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Insomnia por RLangdon

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-Vamos a derribar los muros ahora.

La sentencia de Minato dio lugar a varias dudas hasta entonces incomunicadas entre los Uchiha. Shisui e Itachi se observaron en mutuo entendimiento, accediendo a unirse a la causa y resolución tomada por el actual Hokage.

Itachi apenas podía racionalizar nada en ese momento tan decisivo. Por un lado quería (y necesitaba), abordar prontamente a Naruto, decirle la verdad. Que ellos no formaban parte de ese universo, pero el dolor tan lacerante de lo ocurrido en el mundo real, lo ponía en una autentica disyuntiva.

Sasuke, Shisui, Minato, Kushina, el clan entero, todos estaban muertos. No podía revertir ese genjutsu por la sencilla razón de que no quería hacerlo. Ahora entendía el motivo de haberse adentrado en ese universo paralelo. Tenía la oportunidad de enmendar todos y cada uno de sus errores. Quizá podría salvarles a todos. En el fondo ya no quería ser el villano, y reconocía internamente su mayor fallo al haberse integrado a Akatsuki. Él en realidad quería ser el héroe que tanto veía Sasuke en su persona.

Pero era una decisión egoísta. Estaba jugando a ser dios, y las consecuencias podrían ser irreversibles

¿Qué opinaría Naruto si se lo decía?

Silente, observó al hijo del Hokage, centrado, acumulando chakra, hasta que sus pupilas cambiaron en tono y resolución, y sus parpados adquirieron el caracteristico pigmento naranja.

Por otra parte, Shisui había activado el sharingan. Minato ya se había teletransportado a la superficie del muro principal usando uno de sus kunais para luego reemplazarse a si mismo en el sitio.

No debía distraerse. Dejó de pensar en sus actuales preocupaciones y se unió al equipo.

***

El caos posterior fue inevitable. Cuando los primeros en levantarse dieron cuenta de que el muro no existía más, el alboroto general se acrecentó. Primero fueron simples cotilleos, burdos señalamientos, algunos aldeanos se mostraban escépticos, pero la mayoría, temerosos. No asi los miembros del clan Uchiha, quienes, confundidos e incrédulos, veían demolido el obstáculo que les mantenía aislados.

Fugaku fue el primero en ir a replicar, acompañado de su principal cuadrilla y furibundo a niveles insospechados.

-Que desastre- murmuró Naruto al ver a su padre discutiendo acaloradamente con el líder de los Uchiha. No entendía por qué el papá de Itachi estaba siempre de tan mal humor. Primero se quejaba de que los separaran y ahora que estaban siendo integrados a la aldea, volvía a mostrarse inconforme.

Se encogió de hombros, sabiendo que al cabo, eso no le concernía, y fue a reunirse con el par que estaba afuera.

-Me pregunto cuál será el siguiente movimiento de Danzo- comentaba Shisui en voz baja, viendo pasar a sus compañeros con genuina desconfianza asomando en sus sombríos rostros, desplazandose por la aldea con precaución y la guardia en alto.

Itachi iba a decir algo cuando, de un salto, Naruto se posicionó entre ambos, tranquilo, seguro de sí mismo, con los brazos cruzados, sonrisa radiante y mirada al frente. El amarre de su protector ondeaba con la brisa matutina.

-¿A qué fue fácil derribar el muro?- ambos Uchiha asintieron, sincronizando un nimio ademán y sintiendose irremediablemente atraídos por el récien llegado. -Itachi, tu papá esta discutiendo con el mío y parece muy molesto.

-No lo dudo- sonrió Itachi, comprensivo. Aunque albergaba muchas preocupaciones y deseaba hablar a solas con el rubio, pensó que era mejor idea esperar un poco.

-Naruto- esta vez fue Shisui quién habló. El susodicho se giró hacia él para mirarlo y un torrente de dudas lo envolvió al notar la resolución tan seria en el mayor. -¿Quieres entrenar conmigo de nuevo?

Los hombros de Itachi se tensaron. Aquello, definitivamente, no lo había visto venir.

Pero Naruto pareció no darse cuenta de nada, porque sonrió ampliamente ante las palabras pronunciadas.

-Seguro- accedió fácilmente.

-Debo irme- se disculpó Itachi, forzando una sonrisa antes de retirarse. Los celos lo consumían por dentro. Parecía estar destinado a ser infeliz en ambos mundos.

El resto del día estuvo observando a su clan. Vio como forzosamente empezaban a convivir con el resto de civiles, como intentaban acoplarse de vuelta. Quizá en unos días, el temor se disiparía. Aún así debía vigilarles.

Con tan solo un vistazo en general, Itachi se dio cuenta de que todo marchaba bien en la aldea. Su madre había ido a tomar el té con la mamá de Naruto, las misiones seguían llevandose a cabo, y si Minato prometía con el resto de sus promesas, raíz dejaría de ser una organización separada de la villa, aquello impediría a Danzo seguir urdiendo planes a espaldas de todos.

Arrojar piedras a orillas del río, resultó más relajante de lo que Itachi se esperaba. El resto del día se lo pasó analizando todo, y concluyó con no decirle nada a Naruto, no solamente sobre sus sentimientos, sino tambien sobre el universo inexistente en que se encontraban. Naruto parecía feliz allí, por lo que arrebatarle todo de vuelta, resultaba a todas luces impensable.

Sentado a la orilla y tomando otra piedrecilla entre sus dedos, Itachi fue alertado sobre una presencia a sus espaldas. Pero el chakra, de sobra conocido por él, estaba lejos de representar una amenaza, por lo que sonrió y siguió enfrascado en su actividad.

-Itachi- Naruto tomó asiento a su lado, con las rodillas encogidas contra su pecho y aquella mirada celeste soñadora, idéntica a la de su padre.

-¿Ha ocurrido algo?- pero él sabía que no. Había dejado unos cuantos clones en lugares clave por si las cosas se salían de control. Entonces recordó aquel trago amargo de bilis. Shisui le había pedido entrenarán juntos, justo a la persona que él quería.

Naruto levantó la mirada.

-Si- respondió con firmeza. -¿Cómo le dices a una persona que te gusta?

Por un segundo, Itachi se creyó descubierto. Dejó a un lado la última piedrecilla y su expresión se despejó de toda emoción.

-Así- tomó a Naruto de los hombros, y sin darle tiempo a reaccionar, lo besó en los labios.

Al principio, Naruto se tensó, no se movió en lo más mínimo y ni siquiera cerró los ojos. Cuando Itachi se apartó, notó un dejo de desconcierto en la azulina mirada.

-Itachi...

El aludido desvió su atención hacia el horizonte, apenado por su precipitado actuar. Sin embargo, no se arrepentía. 

Ahora que las cosas pintaban bien para el clan, seguía cuestionandose una y otra vez si debería acaso decirle la verdad a Naruto. 

Que Sasuke había muerto.

Que ese mundo no existía. 

Y que todo era una ilusión.

-Tengo que decirte algo, Itachi. 

Cuando Itachi se volvió, sus labios fueron apresados instantáneamente por los del menor. 

Era su forma de decirle que le gustaba. Estaba siendo correspondido. 

Lo sujeto de la nuca para profundizar el íntimo contacto entre ambas bocas. 

Tarde que temprano tendría que decirle a Naruto la verdad. 

Pero si en ese presente eran felices todos. 

¿Por qué no aferrarse un poco más a ello?

Ya habría tiempo para lamentarse de que todo se derrumbara.


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