Ya había pasado casi un mes desde que Hyoga se distanció de Shun debido a los pensamientos intrusivos en su cabeza que le habían impedido hablar de nuevo con su novio, se sentía culpable por el posible horrible sentir del menor, necesitaba verlo de nuevo y aclarar las cosas, su presencia le haría bien lejos de perjudicarlo.
Shun se encontraba en el jardín de su casa sentado en una de las sillas de una mesa en el mismo, estaba mirando a la nada, pero por dentro solo había algo; o mejor dicho alguien, en su mente, tenía muchas ganas de ver a Hyoga. Despues de pensarlo mucho y armarse de valor decidió ir a buscarlo; poco le importaba volver a recibir un no por respuesta, está vez iría a ver al rubio y hablarían para aclarar las cosas de una vez por todas. Mientras se levantaba y se dirigía a la salida Ikki apareció frente a él deteniéndolo, hermano.. necesitas algo? -preguntó Shun al ver al mayor frente a él con mirada interesada- yo? Yo no necesito nada, aunque en realidad si hay alguien que necesita algo de ti -hizo una señal de que tenía visitas, y le indicaba a aquella visita que pasara, pues por lo visto necesitaban hablar, estando ambos juntos uno frente al otro Ikki salió de la escena en silencio-
Hyoga.. que haces aquí? -le preguntó el peliverde extrañado, pero a la vez feliz de verlo de nuevo después de casi un mes sin verse ni hablarse- Shun, de antemano te pido una gran disculpa por haberte tenido abandonado tanto tiempo, créeme que no lo quise hacer adrede, me hacías mucha falta -le dijo sosteniendo una de sus manos- de verás? -el ojiazul enternecido con aquellas dulces palabras le perdonó su ausencia- claro que sí Shun, eres mi hermoso conejito -corto la poca distancia que había entre ellos y lo abrazó, le hacía mucha falta sentirlo de nuevo tan cerca. Aquella sensación le sentaba muy bien, pero había algo raro: una sensación extraña, como si hubiera algo distinto.. más no se atrevía a decirselo, era el momento entre ambos y no quería arruinarlo por el comentario equivocado-
-cierto peliazul estaba sentado en el sillón de su departamento mirando el contenido de su copa de vino que tenía en la mano mientras recordaba ciertas anécdotas. Con tal de no verle la cara el rubio no volvió a tomar esas "clases privadas" con Camus, no lo miraba a los ojos durante las clases ni le daba el gusto de estar cerca suyo cuando el mayor quería sacar provecho aquellas contadas veces en las que lo veía antes de dejarlo de ver-
-durante ese casi mes en el que Hyoga no hablaba ni buscaba a Shun Camus le sacaba el máximo de provecho, cuando el ojiazul corría con la mala suerte de toparse el mayor en su camino, buscaba la manera más pacífica para aclararle que no lo quería cerca suyo. Para su mayor desgracia Camus no se rendía y lejos de; en efecto, alejarlo, solo conseguía confirmar que entre más difícil se pusiera con él, el peliazul más atraído se sentía hacía Hyoga.
-hubo una ocasión en la que Hyoga no tuvo salida respecto a deshacerse del peliazul, y fastidiado de sus insistentes pretextos para estar cerca suyo, al final el menor decidió seguirle el juego, creyó que si le daba el gusto aunque solo un poco creyó que se lo podría quitar de encima. Hastiado de que se lo topaba seguido termino accediendo a una cita con él. El rubio se sentía bastante incómodo, cuando estaba con Camus, o al menos durante ese tiempo, aquellas citas y salidas de paseo ya no le molestaban como siempre, de hecho comenzaba a sentirse cómodo y en confianza con el mayor tras comenzar a conocerlo mejor, y hasta se daba cuenta que tenían cosas en común. Lo que le llamo la atención y lo hacía compadecerse de Camus era el hecho de que tenía un pésimo novio, pues solía ser demandante y abusivo con él; le mostró la mordida en su cuello para probarlo, a veces aquel comentario lo dejó pensando en la situación de su profesor en quien lejos de pedirle ser su pareja empezaran a ser amigos, Hyoga desconocía que el mayor armaba una treta para ganarse su confianza e ir avanzando poco a poco respecto a la conquista del príncipe de aquel dulce conejo a quien sin pensarlo estaba dispuesto a arrancar de sus brazos-
-tras una larga conversación la joven pareja regresó a estar junta, pero lo curioso era que en ellos había algo poco común pero normal en toda pareja que experimentar en cualquier momento: las discusiones y diferencias, no eran muy comunes al principio pero si conforme avanzaban los meses, la parte buena era que con tal de llevar las cosas en paz Shun era el que desistía y le daba la razón al contrario, acto que lo consideraba dulce por parte de su novio el ceder y darle la razón a discutir con él. Camus solía presenciar sus diferencias a lo no tan lejos y le daba mucho gusto ver la situación pensando que podría sacarle provecho, pero lo malo era cuando el peliverde ponía ojos a medio morir ante el rubio haciéndolo olvidarse del problema tan fácilmente, Camus pensó que ya debía comenzar a tomar cartas en el asunto, o quizás perdería su oportunidad de manera definitiva-