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Erase una vez, una familia infeliz. por RLangdon

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Chasqueó la lengua indeciso, viendo la pantalla del celular mientras se debatía internamente entre seguir mensajeando o borrar simplemente el contacto. 
 
No entendía qué era lo que le atraía tanto de Naruto. 
 
¿Era su físico? ¿Se había encaprichado con el nuevo juguete de su tío? 
 
"Seamos amigos" 
 
A Sasuke le sentaba tan mal releer aquel burdo mensaje. Definitivamente no era lo que quería. Aunque entendía en cierta medida la posición del joven. 
 
¿Por qué no solamente lo dejaba estar?
 
Sumamente frustrado, se restregó el rostro, dejó el celular sobre el escritorio y continuó revisando los examenes del día.
 
**
 
Las familias perfectas no existen. Todo aquel cliché que le habían inculcado, fue trozandose con el paso de los años. En una familia siempre habría discusiones, peleas, problemas. Naruto, sin embargo, quería seguir idealizando aquella burbuja de fantasía, alimentada por la visión de sus difuntos padres. No podía cometer un solo fallo, ni permitirse el minímo desliz.
 
¿No estaría él atrapado en alguna clase de hechizo? Y si era sí ¿Cómo romperlo sin tener que perjudicar a nadie?
 
Vio a su hermano merendando y revisó con mucho cuidado el móvil bajo la mesa. Después del desayuno del día anterior, había intercambiado algunos mensajes con el sobrino de Madara. Nada serio, y por supuesto nada malo, simplemente habían quedado como amigos. Pero Naruto sabía que esa palabra no existía en el vocabulario de su esposo. Tal aberración le acreditaría un severo castigo que no estaba dispuesto a recibir.
 
-Estoy aburrido- se quejó el menor de repente. Naruto dejó de teclear y se concentró en el infante. -¿Cuando regresa papá?
 
-Mañana- respondió con dulzura. Madara había tenido que hacer uno de sus tantos viajes de negocios, pero seguía molesto con él por haberle ocultado los mensajes de Gaara. Ahora ni siquiera estaba autorizado a revisar el correo. 
 
Boruto suspiró sonoramente. Odiaba estar tanto tiempo encerrado y ya había terminado de dar uso a la mayoría de sus juguetes.
 
-Vamos afuera- se acercó a la ventana y al notar el buen clima, corrió a ponerse un abrigo.
 
-¡Espera, Boruto!- saliendo de sus ensoñaciones, Naruto lo siguió.
 
Caminaron por las inmediaciones del parque, en algún momento habían topado con un puesto de helados y Boruto corrió a sentarse en una de las bancas próximas a la fuente.
 
Naruto se estiró un poco. Sentía rígidas las articulaciones. Quizá podría ejercitar un poco. En eso estaba cuando vio de refilon un gato negro que se escurría entre los matorrales hasta llegar a un ciprés.
 
-¿Naruto?
 
Dejó de tocarse la punta de los dedos de los pies, incorporandose de golpe al notar la presencia de Sasuke a pocos metros de donde se encontraba.
 
El Uchiha estaba alimentando al minino negro.
 
¿Pero cómo...?
 
Se giró para ver a Boruto, el cual se dirigía hacia ellos rápidamente y con una amplia sonrisa.
 
-¡Sensei!
 
Sasuke le alborotó el cabello. Volvió a mirar a Naruto y dio por sentada su preocupación y actual silencio. Asi que extrajo su móvil del bolsillo para enviarle un mensaje de texto.
 
Cuando el celular de Naruto sonó, este se apresuró a leerlo.
 
"Me invitaste el desayuno ayer. Come conmigo hoy"
 
Naruto se mordió el interior de las mejillas, sintiendose contradictorio. No había nada de malo en que fueran amigos, pero él tenía expresamente prohibido tenerlos. 
 
"Es arriesgado. Debo cuidar de Boruto" Escribió. No transcurrieron dos minutos para que recibiera la respuesta.
 
"Llevalo contigo"
 
Naruto levantó la vista del móvil. Si tan solo Sasuke dejara de observarlo de aquella manera tan profunda y misteriosa.
 
¿Por qué su simple presencia lo ponía nervioso?
 
Debía ser por la adrenalina que le generaba pensar en cosas inapropiadas. No vivía en un cuento de hadas, pero Sasuke era lo más cercano a un principe ante sus ojos.
 
-Boruto, ¿Quieres ir a comer con tu Sensei?
 
Boruto asintió, energico.
***
 
No podía creer que Sasuke eligiera precisamente "ese" lugar para comer. En un primer momento, Naruto había rehusado rotundamente entrar allí, pero terminó haciendolo luego de que el Uchiha lo tranquilizara alegando que comerían en la antesala de la cocina.
 
Y en efecto, asi fue. No había nadie en esa sección, era un área tranquila, poco ostentosa y despejada. Allí era dónde los empleados merendaban en sus escasos minutos de descanso.
 
Estar de nuevo en ese restaurante resultaba hasta cierto punto surrealista. Naruto había dado gala de su impulsividad y nada más estar en la mesa, sentía un terrible remordimiento por sus acciones. Cada golpe y cada injuria de su marido, habían logrado su proposito de hacerle sentir repugnante por el simple hecho de comer junto a otro hombre.
 
Su vida era un jardín de malas desiciones.
 
De un momento a otro, Naruto se percató de la ausencia de su pequeño hermano. Estaba por ir a buscarlo cuando Sasuke estiró el brazo sobre la mesa para tomarlo de la mano.
 
-Boruto- dijo a modo de excusa.
 
Sasuke Uchiha señaló al fondo del comedor donde yacía Boruto sentado sobre la alfombrilla y jugando con un videojuego.
 
-Tu propio hermano te ha perdido el respeto, ¿a qué se debe?
 
La pregunta lo pilló desprevenido. No estaba seguro de qué decir en su defensa.
 
-Pues...- giró la alianza sobre su dedo, procurando tener la mirada gacha en todo momento. -Nadie me enseñó cómo debe ser un padre. Los míos murieron cuando era muy chico. Si hubiera un manual sobre cómo hacer feliz a la familia, quizá...
 
-Esa no fue mi pregunta- espetó el Uchiha. -Pero sé que no es de mi incumbencia.
 
-Eh...si- incomodo, Naruto se rascó uno de los costados del cuello.
 
Había olvidado cómo era desenvolverse con otra persona. Se había reprimido por tanto tiempo que ahora se sentía perdido. Decidió limitarse a comer y ante su renuencia por pronunciar palabra, fue el Uchiha quien encaminó la conversación, animandolo a decir qué era lo que le gustaba, qué musica escuchaba, qué películas veía, cuáles eran sus pasatiempos.
 
Al punto, Naruto se sintió aturdido. Cuando menos lo pensó, su boca se había vuelto un caudal de verdades y ya no podía parar de hablar. Le dijo a Sasuke sobre su gusto por la jardineria, por los sapos, incluso lo hizo sonreír al mostrarle su monedero con la forma de uno. Le gustaban las películas de acción y de ninjas, jamás las de terror porque era un miedoso sin remedio. Amaba leer cuentos de todo tipo, pero sobretodo los infantiles.
 
Cuando terminó de hablar, Sasuke hizo lo propio, relatandole un poco sobre su gusto por la lectura y la poesía, el terror psicologico y los animales.
 
De alguna manera sus personalidades eran diametralmente opuestas la una de la otra, y así y todo congeniaban.
 
La tarde transcurrió sin mayores contratiempos. Naruto había quedado maravillado con la comida y con la atención que se les había brindado, tanto a él como a su hermano. Casi deseó no despedirse. Pero, al igual que cenicienta, llegada la hora de la partida, se rompía todo encanto.
 
-Muchas gracias por la comida- hizo una reverencia y pestañeó al oír su móvil. Por un segundo, se le heló la sangre, pero al ver el número de Sasuke, su espiritu se tranquilizó.
 
"Reunamonos en otra ocasión" ponía el mensaje.
 
Naruto tecleó su pronta respuesta.
 
"Tal vez"
 
Sasuke lo tomó de la mano antes de que se alejara. Acarició los nudillos con sus dedos y lo miró a los ojos, como si quisiera recrear a detalle la imagen en su memoria, como si temiera que no hubieran más encuentros.
 
La culpa invadió a Naruto, quien prontamente miró hacia otro lado. Su corazón había empezado a latir con renovado brío, como si imitara el aleteo de un colibri.
 
Una mirada y se sentía perdido.
 
-Naruto...
 
Una caricia y su cuerpo entero flaqueaba.
 
-No tienes idea...
 
Un beso y el hechizo lo envolvía de nuevo.
 
-De lo bello que eres.
 
-¿Papá, Sensei?- sumamente confundido, Boruto los observó a ambos.
 

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