Durante la cena Naruto pudo constatar la diferencia entre la personalidad relajada, divertida y desenvuelta de Shisui Uchiha con la de su profesor.
Aquel joven gustaba mucho de parlotear, y eso para Naruto estaba muy bien, porque compartía dicha semejanza. Resultaba sencillo hablar con una persona como Shisui porque, pese a tratarse de un adulto joven y a todas luces más experimentado en cuestiones amorosas, no era pretencioso. Contrario a ello, gustaba de gastar bromas tontas ocasionales. Reía con suave y relajada desenvoltura. Pasaba de hablar de gustos personales hasta contar anécdotas graciosas.
Extrañamente y sin que Naruto lo previera, la conexión había sido inmediata. A mitad de la velada, y casi sin ser consciente de ello, había dejado de fingir. Su transición no había sido brusca, porque no gustaba de exagerar ademanes femeninos. Sin embargo, se sentía cómodo hablando con Shisui, no hacía falta tener un forzado trato afable, sino simplemente ser él mismo.
Casi sin advertirlo le había contado detalles personales de su vida, como el hecho de ser huérfano y tener que alquilar un modesto departamento. Su abuelo Hiruzen ayudaba con la mitad del alquiler, así que realmente no era una carga económica como tal, pero aquello le había ayudado a Naruto a volverse mas independiente desde edad temprana. Le contó a su vez sobre sus estudios, y lo confundido que se sentía respecto a la carrera universitaria que debía elegir en el futuro.
Todo el tiempo Shisui le había escuchado con suma atención y sin interrumpirle en ningún momento.
A Naruto le resultó desconcertante darse cuenta de lo mucho que se había sincerado con un completo extraño. Ni siquiera con sus amigos solía ahondar en temas tan serios y profundos, precisamente porque ellos no le entendían. No sabían lo que era tener que trabajar para pagar sus estudios y aportar para un alquiler. Ellos llevaban un estilo de vida más cómodo al lado de sus padres, y por lo tanto solo pensaban en salir a divertirse y hablar sobre lo mismo. Videojuegos, tareas o deportes.
Cuando Naruto habló sobre su vida, tan poco acostumbrado estaba a ello, que sintió como si una carga pesada le fuera retirada de sus hombros. De pronto se sentía más liviano y mejor consigo mismo.
Parpadeó cuando Shisui lo tomó de la mano con delicadeza y le sostuvo la mirada fijamente.
-Realmente me gustas.
Y de nuevo Naruto cayó en la cuenta de lo que acontecía, de dónde se encontraba y con quién. No era una salida de amigos, y tampoco estaba en una relación de noviazgo. Se sentía varado en el punto intermedio de ambos conceptos.
Cuando Shisui se acercó lentamente, y sus intenciones fueron obvias, Naruto no lo detuvo. No lo frenó, aunque por dentro deseó hacerlo. Era un impulso desconocido el que lo paralizó cuando los labios del joven acariciaron los suyos, lento, muy despacio y suave.
Tan solo cerró los ojos y sintió el repentino cosquilleo labial. Después la culpa lo embargó por entero, primero sintió náuseas, luego se presentaron una intensas ganas por disculparse o en último lugar, irse corriendo. Sin embargo Naruto no hizo ni lo uno ni lo otro. A sabiendas de que el joven se sentiría mal consigo mismo, decidió mostrarse neutral.
Esbozó una tímida sonrisa al apartarse y vio en las pupilas de Shisui aquel dejo inconfundible y meloso que había visto infinidad de veces en las parejas cuando les veía pasar por la calle, o en el colegio.
¿Debería decirle a Shisui la verdad?
Naruto se mordió el labio, indeciso. Si debería, pero no podía hacerlo. Porque al hacerlo estaría arruinando también su única oportunidad de salir con su profesor, la persona que actualmente le gustaba. Si le decía a Shisui la verdad, no podría decirsela a medias. Shisui investigaría, quizá hasta iría a ver a Tsunade, la buscaría y ella terminaría delatandolo. Entonces Naruto tendría que confesar su jugarreta egoísta por querer conquistar a una persona en contra de su voluntad.
Mareado ante la oleada de ideas inconexas, Naruto se levantó de la silla.
Shisui se apresuró a imitarle, dejando el pago correspondiente en la mesa mientras le colocaba su chaqueta sobre los hombros.
Naruto deseó quitársela en el acto, pero tampoco lo hizo. Tanta caballerosidad le recordaba a Itachi. La persona con la que debería estar saliendo.
-Dejame acompañarte a tu casa.
Al salir del restaurante, Shisui le retuvo del brazo. Naruto se sentía tan confundido que por largos segundos no atinó a responder nada. Se quedó inmóvil, mirando hacia el lado contrario.
-Puedo ir solo...¡sola!- se corrigió a tiempo, alzando un poco la voz y maldiciendose interiormente en el acto.
-¿Es por el beso? ¿Me precipité demasiado, verdad? Lo lamento, sólo permíteme ir más despacio y...
Llegado a ese punto, Naruto dejó de escuchar. Su corazón se saltó un par de latidos y sus rodillas empezaron a temblar ligeramente al ver al individuo que se acercaba hacia ellos, tan altivo y serio como de costumbre.
"Itachi"
Oh no. Estaba en problemas. Se volvió hacia Shisui y relajó el gesto.
-Es mejor si voy sola. Ya nos veremos después...- intentó alejarse, pero Shisui volvió a tomarle del brazo.
-¿Me darás una oportunidad?
Naruto cerró los ojos cuando Itachi llegó hasta ellos.
-¿Shisui? ¿Qué estás haciendo?
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