Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Erase una vez, una familia infeliz. por RLangdon

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Ya fuera por la repentina presencia de Sasuke, por la mirada de extrañeza de los comensales, quizá por miedo, o puede que debido a los tres factores, Naruto se rehusó a seguir avanzando. Sabía lo que le esperaba tan pronto se quedara a solas con su esposo. En cuánto estuvieran en casa, él sufriría las consecuencias de sus arrebatos indebidos de calentura.
 
El agarre sobre su muñeca se tornó cada vez más fuerte. Madara le instaba a caminar, aún sin volverse ni pronunciar palabra alguna. Naruto, sin embargo, se resistió. Hasta que, de la nada, Madara lo soltó, tan de súbito que el rubio trastabilló, y habría caído de espaldas sobre la mesa de no ser porque Sasuke se anticipó a los hechos, derrapando por el pasillo para sujetar a un confuso Naruto, cuya peluca quedo rezagada a un costado.
 
De inmediato los flashes hicieron acto de presencia. Celulares apuntando hacia su rostro, preguntas directas e incomodas surgiendo en derredor. Naruto estaba conmocionado, y lo estuvo aún más cuando se percató de que su esposo caminaba zigzagueante hacia él.
 
¿Qué hacer?
 
Pero él solo tenía una cosa en mente. Se zafó de los brazos del Uchiha menor y fue hacia Boruto. Madara en cambio, le pasó por un lado. Por un segundo, Naruto creyó érroneamente que no le había visto pasar porque se encontraba ebrio, pero Madara tenía un rumbo fijo en mente.
 
Y cómo si las cosas no pudieran empeorar aún más entre el reciente alboroto suscitado por parte de los comensales y el personal del restaurante, Madara Uchiha hizo lo impensable. Allí delante de todos, dio un certero puñetazo en la barbilla de su sobrino.
 
***
 
¿A dónde ir?
 
Esa fue la pregunta que acompañó cada uno de los pasos vacilantes de Naruto. Dicho dilema ya le había sucedido anteriormente, pero ahora era diferente, por mucho. No llevaba efectivo consigo, no tenía parientes o amigos a los cuáles recurrir.
 
-Papá, tengo frío- cuando oyó el fuerte estornudo de Boruto, dejó de andar. Se detuvo y observó el cielo estrellado. Ni siquiera estaba al tanto de la hora. Llevaban caminando varias calles hacia el poniente. Si seguían así, solo terminarían resfriandose.
 
Su prioridad continuaba siendo Boruto. Así que se frotó los brazos para infundirse calor y agallas.
 
-¿Vamos a casa?- Boruto dio un respingo, negandose a caminar hasta recibir una pronta confirmación, misma que no tardó en llegar.
 
-Si, Boruto. Vamos a casa- forzosamente Naruto sonrió, en el fondo...estaba muerto de miedo.
 
Seguirían las migas hasta su casa. En un intento desesperado por levantar los ánimos de su hermano, Naruto lo tomó de la mano y empezó a contarle la historia de Hansel y Gretel.
 
***
 
Con el labio roto y sangre brotando de la herida, trató de llegar hasta el telefono. No resistía más, necesitaba pedir ayuda, pero como su insana costumbre le dictaba, había esperado demasiado para ello.
 
-Por favor, no me pegues- pero como venía sucediendo vez tras vez, Madara no lo escuchó, y Naruto terminó siendo arrastrado del cabello hasta la bañera que se encontraba llena de agua.
 
-Debes recapacitar sobre tus acciones, Naruto- le susurró el Uchiha al oído, y aunque su tono no revelaba molestia, su expresión si que lo hacía. Naruto asintió de manera mécanica varias veces, estaba tan arrepentido de haber vuelto a aquella casa, que se sentía estúpido.
 
-Lo siento, Madara, yo...
 
-Tu aprenderás a no jugar con fuego- sentenció el susodicho, y sin pizca de compasión alguna, lo forzó a introducir la cabeza dentro de la bañera.
 
Naruto lo sujetó de las manos, tratando de que lo soltara, mientras, poco a poco, se iba quedando sin aire.
 
De un momento a otro, Madara lo obligó a llevar la cabeza hacia atras, mirandolo con ojos calculadores en tanto el rubio tosía y lloraba.
 
¿Tan grave había sido la ofensa que había cometido en esta ocasión?
 
Tres veces Madara repitió el proceso de hundirle la cabeza en el agua, y decenas de veces Naruto se disculpó en vano. Sus lágrimas se perdían con el agua que humedecía su rostro.
 
-Ya no más- suplicó al cuarto intento de asfixia. Si fuera más fuerte, podría hacer algo, pero no lo era. Quizá la falta que había cometido iba más allá de su propia comprensión, pero débil y deshecho, como se hallaba actualmente, no podía razonar en nada que no fuera un medio para salvarse.
 
¿Así es cómo iba a morir? No, Madara no lo haría. No se atrevería...¿o si?
 
Como fuera, Naruto no estaba dispuesto a averiguarlo. Inhaló hondo y antes de que Madara realizara su quinto intento de asfixia, soltó lo que bien podría salvarle, o conducirle aún más pronto a la muerte.
 
-Te amo.
 
Y en efecto, el arranque de cólera de Madara sufrió un importante cambio.
***
 
El desayuno, incomodo, tenso, angustiante, se vio acompañado de un sinfin de interrogantes hacia el ocupante menor de la casa.
 
Todas las preguntas de Madara giraban en torno a sus sospechas. Afortunadamente Boruto desconocía gran parte de los encuentros furtivos y, por ende, no había sabido responder a nada.
 
Naruto, que apenas podía moverse, vio en la resolución de su pequeño hermano algo que jamás, hasta ese momento, vio antes.
 
Era lástima. Su propio hijo lo miraba con compasión. Naruto tuvo que desviar la mirada hacia la pared, conteniendo difícilmente las lágrimas, más no así los múltiples estertores de miedo en sus rodillas.
 
-¿Y el dibujo que hiciste?
 
La voz de Madara volvió a inundar el comedor. Boruto se lo pensó antes de responder.
 
-Me gusta dibujar a papi con otras personas. De verás.
 
La mentira sorprendió a Naruto. Si lograba transcurrir a salvo la mañana, podría fugarse con Boruto en cuanto Madara se fuera al trabajo. Si, ya lo había contemplado todo porque no pudo dormir un solo minuto por el dolor en su cuerpo. Se irían lejos, muy lejos, sería complicado pero no imposible. Fuera del alcance de Madara, podría empezar a tramitar el divorcio. Necesitaba dinero suficiente y para eso debía trabajar.
 
Con tantas preocupaciones en mente, no se dio cuenta de en qué momento Madara había cedido con los cuestionamientos.
 
-¿Me has dicho la verdad, Boruto?
 
El menor dijo que si por última vez. Seguramente Madara no recordaba algunos incidentes que tuvieron lugar la noche anterior, a causa, posiblemente, del grado de ebriedad que él mismo presentaba.
 
-¿Qué tienes que decir en tu defensa?
 
Los ojos negros de Madara lo escudriñaron con aplomo. Naruto retiró lentamente la mano que hasta entonces mantenía en su amoratada mejilla. Había dicho la mentira más grande y arriesgada de todas al dar por hecho un sentimiento inexistente, pero estaría bien si podía mantener el teatro un poco, solo un poco, hasta que él se marchara.
 
-Nunca te he sido infiel- musitó mientras se acariciaba el adolorido brazo. -Estabas ebrio- no quiso remover más las memorias de su pareja, asi que se mantuvo callado. El hecho de que se supiera que Madara Uchiha salía con un hombre, sería tema de interes tan pronto el mayor fuera abordado afuera por lo sucedido.
 
Boruto estaba por tomar su mochila cuando Madara lo interceptó.
 
-Hoy no asistirás a clases.
 
Y el castillo de ideas que Naruto había ido cimentando durante la noche, se derrumbó, así sin más.
 
-Me acompañarás con mis familiares y Naruto esperará aquí mientras tanto.
 
Boruto parecía inconforme con lo dicho.
 
-¿Por qué no puede ir también?- miró en dirección a Naruto. La sonrisa de Madara trasnmutó de la simpleza a la astucia.
 
-Porque no confío en él. Y porque aún debe cumplir parte de su castigo.
 
-No he hecho nada- replicó Naruto al borde del llanto. Le dolía la cabeza y solo quería que todo parara.
 
-Repite que me amas- la exigencia de Madara, lo hizo titubear. -Y dimelo con convicción.
 
-Yo...- Naruto miró alternativamente a su hermano y a su marido. Por vez primera sentía como si tuviera grilletes, y eran ellos. -No te amo.
***
 
Verdad traicionera, que surge cuando menos la esperas.
 
Naruto estuvo seguro de tocar fondo aquel mismo día. Independientemente de lo acontecido, acababa de perder toda su dignidad, su orgullo, su integridad, sus esperanzas albergadas en pos de ser feliz, incluso su libertad. Madara lo había dejado encerrado en el ático, solo y a oscuras, mientras él se llevaba a su hijo a quién sabe donde.
 
Había una pequeña ventana en la parte superior de una de las paredes, a la cuál Naruto se asomó, tratando de hacer futiles calculos mentales de los metros que lo separaban del suelo. Si pedía ayuda, ¿alguien lo escucharía?
 
Arriesgarse de esa forma era estúpido. Todos conocían a Madara. La mayoría de sus vecinos lo tenían en tan alta estima que, no dudarían un segundo en comunicarse con él, lo desacreditarían aún si lo veían en tan deplorable estado.
 
Si saltaba, ¿Sobreviviría?
 
Eran al menos siete metros antes de tocar tierra.
 
Ya cansado de buscar un escape en vano, Naruto cruzó los brazos en el borde del vitral, apoyó la cabeza en ellos y se quedo dormido. No supo cuanto tiempo transcurrió hasta que oyó los incesantes golpes contra la puerta y su nombre siendo pronunciado una y otra vez por una voz de sobra conocida por él.
 
-Sasuke- no daba crédito a sus ojos, pero allí estaba él. -¡Sasuke!- golpeó la ventana con las palmas para atraer su atención. Los pestillos del vitral estaban atascados por el óxido. Tendría que romperla, pero entonces ¿Qué pasaría?
 
No podía irse así sin más. Boruto seguía con Madara y no pensaba dejar a su pequeño hermano con ese demonio.
 
-¡Sasuke!- gritó una vez más, cansado.
 
Después pensó que Madara los mataría a ambos si llegaba a pillarlos; ¿Valía la pena arriesgarse de semejante manera?
 
-Ayudame- acarició la superficie del vidrio y sus rodillas tocaron el suelo. -Por favor, ayudame- sin embargo, ya era tarde, Sasuke se había ido.
 
Saltar era la única alternativa.
 
***
 
Debió buscarlo antes, pero ya había salido en su busqueda desde la noche anterior, cuando lo vio salir con Boruto del restaurante.
 
Problemas. Solo le había traído a Naruto problemas. Decenas de ellos. Se había encaprichado con él y ya no quería dejarlo.
 
¿Por qué Naruto solo lo evadía?
 
"Dejame ayudarte"
 
¿Por qué no solo había actuado y ya?
 
"Estoy bien, Sasuke. Te preocupas por nada"
 
La conversación que tuvo lugar un día en la sala de profesores seguía haciendo mella en él.
 
Abrumado por todo, entró a su domicilio con el afán de vestirse el uniforme de mesero, pero antes de que pudiera llegar a su habitación, reparó en la especie de comitiva que se había congregado en la sala de estar.
 
-Sientate, Sasuke.
 
Las palabras de Fugaku sonaron más autoritarias que nunca. Sasuke resopló, anticipando de qué iría todo cuando su mirada fue a dar en la maligna presencia dentro de su casa.
 
Apenas se contuvo de preguntar por Naruto al notar tambien la presencia del niño.
 
-Vine a pedirte disculpas, Sasuke.
 
Sasuke entornó la mirada, molesto al recordar la escena de la noche anterior.
 
-Estaba ebrio y no sabía lo que hacía.
 
Que excusa tan más patetica. Sasuke estuvo seguro de que la visita de su tío entrañaba algo más, pero no lograba descifrar que era.
 
***
 
Vivía su vida pensando en cuentos de hadas, aferrandose a realidades alternas ocasionalmente para no sucumbir ante su cruda realidad. Las personas como Naruto Uzumaki no tenían (ni merecían) finales felices. No, nadie iba a salvarlo, ni siquiera él mismo podía ayudarse. No podía simplemente rebobinar sus errores para evitar cometerlos.
 
Por ello no le sorprendió que Madara llegara tarde a casa, dejandole salir únicamente para comunicarle su firme desición de mudarse. Cuando Naruto abandonó el ático, vio la mayoría de los muebles cubiertos con una fina capa de plástico, varias cajas en derredor y las maletas hechas.
 
¿Es que había dormido tanto?
 
No sabía ni en qué día vivía.
 
-No me amas- dijo Madara en tono monocorde. -Pero lo harás. Vamos a empezar de nuevo y así podremos reparar nuestro matrimonio.
 
Naruto estaba esceptico ante tal afirmación. Lentamente su vida se caía a pedazos. El mundo de fantasía se resquebrajaba para dar paso a la pesadilla. Y él ni siquiera estaba dormido.
 
Madara despertaba tal miedo en su persona, que le aterrorizaba externar sus autenticos deseos por separarse.
 
Lo mataría. Casi lo había hecho la noche pasada.
 
-De acuerdo- se dejó besar, sin corresponder. A su lado, Boruto le sostenía firmemente de la mano.
 
-Papá, ¿Por qué lloras?
 
Pero Naruto no respondió
 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).