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Mafia por nofynoky

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Se despertó de golpe y asustado, con la respiración agitada y la ropa empapada en sudor. ¿Dónde estaba? ¿Había sido una pesadilla?

Se tomó la cabeza con ambas manos intentando recordar qué había sido de su vida, cómo había llegado ahí. Se sorprendió de estar vivo, inmediatamente se llevó una mano al corazón, le ardió como si tuviera una quemadura reciente. No era exactamente eso, era un tatuaje intrincado. 

- Así que es verdad - sus pupilas se achicaron hasta casi no distinguirse - Le he vendido mi alma al diablo - Suspiró.

- Así es, ahora eres el juguete nuevo de mi hermano pequeño.

- ¡Mierda! - su corazón le dio un vuelco, no tenía idea que había alguien más en la habitación, mucho menos el temible guardián del jefe.

- Tranquilo, tengo prohibido dañar la mercancía. 

Le dedicó una sonrisa y un guiño juguetón que podría haber llegado a calificar de coqueto, su confusión era atómica, estaba todo tan fuera de lugar. Hasta ayer su vida era normal.

Naruto no pudo evitar rodar los ojos, volvió a echarse sobre la cama con tanta fuerza que rebotó e hizo chirriar los resortes del colchón. Miró el techo con los ojos perdidos, se sentía tan surreal ¿qué sería de él ahora? tragó saliva visiblemente y su garganta le ardió, se tocó el cuello y ahí encontró un collar duro y ajustado.

- No intentes quitártelo, te acostumbrarás. 

- ¿Acaso tu hermano cree que soy un perro?

Una ligera risa se le escapó, algo tenía de gracia, efectivamente el joven sería su nueva mascota.

 

- Eres tú el que ofreció pagar con su cuerpo y su alma ¿recuerdas? 

- No tuve más opción, pretendo cumplir mi palabra, pero jamás dije que estaría feliz en el intertanto. 

- Es cierto, no estaba en el contrato, aunque sospecho que no le agradará mucho a Sasuke tenerte cerca con esa carota de dos metros.

Naruto se incorporó nuevamente, escutrineó al hombre con mucha más atención, ahora que no estaba tan preocupado por su vida podía fijarse en otros detalles más allá de su afilada espada. 

- ¿Y la espada qué? ¿eres aficionado a la era de los samurái? 

- Eres bastante grosero para ser un esclavo, pero no, no soy aficionado en ningún sentido de la palabra.

De una u otra manera su presencia sola ya le parecía bastante alarmante, era claro que era mucho más que un aficionado de la violencia. Algo de sus pensamientos debe haberse reflejado en su rostro porque Itachi se echó a reír.

- Comienzo a creer que Sasuke hizo bien en conservarte, hacía falta algo refrescante en esta lúgubre mansión.

 

Naruto no le respondió, debía aprender a morderse la lengua si quería sobrevivir, había pagado un alto precio por salvar al zorro, así que no quedaba más remedio que vivir para asegurarse de que la mafia cumpliría su parte. 

Carraspeó y volvió a sentir el peso del collar que parecía hacerse cada vez más ajustado, intentó expandirlo un poco con su dedo índice y anular.

- No intentes sacártelo, te dará un shock que te dejará noqueado y ya has dormido suficiente. 

Se detuvo en seco asustado de siquiera tocarlo retiró sus dedos suavemente. La rabia y frustración lo invadió, ahora era un esclavo que jamás podría revelarse ante su dueño. No a menos que quisiera recibir grandes descargas eléctricas que de todas formas le impedirían continuar cualquier acción. Era evidente que de eso se trataba, una marca distintiva y un bozal.

- ¿Cuánto he estado inconsciente?

- Con este ya será el tercer día. El baño está ahí - señaló con el mentón hacia la puerta a su derecha - Date una ducha, hay ropa de tu talla en el closet, vístete y baja al salón principal.

Naruto asintió.

 

- Por cierto - volvió a hablarle justo antes de salir - No intentes huir, será imposible y recibirás un castigo ejemplar. 

Con eso, el imponente hombre se marchó sin mirar atrás para asegurarse de que lo hubiera entendido.

Naruto suspiró largamente, no había notado lo tenso que estaba hasta que estuvo solo. 

Miró curioso a su alrededor, era una habitación lujosa pero sencilla, no tenía demasiado, pero tampoco le faltaría nada. 

- ¿Será esta mi habitación? No me molestaría que lo fuera - Agradecido con la pequeña privacidad y comodidad que le habían proporcionado, se dirigió a la ducha, ansioso de tomar una ducha de agua fría. Se sentía pegajoso y algo entumecido, nunca había dormido tanto tiempo y su cabeza le dolía con cada movimiento brusco.

Una vez listo, se plantó frente a la puerta que daba al exterior de aquella desconocida habitación de techo alto, estaba nervioso. Ya pusiera un pie fuera todo sería una incertidumbre peligrosa y muy probablemente desagradable. Esperaba abrir la puerta y encontrar un horrendo lugar oscuro y agobiante, en vez de eso sólo se trataba de un amplio pasillo silencioso. No había nadie custodiando su puerta.

- Supongo que están muy confiados de su seguridad.

Miró a ambos lados y visualizó la escalera, era enorme y preciosa, se asomó con curiosidad, se sorprendió aún más. Era una mezcla arquitectónica entre antigüedad y modernidad difícil de describir. La escalera llevaba hacia un patio interior que incluso tenía una fuente hecha de piedra, un cerezo, entre otras plantas cuidadosamente podadas. 

Bajó con lentitud, temeroso de hacer cualquier sonido que llamara la atención de alguien, la escalera se transformaba en un corredor de piedra que atravesaba el jardín hasta el pasillo de madera que rodeaba el rectángulo. Todo estaba impecablemente mantenido, notó que el suelo del jardín estaba cubierto de un musgo que parecía suave y esponjoso, miró a su alrededor revisando que no hubiera moros en la costa y procedió a quitarse los zapatos. Colocó los pies sobre el húmedo colchón verde y cerró los ojos, no pudo evitar sonreír de placer, se sentía tan refrescante y denso que casi parecía rebotar sobre él.

- ¿Qué crees que estás haciendo?

La voz lo atravesó como si le hubieran gritado de sorpresa, se sobresaltó tanto que casi pierde el equilibrio al voltearse, su corazón había sufrido un pequeño infarto con el susto. 

- Lo... lo siento, yo, estaba, es que - El chico enarcó una ceja, lo miró de arriba a bajo como si lo analizara con prejuicio, posó su mirada excesivamente en sus pies descalzos, Naruto sintió una vergüenza que se le subió a las mejillas. Se apresuró a colocarse nuevamente el calzado y se incó ante el otro.

- Lo siento amo, me distraje con la majestuosidad de su hogar.

Sasuke cambió el peso de pie, algo en todo aquello lo estaba incomodando realmente mucho.

- Ya levántate, no es necesario que me llames "amo" - hizo una pausa - aunque lo sea.

Naruto asintió sin quitarle la mirada y se levantó sacudiéndose el pantalón. Sasuke le devolvía la mirada sin expresión alguna, poco sabía Naruto lo intrigado que se encontraba con la profundidad del azul en sus ojos brillantes. 

- Sígueme. 

Fue todo lo que le dijo y se dio la media vuelta, el rubio se apresuró a seguirle el paso. 

- Tendrás tu propia habitación, serás mi esclavo, pero a pesar de mi mala fama, no soy del todo cruel - Naruto repitió las palabras en su mente "del todo cruel".

Ante el silencio, Sasuke continuó.

La cocina está en este lado, hay un chef y personal que se encarga de las comidas, el aseo y la administración de la casa. Si bien ahora está tranquilo, siempre habrá gente de la familia Uchiha o invitados. Tenemos una agenda ocupada.

Naruto estaba intrigado, la cocina era enorme y moderna, el olor exquisito que llenó sus fosas nasales hizo que su estómago crugiera estruendosamente. Se llevó la mano al vientre y con un tímido lo siento agachó la mirada. Sasuke le pareció un gesto gracioso, había una ternura intrínseca en este chico. Rápidamente recordó que no había comido en tres días y quizás incluso antes de conocerse, observó la delgadez de su estructura y chasqueó la lengua.

- Jugo, ¿tienes algo para darle de desayuno? 

- En seguida -  el hombre era corpulento y alto, llevaba un mandil blanco así como un traje de manga larga prefectamente planchado e impecable. No tardó en servir un desayuno increíble que incluía huevos a la copa, jugo natural y sándwiches de ave. Nunca en su vida había tenido un mejor desayuno, sin pensarlo se abalanzó a comer. Sasuke lo observaba en silencio, cuando hubo terminado en tiempo récord, se dio cuenta de que todos lo miraban de reojo, se limpió con una servilleta y masculló un "gracias".

- Vamos. 

Nadie dijo nada, pero todos estaban soprendidos de lo amable que estaba siendo el jefe con el chico nuevo. 

Karin se acercó disimuladamente a Jugo y mientras le sacaba una cucharada de la crema de zapallo que estaba preparando le susurró apenas los otros doshubieron cruzado la puerta.

- Sasuke parece estar entusiasmado con su nueva adquisición.

- Me sorprende igual que a ti, pero no lo uses de excusa para robar comida - le dirigió una mirada acusadora, a lo que ella sólo se encogió de hombros.

- No pensé que diría esto después de tanto tiempo compartiendo con gente como los Uchiha, pero - Se ajustó los lentes que le daban una apariencia de secretaria sexy - Ese nuevo chico es una lindura.

Jugo se rio sacudiendo la cabeza.

- Debo admitir que tiene una apariencia exótica, no pude quitarle la vista de esos ojos ¿Cómo pueden ser tan azules?

- ¡Ni siquiera parecen reales! - respondió ella con demasiado entusiasmo.

Se cruzó de hombros al darse cuenta que lo había dicho muy fuerte y todos se habían volteado a verla. Esperaba que ningún familiar de la casa la hubiera oído por casualidad. Al menos las paredes de la mansión eran amplias. 

A propósito de paredes, Karin se transportó fuera de este mundo, recordó aquél sector de la mansión que parece estar ambientado en el antiguo japón, donde las paredes ¿qué paredes? sólo se dividían los espacios con correderas de papel. No cualquier papel, por supuesto, sino uno grueso  y pintado a mano. No sólo eran obras maestras que retrataban ciertas escenas en la historia familiar. ¡Parecían pergaminos gigantes con mensajes ocultos! 

Sí muy interesante y todo, pero lo interesante de aquél recuerdo, bueno, lo de las paredes no era el punto precisamente. Era una emergencia, una situación que no podía esperar, siempre es difícil ser el mensajero de las malas noticias. Karin estaba aterrada, pero le hizo frente a la situación. Tuvo que romper las reglas y entrar a ese lugar sagrado, lo importante es que iba tan rápido que no se pudo hacer escuchar a tiempo.

Por su lado, Sasuke estaba tan concentrado en algo que bajó la guardia y no la sintió llegar, sino hasta que estaba prácticamente encima. Eso lo irritó, consigo mismo por haber sido tan débil, siempre alerta, es como debería ser. Y había fallado, cosa rara en él. 

Karin recordó el momento en cámara lenta y con lujo de detalle. Mientras daba sus últimos pasos, tan rápidos y urgidos que no se pudo detener, observó que las paredes más interiores eran cada vez más delgadas, hasta el punto de ser translúcidas y a través de ese velo de transparencia alcanzó a distinguir la perfecta silueta desnuda de Sasuke. Quedó anonadada, aquél cuerpo perfectamente esculpido, al fin ante sus ojos. Y era mucho más de lo que ella misma podría haber imaginado. Tan perpleja que miró a Sasuke con ojos de plato, boca abierta y posteriormente, tartamuda.

¡Dios Santo Karin! ¡Despierta, no estás en posición de hacer el tonto! Se gritó mentalmente, imaginando que su otra yo le daba bofetadas de lado a lado para hacerla espabilar. 

Mal por Karin, no estaba realmente desnudo, sólo en ropa interior. Pero aún así, esos abdominales enmarcados por oblícuos estaban hechos por una revista que sabe usar photoshop.

Hizo un esfuerzo sobrehumano por mantener la mirada arriba, era absolutamente evidente que estaba avergonzada, la delataban sus mejillas y sus pupilas excesivamente clavadas en los ojos de Sasuke, incluso llegó a dudar de si estaba vizca o qué.

- Sasuke, es de vida o muerte, no pude esperar.

- Dilo rápido Karin - Sasuke no era de perder el tiempo en nimidades como esa, él prefería la eficiencia antes que reglas tradicionalistas. Las había mantenido sólo porque le gustaba la privacidad. Que Karin hubiera entrado no le suponía un gran problema, no sólo porque era de su exclusiva confianza, sino porque los secretos de la familia se encontraban a salvo de sus ojos. Sólo un Uchiha sabe leer el dialecto familiar. Nuevamente pensando en las paredes y puertas. 

- Es el zorro. - Sasuke se estaba empezando a impacientar.

- ¿Qué con el zorro? 

- Se les ha escapado.

Sasuke la miró un segundo totalmente incrédulo, hasta que cortó el aire con un afilado "¿QUÉ?".

Karin suspiró, el recuerdo de la escena, llevó a obvios desenlaces. Jugo la miró y de sólo ver su cara de estúpida y sus mejillas color carmesí a juego con su pelo y ojos, supo que la había perdido ante algún pensamiento, seguramente, pervertido. La conocía bien. Y como si de un mago que lee la mente se tratara, sabía que era de una escena libidinosa con Sasuke. 

- Rezo porque no te pongas así también con el niño nuevo - Le dijo Yugo mientras sacaba un bulto de masa de la nevera, que seguramente se transformaría en algo maravilloso después de pasar por el horno.

No imaginó que Karin pudiera ponerse más roja incluso. Con una cara de indignación contenida, giró sobre sus talones y se fue dando zancos. No estaba realmente enojada, no perdió la chance antes de salir de llevarse un par de galletas que estaban sobre el otro mesón. 

Naruto siguió tras Sasuke mientras él le hablaba, sólo podía ver su espalda bien contorneada y su cabellera negra azabache. Con un particular peinado que le recordaba a una estrella de rock. Sólo él podría usar un estilo así y parecer tan elegante y solemne al mismo tiempo. 

El día no iba tan horrible como imaginó, al despertar imaginó que estaba ad portas del infierno, pero esto parecía más una introducción de trabajo que un trato de esclavo. 

Intentó poner atención a lo que decía Sasuke, estaba cansado. 

- Serás mi sombra, estarás presente en mi día a día, pero en silencio y obediente.

Naruto no podía creerlo, desde que era pequeño tenía problemas para seguir reglas tan estrictas. No sólo padecía de déficit atencional, sino que además era hiperactivo y con una fuerte tendencia a llevar la contra. Intentaría con todas sus fuerzas no cagarla en ese lugar.

Le pareció que el jefe era un pedante con aires de superioridad. Nunca le gustó la gente así. Ironías del destino que terminara sujeto a uno de esos tipos de esa manera. De pronto, el rubio se percató de algo. ¡Estaban ligados de por vida! Y además habían firmado un contrato indisoluble con testigos presentes y un juez castigador. De alguna forma era igual a un matrimonio. 

estaba tan perdido en sus pensamientos que sólo notó que Sasuke se había detenido cuando chocó con su hombro mientras se daba vuelta para hablarle de frente.

- Hey, despierta. ¿Estás escuchando alguna palabra de lo que digo?

Naruto pestañeó un par de veces, sorprendido.

- Lo siento, he puesto toda mi atención en sus palabras, lo juro.

- No jures en vano.

- Está bien. 

Sasuke entrecerró los ojos analizándolo.

- No creo ni una palabra, estoy seguro de que no podrías repetir nada de lo que dije. En ese caso, iremos directo al grano y aprenderás sobre la marcha.

- Puedo con eso. 

- Bien - lo miró mientras acariciaba el mango de su espada inconscientemente, como si sopesara algo. - ¿En qué pensabas tan intensamente?

La pregunta lo agarró por sorpresa, ¿Que en qué pensaba? se preguntó a sí mismo haciendo memoria. Apenas llegó la respuesta a su cabeza se dio cuenta de lo humillante que sería confesarlo ante Sasuke Uchiha. ¿Qué le diría? ¿Que pensaba acerca de su matrimonio imaginario? Sus mejillas delataron sus nervios.

- En nada, es sólo el cansancio.

- ¿Quieres seguir durmiendo? Ya dormiste 3 días. 

- No, claro que no, pero creo que debería guardar reposo, no digo que lo esté pidiendo, ni que lo vaya a hacer, por supuesto. No me atrevería, ni siquiera intento insinuarlo, es sólo que es normal, pero se me pasará rápido, normalmente soy muy resiliente, cuando estaba en... - Había comenzado a disparar con ametralladora las palabras, tan rápido que el fin de cada palabra se confundía con el inicio de la siguiente.

- Detente, para, es suficiente, Dios, divagas demasiado. No importa, no quiero saber, sigamos.

Naruto se alegró secretamente de que no siguiera insistiendo, era pésimo mintiendo. 

Sasuke comenzaba a dudar de si había sido buena idea dejarlo con vida. Al menos era agradable de ver y escuchar, era bonito y su voz tenía algo atrayente que causaba simpatía. Tal vez lo toleraría.

De pronto Suigetsu les cortó el paso. No era un Uchiha, pero constantemente cruzabba la línea de la insolencia, sin recibir sanción alguna. Era sorprendente la paciencia que le tenía Sasuke. De hecho Itachi primero, y los demás en la mansión, asumían que aunque no lo expresara, tenía un gran afecto por el chico. ¿De qué otro modo podría aguantarlo si no?

- ¿Puedo jugar yo también con él? - preguntó con una sonrisa de oreja a oreja, tan tierno se veía que daba escalofríos, tenía dientes de tiburón, eran afilados, encajaban perfectamente unos con otros y estaba muy seguro de que tenía más dientes que lo normal.

- Por supuesto que no. - Sasuke fue tajante.

- Qué lástima. - Puso un puchero como si realmente se hubiera amurrado como un un niño. Caminó hacia Naruto y se inclinó hacia su cara, tan cerca que Naruto se puso turnio. Se tomó su tiempo mirándolo, era muy incómodo, realmente le dieron ganas de empujarlo.

- Es bien mono, tiene suerte. - Profirió en voz alta. - No estarías vivo si no. 

Naruto sintió un nervio recorrerle el cuerpo entero. No sabía si tomarlo como un halago o una amenaza siniestra.

Sasuke lo tomó de una oreja y lo sacó lejos. Naruto lo agradeció en silencio, aunque estaba seguro de que eso sería abuso laboral si las leyes corrieran para estas personas. Todo el mundo lo sabía, antes de esta semana nunca había visto a un Uchiha, pero todos hablaban de ellos. Como una leyenda urbana, estaban fuera del sistema y cargo de todo lo importante en él.

Siguieron camino, los pasos de Sasuke eran casi dos pasos de Naruto, era más alto que él, pero no tanto como Itachi.

- Esta es mi oficina.

Habían llegado al lugar donde pasarían más tiempo juntos. Más que oficina, pensando en un modesto escritorio con lámparas, artículos de papelería y un computador, este hombre tenía a su disposición un loft en el tercer piso, con grandes ventanales y todas las comodidades y necesidades cubiertas.

Naruto no pudo evitar quedar boquiabierto. 

- Puedes hacer lo que quieras en este lugar, siempre que no me interrumpas, ni distraigas, ni rompas nada. Debes estar 100% del tiempo disponible para lo que sea que te pida y debes cumplirlo efectiva y rápidamente. 

Naruto asintió. Eran términos más que razonables. 

Sasuke se dedicó a hacer no se qué cosa, pero lo que fuera, lo hacía constante y frenéticamente. Con dos enormes pantallas, tecleaba a toda velocidad y movía el mouse cada tanto. Sin prestarle la menor atención al rubio, que aprovechó para echarle un vistazo a todo. Encontró un aparato precioso, apretó un botón y salió un chorro de café hirviendo. Sasuke se detuvo inmediato y lo miró gélidamente. 

- Eres tan irritante, ¿porqué no va a sentarte en los sillones de la esquina del ventanal? - lo formulaba como una pregunta sugerente, pero era una orden. 

Desilucionado, Naruto fue hacia el otro estremo del lugar en busca de los famosos sillones. No se había fijado antes lo maravillosos y cómodos que se veían, básicamente unos sacos rellenos, listos para lanzarse encima. Se vio tentado a hacerlo, miró furtivamente a Sasuke y decidió abstenerse. 

Se echó sobre uno de ellos y se pasó las manos por detrás de la cabeza mientras observaba la vida fuera de la mansión. A diferencia del otro día, no había lluvia. El sol le daba un toque glamoroso a los jardines. La primera vez le había parecido un lugar tan tenebroso que no podía creer que estuviera apreciando lo mismo.

Sin darse cuenta había caído en un profundo sueño.

Se encontraba visitando a su abuelo con tanto ramen como para llenar un caballo, cuando la voz grave e insistente de Sasuke lo despertó de golpe.

Del sobresalto se levantó de un salto, dando de lleno contra la cara de Sasuke que lo estaba agitando del hombro para despertarlo.

- Maldita sea - Masculló el moreno mientras se apretaba la boca con la palma de la mano. Naruto en cambio fue más escandaloso, lloriqueó del dolor en el labio y los dientes, pero principalmente por el collar que había soltado una pequeña descarga. Sin embargo a Sasuke le había tocado peor, su labio inferior sangraba profusamente.

Pasado el rato y cuando ya no sangraba, Sasuke lo miraba echado sobre un sillón con un brazo a cada lado y el labio hinchado y con una cicatriz que contrastaba con todo su aspecto impoluto. Su mirada lo estaba taladrando, no sólo la había cagado en su primer día, sino que la había súper cagado. Sintió que se encogía en ese sillón, quería que se lo tragara la tierra, encima, había sido su primera vez tocando labios ajenos con los suyos. No era como se lo había imaginado. Estaba ofuscado, soñaba con besar románticamente a una chica guapa que estuviera total y perdidamente enamorada de él. Por supuesto nunca quiso atacar al Uchiha. 

- Lo siento mucho, lo juro. 

- Ya lo dijiste. - su respuesta seca lo agobió aún más.

De pronto sonó su celular y se levantó a contestar la llamada lejos de Naruto. Alguien tocó la puerta y Naruto se apresuró a abrirle. Retrocedió un poco al ver quien era, Itachi avanzó sin dudar. 

- Sasuke, recuerda que mañana tenemos que ir a tu fiesta de compromiso. Sakura va a... ¿Pero qué mierda? - Se frenó en seco al ver el estado del perfecto rostro de su hermano. 

Sin pensarlo se volteó a ver a Naruto que también tenía herido el labio, unió los puntos y lentamente volvió a su hermano.

- Sasuke, no sabía que tú...

- Silencio, no lo digas. Te equivocas, no fue así como pasó.

- ¿Te mordió? - De un giro se dirigió hacia Naruto con fervor en los ojos - ¿Atacaste a Sasuke? Te lo advertí.

- ¡No, no lo ataqué! No a propósito al menos. Es que estaba durmiendo y me despertó tan sorpresivamente que yo - nuevamente fue interrumpido, parece que era una costumbre Uchiha.

- No des excusas - Además eran mandones - ¿Qué haremos? Si te presentas así, Sakura va a hacer un show al respecto. 

- ¿Crees que no lo sé? Llevo una hora tratando de solucionar este problema, el idiota ha demostrado traer más problemas que ser una ayuda. El descarado no despertaba y estaba roncando como un condenado.

A Naruto le subió la presión y el ritmo cardíaco, eso sí que era vergonzoso.


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