Tarareo la canción final de la serie de anime que estoy viendo en casa de Oliver. Me estiro y pongo el siguiente capítulo al mismo tiempo que la puerta del baño se abre y Oliver sale.
— lamento la tardanza— le hago un gesto con la mano.
— no me esperabas, está bien— como no tenía nada que hacer y estaba aburriéndome, llame a Oliver cuando estaba por llegar. Técnicamente una visita sorpresa. Oliver estaba por entrar a bañarse así que me quede viendo series en su computadora.
— ¿esta interesante?
— no tanto como esperaba.
— ¿quieres hacer algo? ¿Salir?
— ¿no puedo solo venir a pasar el rato con mi novio?— su cara se pone roja, subiendo de tono de forma graciosa: Primero un poco rosa, luego un tono rojizo, hasta llegar al rojo.
— sí que puedes. Era más un intento de invitación a si querías hacer algo más, pero si quieres quedarte aquí iré por sodas y palomitas para seguir viendo series— le sonrió, rodando un poco en el sofá donde estoy.
— ¿iras a la tienda por eso, por mí?
— a la cocina en realidad— también me sonríe. Me rio, mientras él va a la cocina. Escucho los pitidos que emite el microondas cuando lo enciende. El capítulo ya comenzó, así que me concentro en la pantalla. Unos minutos después, Oliver se sienta en el piso, frente a mí. La pantalla es muy chica para que estemos cómodos en el sofá. Pone un tazón de palomitas a mi lado y me pasa una lata de soda— solo tengo de este sabor.
— está bien— la soda no me gusta mucho.
— ¿de qué me perdí?— meto la mano en las palomitas y me pongo a contarle lo que estuve viendo antes de que llegara. Tengo la cabeza de Oliver tan cerca que puedo ver su cabello húmedo aún. Vuelvo a poner los ojos en la pantalla.
Oliver se ríe, hace comentarios y me responde normalmente mientras vemos la serie. El cambio que tiene cuando estamos a solas es increíble. Él no tiene problemas al hablarme y creo que poco a poco tiene más confianza para hablarme de las cosas que le gustan.
Al final, hemos terminado la serie a base de palomitas y sodas.
— deberíamos ir a comer… o cenar— no me levanto del sofá. Afuera está anocheciendo.
— ¿tienes alguna sugerencia?
— bueno, yo vine aquí, podrías invitarme a donde sea que vayas aquí cerca— y así tal vez podríamos besarnos… no me importa si él me besa o yo lo beso, quiero que nos besemos. Podríamos estar caminando las calles, o en un parque ¡Incluso aquí! aquí nadie nos ve.
— ¿Isaac?
— ¿Qué?
— que lo único que hay cerca son pizzerías y un McDonald’s— hago una mueca.
— la pizza suena bien— me levanto a lavarme las manos, siento los dedos grasientos por las palomitas. Hay una pequeña mesita junto al lavamanos. Sonrió al ver los objetos que hay allí— ¡Oliver!
— ¿sí?— me seco las manos apresuradamente y salgo del baño agitando un cepillo para cabello y un bote de gel fijador.
— siéntate— yo me siento en el lugar donde estaba y golpeo con el pie el piso frente a mí. Oliver me mira con duda— desde que te conocí he querido tocar tu cabello— la comprensión brilla en sus ojos, y luego camina hasta mí. No miento, su cabello rizado hace que mis dedos piquen por querer tocarlo.
— si quieres tocarme el cabello solo hazlo. No necesitas peinarme.
— lo sé, pero quiero hacerlo ahora— doy unos golpecitos con el cepillo en mi rodilla. Oliver se sienta en el piso, dándome la espalda y dejando su cabeza a una altura cómoda para mí que estoy en el sofá, y por fin puedo hundir mis dedos entre sus rizos. Aun se siente algo húmedo por el baño. Casi suspiro de placer— ¿no te gustan?
— ¿mi cabello? Me gusta.
— debes estar acostumbrado a que te quieran tocar— flexiono los dedos, presionando algunos rizos.
— a veces. Siempre son mujeres.
— Oh— puedo imaginarlo. No es que me guste mucho la idea de saberlo porque ¿Por qué tendrías que tocar el cabello de alguien más si no lo conoces? Yo quería tocar su cabello pero siempre me contuve— eso es porque que un chico te toque el cabello puede verse un poco extraño. Eso no significa que no quieran tocarlo. Más aún si saben que te gustan los chicos, su heterosexualidad se pone frágil.
— ¿seguimos hablando de cabello?— me rio, y le doy un empujón. Me obligo a sacar los dedos de su cabello y tomar el cepillo.
— ¿y te agrada que lo hagan? Que te toquen el cabello.
— sí, estoy acostumbrado tengo dos hermanas mayores y siempre se la pasaban peinándome y tocándome el cabello, enseñándome sobre productos y como cuidar mi cabello.
— oh… no vi que tuvieras algún producto especial— paso el cepillo por su cabello. Los rizos se estiran un momento y luego vuelven a tomar su forma con un pequeño rebote.
— no los uso. Me basta con esto— me rio.
— eso dará envidia de muchas chicas si lo saben— su cabello es suave y es muy relajante pasar el cepillo por él. Incluso Oliver cierra los ojos e inclina la cabeza hacia atrás— es más suave de lo que esperaba— podría hacer de esto una actividad cotidiana. No se lo digo porque tal vez vaya a ponerse nervioso si digo eso de pronto— ¿se siente bien?
— si…
— no te vayas a dormir.
— no tengo sueño. Solo es… cómodo. Nadie me peina desde que era niño. Es relajante— con cada pasada del cepillo, el cabello parece más esponjoso. Ya entiendo porque el gel fijador. Estaba convencido de que Oliver tenía una rutina de peinado para sus rizos y es algo decepcionante que no la tenga.
— ¿les das forma de alguna manera? ¿Tengo que presionarlos? ¿Enrollarlos?— dejo el cepillo a un lado. No estaba enredado, debió peinarlo antes de salir del baño, lo que hizo más sencilla mi tarea. El gel fijador tiene un aroma suave.
— no, solo pongo el gel con los dedos— hundo dos dedos, los froto en mis manos y la vuelvo a pasar por su cabello.
— Wow…— otra vez tienen aspecto húmedo y parecen más rizados que antes. Paso mis manos por mis pantalones para limpiarlas, y vuelvo a su cabello para terminar de peinarle— voltea hacia mí— Oliver lo hace. Acomodo el cabello en su frente— listo. Termine— él me sonríe. Como quiero besarlo ¿si lo hago se asustará?
— ¿vamos por esa pizza?
— vamos— le extiendo la mano para que se levante. El beso puede esperar. Salimos de su departamento tomados de la mano.