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A mis espaldas por yaoiana

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Notas del capitulo:

Mil y mil gracias por leer y tomarse el tiempo de comentar.  Aquí un nuevo cap cargado de drama y emociones.  Esperamos que a todos  y todas les guste los giros que va tomando esta historia.

 

Sin más, a leer¡¡

 

Capítulo 8: Revelaciones

 

 

–       No es lo que parece Joey, ella y yo no estamos bien, de hecho… nos estamos divorciando– dijo mientras lo detenía.   Para el blondo,  saber eso lo había sorprendido y tranquilizado un poco.

 

–       Ya veo, aunque  no me debes explicaciones, es tu vida privada y no te las pedí, no te preocupes, yo sé bien quien es ella, no necesito más explicaciones que esa. Estoy algo cansado, así que subiremos a darnos una ducha y dormiremos. Descansa Seto.

 

Por alguna razón no supo qué decir, quería explicarle lo que sucedía porque deseaba que entendiera que iba en serio con él, pero también respetaba la decisión del ojimiel de no entrometerse. De cierto modo él es el que la había elegido erróneamente.

 

***

Finalmente llegó el día de la boda, Mokuba estaba más que nervioso, daba vueltas sin saber que hacer o si se veía bien para su boda. El llevaba un smoking gris oscuro con detalles negros, el cual consistía de 3 piezas, un chaleco corto, pantalón recto y un saco semi largo, combinado con una camisa y un moño negro a juego; Seto le había regalado unas elegantes mancuernas las cuales se puso con ayuda del blondo.

Por su parte, el empresario llevaba un traje estilo occidental a 3 piezas, chaleco, saco y pantalón de color azul marino con detalles negros, camisa blanca y corbata en color negro. En cuanto al blondo, este tenía un traje negro de corte Italiano, el cual, consistía también de 3 piezas, saco y pantalón negro, un chaleco gris con estampados en tonos grises claro y oscuros, acompañado de una camisa blanca y una corbata color plata.

 

Finalmente la pequeña Kaori, llevaba un vestido corte princesa asimétrico, largo de atrás y ligeramente corto de enfrente, con un cuello redondo y detalles florales del mismo color en el pecho, acompañado de unas pequeñas zapatillas plateadas y no podía faltar su bolso color plata a juego de los zapatos. En cuanto al peinado, lo tenía recogido en un chongo alto con algunos cabellos en cairel y algunos adornos plateados, además de unos diminutos aretes plateados que hacían juego con una pequeña pulsera.

 

Cuando el blondo vio a su pequeña se emocionó bastante pues era toda una damita hermosa y elegante.

 

–       Mírate mi dragoncita, eres toda una princesa– la pequeña no pudo evitar reírse mientras un ligero sonrojo aparecía en sus mejillas.

 

–       Muchas gracias Papi.

 

Ambos esperaron en la sala hasta que el castaño bajó acompañado del azabache, ambos lucían muy elegantes y varoniles. El blondo no pudo evitar sonrojarse al ver de ese modo al castaño, se veía muy maduro y guapo, además, de que al parecer había estado trabajando en su físico y se veía más fornido.

Mientras bajaba, el CEO observó a padre e hija.  La pequeña se veía como una hermosa princesa, una pequeña dama y en cuanto al blondo, casi lo dejó con la boca abierta; ese traje estilo italiano le quedaba perfecto, remarcando cada una de sus hermosas curvas, las cuales conocía perfectamente, el color negro hacia que su piel blanca resaltara aún más y su cabello lo llevaba peinado hacia atrás, dejando ver su fino rostro. Realmente de haber querido ese rubio habría podido ser modelo, menos mal no decidió hacerlo o estaría muy celoso de que todos pudieran admirar su belleza.

 

 

−       Estoy listo, podemos irnos

 

−       Tío Mokuba, señor Seto, se ven maravillosos –la pequeña les hizo un cumplido a los mayores – aunque no más que mi papi.

 

−       Muchas gracias Kaori, jamás podremos igualar a tu padre – bromeó Mokuba.

 

−       Es cierto, tu padre se ve muy bien cuando decide bañarse– remató Seto.

 

−       ¡Eres un idiota Seto! Yo siempre me baño y luzco bien.

 

Eso lo sabía perfectamente el castaño, pero le gustaba molestarlo y ver los pucheros de molestia que hacía. Todos subieron al lujoso auto el cual los llevó directo a la iglesia, dónde todos los preparativos estaban listos, nervioso Mokuba camino hasta el altar acompañado de su hermano para esperar a la novia. Los invitados ya estaban en sus sitios, el blondo esperó en la entrada por su hermana, después de todo, él debía ser quien la entregara.

 

Unos minutos después una camioneta blanca adornada de flores llegó, de esta bajó su hermana, la cual lucía un hermosos vestido blanco corte princesa, con un ligero escote que resaltaba su hermosa figura, el vestido tenía una larga cola redondeada y algunos detalles en color plata, llevando joyería a juego, además, de un peinado hermoso que remarcaba su cabello castaño acompañado del característico velo de novia. Finalmente con un maquillaje muy natural que resaltaba su belleza.

 

−       Hermana, te ves preciosa – Shizuka no pudo evitar esbozar una sonrisa al ver a su hermano mientras le daba un fuerte abrazo.

 

−       Y tú te ves muy guapo, no puedo creer que tenga casi un modelo por hermano.

 

−       Entonces debe ser la genética, ambos estamos despampanantes– rieron por un momento antes de volver a abrazarse. Tras un momento, Shizuka estaba muy nerviosa por lo que dio un profundo suspiro.

 

−       ¿Lista? no debes estar nerviosa, Mokuba es un gran hombre, estoy seguro que cuidará muy bien de ti.

 

−       Lo sé hermano lo amo, pero eso no me quita los nervios de caminar frente a tantas personas con miedo de caer a cada paso que doy.

 

−       Tranquila yo te ayudaré a no caer y si caes caeremos juntos y con gracia.

 

Ese comentario la relajó bastante, animándola a entrar. Finalmente la puerta se abrió y la marcha nupcial comenzó a escucharse por toda la iglesia. Todos se giraron a la puerta a ver la gran entrada de la novia, la cual, iba agarrada del brazo de su hermano; ambos dando pasos lentos y firmes hacia el altar, donde Mokuba esperaba con una enorme sonrisa llena de cariño y emoción.

Inevitablemente Seto miró al blondo imaginando cómo hubiera sido si se hubiese casado con él, verlo llegar al altar luciendo tan guapo, sin darse cuenta lo miraba con una boba sonrisa de la cual se percató el blondo sonrojándose.

 

Al llegar al altar, entregó a Shizuka.  Mokuba tomó delicadamente su mano y se acomodaron frente al padre, mientras que Seto y Joey se acomodaron a los costados de los novios mirando de cerca la ceremonia. La ceremonia finalizó con el característico “los declaro marido y mujer, puede besar a la novia” y un beso que pactaba aquella unión.

Seguido de la ceremonia, se celebró una gran fiesta en un lujoso salón, el cual tenía un hermoso jardín alumbrado con luces muy románticas.  Estaba adornado cuidadosamente con flores y globos, a juego de la celebración, los invitados comenzaron a entrar y el festejo inició.

 

Inevitablemente Seto, Joey y Kaori se sentaron en la misma mesa de los novios por ser familia cercana, sin embargo, los recién casados estaban muy ocupados saludando y recibiendo a sus invitados.  La mesa prácticamente, estaba solo para ellos, ya que Kaori se había ido al área infantil donde se encontraba jugando alegremente con otros niños. Gran parte de la fiesta estuvieron sentados en la mesa en un ambiente algo incómodo por no saber que decir.

 

−       Finalmente somos familia –espetó el castaño después de un rato para romper el hielo.

 

−       Si, supongo que si.

 

−       Te ves hermoso, no te lo dije esta tarde pero realmente creo que te ves bien.

 

−       Muchas… gracias, tú también te ves muy bien–  dijo sonrojado.

 

−       ¿Te parece bien que bailemos un poco? – el castaño se había puesto de pie y le extendió la mano esperando que el rubio la aceptara.

 

−       No, ¿qué haces? Todos nos ven, creerán que es raro que dos hombres bailen juntos.

 

−       Lo sé, pero no me importa, quiero bailar contigo – realmente no esperaba esa respuesta por parte del ojiazul, así que sin pensarlo mucho, tomó su mano y se dejó llevar a la pista de baile. La canción que sonaba en ese momento era Unchained Melody-Righteous Brothers, una canción que describía bastante bien lo que pasaba entre ellos.

 

Ambos se miraron a los ojos mientras se tomaban de la mano. Seto rodeó su cintura y Joey tomó su hombro, comenzando una lenta danza al compás de la música. En ese momento sentían que solo existían los dos, la canción los hizo entrar en una especie de trance, donde solo podían dejar que afloraran sus sentimientos. Antes de que la canción terminará inevitablemente se acercaron y se besaron lenta y tiernamente.

 

Todos a su alrededor los miraron con asombro e inevitablemente la prensa no dudó en fotografiar el momento. Cuando ambos se separaron notaron el bullicio a su alrededor, ambos recordaron donde estaban y que debían evitar escándalos, pero era demasiado tarde algunos se acercaron a hacerles preguntas. Joey se comenzó a sentir exaltado y nervioso, momento después comenzó a sentirse mareado empezando a hiperventilar.

 

−       ¿Dónde está Kaori? – miró a Seto nervioso, esperando este le diera la respuesta

 

−       Joey no te ves bien, vamos te llevare a un lugar menos concurrido.

 

−       Mi hija, quiero a mi pequeña.

 

−       Ve con Seto, yo la busco y la llevó en un momento – expresó Mokuba quien había visto toda la escena, de alguna manera, le alegraba que ambos aún se amaran, aunque quizás no había sido el mejor momento para demostrarlo.

 

El rubio fue llevado a una estancia alejada del bullicio que se encontraba en el lujoso salón. Joey aún se veía algo alterado y se tocaba la cabeza en señal de dolor.

 

−       ¿Qué te sucede, qué sientes?– preguntó sumamente preocupado el ojiazul.

 

−       Esto siempre me pasa, es normal, solo dame mi medicina y estaré bien.

 

−       Lo mejor es que busque a un médico que te revise.

 

Por suerte en el salón había una enfermería, esto por cualquier eventualidad, por lo que el castaño no dudó en ir a buscar al médico.  Revisaron al rubio y  tras darle la medicina, su estado mejoró.

 

−       ¿Qué tiene doctor?

 

−       Sinceramente puede ser todo o nada, sus síntomas son muy genéricos, por ahora él está estable, lo mejor es que descanse, lo que recomiendo es que se le hagan estudios para descartar algo grave.

 

En ese momento llegó Mokuba con la pequeña dragona, la cual corrió a abrazar a su padre.

 

−       Papi ¿Qué te sucede, dime que estás bien…

 

−       Si mi pequeña, estoy bien, solo fue un mareo, pero el medico ya me reviso y estoy bien, ¿Verdad doctor? – el rubio miró al médico buscando que calmara a la menor.

 

−       Sí pequeña tu papi solo necesita descansar – eso tranquilizó bastante a la pequeña rubia.

 

−       Bueno me retiro, con su permiso – ell médico salió del lugar.

 

−       Hermano ¿puedes llevar a Kaori a descansar en otra de las habitaciones? – pronunció  el azabache, pues quería estar a solas con el rubio para hablar con él. El castaño estaba por objetar pero la pequeña lo tomó de la mano.

 

−       Vamos señor Seto, mi papi debe descansar– sin poder hacer nada la siguió. Una vez solos el azabache miró molesto a Joey, esperando una explicación a todo .

 

−       ¿Y bien, me dirás que te pasa? Mi hermano me mencionó que estabas enfermo y que tomabas muchas medicinas.

 

−       Sí, bueno… tú sabes que hace 6 años me sometí a un tratamiento para poder tener un hijo.

 

−       Sí, lo sé y me alegra sigas con vida, hiciste una locura, ¿Sabes cuantos de los que se sometieron a ese tratamiento sobrevivieron? Es una suerte que estés aquí y que Kaori esté sana.

 

−       Eso ya lo sé, no debes recordarme eso. Bueno resumiendo, a raíz del embarazo quedé con un deterioro de salud, a ciencia cierta, no saben qué es lo que me lo ocasionó, pues al ser un tratamiento experimental pudo dañar algo en mí.  Para saberlo necesito someterme a una serie de estudios muy costosos y cansados, pero por ahora los médicos me dijeron que debo tomar medicinas de forma permanente para disminuir los síntomas.

 

−       Sabía que habías cometido una locura, ¿Sabes que si algo te pasa eso pondría muy mal a Kaori?

 

−       Lo sé, por eso trato de seguir el tratamiento al pie de la letra.

 

−       ¿Cuáles son los síntomas?

 

−       Al inicio eran un poco más fuertes, constantes vómitos, mareos intensos, dolores de cabeza, en ocasiones un fuerte dolor en el pecho y un fuerte dolor donde se me implantó el útero artificial. Intentaron extirparlo pero se determinó que de hacerlo podía morir –eso hizo palidecer al azabache.

 

−       Lo tomas muy a la ligera, estas grave y lo tomas como si no te pasara nada, ¿Cuándo planeas decirle a Seto la verdad?

 

−       No lo sé, ahora no puedo.

 

−       ¿Y por qué no puedes? ¿Qué te lo impide?

 

−       Él es un hombre casado, entre él y yo… ya no hay nada.

 

−       ¿En serio me dices eso después de la escena de hace un momento?– el ojimiel inevitablemente se sonrojó.

 

−       Eso no importa, él aún está casado, si se lo digo no sé qué podría suceder.

 

−       Sabes que aún se aman, finalmente él aceptó sus sentimientos, además, está en proceso de divorcio, como bien sabes él no ama a Mikoto, solo fue conveniencia, pero después de descubrir que ella evitaba darle hijos mediante métodos anticonceptivos, su divorcio es inevitable.

 

−       No puedo hacerlo…

 

−       Bien o se lo dices tú o se lo digo yo, debes someterte a los estudios por muy caros que sean, tarde o temprano él lo sabrá y es mejor que lo sepa por ti. No puedes negarle su derecho como padre, has visto lo mucho que quiere a Kaori y ella a él. La sangre llama. Además si algo te pasa… no quiero pensar en lo peor pero… si algo pasa lo mejor es que esté con su padre, sabes que yo siempre cuidaré de ella, pero es mejor tener a un padre que sentirse una huérfana más en el mundo, cuando no lo es.

 

−       ¿Estás insinuando que moriré?

 

−       No, simplemente que no sabemos todas las consecuencias que ese tratamiento pueda causar y debemos prepararnos para lo peor.

 

Luego de reponerse, Joey quiso estar solo. Esa soledad  le hizo recordar sus tiempos de adolescente.  Cuando jugaba con Mokuba o hacía el amor con el castaño.  La vida era como un soplo de viento, rápido y cortó y no quería malgastar ningún minuto más.

Estaba tan absorto que no sintió la puerta ser abierta.

 

 

–       Cachorro…

 

–       ¡Carajo Kaiba! – asustado– casi me matas del susto.

 

−       ¿Dónde habré escuchado esto?–- dijo el castaño mientras lo arrinconaba contra la pared– oh si, ya lo recuerdo–  mencionó mientras le susurraba al oído– fue la vez que todo lo nuestro empezó, cuando llegaste en mal estado a la escuela.

 

−       También… lo recuerdo– dijo mientras cerraba los ojos al sentir el vaho del mayor en su oreja– cuando todo entre nosotros inició.

 

−       Si, y que aún continúa – expresó Kaiba para luego robarle cortos besos al rubio– no puedo dejarte salir del salón.

 

−       ¿Por qué no?

 

−       Porque seremos comida viva de los medios.

 

−       Esto no debió pasar… – dijo el blondo abrumado.

 

−       Tienes razón, no debió pasar ahora… esto debió haber pasado hace tiempo. Todos debieron saber que eres mío y yo tuyo.

 

−       No creo que… me quieras luego de lo que tengo que confesarte.

 

−       ¿Qué cachorro? – indagó con curiosidad.

 

−       Yo… bueno, Kaori…

 

−       ¿Yo qué, papi?– mencionó la niña entrando a la instancia.

 

Ambos sonrieron apenados ante el descubrimiento de su melosidad.  Kaiba le acarició la cabeza a la menor y sonrió levemente. 

 

–       ¿Quieres volver a la celebración?

 

–       No, estoy aburrida y cansada, quiero quedarme con papi.

 

–       Yo aún debo atender algunas cosas y estar para Mokuba, quédense aquí. Les mandaré a pedir películas, comida y un disco de monstruos, juega con tu padre pero no lo dejes salir. ¡Cuídalo!

 

–       Si, si si, lo haré – dijo emocionada la niña ante la mención del juego.

 

−       ¿Sabes que estás poniendo a una niña de 5 años a cuidarme? – fingió estar ofendido el rubio.

 

−       Esta niña de 5 años es más confiable que tú– dijo sonriendo para luego salir del cuarto.

 

−       Oye papi…. – interceptó la niña a Joey.

 

−       ¿ Si, hija?

 

−       ¿Te gusta el señor Seto?

 

−       ¿Por… por qué dices eso? – nervioso.

 

−       Pues… ¿por qué se besaron? –mencionó la niña con obviedad.

 

−       Creo que si… ¿te molesta? – tanteó el terreno el rubio, pues si su hija no estaba de acuerdo, tendría que pensar en cómo abordar todo.

 

−       No, el señor Kaiba me agrada y me alegra que tú estés feliz papi– abrazándolo.

 

−       Gracias hija, por ser tan comprensiva – devolviendo el abrazo. 

 

La boda terminó y despidieron a la pareja con mucho entusiasmo. Ambos irían de luna  miel a las Islas Bahamas. Tanto Mokuba como Shizuka prometieron traer presentes para todos.  Por orden de Seto, se amplió más la seguridad alrededor de la mansión. Él sabía que la prensa estaba acechando para comérselo vivo.

Por eso, luego de la boda, prefería que Joey y Kaori estuviesen con él en la mansión, velando porque nada les faltara a los dos.

 

−       Kaori…

 

−       ¿Si, Seto?  –recordó la niña que el mayor no gustaba que le dijera señor.

 

−       ¿Puedes darme la opinión de algo? 

 

La niña miró al rubio y este asintió con la cabeza.  El castaño le pidió a ambos que lo acompañaran a su escritorio y allí les mostró el simulador para el “ Juego de Monstruos Jr”.  Kaori experimentó el juego de primera mano, estaban todos los personajes originales de Duelo de Monstruos pero en una versión chibi y con poderes no violentos.  La niña disfrutó al máximo ver cómo los personajes se desvanecían en burbujas cuando eran derrotados y también, los poderes y habilidades de estos, por ejemplo, el rayo minimizador del Mago Oscuro.

 

–       ¿ Y bien?, ¿ te gusta?– preguntó interesado el castaño

 

–       Es… ¡sorprendente! - dijo con exaltación la niña- los poderes, los personajes, todo me gustó mucho – saltó feliz mientras abrazaba al castaño por la cintura – ya quiero competir y ser la mejor duelista de “Juego de Monstruos Jr”

 

–       Si es un éxito, también haré un torneo del juego, para que puedas participar - mencionó sonriéndole a la pequeña.

 

–       ¿Me dejarás participar papi?, di que sí… – hacía ojitos la niña.

 

–       Hija, hay que esperar, aún Kaiba no hace el torneo y ya quieres… - suspirando.

 

−       Sé que será un éxito, ambos lo hicieron – concluyó la pequeña.

 

Ambos hombres se miraron  fijamente. “También te hicimos hija, por eso eres perfecta” pensó el rubio con algo de nostalgia.  Le acarició los cabellos a su hija y le sonrió.

 

−       Sigue jugando hija y ve al cuarto, yo tengo que hablar con Seto.

 

−       Está bien papi, ¿ puedo seguir jugando, Seto?

 

−       Por supuesto, llévate el juego y dime si ves algún inconveniente antes del lanzamiento, te asigno esa tarea.

 

−       Lo miraré con minucia – dijo la niña mientras salía contenta de la estancia.

 

 

 Kaiba supo que era algo importante si Joey sacó a la menor.  Su estómago brincaba de la ansiedad ante lo que el rubio tenía que decirle.  Como cuando se espera una noticia muy importante.

 

−       ¿Qué pasa cachorro?

 

−       Kaiba… esto que te voy a decir es muy importante.  Creo que no lo puedo dejar pasar por más tiempo, porque temo que sea peor.

 

−       ¿De qué hablas, cachorro? - preocupado.

 

−       No quiero que me interrumpas hasta que lo escuches.  Solo quiero que seas comprensivo y llevemos todo por buenos términos, por Kaori… ella no debe sufrir por nuestros actos.

 

−       Yo… no sé qué decir, la verdad no entiendo nada.

 

−       Siéntate, por favor.

 

Kaiba se sentó con una angustia que le empezaba a carcomer.  Ver a Joey parado y caminando como si estuviera acorralado, tampoco le tranquilizaba. Observaba que para el menor era complejo abordar el tema, por eso estaba esperando con paciencia.

 

−       ¿Recuerdas cuando te dejé la nota que volvería? - indagó con el empresario.

 

−       Si… no volviste como en un mes – dijo con recelo.

 

−       No fue porque hubiese querido, era porque no podía volver –puntualizó.

 

−       No comprendo, ¿por qué no podías?

 

−       Cuando me dijiste que lo nuestro era pasajero, que querías buscar hijos con otra persona… esa vez me sentí morir porque sabía que jamás haría parte importante de tu vida.

 

−       Joey yo… - intentó excusarse, pero la mano levantada del otro lo interrumpió.

 

−       Por favor, déjame terminar, no es fácil para mi recordar esto –expresó ante el asentimiento del mayor–estaba muy abatido y no sabía qué hacer.  En la universidad, por coincidencia, estaban haciendo un experimento piloto de embarazos masculinos… pensé que podía ser una buena alternativa para eliminar esa barrera que no me dejaba estar a tu lado… la descendencia. 

 

−       Cachorro… no me digas que tú…

 

−       Sí, me sometí al procedimiento. Al principio todo inició bien, pero luego tuve complicaciones muy fuertes en mi salud.  La implantación del útero artificial, el desarrollo del cigoto y su nutrición fueron variantes muy complejas de abordar.  Casi pierdo la vida en ese mes de tratamientos.

Cuando el proceso fue medianamente estable, regresé a contártelo pero ya estabas en tu fiesta de compromiso - hizo una mueca de tristeza.

 

Kaiba no podía con la sorpresa de aquella noticia y el dolor que se arremolinaba en su corazón.  Mientras él pensaba en su futuro, en su vida… Joey jamás dejó de pensar en él, incluso, sacrificando todo por estar a su lado.

 

–       Opté por irme, pero no sabía qué hacer, había perdido el rumbo de mi vida, esperaba un bebé y estaba muy enfermo. El doctor del proyecto me ayudó a salir del país, por eso ahora tengo otro nombre, así sería más difícil que me rastrearán.  Hizo contacto con otro médico en Italia para seguir mi proceso y bueno, el mundo parece ser muy pequeño, era mi tío paterno.   Él fue quien me ayudó con todo el proceso del embarazo que fue realmente complicado, pensé muchas veces en que moriría o moriría mi hija.

 

El rubio observó a Kaiba, este estaba estoico pero lo veía sumamente abatido, triste y acongojado.  Esperaba que el mayor hubiese madurado en este tiempo, porque sino, esto que le estaba confesando lo pondría muy mal.

 

−       Si bien el embarazo fue riesgoso, no te alcanzas a imaginar el nacimiento de Kaori - comentó mientras se alzaba la camisa y le mostraba la cicatriz en su vientre– mi tío hizo todo por garantizarnos la vida, le debo todo.  Fue quien nos dio asilo, nos cuidó y alimentó hasta que estuve medianamente bien para trabajar y ayudarle. 

 

–       Kaori… ¿es mi hija? – fue un susurro aquella pregunta.

 

–       Si, de ambos - respondió Joey, esperando que Kaiba entendiera que genéticamente, Kaori era hija de ambos.

 

–       ¿ Por qué ahora? - mencionó abatido.

 

–       Si te soy sincero Kaiba, nunca pensé en decírtelo - expresó y vio dolor en aquellos ojos azules– muchas veces me dije que estaba haciendo mal y que te estaba negando el derecho, pero luego recordé tus tratos, tus desplantes y pensé: ¿ voy a someter a mi hija a este dolor?, ¿ si así me trata, cómo tratará a Kaori?,  por eso nunca fue una opción buscarte. Pero bueno… al parecer la vida quería que de una u otra forma pasara –sonrió con amargura.

 

–       Kaori… ¿ lo sabe?


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