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Perfectamente imperfecto por RLangdon

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Sentado en el sillón de la sala y con la carpeta sobre sus rodillas, aguardó a que se enlazara la llamada. 
 
Rápidamente, la impaciencia comenzó a hacer mella, luego de que le pidieran aguardar otro momento en la línea. 
 
Ansioso, Akasuna no Sasori se puso a mover insistentemente su pie de arriba a abajo, tamborileó el bolígrafo que sostenía entre sus dedos sobre la carpeta y se apoyó en el respaldo cuando oyó finalmente la voz en la bocina.
 
La decepción se hizo evidente al cabo de unos segundos. Visiblemente frustrado, cortó la llamada y dejó la carpeta sobre la mesa. En ella había tres columnas de números telefónicos, todos tachados.
 
Aquel había sido el último de la lista. No había colegios con vacantes para un chico discapacitado. 
 
Angustiado, procuró mantener su semblante neutro cuando Naruto dejó de jugar con una de las marionetas sobre la alfombrilla para mirarlo, expectante. 
 
-No hay muchos chicos especiales en el mundo, ¿Eh?
 
Confundido, Naruto tomó la carpeta de la mesa y uso el bolígrafo para escribir en ella.
 
"Mejor así. No quiero ir a la escuela"
 
Hizo una pausa, aparentemente indeciso sobre escribir lo último, pero finalmente lo anotó y se lo mostró a Sasori.
 
"¿Cuándo vendrá Tsunade por mí?"
 
El joven de cabellera rojiza separó los labios, pero en vez de externar una respuesta, exhaló un suspiro de pura frustración y desánimo. 
 
Permaneció en silencio unos instantes, hasta que Naruto se sentó a su lado y colocó la carpeta sobre su regazo con la pregunta subrayada. 
 
Sasori la tomó y la hizo a un lado.
 
-Ella no...- lo miró a los ojos, a sabiendas de no poder mentirle. 
 
Lentamente Naruto fue a buscar la libreta para escribir en ella. 
 
-¿Por qué me escogiste a mi?- leyó Sasori la carpeta. Y al ver nuevamente a Naruto, supo que la había liado. 
 
Ni siquiera él mismo sabía la razón para su impulsivo acto. 
 
Cerró los ojos, cruzó los brazos sobre el pecho y se sonrió.
 
-Bueno, fue...porque...
 
No hizo falta que rebuscara una mentira creíble en su repertorio mental puesto que llamaron insistentemente a la puerta. 
 
Aliviado, Sasori se levantó para abrir, dejando a Naruto sólo en la sala.
 
Nada más abrir la puerta, un joven de engominados cabellos plateados, entró presuroso. 
 
-Hidan.
 
Frunciendo el ceño, Sasori cerró la puerta. 
 
Hidan se acercó a él, ignorando el anterior llamado. 
 
-La producción de la fábrica va más lenta que de costumbre- lo acusó con el índice en el pecho. -Te has estado ausentando los últimos días y Kakuzu no para de calcular la baja de las acciones de las ventas. 
 
Inexpresivo, Sasori lo invitó a sentarse con un ademán de mano. 
 
-Hidan. He estado ocupado.
 
El aludido, que había acumulado una serie de quejas que pensaba enumerar sin pausa alguna, frenó sus palabras de golpe al ver al chiquillo de rodillas sobre la alfombrilla, dirigiéndole una mirada gatuna, llena de curiosidad. 
 
-¿Pero qué? ¿Aún cuidas a ese niño?- recordó vagamente haberle visto anteriormente en la empresa pero jamás se le ocurrió indagar más al respecto. 
 
-Está bajo mi cuidado indefinidamente- se limitó a aclarar el marionerista. -Su nombre es Naruto y es...
 
Más animado, Naruto deslizó sus dedos índice y pulgar por la línea intermedia de sus labios, como si estuviera pasando un cierre sobre ellos.
 
Captando al instante, Hidan soltó una risotada, pero guardó silencio al reparar en el impertérrito semblante de su camarada. 
 
-¿Qué? Admite que tiene sentido del humor. 
 
**
 
Continuó buscando y tomando nota de los números telefónicos de colegios de paga, pero al no decantarse por ninguno, optó por dejar los papeles a un lado. 
 
El expediente de Naruto seguía a la espera de una pronta revisión de su parte. Y Sasori en cambio lo había estado aplazando. Tantas y tantas cosas por hacer, lo orillaban a dejar todo a medias. 
 
-¿Naruto?
 
Al entrar en la sala, con los papeles en la mano, notó que el menor se había quedado dormido en el sofá, sosteniendo el mando de la televisión, el cual Sasori se encargó de poner en su sitio. 
 
Tomó a Naruto en brazos y al ver su apacible rostro, recordó la pregunta que le había hecho horas antes. 
 
"¿Cuándo vendrá Tsunade por mí?"
 
Despacio, lo llevó hasta el cuarto de huéspedes, depositandolo sobre la cama con sumo cuidado para evitar despertarlo. Después tomó asiento a la orilla de la cama en actitud reflexiva. 
 
-¿Debería llevarte de vuelta?- susurró para sí mismo, sintiéndose agobiado por la situación. 
 
A punto de levantarse, el móvil comenzó a sonar dentro de sus pantalones. Sasori apenas vio el número en la pantalla, procedió a guardarlo nuevamente, sin molestarse en atender el llamado. Sin embargo, no bien abandonó el cuarto, la llamada se repitió.
 
Exhalando profundamente, Sasori contestó.
 
-Te he dicho, Deidara, que me encuentro ocupado- pronunció secamente. -No, no puedo salir ahora, estoy cuidando de...- pero nuevamente fue interrumpido por la animosa perorata del rubio. Otro asunto aplazado que había agregado a su larga lista de deberes. -¿Cena? Son casi las doce, Deidara. Espera a mañana. 
 
Dicho lo último y sin esperar oír el reclamo, Sasori dio por finalizada la llamada. 
 
Resultaba increíble el brusco giro que había dado su rutina diaria. Desde la llegada de Naruto, sus obligaciones se habían ido acumulando. Y ni siquiera había podido acoplarlo debidamente en ella. 
 
Sin querer darle más vueltas al asunto, decidió prudente ir a dormir.
 
**
 
La emoción en el rostro del chico era más que palpable. Sasori lo veía ocasionalmente de reojo cada vez que se detenía en algún semáforo. 
 
Desde que salieran de la casa, Naruto no había dejado de sonreír. 
 
En el siguiente cruce y antes de arrancar el vehículo, Sasori vio al chico garabatear algo en su cuadernillo. 
 
"¿Habrá ramen?" 
 
-Por supuesto- respondió. -Es un restaurante, hay todo tipo de comida que te puedas imaginar. 
 
Nuevamente Naruto escribió una pregunta.
 
"¿Comeremos allí?"
 
-Seguro. Por eso estamos aquí. 
 
Sasori aparcó lentamente en el estacionamiento del restaurante. Cuando se volvió a ver a Naruto, la mirada brillosa lo mantuvo abstraído en ella. Nunca en su vida había visto unos ojos tan azules y a su vez tan transparentes. Las pupilas de Naruto dejaban al descubierto sus emociones. Cuando estaba triste, se opacaban. En cambio, cuando se encontraba feliz, irradiaban un brillo excepcional, tal era el caso. 
 
-Yo...- apartó la mirada cuando Naruto ladeó ligeramente el rostro en un dejo curioso. 
 
Al abrir la puerta del coche, un molesto Deidara entró en su campo de visión. De pie y en actitud de reproche, el joven rubio entró al establecimiento.
 
Sasori observó a Naruto. Y a pesar de sus múltiples dudas, decidió guiarlo al interior. 
 
En una de las mesas del centro, Deidara lo esperaba, sin despegar la vista del menú delante suyo. 
 
Sasori se encaminó en su dirección, notando en cada paso dado, la reticencia de Naruto en pos de seguirlo. A punto de llegar a la mesa, se volvió al menor y lo tomó de los hombros, forzándole a que lo mirara.
 
-¿Esta bien si comemos con un amigo?
 
Naruto extrajo la libreta de bolsillo y escribió su respuesta. 
 
"Creí que yo era tu amigo"
 
Sasori no tuvo tiempo de responder cuando Deidara bajó bruscamente el menú para mirarlo, abriendo poco a poco los labios al fijarse en la presencia del chico. 
 
-Tiene que ser una broma, uhn. 
 

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