La puerta se abre, no levanto la vista inmediatamente.
Isaac no aparece hasta unos momentos después. Arroja sus cosas al sofá y casi se deja caer en él.
— ¿hola?— saludo. Su mano se levanta— ¿mucho trabajo?— sé que son las fechas límites para las declaraciones de impuestos, y la oficina donde trabaja Isaac tiene mucho trabajo últimamente. Debió haber llegado hace dos horas.
— demasiado. Había una fila enorme de personas. Aun cuando tuvimos que cerrar las personas se quedaron y tuvimos que quedarnos nosotros hasta que terminamos. Y antes de eso tuve que hacer visitas por toda la ciudad recolectando los documentos de los negocios que asesoramos. Luego atender los teléfonos dando asesorías— empuja con su pie uno de sus zapatos hasta que lo saca y deja que caiga. Hace lo mismo con el otro pie.
— suena pesado.
— es solo que no tenemos tanto trabajo durante el año, hasta estas fechas ¿Por qué dejan algo tan importante hasta el final?— sonrió— apenas tuve tiempo para comer, no lo termine y siento que la cabeza me dolerá en cualquier momento.
— eso es un asunto serio.
— ¿Qué tal tu día?
— mejor que el tuyo, sin duda— no lo digo con la intención de burlarme, pero Isaac se ríe— te invitaría a cenar pero creo que no tienes energía para eso— él gime. Tengo razón, no podrá salir aunque quiera— pero puedo pedir una pizza.
— ¿y papas fritas?
— y papas fritas. Y mientras esperamos podemos ir a la regadera y darnos un baño—silencio. Se asoma por el respaldo del sofá, mirándome.
— ¿juntos?
— creo que dije nosotros, así que…— me encojo de hombros. Lo que Isaac ama más del departamento es la regadera de lluvia— pero solo un baño, porque tengo que abrir al repartidor.
— como si pudiera hacer algo más.
— adelántate, pediré la pizza— Isaac me saca la lengua, pero se levanta con más energía de la que creía y se dirige al baño. Busco el número en mi teléfono de la pizzería que frecuentamos, y pido una pizza de pepperoni y una orden grande de papas fritas.
La regadera ya está funcionando cuando entro al baño.
— te dije que necesitábamos una bañera.
— no necesitamos una bañera.
— yo pienso que si— me da una mirada sugerente. Le doy la espalda, porque no quiero dejarme llevar por el momento— una bañera sería muy útil en momentos como este para tener un baño relajante ¿o pensabas otra cosa, Ollie?
— en el desperdicio de agua que es tener una bañera— su carcajada resuena fuerte en el cuarto de baño. Aun le doy la espalda, me quito la camisa. Nos hemos visto desnudos muchas veces y aun me siento un poco cohibido cuando me desnudo frente a Isaac. Escucho como entra a la regadera. Finalmente le sigo. El agua cae con suavidad sobre nosotros, esta tibia y supongo que es muy relajante cuando estás cansado.
— en serio estoy cansado.
— lo sé. Yo no estaba pensando nada— me da un empujón, riendo. Luego bosteza. Me estiro hasta la repisa donde tenemos la botella de shampoo. Vacío un poco en mi mano y el pongo en su cabello— cierra los ojos— froto su cabello hasta que se hace espuma. Isaac no dice nada pero tiene una expresión de tranquilidad absoluta. Froto su cabello con cuidado, el aroma del shampoo llena el baño.
— esto me gusta— murmura. El agua deja su cabello libre de espuma— ¿me enjabonas también?
— quieres ser mimado hoy ¿no?
— ya que estas…— dice, sonríe. Vuelvo a estirar la mano por el jabón y la esponja—esto sería magnífico en una bañera ¿sabes?
— sí, apuesto a que piensas eso. Tal vez debería dejar que te enjabones tú.
— ¡no! Solo continua— me rio, y paso la esponja por un brazo. Continúo moviendo la esponja por su espalda hasta el otro brazo. Luego por el pecho. Le escuchó una risita cuando bajo por sus costillas— ¿te vas quedar mirándome el trasero?
— tal vez tu tengas que seguir…
— entiendo que te guste mi trasero pero no dejes el trabajo a medias— se burla. Suspiro me agacho, con la esponja. Escucho una risita húmeda mientras comienzo a pasar la esponja por su pierna. Sus manos se apoyan en mi espalda cuando levanta un pie.
— ¿mañana tendrás que trabajar igual?— le pregunto cuando levanta el otro pie. Sus manos me sueltan cuando termino con sus pies, y sigo con la otra pierna.
— posiblemente.
— entonces lleva almuerzo, si no puedes salir a comer al menos puedes comer en tu escritorio.
— buena idea… aun te falta una parte— siento que la cara se pone roja, y otra vez le escucho reír. Sus manos se estiran y me tocan la cabeza, puedo oler el shampoo, así que cierro los ojos. Sus dedos se enredan en mi cabello, un toque suave y relajante. apenas siento que mi cabello queda sin espuma, su cuerpo se pega al mío, su boca me besa el cuello y sube hasta mi boca.
— Isaac…
— aún tenemos tiempo ¿no?— no tengo idea de cuanto tiempo hemos estado en el baño— nunca lo hemos hecho aquí.
— no creo que sea seguro— Isaac vuelve a reírse, me besa otra vez.
— por supuesto que no. además, aunque quisiera no creo que pueda terminar, me quedaría dormido a la mitad— nuestras carcajadas llenan el baño. toma la esponja y la restriega por mi pecho— pero puedo devolverte el favor.
— no diré que no— Me sonríe, se limpia el agua de los ojos y dejo que siga usando la esponja en mi cuerpo. El toque no tiene nada de intenciones sexuales, es solo un baño normal a pesar del os comentarios insinuantes de Isaac. cuando terminamos de enjabonarnos cierro las llaves del agua y me aparto, estiro la mano para alcanzar una toalla, le hago una seña a Isaac para que se acerque a mí y le envuelvo en la toalla, dándole otro beso.
— hasta aquí termina mi trabajo.
— una tina estaría mejor— refunfuña. Luego estira la mano, con la toalla y la pasa por mi mejilla— pero gracias.
— no fue nada— alcanzo la otra toalla. Apenas terminamos de vestirnos cuando escucho que llaman a la puerta. Pago la comida y regreso a la sala, donde Isaac esta sentando en el piso frente al televisor. Ha sacado una de esas bebidas con poco alcohol sabor manzana.
— comida— estira las manos hacia mí, pero no hace el intento de levantarse. Le paso las cosas, y él no tarda en llevarse una rebana de pizza a la boca.
— tu cabello aun esta mojado— si me escucha no lo demuestra. Busco una toalla y me siento tras él— si vas a dormirte pronto no lo hagas con el cabello mojado— le digo, frotando la toalla por su cabeza.
— ¿a quién le importa? Es cabello. Ni siquiera lo tengo como tú— su mano se estira hacia atrás, hacia mí, hasta que toca mi cabello— ¿podemos hacer esto todas las noches que llegue cansado?
— por mí no hay ningún problema— se ríe, y pone una papa frita en mi boca.
— mañana te secare yo el cabello— me pasa otra papa frita, y reclina la cabeza en mi pierna. Contengo un suspiro, porque me gustan mucho los momentos como este que tenemos de vez en cuando.