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Faked World por Kunay_dlz

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Notas del fanfic:

Corssover de varias categorías... enrealidad solo de algunos personajes que pertenecen a sus respectivos creadores, el único que será constante va a ser Harry pues todo es desde su punto de vista.

Harry Potter pertenece a J.K. Rowlling.

Faked World

I

Numb

 

 

 

Aceleré lo más que pude. No importaba nada. Al ruido de las llantas sobre el asfalto se unió un grito que arranqué desde lo más profundo de mi alma, largo y tendido, sentí que la voz se me fue y la garganta se me secó bruscamente... mi vista estaba empañada, me negaba a llorar, no más, no más lágrimas además de las miles que he derramado esta tarde.  

Estaba obscuro y el camino solo se medio dibujaba con las luces del auto. Frené en seco, moví el volante y el auto derrapó de lado, mi fortuna evitó que golpeara algo, que diera el giro mal o que al auto simplemente me fallara. Me recargué en el volante y volví a gritar cerrando mis ojos. Grité y grité y mi voz no dio para más.  

Estaba cansado. Salí del auto y me senté justo al lado de la llanta delantera, recargué mi cabeza en el cofre o lo alcanzaba de él y miré el cielo, despuntaba el alba y el día prometía ser uno muy bueno. Sorbí mi nariz y volví a cerrar los ojos. Me sentí derrotado. Ya no podía más.   

Ya no quería pensar.   

No quería ver.   

No quería escuchar.   

¿Podría dejar de sentir?   

Esa persona que tanto amo, amé... se ha casado con alguien que era mi confidente. Mi familia. Todos mis amigos están felices y festejando, brindando por la felicidad de quienes significaron tanto para mí... mis amigos son sus amigos, mi familia es su familia, por jugarretas de la vida en esa boda que planeamos durante cuatro meses se realizó sin mí. Obviamente no pude, no quise asistir, dije que me surgió algo en el trabajo y todos aceptaron mi excusa no sin fruncir el ceño de parte de mis padres.  

Tontamente esperé en el umbral de mi departamento, tal vez el amor de mi vida se arrepentiría y vendría por mí para fugarnos. Esperé cinco horas. Por fortuna no llovió, tampoco me fui a emborrachar...  

 

.

.

.  

 

Desperté en la cama de un hospital. Colapso nervioso dijo mamá, tanto estrés del trabajo dijo papá, como les contesté a sus preguntas, no comí, me empapé en mis fluidos, el médico les recomendó internarme en una clínica especializada en brindar ayuda psiquiátrica. Mis padres aceptaron, dijeron que necesitaba ayuda y que podría descansar todo lo que quisiera mientras ellos se hacían cargo de la empresa. Seguían hablando y hablando y mencionaron a los que estaban de luna de miel, dejé de prestarles atención, miré a la nada, luego cerré los ojos.  

 

.

.

.  

 

Como si despertara de un sueño, me vi sentado, con ropa de algodón, ligera y de color blanco. Bostecé y llevé mis manos a mis ojos, en la derecha tenía algo encajado, era una aguja que conectaba a un suero suspendido en el aire por un tripié metálico con ruedas. Me sentí débil y desorientado, medio recordé lo de la clínica e hice una mueca al ver que sí me enviaron aquí. Bueno, yo tampoco sabía qué hacer. Me puse de pie con gran trabajo, di un paso y me fui directo al suelo.  

Estaba demasiado débil.  

Los pasos amortiguados de alguien me llamaron la atención, sin duda un enfermero, doctor o voluntario... moví mi cabeza para mirar mejor pero no vi a nadie, miré al otro lado y tampoco había alguien ahí, alguien habló desde mi punto ciego (tras el sillón donde estuve sentado).  

--Puedes moverte, parece que puedes ver y por tu cara, puedes escucharme. --decían.  

Me apoyé con mis manos en el suelo para sentarme, ver a quien hablaba como si no pudiera escucharlo anteriormente. Mala idea. Un dolor agudo me hizo alzar mi mano derecha, había sangre al rededor de la guja.  

--Auch, eso debe doler. --decía la otra persona.  

--Señor Elric, espero que no... ¡¿Señor Evans?! ¿Qué haces Elric, por qué no lo has levantado? Solo que no lo hayas tirado otra vez. --dijo un enfermero tratando de levantarme, con sumo cuidado y maldiciendo en voz baja al ver la sangre en mi brazo.  

--Yo no fui, Allen, no esta vez. Mira bien, está lúcido y claramente intentó caminar por su cuenta. --decía "el señor Elric".  

El enfermero Allen, levantó su vista a mis ojos, los suyos eran grises, amables, tristes y contrastaban con una sonrisa ligera que parecía estar siempre en su rostro, su cabello es color plata y lo suficientemente largo para llevarlo atado... su uniforme blanco, su piel y cabello hacían un extraño juego del color blanco, casi parecía un ángel y hasta parecía sublime, solo una seña en particular lo hacía ver humano: una cicatriz en lado izquierdo de su rostro, desde la mitad de su frente hasta su pómulo, seguramente atravesaba su párpado.  

--Oye, no es bueno quedarte mirando fijamente a alguien. --dijeron a mi espalda.  

--Lo siento, señor Evans, --dijo el enfermero --es solo que me sorprende verlo, así de despierto. --sonrió.  

--¿Seguro que es un avance? No ha dicho nada ni cuando cayó. --decían otra vez desde mi punto ciego.  

--En realidad es bueno, su garganta está un poco lastimada y mejor voy por algo para que beba y para cambiar todo el equipo de venoclisis. --decía el enfermero Allen. --Ya vuelvo, señor Evans no intente levantarse nuevamente y trate de no mover su mano o podría lastimarse más.  

Con otra sonrisa el enfermero se fue. Tras un par de minutos alguien se colocó frente a mí. Era un chico de estatura baja, su pelo era rubio dorado y realmente largo, su piel trigueña resaltaba por lo blanco de su ropa, y sus ojos, eran dorados. Bastante inusual. Se notaban melancólicos, sabios, incluso con una chispa de travesura muy escondida. Sonrió ampliamente.  

--Ya estás más en el mundo de los vivos. Vivir apesta, lo sé, pero no pareces del tipo de persona que se deja vencer ante los problemas. Así que, ¡Bienvenido señor Evans! --dijo con solemnidad extendiendo sus brazos en la bienvenida.  

Lo miré fijamente, parecía algo excéntrico para lo que sus ojos reflejan.  

--Le quitas la diversión a mis líneas si no reaccionas para nada, entiendo lo de tu garganta lastimada así que, pasemos a otro tema, mi nombre es Edward Elric, Ed para los amigos y la placa de tu habitación dice "Harry Evans" así que ya nos conocemos, somos amigos y nos vamos a llevar muy bien.   

Era muy confiado también. Siguió hablando, usaba sus manos muy seguido, se sentó en el suelo frente a mí y luego se paraba de un salto con entusiasmo, ya se movía hacia la derecha ya se movía hacia la izquierda, vi una ventana más tras él, y otra y una más. No había notado que era una especia de salón donde me encontraba, era bastante amplio e iluminado aunque las ventanas enormes estaban cerradas.  

--Esta es la sala de descanso, muchos de los internos pasan la mayor parte del tiempo aquí, mucho más aquellos que no pueden moverse por sí mismos, como tú, aquí estuviste todos los días: Allen te traía a eso de las diez, revisaba el suero a las doce, te llevaba al jardín y te cambiaba de ropa luego de un baño de esponja, luego te volvía a traer a eso de las tres, revisaba tu suero a las cinco y te llevaba a tu habitación a las siete. Así fue tu horario estos días, hasta hoy, quizá te pongan en una silla de ruedas y te quiten el suero...  

--Aún no, primero hay que revisarlo. --dijo el enfermero Allen que llegaba con varias cosas en un carrito con pequeñas ruedas --Espero que el señor Elric no le abrume, señor Evans, suele ser intenso algunas veces.   

Elric se defendió, algunas veces gritaba y otras parecía dispuesto a irse, el enfermero solo le llevaba la corriente mientras cambiaba un vendaje y la aguja en mi brazo, el suero estaba a media capacidad, en mi otro brazo tomó mi presión, temperatura, algo que pinchó un dedo para una gota de sangre en una tira diminuta... con una linterna observó mis ojos, checó mis reflejos y mi respiración, anotaba cada resultado en un bloc y a veces decía algo que supuse eran palabras de aliento.  

Pasaron unos días con exámenes completos, resonancias y varias anotaciones en bloc de notas similar a la de Allen Walker, el enfermero asignado a cinco pacientes entre los que yo me encuentro junto con Elric. Se les avisó a mi familia de mi "progreso" en la recuperación total de mi salud, no contestaron el teléfono por lo que dejaron el mensaje con el asistente de papá. Completamente normal en mi familia. El Psiquiatra que me atendería es bastante serio, a penas y pude notar su disponibilidad de ayudar, sí le vi muy atento a mis exámenes... se nota que es alguien que disfruta de aportar descubrimientos en su área experta, el que despertara uno de sus pacientes del estado catatónico en el que ingresó seguro tiene algo de valor en la ciencia de la mente. Que aburrido.  

Edward Elric habla hasta por los codos cada que nos vemos, como me asignaron la silla de ruedas que él predijo suele llevarme a paseos por el jardín, por otras salas y un día nos perdimos en la biblioteca del lugar. Allen reprendió a Elric, la biblioteca es solo para el personal aunque evitó el tema cuando el rubio le cuestionó por la parte del fondo con tomos de manga con temática adulta yaoi, yuri, hentai y Allen colocó una bola de papel de su bloc en la boca de Elric con tal de callarlo, a cambio de su silencio nos llevó a la cocina y nos dió pudin. Allen seguía compitiendo con las manzanas, el pudin estaba delicioso y Elric tenía una sonrisa que mostraba sus próximas travesuras.  

Inicié con fisioterapias para recuperar el movimiento total de mi cuerpo, Elric se coló en algunas sesiones para jugar con las máquinas y una vez nos dejó encerrados en la piscina argumentando que deseaba nadar. Lo observé dar brazadas de un lugar a otro, di dos vueltas completas a la piscina caminando al rededor y en un momento de valentía la atravesé sin sostenerme de nada. Caí, braceé un poco y aunque el nivel del agua me llegaba a la cintura estando de pie repentinamente sentí que la superficie estaba lejos de mi alcance. El aire salió de mis pulmones y la desesperación empezó a apoderarse de mí... cerré los ojos con temor que mi última imagen sea el color naranja del techo distorsionado... alguien me sacó del agua, Ed me miraba con incredulidad mientras me arrastraba hasta la orilla más cercana. La puerta se abrió con gran estruendo y Allen entró furioso, al verme su rostro se llenó de preocupación y llegó a nuestro lado en solo un par de pasos.  

Pasé el resto del día en mi habitación mirando las paredes blancas y el techo azulado, no vi a Elric sino hasta el siguiente día en el comedor a la hora del desayuno: estaba encorvado en su plato de avena con plátano pinchando la fruta con el tenedor repetidas veces con una expresión casi ida. Cuando notó mi presencia se apresuró a terminar su desayuno y se fue dejándome ahí, apenas recibiendo mi porción a consumir, ya sin el suero y el molesto tripié tenía que consumir alimentos aunque cuando nadie miraba Ed solía robar algunos bocados de mi plato lo que llevó a Allen a llamarle la atención varias veces. Y ahora me está evitando. Huyó de mi cuando lo encontré en otros lugares, Allen me dijo que Ed necesitaba tiempo para pensar las cosas, dijo que se sentía mal porque por uno de sus descuidos pasé un mal rato, también dijo que era tiempo que Ed pensara que sus acciones tenían consecuencias y no solo para él sino para quien es parte de sus "planes".  

Allen me llevo con él a visitar a los otros pacientes que estaban bajo su cuidado: un chico de cabello azul claro, rostro inexpresivo y ojos del mismo color que su cabello, tenía una enfermedad que hacía sus huesos tan frágiles como el cristal, sus padres decidieron que estaría mejor en un lugar donde estaría protegido y vigilado, el chico no ha salido de su habitación por temor a lastimarse, yo creo que está deprimido más que otra cosa. Allen cambiaba la cama, llevaba al chico al baño para una ducha y le secaba el cabello, había dos libros en la mesita cerca de la cama, se veían bastante usados y de títulos complicados salí del lugar para ir a la biblioteca donde tomé tres libros de temas similares a los que tenía el chico azul.   

Allen ya no estaba así que solo dejé los libros con los otros en la mesita, el chico peliazul salió del baño y solo agité mi mano en son de despedida. No hubo palabras entre nosotros, él se quedó mirando los libros y yo salí en busca de Allen. Lo encontré en el comedor, arreglaba un carrito con comida y medicamento para su siguiente paciente, lo seguí hasta un ala retirada y bastante segura, las puertas no tenían ventana alguna y eran totalmente hechas de hierro, sin duda eran lugares de alta seguridad. Sentí curiosidad, ¿a quién se pretendía proteger, a los que estaban dentro o a los estábamos fuera?   Allen abrió la puerta más alejada de la entrada de toda el ala, entró como siempre anda por el lugar, tranquilo y sin prisa, entré algunos segundos después que él. Aquí no había ventanas, se sentía un poco frío y tétrico, aunque sí era espacioso y hasta tenía una máquina para preparar esspreso... era un hombre que estaba sentado en un sillón amplio en una de las esquinas, se notaba que era alto y muy apuesto, se le notaba analítico y algo peligroso. Allen le hablaba como si fuera una conversación entre los dos en voz alta pero el hombre jamás se movió, su vista la tenía en algún punto frente a él, entré un poco más y mientras Allen cambiaba la cama coloqué los platos sucios de lo que fue el desayuno en el carrito, la comida fue puesta en la mesita al lado de la cama; era una comida completa con postre y todo, me arrepentí de no haber comido antes de venir, el postre se veía delicioso.  

--Deja de babear mi comida y ve por la tuya. --dijeron a mi espalda.  

Alcé la mirada y el hombre que estaba en el otro lado del recinto estaba parado justo tras de mí, ¿en qué momento se movió? no escuché nada.  

--Por favor Reborn, no asustes a Harry, sus cuerdas vocales podrían dañarse. --advertía Allen.  

--No son solo sus cuerdas lo que está dañado, este paciente tuyo tiene una gran apatía, ni siquiera reaccionó al peligro de tenerme cerca. --volvió a decir el hombre para rodearme y sentarse en la cama con total elegancia --Me gustaría que me acompañara a comer.  

--Reborn... --iba a decir Allen algo, pero fue interrumpido.  

--Sabes que disfruto de las cosas hermosas, hace tiempo que no tengo compañía y sus ojos son realmente lindos. Te prometo que no le haré nada. --terminó.  

--Harry, ¿dónde quieres comer? --preguntaba Allen, siempre preguntaba mi opinión a pesar que no le respondía verbalmente, Allen es realmente amable.  

--Si te quedas te doy mi postre. --ofreció el hombre no tan peligroso.  

Miré a Allen y casi pude ver la resignación su postura.  

--Reborn, no puedes sobornar a las personas con postres. --decía Allen mientras del carrito sacaba otra porción de la comida --Esta es la porción de mi otro paciente Harry, quédate con Reborn y cuando termine de cambiar las cosas de Eren volveré por ti, ¿de acuerdo?   

Asentí a su explicación, se fue diciendo que disfrutáramos la comida y en ningún momento me asusté por quedar encerrado con este sujeto. No hubo más palabras, solo estaba el sonido de los cubiertos chocando con los platos, el vaso de jugo alzado de la mesita más seguido, al llegar al postre el hombre me cedió su porción y se levantó a la máquina de café y yo disfruté del flan sobre el pastel de chocolate esta combinación era deliciosa y hasta ahora mi postre favorito de este lugar.  

Una taza de humeante líquido negro al lado de la segunda porción del postre robó mi atención por un momento, el hombre ya bebía su café y yo lo tomé para disfrutar aún más del dulzor del flan. Allen regresó, en carrito colocamos los platos y tras una despedida del hombre elegante salimos de su sección. Creí que íbamos a mi habitación pero fuimos hasta el otro pasillo, en la puerta decía "No dejar abierto", era un chico alto pero se notaba estaba en su plena adolescencia, su pelo era corto y castaño, bastante delgado y sus ojos no dejaban de ver por la ventana con tanto anhelo que me coloqué a su lado y miré también lo que tenía toda su atención. Era una bonita vista, se podía ver parte del jardín, una reja y muchos árboles que se extendía por varios kilómetros, se podía ver colinas y montañas, el cielo despejado y algunas nubes que avanzaban hacia los lugares altos, era muy tranquilo.  

Volví mi vista al chico y le vi llorando. Allen no estaba en ningún lugar, pasé mi brazo sobre sus hombros, lo fui acercando a mí y cuando tuve la oportunidad lo abracé por completo. Lloraba intensamente, dolorosamente, mi camisa la sentí empaparse casi al instante... con el paso de los minutos él terminó fuera de su silla e hincado en el suelo con su cabeza en mi regazo, su llanto se volvió menos pesado pero no cesó, el chico siguió llorando, murmuraba cosas que no logré entender y eventualmente se quedó dormido; pasé mis dedos por su cabello, por su rostro en un intento de detener las lágrimas que solían escapar de sus ojos cerrados mientras, mientras, miraba hacia el paisaje de su ventana.    

No fue sino al atardecer, la hora de la cena que llegó Allen, nos vio y una mirada compasiva levantó al chico de donde estaba y lo acomodó en su cama, me indicó que saliera con él y sí, colocó una llave al salir de la  habitación como siguiendo la orden pintada en la puerta. Al alejarnos me preguntó dónde deseaba cenar, fui a mi habitación y entendió que tal vez no comería nada, regresó minutos después con algo ligero; té, pan tostado con crema de avellana, una gelatina y un poco de café con leche. Fue un día extraño a pesar que esta vez el rubio travieso no estuvo cerca.  

 

.

.

.  

 

Pasaron los días y Ed seguía evitándome, podía moverme más por mí mismo y la silla de ruedas la dejé en una esquina de mi habitación, también tuve una nueva rutina: por las mañanas visitaba al peliazul, Tetsuya y le cambiaba los libros que ya hubiese terminado, iba a fisioterapia, caminaba por el jardín fingiendo no ver a Ed cuando me lo encontraba aunque generalmente se la pasaba arriba de los árboles, regresaba a mi habitación por una ducha y luego iba a la sección de Reborn a comer con él, siempre en silencio que sabía a postre con café, los martes, jueves y sábado iba con mi psiquiatra quien trataba de hacerme hablar mientras respondía a sus encuestas escritas al salir iba con Eren y miraba con él por su ventana, lloraba de vez en cuando y terminaba dormido antes de la puesta de sol. No había preguntas. No había dudas o si las hubiera estaba dispuesto a ignorarlas ya que no puedo exigir algo que no estaba dispuesto a dar.   

Luego, un domingo de otoño, Allen me interceptó de camino al cuarto de Tetsuya, debía ir a un salón de visitas. Fuimos a mi habitación a ducharme y cambiarme, sacó un cepillo de quién sabe dónde y trató de peinar mi cabello mientras tarareaba una canción lenta y melancólica, sacó una bata azul cobalto de mi armario e hizo que la usara, lo miré con insistencia, me sonrió y dijo que debía estar presentable para las visitas si no para mostrar mejora sí para evitar que me miraran con pena. Acepté su explicación y lo seguí a otra ala del lugar que no había visitado.  

Eran mis padres. Ridículamente vestidos, seguro para evitar que sean reconocidos, me senté en un sofá realmente suave e ignoré casi todo lo que decían pues era lo mismo que siempre escuché: "orgullo de la familia", "éxito en la vida", "evitar escándalos", "trabajo duro y cosecha después", "porque no fuiste más como tal o cual", "apellido por los suelos", "excusa creíble de mi ausencia" y más cosas que preferí contar los relieves del sillón con mis dedos. Medio escuché que la luna de miel había terminado y que pronto regresarían, darían una fiesta y esperaban que yo ya estuviera recuperado para asistir y mostrar un frente fuerte de la familia. Dejé de respirar. Sentía el latir acelerado de mi corazón retumbar en mis oídos... todo se puso obscuro.  

 

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 Continuará...

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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