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Mascota por RLangdon

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-Naruto, basta.
 
Respirando agitadamente, Sasuke sujetó con más fuerza las muñecas del rubio, forzándolo a permanecer boca arriba en el suelo de linóleo del comedor. Naruto pataleaba, gruñía y se removía con muchisimo enfado, tratando en vano de soltarse.
 
Shizune era la única fémina de la servidumbre que permanecía junto a la nevera, esperando ser de ayuda, pues sabía de antemano lo compleja que era la situación.
 
Había utensilios rezagados por doquier, vasos rotos, bandejas volcadas, mantenles rasgados. Toda esa sección en concreto era un rotundo caos, no se diga por consiguiente la conducta del amante preñado de Sasuke Uchiha.
 
-Quizá debería...- retorciéndose las manos con nerviosismo, Shizune atinó a mirar en dirección del botiquín de primeros auxilios que pendía a un costado del calendario.
 
Inmediatamente, Sasuke rechazó la ayuda y la instó a abandonar el comedor. No pensaba suministrarle ningún tipo de calmante a Naruto porque no estaba seguro de cómo podía repercutir ello en su avanzado estado de embarazo.
 
-¡Sueltame!- exclamó Naruto en un gruñido gutural que taladró los oídos del desvelado Uchiha.
 
-Te soltaré- murmuró, sintiendo sus energías agotarse. Naruto poseía una fuerza antinatural y le había tomado varios minutos someterlo en medio de aquel desastre. -Si prometes tranquilizarte- susurró con suavidad en un intento de infundirle confianza. Naruto dejó de forcejear al cabo de unos minutos. -Eso es...- suspiró el Uchiha mientras comenzaba a retirar lentamente sus manos.
 
De manera inconsciente, Sasuke tocó la gruesa gasa entre su cuello y la corvatura de su hombro. La herida seguía ardiendole un poco, a pesar de haberla desinfectado.
 
Y pensar que solo había transcurrido una semana desde la última vez que intimaron.
 
-Tranquilo- musitó en voz queda, atrayendo a Naruto hacia su cuerpo para abrazarlo. Era impropio en él mostrarse afectuoso con alguien, pero era menester calmar al rubio o terminaría lastimandose en serio. Además, el riesgo se duplicaba con su hijo aguardando en su vientre.
 
El pecho de Naruto subía y bajaba a un ritmo desigual, todavía se encontraba agitado e inquieto, sin embargo el episodio de cólera ya había dismunuido lo suficiente para que recobrara el raciocinio.
 
-Sasuke- llamó con timidez, sintiendo las suaves y reconfortantes caricias en su abultado estomago. -¿Qué haras con Yusuke?
 
Sasuke detuvo sus movimientos y exhaló en un bufido de frustración contenida. Le había pedido a Shizune que sacara al niño de la casa para llevárselo a Orochimaru, no tenía caso conservarlo, ya que su padre no había respetado la cláusula de la herencia en la que estípulaba claramente que no sería acreedor de un solo centavo a menos que tuviera descendencia.
 
El desequilibrio emocional de Naruto tendía a desencadenar en fuertes accesos de ira o tristeza, y ello ocurría cuando se veía expuesto constantemente al estrés o, en última instancia, una situación que alterara su estado de ánimo. Ya había sucedido cuando Sasuke regresó a la mansión acompañado de una de las tantas mujerzuelas que había seleccionado su padre para que contrajera nupcias.
 
Lógicamente, Sasuke no pretendía intimar con nadie que no fuera Naruto, pero era imposible deslindarse de las órdenes de su padre en pos de verse acompañado por alguna "dama"
 
Esta vez, sin embargo, Naruto se alteraba por qué pretendían quitarle a su hijo adoptivo, uno que Sasuke no estaba dispuesto a cuidar, no a sabiendas de a quien había pertenecido.
 
-Lo llevaré a un hospital para que le realicen un examen médico. Despues lo daremos en adopción- concluyó tajante.
 
Naruto cerró los ojos. Nuevamente sentía que su entorno daba vueltas en una espiral sin fín. Por momentos perdía la noción de todo y se olvidaba incluso de quién era. Ya había lastimado a Sasuke una vez, y no quería que se repitiera.
 
Pero no tenía absoluto control de sí mismo. Era como estar atrapado en un sueño muy pesado y no poder despertar del todo.
 
-Lo siento, Sasuke.
 
-Mph- negando en ademán, Sasuke volvió a estrecharlo.
 
Jamás imaginó lo que se escondía tras aquella simple e inocente disculpa.
 
**
 
Durante toda la mañana, Naruto se había fingido dormido. De esa forma pudo evadir algunas actividades rutinarias como asearse y desayunar con su amo.
 
Esperó pacientemente sobre la cama, hasta que oyó a Sasuke pasar frente a su recámara. Sabía que el Uchiha había intentado por varios medios ayudarlo, pero había fracasado en todos y cada uno de ellos.
 
Los medicos no podían examinarlo debidamente mientras estuviera encinta. Nada de medicamentos ni resonancias magneticas, mucho menos examenes de rayos X.
 
Naruto ya estaba cansado de aguardar. Faltaban pocos meses para que diera a luz y cada día parecía más tormentoso que el anterior.
 
Además, a Sasuke no le importaba. 
 
El Uchiha simplemente se dedicaba a trabajar como antaño y rodearse de mujeres para aparentar su heterosexualidad y soltería, mientras que él estaba todo el día encerrado en esa fría y enorme mansión, viendo los días pasar a traves de la ventana, temiendo incluso salir al jardín por su irrefrenable conducta salvaje.
 
Naruto no soportaba lidiar con el miedo de pensar si no sería demasiado tarde para buscar otra solución. No quería imaginarse encerrado en algún centro psiquiatrico y separado de su bebé.
 
Si Sasuke no lo ayudaba, él solo lo haría...
 
Asi que decidió hacer aquello que semanas atrás tenía pensado.
 
Buscar a Orochimaru.
 
Tuvo que esperar algunas horas antes de abandonar su recámara y evadir fácilmente a la servidumbre. No era novedad que ya nadie se acercara a él.
 
Todos le temían.
 
El mismo se temía.
 
Llegando al jardín, Naruto dirigió una mirada rápida al portón. Lo único que tenía que hacer era ocultarse hasta que uno de los empleados temporales abandonara la mansión. Entonces podría irse.
 
-Adios, Sasuke.
 
Y empezar de nuevo...
 
**
 
Sasuke estaba archivando el papeleo cuando su hermano se acercó a él.
 
Había sido un día largo y Sasuke solo quería largarse de una buena vez para estar con Naruto.
 
Pero entonces pasó.
 
Itachi esbozó media sonrisa mientras le extendía un documento que Sasuke conocía de sobra.
 
Era el testamento de su padre. Y su nombre volvía a figurar en él.
 
-¿Cómo?- enmudeció cuando Itachi se encogió de hombros con indiferencia.
 
-Padre últimamente se ha sentido enfermo y ha recapacitado que si llegaba a morir pronto, al menos tendría un nieto del cuál enorgullecerse.
 
Sasuke boqueó un par de veces. Su odio hacia su hermano no había cambiado un ápice, tampoco el repudio hacia su padre. Sabía que habría algún truco bajo esa estúpida pantalla. Muy seguramente su padre querría presentarlo con nuevos magnates haciéndolo pasar como un récien casado (con Ino, Karin o Temari) y en espera de su primer hijo.
 
Eso le daría mucha más solvencia económica a Fugaku. Los empresarios (junto a sus altas inversiones), se ganaban de tres maneras: propuestas financieras, convenios económicos y simpatizantes. Siempre debía haber alguien con la suficiente carisma para entablar amistad con ellos.
 
-No- Sasuke comprendió al instante de que iba todo.
 
-¿Estás seguro, hermanito?
 
Más que seguro, estaba convencido.
 
-Pudrete, Itachi- dándole un firme empujón en el pecho, Sasuke lo hizo a un lado para abandonar prontamente el lugar. El nunca había tenido la misma facilidad de relacionarse con otros individuos como Itachi. No era hipócrita, ni gustaba de exhibirse falsamente con tal de cerrar un valioso acuerdo.
 
Pero Itachi si. Solo le hacía falta un primogénito para ganarse la simpatía del resto de socios anexados a la empresa.
 
Sasuke pensó en lo estúpido que era su padre al suponer que él prestaría a su hijo para tal infamia. Vender una imagen paternal de su hermano en pos de correlacionarse con otras franquicias.
 
Aquello era caer muy bajo.
 
Ni toda la fortuna del apellido valía prestar a su hijo y hacerlo pasar como descendiente de Itachi.
 
Antes prefería la ruina...
 
***
 
Cuando Sasuke llegó a la mansión, experimentó un enorme regocijo. Nada le sentaba mejor que estar con Naruto. Últimamente se había vuelto demasiado dependiente de su compañía. E incluso había dejado de mirarlo como un simple capricho.
 
Naruto era el único capaz de hacerlo sentir bien, el único que despertaba su libido a níveles insospechados y el único en quien confiaba plenamente.
 
Era parte de su vida despues de todo. El y su hijo lo eran.
 
Y pronto serían una familia.
 
-S-Señor.
 
Lo que Sasuke no esperó al abrir la puerta, fue encontrarse con la servidumbre reunida en la sala de estar. La expresión que tenía Shizune hizo que su estómago diera un vuelco, pero lo que dijo después fue como una sentencia que terminaba por consumir todo vestigio de felicidad en el Uchiha.
 
-Naruto se fue
 
Cayó de rodillas sobre la alfombra, con los labios apretados y un grueso nudo cerniendose en su garganta
 
Y su mente colapsó...
 
**
 
-Adelante- siseó al reparar en la silueta que aguardaba en el umbral de la puerta.
 
Naruto entró con pasos vacilantes. Tenía mucho miedo, pero temía más por la vida de su bebé si las cosas no cambiaban.
 
-Quiero...
 
-¿Un antidoto acaso?- Orochimaru rió gustoso de ver al chico asentir. -Me lo suponía- se relamió los labios y centró su atención en el rubio. -¿Sabes? Te estaba esperando, Naruto kun...
 

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