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Mi niño amado por ami4alice

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Notas del capitulo:

¡Aqui les traígo el último capitulo de este especial de 3 capítulos seguidos!

Nos estaremos viendo cuando tenga oportunidad <3

los quiero

Después de que su tripulación fue escogida, lo que quedó fue preparar el barco donde viajarían todos, además de los suministros y otras cosas que también eran importantes. Aunque aún tenían trabajo por hacer, se encontraban un poco más relajados que en un principio, por lo menos la mayoría de cosas habían sido finiquitadas. La primera de ellas es que Kyon se acostumbrara al palacio y esas cosas, tenía que prepararse para sustituirlo mientras él se encontraba ausente. Kari de verdad deseaba que su viaje no fuese tan largo, ya que no quería tener esperando a las personas de su imperio. Ese tipo de pensamientos no lo dejaba dormir en la noche.

Es más, esa noche no fue muy diferente a otras, como de costumbre terminó despertando en plena madrugada, algo agitado, muchas cosas estaban pasando, pero sobretodo haber despertado parte de sus propios recuerdos, los cuales se encontraban ligados con otros que aun trataba de descifrar, esperaba que ese viaje ayudara a aligerar un poco sus propios pensamientos y recuerdos. Según palabras del sumo sacerdote, él tenía que ir para poder descubrir la relación que tenían sus sueños con todo lo que estaba pasando en el imperio.

Kari apartó su mano de su rostro al momento en que observo un vaso con agua frente a él, elevó la mirada para poder ver a Dewis, quien se había levantado para servir el agua y ofrecerla. Él la tomó bebiendo un poco y dejándola en la pequeña mesa cerca de la cama. Sus pesadillas seguían atormentándolo un poco, pero todo se apaciguaba cuando tenía presente que Dewis se encontraba allí junto a él. Suspiro un poco, antes de tomar a Dewis por la cintura y regresarlo hacia la cama.

-Adoro que tu cara sea lo primero que vea.

Ante aquellas palabras Dewis se sonrojo un poco.

-Puedo decir lo mismo.

Dewis hizo un mohín el cual le sacó una risa a Kari. Le gustaba ver su cara relajada, así mismo como se encontraba en ese momento que había liberado tensión al reír. Llevo sus manos al rostro ajeno por un momento, le gustaba tocar el rostro de Kari, eso lo calmaba a él.

» ¿Has tenido otra pesadilla?

Se atrevió a preguntar, mirando como Kari tomaba su mano y dejaba un par de besos sobre esta. Ya Dewis estaba consciente de las pesadillas que atormentaban a Kari en las noches, a veces estas parecían ser compasivas, pero otras les hacían recordar que las pesadillas existían para atormentar a sus dueños. Kari suspiro un poco sin detener su acción de repartir besos.

-Tengo miedo… -dijo con una pausa -. De que no podamos lograr salvarlos.

No sería extraño el miedo que tenía Kari, su pesadilla siempre se trataba de lo mismo. Normalmente se encontraba en el centro de algún lugar desconocido, en donde se encontraban muchas personas tiradas en el suelo cubiertas de un rojo carmesí, lo único que escuchaba de todos lados es que aquello solo lo había causado él. Cualquiera sufriría con semejante sueño, aunque Kari se encontraba un poco acostumbrado a tener pesadillas.

-No tienes por qué preocuparte… -dijo en tono seguro -. Salvaremos a todos como hemos prometido.

En esos casos en verdad agradecía la seguridad que mostraba todo el tiempo Dewis. Ese chico delante de él le daba el valor que a veces sentía que se le escapaba de las manos. Dewis había logrado escapar de la muerte por segunda vez, así que ahora no se arrepentiría de nada y se esforzaría hasta su último aliento en lograr los objetivos que Kari se propusiera, al fin y al cabo, él seguía siendo su caballero.

-¿Qué tal si me das un poco de ese valor?

Sin necesidad de que Kari profundizara mucho en aquel asunto, Dewis lo comprendió. No pudo evitar dejar escapar una leve risa, antes de despegarse de la cama para rodear con sus brazos al otro.

-No sé de qué habla, tiene que ser más específico emperador.

Dewis murmuro aquello cerca del oído ajeno.

Kari pudo sentir perfectamente la forma en que su piel se erizo al oír aquel murmuro, de verdad que Dewis sabía muy bien cómo provocarlo. No fue necesario quitar alguna clase de prenda, porque en realidad se encontraban en su mayoría desnudos, a excepción por la ropa interior. Kari decidió deslizar una mano por el muslo ajeno, hasta llegar al trasero de su compañero el cual ni dudo en manosear un poco, oyendo en su oreja los suspiros que dejaba escapar el otro.

-Hm… Tal vez deba buscar otra forma de explicárselo.

Dewis no pudo evitar dejar escapar una risa al oír aquello.

Se dejó caer sobre la cama un poco, antes de llevar su mano por su propio torso, dejando presente con su acción las marcas que todavía tenía sobre su piel. Aquel gesto solo lo hizo porque era consciente de que hacerlo solo significaba dejar una invitación sobre la mesa, una la cual fue tomada sin siquiera dudar. Kari se inclinó para atrapar los labios de Dewis, quien correspondió a aquel demandante beso, mientras se besaban, se movieron un poco para quedar más al centro de la cama. Al momento en que sintieron la suavidad de las almohadas, fue cuando dejaron de besarse, pero la cosa no quedo hasta ahí.

Aprovechando al máximo su posición, Kari se froto contra la entrepierna ajena, sintiendo a la perfección como el otro correspondía a su acción. Ambos comenzaron un vaivén con sus caderas, donde solo el roce provocaba un par de suspiros y jadeos. Obviamente sus cuerpos estarían aun algo sensibles, ya que solo hace un par de horas atrás se habían estado tocando tanto como quisieron. Desde que los dos cruzaron esa línea, simplemente no hubo retorno en cuanto a la pasión que sentían los dos hombres por el otro.

Dewis inclinó un poco su cabeza cuando sintió como Kari se acercó a su cuello, quizás a dejar más marcas de las que ya se encontraban ahí, no le importó, solo se dejó llevar. Por su parte, aprovechando que se encontraba bastante cerca, Dewis aprovecho de tocar el torso ajeno, principalmente en la zona de sus costillas, donde sabía muy bien se trataba de un punto sensible del otro hombre. Se le escapó una risa traviesa al notar la forma en que  le vio estremecerse.

Aprovechando el momento de debilidad del otro, Dewis se las ingenió para cambiar de posición, ahora el que se encontraba encima fue él. Con ese cambio de posiciones los dos tomaron la decisión de simplemente deshacerse de la única prenda que llevaban encima, su excitación quedo más palpable al hacerlo. Dewis decidió apegar sus partes bajas, para continuar con aquel roce desenfrenado, el cual terminó por ser acompañado por la mano de Kari, lo que marcó el ritmo que llevarían a partir de ese punto.

Kari aprovecho de que tenía una de las manos ajenas cerca de su cara y sin más dejó la marca de sus dientes en su muñeca. Dewis gruño por lo bajo ante aquella acción, evidentemente los jadeos y gemidos de ambos inundaron la habitación. Ninguno se quedaba atrás con sus acciones, dejando palpado su más profundo deseo carnal. La mano libre de Kari fue a dar al cabello de Dewis, quien entretuvo su boca en el torso de su compañero, si había algo que le gustaba a Dewis era lamer, así como a Kari morder. Pronto ambos estuvieron en sincronía al momento en que chasquearon, cuando sintieron que el orgasmo estaba cerca. No paso mucho para cuando finalmente dejaron escapar un gemido de placer y los dos terminaron ensuciando la mano de Kari, más parte de sus abdómenes.

Cuando recuperaron algo de aliento, una mirada basto para que unieran sus labios en un beso. Se separaron al momento en que se quedaron otra vez sin aliento. Dewis rió un poco al separarse.

-La última vez tú hiciste un desastre de mí… Así que ahora es mi turno de hacer lo mismo contigo.

Kari se encogió de hombros antes de dirigir una mano a la nuca ajena, atrayendo a su compañero.

-Puedes hacer lo que desees.

Con esas palabras y el beso, todo fue dicho.

Ambos decidieron volver a sucumbir a la pasión que sentían hacia el otro hombre, volviendo a entregarse por completo. Ninguno de los dos daba paso a la duda sobre lo que se estaba entregando allí mismo, porque tanto Dewis como Kari estaban bastante conscientes del hecho de que ambos se deseaban en demasía en cuanto al ámbito sexual. Evidentemente su deseo no solo involucraba un deseo carnal, pero ninguno de los dos dudaba en demostrarlo con sus acciones y momentos de intimidad.

De esa forma, ese fue otro día donde se entregaron a la pasión.

.

.

.

-¿En serio vas a continuar así?

Una voz enojada sonaba por aquel pasillo donde parecía que dos personas conversaban. Al que debía dar una respuesta solo se detuvo un momento para girarse hacia atrás y ver a la persona que acababa de hablar. Anuel miró a Alejandro de una forma tan fría que hizo estremecer al otro chico.

-Lamento mi descortesía, mi señor, pero no entiendo a lo que se está refiriendo.

Ese tono distante, esa manera de dirigirse a él no le gustaba para nada. Alejandro estaba molesto con Anuel por aquella forma en que lo estaba tratando, principalmente porque nunca antes lo trato de aquella forma, siempre fue pegajoso y demás, pero allí estaba, poniendo una pared entre ellos. ¿En qué punto las cosas cambiaron tanto?

Alejandro apretó su puño con frustración.

-Sabes muy bien a lo que me estoy refiriendo.

Utilizo un tono severo, porque estaba molesto.

Anuel sin dejar de mirarlo inclino su cabeza un poco, con fingida inocencia, llevo una mano a su mentón pensativo, luego sonrió un poco. Alejandro estaba consciente que aquella sonrisa no demostraba cariño o felicidad.

-No –dijo secamente -. Y si me disculpa tengo trabajo por hacer.

Antes de poder tan siquiera decir algo, vio como el otro le daba nuevamente la espalda e iniciaba su caminata, dejándolo atrás. Alejandro chasqueó, antes de golpear la columna que tenía cerca de él, le frustraba enormemente que las cosas estuvieran tornándose de esa forma, él jamás quiso que las cosas terminaran así, deseaba que continuaran tal cual como siempre habían sido, pero parecía que todo a su alrededor le recordaba que nada podía quedarse estancado.

-Realmente, si sigues con tu terquedad, no llegaras a ningún lado.

Se giró cuando escuchó esa voz, encontrándose con Akio, frunció el ceño como reflejo.

-Cállate, no es tu asunto.

-Por eso mismo no logras llegar a Anuel.

Tensó sus hombros como reflejo de que aquellas palabras lograron afectarle. Él sabía muy bien que el otro chico tenía razón, pero no deseaba dársela, porque sentía que perdería algo si lo hacía.

-Eso no es tu asunto.

Ambos, tanto Akio como Anuel, siempre se mostraron pasivos, pero ahora que las cosas habían estado cambiando, mostraron que en realidad no eran personas sumisas. Todo este tiempo un lobo estuvo oculto en una oveja. Alejandro se daba cuenta por la forma en que Kyon se comportaba cerca de Akio, ese chico sabía muy bien cómo mantener controlador al rey de Lak. Le enojaba haberse dado cuenta tarde de aquello, pero lo que de verdad le molestaba es que él deseo estar en esa posición.

Durante tanto tiempo se resignó a solo permanecer a su lado como su más fiel servidor, porque sentía que no habría espacio para ese tipo de situaciones y aun así, allí estaban, donde la posición que tanto anhelo fue ocupada por alguien más. Le dolió perder a la persona que decía amar, pero lo que verdaderamente le afecto es que aquel perro fiel que creyó tener, se estaba revelando en su contra. Anuel siempre estuvo ahí para molestarlo y decirle que lo deseaba en un sentido romántico, pero él solo lo ignoraba y dejaba de lado. Creyó que nada cambiaría, pero comprobaba que las cosas tarde o temprano tenían que cambiar.

-Supongo que tienes razón… Si no quieren ser ayudados, entonces no puedo hacer nada.

Akio se encogió de hombros.

-¡Cállate! No necesito de tu ayuda.

Luego de soltar aquello inició su caminata sin esperar una respuesta de parte del otro hombre. Akio dejó escapar un suspiro al ver como Alejandro se iba sin esperar una respuesta de su parte.

-Debes dejar de meterte con Alejandro.

Akio se giró hacia atrás para ver a Kyon quien se acercaba.

-No lo puedo evitar –dijo encogiéndose de hombros -. Si no recibe un fuerte golpe, jamás entrara en razón.

Se encogió de hombros junto a un suspiro, antes de sentir como los brazos ajenos lo rodeaba, Kyon lo apegó a su cuerpo.

-Lo sé.

Fue lo único que dijo Kyon, antes de deslizar una mano por el brazo ajeno hasta encontrarse con la de su compañero, tomándola para acercarla a sus labios y dejar un beso sobre esta.

» Hasta que no admita la derrota… No podrá avanzar.

-Y lo dice alguien que acepto su perdida.

Kyon dejó escapar una risa antes de encogerse ligeramente de hombros, no podía negar aquello dicho por Akio. Se inclinó dispuesto a atrapar los labios de su compañero, pero antes de poder lograrlo, el castaño interpuso su mano, impidiendo que el mayor lograra su cometido.

» Aun te queda mucho para eso…

-¿Acaso no he trabajado lo suficiente?

-¿Quién sabe?

Al soltar aquello, se soltó del abrazo del mayor y comenzó a caminar. Podían decirle una y otra vez que no tenía que ser rencoroso, pero Akio no solo podía perdonar luego de todo lo que tuvo que pasar, así que estaba obteniendo un poco de venganza al tener bailando en su mano a Kyon.

Por otro lado, Alejandro camino por aquellos pasillo un poco, molestó por lo que acababa de pasar con Akio, a veces le enojaba el hecho de que el chico parecía saber más que él. Se detuvo de golpe en su andar cuando su mirada se encontró al otro joven de tez oscura. Lo que le sorprendió no fue encontrarlo, sino que se encontraba conversando con una chica, parecía una sirvienta, se veía tan animado mientras hablaba con esa mujer que hizo que Alejandro frunciera el ceño. Para los demás se mostraba agradable, pero a él solo le dejaba una fría mirada.

No podía soportar aquello, pero tampoco era capaz de dar su brazo a torcer. La verdad es que Alejandro no sabía cómo ceder, porque toda la vida le dijeron que debía tomar las cosas sin siquiera preguntar, si deseaba algo, solo tenía que tomarlo, pero ceder algo que tenía bien atrapado dentro de él, es algo que jamás le enseñaron a hacer. Lo que Alejandro no terminaba de darse cuenta, es que perder lo que creyó amaba, paso a segundo plano por culpa del abandono de aquel caballero. Estaba molesto y no terminaba de comprender la razón.

-Realmente… ¿No tienes mejores cosas que hacer?

Se sobresaltó al oír a Anuel, debido a que estuvo divagando en su mente, no se dio cuenta de la presencia ajena hasta que fue tarde.

-Lo que haga o no, no es tu asunto.

Anuel se encogió de hombros.

-Supongo que tienes razón.

Alejandro no pudo evitar tensar sus hombros, debido a que luego de decir semejante cosa, se arrepintió de ello. A esas alturas tenía que ser un idiota para no darse cuenta que esa clase de palabras lastimaban al otro. Iba a corregir sus errores, pero en eso pudo mirar como el otro de nuevo iba a pasar de él, otra vez iba a darle la espalda sin permitirle hacer algo.

-¡Oh! Es bueno que los haya encontrado a ambos.

Ambos se giraron en dirección a la voz, viendo a Dewis.

-¿Qué sucede?

Anuel fue el primero que pregunto mientras el otro se acercaba a ambos, parecía llevar un par de papeles en sus manos.

-Kari me ha pedido que les diga que si ya tienen las cosas que se llevaran y estas son objetos grandes o cosas así, que le avisen, para poder empacarlo todo junto, que solo lleven cosas de primera necesidad.

Alejandro se sintió un poco aliviado de que el otro apareciera, porque la partida de Anuel se atrasó un poco más. Con aquellas palabras, Anuel pareció caer en cuenta de algo, aunque quiso creer que se estaba equivocando.

-¿Les diga?

Dewis inclinó su cabeza ante aquella pregunta.

-Sí, después de todo, ambos irán en el viaje ¿no?

Con eso Alejandro cayó en cuenta que debido al tipo de relación que tenían, no había tenido la oportunidad de decirle que él también iba a formar parte de la embarcación. Pudo notar el ligero enojo de parte de Anuel, pero este paso desapercibido para Dewis.

» Lo siento, aún tengo otras cosas que hacer… -dijo para tomar dos hojas de las que llevaba y dársela a ambos hombres  -. Ahí están detalladas las indicaciones, por favor no se olviden de avisar con antelación.

Al cabo de decir eso, Dewis se marchó de aquel pasillo donde se encontraban ellos dos. Alejandro no supo realmente lo que tenía que decir, por eso se quedó en silencio solo mirando la hoja que recibió segundos antes. Después de un par de minutos, se decidió por decir algo, pero antes de poder hacerlo, fue acorralado contra la pared.

-¿Qué es lo que estás pensando? ¡Tú no necesitas ir!

Se sorprendió de oír aquello, pasando saliva, antes de fruncir el ceño.

-¿Quién decide eso? Esa es mi decisión.

-¡Deja de ser un idiota! ¡Nada de esto es un juego!

Alejandro tensó un poco sus hombros ante aquello, aun después de todo, seguía preocupándose por él. Mantuvo su ceño fruncido un poco más, no debía retroceder en ese momento, si lo hacía, sentía que definitivamente sería el final.

-¡Sé perfectamente que esto no es un juego! –dijo sin apartar la mirada -. ¡Pero si no hago esto entonces me apartaras definitivamente! ¡Y no quiero eso!

El enojo en Anuel se transformó un poco en sorpresa. Ambos se quedaron en completo silencio, por lo menos hasta que Alejandro decidió continuar hablando. Ya había estado mucho tiempo guardando silencio, así que no se quedaría callado esta vez.

» Tu no me quieres más cerca, entonces… ¡Me pegaré a ti hasta que no te quede más opción que fijarte solo en mí!

No pudo seguir con sus quejas, ya que sintió la mano del otro chico, lo cual le sobresalto, pero lo que definitivamente lo dejó sin palabras, fue cuando lo sintió cerca. Antes de darse cuenta, uno de sus besos fue tomado. Cuando se separaron, pudo ver algo que hacía tiempo no miraba, una sonrisa de parte de Anuel.

-¡Ja! Haz lo que quieras entonces.

Al terminar de decir eso Anuel dejó de acorralarlo, más bien, se apartó y marchó de aquel pasillo, dejando a Alejandro completamente solo. Al momento en que nadie estuvo a su alrededor, se deslizó por la pared hasta quedar sentado en el suelo, llevando una mano a sus labios. ¿Acaban de besarlo? Solo pensar en eso provoco que un tono carmesí invadiera su rostro por completo, no se esperó algo como eso. Su corazón acelerado y una decisión fue lo que quedo pautado en ese instante, Alejandro había decidido perseguir a Anuel, antes de darse cuenta declaró aquello.

No se retractó de eso, porque al final es lo que quería hacer.

.

.

.

El día de la embarcación finalmente llego y por eso mismo todos se encontraban al norte de Lak, el lugar donde partirían ya que tenía un muelle. El barco estaba listo, un navío de grandes dimensiones y de porte superior a quinientas toneladas, con más de una cubierta. Una nave perfecta para el largo viaje que iban a llevar a cabo, además lo suficientemente grande para todas las personas que iban en su viaje, porque además de las personas principales, también tenían que llevarse otras para realizar el trabajo pesado. Un barco no se manejaba solo con voluntad.

Todos los nobles se encontraban junto al rey de Lak, estos serían los que los despedirían al momento de partir. Iba a ser un largo viaje con una parada incierta, ya que aún no conocían su destino final, todo estaba siendo algo incierto en ese viaje, por eso mismo solo se llevaron a las personas necesarias, no demasiadas por si acaso no lograban regresar. Muchos sabían que el mar era peligroso y los barcos podían extraviarse, quedando la tripulación como desaparecida, muy pocos eran los que regresaban cuando se embarcaban en un largo y desconocido viaje.

Phillip se acercó al grupo de personas que estaba mirando al navío, el hombre encargado de preparar el barco fue ese hombre, uno considerado un genio en su ámbito, a pesar de que su edad no justificaba su talento, ese hombre estuvo en la raya para también haber caído inconsciente, pero para suerte de todos, logro salvarse del sueño eterno. Ya había terminado su chequeo al barco, por eso mismo decidió acercarse al emperador y su grupo.

-Emperador –dijo con una reverencia -. Todo está listo.

-Entonces supongo que es momento de irnos.

Kari dejó escapar un suspiro con aquellas palabras, se giró a los nobles y Kyon, los miró un instante antes de decidirse a volver a hablar.

» Mantengan todo seguro y estable mientras no me encuentre.

-Debes regresar con vida.

La primera que habló fue Lelei, Kari asintió con la cabeza.

-No quiero tener que reemplazarte mucho tiempo, así que será mejor que vuelvas rápido.

Ante el comentario de Kyon solo dejó escapar un suspiro.

-Por supuesto que si –dijo Kari -. No puedo dejar quitarme el puesto cuando ni siquiera lo he podido disfrutar.

Todos rieron ante aquel comentario y no quedó más nada para decir. Los que iban a viajar se despidieron de las personas allegadas que aún seguían despiertas. Por su parte, Dewis solo se despidió de sus sirvientas, Kokade y las gemelas, quienes se encontraban despiertas, porque sus padres tristemente formaron parte del grupo que cayó dormido. Dewis realmente agradecía a los tres hermanos, ya que gracias a ellos, tenía un peso menos encima, porque sin la presencia de sus padres, hubiese tenido que asumir el cargo que poseía su familia y eso significaba que no podría seguir al lado de Kari. Las chicas se encargaban del trabajo de su madre y Kokade del de su padre, había subido escalones de un solo tirón, pero nadie tuvo tiempo para pensar en eso, todos tenían asuntos más importantes que llevar a cabo.

-Tienes que regresar.

Escuchó decir a Kia mientras lo abrazaba.

-Por supuesto que sí.

Kurai también lo abrazo con fuerza, pero Kokade solo ofreció su mano, teniendo un apretón algo largo en donde se miraron en silencio, como si estuvieran diciendo algo al mirarse.

»Volveré, eso es seguro.

A veces a los tres hermanos le sorprendía la seguridad que podía mostrar Dewis, luego de todas las situaciones que estaban pasando, muchos perdían esa confianza, pero Dewis no, él siempre se veía seguro en cada cosa que hacía y quizás esa seguridad aliviaba los corazones de otros. Tanta confianza provocaba que los otros recibieran un poco de ella, por eso aligeraban un poco la tensión en sus cuerpos. Al terminar de despedirse, Dewis caminó hacia Kari.

En su caso, Kari se despidió de los nobles y su familia, aunque le pareció raro no ver allí a Ryo y Rei, pero lo atribuyó a que seguramente se encontraban haciendo algo importante y por eso mismo no estuvieron para despedirlo. Antes de que se fuera a subir al barco, Lelei le volvió a abrazar con fuerza, no le impidió el abrazó, sabía que la chica lo necesitaba, ahora mismo que la familia tenía que permanecer junta, tenían que separarse, eso  probablemente afectaría a la chica por muy fuerte de voluntad que fuese.

-Sin importar el tiempo, te estaremos esperando.

Murmuro cerca de su oído en mitad de su abrazo, su respuesta fue abrazar un poco con más fuerza a su hermana mayor. A pesar de que ella era mayor, Kari sobresalía con mayor altura, a veces parecía como si Kari fuese el hermano mayor en vez de la chica, no solo eso, Ryo y Rei también la estaban dejando atrás en altura, aunque no por eso significaba que la chica perdiera autoridad. Se separaron definitivamente y ya no quedo tiempo para alargar las despedidas. Todos subieron al navío y el puente por el que pasaron fue quitado, desde el combés siguieron despidiéndose de las personas que quedaron en el muelle.

El barco había iniciado su viaje.

.

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Kari dejó escapar un largo y pesado suspiro.

Se encontraba parado en la popa, cerca del timón con sus brazos cruzados. Tuvo que dejar que otro controlara el timón mientras se encargaba de aquel asunto que tenía entre manos. En ese momento es que entendía el motivo por el cual no vio a Ryo y a Rei cuando partieron hace un par de días, sus dos pequeños hermanos se habían colado en el barco sin que otros se dieran cuenta y fueron descubiertos hace solo un par de horas. Tal parecía que las ratas que antes mencionó el cocinero que estaba comiéndose parte de la comida, tenían en realidad nombre y apellido.

-Yo quisiera entenderlo… -dijo en un suspiro -. ¿Por qué los encuentro aquí y ahora?

Ambos hermanos estaban arrodillados frente a Kari.

Anuel había sido quien se encargó de capturar a las “ratas”, porque no podían permitirse llevar en el barco ese tipo de animales. Viajarían durante un largo periodo, que hubiese ratas de verdad traía consigo bastantes problemas. Estaba agradecido de que no se trataba de ratas, pero no significaba que su enojo se hubiese visto reducido, en sus planes jamás se le ocurrió involucrar a sus hermanos menores.

-Vamos Kari, deben tener sus motivos.

Kari volvió a suspirar, apretando con dos de sus dedos su entrecejo. No es como si pudieran regresarlos, ya llevaban varios días navegando y regresarse no era precisamente una buena opción. Ahora tenía que reestructurar todo para incluir dos bocas más en la tripulación.

-Por favor no culpes a Rei, él solo me ha seguido… No es su culpa.

Ryo habló luego de haber mantenido el silencio, estaban siendo reprendidos.

-¿Y? ¿Por qué has subido al barco?

-Yo sabía que no ibas a permitir que viniera contigo, por eso es que yo… bueno…

-Habla directo y claro.

Ryo tensó un poco los hombros, podía saber por el tono de voz de su hermano que se encontraba realmente enojado. Si Kari estaba cerca de sus veinte años, eso significaba que Rei estaba pronto a tener la mayoría de edad y Ryo diecisiete, a sus ojos, seguían siendo unos mocosos, por eso mismo es que se encontraba enojado. El enojo iba más hacia él mismo que a sus hermanos, por no darse cuenta a tiempo de todo eso. Aunque su hermano mayor le hubiese dicho que continuara hablando, delante de tantas personas, se le dificultaba un poco, normalmente Ryo estaba siempre detrás de Rei, así que no llamaba tanto la atención, pero ahí tenía todos los ojos sobre él, no se sentía cómodo.

-Kari… -Dewis volvió a interferir -. No creo que Ryo se sienta cómodo con todo esto…

Dewis se había puesto frente a Kari, para interponerse en el camino hacia los otros dos. Quería aligerar un poco el enojo en Kari.

-Bien… ¿Qué propones?

-Qué te parece si… Yo habló con Ryo a solas para que me explique el motivo de haberse colado, ¿está bien?

Kari dejó escapar un suspiro al oír aquello, él mejor que nadie sabía sobre el estado de su hermano menor ante la presión de las miradas de otros.

-Está bien.

Hizo un gesto con su mano para señalar que por ahora podían irse. Dewis sonrió satisfecho antes de girarse y ayudar a Ryo a levantarse e irse de la popa hacia las habitaciones que se encontraban bajando las escaleras. Rei se quedó allí y Kari le miró directamente aun con sus brazos cruzados.

» ¿Por qué no lo detuviste?

Rei suspiro un poco, levantándose del suelo.

-Yo lo trate, pero cuando vine a darme cuenta, el barco ya había zarpado…

-Pudiste venir de una vez a mí.

-Lo sé, pero…

Rei desvió la mirada hacia el camino por el que se fue Ryo. Con ese gesto le dejaba en claro que no lo hizo debido a Ryo, toda la familia Miskal sabía sobre el retraso que sufría Ryo, aunque la familia Miskal no lo catalogaba así, prefería referirse a él como alguien especial o diferente, por eso es que Rei siempre estaba junto a Ryo.

Por su parte, Ryo y Dewis se fueron a la habitación del emperador, allí podrían tener un poco más de privacidad para que el chico pudiera hablar con mayor comodidad. Dewis fue hasta la cama, donde hizo un gesto con su mano para que Ryo lo acompañara, este no puso demasiados problemas para obedecer con aquella silenciosa petición. Ryo no se llevaba con personas ajenas a la familia Miskal, solo Dewis había logrado hacer que el chico se abriera a él, se sintiera con la suficiente confianza para entablar una conversación con él.

-Entonces… ¿Qué fue lo que paso?

Su tono no fue severo, sino más bien dulce. Ryo jugó con sus dedos un rato mientras pensaba en lo que iba a decir.

-La verdad es que no fui yo quien decidió subirse al barco…

-¿Quién fue entonces?

-Bueno… Tu sabes… -Ryo desvió la mirada a la nada, aunque Dewis podía darse cuenta que en realidad estaba viendo algo que él no podía -. Fue ese pequeño quien se coló, yo solo lo seguí… Él dijo que debía subirme.

Mientras le explicaba aquello, Ryo no estaba mirándolo, es más, pudo ver que dirigió su mano al vació y pareció como si acariciara a la nada. Hace un tiempo atrás, Dewis se enteró sobre el estado de Ryo y cuando este le habló directamente sobre el asunto, no lo juzgo. Si Dewis llegó a ver a un león viejo hablar, entonces no sonaba tan descabellado lo que Ryo llego a comentarle hace tiempo. Ese chico no era especial en el sentido que los demás creían, solo podía ver cosas que otras personas no, por eso lo catalogaban como deficiente.

-Ya veo, entonces tu pequeño amiguito se subió al barco y tú trataste de sacarlo, pero él te dijo que tenías que venir con nosotros… ¿cierto?

Ryo asintió con la cabeza a las palabras ajenas, se sentía aliviado de que Dewis le creyera. Una de las razones por las cuales Ryo no hablaba en público es por esos seres que podía ver, el chico siempre fue consciente de que todos lo consideraban extraño por hablar con cosas que nadie más podía ver.

-¿Qué?

Dewis enarcó una ceja cuando Ryo soltó aquello mientras miraba en otra dirección, luego de decir eso lo vio asentir con su cabeza. Le regreso la mirada y Dewis se sobresaltó un poco por ello.

-¿Qué sucede?

-Dewis… ¿confías en mí?

Asintió con su cabeza en respuesta, colocando una expresión más seria.

» Entonces…

Antes de poder decir algo, sintió la mano de Ryo cubrir sus ojos por un momento. No entendía lo que estaba haciendo el chico, aun así se dejó hacer, esperando hasta que apartara por completo su mano. Llegó a comprender lo que estaba haciendo cuando al poder mirar de nuevo la habitación y bajar su mirada al regazo ajeno, pudo ver a un animal extraño. No parecía un animal en concreto, aunque tenía semejanzas con los peces, además, parecía que le rodeaban unas especies de burbujas, las mismas que se formaban dentro del agua cuando un pez “respiraba”.

-Puede ser un poco confuso, pero por favor permite que él viaje con ustedes… Sino se perderán.

No fue su imaginación el oír hablar al extraño animal, ahora entendía el motivo de que Ryo pareciera hablar solo, es que esas cosas podían entablar conversaciones. Enarcó una ceja por un momento.

-¿Nos perderemos?

El animal que parecía místico asintió.

-Mi hermano es aterrador… No le gustan los humanos, pero si yo estoy con ustedes, entonces podrán viajar sin problemas…

Dewis se quedó unos minutos pensativo sobre lo que estaba oyendo.

-Entonces estaremos bien mientras estés aquí, pero como nadie más que Ryo puede verte todo el tiempo, él debía venir a toda costa. ¿Cierto?

Volvió a obtener una asentida de lo que parecía su cabeza.

-Mi hermano ha arremetido contra muchos humanos… Ustedes serían sus próximas víctimas… No iban a poder regresar jamás…

Dewis no pudo evitar suspirar, aquello que estaba escuchando sonaba aterrador.

-Gracias por ayudarnos.

El animal raro negó.

-Nosotros somos los que tenemos que agradecer al niño amado… Aunque no puedas vernos, siempre has sido bueno con nosotros.

El que pareció confundido ahora fue Ryo.

-¿Niño amado?

Dewis dejó escapar un suspiro.

-Eso es… ¿Podrías mantenerlo en secreto?

Aunque no terminaba de entender lo que pasaba, asintió con la cabeza.

-Está bien, el niño amado nunca nos lastimara y nos protegerá –escuchó decir al animal misterioso -. Él existe para marcar el inicio de una nueva era.

Dewis tuvo que llevar su mano a sus ojos para restregarlos un poco, cuando terminó de hacer eso, dejó de ver al animal de antes, suponía que el tiempo para poder verlo había acabado.

-Parece que ya no puedo verlo…

-Sí, su magia ha llegado a su límite.

No pudo evitar parpadear un poco ante lo que dijo Ryo.

-¿Magia?

-Sí, todos ellos poseen magia… Con ella hacen crecer los vegetales o cambian las estaciones, cosas así…

Dewis quedó un minuto pensativo, antes de levantarse y llevar una mano al cabello ajeno, revolviéndolo un poco.

-Está bien, he entendido todo –dijo Dewis -. Puedes relajarte, aunque tendrás que realizar algún trabajo como todos los demás.

Ryo asintió con la cabeza, viendo como Dewis caminaba hacia la puerta de la habitación. La abrió, pero antes de pasar por esta, se detuvo y giró en dirección de Ryo.

» Antes de que se me olvide… Bienvenido al viaje.

Eso fue lo último que dijo antes de dejar la habitación.

.

.

.

Kari, el sumo sacerdote y compañía se encontraba en la proa, el momento de definir el camino que transitarían había llegado.

-Bien, ¿qué se supone que tienen que hacer?

El que hizo la pregunta fue Kari¸ quien se encontraba de brazos cruzados, teniendo a Dewis a un lado. El sumo sacerdote dirigió su mirada a él, luego la llevó a su hermana gemela.

-Se tienen que parar aquí.

Jeiss señaló un punto en el centro de la proa, dirigiendo su mirada a Dewis y luego a Josh. Dewis miró a Kari, antes de caminar a donde se le indico debía encontrarse. Cuando estuvo frente a freten con Josh, ambos miraron a la chica.

» Bien. Ahora tienen que unir sus manos.

Kari enarcó una ceja y recibió una mala mirada por parte de la chica, como si ella supiera que iba a soltar un mal comentario, así que quiso ahorrárselo. Resignados a lo que tenían que hacer, ambos hombres se tomaron de las manos tal cual como se les indico. De pronto sintieron una rara sensación rodearles, como si el aire comenzaba a volverse un tornado y ellos fuesen el centro de aquello. Jeiss dirigió su mirada al sumo sacerdote, antes de regresarla a los otros dos.

» Bien, cierren los ojos y unan sus frentes.

Dewis respiró hondo, antes de mirar a Josh, quien obedeció aquello sin siquiera dudarlo. A veces le sorprendía la confianza que les tenía a esos dos, aun así, decidió también obedecer, cerrando los ojos y apegando su frente con la de Josh. Lo que sea que los rodeo minutos antes se hizo más notorio y una luz comenzó a viajar a su alrededor, un circulo extraño se mostró debajo de sus pies y antes de que alguien pudiera reaccionar, la luz viajo en una cierta dirección. Al poder ver esa luz, Kari caminó al barandal de madera, teniendo su mirada en la persona que se encontraba en el timón.

-¡Conduce el barco a donde la luz se dirige!

El hombre en el timón asintió con la cabeza para comenzar a mover el barco en la dirección que marcaba la luz. No había oportunidad para la sorpresa, tenían que moverse para no perder de vista el camino que tendrían que tomar. Duraron así un rato, por lo menos hasta que tanto Josh como Dewis terminaron de rodillas en el suelo. Al parecer, hacer eso agotaba a ambos chicos. Jeiss y el sumo sacerdote auxiliaron a Josh, mientras que Kari se acercó a su caballero. Le alegraba ayudar, pero no le gustaba sentirse cansado luego de hacer todo eso.

» ¿Estas bien?

Dewis elevó su mirada a Kari.

-Creo que si… -comento en un suspiro -. Se siente como si hubiese hecho un entrenamiento espartano.

Pudo oír la suave risa de Kari. Este se inclinó cerca de él, luego de haber tomado la mano ajena para ayudarlo a levantarse, aunque su plan fue interrumpido por lo que Kari murmuro cerca de su oído.

-Si no puedes caminar, puedo llevarte en brazos.

Dewis se avergonzó al oír aquello, porque sabía la forma en que lo tomaría en brazos Kari, no quería ser llevado así por todo el barco hasta las habitaciones. Se levantó de golpe, rompiendo con el agarre que estaban teniendo, a veces Kari podía llegar a ser malo.

-¡Puedo llegar por mi cuenta a las habitaciones!

Aquello fue lo que dejó escapar para comenzar a caminar con dirección a los cuartos bajo la risa de Kari. A pesar de que sabía que podía hacerlo, Kari siguió a Dewis para certificar que de verdad se encontrara bien, por su parte, el sumo sacerdote y Jeiss hicieron lo mismo, yéndose con Josh. Ahora que el camino había sido definido, podía descansar un poco.

Aunque todos sabían muy bien que el viaje aún continuaba.

 

 

 

BONUS

La habitación insonora.

Phillip era un hombre alto y robusto, el cual de un solo manotazo podría zampar a otros contra la pared. Tan fuerte pero a la vez tan talentoso, formaba parte del gremio de artilleros navales, encargados de la construcción de barcos, buques y otras cosas referente a las embarcaciones. Dicho gremio trabajaba en conjunto con el pesquero, para lograr tener un alto índice en cuando a la recolección de especies marinas. Su padre era el líder del gremio al que pertenecía, pero él tomó su puesto cuando sucedió la tragedia del sueño eterno, encargándose del negocio y todos los que formaban parte.

Fue gracias a su talento muy bien conocido que pronto tuvieron trabajo que llevar a cabo, porque aunque siguieran con el trabajo cotidiano, escaseaban de cosas debido a que se vio reducido el nivel de personas que necesitaban de arreglar sus botes y demás cosas. Recibieron una orden directa del emperador para preparar un barco digno para una embarcación. Las especificaciones fueron dadas y sin dudar los hombres se pusieron en marcha para llevar a cabo su trabajo

Lo único que resaltaba en sus especificaciones, fue el hecho de que el barco tenía que poseer una habitación insonora. Lo demás lo dejaron a su decisión, siendo esa la única petición que le hicieron y la cual no podían olvidar para nada. Llevaron a cabo su trabajo a la perfección, teniendo un navío listo para su gobernante y resistente para un largo viaje a lo desconocido, todos estaban orgullosos de su creación. La que viajaría en el barco para encargarse de cualquier problema con el barco sería su amiga de la infancia, la cual tenía tanto talento como él para saber todo sobre ese navío.

-Ya el último chequeo está listo.

Lilith, una hermosamujer, pero lo suficientemente fuerte como para trabajar en el gremio al que pertenecía Phillip. La mujer le entregó una hoja donde marcaba que todo estaba listo y en su lugar para poder partir, el hombre tomó aquellas hojas para decidirse en buscar al emperador e indicarle que podían partir en cualquier momento.

Todos los que se encontraban allí tenían un rango superior al suyo, así que tuvo que tratarlos con cortesía en la mayoría de ocasiones. Normalmente mandaban a alguien más para encargarse de esa tarea, pero ese hombre que se encontraba en lo más alto de toda la cadena jerárquica decidió encargarse de eso por su propia mano, así que lo que creyó jamás pasaría terminó por suceder, un hombre de su nivel pudo conocer al emperador.

Antes de encontrarse con el emperador, Phillip terminó encontrándose con otros, el primero con el que se cruzo fue el rey de Lak, quien conocía muy bien, ya que su gremio residía en el territorio de Lak. Hizo una reverencia cuando se cruzó con el hombre.

 -Saludos.

-Oh, bien –dijo Kyon -. ¿Qué es eso?

Kyon señaló los papeles que Phillip llevaba en las manos.

-Ah, son las indicaciones sobre el barco.

-Entiendo… ¿Han puesto una habitación insonora?

Al oír esa pregunta mostró una mirada dudosa, aun así asintió con la cabeza como respuesta. Aun a esas alturas, Phillip seguía sin entender el motivo de la insistencia sobre aquella habitación.

» Comprendo, bien hecho.

Kyon asintió, antes de excusarse e irse. Phillip siguió un tanto confundido, pero decidió retomar su camino hacia el emperador, en su trayecto, la segunda persona que se encontró fue al sumo sacerdote, así que pronto apareció la chica que se conocía como su intérprete. Tenías que ser bastante idiota para no reconocer al sumo sacerdote.

-Saludos.

Hizo el mismo gesto que realizo con su rey. La chica lo miró un instante, antes de fijar su mirada en las hojas.

-¿Esas son las especificaciones del barco?

Phillip asintió con la cabeza.

» ¿Han incluido una habitación insonora?

De nuevo la confusión le invadió, pero decidió asentir con la cabeza en respuesta. La chica sonrió mientras movía su cabeza un poco, antes de retirarse junto a su pequeño grupo, Phillip no podía encontrarse más confundido con todo lo que acababa de pasar en solo un momento, ya dos personas le preguntaban sobre aquel cuarto que vino en la petición principal. Agitó su cabeza, decidiendo retomar su camino, no tenía sentido pensar en profundidad sobre eso.

La tercera persona que se encontró, fue una noble de la capital, se veía bella como una princesa, pero con una sola mirada pudo darse cuenta de lo fuerte que era a pesar de cómo se veía. Otra vez le toco hacer una reverencia y de nuevo su saludo fue ignorado de lleno, siendo las hojas en sus manos las protagonistas en la conversación. Antes de que la chica hablara, Phillip decidió hablar primero.

-¿Preguntara sobre la habitación insonora?

La mujer mostró una ligera sorpresa, antes de soltar una dulce risa.

-Si me está diciendo eso, significa que la han incluido.

-Por supuesto.

Conversaron sobre otras cosas sin sentidos antes de que la chica se retirara con elegancia.  Phillip dejó escapar un suspiro, esperaba que dejaran de hacerle la misma pregunta, rezaba para que nadie más le hiciera insinuación a eso, pero se equivocó. Otro par de personas le hicieron la misma pregunta referente a si habían incluido una habitación insonora. Luego de tanto, Phillip se encontraba cansado de tanto afirma sobre ello, antes de encontrarse con el emperador, volvió a toparse con Lilith.

-¿Qué sucede Phillip? Te vez pálido.

-He tratado de llegar al emperador y no he podido porque todos me preguntan lo mismo una y otra vez.

-¿Sobre la habitación insonora?

El hombre asintió antes de oír la risa de la chica.

» A mí también me han hecho la misma pregunta, creo que a todos del gremio.

Phillip comprendió un poco el motivo de que su personal tuviera la misma palidez que él en esos momentos tenía. Dejó escapar un suspiro algo pesado, ni siquiera tuvo oportunidad de llegar al emperador.

-No comprendo el interés… ¿Para qué necesitan una habitación insonora? Te creería si es una celda, pero… ¿Una habitación?

La chica volvió a reír.

-Según escuche, fue una petición personal del emperador.

No se pudo creer las palabras de la chica, agitó su cabeza, antes de girarse debido a que sintió a alguien cerca, al hacerlo se encontró con el caballero del emperador, todos lo conocían muy bien, por una gama de motivos diferentes.

-Ah… -dijo Dewis saliendo de su sorpresa -. El emperador te ha llamado.

Asintió con la cabeza para seguir al chico, suponía que el emperador estaba molesto por haberlo hecho esperar, pero no había sido su culpa la tardanza. Finalmente llego con el hombre más importante del imperio, quien recibió las hojas donde indicaban que estaban listos para partir.

-Bien, parece que todo se encuentra bien –dijo el emperador -. Por cierto… ¿Han cumplido con la petición?

De nuevo le estaban haciendo esa pregunta, aunque de una forma más indirecta. Suspiro un poco antes de asentir con su cabeza.

-Sí, hemos incluido una habitación insonora como se ha ordenado.

Phillip pudo apreciar la pequeña sonrisa que mostró el emperador, tal parecía que oír esa respuesta le alegro el día. Con ese gesto, el hombre se quedó un momento pensativo… ¿Para qué necesitaría el emperador una habitación insonora?

Un minuto.

Aquel fue el tiempo en que Phillip tardó en llegar a una clara respuesta. Para bien o para mal, todo el mundo sabía que el emperador tenía un amante, así que el motivo para pedir una habitación insonora… Fue más claro que el agua, a Phillip no le quedó ninguna duda con respecto a todo eso. Ahora entendía el motivo por el que todos preguntaban sobre aquella habitación. El emperador partió a su viaje, pero en el imperio un rumor comenzó a circular por todos lados. Lo candente que podía llegar a ser el emperador en la cama, comenzó a ser el tema más caliente de todos.

La habitación insonora quedo marcado en la historia, al igual que el salvaje y candente emperador.

Notas finales:

¡Eso ha sido todo! 

Espero hayan disfrutado del capítulo y el mini especial de este capítulo.

Ahora ustedes ya saben lo candente que es el emperador jaja.

¡Nos veremos pronto!


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