contare más detalles sobre ellos —continuo—, por ahora solo es momento de descansar.

Simba se quedó mudo, abatido por la reciente revelación. No cabía duda, aquel león que conoció hacia tan solo unos días habia muerto, una inmensa pena cayó sobre su mente, acompañada de una aflicción inmensa. Parecía ser que el mundo se habia ido en su contra aquel día.

No podía procesar los hechos, la persona de la que se habia enamorado habia desaparecido para siempre, simplemente no podía superarlo. Una dolorosa sensación abarco su cuerpo, estrujándolo, acompañada de un gran nudo en la garganta.

Sintió enojo; tristeza; miedo y un sin fin de emociones al mismo tiempo. Tantas sensaciones que no soportaba.

La rabia incrustada en sus venas junto a la tristeza, lo impulsaron a escapar de los aposentos reales, corrió sin rumbo fijo, las lágrimas escurrían de sus ojos.

Solo hasta que observo la arena blanca sobre sus patas fue que decidió detenerse, ese espacio era lo más lejos que habia llegado en el pasado, lo consideraba su refugio, un lugar para pensar y alejarse del mundo.

Lloro; grito; maldijo, todas las emociones que se acumulaban en su interior salieron a la luz, y no fue hasta que las fuerzas y la voz se le terminaron que paro.

Sollozaba en silencio sobre el suelo, maldecía a los reyes del pasado, a su padre, así mismo por no haber ido con junto a él y haberlo salvado. La rabia lo impregnaba, deseaba con todas sus fuerzas regresar el tiempo y arreglar las cosas.

—Es una verdadera lástima.

Simba permaneció recostado, sollozando.

—Largo —exclamo—, no estoy para sermones

—¡Oh! Mi Simba —respondió—, pero no he venido a eso, más bien, yo diría a aconsejarte

Simba levanto la cabeza, observo con detenimiento al Mandril frente a él.

—De nada sirve llorar por lo que fue —continuo—, mejor alégrate por lo que puede ser.

Simba absorbió la nariz.

—De que sirve hacerlo, si ya no es posible.

—Estas tan centrado en el dolor que no observas el horizonte frente a tus ojos —exclamo—, deja ya está rabieta y vuelve a casa.

—Pero, yo lo he perdido... —sollozo nuevamente— a aquel al que consideraba el indicado a desaparecido por completo, como se puede llegar a superar aquello.

—Querido Simba —sonrió—, estas tan confundido contigo mismo que no llegas a comprender la versatilidad de la realidad, no te preocupes por las bajas de la vida, sino más bien por las cumbres de esta. No te enrosques en una sola perspectiva y busca nuevos caminos, habrá otros a quienes puedas amar y complementar, tenlo por seguro —continuo—, no estoy diciendo que esta situación no es lamentable, solo sugiero que no te mortifiques, persiste ante la adversidad y ya verás que pronto lograras la paz, además, los reyes del pasado nunca te defraudaran —exclamo.

—Ya no hables más, solo confundes más mi cabeza —grito.

Rafiki, se alejó con una sonrisa, era el momento de dejar al joven príncipe razonar, no era su deber hacerle saber sobre el plan de los reyes del pasado. "En el momento indicado lo descubrirá" pensó.

Quien diría que aquella desdichada situación fuera parte del plan de los cielos, donde a pesar de ser un malentendido, todo permanecía igual.

☆¤《————》¤☆

Simba regreso a la Roca del Rey después de casi dos días, sus incesantes pensamientos que lo atormentaban por la reciente muerte de su amor platónico, lo habia hecho caer en una ligera depresión que llego a durar cerca de tres semanas después de su regreso, y solo con el apoyo emocional de sus padres y amigos fue que logro superar aquella etapa.

Dado que, una particularidad del estado de Simba, era evidentemente el miedo; una cobardía a la soledad.

Desde que habia sido instruido por su padre en el arte del emparejamiento entre leones, fue que comenzó su búsqueda del amor en sus alrededores.

No obstante, la constante decepción frente a los distintos leones y leonas que se le presentaban, no congeniaba una conexión, era casi como si no sintiera comodidad frente a alguien más, y era por eso que ahora, que por fin se habia sentido confortable frente a otro ente, todo parecía en clarecerse frente a sus ojos. Comprendiendo lo que significaba el amor y todos aquellos conceptos que mencionaba su padre.

Nala, su más allegada amiga, fue la pieza clave para el consuelo, siendo que a través de consejos y soportes fue que Simba logro superar su abatimiento.

Y esta era una de las razones por las que quería a Nala como pareja, era la única que conocía su secreto, la única que conocía su verdadero pavor, además de que solamente ella lo comprendía sin juzgarlo como lo harían sus padres. Por lo que su apuro de encontrarla no era de sorprenderse, si es que quería emparejarse con alguien no habia ser más ideal que ella.

☆¤《————》¤☆

Kovu miro con vividez al joven príncipe, buscando asimilar la reciente odisea que se habia decidido a realizar al contestarle de aquella forma. Con sus palabras habia hecho parecer la situación de lo más normal, como si hubiera una amistad de años entre ellos.

Sin embargo, no se arrepentía en lo absoluto; más bien agradecía a los cielos el haber tenido el coraje de haber contestado de aquella manera.

Aunque igual que Simba se derretía por dentro buscando calma en el torbellino de pensamientos que transcurrían por su cabeza, dedujo con certeza que el león frente a el sufría lo mismo, ya que ninguno habia dicho nada por cerca de diez minutos.

—Kovu... —hablo.

Kovu lo miro.

Simba se decidió, "al diablo con las formalidades" pensó.

En un instante tomo impulso y brinco en un abrir y cerrar de ojos hacia un desprevenido león marrón.

Inmovilizo al joven león bajo sus patas, lo abrazo, lo acaricio, froto su nariz impregnándose de su olor, deseando explorar cada una de las cavidades de Kovu.

—Simba...—gimió por lo bajo.

Simba se limitó a continuar con sus asuntos, rebusco en el pelaje la sensación que tanto habia añorado durante casi el último lustro, indagando con lentitud y suavidad la identidad del otro.

Kovu permaneció inquieto, buscando liberarse de su hostigador, aunque inútilmente, dado que el realmente no ansiaba librarse.

—M-Majestad...—jadeo—...n-no cre-o que se-a el moment-o....—jadeo de nuevo—...p-para est-o.

Simba reacciono, reconoció su error al instante, la neblina libidinosa que opacaba su lado racional habia desaparecido, dejando un arrepentido y preocupado león. Momentáneamente se apartó.

—Lo siento yo...—balbuceo—, yo no...

Kovu se incorporó, busco relajarse y controlarse, dado que el pecaminoso encuentro que acababa de protagonizar habia hecho despertar a cierto amigo, dejándolo en una inconveniente situación.

—Descuide —sonrió— yo también...lo extrañe...

Soltó lo último con sinceridad, sentía que era necesario.

—Estaba tan feliz que, —excuso— no me di cuenta de mis acciones, enserio lo siento.

—Está bien, no ha pasado nada.

—Estas vivo —exclamo—, no puedo creerlo, enserio no puedo procesarlo, papá habia dicho que falleciste en aquella batalla y yo realmente lo creí, pero estaba mal, porque todo fue una equivocación, una malinterpretación —respiro—, estoy tan contento. Pero ¿Cómo? ¿Es que acaso eres una aparición?

Kovu reconoció las interrogativas de Simba. Era como si fuera transportado a un pasado oscuro que se habia forzado a olvidar.

☆¤《————》¤☆

Desde hacía días, Zira, su madre, habia planeado el ataque; después casi un mes de planificación habia decidido utilizar las constantes lluvias para llevar acabo su cometido dado que sería mucho más sencillo tomar el reino bajo una desventajosa posición. No obstante, debería ser astuta, las fuerzas reales no eran para nada endebles, por lo que debía idear una estrategia que facilitara su exterminación. A lo que intuitivamente focalizo el barranco, era perfecto; siendo que, si la caída no los mataba la fuerte corriente del rio lo haría.

Finalmente, el fervoroso día habia llegado, todos se encontraban preparándose para la pelea.

—Kovu, Kovu, Mi adorado Kovu —sonrió— ha llegado finalmente tu momento, el contexto para el que te hemos preparado toda tu vida. —continuo— Hoy finalmente reclamaremos lo que por derecho nos pertenece.

Una exhaustiva preparación habia comenzado desde que Kovu tuvo edad, donde por medio de enseñanzas de caza y adiestramiento bélico fue que se logró formar una identidad exclusiva, donde la crisis era decidida por su Madre y el compromiso por el mismo, haciéndolo formar parte de una confusión sin precedentes, puesto que no se sentía el mismo, advirtiendo una serie de pensamientos conflictivos que solo lo dejaban con la incógnita de si era querido o utilizado por su madre.

No obstante, el joven león se encontraba distanciado, distraído por una serie de pensamientos aún más rebuscados que los suyos propios. Habia conocido a su enemigo, el heredero al trono, Simba.

De todas las narrativas que habia escuchado en su vida ninguna se le asemejaba a tan majestuosa figura que poseía el joven príncipe, aun recordaba con detalle el espléndido pelaje dorado, acompañado de la prodigiosa melena arrebolada sobre su frente, aunado a las glamorosas curvas tonificadas sobre su cuerpo que erizaban su pelaje. Aunque solo guardaba sus fantasías para sí, no era conveniente expresarlas, dado que solo regaños y zarpazos saldrían de aquello.

☆¤《————》¤☆

La hora indicada habia llegado, los leones pertenecientes a Castille asignados a la batalla, marchaban cual soldados a las tierras del reino.

Presurosos recorrieron las largas praderas, llegando finalmente a la posición focalizada. Esperaron pacientes la lluvia, en silencio.

Una imponente tormenta se formó sobre sus cabezas; la poca visibilidad que generaban las constantes gotas sobre los alrededores era la oportunidad perfecta para acercarse a la Roca del Rey.

Zira junto a sus subordinados se escurrieron bajo la lluvia junto a la laguna, inertes al momento de la batalla.

Y al fin, la esperada confrontación se hizo presente, una riña entre exiliados y pueblerinos se formó en las tierras del reino. Conforme la batalla continuaba, Zira observo con detenimiento la visible derrota que estaba por recibir, a lo que en el momento indicado salió a la carrera rumbo a su plan de reserva para derrocar finalmente a Mufasa.

Una grotesca escena se hizo presente, una gran parte de la armada del Rey resbalo a la pronunciada caída, haciendo que un preocupado y aterrado Mufasa se viera vulnerable ante el ataque de los enemigos.

Zira se regocijaba, amaba cada segundo de aquel desafortunado momento que habia provocado.

No obstante, debía terminar el trabajo y librarse por completo de Mufasa; por lo que, bajo una ligera señal, aviso a sus hijos abalanzarse sobre el rey, que mejor final para el soberano que la muerte por los descendientes de su enemigo.

Sin embargo, una ligera inconveniencia se presentó sobre el incidente, la fuerza no era suficiente para el trabajo que los delgados y escuálidos leones estaban realizando, puesto que la imponente musculatura y presencia del rey era demasiada para aquellos. Zira resoplo, tendría que hacerlo con sus propias manos, en un veloz movimiento se anexo a la empujadera contra Mufasa.

Pero, en un instante, Zira miro con lentitud su caída, la rápida reacción del rey la habia tomado por sorpresa, arrinconándola a la penosa situación de la derrota. En un movimiento apresurado trato de detener su caída por el barranco que habia planeado para su majestad; golpeando y chocando con las rocas para no sucumbir frente a las arrasadoras corrientes del rio.

La caída fue momentánea, no habia espacio para pensar, Zira solo se limitó a dejarse llevar, habia sido derrotada y humillada, su sobrevalorada estrategia habia fracasado. Ahora solo quedaba la resignación, debería entrenar y prepararse aún más, pero ¿cómo?, se sentía vacía y anonadada.

La corriente la arrastro a la laguna junto a las lejanías, era casi un milagro haber sobrevivido. Se quedó quieta sobre la arena, observando con cautela la desembocadura del rio junto a ella, tres notorios leones salieron a la luz, sus cachorros habían sobrevivido.

Se sintió feliz y decepcionada, por alguna extraña razón sintió rabia por ellos, de no ser por su falta de fuerza habia salido victoriosa, pero no, era totalmente culpa de ellos.

Los tres leones que apenas habían sobrellevado la caída y la revolcada, descansaban al fin sobre la arena anaranjada, desguanzados y débiles cual cachorros recién nacidos.

—Ya estarán contentos —recrimino— ni una maldita cosa pudieron hacer bien.

Una serie de zarpazos y regaños llovieron sobre los desparpajados leones.

☆¤《————》¤☆

Kovu recordó aquel momento de su niñez, aquel momento en el que su madre habia cambiado. Desde aquel momento se habia convertido en otra persona, ya no era aquella cariñosa mamá que tanto habia admirado y querido. Ahora bien, se habia convertido en un dictador, en un general insensible que solo quería hacerlos sufrir.

—Y fue por eso que decidí marcharme —menciono Kovu—, al cumplir la mayoría de edad, decidí por mí mismo liberarme, librarme de aquel tormento.
Era indispensable que lo hiciera, debo alertar al rey sobre el plan de Zira.

"Aunque también he querido volver a verte" pensó.

Kovu concluyo su historia.

Simba quedo perplejo ante impensable revelación.

—Pero ahora todo es pasado ahora, he dejado esas endemoniadas raíces para venir aquí —continuo—, quiero formar parte de estas tierras, explorarlas y descubrir las magníficas criaturas que alberga; conocerte y ayudar a tu padre a combatir lo que atente contra el reino.

Simba pensó con detenimiento. Si felicidad era insaciable, pero una ligera ansiedad lo invadía, ¿Qué pensaría su padre al respecto?, ¿dejaría a Kovu vivir como un forajido de las lejanías en las tierras del reino?

Notas finales:

Hola de nuevo.


Realmente lamento actualizar hasta ahora, pero es que estuve entretenido con mi pase a la universidad y mi trabajo, pero henos aquí.


Espero que les guste este nuevo capítulo, lamento si son muchos recuerdos y casi nada del presente, pero realmente prometo que son de los últimos recuerdos que voy a escribir, ya lo que seguirá a partir de aquí será totalmente de la trama del presente, así que no desesperen y aguarden por el próximo capitulo.


Procurare subir el próximo capitulo antes de fin de mes, pero sino, seria en los primeros días de junio. Ojalá se encuentren excelentemente, gracias por leerme hasta aquí.


No duden en comentarme todas sus observaciones y consejos.


Cuídense mucho.


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