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Beautiful lies por RLangdon

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Apoyado sobre ambos codos, Naruto le vio dormir apaciblemente a su lado. 
 
Shisui estaba recostado boca arriba, con su cabello oscuro revuelto y su pecho subiendo y bajando al ritmo acompasado de su respiración. 
 
Había sido una semana de lo más agitada y cansada. Shisui había estado teniendo más trabajo de lo usual y no había podido pasarse al restaurante ni una sola vez en esos seis días. Las citas y encuentros también se habían suspendido del todo, pero Shisui siempre encontraba la manera de pasar algo de tiempo a su lado. Así fuera presentándose a altas horas de la madrugada. 
 
Dormían juntos, pero al amanecer debían separarse nuevamente para asistir cada uno a su respectiva rutina. 
 
Adormilado, Naruto alargó el brazo para alisar una fina hebra oscura de cabello. Vio por segunda ocasión el despertador y depositó un fugaz beso en los labios del Uchiha. 
 
-Te amo- susurró antes de apartarse para ir a ducharse. 
 
Generalmente era Shisui quien despertaba antes, pero debido al exceso de trabajo esa semana, su horario de sueño también se había visto afectado.
 
Naruto solo esperaba que aquella carga laboral no durara demasiado, pues él mismo ya había tenido una pésima experiencia al sofreesforzarse con las actividades del día. 
 
Angustiado, sacudió la cabeza para apartar los molestos recuerdos y fue a darse una ducha. 
*
 
Las clases habían transcurrido largas y tediosas como de costumbre. Aunque en el descanso Kiba no había dejado de indagar sobre Shisui y su repentina ausencia esa semana. Naruto se habría avergonzado de que lo descubrieran saliendo con otro hombre, de no ser porque había decidido no mantener su relación con Shisui oculta. De todas formas era imposible. Shisui siempre pasaba a recogerlo después de clases en su auto, y todos en la escuela sabían que Naruto no tenía familia. 
 
De pie en el estacionamiento, Naruto miraba atento su celular, extrañado y confundido por la tardanza de su novio. Esta vez Shisui había prometido pasar por él para compensar su ausencia a lo largo de la semana. Se lo había dicho la noche anterior cuando estuvieron juntos y no obstante, seguía sin aparecer. 
 
-Ya van veinte minutos. 
 
La voz de Kiba lo hizo girar en automático. Terriblemente nervioso al saberse descubierto, Naruto miró el plantel vacío a sus espaldas. Todos los estudiantes y sus familias se habían disipado y solo quedaban Kiba y él. Aunque al Inuzuka lo habían castigado por llevar a su mascota a clases. 
 
-¿Vas a seguir esperándolo? 
 
-Si- contestó Naruto, aferrando la correa de su mochila mientras observaba a derecha e izquierda. No podía haberse olvidado, ¿o si? 
 
¿Por qué no le llamaba?
 
Una duda inquietante germinaba en su mente, pero no la dejó aparecer del todo.
 
Al sentir la mano de Kiba sobre su hombro, Naruto se sobresaltó. La inseguridad le estaba nublando el raciocinio. 
 
-Ya contestó. Ha dicho que nos veremos en otra parte- mintió, fingiendo leer uno de los mensajes pasados para poder retirarse sin responder a las molestas preguntas que Kiba le haría si no zanjaba el asunto de una vez. 
 
Era la sexta ocasión en que Shisui lo dejaba plantado. 
 
Camino a su casa y con la mirada baja, Naruto se preguntó qué excusa le daría ahora. 
*
 
-Nada- murmuró al vacío, recostado boca arriba a la orilla de la cama mientras revisaba de vuelta los mensajes. Le había enviado uno hacia más de tres horas y Shisui ni siquiera lo había leído. No era normal que lo ignorara, aunque quizá estaba muy ocupado, pero...
 
Suspirando con cierta congoja, Naruto volvió la mirada hacia la memoria USB que Shisui había olvidado por la mañana. 
 
¿La necesitaría? 
 
¿Sería importante? 
 
Por más que intentaba dejarlo pasar, le irritaba y preocupaba un poco la ausencia de Shisui. Apenas se habían visto esa semana y lo echaba de menos.
 
Sin terminar de decidirse, miró una vez más su teléfono. 
*
 
Ya había oscurecido para cuando Naruto cruzó la calle, mirando el bullicio alrededor. Personas iban y venían de todas direcciones, el tráfico era inmenso a pesar de la hora y le había tomado casi dos horas llegar al edificio. 
 
Meses atrás, Shisui le había dado referencias muy vagas de la ubicación, pero Naruto las había memorizado. Solo había tenido que tomar un taxi. 
 
Y ahora allí estaba. De pie, afuera del imponente edificio, temblando de frío y de nervios. Quizá había hecho mal en presentarse así sin más, pero Shisui no atendía tampoco las llamadas y comenzaba a hacerse ideas equivocas.
 
Viendo su reflejo en los vitrales del exterior, se aseguró de que su vestimenta estuviera en orden. La peluca derecha y todo en su sitio. 
 
Lentamente se acercó a la puerta corrediza de la entrada, donde una joven de cortos cabellos oscuros se encontraba atendiendo el teléfono. Naruto leyó el nombre de Izumi en su gafete, y enseguida le sonrió mientras aguardaba a que finalizara la llamada.
 
-¿En qué puedo ayudarte?
 
Naruto miró curioso en derredor. Era una estructura enorme y nunca antes había estado allí. 
 
-Necesito hablar con Shisui Uchiha- pidió en voz baja. -Es importante- añadió al notar la vacilación en el semblante de la fémina. 
 
-Espera- Izumi volvió a enlazar una llamada, pero al cabo de varios intentos, cesó. -Si me das tu mensaje, con gusto se lo daré. 
 
-Bueno, yo...- titubeó nervioso. Hasta que otro hombre ingresó al edificio y se aproximó al escritorio, entonces Naruto aprovechó para alejarse corriendo hacia el elevador. Oprimió a toda prisa los botones del tablero y dejó escapar el aire contenido en sus pulmones. 
 
El ascensor se detuvo en el quinto piso. Apenas las puertas se abrieron, Naruto dio un paso afuera. 
 
Había varias oficinas en esa planta, murmullo de voces, teléfonos sonando por todas partes. Mientras se abría paso entre los cubículos, Naruto alcanzó a distinguir una conocida silueta metros más adelante. 
 
Su estómago se comprimió en un molesto y doloroso nudo. 
 
-Itachi- musitó, estático. Entonces empezó a dar traspiés. Itachi estaba conversando con otro adulto pero Naruto no quería arriesgarse a ser visto. Así que regresó a toda carrera al elevador, volvió a oprimir botones al azar y contuvo a duras penas el violento temblor de sus labios. 
 
¿Cuándo habría vuelto? 
 
No. Se había prometido olvidarlo. Tenía que superarlo. Sólo estaba confundido. 
 
¿Y Shisui? 
 
¿Por qué lo evadía? ¿Por qué no le decía nada? 
 
De vuelta en su apartamento, Naruto cerró la puerta, se quitó la peluca y se sentó en el sofá a meditar en lo que había ocurrido. 
 
Entonces sonó su celular y al ver el número de Shisui, dudó por primera vez en contestar.
 

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