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Last case por RLangdon

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En algún momento de su vida, Naruto habría jurado que era feliz, que estaba completo y nada más le hacía falta para que su dicha se acrecentará. Vivía con sus padres a orillas de la bulliciosa ciudad, ahí donde los automoviles no cesan de transitar por las avenidas y las habladurías matutinas no se hacían esperar. El clima usualmente era frío, húmedo, pese a que rara vez llovía en esa zona de la ciudad
 
A Naruto siempre le gustaba despertar temprano para ayudar a sus padres con las labores rutinarias. Le gustaba, especialmente, ayudar a su pelirroja madre a preparar el café cargado que tanto solía amar Minato. Dulce, muy dulce, con tres terrones de azucar. Una vez incluso había sentido una fuerte tentación por probarlo, pero jamás le terminó de agradar ese sabor a "lodo y agua de calcetines viejos", eso decía su madre para hacerle desistir de su curiosidad innata por conocer el sabor de aquello que tenía estrictamente prohibido probar, entre otras cosas
 
A sus cinco años Naruto ya estaba listo para acompañar a sus padres y ayudarles un poco más en sus deberes, aunque estos fueran nimios y sencillos de realizar. Los fines de semana, despues del colegio, uno de sus padres iba a buscarlo en su automovil, y mientras Naruto hablaba sin parar de las actividades diarias, su progenitor en turno exhibía una complaciente y alentadora sonrisa, animandolo a continuar con sus historias infantiles que albergaban un dejo fantastico y hacían parecer que el mundo era color de rosa bajo la iridiscente lentilla que figuraban ser los ojos de un niño hiperactivo y alegre, ajeno a los problemas, ignorante a la tristeza
 
Muy pronto Naruto había anhelado seguir los pasos de sus padres, ser un detective y atrapar a los "malos", castigarles como ellos hacían para que no pudieran hacer daño a nadie. Pasaba horas enteras recolectando información compleja de las carpetas grises de su madre, sin entender apenas la mitad de lo que leía, basandose exclusivamente en las imágenes que mostraban los rostros de los criminales. Victimas y victimarios expuestos en las portadas de los diarios locales. Había sido su abuelo Hiruzen el que lo alentó a instruirse en la criminalistica para convetirse en una persona reconocida y admirada por sus logros. Un protector que velaba por la seguridad de sus semejantes
 
Los viernes se habían convertido en el día favorito de Naruto. Anhelaba con fervor llegar del cuartel junto a sus amados padres -las veces en que éstos no se ausentaban en labores arriesgadas, dejandolo al cuidado de su abuelo paterno-, entonces encendía el televisor, preparaba -con ayuda de un adulto- una bolsa grande de palomitas de maiz, y todos veían las fascinantes series policiales que Naruto seleccionaba de los bajos estantes de películas. Un día, poco antes de irse a acostar, el pequeño rubio había escuchado decir a sus padres que se lamentaban de un hecho. Susurrantes, se abrazaban, consolandose mutuamente con miradas deseosas del autoengaño. Naruto no supo explicar muy bien a qué se debía ese cambio en sus padres, nunca sospechó que la anterior visita al médico tuviera algo que ver en ello
 
Los meses siguientes habían sido algo extraños y distorsionados. Naruto recordaba quedarse dormido en algun lugar de su casa y despertar en otro, hablaba animadamente con sus padres y de repente se hallaba en una camilla de hospital, rodeado del penetrante aroma a antisépticos y sometido a las constantes visitas de un hombre que vestía bata blanca pero que aseguraba no ser un doctor como tal
 
"No del cuerpo, Naruto. De la mente"
 
Un médico que cura la mente...¿eso existía?, y de ser asi ¿Por qué Naruto nunca había oído sobre ellos?
 
Sin embargo significaba que estaba él enfermo, no fisica, sino mentalmente
 
-Mamá- llamó un día en que se hallaba sentado a la mesa, en espera de su desayuno. Minato se encontraba a escasos centimetros de él, enfrascado en la lectura del diario matutino, mientras Kushina preparaba tostadas y jugo de naranja. -¿Estoy loco?- la pregunta había estado rondando por semanas en su mente antes de animarse a indagar. Naruto había preguntado a uno de sus compañeros qué era lo que significaba estar enfermo de la mente. Como Shikamaru era el más listo de su salón, Naruto había recurrido a él para preguntarle. Pero jamás esperó recibir una respuesta semejante. Que él supiera, los locos no andaban libres por ahí, sino que permanecían confinados en una habitación acolchada y eternamente blanca, conversando solos mientras trataban de zafarse de las "poderosas" vendas que inmovilizaban sus cuerpos
 
Naruto no recordaba haber hablado antes solo, aunque últimamente no recordaba muchas cosas en realidad. Estaba confuso, ido. Su mundo rosa estaba tornandose de un tono más oscuro, y aun con todo, sus ánimos y ganas de sonreír no habían menguado en lo absoluto
 
-Cariño, no digas eso- lo reprendió suavemente su madre, sonriendole y tocandole la punta de la nariz con su dedo índice lleno de harina. Naruto pestañeó, ligeramente intrigado al notar que Minato dejaba el periodico a un lado y se ponía de pie para ir hacia ellos
 
-¿Dónde has oído eso, Naruto?- inquirió su padre al tiempo que se inclinaba para tomarlo en brazos, como solía hacer cuando tenía tres años o menos
 
-Fue...- Naruto rió cuando su rostro fue cubierto de besos. Primero fue su madre y despues su amoroso padre. Cuando Naruto dejo de reír, las comisuras de sus labios se quedaron rígidas, su expresión perdió efusividad. -No lo recuerdo...
 
**
 
Las semanas transcurrieron de la misma manera de antaño, extrañas visitas al hospital y recuerdos vagos de lo que sucedía a lo largo del día. Naruto continuaba aferrándose a un futuro surrealista en el que finalmente se convertiría en detective, en uno famoso, reconocido, admirado y sobretodas las cosas, sería respetado. Nadie, absolutamente nadie se daría cuenta de su malestar que, día con día, empeoraba un poco más, deteriorando su mente al grado de no poder rememorar cosas importantes
 
Diariamente tenía que repetir la misma rutina que sus padres habían adherido en la puerta de su dormitorio. Instrucciones precisas sobre lo que debía hacer y lo que ya había hecho
 
Muy pronto Naruto empezó a hartarse de tener que acatar lo que indicaba la hoja. Decidió, en cambio, que no realizaría nada de lo que allí había escrito. Dentro de pocos días sería su séptimo cumpleaños, y no quería, por nada del mundo, que sus propios compañeros de clase lo vieran como a un bicho raro. Nada malo sucedería si desobedecía una sola vez
 
Pero esa no había sido, ni de lejos, la primera vez que no seguía la rutina...
 
***
 
-¿Cuántas probabilidades hay de que vuelva a ocurrir, Itachi?- la voz del peliplata terminó por distraerle. Por un segundo, Itachi dejó de buscar entre las carpetas, centró su mirada melancolica en Kakashi, y resopló con pesadez al tener que reparar nuevamente en lo que no quería
 
-Si no estoy cerca, demasiadas...- y retomó la exhaustiva busqueda de las gavetas, revolviendo y tirando las papeletas sin relevancia. -Esto ocurre cada año, y siempre...siempre empeora
 
**
 
El día pintaba para ser uno mágico, el mejor de todos. Naruto había despertado muy temprano y se había encontrado con la sorpresa de que sus padres le habían comprado una enorme tarta de chocolate que reposaba sobre la mesa del comedor. El pastel era de dos pisos y estaba rodeado de crema batida y ositos de coloridas gomas
 
Sus ojos azules brillaron tanto, que Minato tuvo que acercarse a él para abrazarlo, temiendo que rompiera a llorar por aquel transtorno degenerativo del que Naruto apenas tenía consciencia
 
" Esto es una pesadilla" había dicho Kushina días antes, cuando recién se encontraban reuniendo los obsequios de su primogénito. Pero Minato sabía que su esposa era fuerte, lo suficiente para estar sonriendo en ese preciso instante en que se hallaba de pie en el alfeizar de la puerta, sosteniendo entre sus brazos los obsequios que con tanto esmero había seleccionado para su pequeño. A pesar de que Naruto olvidaría todos sus esfuerzos por hacerle feliz ese día, a la mañana siguiente preguntaría qué hacian todos esos juguetes en su recamara, estaría tan confundido y asustado como se había mostrado hasta entonces
 
Enjugandose las lágrimas con el antebrazo, Minato dirigió una mirada dulce y significativa a su esposa, alentandola a acercarse. Kushina asi lo hizo, con manos temblorosas y pasos vacilantes. Rodeó a Naruto entre sus brazos y le deseó un feliz cumpleaños, el mejor de todos, no por nada habían organizado un pequeño convite en su colegio para que Naruto estuviera acompañado por sus amiguitos y disfrutara hasta el último minuto del día. Despues ellos se encargarían de recogerlo como hacían diariamente y trasladarían la fiesta a su casa
 
Lleno de entusiasmo, Naruto corrió hacia la mesa y rompió los envoltorios para sacar uno a uno sus regalos, siempre con una sonrisa que se cargaba de jubilo al ver cada uno de los presentes
 
-Una placa- pero fue el último el que lo dejo poco menos que perplejo
 
Minato, adivinando lo que su pequeño iba a preguntar, decidió adelantarse
 
-Es una imitación- aclaró al tiempo que abrazaba a Kushina. -La autentica te la darán una vez que te conviertas en detective
 
-¿Has pensando en un mote?- sonrió Kushina, tratando de avivar la ilusión que recien afloraba en los hermosos zafiros celestes de Naruto. Este apreció dubitativo la brillante placa de platino con su nombre grabada en ella, luego la guardó en su bolsillo y se volvió con semblante angustiado hacia ellos
 
-No quiero olvidarlos, dattebayo- reprimió un sollozo antes de ser alzado en brazos por sus padres. Ambos sufriendo igualmente por dentro, llorando sin derramar mas lágrimas superficiales
 
-No lo harás, aqui estaremos siempre para ti, dattebane- Kushina despeinó los cabellos dorados de Naruto, haciendo despues lo mismo con su marido
 
-Cuando tengas mi edad, trabajaras con nosotros- Minato suspiró cuando la atmosfera se tornó más cálida y apasible. Amaba esos pequeños momentos junto a su adorada familia, por infimos y escasos que estos fueran. -Serás el detective naranja
 
Naruto sonrió ampliamente por la idea. Le gustaba, el detective naranja. Su padre era muy conocido como el rayo amarillo por su velocidad y destreza al resolver casos. Su madre por otro lado era respetada y muy temida por su caracter, había sido apodada incluso "el habanero sangriento" y en parte tambien se debía a su precioso cabello rojo
 
-¿Llevas la lista de actividades?- inquirió Minato media hora mas tarde, justo cuando se disponía a llevar a Naruto al colegio
 
Cruzando los dedos tras de su espalda, Naruto mostró una hoja doblada a la mitad, en esa hoja debía estar el itinerario y lo que haría en el transcurso del día, sin embargo, estaba en blanco...
 
**
 
-Minato alcanzó tal fama que no tardó en ganarse enemigos que estaban de parte de la mafia. El Raikage era uno de ellos. Obito, mi primo, fue otro...
 
Kakashi asintió a lo que ya sabía de antemano. Sabía que a Itachi le dolía rememorar dia con dia la supuesta traición que había encabezado y que, en realidad, pretendía proteger a aquel a quien más amaba. Su función hasta aquel día había sido salvar a su hermano menor del enfrentamiento que se suscitaría en el barrio maldito del clan Uchiha. Un clan aborrecido por varios, repudiado hasta el cansancio por quienes conocían verdaderamente las intenciones de Fugaku en pos de generar dinero, asi tuviera que arriesgar a su propia familia para lograrlo
 
-Obito estaba al tanto de lo que eras en aquel tiempo ¿no es asi?, un doble espía cuyo principal propósito era evidenciar los negocios ilícitos del clan, para poner a salvo a tu hermano, antes de que la mafia quisiera cobrar venganza por su propia mano
 
-Iban a matarlos- exhaló Itachi, y Kakashi notó que sus ojeras se volvían mas pronunciadas. Como si su rostro envejeciera diez años por el simple hecho de recordar lo que más dolor le causaba, la separación de su querido hermano. -No faltaba mucho para que sucediera. Mi...- hizo una pausa, tratando de pronunciar la palabra que pronto le provocaba nauseas. -Padre había hecho tratos con diversas organizaciones criminales, cuando ya no le eran de utilidad, cortaba toda clase de lazos y buscaba proveedores mas eficientes. Todo el tiempo existía el rumor de que atacarían el distrito a horas tardías, cuando todos durmieramos. Fue por eso que decidí delatarlo, a todos...
 
-Hiciste lo correcto- profirió Kakashi, colocando su mano en el hombro del Uchiha. -Lo que sigo sin comprender del todo es ¿cómo estan conectados ambos acontecimientos?, has dicho que una cosa propició la otra, asi que explícamelo con claridad, Itachi, si es que quieres mi ayuda. Debes dejar de mentirte a ti mismo inculpandote de todo lo malo que pasa
 
Con media sonrisa de ironia, Itachi alzó el rostro de la fotografia que yacía en sus manos
 
-No lo entiendes- se mordió el labio y cerró los ojos. -Si fue culpa mía...
 
**
 
Regalos. Muchos regalos. Montones y montones de ellos
 
Naruto había quedado tan fascinado al entrar al salón que, sus penas se habían reducido a nada en cuestión de segundos
 
Ahí estaban sus compañeros, los que lo tachaban de raro, sin embargo ahora sostenían coloridas cajas con moños y todos le sonreían en forzada sincronía, como si estuvieran acatando una severa orden, so pena de ser castigados
 
Hubo risas, juegos, caramelos por montones. Por primera vez en mucho tiempo, Naruto se sentía aceptado y querido. Le habían dedicado varias horas para que se divirtiera, y cuando llego la hora de irse, ni siquiera sabía como se llevaría todos sus regalos a casa
 
Le habían obsequiado juguetes de todo tipo, golosinas y algunas prendas de vestir que, a Naruto habrían decepcionado, de no ser porque se trataban de conjuntos oscuros y sofisticados que hacían alusión a su sueño de convertirse algún día en el mejor detective de todos
 
Extrañamente, cuando buscó y rebuscó en su mochila, no encontró su hoja con el itinerario. Vació todos sus útiles y hurgó hoja por hoja en sus cuadernos, esperando ansiosamente por hallarla oculta en algún sitio
 
¿En donde podría haberla guardado?
 
Naruto decidió que esperaría afuera la llegada de sus padres, haciendo caso omiso a las advertencias ya olvidadas en su subconsciente. Entonces se le ocurrió que podía irse él solo, si conseguía llegar a casa por su cuenta, ya nunca más se olvidaría de nada, ni sus padres tendrían que llevarlo al hospital y dejarlo en observación por horas y horas
 
No anduvo ni diez pasos cuando un vehículo oscuro se detuvo a su lado. Naruto no alcanzó a ver la presencia del conductor debido a los vidrios polarizados, cuando iba a preguntar, un desconocido con una extraña máscara naranja lo forzó a subir a la parte trasera, después...después perdió el sentido
 
**
 
-Obito te traicionó a su vez cuando delataste los movimientos ílicitos encabezados por Fugaku- mencionó Kakashi mientras intentaba comprender mejor el sombrío embrollo. Itachi se hundió mas en su asiento, como si quisiera desaparecer de un momento a otro. No había pasado mas de una hora desde que se diera la órden de registrar toda la zona por segunda vez consecutiva
 
-Lo hizo- afirmó con un asentimiento automata. -Años más tarde se enteró de que trabajaba para Minato. Para entonces Sasuke estaba desaparecido. ¿sabes que fue lo peor, Kakashi?- al no obtener respuesta, prosiguió. -Que no se vengó directamente de mi, sino de Minato
 
Los ojos de Kakashi oscilaron de un lado al otro para terminar de armar conjeturas
 
-Eso significa que su alianza con Kyubi fue...
 
Itachi volvió a asentir. En sus ojos se reflejó un atisbo de profunda tristeza
 
-Para destruirlo. Y empezó por dañar lo que más amaba Minato en la faz de la tierra...su hijo
 
**
 
"Deja de llorar" le había ordenado una voz grave antes de vendarle los ojos y encerrarlo en un cuarto oscuro y frío. Solo fueron unos segundos, pero Naruto había podido apreciar el rostro del conductor cuando fue obligado a subir al vehículo. No lo conocía, pero le intimidaba. Era alto, de cabello desgarbado y rojizo. Kyuubi, había escuchado que así le llamaba el sujeto de la máscara naranja
 
Su corazón se agitó con fuerza dentro de su pecho. Pronto olvidaría los nombres y los rostros, algo en su interior le decía que su padre lo salvaría pronto, él era un heroe despues de todo, presentiría que algo estaba mal cuando notara su ausencia en las afueras del colegio y entonces...entonces iría a buscarlo
 
Pero...¿realmente lo encontraría?, ¿cómo haría para saber en qué lugar se encontraba?
 
"Aqui estoy, papá" gritó en su fuero interno, rogando ser oído, aunque en el fondo sabía que era un imposible
 
Las paredes parecían estrecharse, como si quisieran devorarlo. Nada era real, solo alucinaba, victima del miedo y la incertidumbre
 
Por largos minutos, Naruto luchó en el sofocante ambiente de la recamara, pateó los muros con mucha fuerza, y uso sus puños en un intento infructuoso de derribar la puerta
 
¿A donde se había ido la fuerza que necesitaba?, ¿por qué nadie lo oía cuando gritaba una y otra vez hasta casi quedar afónico?
 
Un chirrido, acompañado de un susurro sibilante, inundó el espacio. Naruto se alegró momentaneamente al saberse liberado de las opresivas vendas que habían sido anudadas con una fuerza atroz y descomunal. Tenía los parpados ligeramente hinchados y le costaba ver a través de la bruma que se había situado frente a ellos. Una vez que pudo enfocar su entorno, todo su cuerpecito se estremeció violentamente
 
Y es que solo había dos sillas plegables de metal y una colchoneta ubicada frente a lo que figuraba ser una cámara de video sobre un tripode. Naruto retrocedió con pasos torpes, zigzagueando aquí y alla en busca de un escondite que lo pusiera a salvo, pero solo consiguió llegar a una de las sillas de metal a sus espaldas
 
El corpulento hombre de rojizo mirar y cabellos de fuego, esbozó una sonrisa maligna, siniestra, mientras agitaba de lado a lado la diminuta navaja que prometía desgarrarle las entrañas si no se estaba quieto
 
"Aqui estoy, papá"
 
Naruto se escudó con la silla cuando Kyuubi empezó a andar en su dirección. Fue en ese instante que comprendió que el mundo rosa a su alrededor se desvanecía para dar lugar a un sitio aterrador, similar a una prisión, mientras que él sucumbía en el agua, y lentamente era arrastrado a las fauces de un imponente mounstruo que buscaba destruirlo a toda costa
 
En un arrebato de pánico, Naruto reunió la fuerza suficiente para levantar la silla métalica, asestó un golpe en el cuerpo de su captor, pero este no hizo más que sonreír con más énfasis al tiempo que le arrebataba el objeto como si de una pluma se tratase
 
De cerca era más enorme todavía, debía medir cerca de dos metros. Los ojos de Naruto se entornaron con inusitado terror al recibir un puñetazo que le abrió el labio inferior, y del cual brotó mucha sangre. Entretanto, Kyuubi lo apresó poderosamente de las muñecas, y lo arrojó con excesiva facilidad a la colchoneta, donde Naruto cayó de espaldas, y temblando, vio la maligna sombra que se aproximaba hacia él
 
**
 
-No puedo quedarme aquí más tiempo- Itachi habló al percibir la mirada angustiosa que Kakashi le dirigía. Habían acordado ser pacientes mientras las unidades registraban exhaustivamente la zona, pero era incapaz de permanecer un solo segundo más en aquella oficina que tan malos recuerdos le traía. Fue en ese lugar, donde Minato dio su última orden. Luego de recibir el brutal video que exhibía no solo el arrebato de la inocencia de Naruto, sino tambien las coordenadas exactas de su ubicación
 
En aquel tiempo Itachi lo había sospechado, al igual que Minato y Kushina. Una voz distorsionada les había exigido presentarse a la brevedad posible. Pero había una condición, solo una para que Naruto no perdiera la vida...
 
Debían ir solos
 
Claramente era una trampa. Sin embargo ¿qué se puede hacer cuando la vida de tu adorado hijo corre peligro?
 
Minato y Kushina lo sabían a la perfección, porque se abrazaron con lágrimas en los ojos y auguraron que Naruto pronto olvidaría tan horripilante vivencia, en tanto ellos lo salvaran y demostraran su amor de padres por última vez. Porque de cierta manera le habían fallado, y volverían a fallarle al privarlo del cuidado de ellos para cuando lo necesitara, sin duda, mas adelante
 
Itachi había acatado al pie de la letra las órdenes. Los acompañó hasta el lugar destinado al encuentro y fue ahí, detras de una puerta destartalada, que lo vio. Y aunque apenas lo conocía, sintió ganas de llorar
 
**
 
Cuando Naruto despertó, deseó con todas sus fuerzas no haberlo hecho. Un dolor corrosivo lo recorría por completo. Todavía estaba desnudo sobre la colchoneta, y distinguió con horror, entre sus humedas pestañas, el diminuto charco de sangre que impregnaba la lona azul bajo su cuerpo. Sabía que provenía de él, ese líquido rojizo escurría cadenciosamente de sus piernas como un silencioso lamento
 
Sin querer moverse ni hacer nada más, Naruto oyó cuando la puerta se abría y los pasos hacían eco dentro de la habitación
 
-Pronto serás libre. Si obedeces en todo momento, podrás marcharte
 
La voz sin duda provenía del tipo de la máscara, y Naruto no supo si agradecer que el infierno llegara a su fin, o en cambio maldecir su mala suerte que lo había arrastrado hasta el lugar de sus perpetuas pesadillas
 
Como pudo, se levantó y vistió sus desgarradas ropas. Cuando se tocó el labio, lo sintió hinchado y cubierto de una capa de sangre seca
 
Su consciencia ya no gritaba como antaño: "Estoy aqui, papá", sino que murmuraba con mucho dolor y resentimiento: "He muerto, papá y mamá. Estoy muerto en vida"
 
Y lo estaba
 
**
 
Itachi se mordió con fuerza descomunal los nudillos al salir al exterior y ratificar que no tenía idea de donde podía estar Naruto
 
Nuevamente recordó el rescate. El se había ocultado tras la arboleda mientras Minato y Kushina caminaban tambaleantes hacia su hijo. La luna brillaba en todo su esplendor esa noche. Pero ello no evitó que sucumbieran al dolor
 
-Perdonanos, Naruto- sollozaban en mutuo arrepentimiento en tanto lo colmaban de cálidos besos, como si sus muestras de afecto pudieran compensar en algo los errores sufridos. En un parpadeo, todo había acabado. Kyuubi había disparado sin piedad alguna, y pronto los cuerpos inertes yacían frios sobre el asfalto, junto a un charco sanguinolento que se extendía cada vez más
 
Ante los ojos horrorizados del pequeño, y contra su voluntad, Itachi tuvo que esperar varios minutos a que los responsables de perpetrar tan horrendo crimen, se alejaran. Cuando el rumor del vehiculo se hizo lejano, él acudió presuroso y envolvió a Naruto con sus brazos, guiandolo hasta su propio vehículo y prometiéndole infinidad de cosas
 
Pero Itachi nunca esperó que Naruto lo olvidaría absolutamente todo en menos de una semana. Tuvo que mentirle una y otra vez, ocultar los tenebrosos hechos y fingir que todo estaba y estaría bien
 
Muy pronto, Naruto le había creido. Le creyó incluso que formaba parte del cuartel, aun cuando ni siquiera pudo seguir estudiando. Fue Itachi quien le instruyó todo lo que debía saber en la medida posible. Lo incorporó a Anbu como un miembro más, y confió ciegamente en que estaría allí hasta sus últimos días, recordandole su vida de forma distorsionada. Porque cada año, Naruto lo recordaba todo, y era cuando más necesitaba de él, cuando esos tormentosos recuerdos profanaban los actuales
 
Itachi estaba dispuesto a mentirle toda su vida si con eso podía protegerlo de su pasado...
 
**
 
-¿Naruto?- exasperandose por el mutismo, Sasuke desanudó las cuerdas. Naruto se había quedado en shock y él no tenía idea de cómo reanimarlo. No hablaba, no se movía, apenas si pestañeaba. -¿Es otro de tus trucos?- sabía que no lo era, pero empezaba a inquietarse
 
Lentamente, el entrecejo de Sasuke dejo de fruncirse. Había un brillo acuoso en los ojos de Naruto que le transmitía un dejo de infinita tristeza. De pronto quería perdonarlo por todo...
 
-No se que te pasa, pero más vale que reacciones pronto- lo tomó cuidadosamente en brazos y lo condujo hasta la parte superior del departamento para recostarlo sobre el sofa
 
De repente, Naruto se removió inquieto y movió los brazos como si buscara a alguien
 
-Itachi... ayúdame, Itachi
 
Sasuke apretó los puños hasta que sus uñas se hincaron con fiereza sobre su piel, causándole daño. ¿por qué siempre tenía que perder contra su hermano?
 
No. Estaba vez quería ganar a toda costa, asi tuviera que aplazar más su venganza
 
-¿Por qué lloras?- se acercó a él y le limpió las mejillas con el reverso de la mano. Naruto se aferró a su cuerpo y tiritó, presa del pánico, la confusión y la incertidumbre. -Si te diera otra oportunidad, ¿olvidarías a Itachi?, ¿me serías leal en todo momento?
 
Sasuke cerró los ojos al ver que Naruto asentía. No lo comprendía, pero en ese momento sentía que era más importante permanecer a su lado
 
Había invertido gran parte de su tiempo buscando a Itachi, acorralandolo e ideando formas de hacer su vida imposible. Y ahora que estaba a un paso de conseguirlo, quería desistir de todo
 
¿Lo necesitaba más Naruto?, ¿por qué tenía la certeza de que asi era?
 
-No me dirás nada, ¿Cierto?
 
Naruto no respondió, siguió abrazado contra su cuerpo, en espera de la aceptación que lo salvara de la inmensa sombra que amenazaba con consumirlo de nuevo
 
Sasuke permaneció inmóvil, su cuerpo reacio a obedecerle. Hasta que, muy lentamente, acarició la espalda de Naruto, buscando reconfortarlo de su dolor, cualquiera que este fuera
 

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